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FUNDACION UNIVERSITARIA CLARETIANA

ETICA

GONZALO M DE LA TORRE GUERRERO

Quibdó
2010
ÉTICA 2

UNA ÉTICA INSPIRADA EN LA IDENTIDAD SOCIAL


CLARETIANA

RESPUESTA A LA SOCIEDAD NEOLIBERAL QUE


ACTUALMENTE DESHUMANIZA AL SER HUMANO
Gonzalo M. de la Torre Guerrero

INTRODUCCIÓN

Toda institución de Educación Superior tiene su propia misión u objetivo y, en base


al mismo, transmite unos valores a quienes se acercan a la institución. Esta es la
razón por la cual todo estudiante, en cualquiera de las carreras que elija, debe
acercarse a los valores que definen la identidad de su respectiva institución. El
estado colombiano, al aprobar una Institución educativa de carácter superior, la
obliga a que le presente a sus estudiantes su pensamiento o identidad, para que
estos conozcan la verdadera dimensión de la institución a la que pertenecen.

Si aquí y ahora hablamos de una “identidad claretiana”, que debe ser conocida por
los estudiantes que quieren beber de nuestro programas, es porque estamos
convencidos de poder ofrecer unos valores que, más allá de toda confesionalidad,
pueden ayudar al crecimiento humano de quien está cerca de la FUCLA.

Por lo mismo, cuando hablamos de “identidad claretiana” no estamos hablando de


otra cosa que de los valores específicos que este Centro Claretiano de Educación
Superior cree tener y anhela comunicar a quienes entren en contacto con el mismo.

Con el nombre de “identidad claretiana” queremos referirnos a la herencia


humanizadora que el grupo de misioneros claretianos -fundadores, coordinadores y
animadores de la FUCLA- hemos recibido de Antonio María Claret quien, en el año
de 1849, puso en marcha la Congregación Religiosa de Misioneros Hijos del
Inmaculado Corazón de María, o Misioneros Claretianos.

Aún en vida de Antonio M. Claret, los claretianos decidieron hacer parte de la


evangelización de América Latina y desde comienzos del siglo pasado (febrero de
1.909), decidieron ligarse a la historia del Chocó y de Colombia, hasta el día de
hoy. El nacimiento de nuestra Fundación Universitaria Claretiana está ligado a la
celebración de estos cien años de presencia en el Chocó. Parte de nuestra
identidad claretiana es fundamentar la ética, razón por la cual este módulo
presenta unos lineamientos que orientan nuestro pensamiento y nuestra toma de
posición frente al contexto social de Colombia y de América Latina y desde allí
comprender el panorama del mundo contemporáneo.

La reflexión sobre la ética que se presenta en este módulo está situada en el


contexto social que se vive en América Latina y en Colombia en particular, en su
relación con el orden económico mundial. Para lograr este propósito se han
retomado elementos del pensamiento de Antonio María Claret, del materialismos
dialéctico y se ha hecho una aproximación desde la perspectiva de los Derechos
Humanos y la ética ciudadana, para lo cual la abogada especialista en la materia,
Adriana Arboleda, nos ha compartido sus valiosos aportes.

Como anexo va un texto que analiza la relación entre Trabajo Social y Derechos
Humanos, el cual posibilita a los estudiantes de Trabajo Social y de las ciencias
sociales en general, situar esta reflexión en su campo específico.

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ÉTICA 3

1. LA IDENTIDAD SOCIAL Y ANTROPOLÓGICA


CLARETIANA: FUNDAMENTO DE SU ÉTICA
Ponemos a continuación una serie de textos de la Autobiografía de Antonio M.
Claret, en los que queremos hacer algún énfasis especial. No queremos
expresamente escoger demasiados textos, a fin de no dispersar la atención. Unos
pocos textos bastan para darnos cuenta de la dimensión socio-antropológica del
carisma inspirador de la FUCLA. El título en negrilla que lleva cada texto trata de
explicitar la profundidad del mismo.

a) Antonio M. Claret parte del hecho de que hay que tener claridad sobre
la propia misión, respecto de la sociedad en la que se vive. Esto da claridad
a la ética que se emplee para cumplir dicha misión.

“Al ver que Dios Nuestro Señor, sin ningún mérito mío, sino únicamente por su
beneplácito, me llamaba para hacer frente al torrente de corrupción y me escogía
para curar de sus dolencias al cuerpo medio muerto y corrompido de la sociedad,
pensé que me debía dedicar a estudiar y conocer bien las enfermedades de este
cuerpo social.1

b) Claret insiste en que crear ética no debe ser una acción improvisada,
sino fruto de investigación y compromiso.

(Pensé que me debía dedicar a estudiar y conocer bien las enfermedades de este
cuerpo social). En efecto, lo hice y hallé que todo lo que hay en el mundo es amor a
las riquezas, amor a los honores y amor a los goces sensuales.2

c) Claret se propone humanizar una sociedad capitalista, sin entrañas de


misericordia.

Siempre el género humano ha tenido inclinación a esa triple concupiscencia (Jn


2,16), pero en el día la sed de bienes materiales está secando el corazón y las
entrañas de las sociedades modernas”.3

d) Claret es consciente del modelo de sociedad en que vive y toma


posición frente al mismo.

“Veo que nos hallamos en un siglo en el que no sólo se adora el becerro de oro,
como hicieron los hebreos (Ex 22,4 ss.), sino que se da un culto tan extremado al
oro, que se ha derribado de sus sagrados pedestales a las virtudes más generosas.

e) El ser humano es la víctima de este modelo de sociedad.

He visto ser esta una época en que el egoísmo ha hecho olvidar los deberes más
sagrados que el hombre tiene con sus prójimos y hermanos, ya que todos somos
imágenes de Dios, hijos de Dios, redimidos con la sangre de Jesucristo y destinados
para el cielo”.4

1
CLARET, Antonio María. Autobiografía. Barcelona: Editorial Claret, 1975, n. 357a.
2
Id., n. 357b
3
Id., n. 357c
4
Id., n. 358

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ÉTICA 4

f) Hay que buscar una ética y una moral que estén en consonancia con la
finalidad que se le quiere dar a la propia vida, o que respondan al problema
que se desea afrontar.

“Consideré que para hacer frente a este gigante formidable que los mundanos le
llaman omnipotente, debía hacerle frente con la santa virtud de la pobreza, y así
como lo conocí, lo puse por obra. Nada tenía, nada quería y todo lo rehusaba. Con
el vestido que llevaba y la comida que me daban, estaba contento. En un pañuelo
lo llevaba todo. Mi equipaje consistía en un breviario de todo el año, un vademécum
en que llevaba los sermones, un par de medias y una camisa para mudarme; nada
más”.5

g) El hecho de ser consecuente con los propios principios éticos, puede


mostrar a Claret como persona exagerada.

“Dinero nunca llevaba, ni quería. Un día tuve una alarma. Me metí la mano en el
zurrón del chaleco y creí hallar una moneda; me espanté, la saqué, la miré y con
grande consuelo vi que no era moneda, sino una medalla, que mucho tiempo antes
me habían dado. Volví de la muerte a la vida. Tan grande era el horror que tenía al
dinero”.6

h) El convencimiento de no acumular dinero.

“No tenía dinero, pero tampoco lo necesitaba. No lo necesitaba para caballería,


diligencia ni ferrocarril, porque siempre andaba a pie, siendo así que tenía que
hacer unas viajatas muy largas, como diré en otro lugar. No lo necesitaba para
comer, porque lo pedía de limosna adonde llegaba. No lo necesitaba tampoco para
el vestido, porque Dios nuestro Señor me conservaba la ropa y el calzado casi como
los caminantes en el desierto.7

i) La conciencia suele poner a Dios como autor de los principios éticos


que ella cree justos.

Conocía claramente que era la voluntad de Dios que no tuviese dinero, ni aceptara
cosa alguna, sino la precisa comida para aquel momento, sin recibir jamás
provisión alguna para llevar de una a otra parte”.8

j) Hay que estar convencido del valor de la ética emprendida.

“Este desprendimiento conocí que les causaba a todos grande impresión, y por lo
mismo me esforzaba yo a sostener el punto que había tomado”. 9

k) La ética necesita referentes que la alimenten.

“Para animarme, me recordaba la doctrina de Jesucristo, que meditaba


continuamente; singularmente aquellas palabra que dicen: “Bienaventurados los
pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5,3). “Si quieres ser
perfecto, anda, vende lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme” (Mc 19,21).
“Nadie puede ser discípulo de Jesús sin que renuncie a todas las cosas” (cf. Lc
14,23).10

“Me acordaba siempre que Jesús se había hecho pobre, que quiso nacer pobre,

5
Id., n. 359
6
Id., n. 360
7
Id., n. 361a
8
Id., n. 361b
9
Id., n. 363a
10
Id., n. 362

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ÉTICA 5

vivir pobremente y morir en la mayor pobreza. También me acordaba de María


Santísima, que siempre quiso ser pobre. Y tenía presente, además, que los
Apóstoles lo dejaron todo para seguir a Jesucristo”. 11

l) La práctica de una ética que convence, causa alegría.

“Algunas veces el Señor me hacía sentir los efectos de la pobreza; pero era por
poco tiempo. Luego me consolaba con lo que necesitaba, y era tanta la alegría que
sentía con la pobreza, que no gozan tanto los ricos con todas sus riquezas como
gozaba yo con mi amadísima pobreza”.12

m) La práctica de una ética exigente espera siempre hacer algún fruto en


otras personas.

“He observado una cosa que no puedo menos de consignarla aquí: cuando uno es
pobre y lo quiere ser y lo es de buena voluntad y no por la fuerza, entonces gusta
la dulzura de la virtud de la pobreza y, además, Dios le remedia, de una de estas
dos maneras: o moviendo el corazón a los que tienen para que den a uno, o bien
haciendo vivir sin comer. Yo he experimentado todos estos modos”.13

n) Una ética correcta no debe apoyarse en la política corrupta.

“En materias de política jamás me he querido meter, ni antes que era mero
sacerdote, ni ahora tampoco, siendo así que varias veces me han pinchado… Al fin
y al cabo todos los partidos no son más que jugadores que tratan de ganar el tanto,
y tener el orgullo de mandar a los demás, o el lucro de sueldo más crecido; por
manera que el móvil de la política y de los partidos no es más que la ambición, el
orgullo y la codicia”.14

ñ) El carnet que identifica ante Dios a una persona cristianamente ética, es


su opción por los empobrecidos por el sistema.

“El Señor me dijo a mí y a todos estos misioneros compañeros míos: No son


ustedes los que hablan, sino el espíritu de su padre y de su madre el que habla en
ustedes (cf. Mt 10,20). Por manera que cada uno de nosotros podrá decir: “El
Espíritu del Señor sobre mí, por lo cual me ungió, y me envió a anunciar una buena
noticia a los pobres, a sanar a los de corazón contrito” (Lc 4,18; Is 61,1).

“Soy de corazón tan tierno y compasivo que no puedo ver una desgracia, una
miseria que no la socorra, me quitaré el pan de la boca para dar al pobrecito, y aún
me abstendré de ponérmelo en la boca para tenerlo y darlo cuando me lo pidan, y
me da escrúpulo el gastar para mí recordando que hay necesidades para
remediar”…15

m) Claret y los Claretianos toman su compromiso social del Evangelio de


Jesús de Nazaret.

En estos tiempos se exige de los religiosos aquella autenticidad carismática, vivaz e


imaginativa, que brilló fúlgidamente en los Fundadores, para que puedan realizar el
trabajo apostólico de la Iglesia en medio de aquellos hombres y mujeres que hoy
día son mayoría y eran los predilectos del Señor: los pequeños y los pobres (Cf. Mt
18,1-6; Lc 6,20).

11
Id., n. 363b
12
Id., n. 363c
13
Id., n. 364
14
Id., n. 629
15
Id., n. 10

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ÉTICA 6

“La conciencia clara de nuestro Fundador (Antonio M. Claret) es para nosotros un


vivo reclamo en este sentido. A nosotros se nos pide hoy, conforme a las
enseñanzas de Pablo VI, prestar atención <<al grito de los hombres, desde el
fondo de su indigencia y de su miseria colectiva. ¿No es quizá para responder al
reclamo de estas criaturas privilegiadas de Dios, por lo que ha venido Cristo (Lc
4,18; 6,20), llegando incluso hasta identificarse con ellos>>”? (MCH, 175)

b) Hay que asumir el principio ético de “entrar en solidaridad con el


pueblo oprimido”.

