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Aristóteles - Obras.

Aguilar
Trad. del griego y notas de Francisco de P. Samaranch

DE LA EXPRESION O INTERPRETACION

N O TA PREVIA

El titulo de este tratado parece signi­ verbo. Da primero su definición. Ana­


ficar la idea griega de que el lenguaje liza luego los verbos indefinidos. Y , fi­
es una interpretación del pensamiento. nalmente, los tiempcs de los verbos.
En efecto, si las categorías tenían como Camino ya de la proposición, encon­
tema el término aislada', el tratado este tramos aún en el capítulo 4 una forma
está dedicado a estudiar las proposicio­ previa a la proposición, aunque ya es
nes, las teorías que las rigen y sus aná­ compleja: la sentencia. Define la senten­
lisis, haciendo especial referencia a las cia, y hace ver que no toda sentencia es
oposiciones que hay entre ellas. También una proposición.
aquí encuentra un lugar adecuado la Con el capítulo 5 se comienza el es­
distinción entre lo verdadero y lo fal­ tudio propiamente dicho de las formas
so, distinción que carece de significado proposicionales. Define las proposiciones
cuando se aplica a términos solos. Aris­ simples y las proposiciones compuestas.
tóteles admite aquí que la verdad es El capitulo 6 define las proposiciones
una especie de correspondencia con la contradictorias.
realidad. Los conceptos son semejanzas El capítulo 7 define las proposicio­
de las cosas. Y las proposiciones los unen nes universales, indefinidas y particu­
o los separan. Si los conceptos unidos lares, tanto afirmativas corno negativas.
responden a una unión efectiva de las Y también las proposiciones contrarias
cosas, las proposiciones son verdaderas; en cuanto o/puestas a las contradictorias.
si no existe esta correspondencia, son El capítulo 8 define y trata las pro­
falsas. posiciones singulares.
Hemos dicho anteriormente que el tra­ El capítulo -9 define las proposicio­
tado De la interpretación intenta ya nes que hacen referencia al futuro, en
esbozar algunas de las reglas o normas cuanto opuestas a las proposiciones que
de la lógica formal como tal. hacen referencia al presente o al pasado.
La obra consta de catorce capítulos. El capitulo 10 esquematiza por pa­
El capítulo 1 nos plantea al comien­ rejas las proposiciones afirmativas y
zo las relaciones que hay entre lengua­ negativas. Explica la manera correcta de
je y pensamiento. Las nociones o pa­ colocar la negación. Estudia la verdad y
labras aisladas no expresan ni verdad ni el error en determinadas proposiciones.
falsedad. Para que la verdad o el error Estudia las proposiciones con nombres
sean posibles es necesario que las nocio­ indefinidos o con nombres y verbos inde­
nes o ideas se unan con anterioridad en finidos. Y establece, finalmente, la nor­
preposiciones o juicios. ma de que la transposición del sujeto
Con el capítulo 2 se inicia un bre­ y el predicado no implica ninguna dife­
ve estudio de los elementos que cons­ rencia de significado en tas proposi­
tituyen toda proposición. El primero es ciones.
el nombre; se define, en efecto, el nom­ El capítulo 11 trata las siguientes cues­
bre. Hay nombres simples y nombres tiones: algunas proposiciones que pare­
compuestos. Los nombres indefinidos. cen ser simples son, en realidad, com­
Los casos de los nombres. puestas. Asi son también algunas cues­
El capitulo 3 aborda el análisis del tiones dialécticas, c o n esto, trata de la
256 ARISTO TELES.— OBRAS

im turaleza de las cuestiones dialécticas. nes que a firm a n o niegan lo posible, lo


Dos proposiciones simples que tengan el im posible, lo con tin g en te y lo necesario,
m ism o sujeto pueden ser verdaderas; y de sus con tra d ictoria s propias.
pero n o pueden necesariam ente u n ir los E l ca p ítu lo 13 estudia luego las rela­
dos predicados en uno. Varios predicados ciones que hay en tre estas proposiciones,
que se a firm a n de u n sujeto, cuando se de la rela ción entre lo actual y lo posi­
tom an p o r sí mismos e individualm ente, ble, y, fin alm en te, de la s tres clase s de
nu pueden combinarse entre sí para fo r­ entidades.
m ar una proposición simple, de n o ser P o r ú ltim o, el ca p ítu lo 14 habla de la
que todos ellos sean esenciales a l sujeto proposición co n tra ria propia de una a fir­
y n in gu n o de ellos venga im plica d o p o r m ación, ta n to si es universal com o si
otro. es pa rticu la r.
E l ca p itu lo 12 tra ta de las proposicio­ Así acaba este breve tratado.

