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Desde un principio se supo que el primer gran paso dado por Louis de Broglie con su sugerencia de

que así como la luz manifestaba aspectos tanto de partícula como de onda electromagnética del
mismo modo se podía esperar que la materia también manifestase una dualidad onda-partícula era
tan solo el preludio de algo más grande aún por venir. Si toda la Mecánica Ondulatoria se hubiese
reducido únicamente a la fórmula λ.=.h/mv, posiblemente aún estaríamos trabajando con la
Mecánica Matricial de Heisenberg. El hecho de que la luz se comportase como una onda
electromagnética fue lo que posibilitó a James Clerk Maxwell para que desarrollase la teoría clásica
de la electrodinámica basada en sus cuatro ecuaciones fundamentales a partir de las cuales se puede
obtener la explicación para cualquier fenómeno de índole eléctrica, magnética, o electromagnética
(campos eléctrico y magnético combinados, como en una onda de luz). Del mismo modo, había
razones fundamentadas para suponer que, así como para la luz había una ecuación de onda
electromagnética, una ecuación diferencial de segundo orden de enorme importancia que fue capaz
de predecir la posibilidad de las transmisiones de radio, televisión y telefonía celular, debía de
existir también una ecuación diferencial que pudiese resumir la dualidad de la materia como onda y
como partícula explicando una gran variedad de fenómenos a nivel sub-microscópico. La relación de
De Broglie es útil para una partícula que se mueve en una región de energía potencial V constante, y
al mantenerse la energía potencial constante la longitud de onda λ de la onda de materia también se
mantiene constante. Pero esto apenas alcanza a cubrir una clase sumamente limitada y restringida
de problemas. En muchos casos, la partícula no se mueve en una región de potencial constante. Tal
es el caso de una partícula con carga eléctrica negativa como el electrón que se está aproximando a
una partícula con carga eléctrica como el protón. Hay una fuerza de atracción eléctrica entre ambas
partículas, y un electrón moviéndose en la cercanía de un protón experimentará una aceleración
adquiriendo más energía cinética de movimiento; por lo tanto su longitud de onda De Broglie λ no
permanecerá constante sino que irá disminuyendo al ir aumentando la energía, teniéndose una
situación en la que la longitud de onda λ de la partícula debe ser reemplazada por una función como
λ(x). Debe de haber alguna ecuación que sea capaz de describir el comportamiento de partículas que
se están moviendo no en una región de energía potencial constante V sino en una región de
potencial variable V(x), ¿pero cuál puede ser esa ecuación? Tras la propuesta de Louis de Broglie se
inició una carrera frenética para tratar de dar con dicha ecuación, y le tocó al físico vienés Erwin
Schrödinger el mérito de ser el primero en descubrirla en 1926, dándola a conocer al mundo en una
serie de cuatro trabajos titulados Quantisierung als Eigenwertproblem (“Cuantización como
problema de eigenvalores”). Esto suena muy parecido a los autovalores de las matrices usadas en la
Mecánica Matricial para representar valores físicos. Sin embargo, no lo es, empezando por el hecho
de que el trabajo de Schrödinger se sustentó directamente sobre la hipótesis de Louis de Broglie,
llevándolo a trabajar con ecuaciones diferenciales en lugar de trabajar con matrices. Mientras que la
Mecánica Matricial utilizaba matrices como operadores, la Mecánica Ondulatoria de Schrödinger
utilizaba diferenciales como operadores, actuando sobre una función de onda Ψ. La notación ha
cambiado mucho desde que Schrödinger publicó sus primeros trabajos, a grado tal que un
estudiante contemporáneo de Mecánica Cuántica se podrá sentir incómodo al no reconocer una
buena parte de lo expuesto por Schrödinger, pero la idea central sigue siendo esencialmente la
misma.

Hablando en el sentido estricto de la palabra, la ecuación de Schrödinger para ondas de materia no


puede ser derivada de axiomas o postulados más sencillos, sólo se pueden dar argumentos de
plausibilidad para su obtención que pueden ser confundidos con una derivación formal.

El punto de partida para la obtención de una ecuación que sea capaz de poder describir ondas de
materia es, desde luego, la relación propuesta por Louis de Broglie:

Como un primer postulado para la obtención de la ecuación que estamos buscando, exigimos que
dicha ecuación sea consistente con la fórmula de De Broglie.

Como un segundo postulado que está en cierto modo relacionado con el primero, pediremos que la
función que describe la forma matemática de la onda asociada con una partícula cuya longitud de
onda de De Broglie es λ sea una función trigonométrica sinusoidal, por ejemplo una función seno,
siendo la justificación de este requerimiento el hecho de que una función sinusoidal es la función
oscilatoria más sencilla para la cual es posible definir una longitud de onda constante. En analogía a
las funciones de onda que encontramos en la física clásica (acústicas, electromagnéticas, etc.), para
el caso de ondas de materia postulamos una función de onda, usualmente simbolizada en la
actualidad ya sea como ψ o como Ψ (hay cierta preferencia al uso de la letra griega psi minúscula
para simbolizar funciones de onda que dependen de una sola variable que generalmente es una de
las coordenadas usadas -ψ(x)- y la letra griega psi mayúscula para simbolizar funciones de onda que
dependen de dos o más variables -Ψ(x,t)-, aunque esta costumbre no es mandatoria y a fin de
cuentas ambas simbolizaciones son igualmente válidas en cualquier caso. Entonces, para una
partícula moviéndose a lo largo de la coordenada-x con una longitud de onda De Broglie λ, podemos
tomar como función de onda la siguiente expresión:

Obsérvese que λ es realmente la longitud de onda de esta onda sinusoidal, ya que si el valor de x se
incrementa en una cantidad λ (a x+λ ) entonces el argumento de la función seno se incrementa en
2π de modo tal que el seno recorrerá un ciclo completo de la onda. Obsérvese también que esta
función es válida únicamente para una partícula que se mueve a una velocidad constante para todas
las posiciones a lo largo de la coordenada-x en donde está definida, o sea para una partícula con una
longitud de onda λ constante, ya que no es consistente hablar de una longitud de onda que varía
significativamente con la posición al no estar definido dicho concepto (si hay duda alguna en esto,
hágase un bosquejo en un papel de una función oscilatoria en la cual las oscilaciones se vayan
acercando más y más en cierta dirección positiva o negativa a lo largo del eje horizontal, y trátese de
definir un valor para λ sobre dicha función oscilatoria).