“Ante los desequilibrios e injusticias que destruyen de diversas formas la dignidad


del ser humano, queremos con nuestra vida y nuestra palabra, llevar la luz del
Evangelio con todo su contenido de denuncia y de anuncio salvador. Queremos ser
signo y fuerza liberadora de todo tipo de egoísmo, de esclavitud y de servidumbre
que impiden el crecimiento de la persona y su comunión con Dios y con los demás
seres humanos.” (MCH, 170)

“Animados, como Claret, por la fuerza de Jesús, y alentados por el ejemplo de


tantos Claretianos que han dado su vida o la están dando por la causa del Reino,
aceptamos los riesgos de la denuncia y compromiso profético, que comporta
nuestra misión evangelizadora. Queremos solidarizarnos y compartir las angustias,
las privaciones y las esperanzas de los hombres y mujeres a los que somos
enviados. Y, a la vez que confesamos que Jesús está vivo entre los seres humanos,
queremos trabajar por acabar con la incredulidad, el odio, la injusticia, la mentira,
la opresión, el dolor, la soledad, el hambre, la ignorancia y tantas otras ausencias
de amor, que son ausencia de Dios”. (MCH, 172)

c) La realidad de injusticia que atrapa a nuestra sociedad lleva a optar de


una manera preferencial por los pobres.
“El anuncio del Reino y el seguimiento del Señor Jesús, que opta de manera
preferencial por los pobres, nos exigen dar a éstos prioridad en nuestra acción
evangelizadora.

“Esto no significa la exclusión de los ricos del ámbito de nuestra evangelización, ni


el fomento de una lucha de clases, ni un necesario éxodo de todas nuestras
comunidades hacia una ubicación material entre los pobres. Pero sí está exigiendo
que la evangelización de los icos se haga desde la perspectiva de la pobreza y de la
justicia evangélicas, desde la perspectiva de los pobres y de los que sufren
injusticias y marginaciones. Está exigiendo también una mayor presencia de
nuestros misioneros entre los pobres; lo que, ciertamente, no se producirá sin la
disminución de nuestra presencia en otros ámbitos humanos” (MCH, 183).

“La preferencia por la evangelización de los pobres hará que no pocos claretianos
se sientan llamados a compartir con los más pobres sus esperanzas y sus angustias
en un acercamiento creciente que les lleve a convivir materialmente con ellos y a
acompañarles eficazmente” (MCH 184).

d) Lo que opinan los Claretianos de todo el mundo frente a la realidad


social del nuevo milenio.

“Aunque todavía no están claramente perfilados los rasgos que van configurando
el mundo actual, podemos indicar algunos, que nos interpelan particularmente a los
claretianos como servidores de la Palabra:

 La conciencia, cada vez más sentida, que la persona humana tiene de su


propia dignidad y de sus inviolables derechos: de su libertad y de su
responsabilidad en el mundo.

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ÉTICA 7

 La creciente convicción de los pueblos y de las minorías étnicas, de ser


agentes de su propia historia y de su destino, en todos los continentes.

 La nueva conciencia del sentido y defensa de la vida.

 El nuevo mapa político y social de Europa, tras los cambios del Este, que va a
afectar no sólo a este continente, sino también de alguna manera, a todas las
demás partes del mundo.

 La mutua relación e interdependencia de las naciones, ya que ninguna puede


bastarse a sí misma.

 El hambre, sentida por muchos, de valores auténticos y de una espiritualidad


profunda.

 La lucha por la liberad y la democracia.

 Una creciente sensibilidad hacia el pluralismo cultural y religioso.

 La preocupación, cada vez más extendida, por la ecología del planeta.

 Junto a estos hechos, que abren nuevos horizontes de esperanza, hay que
señalar otros verdaderamente graves y preocupantes, como:

 La cultura de la muerte.

 La pobreza y marginación en que viven dos tercios de la humanidad.

 La situación de injusticia y de opresión, de violencia sistemática de los


derechos humanos, que sufre también gran parte de la misma humanidad.

 El gran abismo que se abre, cada día más, entre el Norte y el Sur.

 La explotación de muchos pueblos por parte de las naciones más


industrializadas, junto con la corrupción y el derroche de los gobiernos de esos
mismos pueblos explotados.

 El individualismo, que crea, entre las personas y los pueblos, una amplia y
profunda insolidaridad.

 La descristianización progresiva de muchos sectores del mundo, hasta hace


poco tradicionalmente cristianos.

 El divorcio creciente entre la fe y la vida, entre la cultura y la fe…

 El consumismo y la subordinación de la vida a los valores materiales.

 La pérdida del sentido de la gratuidad, y el consiguiente espíritu mercantilista


que rige, muchas veces, las relaciones humanas e, incluso, las mismas
expresiones religiosas.

 Los cambios profundos que afectan a la estabilidad de la familia…

 La manipulación sistemática de los Mass Media por parte de los poderes más
influyentes.

 “Descubrimos la raíz común de estos hechos y situaciones negativas en las


actitudes y sistemas egoístas de convivencia y organización de la sociedad,
que llevan a muchos a oponerse decididamente al anuncio y a la implantación

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ÉTICA 8

del Reino de Dios por <<ambición de poder, por afán de riquezas o por ansia
de placeres”, y a empeñarse en construir la historia prescindiendo de la
Palabra de Dios”. (SP, 1)

“Los Claretianos de América Latina nos sentimos interpelados por la pobreza de la


mayor parte de la población, y por la conculcación de los derechos humanos,
incluso el derecho a la vida. Nos hieren especialmente la dependencia humillante
con respecto a los países más industrializados y la evolución de algunas alternativas
sociales hacia la violencia anárquica. En medio de este sombrío panorama, brillan,
como signo de esperanza, la conciencia crítica de los pobres y su empeño por
convertirse en sujeto histórico a través de las organizaciones populares, y la cultura
de la solidaridad, que emerge entre los pobladores de la periferia de las grandes
ciudades” (SP, 26).

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ÉTICA 9

2. LAS RAÍCES ANTROPOLÓGICAS DE LA MISIÓN


DE TODO SER HUMANO: HUMANIZARSE EN
COMPAÑÍA DE OTROS
2.1 UNA PRIMERA DEFINICIÓN Y SUS IMPLICACIONES

El ser humano aparece en la creación con una misión específica: la de


humanizarse, a través de largos procesos evolutivos, que deberá realizar en
compañía de los otros seres tanto de su especie como del resto de la creación.
Desde nuestras posiciones religiosas debemos respetar y mantener viva esta
finalidad universal, pues se trata de la finalidad que la Gran Energía del Universo
(las religiones lo llaman Divinidad) le ha puesto al ser humano. Ninguna religión
genuina, ni ninguna institución social o religiosa debe apartarse de esta gran
misión. De suyo, todas las instituciones -aún las menos confesionales- pregonan
que su misión es humanizar al ser humano. Para no olvidarla, digamos, pues, que
Misión o finalidad del ser humano, desde la óptica social y antropológica, es:

La realización, necesariamente comunitaria, del proceso de humanización al


que el ser humano tiende por naturaleza, como fruto del diseño que le
señaló la misma naturaleza (por diseño de una Energía Superior anterior), y
que se realiza por evolución, que el ser humano descubre como voluntad
expresa de un Ser Supremo, y que sólo se logra por la práctica de algún tipo
de justicia.

Las consecuencias de esta definición de Misión Compartida son obvias: En primer


lugar, ratifica que la misión universal de toda la creación ha sido llegar a producir,
después de unos 15 mil millones de años de continuos cambios y mejoras, el ser
humano con una conciencia que es capaz de dar razón de sí mismo y de los otros
seres, en una doble dimensión material y espiritual... con una libertad que es capaz
de decidir más allá del instinto y sobre el instinto... con una capacidad de amar que
puede incorporar y al mismo tiempo superar el amor erótico, el familiar y el de
amistad, hasta llegar a un amor de causa... y con una capacidad ética que es capaz
de construir comportamientos cada vez más ajustados a la justicia...

En segundo lugar, quien hace la invitación a humanizarse es la misma naturaleza


en unión del Dios que la inhabita, o viceversa, el mismo Dios en unión con la
naturaleza inhabitada por él.

En tercer lugar, la humanización se realiza siempre en un proceso en el que prima


la vida sobre la muerte; cada acto de vida, por pequeño que sea, tiene significado,
no para negar la muerte que es condición de toda criatura, sino para ubicar a la
muerte como un nuevo punto de partida hacia una vida más plena.

En cuarto lugar, la humanización aprovecha toda práctica de justicia, sin excluir ni


condenar ninguna porque no se parece a la propia, pero que sin embargo prepara
para la práctica de una justicia mayor...

En quinto lugar, la definición anterior de Misión Compartida no niega el papel que


juega la religión en la humanización del ser humano, sino que lo presupone, pero
dando el criterio de que una religión es valedera sólo en la medida en que
humaniza y en que su institucionalidad -organizativa, doctrinal, religiosa y ritual-
conduce al fiel hacia la humanización.

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ÉTICA 10

2.2 LA DOTACIÓN QUE NOS DA LA NATURALEZA PARA QUE


PODAMOS CUMPLIR LA MISIÓN DE HUMANIZARNOS

El ser humano, por evolución, ha integrado en su propio ser lo mejor de las


especies animales inferiores: sus cerebros. Decimos “sus” cerebros, porque a lo
largo de la evolución se han ido dando diversos tamaños de cerebro y diversas
clases del mismo, según la finalidad de la especie. Esta es la razón por la cual en el
ser humano existen tres clases de estructuras cerebrales: la reptílica que regula los
ritmos biológicos; la límbica que controla las emociones y la conducta en sus
aspectos de temor y agresividad; y la estructura neocortical, a las que llamamos
capas superiores cerebrales, propias del ser humano, que regulan su capacidad de
conocer, comprender, entender y decidir, a partir de la propia libertad.

Toda esta dotación cerebral, como ya lo hemos dicho, está al servicio de la


humanización, que es la misión universal del ser humano. Pero, dentro de esta
misión universal, se le podría señalar a las dos estructuras cerebrales básicas (la
reptílica y la límbica) la misión de procurar cierta armonía básica, mientras a la
estructura neocortical se le señalaría la misión específica de ir más allá del instinto,
de superarlo sin destruirlo, es decir, la posibilidad de superar la animalidad básica
heredada, para encaminarse hacia la humanización.

¿Todo esto para qué? Sencillamente para que se cumpla la doble ley de la evolución
asignada a cada ser: la de llegar, como individuo que hace parte de un grupo, a un
desarrollo perfecto que le permita llegar a una madurez individual; y como especie
que cobija a los individuos, para llegar a nuevas formas superiores de vida, en una
marcha siempre progresiva que haga mejor a los individuos que conforman la
especie. El hecho de que la realización del individuo se tenga que dar dentro de un
grupo y de una especie, nos indica que la necesidad de “compartir” la misión que
trae la especie es una programación que se hereda y que su cumplimiento significa
“humanización” en el caso de las personas y de la especie humana en general.

La naturaleza nos predispone básicamente para realizar la misión y compartirla, sea


de una manera individual (varones y mujeres), sea de una manera colectiva
(grupo, clan, tribu, etnia, nación...). La libertad (que tiene el poder de ir más allá
del instinto), puede modificar -si así lo quiere- estas formas y nos puede unir en
diferentes y creativos colectivos de varones o de mujeres que, en su momento
tendrán que ajustar su instinto al proyecto, pero bajo la condición de buscar una
mayor humanización.

Los obstáculos heredados que impiden el proceso de humanización

Si la naturaleza humana viene bien dotada para realizar una misión humanizadora
por el descubrimiento y la práctica de la justicia, también hereda realidades
contrarias a dicho proceso de humanización. Hay tres fuerzas, enraizadas en lo más
hondo de los instintos, que al mismo tiempo que se constituyen como elementos
necesarios para la vida y permanencia del ser humano como individuo y como
especie, se pueden constituir en fuerzas negativas, si no se les pone al servicio de
la humanización o de la justicia. Se trata de los instintos que satisfacen estas tres
necesidades: la de la satisfacción (el alimento), la de la seguridad (vivienda), la de
la reproducción (el sexo).

Estos tres instintos humanizan al ser humano, pues los tres contribuyen a que él
crezca en sanidad, seguridad y en número, y así no se extinga. Pero también se
constituyen en amenaza de las personas y del colectivo, cuando conducen al
atrapamiento: se puede atrapar alimento y se causa hambre y pobreza en otros; se
puede atrapar vivienda y se condena a otros a vivir indignamente o se les explota
en el alquiler de las mismas; se puede atrapar sexo y el varón o la mujer se
convierten no en un compañero-a responsable de la vida que se genera, sino en un

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ÉTICA 11

aprovechado del otra-o y en un progenitor-a irresponsable frente a la vida. En


ninguno de estos tres casos se humaniza.

Más aún, cuando se convierte el atrapamiento en norma de vida, se genera un


modelo de sociedad que deshumaniza, pues aparece la sociedad desigual, las clases
sociales inferiores, las dependencias y esclavitudes de personas y grupos. Es aquí
cuando se hace más palpable la necesidad de que el neocortex (las capas
superiores del cerebro, las más propias del ser humano), funcionen y, sin destruir
los instintos, reorienten su fuerza hacia nuevos valores que humanicen. Tengamos
en cuenta esta realidad de los instintos (el diálogo que debe haber entre las tres
estructuras cerebrales que tiene el ser humano), pues ellos cuentan en las formas
en que los diversos grupos pueden plantearse la misión compartida.

