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La política es una práctica colectiva, constituida ir un tejido de actividades desarrolladas por individuos y
grupos. Incluyen la manifestación de una opinión o la participación, o la abstención, electoral, la negociación
de un acuerdo o la profesionalización como dirigente o funcionario. La política se presenta como un proceso o
una secuencia de actividades que se encadenan e influyen recíprocamente.
Estas conductas individuales y de grupo se ajustan a ciertas pautas y se organizan en las instituciones. Estas
condicionan y posibilitan estas conductas: suponen una limitación, pero garantizan también una oportunidad.
Las reacciones ante un hecho son variadas y a menudo contrapuestas. La unanimidad de respuestas es muy
poco frecuente ¿Qué explica las diferencias en las reacciones de los potenciales actores? ¿Por qué no todos los
sujetos responden del mismo modo ante un mismo hecho? Se han desarrollado dos modelos ideales para
explicar la acción política y sus diferencias:
El modelo económico/racional parte del supuesto de que cada individuo es un actor racional, con
preferencias definidas que determinan su conducta en el ámbito político. Los individuos persiguen
objetivos claros, cuentan con información veraz sobre los costos y los beneficios y conocen que medios
necesitan para hacerla efectiva. Cada sujeto, por tanto, decide intervenir o no intervenir en la política en
función de sus objetivos, de su análisis de costos y de los recursos que maneja. Solo se movilizará si
entiende que de su actividad ha de seguirse un efecto positivo para su objetivo y se inhibirá si no
extrae esta conclusión o si la faltan datos o medios para desarrollarla. Acción política visión
instrumental (protagonista = “egoísta ilustrado y calculador”).
Se inspira en la metáfora de la política como un mercado ideal, constituido por los intercambios
interesados entre agentes económicos.
Ante la visión que dice que la genética y la neurología predecirían mejor que estos dos modelos las posiciones
políticas de los sujetos, se replica que la propia evolución de la especia humana depende de fenómenos
sociales y culturales puesto que los humanos son capaces de influir sobre su propia evolución.
3) UN FILTRO DE PREDISPOSICIONES
El filtro eta constituido de propensiones u orientaciones que el individuo ha interiorizad previamente y que le
ayudan a definir su intervención en el proceso político. Por un lado, le facilitan la lectura, la comprensión de las
situaciones, los mensajes o las conductas ajenas. Por otra parte, le preparan para organizar sus reacciones y
adoptar un determinado comportamiento.
Una de las tareas de la ciencia política es la identificación de actitudes políticas y la medición de su intensidad.
Ha sido el análisis conductista el que se ha aplicado a reunir datos observas que se desprenden de las
relaciones de los ciudadanos con la política, así se han elaborado escalas de actitud. Cuando no es muy alta la
confianza en a sinceridad de las respuestas a una pregunta directa es preferible recurrir al análisis de otros
datos sobre el sujeto que pueden revelarnos indirectamente el grado de su interés por la política.
Orientaciones cognitivas lo que el ciudadano aprende por sí mismo y lo que cree saber (por
influencia de otro) respecto de un objeto político (situación, personaje, institución,…).
Orientaciones afectivas reacciones emocionales ante objetos políticos que provocan afecto, rechazo
o indiferencia.
Orientaciones valorativas predisponen para emitir un juicio de valor sobre el objeto (es positivo vs
negativo, conviene vs no conviene…)
Orientaciones intencionales tendencia a actuar en un sentido o en el otro (participando vs
inhibiéndose).
Cada sujeto incorpora una serie de actitudes. Suelen formar parte de dicho combinado el interés por la política
la conciencia de la propia capacidad de influir en ella (eficacia política), la afinidad con posiciones ideológicas
(derecha vs izquierda), la proximidad a partidos políticos o la valoración del sistema político y sus instituciones.
Los objetos políticos que sirven como “estimulo” y que exigen una reacción son:
Cada uno de estos objetos puede actuar como un estímulo y desencadenar una determinada reacción en el
sujeto, basada en sus actitudes. El dato que produce la reacción es el mismo. Sin embargo, no solo es
percibido de forma diferente: también es acogido con emociones valoraciones y conductas diversas.
La formación y modificación de las actitudes políticas se atribuyen ante todo a las experiencias de
carácter personal que un individuo acumula a lo largo de su vida y en algunas etapas de la misma
(juventud, infancia). Esta concepción pone el acento en un tratamiento psicológico de la interiorización
de actitudes.
La generación también se vincula a la pertenencia del sujeto a un determinado colectivo. Cuando en
este grupo predomina un modelo cultural (creencias, valores, ideologías), los individuos del grupo
acuden a dicho modelo para responder a los estímulos políticos. Esta aproximación pone el énfasis en
el tratamiento sociológico de la cuestión.
Determinadas actitudes pueden ser resultado de la influencia de propio contexto institucional. El
funcionamiento continuado y regular de las instituciones democráticas tendría un efecto sobre las
predisposiciones de algunos sujetos, dispuestos a reaccionar de modo diferente a quienes san crecido
y se han educado en un contexto donde no existen tales instituciones o donde no cuentan con tal
asentamiento prolongado.
El nazismo alemán: dos interpretaciones sobre el origen de las actitudes
Los verdugos voluntarios Daniel Goldhagen. Tras examinar las biografías de los miembros de los
batallones no encontró ningún rasgo anómalo. Da una explicación de origen social y no individual: los
hechos analizados se explicarían por la existencia de una actitud antisemita general en la cultura
hegemónica alemana elaborada históricamente y transmitida por las estructuras sociales.
Se cuestiona hasta qué punto las actitudes políticas de un sujeto están organizadas con un cierto orden. Esto
no significa que este sistema personal, estable y coherente que organiza las actitudes de un individuo sea
inmune a las contradicciones. Se pueden producir tensiones internas cuando se modifican de manera
sustancial las condiciones de su entorno. En otros casos, el factor desestabilizador puede ser el impacto de un
fenómeno que modifica la percepción que el sujeto tiene de la política. Estas incongruencias internas
producían malestar. El individuo tratara de sustituir o modificar alguna de sus orientaciones básicas,
adaptándolas a las nuevas circunstancias el sistema de actitudes presenta un equilibrio dinámico. También
hay quien reacciona a estas contradicciones adoptando ña estrategia del avestruz: tiende a ignorar el factor de
incomodidad o a disminuir su importancia (por ejemplo, a través de la selección de fuentes de información,
periódicos).
No siempre vale con estas estrategias para compensar las tensiones internas. Porque en las sociedades
desarrolladas la mayoría de los ciudadanos se ve sometida a presiones exteriores. A veces se trata de presiones
difusas como las que vehiculan determinados mensajes de los medios de comunicación y la publicidad que
contienen, o en intentos deliberados de difundir una ideología o doctrina (campañas emprendidas por líderes
políticos, organizaciones confesionales… que toman como punto de arranque la exaltación de las
contradicciones de los sujetos y de la inestabilidad de algunas de sus actitudes).
El sistema de actitudes y predisposiciones que pueden identificarse e un individuo suele ser compartido por
varios sujetos (los jóvenes participan a menudo de un sistema de actitudes que los distingue de los adultos o
de los ancianos).
La cultura política es el atributo de un conjunto de ciudadanos que siguen una misma pauta de orietaciones o
actitudes ante la política. Cuando una serie de actitudes se distribuye de la misma dform entre los individuos
de u grupo determinado (étnico, religioso, social, etc.) se afirma que dicho colectivo comparte una misma
cultura política.
El concepto de cultura política fue de Gabriel Almond y Sidney Verba (The Civic Culture). “La cultura política de
una narración consiste en ña particular distribución de las pautas de orientación hacia objetos políticos entre los
miembros de esta nación”.
Las orientaciones o actitudes que se combinan en una cultura política son: cognitivas, afectivas, evaluativas e
intencionales. Sus objetos de referencia son las que comentamos en el punto 4.
Para rastrear la existencia de una misma cultura política en una determinada comunidad se perfilan las
actitudes individuales a partir de los datos obtenidos en encuentras por muestreo. Aparecen en ocasiones
pautas o combinaciones actitudinales que se repiten con frecuencia en el grupo. Esta repetición es a que os da
a entender la presencia de una cultura política, esto es, la presencia de un conjunto predominante de actitudes
que tiende a orientar las conductas de los miembros del colectivo en una misma dirección.
El concepto de cultura política no equivale a una mayor o menor acumulación de conocimientos sobre
a política. También colectivos con menor información política poseen una cultura política basada en
una serie de actitudes comunes y no en la acumulación de erudición.
La cultura política es siempre un atributo colectivo que corresponde un grupo, no a un individuo. El
individuo participa de la cultura política de dic grupo en cuanto pertenece al mismo: el individuo no
posee una cultura política, sino que “es poseído” por la cultura política del grupo del que forma parte.
En el s. XXI las sociedades occidentales se han homogeneizado, se han desdibujado las subculturas y se han
debilitado los mecanismos de transmisión especialmente los del estado (escuela) y grandes organizaciones de
masas (parti, sindi…). Han adquirido mayor influencia los medios de comunicación.
Una de las preguntas clásicas de la ciencia política se refiere a las razones que pueden explicar la consistencia
o la fragilidad de un sistema político. Su funcionamiento más o menos efectivo puede atribuirse al diseño
correcto de las instituciones que lo configuran.
La cultura política nos da una clave interpretativa: según sea el sistema de actitudes políticas predominante en
cada sociedad variara el rendimiento de un mismo cuadro institucional, porque estas pautas dominantes son
las que orientan la conducta de los actores y los inducen a reaccionar de un modo y no de otro, en función de
como entienden la política y como se sitúan ante ella.
