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Los centros comerciales extreman sus precauciones para garantizar la seguridad de las

personas, así como para evitar pérdidas debidas a hurtos.


Las funciones de vigilancia y protección de la seguridad ciudadana son realizadas tanto
por los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en concreto por los agentes del
Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia Civil, y por los agentes de la policía local,
como por agentes de seguridad privada.
No obstante, el desempeño de las funciones de vigilancia y protección de bienes y
personas no debe implicar la comisión de prácticas abusivas, arbitrarias ni
discriminatorias, ni un trato incorrecto o desconsiderado con los ciudadanos.
La Constitución proclama determinados derechos individuales y colectivos como la
libre
circulación por el territorio nacional -art. 19 CE-, el derecho a la libertad y a la
intimidad
de las personas -arts. 17 y 18 CE y prohíbe la arbitrariedad en la actuación de los
poderes públicos -art. 9.3 CE- y reconoce no sólo el derecho a la integridad física como
un derecho fundamental, sino también la libertad ambulatoria entendida como derecho a
permanecer en libertad si no concurre causa legal alguna que legitime la privación de la
misma. La libertad ambulatoria, la integridad física y moral así como la dignidad
humana
adquieren especial relevancia en este marco al configurarse como bienes jurídicos que
constituyen el fundamento del orden político y la paz social según dispone el artículo
10.1 de la Constitución.
Con carácter general, el desempeño de las actividades de vigilancia y protección de
establecimientos debe ajustarse a los principios de integridad y dignidad; protección y
trato correcto a las personas, evitando abusos, arbitrariedades y violencias, actuando
con congruencia, oportunidad y proporcionalidad en la utilización de sus facultades y de
los medios disponibles.
Entre las funciones más importantes de los vigilantes de seguridad privada se
encuentran las de:
- evitar la comisión de actos delictivos o infracciones y poner inmediatamente a
disposición de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a los
delincuentes en relación con el objeto de su protección, así como los
instrumentos, efectos y pruebas de los delitos, no pudiendo proceder al
interrogatorio de aquellos.
- colaborar con los agentes del Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia Civil, y
de la Policía Local.
Es preciso tener en cuenta los mandatos constitucionales señalados en todas aquellas
situaciones en que se puedan vulnerar derechos fundamentales y cometer atropellos
contra los ciudadanos

Derechos y obligaciones en caso de registro


Es posible que al salir de un centro comercial llevemos alguna compra de la que no han
retirado los dispositivos de seguridad anti-hurto, por lo que las alarmas pueden activarse
y dar origen a una situación incómoda.
Ante esta situación debemos tener presente nuestros derechos y obligaciones:
- ¿Puede un vigilante de seguridad registrar bolsos y mochilas y otros efectos
personales?
El control de efectos personales afecta al derecho constitucionalmente reconocido a la
intimidad personal, derecho que no es absoluto sino que tiene sus límites en las
exigencias públicas1 y en cuya aplicación ha de tenerse bien presente el principio de
proporcionalidad, porque es preciso guardar, siempre, el justo equilibrio entre lo que
se
quiere investigar y el perjuicio o menoscabo que puede sufrir la dignidad o la intimidad
de la persona como consecuencia de tales actuaciones.2
Los agentes públicos en el ejercicio de las funciones de seguridad han de respetar este
principio, por lo que con mayor razón ha de respetarse por los agentes de seguridad
privada, entre cuyas funciones habituales se encuentra la función de protección de
bienes inmuebles. Será en este ámbito donde podrán, en caso de que haya indicios de
que se ha cometido un delito, realizar un control de efectos personales mediante la
solicitud de que les sea exhibida la bolsa o bulto que se lleve encima, sin que puedan
proceder por su parte a registrar bolsos o mochilas, función que corresponde en
exclusiva a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia Civil, y de la
Policía Local.
En esta misma línea, destaca la práctica generalizada en determinados
establecimientos de exigir a toda persona que porte un bolso a enseñarlo en la caja: se
trata de una práctica abusiva que incide en el derecho a la intimidad de las personas, y
que solamente podría llevarse a cabo cuando existiese certeza o motivos concretos de
que se ha cometido un delito.
- ¿Puede un agente de Policía requerirme la identificación personal y registrar
efectos personales?
Los agentes de los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado pueden requerirle la
identificación personal y realizar las comprobaciones pertinentes en la vía pública o en
el lugar donde se hubiere hecho el requerimiento, pero solamente “cuando sea
necesario para el ejercicio de las funciones de protección de la seguridad que a los
agentes encomiendan la presente Ley y la Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad", expresión legal que el Tribunal Constitucional ha interpretado como
aplicable "a personas no identificadas de las que razonable y fundadamente pueda
presumirse que se hallan en disposición actual de cometer un ilícito penal". (STC3
41/1993 Pleno 18 noviembre 1993).