Como un tercer postulado, echaremos mano de uno de los preceptos más fundamentales de la
ciencia, el principio de la conservación de la materia y la energía. Exigimos que la ecuación de onda
que estamos buscando para ondas de materia obedezca la ley de la conservación de la energía, esto
es, que la suma de la energía cinética o energía de movimiento K de la partícula y su energía
potencial V sea igual a la energía total E de la partícula:

K+V=E

Puesto que la energía cinética de la partícula, expresada en términos de su masa y su velocidad, está
dada por la relación:

podemos escribir el postulado para la conservación de la energía de la siguiente manera:


De la relación de De Broglie dada arriba, puesto que la velocidad de la partícula es igual a:

tenemos entonces lo siguiente:

que podemos escribir de la siguiente manera:

Si estamos tratando de obtener una ecuación diferencial que tenga como solución una función de
onda sinusoidal como la expresión dada arriba para ψ(x), lo primero que tenemos que hacer es
generar algunas derivadas. La derivada de primer orden viene siendo:

mientras que la derivada de segundo orden viene siendo:

Por lo tanto, substituyendo en el lado derecho la expresión para la función matemática ψ(x):
Substituyendo aquí lo que habíamos obtenido arriba del principio de la conservación de la energía
para 1/λ², obtenemos la ecuación de onda tentativa que estamos buscando:

Esta ecuación es válida para una partícula que se mueve en una región en la cual su potencial V es
constante.

Formularemos ahora un cuarto postulado. Daremos un “salto de fé” y supondremos que la ecuación
que hemos obtenido es válida no sólo en una región en donde el potencial V es constante, sino en
una región en donde el potencial V varía a lo largo de la coordenada-x, esto es, el potencial es una
función V(x). Al hacer esto, obtenemos lo que esencialmente podemos considerar como
la ecuación de Schrodinger independiente del tiempo:

Podemos simplificar esto un poco más si recurrimos a la h reducida de Dirac, ħ = h/2:

Vale la pena repasar lo que ha ocurrido aquí. Antes de que Schrödinger llevara a cabo la formulación
de su ecuación de onda para ondas de materia, se sabía ya gracias a los experimentos de Davisson y
Germer que la relación de De Broglie λ.=.h/mv era cuantitativamente correcta para describir el
comportamiento de una partícula sub-microscópica moviéndose a una velocidad constante en una
región de potencial aproximadamente constante. Lo que quería Schrödinger realmente era tratar el
caso de partículas moviéndose a una velocidad variable. No podía hacerlo limitándose simplemente
a la relación λ.=.h/mv puesto que esta relación carece de sentido para una partícula cuya velocidad
(y por lo tanto su longitud de onda λ) no se mantiene constante. Pero en la ecuación diferencial para
un potencial constante V que obtuvimos arriba no aparece en lo absoluto la velocidad de la
partícula, sólo aparece la cantidad relacionada V. Era por lo tanto consistente para él generalizar
dicha ecuación diferencial reemplazando el potencial constante Vcon un potencial variable V(x) que
supuestamente debe corresponder al caso de una partícula moviéndose no a una velocidad
constante sino a una velocidad variable. La única justificación que se le podía dar este “salto de fé”
era la corroboración experimental. Resta decir que en las más de ocho décadas que han transcurrido
desde que Schrödinger adoptó esta generalización, millares de experimentos conducidos bajo todo
tipo de condiciones rigurosas y extenuantes han confirmado la validez del “cuarto postulado”.

Sin embargo, el desarrollo que se ha dado arriba está incompleto, en virtud de que en las ecuaciones
utilizadas para describir los fenómenos ondulatorios aparecen como variables independientes tanto
la posición como el tiempo, lo cual significa que la ecuación de onda estática ψ(x) no es más que un
caso especial de una ecuación de onda más generalizada Ψ(x,t) que describe a una onda dinámica, y
nuestra búsqueda se debe encausar ahora a tratar de encontrar esta ecuación generalizada.

Clásicamente, la ecuación de una onda senoidal viajera se puede representar con una ecuación como
la siguiente:

y = Asen(kx - vt)

en donde A es la amplitud de la onda y v la velocidad con la cual se está desplazando la onda viajera.
Podemos tomar por lo pronto a k como una constante que representa un factor de escala en el eje de
las abcisas; ya le daremos posteriormente una interpretación física.

PROBLEMA: (1) Háganse gráficas de la siguiente función:

y = 10sen(3x - 0.5t)

entre las abcisas x = -2 y x = 6, para los tiempos t = 0, t = 4 y t = 8. ¿Hacia dónde se está


desplazando la onda viajera conforme avanza el tiempo, hacia la izquierda o hacia la derecha? (2)
A continuación, háganse gráficas de la siguiente función:

y = 10cos(3x - 0.5t)
en forma similar a las anteriores. ¿Ha cambiado la dirección en la cual se desplaza la onda
viajera? ¿Qué diferencia hay entre estas gráficas y las anteriores? (3) A continuación, háganse
gráficas de la siguiente función:

y = 10sen(-3x - 0.5t)

también en forma similar a las gráficas anteriores. ¿Qué diferencia hay entre este tercer conjunto
de gráficas y el primer conjunto?

(1) Las tres gráficas de la función para t = 0 (de color rojo), t = 4 (de color azul) y t = 8 (de color
magenta) se muestran a continuación superimpuestas sobre un solo diagrama:

No hay que esforzarse mucho para darse cuenta de que conforme el tiempo va aumentando, la onda
viajera senoidal se va moviendo hacia la derecha.

(2) En este caso, las tres gráficas de la función para t = 0, t = 4 y t = 8, usando el mismo código de
colores de antes, vienen siendo las siguientes:
Como puede verse, la onda en este caso también se sigue trasladando de izquierda a derecha. La
única diferencia entre este conjunto de gráficas y las anteriores es lo que viene siendo la diferencia
en el ángulo de fase al cambiar de la función senoidal a la función cosenoidal, una diferencia de fase
equivalente a un ángulo de 90 grados (o π/2 radianes).

(3) En este caso, las tres gráficas de la función para t = 0, t = 4 y t = 8, usando el mismo código de
colores de antes, vienen siendo las siguientes:
Podemos ver que aquí ya hubo un cambio fundamental, ya que nos damos cuenta de que conforme
el tiempo va aumentando, la onda viajera senoidal se va moviendo hacia la izquierda.

Lo que tenemos arriba es una simple función matemática sin interpretación física directa. Una
función de onda a la cual se le puede dar una interpretación en la física clásica que resulta
particularmente útil y en la cual interviene la longitud λ de un ciclo completo de la onda es la
siguiente:

Clásicamente, a la cantidad 2π/λ se le conoce el número de onda y se le simboliza como k. Por


otra parte, si f es la frecuencia (medida en ciclos por segundo) de la onda viajera, entonces a la
cantidad 2πf se le identifica como la velocidad angular y se le simboliza como ω, de modo que con
las simbolizaciones:

k = 2π/λ___ω = 2πf

podemos escribir la ecuación de onda de la siguiente manera:

Si una función de onda senoidal es aceptable como solución a la ecuación de onda que estaremos
buscando, entonces también deberá ser igualmente aceptable una función de onda cosenoidal, ya
que ambas difieren entre sí únicamente en el ángulo de fase que hay entre las dos, de forma tal que
otra función de onda admisible es la siguiente:
Tomando ambas soluciones, podemos formar una solución general a la ecuación de onda que
estaremos buscando mediante una combinación lineal de ambas, utilizando ventajosamente la
relación matemática:

eiθ = cos(θ) + i sen(θ)

Entonces la función de onda que combina ambos términos (senoidal y cosenoidal) se puede
representar de la siguiente manera:

Clásicamente, puesto que la función de onda y(x,t) representa una cantidad física real (lo que se
mide) de algo que está oscilando, se sobreentiende que sólo podrá tomarse a fin de cuentas la parte
real o la parte imaginaria de la función de onda.