Cuando esta cultura política dominante se ajusta a ñas necesidades del sistema institucional, se asegura en
mayor medida la continuidad de dicho sistema. Si no hay congruencia se darán situaciones de inestabilidad
roñica (ejemplo de sistema democrático y actitudes cívicas).
Analizaron las actitudes políticas e la población de cinco países tres tipos ideales.
Cultura cívica o participativa Compartida por individuos inclinados a introducir sus demandas en el
proceso político, a intervenir en el mismo e influir sobre el gobierno y sus decisiones (interesados en
inputs).
Cultura de súbdito Compartida por individuos atentos a la decisiones de las instituciones que
afectan positiva o negativamente a su situación o a sus intereses, pero poco conscientes de su
capacidad de influir a dichas decisiones (outputs).
Cultura localista o parroquial Sujetos que solo tienen una vaga referencia sobre el sistema político
o que llegan a ignorar su existencia. Limitación a relaciones cara a cara y permanecen marginales,
indiferentes o apáticos respecto política.
En la práctica, las sociedades albergan individuos que respetan rasgos de los 3 modelos. Cuanto más
sólidos los rasgos de una cultura cívica, se había conseguido una mayor estabilidad de las instituciones
democráticas. Así, la noción de cultura política permitió relacionar los aspectos estructurales de la política
(instituciones) y los aspectos funcionales o de proceso (actitudes y comportamientos).
La relación entre culturas políticas e instituciones se ha planteado acudiendo a otras aproximaciones teóricas
(o estilos en la elaboración de políticas públicas): neoinstitucionalismo de corte histórico y capital social.
El punto de partida es la constatación de que las democracias son más estables allí donde existe una mayor
densidad de un capital social que se genera en la tendencia de los ciudadanos a asociarse en entidades
económicas, culturales, cívicas, etc. Constituyendo una red de conexiones interpersonales.
Para otros autores, la confianza social que fundamenta las democracias más estables se relaciona más con el
grado de igualdad socioeconómica de una sociedad que con su densidad asociativa. A más igualdad, mayor
confianza interpersonal y con ella un mayor compromiso con el funcionamiento de las instituciones
responsables de los asuntos comunes.
Se ha analizado el posible impacto de internet sobre el fomento del capital social al incrementar las
posibilidades de relación y constitución de grupos. Otros perciben esa conexión como una relación menos
sólida que la del contacto personal directo o incuso como un factor de ahusamiento en lugar de vinculación
hasta llegar a constituirse guetos virtuales.
La idea de capital social expresa la existencia de un conjunto de valores compartido que se aproximan a la
noción de cultura cívica o participativa (Putnam). De este modo entran en contacto las dos formas básicas de
explicar el comportamiento político. Por una parte, una la versión moderada del individualismo economicista
(acción propio interés), por otra parte, la versión estructural (acción norma). En este sentido, la noción de
CS serviría para conciliar la explicación del interés propio y la explicación del valor de la solidaridad: el
altruismo (corto plazo) se combinaría con la utilidad (a largo plazo) de conservar la indispensable cohesión
social y la estabilidad de las instituciones.
Índice de confianza interpersonal en que se sustenta la idea de capital social porcentaje de personas que
está de acuerdo con la frase: “Se puede confiar en la mayoría de la gente”. La media eta en torno a 30%.
CAPÍTULO 18: LOS VALORES Y LAS IDEOLOGÍAS
Las actitudes políticas suelen mantener una coherencia. El conjunto de los valores que un sujeto respeta y sostiene
estaría en la raíz de su cuadro general de actitudes y les daría una cierta unidad.
Entendemos por valor la cualidad atractiva o deseable que asignamos a determinadas situaciones, acciones o
personas. A tribuimos valor o desvalor a un objeto o a una situación cuando declaramos que nos parece bien o mal.
Los valores se presentan como herramientas que generan coherencia en el sistema de actitudes uy como últimos
factores explicativos de sus comportamientos. La tradicional división entre derecha (valores de libertad y seguridad)
e izquierda (valores de igualdad y justicia) se asocia a dos valores distintos. En el terreno del comportamiento
político nos interesan los valores como fenómenos sociales y como fenómenos históricos. Los valores no son
construcciones individuales: resultado de un dialogo colectivo en el seno de un grupo generacional, familiar,
religioso, social, etc. De cada cuadro de valores se deprende también un sistema compartido de actitudes políticas y
las conductas que derivan de ellas.
La siguiente imagen presenta un esquema con las relaciones entre valores, cultura política y conducta.
Las grandes mutaciones técnicas y económicas han comportado cambios en los sistemas de valores dominantes. En
menos de 100 años hemos asistido a dos grandes transformaciones; el tránsito de las sociedades agrarias a las
sociedades industriales, y el tránsito de estas a las sociedades postindustriales o de la información.
Los cambios no se producen siempre de modo general en todas las sociedades. El examen orecios de cada caso nos
revela que en una misma sociedad coexisten sistemas de valores diferentes. Esta disputa es esencialmente política,
la política expresa un conflicto entre los valores o sistemas de valores que una sociedad alberga. De ahí que la
política haya sido definida como la actividad colectiva que asigna y distribuye valores de manera vinculante (Easton).
Un indicador de las transformaciones estructurales y de valores puede darlo la distribución de la población activa
ocupada en cada uno de los sectores económicos. Esta distribución nos da una pista de la presencia de diferentes
sistemas de valores en el seno de una misma sociedad y la posición respectiva que puede tener cada uno de ellos.
Con frecuencia, el comportamiento político de un sujeto o de un grupo se justifica expresamente como una
derivación necesaria de la ideología a la que se adscriben.
Por ideología entendemos un conjunto compartido de conceptos y valores que retenden describir el universo
político, señalar objetivos para intervenir en el mismo y definir las estrategias necesarias para alcanzarlos. Este
conjunto de conceptos y valores presenta unos rasgos característicos:
Tratan de ofrecer un aspecto sistemático, ordenando conceptos y normas relativos al conjunto de las
relaciones sociales y políticas.
Tienen una clara función instrumental (sirven para señalar objetivos, amigos vs enemigos, movilizar apoyos y
vencer resistencias).
Simplifican la gran complejidad de elementos (señalan lo que les interesa y lo que no).
Suelen manifestarse explícitamente
Son compartidas: no pertenecen a un individuo o pequeño grupo. Son propias de un colectivo numeroso.
Las ideologías pretenden explicarnos la realidad social y política tal y como creen que es y, al mismo tiempo, nos
señalan como debería ser, = tienen carácter militante: se presentan explícitamente y hacen proselitismo para
conseguir su máxima difusión. Transforman los sistemas de valores en instrumentos para la acción política directa,
justificando determinadas intervenciones en el proceso de regulación de conflictos. Este afán proselitista explica que
el gran éxito de una ideología consista en ser adoptada por el mayor número posible de individuos y colectivos.
Hasta convertirse en el sentido común de una parte de una comunidad política que adopta como esquema
compartido e indiscutido de entender y practicar la política. Cuando una ideóloga se difunde hasta este extremo y
consigue una posición hegemónica, se convierte en pieza esencial para legitimar los resultados del sistema político
que sustenta.
El termino se atribuye a Antoine Destutt de Tracy (1754-1836), en un tratado sobre la formación de los conceptos
a partir de las sensaciones. Pero fueron Marx y Engels (siglo XIX) quienes situaron el termino en terreno político. En
La Ideología alemana critican la filosofía alemana como manifestación del dominio de una clase social y no como
conocimiento verdadero. “La clase que es la fuerza material dominante es al mismo tiempo la fuerza espiritual
dominante. La clase que tiene a su disposición los medios de producción material sobe también de los medios de
producción intelectual… las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales
dominantes concebida como ideas”. Para M y E la ideología no tiene que ver con el conocimiento o con la ciencia, sin
con el poder. Poco a poco adquiere un sentido más amplio: se califica como tal a todo intento de interpretación de
la realidad social que contenga también un proyecto político. Muchas veces solo se aplica el término a los
adversarios como una connotación negativa (“ellos tienen ideología, yo ideas”).
Combinando categorías y valores en cada uno de estos cuatro grandes capítulos, se van configurando las diferentes
ideologías. Las ideologías contemporáneas cuentan con contribuciones de dos tipos. La ideología socialista no se
explica sin atender a las aportaciones intelectuales de autores del s. XIX y, de manera especial, la obra de Marx.
Pero también depende de la contribución de líderes políticos que a lo largo del s XX desarrollaron programas de
gobierno bajo la etiqueta socialista. Lo mismo puede decirse del liberalismo: aportaciones de Adam Smith, Stuart
Mill o Hayek han sido traducidas y adaptadas en la práctica política por los partidos y gobiernos de orientación
liberal.
La distinción política entre derecha e izquierda tiene su origen en la ubicación parlamentaria que adoptaron los
diputados durante el periodo revolucionario francés. (derecha los de posiciones conservadores /izquierda los más
radicales). Se sigue respetando en muchos parlamentos actuales. A medida que una sociedad acumula nuevas
divisorias o cleavages, la distinción se hace más compleja.
6) ¿CÓMO SE FORMAN Y COMO EVOLUCIONAN LAS IDEOLOGIAS? Donde se encuentra el punto de
arranque que desencadena su cristalización/ cuales son los factores que posibilitan ña combinación de
categorías y valores hasta tomar la forma de un sistema.