En esta situación ante este requerimiento constituye un deber de los ciudadanos


proceder a identificarse con el documento nacional de identidad, pasaporte o resguardo
de que se está en vías de obtener alguno de estos documentos.
En caso de no lograrse la identificación por cualquier medio, y cuando resulte necesario
para impedir la comisión de un delito o falta, o al objeto de sancionar una infracción,
podrán requerir a quienes no pudieran ser identificados a que les acompañaren a
dependencias próximas y que cuenten con medios adecuados para realizar las
diligencias de identificación, a estos solos efectos y por el tiempo imprescindible.
- ¿Pueden los vigilantes de seguridad requerir identificación personal?
El control de identidad, según el artículo 77 del Reglamento de Seguridad Privada, sólo
puede ser llevado a cabo dentro de la función del control de acceso a los edificios o
inmuebles de cuya vigilancia y custodia estuvieren encargados, o bien como parte
integrante de las funciones de vigilancia y seguridad que tienen encomendadas en
aquéllos.
En estos casos, cabe distinguir dos supuestos:
a) Inmuebles en los que el control de acceso implique identificación de la persona,
como edificios Oficiales que así lo requieran.
En este caso la identificación se realizará como medida adicional por parte de
funcionarios policiales, ya que se efectúa una comprobación rutinaria mediante el uso
de los arcos de seguridad y los escáner.
En caso de negativa a identificarse a requerimiento del vigilante, éste debe impedir la
entrada. Asimismo, si por cualquier circunstancia se encontrase en un inmueble con
acceso restringido una persona que no haya sido identificada, el vigilante debe proceder
a su identificación, y en el supuesto de resistirse a ello, se le invitará a abandonar el
inmueble. Si hiciese caso omiso de tales indicaciones, se requerirá la presencia de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
b) Inmuebles en los que no exista control de acceso y, aún siendo de titularidad privada,
sean de uso público (por ejemplo, centros comerciales, transporte público, etc).
En este supuesto el vigilante sólo puede solicitar la identificación de una persona
cuando existan indicios concretos y racionales sobre su participación en un acto
delictivo (delito o falta). En caso de negativa o si se tiene la certeza de la comisión de
un
delito, debe poner al presunto delincuente y a los instrumentos o efectos del supuesto
delito a disposición de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
- ¿Puede un auxiliar del centro comercial desarrollar labores de vigilancia?
En principio, y como criterio general, puede señalarse que la correcta aplicación de la
legislación de seguridad privada pasaría por reservar al personal de seguridad privada
estrictamente las funciones de vigilancia y seguridad activa de bienes y personas -
diurna y nocturna- y el control de sistemas de seguridad; entendiéndose por vigilancia y
seguridad activa aquélla que incluye la posibilidad de repeler cualquier agresión al bien
que se vigila.