Si vamos a construír una función de onda que represente una onda de materia, podemos tomar
como base una función de onda senoidal. Y podemos intuír que aparecerá en dicha función la
relación de Louis de Broglie. Es así como, tentativamente, postulamos la siguiente función de onda
para una onda de materia:

La ecuación de onda que hemos estado considerando representa una onda viajera unidimensional
moviéndose a lo largo de una coordenada. Pero no es necesario que estemos limitados a tres
dimensiones. Podemos postular una función de onda tridimensional con el simple expediente de
usar como vectores tridimensionales un vector posición r que en un sistema de coordenadas
Cartesianas se representa de cualquiera de las siguientes dos maneras:

r = xi + yj + zk = (x, y, z)

y un vector de onda tridimensional k:


k = kxi + kyj + kzk = (kx, ky, kz)

escribiendo entonces:

Ahora bien, de la relación de Louis de Broglie para ondas de materia que relaciona el momentum de
una partícula con la longitud de onda de la partícula podemos ver que:

Entonces podemos postular tentativamente una función tridimensional para ondas de materia de la
siguiente manera:

Puede intuírse que, en analogía con el caso de los fotones de luz, la frecuencia ω para las ondas de
materia debe estar dada por ω = E/ħ, en cuyo caso nuestra función de onda para ondas de
materiatoma el siguiente aspecto:
Ahora entraremos en mayor detalle en la obtención de la ecuación de Schrödinger. La ecuación de
Schrödinger en realidad no puede ser derivada a partir de otros postulados más elementales al igual
que las leyes de Newton y del mismo modo que los teoremas de la geometría clásica no pueden ser
deducidos a partir de otros postulados (axiomas) más elementales que los propuestos por Euclides.
Se pueden dar argumentos para obtener una idea de cómo se puede obtener intuitivamente, y es lo
que haremos a continuación. Pero eventualmente llega el momento en que tenemos que aceptarla
como un postulado, como un punto de partida.

Empezaremos con la ecuación de onda electromagnética para una onda senoidal trasladándose en
dirección de un solo eje coordenado:

Aquí ψ puede representar la variación senoidal en el campo eléctrico E, o en el campo


electromagnético B. Una visualización típica de una onda electromagnética viajera es la siguiente
(obsérvese que el campo eléctrico y el campo magnético son perpendiculares el uno al otro):

En tres dimensiones, como puede ocurrir en el caso de una señal de radiofrecuencia radiada en
todas direcciones desde un antena transmisora o como puede ocurrir en el caso de un pulso
luminoso esférico que se propaga radialmente, la ecuación de onda electromagnética toma el
siguiente aspecto:
en donde el símbolo que semeja a una letra griega Δ invertida es el operador Laplaciano:

En nuestra búsqueda por una ecuación de onda para ondas de materia, un punto lógico de partida
puede ser la expresión que nos dá la energía total de una partícula moviéndose a lo largo de un eje
coordenado tal como el eje de las abcisas, el eje-x, la cual debe ser igual a la energía cinética de la
partícula sumada a su energía potencial que llamaremos V. Por generalidad, haremos que la energía
potencial pueda variar a lo largo del eje coordenado-x. La energía total de la partícula se puede
escribir de la manera siguiente en función de su momentum p:

Esta es una ecuación clásica, y a menos de que el principio de la conservación de la energía dejara de
ser válido, esperamos que también se cumpla para una partícula del mundo sub-microscópico
actuando como una onda de materia.

Tomaremos nuevamente las relaciones ondulatorias empleadas por Louis de Broglie:

E = ħω____p = ħk

y las introduciremos directamente en la ecuación de arriba, obteniendo lo siguiente:

Postularemos para las ondas de materia una función de onda Ψ, la cual será una función tanto de la
posición como del tiempo, o sea Ψ = Ψ(x,t). Queremos encontrar una ecuación de onda para esta
función de onda Ψ(x,t) que sea consistente con la relación que acabamos de escribir arriba. Por
simplicidad, consideraremos primero el caso V(x) = 0 que corresponde a ninguna fuerza actuando
sobre el electrón. Entonces la ecuación anterior es simplemente:

Consideremos ahora la ecuación de onda para el campo eléctrico ε de la luz (la ecuación es la
misma para el caso del campo magnético):

siendo c la velocidad de la luz que depende únicamente del medio dentro del cual está viajando la
onda luminosa. Si para esta ecuación diferencial parcial de segundo orden probamos una solución
ondulatoria del tipo cosenoidal como la siguiente:

entonces insertando esta solución en ambos lados de la ecuación diferencial parcial tenemos
entonces lo siguiente:

Usando ω = E/ħ y p = ħk, llegamos entonces a la conocida relación E.=.pc.

Estableciendo una analogía con la teoría ondulatoria para la luz, podríamos intentar probar la
siguiente ecuación para ondas de materia:
en donde Ψ(x,t) es la función de onda y v es la velocidad de fase, identificada de inicio como la
velocidad con la cual se traslada la onda de materia de un lado a otro. Puesto que el momentum es
constante y no hay fuerzas involucradas en virtud de que escogimos V(x) = 0, esperamos una
solución como Ψ(x,t) = Acos(kx-ωt), Ψ(x,t) = Asen(kx-ωt), ó Ψ(x,t) = Aei(kx-ωt), cualquiera de las
cuales corresponde a un momentum p = ħk. Sin embargo, si probamos cualquiera de estas posibles
soluciones, obtendremos nuevamente una relación como E = pc con la energía proporcional al
momentum en lugar de ser proporcional al cuadrado del momentum como nos lo requiere ħω =
(ħk)²/2m. Obviamente, nuestra ecuación tentativa para ondas de materia no funciona, lo cual en
cierto modo era de esperarse porque las ondas de materia (por ejemplo, ondas de electrones) son
diferentes a las ondas de luz. Es fácil ver por qué nuestra ecuación tentativa no funcionó. La
derivada de segundo orden con respecto al tiempo nos dá un término que es proporcional a ω² =
E²/ħ², mientras que la derivada de segundo orden con respecto a la coordenada posición nos dá un
término que es proporcional a k².=.p²/ħ².