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ÉTICA 12

3. EL MODELO DE SOCIEDAD GENERADO POR EL


ACAPARAMIENTO
Se parte del análisis de Gn 47,13-28, dando el contexto de este texto, cómo el
promotor de este modelo de sociedad es, una persona éticamente buena (“el casto
José”)… Se va leyendo el texto y se va construyendo en un tablero o cartelera, a lo
largo de su lectura, el modelo de sociedad subyacente…

Este modelo de sociedad se liga con los textos claretianos, y aún con su misma
vida, dado que Claret, como obrero, pudo ser explotado aún por su mismo padre,
dueño de la fábrica, y él mismo, como director de la fábrica que le dejaba su padre,
se convertiría en explotador de los demás, dado que entraba en el mundo de la
industria capitalista, lo cual es precisamente aquello a lo que él llama sociedad sin
entrañas de misericordia, mundo lleno de la ambición del dinero, monstruo que
devora y que no se sabe cómo combatir, que por lo mismo recibe el título de
“omnipotente”…

El contexto en el cual el ser humano nace y evoluciona ética y moralmente


es el contexto social y comunitario, que se mueve entre dos extremos
reprobables: el individualismo y el colectivismo.

 Hay empresas privadas con éticas deficientes, atadas al individualismo


de sus dueños o al colectivismo del Estado.

a) La sociedad, el individualismo y el colectivismo

- Entendemos por sociedad la unión de los seres humanos para ayudarse


mutuamente en la consecución de un bien común. La esencia social del ser
humano se deriva de su propia limitación como individuo. El hombre solo es
incapaz de transmitir la vida y satisfacer sus ansias de amor íntimo y de
procreación. Surge así la familia como una complementación del individuo
que satisface esas apetencias innatas. Lo mismo sucede en el campo del
trabajo, donde sólo a través de la cooperación de muchos, se puede lograr
realizaciones amplias que satisfagan a las necesidades comunes. De la
misma manera la organización política viene a a ayudar a los individuos en
la administración de los bienes comunes y en la protección frente a ladrones
o agresores. En todos los casos, la cooperación social logra algo nuevo en
todos los miembros, algo que no lograrían nunca solos. Por la integración y
la complementación de los esfuerzos comunes, la sociedad no se limita a
una mera agrupación de individuos, sino que logra una especificidad nueva,
capaz de logros nuevos y diversos.

- La doble dimensión esencial del ser humano que es ser individual y social,
ha llevado a concepciones extremas. Por un lado, está el individualismo
que antepone los derechos y fines del individuo a los de la sociedad. Se
concibe al individuo como ser independiente y que podría ser sin la
sociedad. La sociedad civil no es necesaria, sino el fruto de una opción libre
de los individuos o de un contrato. La sociedad lleva en sí siempre una
dimensión limitativa, pues restringe las libertades individuales. Viene a ser
por tanto un mal menor, para evitar peores consecuencias. Por otro lado
está el colectivismo para el cual el individuo se reduce a un elemento
dentro de la sociedad, sometido a sus fines que son de orden superior. El
individualismo no se interesa tanto en la integración social de los miembros,
cuanto en el respeto a la libertad individual. El colectivismo sojuzga la
libertad y sólo busca la fuerza y la organización del Estado.

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ÉTICA 13

b) El necesario diálogo entre individuo y Estado

- Para una ética genuina, la sociedad no es una inevitable limitación de


los individuos, sino una auténtica complementación. Contra la
concepción individualista, hay que defender que no hay verdadera libertad
sino en la comunidad de los seres humanos. Y por eso no se ha de concebir
como lo prioritario la relación de los individuos con el Estado, sino su
relación con las sociedades más naturales e inmediatas en las que el ser
humano se integra y donde desarrolla sus fuerzas creadoras y sociales,
como son la familia, la comunidad vecinal, las agrupaciones comunales, etc.
Y es que el ciudadano no es de modo inmediato un miembro del Estado, sino
del pueblo. Y es en esa dimensión más espontánea y natural, donde su
libertad se madura y se desarrolla.

- Conviene por eso distinguir más claramente entre la noción de pueblo y la


de Estado. Para el colectivismo, el Estado es la instancia suprema y
definitiva a la que todas las demás han de servir. En una ética correcta, la
dimensión primaria es la de pueblo, que ha de complementarse después con
la de Estado. El pueblo está formado por agrupaciones espontáneas de
seres humanos ligados frecuentemente a una geografía común. El escenario
donde el pueblo vive contribuye poderosamente a organizar su vida e
imprime características propias al modo de ser y al talante común de sus
miembros. Junto con la geografía que configura el ambiente y las
costumbres, es también decisiva para la noción de pueblo, la historia. Una
tradición común, ligada a costumbres, fiestas, actividades que se transmiten
por herencia espiritual y espontánea. Y junto con ello, la comunicación a
través de un idioma común, la participación en formas de vida semejantes y
una cultura común que es expresión viva del alma popular. Vemos, pues,
que el pueblo supone una unidad más espontánea y natural, ligada al
suelo y a la sangre, a la historia y a la cultura, a las formas
peculiares de organización social, al folclore, al genio común. La
palabra pueblo significa algo muy diverso a la masa. No se trata de una
multitud desorganizada o desarticulada, sino expresión comunitaria y
cultural de grupos humanos con un mundo común de valores.

- El Estado es algo más racional, más organizado, más finalístico. Es el


ordenamiento de la autoridad al servicio del bien común general.
Presupone por tanto uno o varios pueblos, con sus territorios y poblaciones.
Pero lo que añade formalmente el Estado es la unidad relacional superior
que engloba y configura las unidades relacionales inferiores, dirigiéndolas
hacia un bien que sea común a todos. Los poderes básicos con que el Estado
lleva a cabo su misión son el legislativo que crea las normas y leyes
conforme a las cuales se ha de regir la vida ciudadana en los más diferentes
campos, el poder ejecutivo que lleva adelante los planes del bien común y
vela por el cumplimiento de las leyes y distribuye la justicia. Teóricamente,
el Estado pareciera una sociedad perfecta. Sin embargo, está sometido tanto
a dependencias externas (comunidad de naciones, imperios, globalización,
capital extranjero, empresas transnacionales, etc.) como internas
(compromisos de partidos, de grupos económicos, de grupos armados, etc.)
que comprometen su pretendida independencia y autonomía.

c) La defensa de las personas y de los pueblos

- Una de las misiones más importantes de la antropología en el mundo de hoy


es la defensa de las personas y de los pueblos ante el poder del Estado.
El Estado tiende a disponer de las personas de acuerdo a sus fines
pragmáticos. Y trata de uniformar los pueblos y las culturas en orden a una
organización más cómoda y racional. Lo racional y lo práctico tienden así a

13 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 14

matar lo espontáneo y polifacético de la vida. La verdadera ética ha de estar


siempre al servicio de los valores más en peligro, ha de defender siempre a
las personas y sus derechos frente a los poderes más tentaculares cada día
del Estado. Y de la misma manera ha de ponerse de lado de las culturas y
sus derechos frente a los poderes más tentaculares cada día del Estado. Y
de la misma manera ha de ponerse del lado de las culturas más oprimidas y
de los valores populares en peligro de desaparecer.

- Tengamos presente que en nuestros países subdesarrollados el Estado tiene


por delante una tarea ardua de estimular fuerzas aletargadas hacia un
desarrollo común y organizar los diferentes elementos sociales hacia una
meta que se hace desafiante, pues de ella depende la victoria contra el
hambre y el subdesarrollo. Esta es muchas veces la razón por la cual
nuestros Estados devenguen poderes excepcionales. Por eso mismo es
todavía más urgente la supervigilancia para evitar que esos poderes
extraordinarios en manos poco escrupulosas lleguen a injusticias y abusos
que, por desgracia, no son infrecuentes. La tensión entre una mayor
necesidad de autoridad unitaria y los peligros de abusos de los grupos de
poder hacen conflictivas todas las tareas del Estado.

- Y es que las sociedades de los países en desarrollo encierran en sí


mundos ingentes de problemas. Problemas que son tan antiguos como el
ser humano, pero que hoy se han exacerbado por el crecimiento de la
población y por la creciente toma de conciencia de los pueblos. Estos
problemas se refieren a las diferencias descomunales en el reparto de los
bienes naturales y de los recursos económicos, a los ingentes desniveles de
educación y de capacitación técnica, al desempleo, a la explosión
demográfica, a la insuficiencia de viviendas, etc. Esas desigualdades
engendran frustración y rebeldías en las grandes mayorías abandonadas y
llevan a situaciones cercanas a una guerra civil fría y sorda. La mayoría de
estos problemas sociales no se pueden solucionar sin una colaboración no
sólo de todos los individuos, sino también del Estado como poder regulador
del bien común. Precisamente por la inestabilidad de la situación social, los
estados tienden a mantener la situación por un poder represivo, lo mismo
que en las tendencias más derechistas que en las izquierdistas. Un estado
que se mantiene meramente por la fuerza, sin responder a los anhelos de
justicia y a los ideales de los pueblos, deja de cumplir su más elemental
función.

- Los problemas sociales no se dan sólo en los pueblos particulares, sino de


una manera escandalosa en la comunidad internacional. Aquí las
diferencias en la participación de los bienes, del poder y del comercio, son
tan grandes que superan toda descripción. Hay pueblos aún sumidos en la
más honda ignorancia, sin medios para apropiarse de sus propios recursos,
en situación casi colonial y dependientes para todo de otros pueblos más
poderosos. El hambre, la miseria y las enfermedades se ceban en los
pueblos a quienes falta lo más necesario, mientras otros abundan en toda
clase de superfluidades.

14 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 15

4. HAY QUE CONOCER LA DINÁMICA HISTÓRICA EN


LA QUE ESTAMOS ENCLAVADOS COMO PERSONAS, SI
QUEREMOS QUE EL SER HUMANO LOGRE SU
HUMANIZACIÓN

4.1 EL SER HUMANO SE CONSTRUYE SOBRE UNAS BASES


MATERIALES DE LA HISTORIA.

 Una mirada a la historia permite evaluar si la institución en la que


trabajamos, sea como dirigentes, sea como ejecutores, está inserta en
la historia y en qué forma.

Para adentrarnos someramente en es te concepto, es importante que


establezcamos una distinción entre “historia real” y “narración histórica”. Nos
interesa estudiar la historia real, es decir, la actividad que los hombres realizan
en el transcurso del tiempo, organizados socialmente y apoyados en un cierto
desarrollo de las fuerzas productivas. Esta historia real es completamente
diferente a la narración histórica. En la primera se trata de los acontecimientos
y sucesos reales. En la segunda se trata de la narración oral o escrita de tales
acontecimientos, tal y como se encuentra, por ejemplo, contenida en los libros
de historia que se estudian en las escuelas.

Como lo que nos interesa es conocer el concepto de la “historia real”, nos


referimos a sus actividades, todas ellas afectas por su situación económica,
actividades que el ser humano realiza y ha realizado a lo largo del tiempo.
Desde este punto de vista, la historia coincide con la sociedad en desarrollo y
movimiento, a lo largo del tiempo.

Para entender mejor este planteamiento, es indispensable que, así sea de una
manera resumida, señalemos las bases materiales de la historia humana, o sea
aquellos aspectos materiales sobre los cuales está cimentada la historia humana
y sin los cuales no podemos hablar de historia humana.

1ª. En primer lugar, es condición básica para que haya historia humana la
existencia de individuos humanos sobre la superficie de la tierra. Antes del
ser humano existía la naturaleza, constituida por la materia orgánica e
inorgánica y por las plantas y animales que existían entonces, pero no había
historia. Al aparecer el ser humano sobre la superficie de la tierra, aparece
simultáneamente la historia. Esta es la primera base material de la historia
como ciencia que busca entender la actividad de los seres humanos, su relación
con la naturaleza y con los demás seres humanos.

2ª. La segunda base material de la historia la constituye el hecho de que los


seres humanos, como seres vivientes que son, tienen que satisfacer un cierto
número de necesidades para poder seguir viviendo, para lo cual tienen que
organizar un proceso productivo. En este, al producir los bienes, el ser humano
produce también su vida.

3ª. La tercera base material de la historia la constituye el hecho de que la


satisfacción de sus necesidades y la fabricación de herramientas nuevas para
dicha satisfacción, ocasionan la aparición de nuevas necesidades que el ser
humano no tenía, que antes no existían.

4ª. La cuarta base material de la historia está constituida por el hecho de la


reproducción biológica y sexual de la especie humana, la cual permite que
los seres humanos que mueren sean desplazados por su descendencia y así no

15 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 16

desaparezcan, por la garantía de la sucesión de una generación a otra.

5ª. La quinta base material de la historia la constituye el hecho de que para


realizar el trabajo de transformar la naturaleza, los seres humanos necesitan
organizarse socialmente; pero dicha labor sería imposible si no se
repartieran las tareas.

6ª. La sexta base material de la historia la conforma la tendencia ética de


todos los seres humanos, estén donde estén. La ética es material por ser
tangible, tanto, que modifica las estructuras de cualquier realidad o empresa o
actividad humana. Donde el ser humano deja una huella está el testimonio
tangible de su ética, para bien o para mal.

Muchos historiadores se olvidan de que estos seis aspectos constituyen la base


material sobre la cual los seres humanos van haciendo su propia historia a
través de los años y de los siglos. A esta base material, los pueblos sin
excepción, le han añadido el elemento espiritual de su fe en alguna Divinidad, la
cual siempre está en relación con estas seis bases materiales de la historia. Por
eso hay un principio que dice que lo espiritual no tan espiritual como se cree, ni
lo material tan material como se piensa”…

Todas estas realidades, materiales y espirituales, no fueron apareciendo una


después de la otra, a lo largo del tiempo. Son aspectos que siempre han estado
presentes, durante todas las fases históricas. Si una de esas realidades
estuviera ausente, los seres humanos estarían en grandes dificultades para
seguir existiendo. Y si el ser humano dejara de existir, no habría historia ni
sociedad alguna y regresaríamos al principio: a la pura naturaleza.