Con carácter general, las funciones del personal propio del establecimiento o del
personal auxiliar de servicios, y las del personal de seguridad privada, no son
intercambiables, es decir, no pueden ser prestadas indistintamente por uno u otro
colectivo.
- ¿Puede un vigilante de seguridad conducirle a dependencias apartadas para
proceder al registro de los efectos personales o para realizar un cacheo?
Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia Civil y de la Policía Local
pueden realizar las comprobaciones pertinentes en la vía pública o en el lugar donde se
hubiere hecho el requerimiento. Por lo tanto si los propios agentes de la Policía deben
realizar esta comprobación “in situ” lo mismo debe desprenderse de la actuación de los
vigilantes de seguridad, que no podrán registrar nuestras pertenencias en dependencias
apartadas.
La diligencia de cacheo siempre debe responder a una sospecha fundada de que se ha
realizado algún hecho punible, por lo que debe realizarse exclusivamente por
funcionarios policiales, siempre que se cumplan tres requisitos: que se realice por
alguien del mismo sexo, que según la intensidad y alcance corporal se haga en un sitio
reservado y que se eviten posturas o situaciones degradantes o humillantes.
En cualquier caso debe tener en cuenta que los cacheos que en algunos centros
comerciales se llevan a cabo por personal laboral como los dependientes constituyen un
atropello contra nuestra intimidad y una infracción grave, al no ser realizado por un
funcionario policial, que es el único que puede hacerlo.
En el caso de que se quiera realizar un cacheo o un registro a un menor de edad, no es
necesario efectuarlo en presencia de sus padres o tutores legales, aunque se realizará
con la discreción suficiente para preservar la intimidad de aquel y, siempre que sea
posible, por funcionarios policiales que no porten uniforme.
¿Qué podemos hacer si consideramos que se ha producido una vulneración de
nuestros derechos?
En primer lugar podemos solicitar la hoja de reclamaciones para dejar constancia de lo
ocurrido y llevar una copia a la Administración competente de consumo.
Es importante recabar datos de los testigos que hayan presenciado alguna de las
actuaciones que pueden vulnerar sus derechos como en caso de haberse producido un
registro o un cacheo irregular.
En todo caso siempre puede acudir a interponer una denuncia en la Comisaría
aportando los datos más significativos como el día, la hora, el centro comercial, los
datos del agentes o agentes que han intervenido y si es posible datos de los testigos.

INFORME SOBRE UTILIZACIÓN DE MEDIOS DE DEFENSA POR LOS


VIGILANTES DE SEGURIDAD

Determinadas Delegaciones del Gobierno han formulado una consulta sobre diversas
cuestiones relacionadas con los medios de defensa que pueden utilizar los vigilantes de
seguridad, con arreglo a lo previsto en la normativa reguladora de la seguridad privada.

En relación con ello, esta Secretaría General Técnica expone su opinión, en las
siguientes consideraciones:

Las funciones, deberes y responsabilidades de los vigilantes de seguridad están


regulados en la Ley 23/1992, de 30 de julio, de Seguridad Privada, y desarrollados en el
Real Decreto 2364/1994, de 9 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de
seguridad privada.

Es bien clara la normativa en este sentido y específicamente, para el caso que nos
ocupa, el articulado de la misma referido a la posesión de armas u otros medios de
defensa, y a la utilización del uniforme y distintivos de los vigilantes de seguridad,
aspectos regulados en los artículos 83,86 y 87 del Reglamento de seguridad privada.
Concretamente, el artículo 86, en sus apartados 2 y 3, establece lo siguiente:

• Los vigilantes de seguridad portarán la defensa que se determine por el


Ministerio del Interior en los supuestos que, asimismo, se determinen por dicho
Ministerio.
• Cuando los vigilantes en el ejercicio de sus funciones hayan de proceder a la
detención e inmovilización de personas para su puesta a disposición de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el jefe de seguridad podrá disponer el uso de
grilletes.

De igual manera el artículo 87, en su apartado 2, dispone que los vigilantes no podrán
vestir el uniforme ni hacer uso de sus distintivos fuera de las horas y lugares de servicio
y de los ejercicios de tiro.

Asimismo, y en relación con los artículos anteriormente citados, la Orden de 7 de


julio de 1995, por la que se concretan determinados aspectos en cumplimiento de la Ley
y el Reglamento de seguridad privada sobre personal, en su apartado vigésimo sexto,
establece textualmente:
• La defensa reglamentaria de los vigilantes de seguridad será de color negro, de
goma semirrígida, forrada de cuero, y de 50 centímetros de longitud; y los
grilletes serán de los denominados de manilla.
• Los vigilantes de seguridad portarán la defensa en prestación de su servicio,
salvo cuando se trate de la protección del transporte y distribución de monedas y
billetes, títulos-valores, objetos valiosos o peligrosos y explosivos.

De lo anteriormente expuesto se deduce que los grilletes, cuando su uso está


autorizado por el jefe de seguridad, y la defensa, son atributos propios del cargo de
vigilante de seguridad y están obligados a portarlos en sus servicios, formando parte de
la uniformidad y distintivos de los mismos. Por tanto, se entiende que la utilización y
tenencia de cualquiera de los objetos mencionados ha de hacerse en horas de trabajo y
nunca fuera de las mismas.