Para la visión más extendida, el factor determinante en la formación de una ideología es la defensa de
intereses propios. En su versión mas ruda, ideología es engaño deliberado a los demás en beneficio propio.
En una versión moderada, la ideología se identifica con la racionalización de sus intereses (elemento de
autoengaño).
Otras aproximaciones prefieren localizar el origen de una ideología en una situación histórica
determinada en la que las aspiraciones mayoritarias de la sociedad no son satisfechas por el sistema
político. Ideología como sistema de creencias y valores que refuerza sus aspiraciones de seguridad. La
ideología expresa un modelo social a conseguir y no tanto el reflejo de intereses sociales a preservar.
En ambos casos, es la situación política y social la que engendra ideologías. Se convierten en uno de los recursos a
los qe acuden los diferentes actores sociales para perseguir sus objetivos.
Teología de la liberación formulaba un modelo social alternativo que ponía en tela de juicio los privilegios de los
poderes tradicionales. Pg. 284.
Junto con las ideologías clásicas (Ilustración), en el último tercio del s XX aparecen otras luchas como son el
feminismo, el ecologismo o el altermundismo (oposición al proyecto de globalización neoliberal).
Daniel Bell denunciaba el agotamiento de las grandes ideas políticas que habían arcado la historia del mundo
occidental hasta aquel momento. La política se planteaba en términos mucho más pragmáticos (por los ciudadanos
y dirigentes), importaban los resultados más que las ideas, creciente pérdida de capacidad de movilización de
doctrinas como el socialismo, comunismo y fascismo (al fin de cuentas, son lo mismo) (la cursiva es mía).
Anunciar la muerte de las ideologías es ignorar que los conflictos que son objeto de la política no dejara de estar
siempre acompañados por creencias y juicios de valor.
Pg. 288-289.
CAPÍTULO 20: LA COMUNICACIÓN POLÍTICA Y LA OPINIÓN PÚBLICA
La mayor parte de la experiencia política de los ciudadanos es indirecta, nos llega a través de alguna forma de
comunicación. Como toda actividad social, la política no se concibe sin comunicación, es imprescindible para la
reivindicación, la persuasión y la movilización.
Definición de comunicación política: el intercambio de mensajes de todo tipo que acompaña necesariamente a
la toma de decisiones vinculantes sobre conflictos de interés colectivo. Está presente en todas las fases del
proceso: expresión de demandas, definición del objeto de conflicto, negociación, movilización de apoyos y
adopción de medidas.
En términos ideales los elementos son el emisor, el receptor, el mensaje, los canales de transmisión y los de
retroalimentación.
El emisor: selecciona (en función de sus recursos) el contenido y formato del mensaje, el destinatario y
el canal. Los emisores pueden ser ciudadanos individuales, grupos organizados y sus representantes,
autoridades públicas, etc. Ej: un político puede dar un mitin, hablar en el congreso, poner un tuit, etc. Un
grupo de vecinos puede convocar una manifestación, hablar con la prensa, etc. Los medios, cuya función
en principio sería transmitir esos mensajes, se convierten ellos mismos en emisores al transmitir sus
propios mensajes.
El mensaje, en teoría tiene un destinatario principal. Pero mensaje a los seguidores también es accesible
para los adversarios, o una protesta contra una autoridad para la oposición, y será interpretado filtrado
por las orientaciones políticas previas. El mensaje político contiene información (datos, opiniones,
argumentos, sentimientos, llamamientos…) sobre la que opera la interpretación del receptor. Los
mensajes de impacto político no necesariamente se presentan como tales, son importantes los mensajes
que emiten los actores financieros, la publicidad o determinadas instituciones. Un mensaje político suele
tener un objetivo (directo o indirecto), recurre a unos medios (argumentos y datos, emociones) y señala
un antagonista/obstáculo. Se expresan de diferentes maneras, sobre todo la palabra pero también
imágenes, gestos, acciones (visitar un lugar, cantar un himno, quemar un cajero). Estos símbolos
repetidos pueden ser muy potentes.
El canal. El más simple es el cara a cara, sigue operando en ámbitos reducidos, pero la política de masas
recurre a los mass media, dirigidos a un destinatario colectivo. Diferentes avances tecnológicos han
permitido una transmisión de info cada vez más masiva y inmediata, y la trama de comunicaciones se ha
hecho más densa y penetrante.
La retroalimentación del circuito se produce cuando un emisor pasa a ser receptor y viceversa. En una
conversación es la réplica, en la comunicación de masas está más estructurada, por ejemplo, un sondeo
de opinión. Multitud de emisores-receptores que participan ininterrumpidamente con diferentes
intensidades y ritmos.
3) COMUNICACIÓN INDIVIDUAL Y COMUNICACIÓN DE MASAS
La comunicación política puede ser una relación cara a cara, donde hay un filtro de predisposiciones, unos sesgos
atencionales, unas interpretaciones, etc. Pero además se da un un entorno colectivo. En los grupos hay agentes
más atentos a los mensajes que tras filtrarlos los reemiten hacia su círculo. Two-step flop: del emisor a un líder
de opinión y de este a su ámbito (local, por ejemplo, tu clase si eres el friki que se interesa por la política, más
global si ya ese líder es alguien presente en medios o un influencer). Los emisores tienen esto en cuenta para
amplificar la eficacia de sus mensajes.
Instituciones, partidos y organizaciones sociales han ocupado su espacio en la web, con páginas y perfiles
propios, correos personales, etc. Los ciudadanos pueden también emitir sus mensajes. La digitalización de los
medios tradicionales los hace más accesibles y a escala más global. Para algunos, ha dado más libertad al
permitir intervenir en el debate político sin intermediarios, para otros, siguen siendo los mismos agentes los
que controlan este espacio.
También existe la brecha digital: estos medios no están al alcance de todos. Además, si la información y sus
instrumentos son fuentes de beneficio económico y poder político, hay una división entre quienes los
controlan y quienes no, y por tanto una forma de desigualdad y una fuente de conflicto.
“La violación de las masas” es el nombre de una obra de Tchakhotine. Esta primera linea pone el acento en el
emisor y su capacidad ilimitada de manipulación al receptor. Las masas son un elemento pasivo. De ahí el
peligro para la democracia de que demagogos se apoderen de los instrumentos de comunicación. Ej: los
obvios.
Más adelante, la atención se ha desplazado a la relación emisor-receptor. El receptor aquí es cómplice activo,
porque busca (incluso necesita) el mensaje para compensar la disolución progresiva de los grupos primarios y
los contactos cara a cara. Así, el efecto es un fortalecimiento de las actitudes y opiniones previas, más que una
modificación.
La irrupción de la comunicación audiovisual trasladó el interés del contenido a la forma del mensaje, ya que
según esta visión es esta la que configura la capacidad de percepción y análisis del receptor. “El mensaje
influyente es el propio medio”. Así un medio como la tv ha condicionado la forma de percibir y comprender la
política, porque impone unas exigencias: espectacularidad, personalización, brevedad… Produce ciertos efectos:
se delimita el principal escenario de la comunicación, suplantando a otros (como podía ser el parlamento),
selecciona y filtra las cuestiones sobre las que se transmiten mensajes, selecciona a los actores, impone un
determinado mensaje verbal y no verbal que luego se traslada a otros medios. El resultado es que percibamos
la política como se nos muestra en tv: como un combate dialéctico entre personajes que tienen buena presencia
en pantalla que sintetizan posturas complejas, pero intercambian interpelaciones muy simples y esquemáticas.
Quien no cumple esto es marginado.
Sin embargo, esta hegemonía tiene ahora que competir con los medios digitales. Estos tienen una aun mayor
condensación y simplificación, que no excluye la manipulación. Aumenta la disponibilidad hasta la saturación.
Permite a actores diferentes, de los que muchos no tendrían acceso a los medios tradicionales, participar en
condiciones similares. Esto afecta también a las formas de organización y compromiso político, haciendolas más
abiertas y flexibles, quizá más fugaces y efímeras.
¿Y cómo conocer la opinión pública entre medio? Durante mucho tiempo los medios se adjudicaron ese papel,
ofreciendo su tribuna a personajes relevantes a los que se les atribuye la capacidad de auscultar el estado de
opinión: periodistas, profesores, intelectuales. Esa capacidad también se le presume a los políticos. Entendida
así, no es más que una reconstrucción fabricada por un sector concreto de la sociedad.
Para evitar eso, se recurre a encuestas y sondeos de opinión, que se convierten en instrumentos de
comunicación política. Pretenden averiguar la orientación de los ciudadanos. Encuesta se suele referir a temas
amplios y de mayor calado (ej: inmigración), sondeo a prospecciones breves sobre asuntos de actualidad
(intención de voto, opinión sobre una medida concreta). George Gallup fue el que extendió a la política este
tipo de herramientas que se utilizaban en estudios de mercado.
Actualmente, de la mano de los mass media, son una de las armas de comunicación política más utilizadas.
Algunos dicen que igual que se hace con el tabaco habría que informar de los efectos chungos que pueden
tener. No todas reunen requisitos mínimos para obtener resultados fiables (muestras, análisis de datos), las
preguntas elaboradas por expertos no tienen por qué ser relevantes o discriminativas para ciudadanos de a
pie, se les fuerza a opinar sin posibilidad de información… Total, que termina influyendo y modelando la
opinión pública en lugar de reflejarla. En general, tienen sus beneficios porque permite compensar la poca voz
que tienen algunos sectores en contraste con otros a los que a veces sin mucha justificación se les atribuye ser
“la voz del pueblo”.