Haremos un segundo intento. Intentaremos fijar la derivada de primer orden con respecto al tiempo
de Ψ de forma tal que sea proporcional a la derivada de segundo orden con respecto a la coordenada
posición de Ψ:

Esto funcionaría si ∂Ψ/∂t fuese proporcional a ωΨ, pero esto no ocurre para la solución Ψ(x,t) =
Acos(kx-ωt), ya que ∂Ψ/∂t = ωAsen(kx-ωt) que no es proporcional a Acos(kx-ωt). Y nos
encontramos el mismo problema para la solución Ψ(x,t) = Asen(kx-ωt). Sin embargo, la tercera
solución posible sí funciona, ya que:

y además:
Multipliquemos a continuación ambos lados de la relación ħω = (ħk)²/2m por la función de onda Ψ:

que viene siendo lo mismo que:

Si comparamos esto con la relación ∂Ψ/∂t.=.-iωΨ y con la relación ∂²Ψ/∂x².=.-k²Ψ, podemos ver
que la consecuencia es lo siguiente:

Esto último es consistente con la relación ħω.=.(ħk)²/2m para la función de onda Ψ(x,t).=.Aei(kx-
ωt). Hemos encontrado nuestra ecuación diferencial para la descripción de ondas de materia.
Podemos generalizar fácilmente esta ecuación de la siguiente manera para el caso en el que la
energía potencial V(x) es igual a una constante V0 en lugar de ser igual a cero:

lo cual es válido siempre y cuando:


siendo esto algo fácil de verificar. El siguiente paso natural consiste en reemplazar el potencial
constante V0 por un potencial variable V(x):

Finalmente, recurriendo al uso de las derivadas parciales en lugar de las diferenciales ordinarias
para poder extender de este modo la ecuación de una sola coordenada a varias coordenadas
cubriendo el caso que más nos interesa, el del espacio tridimensional, y usando el operador
Laplaciano definido arriba:

Esta es la ecuación de Schrödinger dependiente del tiempo, la piedra angular de la


Mecánica Cuántica Ondulatoria.

Extrañamente, la ecuación que acabamos de obtener es una ecuación de primer grado en el tiempo,
en vez de ser una ecuación de segundo grado en el tiempo como la ecuación de onda
electromagnética que tenemos arriba al principio. Este es nuestro primer indicio de que las ondas
de materia poseen un comportamiento diferente al de las ondas electromagnéticas. Es aquí cuando
debemos recordar que mientras que los fotones, los cuantos de luz, se mueven a la velocidad de la
luz, a las partículas materiales esto no les es posible en virtud de las limitaciones impuestas a las
mismas por la Teoría de la Relatividad.

Podemos “factorizar” matemáticamente hacia la derecha a la función de onda Ψ, con lo cual la


ecuación de onda nos muestra el siguiente aspecto:
Lo que tenemos entre los paréntesis cuadrados, actuando como un todo sobre Ψ, es ni más ni
menos que un operador matemático. Si simbolizamos a dicho operador como H, o sea:

podemos escribir la ecuación de onda de Schrödinger de la siguiente manera más compacta:

Esta es una expresión compacta, fácilmente memorizable, que es a fin de cuentas el verdadero
propósito de las fórmulas que es resumir en la forma más breve posible alguna ley o enunciado.

PROBLEMA: Demuéstrese que la siguiente función de onda:

Ψ(x,t) = Asen(kx - ωt)

no constituye una solución aceptable a la ecuación de Schrödinger dependiente del tiempo.

Para una sola coordenada espacial, el operador Laplaciano es simplemente igual a ∂²/∂x². La
evaluación de la segunda derivada parcial de Ψ con respecto a la coordenada espacial nos produce lo
siguiente:

Por otro lado, la derivada parcial de con respecto al tiempo es igual a:


Para este problema la ecuación de Schrödinger dependiente del tiempo es:

Substituyendo las derivadas obtenidas arriba en esta ecuación:

Simplificando un poco:

Dividiendo ambos miembros de la igualdad entre cos(kx-ωt) y usando la relación trigonométrica:

tan(θ) = sen(θ)/cos(θ)

tenemos entonces:

El lado derecho de esta ecuación es un número imaginario, mientras que el lado izquierdo sólo
puede ser un número real ya que contiene únicamente cantidades reales y una función
trigonométrica que sólo nos puede producir un número real. El resultado obtenido es por lo tanto
absurdo, y se concluye que la función proporcionada no satisface la ecuación de Schrödinger
dependiente del tiempo.

Podemos tratar de separar la dependencia del tiempo de la dependencia del espacio en ecuación de
Schrödinger dependiente del tiempo mediante una técnica matemática conocida como
la separación de variables, postulando que lo siguiente pueda ser posible:

Ψ(x,t) = f(t)·ψ(x)

siendo f(t) una función que depende exclusivamente del tiempo, y siendo ψ(x) una función que
depende exclusivamente de la posición.

PROBLEMA: Utilizando el método de separación de variables, obtener una ecuación


de Schrödinger independiente en el tiempo para una sola dimensión.

Utilizando f´(t) para denotar la derivada de f(t) con respecto al tiempo, o sea f´(t).=.df(t)/dt, y
utilizando ψ'' para denotar la derivada de segundo orden de ψ(x) con respecto a x, o sea d²ψ/dt², la
ecuación de Schrödinger se transforma en lo siguiente:

Dividiendo ambos miembros de esta expresión entre f(t)ψ(x) tenemos entonces:

Para un tiempo t fijo, el lado izquierdo de esta ecuación debe ser una constante para todos los
cambios en la variable x. Y para un x fijo, el lado derecho de la ecuación debe ser una constante para
todos los cambios en la variable t (esto es cierto sólo si el potencial V(x) es independiente del
tiempo). Entonces ambos lados de la ecuación deben ser iguales a una constante C. Considerando el
lado izquierdo de la ecuación, esto nos lleva a lo siguiente:

La solución de esta ecuación diferencial es un asunto relativamente fácil. Es la siguiente:

f(t) = Ae-i(C/ħ)t

f(t) = Ae-iωt

siendo A la constante obtenida del proceso de integración y siendo ω.=.C/ħ la frecuencia angular de
oscilación. Comparando esto con la relación E.=.ħω podemos ver que la constante C debe ser igual a
la energía total, y por lo tanto podemos reescribirla como E.

f(t) = Ae-i(E/ħ)t

Entonces el lado derecho de la ecuación se puede escribir de la siguiente manera:

Esta es la ecuación de Schrödinger independiente del tiempo, la cual podemos escribir


también de la siguiente manera:

Si en esta ecuación de Schrödinger independiente del tiempo “factorizamos” matemáticamente


hacia la derecha a la función de onda ψ que aparece en el lado izquierdo de la ecuación
representando el factor resultante como un operador H tal y como lo hicimos arriba, entonces
llegamos a lo siguiente:
Hψ = Eψ

Esto podemos considerarlo como la ecuación operacional fundamental de la Mecánica


Ondulatoria.