Finalmente, anotemos que la historia es un proceso dinámico, sometido a


constante cambio y desarrollo, y nunca es una realidad estática. El motor que le
da este movimiento a la historia está constituido por los seres humanos y su
praxis. Esta praxis se da en doble vertiente de actividad: para transformar la
naturaleza unas actividades y otras ejercidas en las relaciones con los demás
seres humanos. De esta manera la praxis humana es la responsable última de
que la historia sea dinámicamente progresiva.

Como estructura, la historia se explica desde la trabazón existente entre una


sociedad y la siguiente o la anterior, en cada paso y momento histórico. Cada
sociedad surge de la entraña de la anterior y por ello conserva algunas
características de la vieja sociedad. Y cada sociedad contiene y desarrolla sus
propias peculiaridades, con las cuales se articulan las peculiaridades y
características de la sociedad anterior.

4.2 LA FILOSOFÍA O PENSAMIENTO OCCIDENTAL VA A


GENERAR UN MODELO DE PERSONA CONDICIONADO A ESTE
PENSAMIENTO.

 La historia y el modo de ser de Occidente, incide de una manera decisiva


en el modelo económico que tenemos.

A partir del período conocido como el Renacimiento (s. XV-XVI), o como la


Ilustración (s. XVII-XIX), o como la llegada de los europeos a América (1.492),
o como la revolución francesa (1,789), se fue consolidando un proceso de
avance en el pensamiento científico moderno. Las teorías basadas en la fe
religiosa como fuente de explicación de todos los fenómenos, entraron en
cuestión y el enfrentamiento entre fe y razón se hizo explícito.

Todo este remezón científico fue estructurando no sólo un cuerpo abstracto de

16 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 17

conocimiento y explicaciones, sino que se fue traduciendo, aplicando y


concretando en los sistemas de gobierno y en todos los sistemas de la sociedad.

Por haber ocurrido en los países situados hacia la parte de la tierra donde se
pone el sol (Occidente), se empezó a llamar “Occidente” a estos países
europeos y posteriormente a los Estados Unidos, desde finales del s. XVII. Su
sistema de pensamiento, expresado en teoría como el positivismo y el
funcionalismo, empezó a conocerse como Pensamiento Occidental y su modo de
organizar la sociedad se empezó a nombrar como Sociedad Occidental.

Así, el régimen de democracia formal, producto de la teoría social del


liberalismo (libre pensamiento, libre comercio), ligado a su vez al desarrollo del
modo de producción capitalista, dieron forma a lo que hoy conocemos como
Occidental, por responder a los mencionados presupuestos teóricos.

Lo Occidental se muestra contrapuesto al sistema filosófico Oriental


(contemplativo, intimista, animista) y a la esfera socialista desarrollada también
en Europa Oriental.

Como sistema y categoría hegemónicos, lo occidental propugna y defiende en lo


económico el modo de producción capitalista, que hoy llega a su fase
imperialista. En lo político, considera a la Democracia formal como el único
sistema válido de gobierno, con la división tripartita del poder (ejecutivo,
legislativo, judicial), consagrando a la elección de representantes y gobernantes
por el sufragio universal y propugnando la libertad de iniciativa. En lo
ideológico, concibe la libertad de todo ser humano, para buscar su propio
beneficio, de una manera articulada al régimen gubernamental, reproduciéndolo
y definiéndolo, como garantía para el cumplimiento de los derechos humanos de
la revolución francesa.

Su concepción del desarrollo se da igualmente en el marco del capitalismo,


viendo como natural el orden establecido donde unos lo tienen todo y la gran
mayoría vive en condiciones inhumanas. Occidente ve esta división como algo
natural, producto de la mayor capacidad de unos y de su mayor esfuerzos en
busca del progreso. Por lo mismo, ven como natural la acumulación y
reproducción infinita del capital en pocas manos.

4.3 LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA TAMBIÉN NOS ACERCA


A LA COMPRENSIÓN DEL TIPO DE SER HUMANO
PREDOMINANTE EN NUESTRO MEDIO.

El llamado Subcontinente Latinoamericano es una unidad territorial, multiétnica y


pluricultural, resultante histórica de la colonización hispano-lusitana del continente
americano y que comprende, por compartir la misma realidad, en sentido amplio,
no sólo los países de habla hispana y portuguesa, sino también algunos de habla
francesa e inglesa.

América Latina, resultado de la colonización de los países latinos europeos, es un


conjunto de repúblicas que pasaron de condiciones coloniales a condiciones
neocoloniales y que hoy forman parte del llamado Tercer Mundo, compartiendo
altísimos niveles de miseria, en formaciones sociales capitalistas dependientes y
subdesarrolladas, que las hacen además, geopolíticamente pertenecientes al bloque
sur dentro de la repartición vigente del mundo, donde un pequeño grupo de países
con capitalismo desarrollado mantiene en condiciones de sujeción, ejerce
hegemonía y control, desde el bloque norte a estas naciones empobrecidas. Dicha
hegemonía es producto histórico del desarrollo capitalista, que convirtió a América
Latina en fuente de materias primas para su beneficio, sin ningún proceso de
humanización.

17 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 18

El fenómeno América Latina es económicamente dependiente, como ya se dijo;


políticamente presenta gobiernos manipulados desde el norte, detentados por
burguesías nacionales mestizas, en alianza con el capital trasnacional; e
ideológicamente es recipiente del pensamiento occidental, que la ha ido llevando a
una lógica que tiende a negar las raíces indígenas y africanas de la identidad
latinoamericana, considerando sólo lo europeo como patrón que conformó la
etnicidad del continente.

Debido a todo lo dicho, en América Latina conviven los reducidos grupos de poder
de la burguesía, criolla o mestiza, ejerciendo su hegemonía y colonialismo interno
sobre las grandes masas de los sectores populares mestizos, indígenas y
afroamericanos, negándoles las posibilidades de humanización, los más elementales
derechos y erigiéndose como poder dependiente y manipulado desde el mundo
capitalista desarrollado. De manera particular, dichos grupos criollos le niegan a los
grupos étnicos su carácter de tales, invisibilizándolos, marginándolos, practicando
contra ellos distintas formas de racismo, buscando integrarlo por todos los medios a
una unidad nacional forzada.

Pero, pese al desolador panorama presentado, América Latina es también el


continente de la esperanza, como se ha dicho. Forjadora de procesos de resistencia
heroicos, América Latina ha rebasado las líneas del pensamiento occidental y le ha
aportado al mundo en todos los campos de la inteligencia humana, con originalidad
y creatividad. Piénsese, por ejemplo, en la literatura, renovadora del lenguaje y
temáticas; en la teología de la liberación, concreción latinoamericana de la apertura
eclesial posibilitada por el Vaticano II; en las teorías políticas de la dependencia y la
nueva sociedad; en el desarrollo de su movimiento popular, tanto en el campo de
las luchas sociales como en el campo cristiano con las Comunidades Eclesiales de
Base, en la educación liberadora, entre otros.

Por todo ello, hoy se puede hablar de un proyecto latinoamericano de liberación,


desde el cual el pueblo busca la transformación de la estructura capitalista y en el
cual se integra el proyecto alternativo indígena y el proyecto alternativo
afroamericano, que aportan desde su especificidad étnica y cultural.

También podemos hablar de una iglesia latinoamericana que trata de recuperar el


sentido original del cristianismo, lo más genuino del proyecto de Jesús de Nazaret,
optando por el pobre como sujeto y lugar social y cultural, desde los cuales debe
revelarse el Señor de la Historia, el Dios de la vida en este continente.

4.4 LA HISTORIA DE CHOCÓ AFECTA TAMBIÉN, DE UNA


MANERA MUY HONDA, AL SER HUMANO QUE HABITA ESTE
TERRITORIO.

El origen de la FUCLA, como se anotó al inicio, está ligado estrechamente a la


historia del departamento de Chocó, lugar donde se ancló la misión claretiana, por
eso nuestra Fundación Universitaria nació igualmente en este territorio, motivo por
el cual debemos hacer una aproximación, aunque muy breve, a los desafíos éticos
que nos plantea la realidad de la sociedad de esta región.

La unidad territorial étnica y cultural que hoy se conoce en Colombia como


departamento del Chocó, data de los tiempos precoloniales, cuando grupos
indígenas Chocó, Citará y Kuna, entre otros, ocupaban de manera dispersa una
vasta zona que comprendía costas en los océanos Atlántico y Pacífico, desde el
actual territorio de la República de Panamá hasta lo que es hoy el departamento del
Valle del Cauca.

18 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 19

A finales del siglo XVII, para seguir aprovechando sus inmensa riquezas minerales,
los colonizadores trajeron al Chocó población negra como mano de obra esclava.
Esta, en el proceso de producción de la cultura afroamericana, poblaría -más tarde,
cuando se decreta la abolición de la esclavitud (1.851)- de manera completamente
autónoma, todo el territorio que ya habitaba, originando la mayor concentración
étnica y cultural afroamericana de Colombia.

Parte activa del sistema colonial de la fase independista, del período republicano,
de la modernidad y de la reconstrucción nacional del s. XX, el Chocó deviene
históricamente en territorio marginado, convertido por el poder dominante de cada
período en fuente inagotable de materias primas para la producción nacional, sin
ningún beneficio o reversión hacia su interior, imprimiéndole así un carácter de
enclave económico, dentro de la formación social colombiana.

Sin embargo, los pueblos negros e indígenas reproducen sus culturas y organizan
sistemas de producción en el marco de la subsistencia, que evitan su extinción y le
comunican identidad, con lo cual ejercen resistencia al modelo integracionista de la
sociedad dominante, conformándose y estructurándose como unidad étnico-cultural
claramente diferenciable dentro del país colombiano.

Tales condiciones históricas concretas llevan al Chocó a aparecer hoy como la


región más atrasada del País, en condiciones de postración y dependencia en todos
los niveles: económicamente identificada por el mismo Gobierno como la zona de
mayor índice de pobreza absoluta y necesidades básicas insatisfechas, y carente de
perspectivas de verdadero desarrollo hacia el siglo XXI; políticamente botín de las
más corruptas prácticas bipartidistas de clientelismo y caciquismo electorero; e
ideológicamente desconocida su identidad cultural negra e indígena.

El Chocó, en estas condiciones, llega hoy a la realidad de una nueva colonización,


por parte del capitalismo nacional y transnacional que, en nombre de un desarrollo
que sólo reproduce el capital, sin ningún beneficio para la población, ha puesto los
ojos en el Pacífico colombiano, que está en venta al mejor postor, a través del
conjunto de proyectos y megaproyectos denominados Plan del Pacífico, que no es
más que la reedición de la invasión y depredación practicada en la región durante
los períodos históricos anteriores.

Los afrochocoanos y los indígenas han sido condenados a plegarse servilmente a


este nuevo exabrupto, so pena de desaparecer física y culturalmente, en un nuevo
etnocidio, que desconoce los más elementales derechos de estos pueblos, negando
su existencia y su alteridad, asimilándolos a un factor más de producción para el
beneficio de los dueños del capital.

Frente a tan atroz e inhumano panorama, se viene levantando la voz del


movimiento popular regional y nacional, que reclama y lucha por el reconocimiento
de la propiedad sobre su territorio tradicional, concepto que presupone el derecho
total a la autonomía y a la autodeterminación de negros e indígenas. Sin embargo,
la avanzada del capital, con sus consecuencias económicas, políticas e ideológico-
culturales de muerte, parecen inatajables, ante lo cual se impone un proceso de
lucha y resistencia mucho más organizado y unitario, para impedir que se inicien
otros quinientos años de colonización en el Chocó y, en general, en todo el Pacífico
colombiano.

Ante la realidad histórica, las instituciones civiles y religiosas deben renovar su


compromiso y su opción por los empobrecidos del Chocó, por el rostro
afroamericano e indígena de la marginación, que es vendido aún por los propios
coterráneos de la clase politiquera. Una política regional étnica integral, que
verdaderamente quiera dar respuestas concretas y adecuadas a tan grave
problemática, debe estar en consonancia con los intereses del pueblo, correr su

19 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 20

misma suerte, para que en este pueblo se revele el Dios de la vida ante las fuerzas
de la muerte históricamente presentes y activas, asumiendo a fondo y con sentido
evangélico todas las consecuencias de su praxis.

Por ello no hay derecho a que aún se continúe en ciertos círculos, de una manera
descontextualizada, desgastándose en discusiones acerca de la validez de un
compromiso étnico afrochocoano (incluida la acción pastoral de las iglesias), que es
clamada a gritos por los crucificados de esta tierra chocoana, mientras su
marginación y exclusión continúa ampliándose y el círculo de muerte cerrándose en
torno a la vida de los afrodescendientes, los indígenas y los mestizos empobrecidos
del Chocó.