Además, los actores políticos aprovechan los resultados de las encuestas para dar fuerza a sus posiciones.
¿Qué importancia tiene la opinión pública para el sistema político?
La opinión pública gana importancia cuando se amplia el espacio para el debate político abierto. El
reconocimiento de la libertad de expresión convierte la opinión pública en una de las principales fuentes de
legitimación del poder político. Así desde el S XVIII se supone que los gobiernos deben seguir los mandatos de
la opinión pública, en una democracia la expresión indiscutible de esta es el voto. En una dictadura aunque no
lo haya, el gobierno se preocupa por la opinión pública de otras maneras, aunque sea para evitar que se
manifieste libremente o para manipularla.
En la política de masas los ciudadanos tienen mayor posibilidad de expresar su opinión públicamente, y los
dirigentes se esfuerzan en captar las tendencias para evitar perder apoyo popular. Esto puede llegar a suponer
un “veto anticipado”, por ejemplo es más difícil subir los impuestos que bajarlos, y es uno de los riesgos de la
“sondeocracia”.
Los ciudadanos pueden carecer de los datos básicos para formarse una opinión, pero esto no debe quitarles
valor para expresar ciertas cosas (ej: mayor proteccion del medio ambiente aunque no sepas como se puede
materializar eso en medidas concretas). En este sentido los estudios pueden servir para ver las prioridades.
Los protagonistas de la vida política recurren constantemente a los medios y los estudios de opinión para
conseguir el favor público y erosionar la credibilidad de sus adversarios. Por eso es importante analizar
cuidadosamente esa información y separar el ruido comunicativo de lo relevante.
Por acción política se entiende la conducta (individual o de un grupo) que incide (de forma directa o remota)
en la gestión de los conflictos sociales. En sus diferentes fases hay diferentes oportunidades de intervención.
La acción política ocupa una porción pequeña del tiempo de los ciudadanos, pues compite con otras
actividades de la vida cotidiana, por lo que suele ser una actividad intermitente, salvo para quienes hacen de
ella su profesión (políticos, periodistas especializados, etc) o para una minoría con gran convicción.
La mayor parte de la actividad política suele estar concentrada en pocos sujetos, aunque en los países de
tradición democrática sea mayor solo un 2% realiza actividades políticas de forma institucionalizada y solo un
30% está adherida a organizaciones políticas.
Otros estudios se fijan más en la especialización y la división del trabajo político, según el tipo de persona. 7
“especialidades:
Inactivos: no intervienen en ningún tipo de actividad política, se especializan en inhibición.
Votantes: se limitan a votar.
Comunicadores: se informan, debaten, critican.
Activistas locales: participan en iniciativas sociopolíticas de sus barrios con reivindicaciones o en
servicios comunitarios
Voluntarios sociales: iniciativas que desbordan lo local con objetivos de alcance general: ecologistas,
solidaridad internacional, etc
Militantes: participan de modo regular en organizaciones estables (partidos, sindicatos, ONGs, etc)
Activistas totales: la política es una de sus preocupaciones principales y recurren a múltiples formas de
intervención.
También se puede hacer una tercera distinción, entre quienes la política es una ocupación profesional
(políticos electos y dirigentes de orgas, periodistas especializados, altos funcionarios) y el resto, que tienen que
compatibilizar la política con sus ocupaciones cotidianas.
Además, la acción política está condicionada por las oportunidades que el sistema político ofrece. Nulas en un
estado absoluto, dictaduras, etc, se limitan a la expresión de la adhesión al poder (encuadramiento forzoso en
organizaciones y asistencia a actos) mientras una minoría se concentra en actividades de oposición de forma
clandestina o semi. Solo el grupo dirigente tiene vías de intervención.
Algunos factores mencionados se solapan y refuerzan, pero por separado, el nivel de instrucción es el mejor
predictor, ya que se asocia a la eficacia política, la sensación de que tu intervención puede tener efecto. También
hay otros factores más relacionados con las experiencias de los sujetos:
Actividad asociativa: la participación en actividades colectivas no políticas (asociaciones culturales,
religiosas, sindicales(?),etc ). Ayudan a tomar conciencia de la propia influencia.
Identificación ideológica: cuanto más intensa, más inclinación a la actividad política. Por eso hay mayor
militancia en los grupos situados en los extremos de las escalas políticas.
Estos factores individuales y de grupo interaccionan, y dan lugar a cierto nivel de confianza en la propia
eficacia política, que en buena medida explica por qué hay gente que se implica políticamente y gente que no.
La acción política puede ser un acto espontáneo y esporádico, sin coordinación ni estrategia previa, como
mandar una carta a un periódico o hacer un graffiti. Pero es más común que la lleven a cabo personas
coordinadas en colectivos o asociaciones con unos objetivos y recursos.
Hay formas convencionales y no convencionales de acción política. Las convencionales son las más aceptadas e
incluso pueden ser promovidas por las élites: discusión, voto, afiliarse a partidos, exigir derechos reconocidos
legalmente, etc. Las no convencionales o acciones políticas de protesta son las que independientemente de su
objetivo son rechazadas por una parte de la comunidad: ocupaciones de locales, sentadas, cortes de tráfico, etc.
Entran en conflicto con algunos valores dominantes, pueden ser ilegales y suelen expresar demandas que no
tienen cabida por los cauces convencionales. El estudio de la acción política en sociedades liberal-democráticas
se limitaba antes a lo convencional, hasta que en los años 70 se empieza a tener en cuenta la importancia de lo
no convencional, y ahora se estudian interactivamente, en pie de igualdad.
Hay otras clasificaciones se basan en el nivel de esfuerzo que requieren las diferentes formas de acción política.
Informarse, votar vs participación activa en organizaciones, apoyo económico, etc. El esfuerzo es difícil de
valorar porque depende de las circunstancias personales (por ejemplo, al dar apoyo económico para gente de
diferente renta o participar activamente en función de las cargas familiares, laborales, etc).
La intervención en el proceso electoral puede adoptar muchas formas: acudir a mítines, ser voluntario, apoyar
económicamente, presentarse candidato. Y finalmente la elección del voto. Los estudios se centran en 3
dimensiones del comportamiento electoral: participación, orientación del voto y volatilidad:
Participación: votar o abstenerse. En países de tradición democrática hay más votos que abstenciones.
Menos participativos: EEUU, Suiza. Más: escandinavos, alemania, italia. Suele haber estabilidad, aunque
hay una tendencia a la baja en democracias consolidadas. También varía según el tipo de elecciones: más
participación en las vistas como importantes (generales) vs las europeas o las regionales. También influye
el hecho de que haya una competencia reñida e incertidumbre sobre el resultado.
Votar o no votar: ¿donde reside la anomalía?
¿Por qué hay más votantes que abstencionistas? Desde una perspectiva racional, el coste que supone informarse,
decidir y el acto de votar no compensa, por la poca influencia del voto. Sin embargo, desde una perspectiva
sociocultural, se explica la inclinación al voto, ya que se considera una obligación cívica, y la abstención se lee
como dejación de responsabilidad. La marginación social propicia la abstención, y la integración e identificación
con esos valores el voto.
Orientación: ¿cómo elige la gente a quién vota? Entre las muchas propuestas electorales, la inmensa
mayoría de los votos se concentran en unas pocas. A veces esta concentración es muy drástica
(bipartidismo). Los factores que influyen varían según el contexto.
Sociales e históricos: los cleavajes que atraviesan cada comunidad hace que los electores orienten
su voto en función de su posición social ante la divisoria principal (social, nacional, religiosa, etc).
Relacionados con las actitudes: afinidad ideológica, imágen personal de los líderes y voto en
anteriores elecciones.
Relacionados con el propio proceso electoral: capacidad persuasiva de las campañas y para resaltar
los temas más señalados, tiene una influencia limitada pero con impacto decisivo en el resultado
final.
Reglas electorales: por ejemplo “voto útil” cuando la formación preferida no tiene probabilidades
de éxito.
Volatilidad: Hay quienes tienen gran constancia en la abstención, el voto, y otros que van variando: se
abstienen o votan, y varían la orientación del voto. Los constantes, en general son más participativos y
fieles a una misma orientación política. Un factor que explica el zapping político-electoral de muchos son
los cambios culturales ocurridos en otros lugares.
El voto contiene una decisión individual que sumada al resto se convierte en un hecho político colectivo. Y
tiene principalmente tres funciones: producir gobierno, representación y legitimidad.
Una amplia mayoría discute y opina sobre política en contextos informales con relativa frecuencia, y tiende a
aumentar el número de los que suscriben peticiones o participan en manifestaciones pacíficas. Sin embargo
disminuye la afiliación a partidos, sindicatos y organizaciones que eran el vehículo habitual de la movilización
en el siglo pasado. La pérdida de atracción de las formas de participación tradicionales no implica apatía o
desinterés, sino que se explica por la socialización de las nuevas generaciones bajo pautas culturales
“posmaterialistas”, que entienden la participación de otra forma, más esporádica y flexible.
Lo convencional y lo no convencional no es algo estático, sino que evoluciona, pues depende de la valoración social
de los diferentes tipos de acciones. Por ejemplo, las huelgas, prohibidas en origen, legalizadas ahora.
Hasta los 70 las formas no convencionales no se tenían muy en cuenta y eran vistas como
expresiones de anormalidad prepolítica. Con los movs por los derechos civiles de la comunidad negra
se empiezan a tener en cuenta como instrumento interesante y útil. A esto se incorporan también los
movs antimilitaristas, feministas y ecologistas.