Lo que acabamos de obtener se ve ya demasiado parecido a la ecuación matricial con la cual


extraemos los autovalores propios eigen E de la matriz H que son los valores que puede tomar la
cantidad física representada por el operador matricial H:

Hx = Ex

¿Coincidencia? Difícilmente. Desde hace ya mucho tiempo que la Ciencia dejó de creer en
coincidencias. Ciertamente se dan de vez en cuando como ocurre con el famoso número 13 y con la
igualmente famosa ley de Murphy, pero no es por causa y efecto. Por otro lado, obra también la
curiosa circunstancia de que, al igual que el vector x² utilizado para extraerle a la matriz H sus
valores propios o autovalores eigen también nos puede representar las probabilidades asociadas
con la obtención de cada uno de dichos valores, del mismo modo la función de onda ψ, o mejor
dicho el cuadrado de la función de onda, ψ², nos puede proporcionar una distribución discreta de
probabilidades. Estas similitudes nos llevan a sospechar casi de inmediato de que, en el fondo, y
pese a estar basadas en técnicas matemáticas totalmente diferentes (ciertamente no es lo mismo
una matriz que una ecuación diferencial), la Mecánica Ondulatoria de Schrödinger y la Mecánica
Matricial de Heisenberg nos proporcionan dos maneras diferentes de ver y analizar exactamente la
misma cosa obteniendo los mismos resultados. Erwin Schrödinger fue el primero en darse cuenta
de esta extraordinaria similitud, y fue el primero en abocarse a demostrar que, en su más recóndito
interior, la Mecánica Matricial y la Mecánica Ondulatoria son esencialmente la misma cosa. Lo que
cambia es el ropaje externo, lo que cambia es la simbología utilizada, pero ninguna de estas dos
técnicas nos proporciona ni más ni menos información que la otra. Y las consecuencias filosóficas a
las que nos llevarán ambas deberán ser las mismas. Si hay un principio de incertidumbre en la
Mecánica Matricial, también debe haberlo en la Mecánica Ondulatoria, expresado quizá en esta
última mediante operadores diferenciales en lugar de matrices, pero en el fondo diciéndonos lo
mismo.

PROBLEMA: Demuéstrese que en una solución general a la ecuación de Schrödinger


independiente del tiempo, la parte espacial ψ(x) siempre se puede tomar con una función real (a
diferencia de Ψ(x,t) que es necesariamente compleja).

Empezando con la ecuación de Schrödinger independiente del tiempo:

podemos tomar el conjugado complejo de la misma para escribir:

Sumando ambas expresiones tenemos lo siguiente:

De esto deducimos que si ψ(x) es una solución, entonces su conjugado complejo ψ*(x) también lo
será, al igual que [ψ(x)+ψ*(x)]i como puede verse multiplicando ambos lados de la relación de
arriba por i. Por otro lado, si:

entonces el conjugado complejo será:

y en cualquier caso ψ+ψ*.=.2α siempre será un número real al igual que (ψ-ψ*)i.=.-2β. Por lo tanto,
aunque ψ(x) sea una función imaginaria o compleja, seguirá siendo una solución a la ecuación de
Schrödinger independiente del tiempo, y en la búsqueda de soluciones ψ(x) siempre se puede tomar
como si fuera real. Esto no significa que toda solución a la ecuación de Schrödinger independiente
del tiempo sea real, lo que nos dice es que si obtenemos una solución que no lo sea, siempre puede
ser expresada como una combinación linear de soluciones con el mismo valor de energía que lo son.

La siguiente ilustración nos permite apreciar mejor la forma en la cual los resultados cuánticos de la
Mecánica Ondulatoria están relacionados con los resultados clásicos:

Como vimos al principio, para la formulación de la ecuación de onda de Schrödinger para ondas de
materia, la base de la Mecánica Ondulatoria, el punto natural de partida son las ecuaciones de
Maxwell válidas para las ondas electromagnéticas, destacando las ondas luminosas que forman
parte de los fenómenos que se estudian en la óptica ondulatoria tales como la difracción de la luz.
Conforme la longitud de onda óptica se vuelve más y más pequeña (yendo del infrarrojo al
ultravioleta y más allá), los fenómenos que manifiestan el carácter ondulatorio de la luz se vuelven
más difíciles de percibir, y la óptica ondulatoria empieza a ser manejada como una óptica
geométrica. Por otro lado, conforme la longitud de onda de las ondas de materia se vuelve más y
más pequeña, los fenómenos que manifiestan el caracter ondulatorio de las partículas atómicas y
sub-atómicas también se van diluyendo porque las partículas empiezan a comportarse como
corpúsculos sólidos y no como paquetes de onda, estando regidas por las leyes de la mecánica
clásica, las leyes del movimiento Newton que presumen un conocimiento simultáneo de la posición
y el momentum de cada partícula. De este modo, entre la óptica geométrica y la mecánica clásica
hay un puente común, formalizado mediante la mecánica Hamiltoniana.

Teniendo a la mano la ecuación de onda de Schrödinger, una de las primeras cosas que podemos
hacer es someterla a pruebas duras analizando casos cuyos resultados ya eran conocidos a partir de
las relaciones ondulatorias de Louis de Broglie desde antes de que la ecuación de Schrödinger
hiciera su aparición. Uno de los casos más sencillos es sin lugar a dudas el de la partícula en una
caja, en donde tenemos a una partícula rebotando entre dos paredes sólidas y el movimiento
unidimensional de la partícula está restringido a un segmento recto de longitud L:

Para esta situación, en la entrada “Ondas de materia” ya se había obtenido el resultado de que la
energía debe estar necesariamente discretizada y dada por la siguiente relación:

PROBLEMA: Considerando a una partícula restringida a un movimiento unidimensional y


confinada a rebotar entre dos paredes sólidas, determinar mediante la ecuación de onda de
Schrödinger independiente del tiempo los valores de energía que pueda tener dicha partícula.

Fijaremos el eje coordenado de modo tal que la pared en el lado izquierdo estará situada en x.=.0 y
la pared en el lado derecho estará situada en x.=.L.