Igualmente se significa que dichos medios (defensa y grilletes) son proporcionados a


los vigilantes por las empresas de seguridad en las que se encuentren integrados, para el
desempeño de sus funciones en los servicios que tuvieran asignados y, por tanto, la
propiedad o titularidad de los mismos recae en las empresas de seguridad.

De acuerdo con las consideraciones anteriores, puede concluirse que supone un ilícito
administrativo portar medios de defensa por parte de los vigilantes de seguridad fuera
de las horas de trabajo, pudiendo constituir dicha conducta una infracción leve tipificada
en el artículo 23.3.c) de la Ley 23/1992, y en el artículo 153.9 del Reglamento de
seguridad privada.

En cuanto a la Orden de 11 de junio de 1975, sobre expendición de esposas y


grilletes, se entiende que la misma sigue vigente en relación a la venta y
comercialización de los mismos, quedando prohibida la venta de tales objetos a quien
no justifique plenamente su condición de agente de la autoridad, o no estuviera
autorizado para la adquisición de los mismos.

Llegados a este punto, se hace necesario aclarar la situación que se originaría si la


propiedad o titularidad de los grilletes fuese el vigilante de seguridad (en su
consideración de particular) y no de la empresa de seguridad, como así debe ser, tal y
como se ha apuntado con anterioridad. En este caso, la propia Orden de 11 de junio de
1975 expresa de forma concisa la prohibición del uso y tenencia de grilletes por quienes
no estén autorizados para ello, así como la entrega inmediata de los mismos, por parte
de los particulares que los posean, en las Intervenciones de Armas de la Guardia Civil.
Y todo ello, en aras de evitar la perturbación de los derechos individuales, la paz y la
seguridad por parte de personas que obtengan este tipo de objetos para utilizarlos en
fines distintos a aquéllos para los que están específicamente destinados.

Por último, y en relación con la defensa, el tamaño estipulado para la que porten los
vigilantes de seguridad es de 50 centímetros de longitud, por lo cual, en el supuesto
objeto de consulta y caso de que la defensa en cuestión fuese propiedad de la empresa
de seguridad, ésta incurriría en infracción administrativa, al no adecuarse a lo exigido en
la vigente normativa de seguridad privada, y, concretamente, a la Orden de 7 de julio de
1995. Tal infracción sería subsumible en el tipo previsto en los artículos 22.3.a) de la
Ley 23/1992, y 150.17 del Reglamento de seguridad privada, sin perjuicio de que pueda
asimismo sancionarse al vigilante en cuestión por portar la defensa fuera de las horas de
servicio.

INFORME SOBRE FUNCIONES DE LOS VIGILANTES DE SEGURIDAD Y


AUXILIARES DE SERVICIOS EN LAS GRANDES SUPERFICIES
COMERCIALES

Por parte de algunas Delegaciones y Subdelegaciones del Gobierno se han elevado


diversos escritos formulando consulta sobre las funciones que corresponden a los
vigilantes de seguridad y auxiliares de servicios, especialmente en grandes superficies
comerciales, en concreto, en relación con los dispositivos antihurto, así como respecto a
los servicios que se prestan en los denominados centros de control de tales
establecimientos.

En relación con ello, esta Secretaría General Técnica pone de manifiesto lo siguiente:

La primera cuestión se refiere a la posibilidad de que los "auxiliares de servicios"


puedan desempeñar las actividades descritas en relación con los dispositivos antihurto
(invitar al cliente a comprobar si lleva alguna prenda con dicho dispositivo sin
desactivar y avisar al servicio de seguridad). Pues bien, aunque, en principio, sería
lógico encuadrar dicha función en las atribuciones típicas de vigilancia y protección que
corresponden a los vigilantes de seguridad, puede admitir una cierta discrecionalidad en
cuanto a la adscripción de dichas tareas a los "auxiliares de servicios", en la medida en
que las mismas podrían considerarse parte de la custodia ordinaria relacionada con las
normas de funcionamiento del establecimiento.

En efecto, y sin perjuicio de la posible comisión de delitos o faltas contra la propiedad,


son también numerosas las ocasiones en que los dispositivos antihurto no son
convenientemente desactivados por el personal propio de los establecimientos,
provocándose, en consecuencia, la activación de la alarma correspondiente, con el
consiguiente "apuro" para el cliente sobre el que implícitamente recae la sospecha de
presunto delincuente, aún más manifiesta si quien interviene en primera instancia es un
vigilante de seguridad.