Aparecen grandes manifestaciones capaces de movilizar a amplios sectores, con el apoyo de las TICs
y utilizando la protest como espectáculo mediático cuyo culmen pueden ser las movilizaciones
antiglobalización.
La elección de una u otra forma de acción política se ha relacionado con la valoración que cada sujeto
hace del sistema político en su conjunto (positiva para los que eligen la convencional, “apoyo difuso”,
negativa para la no, abarcando de lo reformista a lo revolucionario). Desde los 80 la división es menos
tajante, muchos recurren a formas no convencionales sin haber un rechazo de ese tipo, por motivos
de conveniencia y tácticos.
Además, se ha visto una disposición creciente a utilizar ambas formas. Por ello se ha elaborado una
nueva clasificación en torno a 2 criterios: objetivos del actor político y formas a las que recurre.
Así hay 5 tipos de ciudadanos:
Se oyen continuamente afirmaciones contradictorias: “la gente pasa de la política” y “todo está politizándose”. Qué
onda con esto
En primer lugar, tiene que ver con los intereses de determinados grupos. A cada actor le interesa que unas
cuestiones sean políticas y otras no.
Por otra parte juega su papel la terciarización de la economía, la hegemonía de lo urbano, la evolución de las
comunicaciones y los modelos de familia, etc que han puesto en crisis estructuras de comunidad y solidaridad
básicas que eran la base de muchas actitudes personales y colectivas ante la política. Ha crecido la atención a
valores posmaterialistas, más relacionados con la expresión de la identidad que con las necesidades básicas, donde
las formas políticas tradicionales (partidos, familia, iglesia) ya no juegan un papel tan relevante.
Todo esto repercute en el modo de hacer política. La ciudadanía es más selectiva en su atención a los asuntos
políticos y a las formas de intervenir, el interés no es por la política en general sino con temáticas específicas que
llaman la atención o afectan más directamente. Suelen recurrir a formas no convencionales. Esto lleva por un lado a
la desintegración de la política en conflictos separados, pero también hay sectores sensibles a los problemas
globales.
Los estudios observan que considerando conjuntamente acción convencional y no convencional, la participación
política ha aumentado en los últimos 30 años, ya que aumenta el interés y la disposición a intervenir. Con la
excepción de la afiliación a partidos y sindicatos y la participación electoral, que van a la baja, otras formas
convencionales han aumentado. Por su parte las no convencionales se han extendido mucho, a ello han contribuido
la evolución de los clivajes (me imagino que lo dice por nuevos ejes a partir de los 70: género, sexualidad, raza,
ecologismo, etc). Además es ha visto magnificado por los medios por su espectacularidad.
Es un ejemplo del éxito del uso de la movilización no convencional. Hasta finales del SXX habían sido ignoradas
pese a suponer un porcentaje relevante de la población. Hay diferentes ejemplos, desde el movimiento zapatista en
México, los mapuches en Chile hasta la formación de partidos políticos indigenistas y la elección de Evo Morales, del
pueblo aymara, como presidente de Bolivia en 2005.
El resultado es una combinación de diferentes formas de acción política por parte de actores mejor informados y
más pragmáticos. Así, la sensación de descenso de la actividad política sería el reflejo de un cambio más profundo
en la forma de concebirla. El término de “política contenciosa” se crea para analizar procesos de cambio
(democratizaciones, revoluciones, secesiones, etc) desarrolladas mediante la interacción entre política convencional
y no convencional.
Por otro lado, en países en vías de desarrollo ha habido avances en la implantación de sistemas políticos que
permiten mayor participación ciudadana, la llamada “tercera ola” de democratización. Además se han difundido
formas de acción política entre sectores tradicionalmente excluidos.
Entonces, contestando a la pregunta del título, hay que matizarla. Las formas convencionales aumentan en lugares
donde antes no estaban disponibles, lentamente, y se mantienen en las sociedades de larga tradición democrática,
combinadas con la expansión de las no convencionales, por lo que no hay menos actividad sino actividad distinta.
Algunos cargos electos recurren también a formas de acción política no convencionales: ocupación de un espacio
público, huelga de hambre, acampada, etc, para conseguir lo que no consiguen con su actividad institucional.
La irrupción de los medios digitales ha transformado la política. A veces es un apoyo a las formas tradicionales (voto
electrónico, donaciones, publicidad, acceso a info) pero otras veces crea nuevas formas como el blogging, la
constitución de grupos políticos desde rrss, convocatoria de protestas de forma más inmediata y espontánea,
interactividad inmediata, etc.
CAPÍTULO 22 LA ACCIÓN COLECTIVA 1: LOS GRUPOS DE INTERES Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
El acto político individual de un sujeto tiende a integrarse en un conjunto de actos realizados por otros, con el fin de
aumentar su incidencia sobre la toma de decisiones y asegurar su aceptación.
Asociación voluntaria
Estabilidad relativa de su actividad
Comunidad de intereses y objetivos (latentes o explícitos) que producen una cierta homogeneidad
Línea de acción coordinada y organizada
Es frecuente que la acción política sea concertada entre varios sujetos de un mismo grupo que comparten una
misma posición y un mismo proyecto y que se organizan de modo relativamente centralizado, sin embargo, esta
acción no suele obtener una adhesión masiva de todo el grupo, e implica solo a una parte del mismo (mujeres
colectivo feminista/ trabajadores sindicatos).
2) UNA TIPOLOGIA
Los actores políticos colectivos adquieren protagonismo cuando aparece la política de masas procesos históricos
que dieron lugar a las revoluciones liberales, en las movilizaciones obreras y democratizadoras y sobre todo en el
tránsito del estado elitista liberal al estado liberal-democrático actual. Su existencia no había sido prevista por la
teoría liberal pero ahora son reconocidos y “protegidos”.
En las sociedades contemporáneas, la creciente complejidad de sus estructuras sociales y la politización de muchas
cuestiones que en otro tiempo eran dejadas al libre acuerdo han dado lugar a multiples actores colectivos.
Movimientos sociales
Grupos de interés
Partidos políticos
Históricamente se han dado tránsitos de un tipo a otro, lo cual implica fases intermedias que no aparecen en la
tipología ideal (ecologismo partido ecologista).
3) LOS GRUPOS DE INTERES: INFLUIR Y PRESIONAR
Los grupos de interés se caracterizan por ser asociaciones voluntarias que tienen como objetivo principal influir
sobre el proceso político, defendiendo propuestas que afectan a un sector determinado. Estos grupos se proponen
participar en la elaboración de las decisiones políticas relacionadas con los intereses del sector, pero sin asumir
responsabilidades institucionales: actúan sobre las instituciones, pero sin ejercer directamente el poder que estas
administran.
Europa/ América Latina el estudio ha sido menor al del resto de actores políticos por la opacidad o
posición extrainstitucional.
EEUU muy visible en la historia de la política estadounidense. Asociación Nacional del Rifle xd (ANR),
Asociación Americana de Banqueros (ABA), Federación Americana del Trabajo (AFL)
Clasificar es difícil por la extrema diversidad y la abundancia de grupos, reticencia a identificarse como tal, actuación
intermitente y la poca visibilidad.
Clasificación:
GI relacionados con la esfera económica se organizan en función de sus posiciones en el ámbito de las
relaciones económicas. Organizaciones patronales, sindicatos asalariados, colegios profesionales,
asociaciones de consumidores, los grupos empresariales sectoriales y agrupaciones de jubilados y
pensionistas.
GI que agrupan a determinados colectivos sociales en función de características de género, edad, lugar de
residencia, condiciones físicas… Asociaciones de vecinos o de barrio, colectivos de mujeres,
organizaciones familiares, asociaciones de jóvenes, de afectados por alguna enfermedad…
GI promueven causas de contenido ideológico o cultural Confesiones religiosas, entidades promotoras
de actividades o rasgos culturales o asociaciones protectoras del patrimonio natural.
GI con ciertos objetivos políticos sin aspirar a la elaboración de un proyecto global de gobierno. Grupos
de los derechos humanos, entidades que sostienen causas de carácter político (integración europea, reforma
de sistema electoral, abolición pena de muerte), colectivos de solidaridad con pueblos en situaciones de
crisis.
4) LAS FORMAS DE ACCION, LOS METODOS Y LOS RECURSOSS DE LOS GRUPOS DE INTERES
Las formas de acción de los GI son muy variadas. En cuanto a los métodos de acción tenemos una igual variedad.
Pueden ordenarse del siguiente modo (pág. 346)
las preferencias por los métodos discretos o secretos (vs a los públicos y transparentes) ha llevado a considerar a
algunos GI como componentes de un imperio anónimo (Finer) que actúa en la sombra.
Los grupos de interés pretenden convencer al poder institucional y a las elites que lo gestionan de qe los intereses
particulares de dichos grupos coinciden con los intereses generales de la sociedad. (Ejemplo de empresas contra
cobertura sanitaria en estados unidos pág. 347).
Los métodos de acción van unidos a los recursos accesibles a cada una de estas organizaciones:
Número de afiliados
Posiciones de sus miembros en la elaboración de determinadas políticas o desempeño de determinadas
funciones
Solidez económica de la orga.
Consistencia y disciplina para llevar a acabo x acción.
Habilidad mediática, persuadir la opinión pública.
Capacidad de relación y coalición.
Del uso inteligente y oportuno de estos medios dependerá el grado de influencia que cada grupo consiga sobre la
regulación de las diferentes cuestiones.