La energía de la partícula que está encerrada dentro de la caja y confinada a moverse en un


segmento de recta de longitud L no tiene otra componente más que su energía cinética, lo cual
significa que el término de la energía potencial V(x) en la ecuación de Schrödinger dentro de la
caja es igual a cero:

V(x) = 0

Para que la partícula no pueda salir de la caja, podemos considerar que el potencial fuera de la
misma es tan grande que podría considerarse infinito, lo cual efectivamente confina a la partícula a
permanecer atrapada en la caja, de modo tal que la probabilidad de encontrar a la partícula fuera de
la caja es igual a cero y por lo tanto la función de onda ψ fuera de la caja debe ser igual a cero (si la
función de onda no tuviese un valor igual a cero fuera de la caja, la ecuación de Schrödinger no se
podría satisfacer excepto para un valor infinito de la energía requerido para poder vencer una
energía potencial igualmente infinita). Con un potencial en el interior de la caja igual a cero, la
ecuación de Schrödinger se reduce a lo siguiente dentro de la caja:

La solución general para este tipo de ecuación diferencial es la siguiente:

Recurrimos ahora a las condiciones de frontera (conocidas en literatura inglesa como boundary
conditions) para la función de onda, lo cual debe hacerse siempre que se utilice la ecuación de
Schrödinger para la resolución de un problema que involucre un sistema ligado (bound state).
Siendo la función de onda ψ igual a cero fuera de la caja, para no tener una discontinuidad en los
puntos x.=.0 y x.=.L la función de onda correspondiente al interior de la caja también debe tener un
valor de cero en dichos puntos. El término senoidal de la función de onda ciertamente cumple con
este requisito en el punto x. Pero el término cosenoidal no lo cumple, ya que el coseno de cero es
igual a 1, razón por la cual tenemos que tomar la constante de integración B como igual a cero.

Para que en el punto x = L el término senoidal de la función también sea igual a cero, tenemos que
darle al argumento del término senoidal un valor igual a nπ, lo cual implica que la función de onda
deberá tener la siguiente forma:

Comparando esta expresión para la función de onda con la que nos resulta de la solución general,
podemos ver que se debe cumplir lo siguiente:

(√2mE/ħ²) = nπ/L

Despejando para la energía E obtenemos entonces:

Este es exactamente el mismo resultado que el que obtuvimos con la relación λ = h/mv de Louis de
Broglie, lo cual nos dá una seguridad de que la ecuación de onda que tenemos a la mano se puede
extender hacia otro tipo de problemas más complejos para los cuales la relación de Louis de Broglie
no basta. De acuerdo con el procedimiento utilizado para obtener este resultado, una partícula
confinada a moverse unidimensionalmente dentro de una caja no puede tener una energía igual a
cero porque la energía más baja dada por esta ecuación ocurre para n = 1. Si bien es cierto que las
condiciones de frontera para la función de onda también son satisfechas para n = 0, en una
situación así la función de onda ψ tiene un valor igual a cero en todas partes, y como pronto lo
veremos en otras entradas, el valor de la función de onda (o mejor dicho, el cuadrado del valor de la
función de onda) es una medida de la probabilidad de que podamos encontrar a una partícula
dentro de cierta región, y cuando ψ es igual a cero en una región la probabilidad de encontrar a la
partícula en dicha región es igual a cero.

El resultado que acabamos de obtener para los valores posibles de la energía de una partícula
confinada unidimensionalmente también concuerda con el resultado que obtendríamos dentro de la
Mecánica Matricial mediante el principio de incertidumbre de Heisenberg, ya que si tomamos para
la incertidumbre en la posición Δx.≈.L (en donde el símbolo ≈ significa “aproximadamente igual a”)
entonces la incertidumbre en el momentum para la energía mínima de la partícula sería Δp.≈.ħ/2L,
con lo cual la energía mínima de la partícula viene siendo E.=.p²/2m o bien E.=.ħ²/8mL².

Habiendo resuelto el problema de una partícula confinada a moverse unidimensionalmente dentro


de una caja, podemos fijarnos un objetivo un poco más ambicioso, el de encontrar los niveles de
energía de una partícula confinada a moverse libremente en los tres ejes coordenados dentro de una
caja herméticamente sellada.

PROBLEMA: Considerando a una partícula restringida a un movimiento en tres dimensiones y


confinada a rebotar entre las seis paredes sólidas de una caja, determinar mediante la ecuación
de onda de Schrödinger independiente del tiempo los valores de energía que pueda tener dicha
partícula.

Para casos en los cuales tenemos más de una coordenada para la especificación de la función de
onda ψ como ocurre en este problema en donde la función de onda en lugar de ser ψ(x) es ahora
ψ(x,y,z), la ecuación de onda de Schrödinger tiene que ser utilizada en su forma original con el
restablecimiento del operador Laplaciano ∇. Esto implica que la ecuación de onda de Schrödinger
que tendrá que ser utilizada para la solución de este problema en tres dimensiones en los ejes
coordenados Cartesianos rectangulares es la siguiente:

Al igual que como ocurrió con el problema unidimensional, podemos suponer que la energía de la
partícula que está encerrada confinada a moverse dentro de una caja no tiene otra componente más
que su energía cinética, lo cual significa que el término de la energía potencial V(x,y,z) en la
ecuación de Schrödinger dentro de la caja es igual a cero:

V(x,y,z) = 0
Del mismo modo, para que la partícula no pueda salir de la caja podemos considerar que el
potencial fuera de la misma es tan grande que podría considerarse infinito, lo cual efectivamente
confina a la partícula a permanecer atrapada en la caja, de modo tal que la probabilidad de
encontrar a la partícula fuera de la caja es igual a cero y por lo tanto la función de onda ψ fuera de la
caja debe ser igual a cero.

Para casos como estos casos la técnica matemática más ampliamente utilizada es la de separación
de variables. Esta técnica requiere escribir la función de onda como el producto de varias
funciones, cada una de las cuales depende únicamente de una sola coordenada. En este caso:

ψ(x,y,z) = X(x)Y(y)Z(z)

Tomando las derivadas parciales:

∂ψ/∂x = Y(y) Z(z) dX/dx___∂²ψ/∂x² = Y(y) Z(z) d²X/∂x²

∂ψ/∂y = X(x) Z(z) dY/dy___∂²ψ/∂y² = X(x) Z(z) d²Y/∂y²

∂ψ/∂z = X(x) Y(y) dZ/dz___∂²ψ/∂z² = X(x) Y(y) d²Z/∂z²

Metiendo todo esto en la ecuación de Schrödinger y dividiendo ambos miembros entre X(x)Y(y)Z(z)
obtenemos entonces:

Si la energía de la partícula puede ser considerada como la suma obtenida de las contribuciones
individuales debidas a cada una de las coordenadas, podemos entonces formalizar tal hecho del
modo siguiente:
E = Ex + Ey + Ez

Igualando las componentes del lado izquierdo en la ecuación de Schrödinger con las componentes
del lado derecho obtenemos entonces tres ecuaciones distintas:

La separación de variables se pudo llevar a cabo porque las funciones X(x), Y(y) y Z(z) son cada una
funciones de variables que pueden cambiar independientemente la una de la otra. Si Y(y) y Z(z) son
mantenidas constantes, por ejemplo, el segundo término y el tercer término en el lado izquierdo de
la ecuación de Schrödinger deben ser iguales a cero. Y puesto que la energía E es constante, el
primer término en el lado izquierdo debe ser constante; es el término al cual llamamos Ex desde el
lado derecho de la ecuación, con lo cual obtenemos la primera de las tres ecuaciones de arriba. Los
mismos argumentos son aplicables a las otras dos variables produciéndonos las otras dos
ecuaciones. Lo importante en todo caso aquí es que hemos logrado convertir una ecuación
diferencial parcial en tres ecuaciones diferenciales ordinarias que pueden ser resueltas fácilmente.

