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Apuntes presentación

Cuarto hijo de once. Padres artesanos.

Lenguas clásicas, religión… Y más religión. “Despertar y conservar en los niños en recuerdo de
Dios, presente en todas partes”. Las mismas lenguas clásicas las estudiaban en el Nuevo
Testamento. No es raro que Kant llegara a mostrar poca simpatía hacia ese tipo de educación y
que insistiera reiteradamente en la necesidad de dejar que la razón descubra por sí misma la
verdad, sin imposiciones previas y sin poner barreras a su afán de saber.

Tras ocho años de colegio, ya muerta su madre, ingresa a la universidad. Ya aquí tiene libertad
para escoger las materias que sean más de su agrado. Kant quiere saber un poco de todas las
ciencias. Filosofía, matemáticas y ciencias naturales. Ninguna de esa era dictada en el colegio en el
que estaba. Marin Knutzen. Profesor de lógica y metafísica. Él unía su saber filosófico y científico a
un gran interés por lo religioso. Knutzen también le dio acceso a su biblioteca personal, de la cual
Kant tuvo a disposición varios textos de Newton.

1766: He tenido el destino de enamorarme de la metafísica; sin embargo, no he recibido favor de


ella”.

Luego de graduarse, dicta clases como profesor particular por unos siete años. Le hacía falta
dinero para poder dedicarse plenamente a sus investigaciones; sin embargo, ya era bastante
conocido a nivel académico. Rechaza ofertas de otras universidades, hasta que acepta ser profesor
ordinario en su alma máter. Durante estos años, publicó una serie de trabajos que lo colocaron en
el primer plano de la filosofía alemana.

50-60 años de Kant: Culminación de la anterior e innovación. Inauguración del criticismo en la


filosofía europea.

1786: Muere Federico el Grande. Simpatía hacia la Ilustración da lugar a cierta liberación y, en la
esfera religiosa, una notable tolerancia. La dedicatoria al barón Karl Abraham Zedlitz (gran
seguidor del trabajo de Kant) no es por pura adulación; es, en realidad, un tributo al “conocedor
ilustrado y entusiasta” de las ciencias. Zedlitz, que era ministro de asuntos eclesiásticos y
culturales, promovió de forma notable la modernización de las universidades y favoreció a los
hombres que él creía capaces de llevarla a cabo. Kant recibía múltiples atenciones personales y
una admiración constante.

1793: La religión dentro de los límites de la mera razón. Censura eclesiástica hacia Kant.

1778: Kant rechaza la oferta de 800 táleros (él ganaba 236) por trasladarse a la Universidad de
Halle, centro de la Alemania culta. Zedlitz pensaba que Kant tenía la obligación de difundir sus
conocimientos en un auditorio más amplio.

En fin, Federico Guillermo II, el que fue el sucesor de Federico el Grande, nombra a Wollner como
sustituto de Zedlitz. Wollner era un teólogo enemigo de los ilustrados. Él comenzó a promulgar
edictos de censura que en 1794 comienzan a desatar una represión que es firmada por el mismo
emperador. “Con gran disgusto ha sabido nuestra Altísima Persona, desde hace ya bastante
tiempo, que abusáis de vuestra filosofía deformando y profanando no pocas doctrinas centrales y
básicas de las Sagradas Escrituras y del Cristianismo, como habéis hecho especialmente en vuestro
libro La Religión Dentro de Los Límites de La Mera Razón”. En el mismo texto se sugiere a Kant
abstenerse de tales faltas en el futuro y contribuir, en cambio, “a que nuestro soberano propósito
sea progresivamente alcanzado”.

Época de revoluciones: Revolución francesa e independencia de Estados Unidos.