DE LA EXPRESION O INTERPRETACION
tes que podamos hablar de verdad o
C A P IT U L O 1 de falsedad. E l nombre o el verbo por
sí mismo se parece mucho a un concep­
En primer lugar, hemos de definir el to o pensamiento que no está combi­
nombre y el verbo y, luego, hemos de nado ni separado. Así es, por ejemplo,
explicar qué se significa por medio de «hom bre» o «blanco», si se pronuncia
los términos negación, afirmación, pro­ sin añadirle nada más. Entonces no es
posición y juicio. aún ni verdadero ni falso. L a prueba de
Las palabras habladas son símbolos o ello está en que el «hircociervo», mien­
signos de las afecciones o impresiones tras tan sólo significa algo, no tiene
del a lm a ; las palabras escritas son sig­ verdad ni falsedad en sí, a no ser que
nos de las palabras habladas. Al igual juntamente prediquemos de él la exis­
que la escritura, tampoco el lenguaje es tencia o la no existencia, o bien de una
el mismo para todas las razas de hom­ manera general— es decir, sin connotar
bres. Pero las afecciones mentales en un tiempo definido— , o bien en un tiem­
sí mismas, de las que esas palabras son po particular.
primariamente signos, son las mismas
para toda la humanidad, como lo son
también los objetos, de los que esas afec­ C A P IT U L O 2
ciones son representaciones, semejanzas,
imágenes o copias. De estas cuestiones, El nombre es un sonido que posee un
sin embargo, he tratado va en mi libro significado establecido tan solo de una
acerca del alm a (1); corresponden a manera convencional, pero sin ninguna
otro intento investigador que el que aho­ referencia al tiempo, mientras que nin­
ra llevamos entre manos. guna parte de él tiene significado si se
Igual que a veces hay en nuestra men­ la considera separada del todo. Tome­
te pensamientos que no van acompaña­ mos, por ejemplo, el nombre kálUppos
dos de verdad o de falsedad, mientras — «caballo hermoso»— . En este caso, el
que a veces hay otros que necesaria­ término ippos— «caballo»— no tiene sen­
mente son una u otra cosa de estas, lo tido independíente, como ocurría en
mismo ocurre en nuestro lenguaje, ya la frase «un hermoso caballo». Es pre­
que la combinación y la división o sepa­ ciso hacer notar, sin embargo, que los
ración de las palabras son esenciales an- nombres simples difieren de los nom­
bres compuestos. Pues mientras en el pri­
(1 ) Es d ifíc il d ete rm in a r con qué p a sa je con­
mer caso las partes no tienen en abso­
creto se re la c io n a esto, supuesto qu e ello se luto significado, en el otro tienen cierto
r e fie r a a l tr a ta d o D e l alm a. H a y d iscrepa n cia s significado, aunque no independiente­
e n tre los a u tores sobre esta re fere n cia . mente del todo, Tomemos como ejemplo
16 a/1 7 a ló g ic a .— de la e x p r e s ió n i IN TE R P R E TA C IO N .— CAPS. 3 Y 4 257