Trabajando en forma similar a como lo hicimos en el caso unidimensional y suponiendo que la


dimensión de la caja a lo largo de la coordenada-x es a, la solución de la primera ecuación
diferencial ordinaria es:
mientras que la solución de la segunda ecuación diferencial ordinaria suponiendo que la dimensión
de la caja a lo largo de la coordenada-y es b es:

Por último, la solución de la tercera ecuación diferencial ordinaria suponiendo que la dimensión de
la caja a lo largo de la coordenada-z es c es:

Como puede verse, tenemos tres números cuánticos en lugar de uno solo, n 1, n2 y n3, habiendo un
número cuántico para cada coordenada.

Aplicando los mismos razonamientos que los utilizados en el caso unidimensional, los niveles
permisibles de energía serán entonces:

E = Ex + Ey + Ez

Si la caja es una caja simétrica, o sea a = b = c = L, entonces los niveles permisibles de energía
estarán dados por la siguiente relación:
Mientras que para una caja unidimensional el estado del sistema podía ser especificado dando un
solo número cuántico, esto deja de ser válido para una caja cúbica porque una energía puede ser
lograda mediante combinaciones distintas de los tres números cuánticos n1, n2 y n3.

Si definimos los siguientes números k:

entonces la solución general ondulatoria al problema de la partícula en una caja tridimensional será
igual al producto de las tres funciones de onda respectivas para cada coordenadas escrito de la
siguiente manera:

Los números cuánticos:

n1 = 2__ n2 = 1__n3 = 1

n1 = 1__ n2 = 2__n3 = 1

n1 = 1__ n2 = 1__n3 = 2

ciertamente especifican distintos estados del sistema (distintas funciones de onda), pero cada uno
de estos tres estados posee la misma energía que los otros dos. Se dice que un nivel de energía así
representa un estado degenerado, siendo la degeneración igual al número de funciones de onda
independientes del sistema, en este caso tres. Ya habíamos encontrado una situación así en la
Mecánica Matricial al señalar que dentro de una matriz que representa una cantidad física tenemos
varias entradas con valores propios eigen iguales. Pero en ese caso manejábamos matrices que
representan cantidades físicas cuyas entradas en la matriz son valores que pueden ser medidos en el
laboratorio, y si hay valores iguales en una misma matriz entonces tenemos una degeneración. Al
aplicar la ecuación de onda de Schrödinger para la solución de los problemas presentados aquí no
hemos recurrido a ningún tipo de matriz, pero nuevamente nos hemos topado con los estados
degenerados. Esto no es ninguna coincidencia, porque resulta que los estados degenerados de un
sistema obtenidos mediante las técnicas de la Mecánica Matricial resultan ser los mismos para un
mismo problema que los estados degenerados obtenidos mediante la ecuación de Schrödinger.

PROBLEMA: Calcúlense las degeneraciones de los primeros tres niveles para la energía de una
partícula en una caja.

PROBLEMA: En el problema anterior, se presentó una tabla presentando las degeneraciones que
hay para los primeros cuatro niveles de energía (E1 = 3, E2 = 6, E3 = 9 y E4 = 12). ¿Por qué razón es
interesante la degeneración del nivel E14?

Las combinaciones después de E6 son E7(322), E8(411), E9(331), E10(421), E11(332), E12(422), y
E13(431) hasta llegar a E14(333 y 511). Las reglas sencillas de la combinatórica son suficientes para
explicar las degeneraciones del nivel E1 (cuando nx = ny = nz), así como la degeneración de 3 (siendo
este es el caso en el cual hay dos n iguales y uno diferente), y 6 (cuando nx y ny y nz son todos
diferentes). Pero en el caso de E14, hay un “accidente” numérico peculiar, el cual consiste en que
32+32+32=27 y 52+12+12=27, de modo tal que la degeneración es de hecho mayor que lo que las
simples reglas de la combinatórica parecerían sugerir.

Tenemos entonces lo que parecen ser dos técnicas diferentes para resolver problemas de Mecánica
Cuántica: la Mecánica Matricial de Heisenberg y la Mecánica Ondulatoria de Schrödinger, ambas
técnicas produciéndonos a la larga los mismos resultados. La pregunta que nos hacemos ahora es:
¿cuál de las dos técnicas es la mejor para la solución de problemas? La respuesta aquí es que no hay
una respuesta de orden general: hay que usar la técnica que más nos convenga para el
problema que está siendo analizado. En algunos problemas el análisis será mucho más fácil
recurriendo a la Mecánica Matricial (el análisis del spin del electrón mediante las matrices de Pauli
es uno de tales problemas), mientras que en otros problemas el análisis será mucho más fácil
recurriendo a la Mecánica Ondulatoria. Y habrá otros problemas en los que la complejidad será tal
que no encontraremos ventaja alguna en ninguno de los dos métodos porque ni siquiera será
posible obtener una solución exacta.

PROBLEMA: Una partícula perfectamente elástica está rebotando entre dos paredes planas.
Recurriendo a la mecánica clásica, calcúlese el cambio en la energía de la partícula conforme las
paredes van siendo acercadas la una a la otra lentamente. Demuéstrese que el cambio en la
energía es justo lo que uno esperaría obtener desde el punto de vista de la Mecánica Cuántica si el
número cuántico permanece constante.