Fue la preocupación con la metafísica lo que impulsó el pensamiento de Kant en sus días más
jóvenes como pensador. 1746 – 1759: Buscaba dar una fundamentación a la metafísica. Teoría del
conocimiento racional que pudiera justificar la existencia de Dios, la providencia, la inmortalidad y
las primeras causas de la naturaleza. 1760 – 1766: Aquí Kant entra como en tusa con la metafísica,
se desilusiona. Incluso niega la posibilidad de una metafísica que trascienda los límites de la
experiencia. 1766 – 1772: Reconciliación parcial. Creía que tenía una fundamentación lo
suficientemente firme para la metafísica 1772 – 1780: Periodo de divorcio. Kant se da cuenta de
que su confianza en su nuevo sistema ontológico para sustentar a la metafísica no puede
responder un problema fundamental respecto a los principios a priori y su validez fundamentada
en la experiencia. Durante la primera mitad del siglo XVIII se vieron múltiples debates entre los
seguidores de Leibniz y los seguidores de Newton, estos debates inspiraron a Kant y le ofrecieron
todos los materiales para que él desarrollara sus antinomias, que eventualmente lo llevaron a su
idealismo trascendental. ANTINOMIA: CONFLICTO EN EL QUE ENTRA LA RAZÓN CUANDO
PRETENDE PENSAR LO INCONDICIONADO. Además, el pensamiento de Christian Wolff, junto a la
filosofía de Leibniz, marcaron las primeras décadas de 1700´s. Wolff pensaba que la razón era la
autoridad en todos los senderos de la vida, fuese en el estado, la iglesia, las universidades o en la
sociedad en general. Sin embargo, como varios pensadores percibieron a éste racionalismo como
una amenaza a la fe, contra argumentaban que el método de Wolff no daba espacio a la libertad o
a los fundamentos de la fe en general, etiquetándolo como un sistema ateo y fatalista. Así, Kant
decide salvar el sistema wolffiano con las bases metafísicas, aportando una justificación racional
para la moral y la creencia religiosa.

Hasta 1790, Kant sigue indagando sobre las fundamentaciones de la metafísica y seguía
cambiando constantemente sus ideas. “Las llamas de su antiguo amor seguían encendidas hasta el
final de su propia vida”.

Así como no puede apartarse de las cuestiones que le surgen por la naturaleza da la razón misma,
no puede responderlas porque superan las facultades de la razón humana.

Con principios empíricos de uso inevitable dentro de la búsqueda de la razón humana la razón se
eleva cada vez más, llegando más y más lejos. Y, como las cuestiones nunca se agotan, la tarea que
empeña la razón humana nunca va a acabar; así, debe hacer uso de principios que sobrepasan
todo posible uso empírico. Estos últimos principios, en primera instancia, son libres de sospecha y
la razón se halla de acuerdo con ellos. Sin embargo, esto la lleva a contradicciones, errores que no
pueden ser detectados ya que no pueden ser contrastados con ninguna base empírica; esto es
debido a que han sobrepasado los límites de la misma experiencia. “El campo de batalla de estas
inacabables disputas se llama metafísica”.

La metafísica fue en su inicio la madre de todas las ciencias. Tal título era meritorio dado la
importancia de su objeto de estudio; no obstante, ahora es rechazad y “se lamenta como Hécuba:
hasta hace poco la mayor de todas, poderosa entre tantos yernos e hijos, y ahora soy desterrada
como una miserable” (Ovidio, Metamorfosis).

No es posible intentar tratar con indiferencia las investigaciones de la ciencia que tiene por objeto
la naturaleza humana. Inevitablemente, todos caen en el pensamiento de afirmaciones
metafísicas. Sin embargo, cuando se trata con tal indiferencia a una ciencia, es porque la época ya
no se contenta con los saberes aparentes que tal ciencia ofrece. Así, cuando la ciencia afectada es
la metafísica, se hace un llamado a la razón para que inicie de nuevo un proceso de
autoconocimiento; además debe comenzar el levantamiento de un “tribunal que garantice sus
pretensiones legítimas y que sea capaz de terminar con todas las arrogancias infundadas, no con
afirmaciones de autoridad, sino con las leyes eternas e invariables que la razón posee. Semejante
tribunal no es otro que la misma crítica a la razón pura”.