4.5 EL CONCEPTO DE BURGUESÍA DA CLARIDAD AL MUNDO


DE LA ECONOMÍA CAPITALISTA.

Con este concepto se denomina a la clase social que, dentro de la estructura de una
sociedad capitalista, detenta el poder dominante y mantiene en estado de sujeción
y subordinación al pueblo.

La burguesía suele ser la dueña de todo lo necesario para realizar el trabajo o


proceso productivo: las materias primas, los implementos de trabajo y el capital,
con el cual compra la fuerza del trabajo del obrero o trabajador, en un proceso de
explotación de un grupo burgués privilegiado en contra de los grupos populares,
con todos los beneficios para el primero.

Par sustentar y legitimar dicha explotación, la burguesía se vale de un


ordenamiento jurídico y un aparato de control político-militar, el cual gobierna de
manera excluyente; y de una serie de dispositivos ideológicos que mantienen bajo
control cualquier oposición, presentando el estado de cosas como bueno y
adecuado. A esta realidad sociológicamente se le dan los nombres de Estado
burgués y de ideología burguesa.

Por su lugar de capitalista en las relaciones sociales de producción, el burgués


busca reproducir eternamente su poder, agudizando el antagonismo y la
contradicción más profunda de nuestra sociedad: la confrontación burguesía-
pueblo.

20 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 21

5. ES URGENTE CONOCER LA DINÁMICA ECONÓMICA


Y EMPRESARIAL QUE RIGE EN EL MUNDO APITALISTA
Y NEOLIBERAL, PARA NO SER INOCENTES FRENTE A
LAS MISMAS.

5.1 EL CAPITALISMO TRATA SIEMPRE DE IMPONER ESTE


PRINCIPIO BÁSICO: EL CAPITAL ES SUPERIOR A LOS
DERECHOS DEL OBRERO.

En la ética, esto tiene una repercusión inmensa, injusta a todas luces. Es


necesario que las empresas, a través de la ética que construyan, pongan
las cosas al derecho: el ser humano es superior al capital.

El capitalismo es el modo de producción dominante en nuestra sociedad, del cual se


estructura ésta en sus niveles económicos, políticos e ideológicos.

En términos más sencillos, el capitalismo se define por un tipo de relaciones


sociales de producción, en las cuales una clase (los capitalistas) es la dueña o
propietaria de los medios de producción, o sea, de todo aquello necesario para
realizar el trabajo. Mientras que otra clase (los trabajadores) sólo cuenta con su
fuerza de trabajo, la cual vende al capitalista y con la cual produce para el beneficio
de éste, recibiendo a cambio sólo su salario.

El trabajador, en el capitalismo, no puede usar su capacidad de trabajar (fuerza de


trabajo) para su beneficio propio, precisamente porque en la estructura capitalista
no tiene ni la materia ni los instrumentos de trabajo para hacerlo. Estos se
encuentran como propiedad del capitalista y por ello el trabajador tiene que vender
su capacidad de trabajo al patrón capitalista. Así, el obrero se relaciona con los
instrumentos de trabajo como no poseedor y con el capitalista como vendedor de
su propia fuerza de trabajo. Estas peculiares relaciones en las que se encuentra son
las que le dan su carácter de obrero.

A la inversa, el capitalista no trabaja directamente en la transformación de la


materia prima y, sin embargo, es poseedor de todo lo necesario para realizar el
trabajo. Posee una materia prima que necesita ser transformada para que pueda
satisfacer necesidades humanas, posee también todo lo necesario para realizar este
trabajo y posee dinero para pagar a quienes realizan el trabajo. Es decir, esta
forma de relacionarse con las cosas (ser poseedor de todo lo necesario para el
trabajo) y con otros hombres (comprarles por un determinado tiempo su capacidad
de trabajo) lo convierte en capitalista.

Por lo dicho, si no hay una ética que se interponga y regule toda esta dinámica, las
relaciones entre trabajadores y capitalistas son antagónicas, de contradicción, de
explotación. Esta es, en síntesis, la esencia del modo de producción capitalista.

5.2 LA ECONOMÍA CAPITALISTA TIENE SU PROPIA


DINÁMICA, O CICLO ECONÓMICO, A FIN DE MULTIPLICAR EL
CAPITAL.

En su finalidad de multiplicar el capital, todo depende de que ese ciclo se


corone con el consumismo, máxima expresión del capitalismo, y negación
de toda ética.

El ciclo económico es la expresión concreta de las relaciones económicas de una


sociedad; es decir, es el conjunto de actividades que conforman el ámbito de la

21 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 22

producción material de la sociedad, en combinación e interrelación, para la


satisfacción de las necesidades humanas.

En términos globales, por ejemplo, las relaciones económicas del capitalismo se


mueven, mencionándolos unilateralmente para facilitar su comprensión, en cuatro
aspectos.

o En la Producción: los miembros de la sociedad transforman la naturaleza para


elaborar productos que sean adecuados para satisfacer las necesidades
sociales;

o En la Distribución: se determinan según las leyes sociales la producción del


producto total que ha de tocarle a cada grupo, a cada clase y, dentro de ella,
a los individuos;

o A través del Intercambio: cada individuo adquiere los productos concretos que
desea. Con el salario que reciben, los obreros compran los productos que
necesitan;

o En el Consumo, finalmente, los productos se convierten en objetos de


disfrute.

La forma en la que cada sociedad o grupo concrete estos cuatro aspectos


conforman su ciclo económico, con expresiones particulares en cada uno de ellos,
de acuerdo con su misma dinámica económica.

5.3 TODA TRANSFORMACIÓN DE LA MATERIA PRIMA PRODUCE


UN VALOR AGREGADO QUE GENERA CAPITAL.

Una ética correcta pide que este valor agregado beneficie también al
obrero.

El trabajo humano es capaz de producir nuevo valor, y, además, produce más valor
que el que consume, produce más que lo que necesita para reproducirse, es decir,
para recobrar la energía gastada en la producción. El trabajador, al estar obligado a
vender al capitalista su fuerza de trabajo, está impedido para apropiarse de todo lo
que produce, no puede aprovechar por cuenta propia su capacidad de trabajar. Al
venderla (o sea, al trabajar para otro) recibe a cambio, como sucede con cualquier
otra mercancía, el equivalente a lo necesario para producirla, es decir, lo
equivalente al consumo necesario para que pueda reconstruir su capacidad de
trabajar.

Esto, que es el rasgo esencial de las relaciones de producción capitalista, condiciona


las reglas de distribución. El capitalista posee, antes de iniciar el proceso laboral,
todo lo necesario: la materia prima, el local, las materias auxiliares, los
instrumentos de trabajo, también la fuerza de trabajo que ha comprado al obrero
por un tiempo definido. Ello le da “derecho” a la posesión del producto final. Pero,
resulta que el producto final vale más que lo que él pagó o adelantó para
producirlo. Esta diferencia es la ganancia del capitalista, el excedente que él se
apropia. No importa que este plus-valor (más valor o valor agregado) haya sido
producido por los obreros: el capitalista ya le pagó al obrero lo que vale en el
mercado su fuerza de trabajo y todo el valor que tiene la mercancía producida le
pertenece. Según los principios del capitalismo, el dueño de la empresa no tiene
por qué repartir esta plusvalía o este valor agregado con el obrero.

22 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 23

5.4 LA ACUMULACIÓN ES EL OBJETIVO MAYOR DEL


CAPITALISMO Y, POR LO MISMO, LO MÁS INTOCABLE DEL
MISMO.

La ética capitalista va dirigida a que la acumulación sea cada día mayor y a


protegerla de todo peligro.

Es el proceso mediante el cual el capitalista, dueño de los medios de producción,


capta progresivamente los excedentes o ganancias de la producción del trabajo y
los convierte en fondo permanente para reproducir el capital y satisfacer
necesidades suntuarias, luego de haber satisfecho las necesidades vitales.

Este concepto está en la base del sistema financiero que se basa en la acumulación
de dinero y en su reproducción -como mercancía- de manera reglamentada y
permanente.

5.5 LA TEORÍA LATINOAMERICANA DE LA DEPENDENCIA HA


ENRIQUECIDO EL PANORAMA SOCIO-ECONÓMICO DE
NUESTRAS SOCIEDADES.

La dependencia es la nueva forma económica cómo un país puede ser


modernamente conquistado .

La teoría de la dependencia es un aporte del pensamiento latinoamericano. A través


de esta categoría se nos explica, diciéndolo en términos muy simples, cómo la
inmensa mayoría de países pobres (Tercer Mundo) vive, además de sus condiciones
de marginalidad, en condiciones de sujeción y subordinación frente a los países
ricos (Primer Mundo). Esta condición de sujeción y subordinación que abarca todos
los campos de la estructura social, es lo que se denomina dependencia.

Los países tercermundistas dependen de los países del Primer Mundo en lo


económico, pues no cuentan con capital ni con tecnología para su desarrollo; por
ello recurren, para obtenerlos, al Primer Mundo, el cual presta el dinero y transfiere
la tecnología, pero poniendo sus condiciones y obligando a que los estados sean
adecuados a las necesidades de expansión de su capital y su tecnología, con lo cual
nos ponen a depender en el campo político también, pues no podemos ordenar
nuestro sistema gubernamental sin contar con el visto bueno de los acreedores.

Como este fenómeno anormal, desigual y desequilibrante necesita ser justificado y


legitimado, a través de las instancias ideológicas, se nos alimenta una cultura de la
dependencia, que nos hace introyectarla y considerar todo lo del Tercer Mundo
como atrasado e incapaz de producción en los diferentes ámbitos.

Casos como el de la deuda externa (mediante cuyo cobro se interviene en la


soberanía de los países del Tercer Mundo) y el de las relaciones internacionales
(manipuladas de acuerdo con los intereses de las potencias industriales) son claros
ejemplos de nuestra dependencia (subordinación y sujeción) de los imperios
económicos capitalistas.

23 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 24

5.6 EL RESULTADO CONTRAPUESTO A LA ACUMULACIÓN DEL


CAPITALISTA ES EL DESPOJO O LA EXPLOTACIÓN DEL
OBRERO.

La ética de la justicia tiene una tarea grande y decisiva frente a las


empresas, que de alguna manera participan en este resultado del
capitalismo.

Aunque nos hagamos un poco repetitivos, para la comprensión del concepto de


explotación es necesario recordar que él se refiere a la relación de tensión existente
entre el grupo dominante (dueño de los medios de producción y que se apropia de
las ganancias) y el grupo dominado (dueño solamente de su fuerza de trabajo o
capacidad de trabajar, la cual debe vender como mercancía al capitalista). Esta
relación asimétrica, desigual, provoca el hecho de que quien no trabaja
directamente (el capitalista) se apropie del producto y obtenga las ganancias
generadas por el mismo; y el que realiza el trabajo no obtenga más que un valor
predeterminado por el capitalista, como precio por su fuerza de trabajo, para
reproducir ésta y seguirla vendiendo.

Estas son relaciones de explotación que desgastan, deshumanizan, destruyen la


fuerza de trabajo que no alcanza a reproducirse completamente.

Hay que anotar sin embargo que los explotados no lo son en sentido absolutamente
pasivo frente al poder explotador. También los explotados continúan siendo poder,
pero les hace falta la conciencia de clase (conciencia profunda de su condición de
explotado) para buscar la transformación de la estructura en forma organizada,
como clase social.

24 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 25

6. EL CAPITALISMO NO SÓLO TIENE EFECTOS


ECONÓMICOS, SINO TAMBIÉN EFECTOS SOCIALES
QUE MODIFICAN LAS RELACIONES HUMANAS

6.1 LAS CLASES SOCIALES SON PROPIAMENTE CREACIÓN


HUMANA Y, COMO TAL, PUEDEN Y DEBEN DESAPARECER.

Es papel de la ética contribuir a esta nivelación, en la medida de lo posible


y a base de creatividad.

Las clases sociales son grandes grupos sociales que se distinguen entre sí por el
lugar que ocupan en un sistema social concreto.

Uno de ellos, por la sola razón del lugar que ocupa en las relaciones sociales de
producción, se apropia de una parte del fruto del trabajo del otro. Tiene además el
poder para mantener ese estado de cosas por la promulgación de un orden jurídico
que legaliza la explotación, por la organización de un aparato administrativo y de
coacción policiaco-militar, a favor de los intereses de la clase dominante y por la
difusión de una ideología que presenta esta situación como algo bueno y natural.

Por todo esto, los grupos mencionados tienen intereses sociales distintos y
antagónicos, en torno a los cuales suelen tomar conciencia y organizarse, para
defender cada cual lo que le afecta.

Hay que tener cuidado para no confundir la teoría de las clases sociales con la de
los estratos económicos. Esta última clasifica a los grupos simplemente por el nivel
de ingresos. Habla de ricos y pobres, pero sin explicar a fondo por qué unos son
ricos y otros pobres. No saca a la luz que los ricos lo son a costa de los pobres.

6.2 La clase social dominante, por las ventajas que tiene,


tiende a perpetuarse, con el grave inconveniente y el peligro
de agrandar distancias con la clase social obrera.

La gigantesca tarea de la ética es crear conciencia del peligro que esto


encierra, y de contribuir a que la distancia que separa a las clases sociales,
de alguna manera se vaya reduciendo.

