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EL INFRAMUNDO O HADES como se lo conocía en la mitología griega, era un mundo

muy bien organizado que poseía escalas jerárquicas y diferentes lugares un tanto
extraños.

GEOGRAFÍA DEL INFRAMUNDO


En la mitología griega Hades alude tanto al antiguo inframundo griego como al
dios de los muertos. La palabra hacía referencia originalmente sólo al dios; ἐν o εἰς
ᾍιδού (‘en [el lugar de Hades’) era una abreviatura para su morada y finalmente el
nominativo llegó también a designar la morada de los muertos. Hades también era
conocido con la perífrasis Plutón (en griego antiguo Πλούτων Ploutōn, del verbo
πλουτέω, ‘enriquecerse’), y así fue conocido, además de como Dis Pater y Orcus, en la
mitología romana. El dios etrusco equivalente era Aita. «Hades» es a veces usado por
los cristianos para referirse al lugar en el que residen las almas que han caído en
desgracia

En la mitología romana, una entrada al Inframundo estaba localizada en el Averno,


un cráter cercano a Cumas que fue la ruta usada por Eneas para descender a él. Por
sinécdoque, «Averno» puede usarse como referencia a todo el inframundo. Los Inferi
Dii eran los dioses romanos del inframundo.Los fallecidos entraban al inframundo
cruzando el río Aqueronte, porteados por Caronte, quien cobraba por el pasaje un
óbolo, pequeña moneda que ponían bajo la lengua del difunto sus piadosos familiares.
Los indigentes y los que no tenían amigos ni familias se reunían para siempre en la
orilla cercana. El otro lado del río era vigilado por Cerbero, el perro de tres cabezas
derrotado por Heracles (Hércules para los romanos). Más allá de Cerbero, las sombras
de los difuntos entraban en la tierra de los muertos para ser juzgadas.

Los cinco ríos del Hades eran Aqueronte (el río de la pena), Cocito (lamentos),
Flegetonte (fuego), Lete (olvido) y Estigia (odio). El Erídano era también considerado
un río del Hades por Virgilio (VI, 659). El Estigia formaba la frontera entre los mundos
superior e inferior.

La primera región del Hades comprendía los Campos de Asfódelos, descritos en La


Odisea XI, donde las almas de los héroes vagan abatidas entre espíritus menores, que
gorjean a su alrededor como murciélagos. Sólo la ofrenda a ellos de libaciones de
sangre en el mundo de los vivos pueden despertarlos durante un tiempo a las
sensaciones de humanidad (compárese con los vampiros).

Más allá quedaba el Érebo, que puede usarse como un eufemismo para el Hades, cuyo
nombre era temido. Había en él dos lagos: el de Lete, a donde las almas comunes
acudían para borrar todos sus recuerdos, y el de Mnemósine (‘memoria’), de donde los
iniciados en los Misterios preferían beber. En el antepatio del palacio de Hades y
Perséfone se sentaban los tres jueces del Inframundo: Minos, Radamantis y Éaco. Allí,
en el trivium consagrado a Hécate, donde los tres caminos se encontraban.

AMOS Y CRIATURAS DEL INFRAMUNDO


El inframundo o Hades como se lo conocía en la mitología griega, era un mundo muy
bien organizado que poseía escalas jerárquicas y diferentes lugares un tanto extraños.
En esta especie de infierno había reyes, un palacio, un tribunal, siervos y hasta leyes,
entre otras cosas.

El gobernante de la Morada de los Muertos es Hades. En el arte griego, los tres tienen
el mismo rostro, el de un hombre adulto con barba, aunque varían algunas
expresiones. Sus atributos son un cetro, un casco y, en ocasiones, Cerbero. El cabello
cae sobre su frente confiriendo un aspecto sombrío y taciturno a su rostro.

Hades nació de la titánide Rea y de Cronos. Cuando Zeus planeó la rebelión contra su
padre, Hades tenía como arma un casco invisible, lo que le permitió robar las armas de
Cronos para que no pudiera defenderse. Cuando el titán fue vencido, los tres
hermanos echaron a suerte cómo se repartirían el Todo; aunque estaban de acuerdo
en que Zeus sería el rey líder. A Hades le tocó el Inframundo.

La reina del Inframundo y esposa de Hades era Perséfone. Ella, en primera instancia,
fue esposa del Crónida contra su voluntad. Hades la había raptado cuando notó su
presencia en la tierra y se enamoró de ella. Con el tiempo, ella aceptó su nuevo hogar y
a su esposo; y gobernó con satisfacción en el Inframundo. Juntos los esposos eran
jueces de la humanidad. Perséfone, también llamada Core, es una diosa sumamente
compleja, con doble función: Diosa de la fertilidad y la agricultura (de lo vivo), Diosa de
las almas del Inframundo (de lo muerto).