Factores sociales, económicos y culturales explican esta evolución. Se debe en buena medida al aumento de la
inestabilidad y precariedad en las condiciones laborales de muchos asalariados. Ello obliga a los sindicatos a
modificar sus métodos de presión, que no pueden basarse únicamente en el número de afiliados.
Junto con los GI encontramos otros actores políticos colectivos que no pueden ser identificados con estos.
Agencias instrumentales y empresas de servicios de influencia entidades que ofrecen conocimientos y
habilidades profesionales a los grupos de interés.
Los lobbies equivalen a gabinetes de asesoría, consultoría y presión, especializados en conectar
con los parlamentarios, los miembros del ejecutivo o los funcionarios. Tiene como tarea básica
contribuir a la confección de estrategias y campañas de influencia que posteriormente llevan a la
práctica a favor de los intereses del sector, compañía o grupo cliente. La mayoría de los lobbies se
han especializado en la promoción de intereses concretos: sectores industriales, gobiernos
extranjeros, asuntos de comercio internacional, cuestiones medioambientales…
En América Latina tomo el nombre de cabildeo. En EEUU su importancia es tal, que cuentan con un
registro que incluye unos 12000. Con el proceso de construcción de la UE se ha incrementado la
formación de este tipo de cosa en Europa y el registro público de organizaciones de intereses cuenta
con 7900.
Agencias de relaciones públicas y de publicidad venden sus servicios a los GI y a los lobbes que
actúan para ellos. Se encargan de diseñar campañas a favor y en contra de x.
Medios de comunicación
Administraciones públicas y los cuerpos de funcionarios en rigor forman parte del aparato
institucional del estado y tienen que velar por el interés general y no por intereses sectoriales. Sin embargo,
es frecuente que desborden las facultades legales que les ha sido atribuidas, intentando influir en decisiones
que no les corresponden (actúan como GI). Manifestarse de 3 maneras:
Determinados cuerpos de funcionarios intervienen en favor de sus intereses profesionales,
elaborado o boicoteando determinadas políticas en lugar de ejercerlas.
También se da esta extralimitación cuando determinados servicios o personal de la admin
condicionan la elaboración de políticas globales en matera de objetivos, inversiones sistema de
reclutamiento del personal... (política agrónoma excesivamente controlada por la opinión de los
ingenieros agrónomos en un departamento ministerial/ política de defesa e inversión
armamentística queda en manos de los propios profesionales de las fuerzas armadas).
Cuando los sectores de la admin. Que controlan los recursos de coerción (jueces, policías, militares)
se atribuyen determinadas atribuciones políticas que no les corresponden o ejercen funciones de
veto sobre decisiones de otros órganos estatales (gobierno, parlamento)
Estas interferencias reducen el ámbito para una libre intervención ciudadana y con ello, incrementan el riesgo de un
deslizamiento hacia modelos autocráticos de decisión.
Vs GI y partidos, los MS son fenómenos menos integrados y de fronteras más difusas. Suelen incorporar una
pluralidad de núcleos, conectados entre sí mediante una articulación relativamente débil, descentralizada y poco o
nada jerárquica. Sus propuestas no se limitan a un solo ámbito o a un solo sector de la vida social. Además,
expresan una preferencia por las vías de intervención policía no convencionales, al tener cerradas muchas veces las
vías convencionales que controlan sobre todo partidos y GI. No tienen vocación de perdurar, y su desaparición
puede venir de su fracaso o éxito.
Los llamados nuevos movimientos sociales surgen en Europa occidental y EEUU durante los años sesenta del s XX,
hijos de las contradicciones del capitalismo tardío de las democracias occidentales. Tomaron cuerpo nuevos valores
posmaterialistas que entraban en competición con los valores materialistas tradicionales (cuestiones como calidad
de vida, protección del medio ambiente, oposición al productivismo industrial y reivindicaban más atención a un
ocio creativo… así, surgieron nuevos conflictos que superaban las líneas divisorias clásicas de clase o religión.
Ante la falta de respuesta de los actores tradicionales, tomaron cuerpo iniciativas de intervención pública que
recibieron el nombre de NMS. El éxito o fracaso ha solido explicarse en función de la estructura de oportunidades
(conjunto de condiciones que favorecen o dificultan dicha cristalización) políticas con las que se ha enfrentado cada
actor (accesibilidad a las instituciones tradicionales, estabilidad de las alianzas entre las elites que las controlan,
posibilidad de tener aliados en esas elites…).
A partir de los años setenta y ochenta del sxx se dan movilizaciones con propósitos conservadores que adoptaron
las mismas formas expresivas y de asociación.
Son movilizaciones ciudadanas cn base territorial en un pueblo, barrio o comarca. Se ponen en marcha contra
intervenciones exteriores impulsadas por administraciones públicas o empresas privadas y que los habitantes locales
perciben como amenaza a su bienestar o forma de vida. Se diferencian de los MS en que su detonante es el agravio
directo contra ellos.
La globalización económica y política ha dado lugar a iniciativas sociales de ámbito planetario. Movimiento que se
opone a la globalización económica de corte neoliberal. Se trata de un movimiento de movimientos constituido por
redes de agrupaciones locales que se coordinan gracias a la tecnología de la información y la comunicación.
Se han caracterizado por su estructura ligera y poco estable rechazar las derivas oligárquicas, burocráticas y
centralizadoras. Se inclinaron por métodos de participación directa, practica asamblearia, dedicación voluntaria,
descentralización y rotación de responsabilidades. En muchos casos no han contado con afiliación permanente.
Tendencia a la fragmentación y dispersión.
Pueden distinguirse 4 fenómenos colectivos que suelen incluirse bajo el rotulo general de MS:
Movimiento social en sentido amplio Articulación de núcleos que comparten la adhesión a unos
mismos valores o mitos movilizadores, pero que no constituyen na organización única ni cuentan con un
programa expreso de actuación (mov pacifista, ecologista, feminista...).
Movimientos sociales organizados (Kriesi) Agrupaciones más estructuradas, que actúan en competencia
o combinación con otras organizaciones tradicionales, partidos o grupos de interés (ONGs, Greenpeace,
Médicos sin fronteras…).
Grupos de acción con objetivo específico único vinculados a una situación o problema específico y
puede terminar cuando esta situación se resuelve o pierde capacidad de atraer la atención del público.
Actúan a través de campañas y gestiones (de carácter trasnacional como contra las minas antipersonas,
condonación de la deuda a países pobres o local como la oposición a una industria contaminante).
Redes trasnacionales constituidas por una coalición de actores con motivaciones diferentes, pero que
se conciertan para trabajar por un objetivo común (ONGs, sindicatos, iglesias, fundaciones privadas…) a
través de tecnologías de la información y comunicación.
Los MS nacen generalmente de la desconfianza o el rechazo hacia los canales políticos institucionales y hacia las
formas convencionales. Por ello recurren en gran medida a acciones espectaculares, acción directa, resistencia civil,
campañas de información y propaganda. Importancia de la repercusión mediática.
Simbólico cambios en el sistema de valores, opiniones, actitudes y conductas sociales e individuales y con
la formación de nuevas identidades colectivas.
Interactivo capacidad de hacer emerger nuevos actores políticos o de generar cambios en la estructura
de representación política y en los sistemas de alianzas.
Institucional habilitación de nuevos procedimientos administrativos y la creación de nuevos espacios y
mecanismos estables de negociación con autoridades.
Sustantivo empujando el cambio de ciertas políticas gubernamentales en marcha, obteniendo derechos
individuales, civiles y sociales y en definitiva, creando nuevas oportunidades para la movilización.
9) ¿CUÁL ES LA LEGITIMIDAD DE LOS ACTORES POLÍTICOS COLECTIVOS?
El liberalismo tradicional mantuvo una posición negativa frente a los actores políticos colectivos, pero de una
situación inicial de prohibición y persecución, pasaron a una situación de tolerancia y tras la 2 GM, reivindicados
como expresión de un derecho fundamental a la asociación.
La Cª política ha clasificado a los actuales sistemas liberal- democráticos como poliarquías: pluralidad de poderes.
Una versión de este pluralismo es la que ha dado lugar al estado neocorporativo. Para el, la posición de algunos
grupos de interés es tan relevante que sin su participación y sin su acuerdo no pueden adoptarse determinadas
decisiones de alcance general (patronales, sindicatos en política económica/iglesias en educación xd). Democracia
de grupos y no de individuos.
Desde hace 20 años el modelo neocorporativo ha sido denunciado como responsable de la crisis económica de los
años setenta y de la dificultad de la innovación en la economía y en la sociedad (Olson). De ahí nace el ataque por
parte de sectores intelectuales neoliberales y de gobiernos conservadores a la posición legal de los grupos de
interés en la toma de decisiones políticas (campañas de Thatcher contra sindicatos 1979-90).
CAPÍTULO 23. LA ACCIÓN COLECTIVA 2: LOS PARTIDOS POLITICOS
1) PROTAGONISTAS CONTROVERTIDOS
La política de masas los ha hecho un instrumento indispensable entre demandas sociales e instituciones,
acaparan las posibilidades de conectar a individuos y grupos con instituciones. Definición de partido:
asociación voluntaria que propone un programa extenso, compite electoralmente por el ejercicio del poder
institucional. Es una organización estable, institucionalizada (vs vinculaciones personales) y difusa por el
territorio.
Tienen gran visibilidad, hasta monopolizarla, su aparición en medios es diaria. No siempre gozan de buena
reputación, ¿cómo explicar esta contradicción? La reserva hacia los partidos viene de atrás, primero desde
posiciones liberales individualistas que argumentaban que podían suponer una fragmentación que contrastaba
con sus ideas de interés general como suma de intereses individuales.