Según el lugar que ocupe en las relaciones sociales de producción, cada grupo
adquiere una condición específica como clase social, cuyos intereses son
contrapuestos a los otros grupos.

La clase social que detenta el poder en los diferentes niveles de la estructura


(económico, político e ideológico) es la clase dominante, en continua tensión con
los otros grupos, en relaciones antagónicas y de contradicción.

Por su carácter de dominante, esta clase reproduce una estructura que sustente su
poder, la sociedad dominante.

En el caso latinoamericano, la burguesía se ha erigido en clase dominante, en


contradicción y antagonismo con el pueblo, que es la confrontación dialéctica
vigente en nuestras sociedad capitalistas.

25 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 26

6.3 LA ECONOMÍA DEL REBUSQUE, DE GRAN VIGENCIA EN


NUESTRO MEDIO, ES FRUTO DEL SISTEMA CAPITALISTA AL
QUE AFECTA COMO COMPETENCIA.

La ética debe tener alguna palabra sobre este fenómeno no siempre


querido por el modelo de empresa vigente.

Se refiere al conjunto de actividades estructuradas, al margen del ordenamiento


formal del capitalismo, que se revisan en el ámbito de la distribución, el
intercambio y el consumo, fundamentalmente en los sectores urbanos. Esta
economía es realizada por el ejército de desempleados (fuerza de trabajo no
captada por el capitalismo formal), los cuales buscan su supervivencia a través de
la distribución de bienes de consumo, casi siempre de primera necesidad.

Esta práctica es ambulatoria, o sea que cambia de lugar para su realización, al igual
que cambia con frecuencia su oferta de bienes.

La economía del rebusque normalmente genera sólo lo necesario para subsistir


cada día: el día en que no se venden los productos, ese día el vendedor no tiene
con que reponer su fuerza de trabajo.

Con un matiz de la misma, hay que decir que los estados capitalistas
latinoamericanos vienen organizando, desde arriba, a los miembros de la economía
del rebusque en formas asociativas, reglamentadas por el Estado. El modelo de las
llamadas microempresas de comercialización, de producción y de prestación de
servicios, es un ejemplo de lo dicho. Mediante las microempresas se realiza una
explotación aún más sutil, pues las fábricas no compran directamente la mano de
obra, sino que facilitan capital para la producción y compran los productos a un
precio muchísimo mas bajo que el que después asignarán para distribuirlo y llevarlo
al consumo.

Los que practican la economía del rebusque varían de actividad con frecuencia,
pues la consigna es “rebuscarse”, es decir, trabajar en lo que resulte, con tal de
obtener un mínimo que garantice la supervivencia.

Se puede decir, en términos simples, que la economía del rebusque es a la ciudad


lo que la economía de subsistencia es al campo.

6.4 LA ECONOMÍA DE SUBSISTENCIA ES TOTALMENTE


OPUESTA AL MODELO DE ECONOMÍA CAPITALISTA QUE
PRODUCE PARA ALMACENAR Y VENDER.

La ética debe estar cerca de estos procesos, propios de comunidades que


tienen una visión no capitalista de la producción.

Es un tipo de economía marginal dentro del modo de economía dominante.

Se caracteriza porque con ella sólo se busca producir lo necesario para subsistir, sin
generar excedentes. Es una economía familiar de reproducción simple, pues sus
actividades son realizadas por los mismos que se beneficiarán de ella, quienes sólo
producen lo necesario para reproducir la fuerza de trabajo.

La economía de subsistencia es una economía típicamente campesina, en


desigualdad evidente con el capitalismo, por su no acumulación de capital y por la
precariedad de su tecnología y sus mecanismos de distribución.

Por ser una economía natural, su ciclo económico responde a las características del

26 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 27

ecosistema en el cual se realiza. Por ejemplo, las comunidades negras campesinas


del Atrato (Chocó) se mueven en un ciclo anual que comprende la pesca, la
agricultura, la caza, la minería y el uso del bosque para el autoconsumo.

Cuando la economía de subsistencia genera algún tipo de excedente, éste se


destina al intercambio, el cual se realiza en penosas y desiguales condiciones para
el campesino, debido a las fuertes cadenas de intermediación que agregan valor
comercial para su propio beneficio y hacen que el producto llegue al consumidor
final a precio mucho más elevado que el original, el cual fluctúa de acuerdo con las
variaciones del mercado de oferta y demanda controlados por los intermediarios,
que son los que se llevan, en última instancia, las ganancias.

A pesar de su relativo atraso, la economía de subsistencia es un modelo familiar y


comunitario que ha garantizado la subsistencia de grandes masas del pueblo
afroamericano, por ejemplo, en una relación armónica de aprovechamiento de los
recursos naturales.

En la esfera humana, la economía de subsistencia tiene su equivalente en la


economía del rebusque, la cual -por estar inserta plenamente en condiciones
capitalistas- tiene una dinámica basada más en la distribución que en la producción.

Ambos, en términos del capitalismo, garantizan a este modo de producción un


ejército industrial de reserva: fuerza de trabajo masiva que está disponible para ser
comprada y cuyo precio puede ser bajo, debido a la cantidad de oferta, mucho
menor que la demanda capitalista.

6.5 LA ALIENACIÓN ES EL FRUTO CODICIADO DEL


CAPITALISMO, PUES ELLA LO MANTIENE CON VIDA EN LAS
CONCIENCIAS HUMANAS.

El trabajo más importante de la ética es el de destruir la alienación de las


conciencias que revitaliza al capitalismo.

Es el fenómeno que se da en el proceso de trabajo y que consiste en el


sometimiento del trabajador a los objetivos que constituyen la propiedad privada
del capitalista: el capital.

El fenómeno de la alienación se caracteriza, principalmente, por tres aspectos:

o El trabajo no le pertenece al trabajador.

o El objetivo sobre el cual trabaja no le pertenece al trabajador.

o El trabajador no es dueño de sí mismo.

Estos tres aspectos se resumen y se sintetizan en uno solo: el trabajador está


sometido a todas aquellas realidades que constituyen el capital del patrón.

Aplicado a lo ideológico, este concepto presupone una ausencia de libertad para


pensar por cuenta propia, debido a que se siguen los lineamientos impositivos de
un orden social dominante que oculta, deforma y falsea la realidad de su injusticia a
los ojos del sujeto que la padece, llevando a este a pensar dicho sistema como un
orden natural, funcional e inmutable, en el que hay que vivir pasivamente.

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ÉTICA 28

7. LA SOCIEDAD CAPITALISTA POSEE FUERZAS


QUE, AL MISMO TIEMPO QUE LA ESTRUCTURAN, LA
RETROALIMENTAN.

7.1 EL CAPITALISMO SE CONSTITUYE Y FUNCIONA COMO UNA


ESTRUCTURA, DE AQUÍ SU GRAN FUERZA Y SU PERMANENCIA.

La mayor lucha y éxito de toda ética basada en la justicia, está en que se


atreva a tocar la estructura capitalista de la sociedad.

La sociedad es la forma estructural como se relacionan los hombres y mujeres con


las cosas y entre sí, en el conjunto de los ámbitos de su vida y según las
posibilidades que les brinda el desarrollo histórico-social anterior. Para comprender
mejor esta sencilla definición, hay que entender que estas relaciones forman una
estructura. Hay que entender qué es una estructura y sus características.

1ª. La primera característica de algo que es una estructura es que se trata de un


conjunto de elementos en el que todo está relacionado con todo. Un ejemplo puede
ser la red de un pescador, donde cada cuerda se encuentra relacionada, anudada,
directamente con un buen número de otras cuerdas y a través de ellas se
encuentra unida a las demás.

2ª. La segunda característica de una estructura es que cada elemento sólo se


entiende por el conjunto de sus relaciones; además, las relaciones en las que se
encuentra lo convierten en algo que, si no tuviera esas relaciones, sería otra cosa.
Por ejemplo, un obrero no es simplemente un hombre, sino que las relaciones en
las que se encuentra con las cosas y con otros hombres lo convierten en eso, en un
obrero y no en un campesino o un artesano.

3ª. Una tercera característica, que podemos deducir de las dos anteriores, es que
una estructura es algo más que las partes, incluso algo más que la suma de las
partes: es una interrelación. La razón para afirmar esto es muy simple. Si cada
elemento de la estructura se configura o es lo que es, por las relaciones en las que
se encuentra en el interior de la estructura, la estructura tendrá características que
no tienen los elementos aislados; es, pues, más que los elementos, porque cada
elemento se transforma en la relación estructurada.

4ª. La estructura se caracteriza, además, por ser contradictoria. Sus distintos


elementos no son funcionales, ni forman un todo armónico. Hay contradicción entre
los distintos elementos y también entre distintos niveles de la estructura. Por
ejemplo, en el capitalismo, un obrero y un capitalista son distintos por las
relaciones en las que se encuentran, que hacen que cada uno sea lo que es; pero
no sólo eso: además, se encuentran en oposición o contradicción; su relación los
lleva a que tengan intereses encontrados: el obrero buscará cambiar la estructura
que permite que se le explote, el capitalista buscará mantener la estructura que lo
beneficie.

5ª. La quinta característica de una estructura es que es dinámica. La estructura,


una vez configurada, tiende a reproducirse; se convierte en un mecanismo que
reproduce no sólo sus elementos, sino la relación entre ellos. Aunque esto no
quiere decir que una estructura sea eterna y no se pueda cambiar.

6ª. Los elementos de una estructura se encuentran, pues, no sólo


interrelacionados, sino que estas relaciones se convierten en algo que se repite
constantemente, mientras no se cambie la estructura. Porque, una vez que se
configura la estructura, estas relaciones son algo independiente de las voluntades.

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ÉTICA 29

7ª. La séptima característica, ya insinuada antes, de la estructura es que no es


eterna, tiene un origen y puede cambiar. Los hombres la crearon, los hombres la
pueden cambiar, aunque ni su creación ni su cambio sean un asunto de pura
voluntad. Puede ser cambiada, conociendo científicamente su funcionamiento y
organizándose políticamente para poder aprovechar sus contradicciones y
tendencias a su agotamiento y superación.

8ª. Hay que mencionar, como octava característica de la estructura, que, aunque
todos los elementos se relacionan entre sí, hay un centro o matriz estructurante del
conjunto. No todos los elementos tienen la misma influencia en la configuración del
todo, que en el caso de nuestra sociedad es el nivel económico.

9ª. La sociedad es, pues, un complejo de relaciones estructurales. En este modo


complejo podemos distinguir tres dimensiones fundamentales: lo económico, lo
político y lo ideológico. No se trata, es bueno aclararlo de tres niveles o instancias
diversas a modo de pisos de un edificio. La sociedad es un todo estructurado cada
uno de estos tres aspectos atraviesa toda la sociedad. La distinción que se hace es
fundamentalmente metodológica, para facilitar la comprensión del concepto.

Veámoslo con un ejemplo: el estado es ciertamente la institución (o conjunto de


instituciones) política por excelencia. Sin embargo, la función general del Estado,
mantener y favorecer la reproducción global de la sociedad, hace que cumpla una
función económica e ideológica. El Estado no sólo regula la economía a base de
diversas políticas económicas, sino que invierte directamente grandes capitales en
sectores claves de la economía nacional. Además interviene en la educación, influye
en la opinión pública, es decir, tiene también un papel ideológico.

Lo económico, lo político y lo ideológico son, pues, tres dimensiones que atraviesan


toda la estructura social. Ninguno de estos aspectos se pueden explicar sin los
otros. Cada uno de ellos influye fuertemente en la configuración de los demás. Es
decir, constituye una estructura, cuyo condicionamiento o matriz es la estructura
económica o las relaciones sociales de producción.

7.2 LAS ESTRUCTURAS CAPITALISTAS TERMINAN


CONVIRTIÉNDOSE EN ESTRUCTURAS DE MUERTE Y DE
PECADO.

El papel principal de la ética es precisamente el de reforzar estructuras de


vida.

En el análisis cristiano latinoamericano de la sociedad capitalista se considera que,


por sus contradicciones internas, esta estructura en lugar de afirmar y defender la
vida, la niega y la ataca. Por eso se habla también de una situación estructural de
pecado (pecado social), mediante la cual en lugar de afirmar la gracia (amor,
justicia) se cae en pecado (no amor, no justicia).

Las estructuras sociales de muerte se expresan como tales en las tres instancias
que estructuran al capitalismo: la económica, la política y la ideológica. En lo
económico generan enriquecimiento de unos pocos, a costa del empobrecimiento y
la explotación de las grandes mayorías de la sociedad.

En lo político el grupo dominante en el poder oprime al pueblo, valiéndose de una


institucionalidad estatal cerrada y excluyente, mediante la cual unos pocos deciden
la suerte y planean el futuro de las masas.

En lo ideológico, el grupo dominante se apoya en estructuras como la educación,


los medios masivos de información y la falsa religión, entre otros, para transmitir y

29 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 30

reproducir una visión acrítica y falseada de la estructura social, que legitime y


convalide al sistema y al grupo dominante a los ojos del pueblo, que de esta
manera es alienado, uniformado, y su cultura negada, minusvalorada e
invisibilizada.