Clásicamente, la energía cinética de la partícula es Eclas.=.mv²/2. Si el período para un recorrido


completo volviendo a un mismo punto es T, entonces la partícula habrá recorrido una distancia 2L.
Siendo la velocidad v.=.L/T, y siendo el período igual a la inversa de la frecuencia, entonces v.=.2Lf.
En términos de la velocidad angular para la cual ω.=.2πf, podemos escribir la velocidad como
v.=.ωL/π, con lo cual:

Eclas = mv²/2 = m(ωL/π)²/2 = mω²L²/2π²

Conforme las paredes van siendo acercadas la una a la otra infinitesimalmente, tomando
diferenciales con respecto al cambio en la longitud L tenemos entonces lo siguiente para el cambio
clásico ΔEclas en la energía:

dEclas/dL = mω²L/π²

ΔEclas ≈ (mω²L/π²) ΔL

Por otro lado, bajo el punto de vista de la Mecánica Cuántica, la energía de la partícula rebotando
entre las paredes de la caja está dada por la relación:

Ecuant = n²h²/8mL²

De la relación de De Broglie, λ.=.h/mv, usando v.=.ωL/π e igualando ambas en la velocidad


tenemos:

h/mλ = ωL/π

mωLλ = hπ

Por otro lado, entre las paredes sólo podemos tener múltiplos enteros de medias longitudes de onda,
los cuales deben ser igual a la distancia de separación entre las paredes, o sea n(λ/2).=.L, con lo que
λ.=.2L/n y:

mωL(2L/n) = hπ

Despejando para n:

n = 2mωL²/ħπ

Substituyendo esto en Ecuant:

Ecuant = n²h²/8mL² = ([2mωL²/ħπ]²ħ²)/8mL²

Ecuant = ([4m²ω²L²/π]²)/8mL²

Ecuant = mω²L²/2π²
Esto es igual a lo que habíamos obtenido clásicamente, por lo que, tomando diferenciales con
respecto al cambio en la longitud L, tenemos entonces lo siguiente para el cambio cuántico ΔEcuanten
la energía:

dEcuant/dL = mω²L/π²

ΔEcuant ≈ (mω²L/π²) ΔL

Se concluye que para una partícula perfectamente elástica que está rebotando entre dos paredes
planas el cambio en la energía clásica de la partícula conforme las paredes van siendo acercadas la
una a la otra lentamente es justo lo que uno esperaría obtener desde el punto de vista de la
Mecánica Cuántica si el número cuántico permanece constante.

PROBLEMA: Se define como una función par toda aquella función para la cual la substitución de
su argumento por el valor negativo de su argumento nos produce la misma función:

V(-x) = V(x)

Del mismo modo, una función impar es aquella para la cual V(-x) = -V(x). Demuéstrese que si en
la ecuación de Schrödinger independiente del tiempo el potencial V(x) es una función par,entonces
una función de onda ψ(x) que resuelva a la ecuación de Schrödinger con tal potencial seguirá
siendo una solución al tomarse ψ(-x).

En virtud del caracter par de una segunda derivada con respecto a cualquier variable independiente
(si la primera derivada de una función nos produce un signo negativo sobre la misma, entonces la
segunda derivación invertirá dicho signo dejándonos un signo positivo), el operador H en la
ecuación de Schrödinger independiente del tiempo:

permanecerá inalterado sin cambio alguno bajo una transformación en la cual la variable
independiente x sea reemplazada por -x, siempre y cuando la función del potencial V(x) sea una
función par. Consecuentemente, si ψ(x) es una solución de la ecuación de Schrödinger
independiente del tiempo cuando el potencial V(x) es una función par, entonces ψ(-x) también lo
será:

Hψ(-x) = Eψ(-x)

De este modo, tanto ψ(x) como ψ(-x) serán entonces soluciones a la ecuación eigenproduciéndonos
el mismo eigenvalor E. Y del mismo modo, cualquier combinación lineal de soluciones a una
ecuación de onda de Schrödinger independiente del tiempo también será una solución, aunque se
trate de combinaciones de funciones pares e impares:

H[ψ(x) ± ψ(-x)] = E[ψ(x) ± ψ(-x)]

Una de las motivaciones más importantes para obtener una ecuación diferencial capaz de poder
describir el comportamiento de las ondas de materia en la descripción de los fenómenos del mundo
submicroscópico fue resolver el problema más práctico y conceptualmente más sencillo de todos en
la tabla periódica de los elementos: el átomo de hidrógeno, que consta de un solo protón en el
núcleo y un solo electrón orbitando en torno al núcleo, obteniendo una solución que por lo menos
fuera capaz de poder reproducir los resultados y las predicciones exitosas obtenidas con el modelo
atómico planetario de Bohr. Y resulta que de la ecuación de onda de Schrödinger se pueden derivar
todas las fórmulas obtenidas por Bohr con su modelo atómico planetario, e inclusive muchas otras
cosas más como la aparición de números cuánticos adicionales que son capaces de poder explicar
otros fenómenos tales como el efecto Zeeman y el efecto Stark que el modelo de Bohr ni siquiera
contempla. Este hecho es de tal importancia que será resaltado aquí de la siguiente manera:

Todas las ecuaciones que se pueden obtener con el modelo atómico


planetario de Bohr también se pueden obtener partiendo de la ecuación
de onda de Schrödinger.

Las mismas ecuaciones que se obtienen del modelo atómico planetario de Bohr para el átomo de
hidrógeno se obtienen a partir de la ecuación de onda de Schrödinger empleando un modelo
tridimensional del átomo especificado mediante coordenadas esféricas (r,θ,φ) y recurriendo al
método matemático de separación de variables para ecuaciones diferenciales. La parte de la cual se
pueden derivar las ecuaciones de Bohr es la ecuación radial en la cual hace su aparición el número
cuántico principal n. Reproducir los resultados obtenidos por Bohr fue la primera gran “prueba de
fuego” de la ecuación de onda de Schrödinger confirmando que dicha ecuación era algo más
fundamental que el modelo de Bohr ya que las ecuaciones del modelo de Bohr se obtienen de la
ecuación de Schrödinger y no al revés; y el triunfo obtenido permitió extender el concepto hacia
otros sistemas submicroscópicos distintos al átomo de hidrógeno. La ecuación de Schrödinger
permite obtener lo mismo que el modelo de Bohr fija como la energía para el átomo de hidrógeno en
su estado base:

y también permite obtener la ecuación general que obtuvo Bohr para los valores energéticos de las
demás capas especificadas con el número cuántico principal n:

De éste modo, la fórmula de Rydberg se puede derivar del modelo atómico de Bohr, el cual a su vez
se puede derivar de la ecuación de onda de Schrödinger, con lo cual aparentemente hemos llegado al
punto de partida más fundamental que pueda haber en la Mecánica Ondulatoria. Sin embargo, la
ecuación de Schrödinger en sus inicios no incorporaba efectos propios de la Teoría de la Relatividad
Especial (en donde el espacio tridimensional y el tiempo son unificados por igual en un solo criterio
indivisible bautizado como el espacio-tiempo), lo cual fue corregido por el físico inglés Paul Adrien
Maurice Dirac que enmendó la omisión con su famosa ecuación relativista para el átomo de
hidrógeno o ecuación de Dirac. Afortunadamente, para muchos problemas resulta suficiente la
ecuación de onda de Schrödinger, la cual será tratada más a fondo en entradas posteriores conforme
se vayan introduciendo nuevas herramientas matemáticas que permitan su manejo ya sea exacto o
mediante aproximaciones como la teoría de las perturbaciones o el método WKB que serán
estudiados posteriormente en ésta obra.

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