2) LA EVOLUCIÓN DE LOS PARTIDOS
Por encima de sus diferencias, los partidos tienen tanto una estructura formal como una informal:
Formal. Suele ser piramidal, de unidades territoriales de base hasta los órganos centrales de dirección.
En la selección de los cargos y dirigentes se combinan formas de elección y formas de cooptación.
Algunos partidos aceptan formalmente la organización de corrientes internas, la mayoría no.
Informal. Es más compleja. Se basa categorías que agrupan a sus miembros en función de las tareas que
tienen asignadas y los recursos que controlan. Incluye redes personales y clientelares, vínculos con
organizaciones sociales y cívicas, etc. Supone prácticas y decisiones que no tienen por qué coincidir con
las que establece formalmente el partido, de ahí su relación poco transparente con los militantes y
electores. Hay:
Una cúpula dirigente, rodeada de asesores. No todos tienen por qué ostentar cargos formales.
Puestos electivos o de gobierno en instituciones del estado (parlamentarios...)
”Permanentes” o intermedios: cargos intermedios con dedicación exclusiva a tareas de
organización y gestión
Militantes: participan de los debates internos y dedican cierto tiempo a la colaboración en tareas
organizativas.
Afiliados: la conexión es simplemente formal y el pago de cuota.
Simpatizantes que se manifiestan públicamente como tales.
Esta doble estructura condiciona la colaboración y el enfrentamiento entre diferentes núcleos. Cargos electos vs
dirigentes del partido, cargos centrales vs territoriales, cargos vs bases, etc. También puede haber
enfrentamiento entre tendencias internas, por diferencias de programa o tácticas. También con los liderazgos
(luchas de egos) encubiertas como si fueran diferencias políticas.
Esta doble estructura existe en cualquier gran organización, pública o privada. Es función de la dirección
gestionar esos conflictos, negociarlos, mediarlos, etc para evitar crisis en el partido o escisiones.
4) LA FINANCIACIÓN DE LOS PARTIDOS
En la primera, predemocrática, los partidos de notables estaban compuestos por personas con grandes rentas que
les permitían dedicarse a la política aunque los cargos no fuesen remunerados, lo que también beneficiaba a sus
negocios.
La política democrática permite el acceso a la política de personas sin patrimonio. Los partidos socialdemócratas y
después los de masas se financiaban con cuotas para ello. Con la mayor profesionalización de la política y el
aumento de los costes de campaña electoral, esto se hizo insuficiente. Los partidos obtenían grandes ingresos de
sectores interesados en contrapartidas, y beneficiaban desigualmente a los partidos, además de dar lugar a
prácticas corruptas. Por eso a partir de los 60 se empieza a imponer la idea de que los cargos tienen que estar
financiados públicamente con arreglo a condiciones de transparencia y equidad.
Actualmente los partidos combinan diferentes formas de financiación: cuotas, aportaciones esporádicas de
afiliados y simpatizantes (en actos, rifas, etc), rendimiento de empresas propias reales (editoriales, cooperativas de
consumo) o ficticias para encubrir subvenciones irregulares, donaciones de personas, empresas, grupos (sindicatos,
patronal, etc); y fondos públicos en 3 modalidades: a los cargos electos, al propio partido y a las campañas. Algunos
también exigen a sus cargos electos aportar al partido una parte del sueldo. Menos transparente es el pago “en
especies”, cargos electos que dedican parte de su tiempo retribuido de forma pública a actividades de partido. Otras
fuentes son ilegales o bordean la legalidad, como aportaciones a cambio de decisiones que les beneficien
(adjudicación de contratos, licencias, etc): corrupción política. A veces son difíciles de descubrir y demostrar porque
evidentemente son secretas entre quienes tienen interés en realizarlas.
La corrupción está por todas partes, y algunos defienden que para acabar con ella hay que volver a la financiación
privada de los partidos para que no se autoadjudiquen subvenciones. Otros dicen que eso es volver a la política
“solo para ricos” y que hay que mantener la financiación pública y hacerla exclusiva como garantía de igualdad,
independencia y transparencia.
En EEUU la relación entre partidos, candidatos y grupos organizados es intensa y frecuente. Aunque hay regulación
de la financiación de campañas políticas, se ha eludido mediante los PAC. Son organizaciones creadas ex profeso
para apoyar la campaña de unos candidatos o oponerse a otros. Representan intereses empresariales, sindicales o
ideológicos. Sentencias de tribunales los autorizan para recibir donaciones ilimitadas.
Son el resultado de la evolución gradual de la política de masas. Por eso a pesar de que durante mucho tiempo no
han sido reconocidos legalmente, han prosperado porque realizan diferentes funciones de mediación entre la
escena política y otros ámbitos de la vida colectiva (economía, cultura, familia…):
Reclutamiento y formación de personal político para que ocupe cargos en las instituciones. Comparten la
función con la alta burocracia, las empresas y los expertos.
Simplificación y agregación de las demandas sociales en programas. Sustituyen a las redes de fidelidades
personales, sistemas caciquiles, etc.
Son agentes de socialización política que transmiten valores y visiones a personas cercanas.
Agentes de comunicación política entre gobernantes y gobernados, en ambos sentidos. Compiten en
desventaja con los medios.
Agentes de encuadramiento de las preferencias electorales, cuando tienen puestos en parlamentos, etc.
Trasmitir hacia las instituciones las demandas de grupos sociales y tratar de convertirlas en medidas
políticas.
Legitimar ante esos grupos las decisiones adoptadas por las instituciones.
El partido se encarga de forma diferente de estas dos cosas en función de si está en el gobierno o en la oposición y
del contexto:
Sistemas monárquicos o dictatoriales: normalmente de partido único, que se encarga de legitimar las
decisiones del poder. En los países de reciente pasado colonial pueden funcionar como agentes de
integración en el nuevo marco estatal, tratando de generar una única comunidad política frente a divisiones
de étnia, religión, etc.
Estados liberales-democráticos. Intentan combinar las dos funciones. Ocupan un espacio tan amplio que
se habla de partitocracia, que llega a alterar el funcionamiento de las instituciones. Ej: al haber disciplina de
partido y votar en bloque en el parlamento, si hay una mayoría suficiente, la diferencia entre poder ejecutivo
y legislativo desaparece en la práctica.
Los partidos han pasado de ser asociaciones privadas a entidades semipúblicas o paraestatales (financiación pública,
rol central en las instituciones…). Eso la distancia de las críticas a que solo atendían a los intereses de su grupo de
referencia. Las críticas ahora se dirigen a la incapacidad de los partidos de desarrollar políticas autónomas o
desarrollar sus programas ante el poder de grandes corporaciones y instituciones transestatales (FMI, UE, Banco
Mundial...). La crítica a su exceso de poder se ha convertido en una crítica a su impotencia.
La crítica a los partidos por abandonar las funciones de integración de demandas sociales y movilización ciudadana
ha dado lugar a la aparición de multitud de iniciativas alternativas: plataformas ciudadanas, foros cívico,
asociaciones políticas… Estos encuentran una dura resistencia por parte de partidos, que cierran filas y mantienen el
monopolio de muchos recursos: presupuesto, acceso a medios de comunicación, etc. Dificulta la entrada de nuevos
agentes en el juego político. Esto también ha llevado a una fuerte crítica a los partidos.
Como vemos han recibido muchas críticas: ser factores de división nacional o de clase, oprimir al individuo con su
burocracia, estar al servicio de grupos privilegiados, ser incapaces de llevar a cabo políticas que atiendan a las
necesidades sociales (que recaen en funcionarios y expertos) ... Esto explica cómo ha decaído el interés en ellos en
comparación con otros agentes como movs sociales, medios, ongs, grupos de interés, etc. ¿Hay alternativa?:
A lo largo del SXX la eliminación de los partidos a lo que ha conducido es a regímenes de partido único o
gobiernos militares, que condensan los peores defectos de los partidos y más. Actualmente el discurso
antipartidos ha conducido al modelo de “partido-empresa” (?)
Aun así, son innegables sus efectos negativos: ocupan casi exclusivamente el espacio político institucional y
dificultan la comunicación sociedad-estado. Una ciudadanía más informada es más exigente, y busca otras
formas de participación (ya mencionadas). También se proponen mecanismos complementarios como
consultas directas, debates cívicos entre los sectores implicados, etc.
Además, los partidos pueden tratar de reformarse para paliar esos efectos negativos con medidas como
limitación de los mandatos, mayor transparencia económica, elecciones primarias, etc. Así han aparecido
“partidos-protesta” impulsados desde movimientos ciudadanos.
En conclusión, la mejor solución para el sistema de partidos no parece ser su eliminación, pero tendrían que tener
en cuenta estas movidas.
Pueden nacer de varias formas: como escisión de otro partido, como transformación en partido de otra
organización (mmss, guerrilla, grupo de interés…) o ex novo, por parte de líderes que ven oportunidad de hacer
política ahí. En un primer momento tienen mayor autonomía y libertad, pero al institucionalizarse se restringe y el
fin se convierte en medio: luchan por su propia continuidad y abandonan parte del programa en busca de mayor nº
de votos. Esto puede garantizar su supervivencia, o al contrario, matarlos al hacer a sus militantes y votantes
abandonarlo.
