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Durerea toracica

Las nuevas investigaciones efectuadas durante los últimos veinte años han
aumentado nuestro conocimiento de la gente, los recursos y las instituciones de España
en la Edad Moderna. Debido a ello, han cambiado muchas de nuestras percepciones,
quizá no tantas como afirman los revisionistas, pero sí las suficientes para impulsar a
los historiadores a reflexionar de nuevo sobre asuntos que ya eran conocidos. Los
siguientes capítulos también han experimentado cambios significativos desde que se
publicaron por primera vez como obra independiente. El incremento de los estudios
regionales que se registró en el último cuarto del siglo XX se refleja en los capítulos
dedicados a la historia económica y social, el tratamiento de la demografía, las
estructuras agrarias y las actividades industriales presenta los resultados de las
investigaciones regionales y los sitúa en un marco nacional o al menos castellano.
El siglo XVII, tal vez aún más que el XVI, se ha beneficiado del resurgimiento de
los estudios históricos en España y de las aportaciones de historiadores de fuera de la
península. Los atributos del gobierno Habsburgo en su fase media se observan ahora
con mayor claridad, sus reyes y los súbditos de éstos se comprenden mejor. El reinado
de Felipe II ha pasado a ocupar el centro del escenario, a la vez que el de Felipe IV y
Olivares se ha estudiado y revaluado extensamente. Y, aparte de los reyes y los
favoritos, las tendencias a plazo más largo del gobierno y su creciente deconstrucción a
favor de bases de poder y grupos de intereses regionales son ahora tenías nuevos de la
historia de los Habsburgo cuyos resultados ya discuten los especialistas. Las
investigaciones modernas han recreado el mundo rural en el que vivía la mayor parte
de los españoles y los registros de los diezmos se han convertido en la clave para abrir
la realidad de la circunstancia de España. Prácticamente ninguna región de la
península se ha librado de que contaran su población, calcularan su producción,
analizaran su sociedad y replantearan su cronología de progreso y recesión, a la vez
que se han registrado ciudades, poblaciones y puertos en busca de señales de industria
y comercio. Los últimos decenios del siglo, en otro tiempo territorio sin mapas, ya han
sido explorados y tienen ahora sus cartas geográficas. Carlos II, al parecer, presidió
promesa además de pobreza, y al extenderse en el tiempo la supervivencia del poder y
los recursos de España, se ha avanzado también la cronología de la recuperación y se
ha hecho que la depresión de mediados de siglo ocupara un espacio más breve y
desempeñara un papel menos importante.

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