La explotación económica, la opresión o dominación política y la alienación


ideológica constituyen como expresión estructural un espacio generador de muerte,
no sólo física, sino también mental, moral, espiritual, cultural, étnica, etc. De esta
manera se violan los derechos humanos sistemática y estructuralmente, pues no se
trata de que se genere muerte en ciertas circunstancias aisladas entre sí, sino que
la estructura porta en sí misma, en su funcionamiento, la muerte de las mayorías
(p. e. en la negación de la salud, en la creación de fuentes de trabajo, etc.),
mientras que el grupo dominante garantiza su vida y busca perpetuarse en el
poder.

Por creer los cristianos en un Dios de vida, la estructura dominante es condenada


como pecaminosa, en contra del plan de Dios y contraria al Evangelio de Jesús.

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ÉTICA 31

8. ¿QUÉ HACER, FRENTE AL CAPITALISMO Y SU


MODELO DE EMPRESA?

8.1 NUESTRA TAREA PRINCIPAL ES LA DE COLABORAR EN LA


CREACIÓN DE LA CONCIENCIA POLÍTICA.

Hay que entender la ética de la justicia como parte de un proceso que se


debe ser construido con paciencia histórica.

La ubicación de los grupos sociales en las relaciones de producción provoca que


ellos tengan entre sí intereses fundamentales antagónicos.

Las clases sociales van tomando conciencia de sus intereses a lo largo de los
procesos de reivindicación de sus derechos. La conciencia más de fondo de aquellos
intereses que se desprenden del lugar que cada clase ocupa en la estructura de la
sociedad, es lo que se llama conciencia de clase.

El desarrollo de esta conciencia y su expresión en una praxis concreta de liberación,


por parte de las clases oprimidas, es lo que denominamos conciencia política. Esta
le da a la clase y al individuo de dicha clase que la desarrollan en la praxis, la
capacidad de discernir su proyecto de liberación en cada momento histórico y
proyectar el modelo de sociedad nueva que se quiere construir.

La conciencia política lleva necesariamente a la organización del pueblo alrededor


de un proyecto histórico concreto, que debe ser común al movimiento popular y es
la guía ideológica del proceso de cambio mediante el cual se quiere construir un
nuevo orden social.

8.2 COMPAÑERO DE LA CONCIENCIA POLÍTICA ES EL


PENSAMIENTO CRÍTICO.

Un dirigente sin conciencia política y sin pensamiento crítico, no tendrá


argumentos para proponer en su respectiva empresa una ética de la
justicia.

Este concepto alude a aquel tipo o sistema de pensamiento que se caracteriza por
su análisis profundo, permanente y detallado (con elementos científicos, y alejado
de la especulación intuitiva) del funcionamiento y la dinámica interna de los hechos,
acontecimientos, procesos y actores sociales; todo esto para descubrir su lógica
interna y las contradicciones que contienen, y así poder tomar partido o posición
frente a ellos, identificando sus repercusiones y su influencia en el funcionamiento
de la estructura social, sea como resultante o determinante de la misma.

El pensamiento crítico es, en términos genéricos, un producto de la experiencia


acumulada de ese saber popular, fruto de sus esfuerzos por sobrevivir. En ese
sentido no limita a un ejercicio cognoscitivo parcial, sino que entra en la acción y la
praxis de conjunto, lleva al sujeto a ellos y, en esa medida, es el que ilumina al
proyecto de liberación de un grupo.

Además, el pensamiento crítico toca el tema simbólico personal y grupal, pues


reconoce, identifica y transforma las alienaciones ocasionadas por el sistema
dominante y heredados y transmitidos a través de sus instancias ideológicas, como
son la familia, la educación, los medios de información y algunos tipos de de
religión, entre otros.

El pensamiento crítico, finalmente, alienta y alimenta la conciencia política del

31 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 32

individuo y del grupo social, para impulsarlo a la praxis del cambio social como
meta de liberación y concreción de la estructura de la sociedad que se pretende
transformar.

8.3 AUNQUE PAREZCA UNA UTOPÍA CASI IMPOSIBLE DE


OBTENER, ES NECESARIO PENSAR UN NUEVO ORDEN SOCIAL.
LO QUE NO SE PIENSA Y ACARICIA MUY DIFÍCILMENTE SE
LLEGA A REALIZAR.

Pensar un nuevo orden social le sirve de inspiración permanente a una


ética de justicia.

Aún desde el punto de vista diferente y hasta contrario, todos los movimientos
sociales que pretenden, en algún momento de la historia, lograr la plena
humanización del ser humano, han visto la necesidad de establecer un nuevo orden
social, donde se afirme la vida, para remplazar el orden establecido que la niega e
impide la humanización por una u otra causa, según el esquema de análisis que se
utilice.

De hecho, Jesús de Nazaret en su proyecto lo que plantea es un nuevo orden


social. Su concepción de la comunidad cristiana, recogida por la tradición en el
Nuevo Testamento, nos habla de un nuevo orden social.

Por lo mismo, a pesar de las estigmatizaciones que se pueden sufrir por reivindicar
esta necesidad de un nuevo orden social, él mismo tiene un fundamento cristiano
expresado por Jesús y por la comunidad primitiva, donde todo es de todos, no hay
propiedad privada y se reparte a cada uno según sus necesidades, hay consenso en
torno a la dinámica de funcionamiento del grupo (colegialidad) y todos están
movidos por el mismo espíritu solidario (cf. Hch 2,42 ss.; 4, 32 ss.).

Como resultado de la experiencia acumulada en los procesos de búsqueda popular


de la justicia, de los análisis de las estructuras sociales vigentes en América Latina,
con la mediación de las ciencias sociales y de la experiencia de fe, el movimiento
popular de este continente y del Tercer Mundo ha llegado a la conclusión de que se
requiere un nuevo orden social que responda a las necesidades reales del pueblo y
al objetivo de su liberación y humanización.

Dicho nuevo orden social se define desde todos los ámbitos que conforman la
estructura social. En el nivel económico se aspira a un nuevo orden donde las
relaciones sociales de producción estén basadas en lo comunitario y donde haya
una apropiación colectiva del ingreso nacional. En el nivel político de la estructura,
el nuevo orden busca el establecimiento de un poder colectivo, popular,
verdaderamente alternativo, con los mayores niveles posibles de participación y
consenso. En el nivel ideológico cultural, se quiere llegar al establecimiento de la
unidad nacional desde la diversidad étnica y cultural de los miembros de cada
sociedad; con base en sistemas de pensamiento y conocimiento compartidos,
donde todos los saberes sean tomados en cuenta, para generar un cuerpo de ideas
permanentemente crítico y autocrítico, que contribuya a la consolidación de un
espíritu solidario y liberador, en cada uno de los miembros de la sociedad.

El nuevo orden social implica, necesariamente, un proceso de cambio, que es


igualmente participativo y colectivo; donde todos los agentes cobren conciencia
política y transformen su esquema mental simbólico, en una dinámica de
desalienación permanente que involucre todos los campos de la vida.

Finalmente, es conveniente resaltar que la construcción de un nuevo orden social


no es responsabilidad o tarea exclusiva de un grupo, partido, iglesia, organización y

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ÉTICA 33

empresa, sino que es el proyecto común y unitario de todas las fuerzas sociales en
conflicto con el sistema injusto, que integran el movimiento popular.

8.4 LA NUEVA SOCIEDAD ES EL FRUTO DE UN NUEVO ORDEN


SOCIAL.

Soñar la nueva sociedad, lo mismo que el nuevo orden social, es fuente de


inspiración para la ética, que necesita sueños que alimenten los pequeños
esfuerzos de humanización con los que se puede comprometer toda
empresa económica.

La llamada utopía de la nueva sociedad (que no es utopía porque no tenga espacio


ni tiempo, sino porque hay que construir ese espacio y ese tiempo) es el producto
de un nuevo orden social, que se logra a través de un proceso de cambio el cual es
llevado adelante por el pueblo organizado que hace consciente sus condiciones de
explotación, opresión y alienación y busca la transformación de la estructura injusta
en una estructura justa y comunitaria.

Estrictamente, en términos cristianos, la nueva sociedad es la concreción aquí y


ahora, en un momento histórico determinado, del Reino de Dios, propuesto por
Jesús en su proyecto de liberación.

8.5 HAY QUE DAR UNA VOZ DE ALARMA PARA QUE LOS
PROYECTOS DE HUMANIZACIÓN NO CAIGAN EN
POLITIZACIÓN.

También la ética correcta, tiene el gran peligro de politizarse.

El fenómeno de la politización es el que caracteriza a aquellos proyectos populares


que, si bien buscan un cambio de las estructuras sociales, para implantar un nuevo
orden, ponen su énfasis mayor en el aspecto relacionado con el manejo del poder y
la organización estatal, desconociendo o minusvalorando el aspecto cultural. La
politización tiende a agrupar a los miembros de la clase popular sólo en razón de su
condición de clase social, sin tener en cuenta el aspecto cultural como otra
especificidad de ellos, por ejemplo, en el caso de los grupos étnicos, quienes en
este tipo de proyectos son considerados solamente como clase social, soslayando
su condición también definitoria de grupo étnico con cultura particular.

El riesgo que entrañan este tipo de proyectos consiste en que en muchos pasos los
proyectos de ordenamiento jurídico y reestructuración social pueden entrar en
contradicción con las instituciones culturales del grupo étnico, limitando así la
capacidad de articulación de dichos grupos al nuevo orden y su misma
participación.

Como ejemplo ilustrativo, piénsese en el proceso nicaragüense, donde si bien se


trató de establecer estructuras de justicia, no se consultó lo suficiente la
especificidad cultural de los grupos étnicos Miskitos y Sumos, los cuales -por esta
causa- causaron enormes dificultades al nuevo gobierno popular, dificultades que,
en muchos casos, fueron capitalizadas por los partidarios del viejo orden para
combatir al nuevo.

Por todo esto, hay que evitar los extremos de la politización, al igual que su
opuesto, el culturalismo, donde se privilegia una identidad en abstracto, sin
concreción suficiente en el ámbito de lo político.

Sin perder de vista todo lo dicho, tampoco hay que dejarse demonizar por aquellas
tendencias conservaduristas que ven en todo intento de análisis estructural y de

33 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 34

cambio social hacia un nuevo orden -proceso fundamentalmente político- un


fenómeno de politización, valiéndose de esta categoría para descalificar, proscribir y
perseguir a todo grupo o persona que lucha por su liberación.

Un adecuado y riguroso análisis de cada momento histórico evitará que se caiga en


esta trampa, frecuentemente puesta por los enemigos del cambio y los
sustentadores del orden injusto en el que vivimos.

34 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 35

9. ETICA CIUDADANA Y DERECHOS HUMANOS


Adriana Arboleda Betancur

“En un sistema en el que la racionalidad


y la ética apuntan en direcciones opuestas, la
humanidad es la principal derrotada”
(.Z.Bauman)

El mundo globalizado de hoy, a través de la economía, la tecnología y los medios


masivos de comunicación, pretende la imposición de un pensamiento único ligado al
culto al mercado y el consumo voraz de las riquezas naturales del planeta. En
palabras de Julio de Santa Ana, se trata de una nueva religión donde los seres
humanos pasan a un segundo plano y el culto lo adquiere todo lo que constituya
valor comercial, todo aquello que se pueda comprar o vender en los nuevos
templos del neoliberalismo, es decir, los centros comerciales que controlan la vida
urbana moderna. Para las mercancías y los mercados se abren fronteras y se
flexibilizan las normas nacionales y constituciones nacionales, mientras que al
mismo tiempo se extienden los muros de la infamia que prohíben la circulación de
los seres humanos vulnerando los derechos a la libre circulación, al trabajo y a la
tan aclamada “ciudadanía”, ya que los inmigrantes deambulan clandestinamente en
grandes centros de poder del mundo.

Es por ello que resulta imperante la discusión sobre la transversalidad de la ética


ciudadana ligada a los derechos fundamentales, en medio de la contradicción de la
crisis de gobernabilidad y democracia que hoy viven muchos países, entre ellos
Colombia.

En primer lugar es importante señalar que el concepto de ciudadanía no puede


reducirse a la idea de nacionalidad o pertenencia a un determinado Estado. Este
concepto ha sido replanteado y la ciudadanía aparece como una categoría dinámica
en el cual los sujetos son reconocidos como parte de una sociedad en la cual
interactúa desde una dimensión comunitaria y reflejando dimensiones culturales
diversas. Así lo señala Hugo Quiroga cuando expresa: “lo que se busca es la
construcción de una dimensión comunitaria de la ciudadanía, desligada del atributo
de la nacionalidad”.(...)” Esta noción de ciudadanía alude, por lo tanto a una doble
pertenencia: al Estado y a la sociedad. En el primer caso, el individuo es miembro
de un cuerpo político-institucional que garantiza sus derechos políticos, civiles y
sociales. En el segundo, el individuo es miembro de un espacio público asociativo
que requiere de prácticas de autorganización colectiva, desde las cuales se puede
reforzar y extender su condición de ciudadano.” En tal sentido se supera la idea de
la ética individualista de la modernidad y se abren las fronteras entre individuo y
sociedad contribuyendo a que la conducta privada sea responsable y consecuente
con la conducta pública de hombres y mujeres en general y los gobernantes en
particular. Es decir, que por ser también sujetos sociales existe una
corresponsabilidad con el devenir de dicha sociedad.