7) LOS SISTEMAS DE PARTIDOS
Hasta ahora hemos visto los partidos como realidades singulares, pero se necesitan unos a otros, ya que tienen
que competir. Con sistema de partidos nos referimos a la composición del conjunto de partidos y las
relaciones que mantienen entre sí. Se distinguen por el nº de partidos y por el formato que adoptan:
Para explicar el nº y la diversidad de partidos, hay dos factores principales.
Estructurales: la existencia de una serie de divisorias/clivajes que expresen grandes diferencias
sociales, actuales o históricas (socioeconómicas, nacionales, religiosas, etc). En cada sociedad hay
unos ejes principales de conflicto, y cuanto más numerosos más partidos habrá. Ej: 1 eje (clase) -> 2
grandes partidos (der/izq). 2 ejes (clase, nación): 4 grandes partidos (4 combinaciones entre izq/der
y centralista/independentista).
Normas electorales que regulan la competición. Algunas benefician a los partidos mayoritarios
(elección del presidente por sufragio universal directo), lo que hace que haya menos partidos,
mientras que otros dan posibilidad de representación también a los minoritarios, lo que estimula a la
creación de más.
Hay que tener en cuenta que las reglas son resultado de los conflictos estructurales que ha atravesado esa
sociedad. Si algunos desaparecen o pierden importancia (conservadores vs liberales, socialdemocracia vs
comunismo) no es raro que haya fusiones o coaliciones entre partidos, al igual que al aparecer nuevos
conflictos pueden aparecer nuevos partidos (los verdes por ejemplo).
Formato de los partidos. Para ordenarlos se combinan datos cuantitativos (nº de componentes, informa
de la fragmentación) y cualitativos (relación que mantienen entre sí, informa de la polarización). Con esto
se pueden distinguir 4 tipos de sistemas:
De partido dominante. Una única formación continuamente tiene mayoría absoluta a gran distancia del
2º.
Bipartidista. Relativo equilibrio de fuerza entre 2 grandes partidos que sumados acaparan la mayoría de
los votos. No excluye la existencia de partidos menores sin capacidad ni expectativas de hacerse con el
gobierno. A veces se habla de “2 partidos y medio”, cuando un tercer partido actúa como socio de alguno
de los 2 grandes.
Pluripartidismo. Refleja una distribución fragmentada del voto. Limitado: hasta 5 grandes partidos.
Extremo cuando son más, puede llegar a los 12. La formación de gobierno requiere siempre de la
coalición entre partidos. También se distinguen por su polarización: polarizado cuando hay gran
diferencia ideológica entre los partidos, moderado cuando no. Los extremos tienen pocas probabilidades
de participar en un pacto de gobierno, hay competencia no solo entre derecha y izquierda sino en el
seno de cada una, y las mayorías de gobierno son inestables e incluso el propio sistema político. En
cambio, el moderado facilita los pactos y coaliciones, y la competencia es en el espacio central, suelen
alternarse coaliciones de centro-izq y centro-derecha donde los partidos de centro hacen de pivote.
Además, hay dos tipos de sistemas que se dan cuando la competencia es restringida (el sistema no
asegura la libertad para formar partidos).
Partido único. El monopolio impide la existencia de verdadera competición. El partido se solapa con la
institución, y pretende ocupar todo el espacio político. Es una contradicción porque partido lleva implícito
diversidad y competición, se convierten en instrumentos de propaganda y control en apoyo al poder. Se
ha dado en regímenes fascistas, estados socialistas y dictaduras de países excoloniales.
Partido hegemónico. Controla el poder político. Organiza las elecciones y controla el juego político de
forma que el resultado le sea siempre favorable, pero hay una apariencia de pluripartidismo en las que
el resto de partidos aceptan (voluntariamente o por la fuerza) cuotas marginales de poder. Se han dado
en el mismo tipo de regímenes que los de partido único, pero avanzan hacia situaciones de competencia
entre partidos más real.
1) ¿INSTRUMENTOS O ACTORES?
Están continuamente presentes: son los transmisores de la mayoría de mensajes políticos, con ello contribuyen
a la identificación de las cuestiones políticas, la elaboración de propuestas alternativas de regulación y al éxito
de su aceptación y aplicación.
No son simples elementos pasivos y accesibles por igual. A mediados del S XX los partidos o grupos políticos
solían tener un periódico propio para divulgar sus propuestas entre sus simpatizantes y como boletín interno.
En adelante, la gran inversión requerida para sostener un medio hace que dependa de la publicidad, por lo que
cobra gran importancia la difusión y la audiencia. Así los medios dejan de ser un mero canal de difusión y se
convierten en un actor político, que defiende los intereses de los grupos empresariales de los que dependen.
No todos los medios asumen los 3 papeles, ni lo hacen al mismo tiempo y con la misma intensidad, pero en
los 3 casos su influencia es clara y de gran magnitud.
Así se construye en los ciudadanos una concepción de la política como simple, emocional, caricaturesca, de
confrontación en tertulias y debates artificiales. Se convierte la política en un espectáculo, y rizando el rizo
ridiculizan su propia influencia en los programas humorísticos.
La “espectacularización” de la política
Como el formato se ajusta al de los programas de entretenimiento o deportivos, su lógica también lo hace:
drama, suspense, rivalidad, ganadores y perdedores, y si es posible sexo y violencia. Prima la inmediatez, algo
cobra relevancia simplemente por ser de última hora independientemente de su interés intrínseco, y el análisis
o la explicación es prescindible. Convierte a la ciudadanía de sujeto activo a audiencia pasiva de la política.
Siempre ha habido una relación íntima y al mismo tiempo tensa entre medios y poder. Todo poder los ve
como clave para el control y la intervención, para reforzar su legitimidad y debilitar la de sus contrincantes.
Cuando la mayoría era analfabeta y los predicadores el mayor medio, las monarquías se esforzaban por
controlar las iglesias. Ahora quien planea un golpe de estado lo hace en paralelo con la toma de los medios. El
desarrollo de esta relación tiene varias etapas:
La aparición de la prensa de masas coincide con la construcción del estado liberal. Se reivindica la libertad
de imprenta vs el régimen de concesión regia del absolutismo. Un periódico solía ser iniciativa de partidos
o individuos, no del estado. Los conservadores hacían mayor uso de la censura o suspendían en ocasiones
la libertad de prensa. Los gobiernos buscaban el apoyo de los medios, en ocasiones con presiones o
sobornos. Progresivamente, los medios se empezaron a financiar con publicidad, y se hicieron
interdependientes con ella.
Al empezar a intuirse el potencial de los medios electrónicos (radio y tv) los gobiernos organizaron
medios públicos. Se reservaba el derecho a emitir. El debate sobre su neutralidad es constante. En muchos
países sólo son relevantes los medios privados (EEUU, México) que siguen la orientación política de sus
propietarios. En otros los medios públicos no están controlados directamente por el gobierno sino que
lo gestionan instituciones sociales (asociaciones culturales, sindicatos, iglesia…) para garantizar su
pluralismo (UK, Alemania, escandinavos…) También han aparecido los llamados “medios del tercer
sector”, que son comunitarios o alternativos y sin ánimo de lucro, cubren temas que no suelen tratar el
resto.
A comienzos del S XXI con la emergencia de los medios digitales ha cambiado el panorama. La difusión
de la prensa escrita se estanca o disminuye. Con esta excusa se han privatizado y concentrado los medios
de comunicación en grandes grupos privados internacionales. Desde su posición dominante combinan
la gestión de los instrumentos técnicos con su capacidad de crear contenidos. Y son un peligro.
4) MONOCRACIA, DEMOCRACIA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN: VIEJOS Y NUEVOS PROBLEMAS
La relación entre medios y poder es diferente según el sistema político. En monocracias el poder pone a su
servicio cualquier instrumento de comunicación, recurriendo al monopolio de los públicos y al control de los
privados (censura, amenazas directas, etc). Su función es la propaganda y el adoctrinamiento.
En poliarquías o democracias, el poder, está más o menos comprometido con la libertad de expresión.
Renuncia a controlarlos y protege en teoría el derecho a disponer de esos medios. Pero no se aleja de
ellos, ya que han llegado a ser el escenario principal del debate político y la propaganda.
Los grandes monopolios mediáticos (Mediaset, Prisa, Fox, New Corps...) han llegado hasta un punto en
que son ellos los que tratan de poner su servicio al poder político. Establecen la agenda política, favorecen
una u otra forma de abordar unos asuntos, apoyan o cargan contra partidos y dirigentes…
Aun así, no tienen un poder irresistible. Hay una tensión permanente con otros actores, y buscan
instrumentos de compensación, por ejemplo aprovechando los recursos digitales (contrastación, medios
alternativos, etc), con asociaciones de usuarios que supervisan la calidad de la info…
En conclusión, en las democracias hay una tensión a la hora de conciliar dos exigencias, libertad de
expresión y acceso a los medios por un lado, veracidad y responsabilidad por el otro.
Tanto instituciones como ciudadanos hacen amplio uso de los medios digitales. Al mismo tiempo, se
convierten en “materia digital”: correo, llamadas, compras, aficiones, relaciones… quedan registradas y a
disposición de los poderes públicos y privados con fines económicos, políticos o delictivos. Se abren una serie
de interrogantes:
¿Hasta que punto es aceptable el control estatal o comercial de los rastros que dejamos en la red? ¿como
asegurar el derecho a la privacidad?
¿Cómo exigir neutralidad sin recurrir a la censura?
¿Cómo contrarrestar la posición dominante de los monopolios privados?
¿Es posible una regulación estatal de estas cuestiones o debe ser internacional?