En el Inframundo también vivían las Erinias, criaturas nacidas en tiempos de la


existencia del Caos. Ellas se llamaban Tisífone, Alecto y Megera; ellas se dedicaban a
escuchar las quejas de las almas y a fastidiar a las personas que cometieron injusticias.
Ellas, contrario a Hades y Perséfone, sí tenían un aspecto horripilante: sus cabellos
eran serpientes, tenían cara de perro, cuerpo negro y ojos inyectados de sangre.
Llevan látigos con puntas de bronce para lacerar a quienes persiguen. Al igual que
Hades, no debían ser mencionadas, salvo por su alias “Euménides” que significa “las
bondadosas”.

Junto a todos los anteriores vivía la diosa Hécate, otra deidad sumamente compleja,
cnótica, preolímpica, reina de las brujas y los fantasmas. Otro habitante especial del
Inframundo era Cronos ¹, aquel titán rey destronado por sus hijos. La mayoría de los
mitógrafos aseguraron que Cronos fue encerrado en el Mundo Subterráneo y gobernó
pacíficamente los Campos Elíseos.

Las Moiras eran tres criaturas ancianas personificaciones del destino. Ellas hilaban la
vida de los hombres y nadie tenía poder sobre ellas, ni siquiera Hades. Cloto era la más
joven y tomaba un hilo de su rueca y huso. Láquesis medía la longitud del hilo y,
finalmente, la más vieja de todas, Átropos, cortaba el hilo dando fin a la vida de un
mortal. Ellas solían aparecer cuando nacía una persona y profetizaban sobre su vida;
como en el caso de Meleagro, a quien profetizaron que su vida duraría lo que dura un
tizón en hacerse ceniza.

Un personaje muy importante, que no es propiamente parte del Inframundo, es


Hermes Psicopompo. Se trata de Hermes, el mensajero de los dioses, pero en su
faceta de acompañante y guía de las almas. No se sabe con exactitud cuando iniciaba y
terminaba el trabajo de Hermes Psicopompo, pero se cree comúnmente que recogía
las almas de los difuntos que habían sido enterrados y los llevaba a alguna entrada al
Inframundo. Después, iba con el alma en cuestión y Caronte en una barcaza por el lago
Aqueronte para, finalmente, entregarla a los tres reyes jueces. Hay quienes dicen que
no era Hermes el que recogía el alma sino Tánatos², personificación de la muerte.
Probablemente los dos lo hicieran, pero no es segura como era la participación de
ambos. El término “Psicopompo” no se limita al dios Hermes, aplica para cualquier ser
u objeto que sirva de conductor de almas al Más Allá. Esa deidad, Tánatos, vivía con su
hermano Hipnos en una cueva cerca a una de las entradas al Inframundo.

Todas las almas de los muertos eran trasportadas por el dios de la muerte, Tánatos,
por su hermano Hipnos, dios del sueño, o por Hermes, el mensajero de los dioses. Así
descendían al inframundo por las gargantas del Río Estige, el cual tenía su
desembocadura en el Aqueronte, ese río infernal que costeaba al Palacio de Hades.
Luego de llegar allí las almas debían ingresar al palacio por una puerta que estaba
vigilada por Cerbero, el inmenso perro de tres cabezas.

EL TRIBUNAL DEL INFRAMUNDO


Dentro del Palacio estaba el tribunal compuesto por tres jueces que eran los
encargados de enviar a las almas por tres senderos diferentes dependiendo de los
actos que tuvieron las mismas durante su vida.

Los tres jueces que se encargaban de realizar esto eran: Minos, Eaco, y Radamante. El
primero de ellos hijo de Zeus y Europa, fue rey de Creta. Su nombre significaba
severidad para cumplir las leyes. De hecho fue su sabiduría, su prudencia y su equidad
lo que le dio el honor de ser juez luego de que perdiera la vida. Según las creencias
Minos se había ausentado durante diez años en una cueva donde su padre le dictaba
las leyes. Tenía un cetro en su mano derecha y una urna que casi siempre agitaba,
donde se encontraba el destino de las almas.

Por otro la lado Eaco era Rey de Egina que se había caracterizado por ser el más
equitativo y hábil de todos los gobernantes de la época. Una vez cuando la peste
afecto sus dominios, Zeus le concedió que las hormigas se convirtieran en hombres,
nuevos súbditos a los que Eaco llamó Mirmidones.

Finalmente el último juez del tribunal del inframundo fue Ramadante. También hijo de
Zeus y hermano de Minos. Tenía un espíritu verdaderamente equitativo y justo. De
hecho fue tal la magnitud que cobró su alma justa que cuando los hombres de muchos
reinos querían expresar una sentencia equitativa, sea severa o no, la denominaban
Juicio de Radamanto.

De esta manera el tribunal se encargaba de juzgar a los muertos y a la vez administrar


justicia, para que dependiendo de sus actos en vida, cada alma tuviera en la muerte
aquello que le correspondía. Por el primer sendero se llegaba a la llanura de Asfódelo,
donde quedaban los mediocres. El segundo camino se dirigía a los Campos de Eliseos,
donde iban los afortunados, y el último de los senderos era el que tenía como destino
el Tártaro, que vendría a ser lo que conocemos como Infierno.

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