Si bien cada individuo está llamado a luchar por el reconocimiento de su


individualidad y el derecho a que no se interfiera en su modo de pensar, también
tendremos que ser conscientes que este ejercicio de libertad por sí mismo no
asegura que la sociedad en su conjunto pueda vivir en condiciones de dignidad y en
forma pacífica puesto que cada sujeto responde a valores, ideas e ideologías
diversas. Por esta razón, es necesaria la existencia de un ámbito de ideas y de
conductas en las que todos, o la mayoría coincidan, independientemente de las
diferencias. A esta confluencia es a la que podemos nombrar como ética ciudadana.
Pero además también tendría que entenderse este consenso social como un asunto

35 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 36

de interés público y no de mera subjetividad de algunos colectivos. En tal sentido la


ética social se traduce en imperativos que orientan la vida económica, social y
política de la nación y por tanto de obligatorio cumplimiento para los gobernantes.
Se trata de una conciencia ética que conlleva a la exigibilidad de los derechos, que
propone una conducta política consciente para movilizarse en el reconocimiento de
las garantías ciudadanas consagradas en la Constitución, es decir, en la búsqueda
de una sociedad democrática plenamente respetuosa de los derechos humanos.

Tal como lo señala el profesor Wim Dierckxsens hay que enfrentar la lógica del
neoliberalismo que desmanteló la ciudadanía desarrollada desde Keynes al
otorgarle derechos especiales y fundamentales a las personas jurídicas, como es el
caso de las empresas transnacionales, por encima de los derechos de las personas
naturales consagradas en normas internacionales legados del las revoluciones
liberales de los siglos XVII y XVIII. Las transnacionales aparecen como nuevos
sujetos con ciudadanía plena, mientras que los derechos de los seres humanos se
relativizan en función de los intereses de éstas o de la seguridad planetaria, “los
ciudadanos reales dejan de ser sujetos de derecho pleno” (Hinkelammert-Mora,
2001:320). “En ese sentido, el neoliberalismo convierte al mundo en humanidad sin
ciudadanía” (Wim Dierckxsens), o en otras palabras la ciudadanía se deriva sólo de
la vinculación de las personas en el mercado y su posición en éste.

De esta manera podemos acercarnos a lo que otros han llamado las ciudadanías
democráticas, donde dichas ciudadanías realmente existen y desaparece el ideal
impuesto por el modelo de ciudadano cívico donde las personas son simples y
pasivos acatadores de normas construidas desde los ejes de poder dominante. Por
el contrario, las personas conscientes de su inserción en la sociedad aportan en la
construcción de nuevos referentes interpretativos y de acción política democrática.

“Para reconocer a los ciudadanos realmente existentes, es necesario partir


de las diferentes moralidades públicas propias de las realidades
latinoamericanas, se requiere ir más allá del consenso jurídico institucional,
de la legislación que reduce la esfera política. Se requiere, además, un
proceso de reconstrucción de prácticas habituales y cotidianas, de las formas
como los individuos y grupos hacen las cosas, de las sociabilidades, de las
reinterpretaciones de las prácticas dominantes de lo políticos; esto es, de las
experiencias sociales y de lo que implica resignificar las nociones
prevalecientes de ciudadanía, desarrollo y democracia. Ello implica también
retomar aquellos asuntos que han sido desvinculados del debate sobre la
política y que han vuelto a ponerse en ese plano de la discusión: el futuro
del desarrollo, la erradicación de las desigualdades sociales, al redefinición
de las nociones de ciudadanía y participación”16

Esta conciencia ética del papel de la ciudadanía, que supera la idea de la simple
pertenencia al Estado nacional donde las personas tenemos obligaciones y deberes,
se centra en el reconocimiento de la participación y de los derechos, es decir que se
reconoce una ciudadanía con derechos. Vista así, la ciudadanía se vuelve una fuerza
simbólica que encarna las luchas por el reconocimiento económico, social, político y
cultural, en otras palabras el reconocimiento integral de los derechos. Se trata de
ciudadanos y ciudadanas activas en materia de derechos humanos, personas que
no sólo conocen y comprendan sus derechos sino que tienen la capacidad de
cambiar sus actitudes y comportamiento haciendo progresar la causa de los
mismos. Los ciudadanos activos se protegen a sí mismos y protegen a otros al alzar
su voz para cuestionar críticamente las prácticas y los comportamientos que
provocan o constituyen una violación de los derechos de los grupos o de los
individuos.

16
HURTADO GALEANO, Deicy y NARANJO GIRALDO, Gloria. Aprendizajes sociales y pedagogías
ciudadanas. Estudios Políticos No. 21. Medellín, julio-diciembre 2002.

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ÉTICA 37

LA ÉTICA DE LOS DERECHOS HUMANOS:

“Los derechos humanos, por definición, tienden a ser universales. Aún cuando, su
característica más universal es su violación universal.” (Lienemann, 1982, p. 80).
Esta frase de Lienemann nos introduce en la realidad contradictoria de los derechos
humanos en el mundo actual donde pese al reconocimiento formal de los mismos,
cada vez es más evidente la exclusión social. Pareciera que el discurso de los
derechos humanos ha resultado ser un fracaso como lo señalan algunos
intelectuales o marxistas que han expresado que éstos requieren de unos
presupuestos materiales para garantizar su eficacia social. Sin embrago, más que
su fracaso que lo que ha quedado claro es que parecen equivocados los defensores
de las concepciones positivistas y naturalistas que manifestaban su prevalencia sólo
por su reconocimiento formal o por la existencia biológica de los seres humanos,
porque justamente es hoy más urgente la necesidad de que se hagan efectivos
para garantizar el respeto por la vida y la dignidad de la humanidad en su conjunto.

Los derechos humanos representan un nuevo consenso internacional y expresan lo


que algunas han llamado un “consenso ético global”, por responder a las
necesidades de amplios sectores sociales y reflejar un deseo colectivo de
reconocimiento de los valores a la dignidad, la libertad y la vida, además y el
rechazo a toda forma de atropello y desconocimiento de los derechos. Pero
además, dicho consenso abarco un concepto integrador de los derechos y garantías
ciudadanas que clama por la integración de los seres humanos en el mundo laboral
y cultural y se preocupa por la existencia misma de la humanidad ante los
atentados al medio ambiente y el desconocimiento de los derechos de los pueblos.

La ética de los derechos humanos supone un reconocimiento de que las garantías


ciudadanas y la inclusión de los pueblos con sus diferencias étnicas y culturales son
producto de la convergencia de resistencias colectivas al mundo polarizado que
intenta imponer pensamientos avasalladores de la diversidad. Es decir que se
convierten en un plan de acción, una orientación de civilización política asumida por
los Estados para lograr la democracia y la justicia social, pero de igual manera
representan un proyecto de humanidad que cuestiona los etnocentrismos y
cualquier forma de atropello de la dignidad humana. La igualdad no supone
entonces el reconocimiento de las diferencias –culturales, étnicas, religiosas, de
género- sino la ampliación del reconocimiento de lo humano o de protección de la
humanidad.

Mientras la obligación de respetar los derechos humanos recae sobre todas


las personas, independientemente de que tengan o no vínculos funcionales
con el Estado, la obligación de garantizarlos pesa de modo exclusivo sobre la
institución estatal. El Estado es, por su naturaleza y por sus fines, el garante
de esos derechos, porque sólo él tiene los instrumentos adecuados para
cumplir tal misión. En efecto, el monopolio de la legítima coerción,
expresado en la administración de justicia y en el empleo de la fuerza,
corresponde exclusivamente a la estructura institucionalizada del poder
público. Ese monopolio no puede ser objeto de operación alguna cuya
finalidad sea ponerlo en manos de individuos de condición privada. 17

El conocimiento de los derechos humanos y su aplicabilidad requieren


transformarse en una filosofía de vida, un paradigma ético fundamental de la
ciudadanía para combatir la barbarie en que está sumergido nuestro país, donde
matanzas, exterminios, asesinatos selectivos, secuestros, corrupción, tráfico de
drogas y de informaciones, analfabetismo, desempleo, trabajo infantil, exclusión
social, parecen cosas normales en una sociedad que se pretende democrática.

17
Oficina en Colombia de la Alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. 2007.

37 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 38

Hoy la tarea de luchar por el pleno reconocimiento de los derechos humanos pasa
por confrontar el concepto de democracia limitada o de baja intensidad, como
describe Boaventura de Sousa Santos los modelos políticos contemporáneos, que
se reducen a procedimientos administrativos y niegan los procesos de distribución
social y pleno reconocimiento de las garantías del conjunto de la población
empobrecida y excluida social, política y económicamente.

En el caso concreto de Colombia, lo anterior se expresa en el afán de los entes


gubernamentales de pretender corregir las desigualdades sociales a través de la
constatación de existencia de procedimientos electorales y la garantía de
participación de algunos sectores sociales que cuentan con los medios económicos
necesarios para expresarse socialmente. El gobierno pretende legitimar la idea de
que la democracia existe por el hecho de garantizar elecciones “libres” –lo cual es
plenamente equivocado en el caso colombiano, que atraviesa una crisis de
gobernabilidad por el llamado caso de la parapolítica-, desconociendo que la
democracia exige el pleno reconocimiento de los sectores tradicionalmente
excluidos, la distribución de la riqueza y el respeto por la minorías y la oposición
política.

La realidad concreta de los derechos humanos en Colombia nos plantea desafíos en


relación con la necesidad de superar el conflicto social y armado que ya lleva cuatro
décadas sin que se resuelva las causas que le dieron origen, pero que además
propugne por la superación de los métodos de barbarie que evidencian una
degradación de la guerra, cruel por naturales. Las cifras que muestran que en los
últimos cinco años son más de doce mil civiles asesinados en el marco de la
violencia sociopolítica y que cerca de tres mil personas han sido ejecutadas
extrajudicialmente por miembros de la fuerza pública, además de los más de cuatro
millones de víctimas del desplazameinto forzado, son señales de la crueldad de la
guerra, pero también de la urgencia del pleno reconocimiento de los derechos
humanos. En palabras del padre Javier Giraldo:

“El gran desafío ético que lanza un conflicto armado es la posición que se asume
frente a la violencia, frente a la guerra y frente a sus métodos. La repugnancia ética
que causa toda destrucción de vidas humanas, todo atentado contra la libertad o
contra los bienes producidos por los seres humanos, no tiene discusión. Los mismos
actores armados reconocen constantemente, en las entrevistas y discursos, que
están realizando, a su pesar, lo que les repugna.

“Esto explica que se hayan multiplicado organizaciones que propenden por la paz, y
que el discurso sobre la paz se haya centrado cada vez más en urgir un cese del
fuego. Las atrocidades de la guerra, sobre todo en el nivel de degradación en que la
vivimos hoy en Colombia, facilitan las movilizaciones masivas por la paz, que se
apoyan en sentimientos ampliamente compartidos de horror ante los efectos de la
guerra. En este clima han arraigado también ciertos discursos de reconciliación
entendida como olvido del pasado, promovidos por sectores de la Iglesia y otras
instituciones.18

Si pretendemos que la democracia se convierta en un instrumento efectivo para la


construcción de una sociedad más justa, la lucha por los derechos humanos tiene
que estar en la agenda de cada ciudadano y ciudadano. Son los derechos los
presupuestos legitimadores de una sociedad respetuosa de la vida y la dignidad
humana. Pero está visto que éstos no se van a conseguir por generación
espontanea, será necesario una fuerza social que integre las expectativas de los
distintos sectores sociales que obliguen a los gobernantes y las instituciones del
Estado a su pleno reconocimiento.

18
GIRALDO, Javier. Elementos de lectura sobre la tragedia. 17 de marzo de 2001.

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ÉTICA 39

TAREAS:

Responda las siguientes preguntas:

1. ¿Cuál es la misión que Ud. cree que debe tener personalmente


frente a la comunidad humana en medio de la cual vive?
Explique o justifique su respuesta. (1 página)

2. Frente al monstruo del capitalismo o neoliberalismo que devora


al pueblo, ¿qué propone Ud. como solución? (1 página)

3. Frente a las muchas cosas que se pueden hacer en favor de la


comunidad humana donde vive, cuál cree Ud. que sea la más
urgente y necesaria y por qué? Explique o justifique su
respuesta. (1 página)

Metodología:

- Trate de responder la pregunta primera, Ud. solo, a nivel


personal.

- La segunda y tercera pregunta, respóndala primero a nivel


personal y después dialóguela con otros compañeros-as que
tenga cerca. Pueden presentar la respuesta en grupo.

39 FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CLARETIANA


ÉTICA 40

BIBLIOGRAFÍA

CLARET, Antonio María. Autobiografía. Barcelona: Editorial Claret,


1975.

GIRALDO, Javier. Elementos de lectura sobre la tragedia. 17 de


marzo de 2001.

HURTADO GALEANO, Deicy y NARANJO GIRALDO, Gloria. Aprendizajes sociales y


pedagogías ciudadanas. Estudios Políticos No. 21. Medellín, julio-diciembre 2002.

Oficina en Colombia de la Alta comisionada de Naciones Unidas para


los Derechos Humanos. 2007.

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