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Entre todas estas sustancias, quizá la más conocida es el dióxido de carbono, que
es el que se produce tras la quema de combustibles fósiles que usan los coches,
los aviones, los trenes y otros medios de transporte. Según algunos estudios sobre
el tema, en los últimos 150 años se han enviado a la atmósfera los mismos niveles
de esta sustancia que durante cientos de miles de años anteriores.
Es la más conocida de todas las causas, quizá porque a la vez es una de las más
cotidianas. Cualquier proceso que suponga la quema de materiales como el carbón,
el petróleo, los aceites industriales o cualquiera de sus derivados supone un gran
daño a la capa de ozono y al medioambiente en general.
No es la luz en sí misma la que genera contaminación del aire, sino más bien la
manera como se obtiene. Las plantas electrificadoras ponen en marcha procesos
químicos para convertir y reconducir la electricidad a los lugares de destino, y es ahí
cuando liberan enormes cantidades de gases al ambiente. Una de las opciones
existentes para mitigar esta situación es la energía solar.
Productos químicos usados en los suelos