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CASAS VECINALES Y CATHERINE WALSH

Unas de las cosas a plantear dentro de nuestro estudio, se relaciona con pensar la
interculturalidad como la posibilidad de pensar una educación distinta. En este sentido,
más allá de partir de un “orden del conocimiento” y de la presencia de la colonialidad
del poder y del saber en la manera como se estructuran los contenidos educativos de
nuestros países. De lo que se trata es de traer en relación el multiculturalismo, como
estrategia de inclusión para las minorías étnicas, frente al interculturalismo como forma
de pensar en procesos y proyectos sociales, que tienen la descolonización como objeto y
alcance.

En consecuencia, la pregunta es: ¿Qué tiene que ver Walsh, la multiculturalidad y la


interculturalidad, con el Movimiento de las Casas Vecinales? Para poder dar solución a
este interrogante, nos amparamos en la explicación de Jesús Martín Barbero en torno a
la Multiculturalidad, al decirnos que no se limita a la diversidad étnica de nuestras
naciones, sino también a la pluralidad de expresiones y lenguajes. Con ello, queremos
decir, que aún dentro del seno de la ciudad, y sin referir a la situación de comunidades
indígenas y afrodescendientes, el Movimiento de Casas Vecinales fue y ha constituido
un proyecto social de una minoría escasamente representada en las políticas educativas,
como lo son las madres comunitarias. Y fue un proyecto social que en su inicio se trató
de una estrategia de empoderamiento, que aún dentro de su carácter local, se distinguió
por ser una estrategia de inclusión, de construir un conocimiento y labor educativa
propias sin desestimar –al contrario- la relación con las políticas educativas oficiales.

En la historia de sus prácticas educativas, el oficio de las maestras y madres


responsables de las Casas Vecinales, está representado por el reconocimiento de la
multiplicidad de saberes de la vida cotidiana, y con ello, aludimos a los medios, los
lenguajes y el tipo de instrumentos. Fue sorprendente para nosotros, oír el contraste en
las prácticas educativas de las primeras madres comunitarias convertidas en maestras,
con las prácticas de las mujeres con una educación técnica o universitaria. Se nos
describe como en sus primeros años, con un número de madres como maestras, la
carencia de un conocimiento técnico era suplido parcialmente o equilibrado por la
experiencia como madres, o siendo un poco más extenso, por el énfasis en el cuidado
hacia los otros como característico de la construcción del género femenino en nuestras
sociedades. Con el paso de los años, las Casas Vecinales contaron con la oportunidad de
recibir un apoyo de un sinnúmero de instituciones y personas, que reforzaron más que
las prácticas el tipo de saberes oficiales en torno a la educación de la primera infancia, y
del que cabe mencionar, no opacaron el énfasis de las primeras madres hacia el cuidado
y las prácticas, sino que se constituyeron como un diálogo. En esta dirección, cabe
regresar a Walsh y retomar la metáfora de Casa Adentro y Casa Afuera, para entender
el tipo de diálogo y de relaciones entablado por el movimiento de las Casas Vecinales y
los detentores de saberes y prácticas pedagógicas; ya que si bien existió un interés
mutuo destinado hacia el empoderamiento y un mejoramiento de las prácticas
educativas con los niños, resultado de una carencia en la experiencia de vida de estas
mujeres, no por ello, sucumbieron a las disposiciones oficiales, sino que dicha relación
y contenidos fueron mediados y filtrados hacia la casa adentro, es decir, fueron
confrontados con las estrategias y tácticas propias de la Casa Vecinal, con su autonomía
y percepción como proyecto y proceso comunitario.

Bibliografía

Walsh, Catherine (2007) Interculturalidad, colonialidad y educación. Educación y Pedagogía,


Universidad de Antioquia,

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