Por tanto, si los establecimientos disponen únicamente de personal de seguridad, sería


éste el encargado de realizar tales misiones, pero si, además, disponen de "auxiliares de
servicios", esta Secretaría General Técnica entiende que éstos podrían desempeñar tal
función en cuanto destinada a comprobar la correcta desactivación del dispositivo
antihurto, debiendo, en todo caso, comunicar al servicio de seguridad cualquiera
anomalía o indicio que haga sospechar la comisión de un delito o falta.

La segunda de las cuestiones suscitadas se refiere a la posibilidad de que los vigilantes


de seguridad que prestan servicios en los denominados "centros de control" de los
establecimientos puedan, además de controlar los sistemas electrónicos de seguridad
(sistemas de registro de imágenes y alarmas), atender igualmente al control de los
sistemas contra incendios y de control de temperaturas.

En relación con este asunto, tanto esta Secretaría General Técnica como la Dirección
General de la Policía han venido considerando que de la vigente normativa de seguridad
privada no puede deducirse la obligatoriedad de que los centros de control estén
atendidos por personal de seguridad.

Respecto a las actividades que se realizan en dichos centros de control (comprobación


del estado y funcionamiento de las calderas, de frío de las cámaras, de las alarmas de
incendios, de gas, etc.), se trata de actividades excluidas del ámbito de aplicación de la
normativa de seguridad privada (Disposición Adicional Tercera de la Ley 23/1992, de
30 de julio, de Seguridad Privada, y Disposición Adicional Primera del Real Decreto
2364/1994, de 9 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de Seguridad
Privada) y que, por tanto, deben ser ejercidas por personal distinto del de seguridad
privada, que puede ser directamente contratado por los titulares de los establecimientos.

Sobre este particular no debe olvidarse que el artículo 12.1 de la Ley 23/1992, establece
que los vigilantes de seguridad, dentro de la entidad o empresa donde presten sus
servicios, se dedicarán exclusivamente a la función de seguridad propia de su cargo, no
pudiendo simultanear la misma con otras misiones.

Idéntica previsión contiene el artículo 70.1 del Reglamento de Seguridad Privada, el


cual ha sido objeto recientemente de modificación mediante el Real Decreto 1123/2001,
de 19 de octubre, añadiéndose una matización a dicha norma imperativa: "No se
considerará excluida de la función de seguridad propia de los vigilantes, la realización
de actividades complementarias, directamente relacionadas con aquélla e imprescindible
para su efectividad".

Son dos, por tanto, las premisas que se exigen para que puedan producirse excepciones
a la norma general prevista en los citados artículos: que la actividad que no sea
propiamente de seguridad se relacione directamente con ésta y que sea imprescindible
para su efectividad.

En el presente caso podría considerarse in extremis la concurrencia de dichos requisitos


en cuanto al control de los sistemas contra incendios, en la medida en que los incidentes
que pudieran producirse como consecuencia de aquéllos requiriesen actuaciones
complementarias de los vigilantes de seguridad en la organización y control de
evacuación de personas, en orden a preservar la seguridad. Pero difícilmente puede
encontrarse una relación directa e imprescindible para su efectividad, entre las funciones
de seguridad propias del cargo de vigilante de seguridad y el control, en su caso a través
de medios técnicos, de los sistemas de mantenimiento. (calderas, cámaras frigoríficas,
instalaciones electrónicas, etc.) que no sean de seguridad.

En consecuencia, aún admitiendo una cierta discrecionalidad en cuanto a determinados


puestos de trabajo que, consistentes en la custodia ordinaria relacionada básicamente
con las normas de funcionamiento del establecimiento, pudieran ser asignados a
personal auxiliar o a personal de seguridad privada, debe concluirse que la vigilancia y
control de tales sistemas de mantenimiento, así como la transmisión del correspondiente
parte de averías al servicio técnico correspondiente, son funciones que no corresponden
a los vigilantes de seguridad, los cuales, de ejercerlas, pueden incurrir en la infracción
prevista en el artículo 152.1.e) del Reglamento de Seguridad Privada.

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