Tal crítica es la de la facultad de la razón en general, “en relación con los conocimientos a los que
puede aspirar prescindiendo de toda experiencia”. Entonces, el intento de Kant es “decidir la
posibilidad o imposibilidad de una metafísica en general y de señalar tantos las fuentes como la
extensión y límites de la misma, todo ello a partir de principios”. Entonces, Kant trata de
responder a las preguntas de la razón de acuerdo a los principios. Porque, para Kant, la razón pura
es una unidad tan perfecta que, si un principio no es suficiente para solucionar una cuestión, es
necesario reemplazarlo por el correcto y así sí se llegará a la solución de esa cuestión y las
restantes. Así, no le falta la soberbia para argumentar que, en su texto, ha resuelto todos los
problemas que rodean las turbias aguas de la metafísica, y al menos dado la clave para solventar
los que no haya podido resolver.

Y, a pesar de que en esta última parte Kant se muestra bastante arrogante, argumenta que no es
menos humilde que cualquier otro autor que pretenda extender el conocimiento humano más allá
de los límites de la experiencia posible.

“Todo conocimiento que quiera sostenerse a priori proclama por sí mismo su voluntad de ser
tenido por absolutamente necesario”. ¿Qué y cuánto pueden conocer el entendimiento y la razón
con independencia de toda experiencia?

La metafísica no ha podido tomar el camino seguro de la ciencia. Más que un hecho, la metafísica
es más bien “un campo de batalla realmente destinado, al parecer, a ejercitar las fuerzas propias
en un combate donde ninguno de los contendientes ha logrado jamás conquistar el más pequeño
terreno ni fundar sobre su victoria una posesión duradera”. Se anda a tientas y con base a simples
conceptos al estudiar la metafísica.

Éxito de la lógica = limitación de esta. Así, no retrocede; sin embargo, tampoco avanza. En la lógica
el entendimiento no se ocupa más que de sí mismo y de su forma. “Permitir que las ciencias se
invadan mutuamente no es ampliarlas, sino desfigurarlas”. (Página 50)

La física y la matemática = conocimientos teóricos de la razón que deben determinar los objetos a
priori. Matemática = Pura; Física = parcialmente pura, está sujeta a otras fuentes de conocimiento
distintas de la razón.

Al hacer demostraciones científicas se entiende que “la razón sólo reconoce lo que ella misma
produce según su bosquejo, que la razón tiene que anticiparse con los principios de sus juicios de
acuerdo con leyes constantes y que tiene que obligar a la naturaleza a responder sus preguntas
[…]. De lo contrario, las observaciones fortuitas y realizadas sin un plan previo no van ligadas a
ninguna ley necesaria, ley que, de todos modos, la razón busca y necesita”.

“¿Por qué la naturaleza ha castigado nuestra razón con el afán incansable de perseguir este
camino como una de sus cuestiones más importantes?”

Copérnico. Ejemplo estrellas en reposo mientras el espectador gira. Si el objeto se rige bajo
nuestra capacidad de intuición, puedo representar el conocimiento a priori de la naturaleza del
objeto. “Sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellas”.

“Nos advierte que jamás nos aventuraremos a traspasar los límites de la experiencia con la razón
especulativa”. Los principios con los que la razón especulativa sobrepasa sus límites no constituyen
una ampliación.

Presentan como resultado una reducción de nuestro uso de la razón, ya que tales principios
amenazan realmente con extender los límites de la sensibilidad y suprimir el uso puro de la razón.
“Ello se ve claro cuando se reconoce que la razón pura tiene un uso práctico, el moral. Al emplear
este uso va más allá de los límites de la sensibilidad.

En la parte analítica de la crítica se destacan el espacio y el tiempo como las condiciones de las
cosas en cuanto a que son fenómenos. Además, tales cosas no las podemos conocer en sí mismas,
sino desde la experiencia; es decir, en cuanto a fenómeno. Pero, aunque no podamos conocer
estas cosas en sí mismas, podemos tener la certeza de que las podemos pensar.

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