«barco pirata». El nombre «barco» no tie­ referencia temporal y funcionan en to­


ne aquí un significado cualquiera, sino do momento como predicados, no les
como parte de un todo. reconozco un nombre ya determinado.
Hemos dicho ahora mismo que un Démosles el nombre, a falta de algo me­
nombre significa tal o cual cosa por con­ jor, de verbos indefinidos, ya que los
vención. Ningún sonido es por natura­ aplicamos a toda clase de cosas, tanto
leza un nom bre: un sonido viene a ser existentes como no existentes.
un nombre, convirtiéndose en un símbo­ «El estaba sano» o «él estará sano»
lo. Los sonidos inarticulados significan tampoco los llamaría yo verbos. Y o lla­
algo, por ejemplo, los emitidos por los maría a esto un tiempo del verbo. En
animales salvajes. Pero ningún sonido de este aspecto, difieren el verbo y sus tiem­
esta clase es un nombre. pos. El verbo indica el tiempo presente,
«No-hom bre» y otras expresiones aná­ y los tiempos del verbo indican todos los
logas no son nombres. Y no debemos tiempos excepto el presente.
darles la categoría de nombre a expresio­ Así, pues, los verbos son por sí mis­
nes como estas, que no son ni negaciones mos nombres, y significan algo, pues el
ni juicios. Llamémoslos, a falta de algo que habla detiene con ellos su proceso
mejor, por el término de nombres inde­ ideativo y la mente del oyente da a ello
finidos, puesto que los aplicamos a toda su aquiescencia. Sin embargo, aún no
clase de cosas, tanto no existentes como expresan juicios positivos o negativos.
existentes. Pues los infinitivos «ser», «n o ser» y el
«D e Filón», «p ara Pilón», etc., son ca­ participio «sido» indican solamente un
sos de nombres y no nombres. Todos es­ hecho, si se les añade algo y cuando se
tos casos los definimos muy de otra les añade algo. Esas formas no indican
manera o como definimos el nombre en nada por sí mismas, sino que implican
sí mism o; sino que, cuando se les añade una copulación o síntesis, la cual difí­
«es», «e ra » o «será» no forman propo­ cilmente podemos concebir sin las co­
siciones que sean verdaderas o falsas, sas (1).
como ocurre siempre con el nombre. En
efecto, «es de Filón» no puede constituir
por si mismo una proposición verdade­ C A P IT U L O 4
ra o falsa. Como tampoco puede cons­
tituirla «no es de Filón». U n juicio es una frase o locución con
significado, de cuyas partes puede, una
u otra, tener un significado, es decir,
como algo que ha sido expresado, pero
C A P IT U L O 3
no en el sentido de un juicio positivo
U n verbo es un sonido que no sola­ o negativo. Expliquemos esto más clara­
mente lleva consigo un significado par­ mente. Tomemos el término «mortal».
ticular, sino que posee además una refe­ Sin duda alguna, ese término tiene un
rencia temporal. Ninguna parte del mis­ significado, pero no afirm a ni niega na­
mo tiene significado. Indica siempre que d a ; es necesario añadirle u n a u otra
algo se dice o se afirm a de algo. Expli­ cosa antes que pueda afirm ar o negar.
quemos qué es lo que signifiqué al de­ Ahora bien: las sílabas de «m ortal» ca­
cir que también o además posee una recen de significado. Eso mismo ocurre
referencia temporal. «Salud», por ejem­ con el término «ratón», cuya sílaba
plo, es un nom bre; «está sano» es un «-tón» no tiene significado alguno; es
decir, es un sonido sin significado. Pero
verbo, no un nombre. El último, en efec­
to, lleva o tiene su propio significado, hemos visto que en los nombres com­
pero significa además que el estado ex­ puestos las partes particulares tienen
presado, es decir, el de salud, existe aho­ un significado, aunque no separadas del
todo.
ra. Así pues, un verbo es una expresión
de algo que se afirm a de a lg o ; es decir, Ahora b ie n : mientras que toda sen­
tencia o juicio tiene significado, aunque
de algo que se predica de un sujeto o que
se halla presente en él.
Por mi parte, a las expresiones «está (1 ) A q u í se desconoce el sen tid o ex isten cia l
no-enfermo», «está no-bueno», no las lla­ —o de « e x is t ir » — d el verb o ser, y se a p lica tan
maría verbos. Pues aunque tengan cierta solo en e l sen tido co p u la tiv o.

AR ISTO TELE S.— 9


258 AR IS TO TE LE S .— OBRAS 17 a /17 b

no como un instrumento de la naturale­ o alguien nos propone una cuestión, a


za, sino, como hemos observado, por con­ la cual vamos a dar una respuesta.
vención, no todas pueden llamarse pro­ Y así, volviendo a lo mismo, repeti­
posiciones. Llamamos solamente propo- mos que una de las clases de proposi­
siones a las que tienen en sí verdad o ciones la constituyen las proposiciones
falsedad. U n a súplica es, por ejemplo, simples, que comprenden las que afir­
una sentencia o expresión, pero no tie­ man o niegan algo de algún sujeto, mien­
ne ni verdad ni falsedad. Pasemos por tras que la otra clase es la de las pro­
alto todo esto, pues su estudio pertenece posiciones compuestas; es decir, la de
más bien al campo de la retórica o la las que se componen de proposiciones
poética (1). Tenemos solamente como simples (2). U na proposición simple es
tema de nuestra investigación actual las una voz dotada de significado, que afir­
proposiciones. ma o niega la presencia de alguna cosa
en un sujeto, y ello en un tiempo pasado,
presente o futuro.
C A P IT U L O 5

U n a simple afirmación es la primera C A P IT U L O 6


especie de lo que llamamos proposicio­
nes simples, y una simple negación es Significamos por afirmación una fra­
la segunda clase de ellas. Todas las de­ se que afirm a una cosa de otra; signifi­
más constituyen una unidad por medio camos por negación una frase que niega
de lina conjunción. El verbo o un tiem­ una cosa de otra.
po del mismo debe form ar parte de to­ Puesto que los hombres pueden afir­
das las proposiciones. Por ejemplo, la mar y negar ambas cosas, la presencia
definición de «hom bre», de no ser que de lo que está presente y la presencia
se le añada «es», «e ra » o «será», o cual­ de lo que está ausente, respectivamente,
quier otra cosa de este mismo tipo, no y eso pueden hacerlo por referencia a
puede constituir una proposición. Con los tiempos que están fuera del presen­
todo, alguien nos puede preguntar cómo te, todo lo aue un hombre puede afir­
la frase «anim al pedestre, que posee dos mar es igualmente posible negarlo, y
pies», puede admitirse que sea un a y no todo lo que un hombre puede negar es
múltiple. El que los nombres se pronun­ igualmente posible afirmarlo. De aquí se
cien sucesivamente no puede hacer que sigue, pues, aue toda proposición afir­
ellos mismos constituyan una unidad. Sin mativa tendrá su propio opuesto nega­
embargo, esa cuestión pertenece a una tivo, exactamente igual que toda pro­
investigación distinta de la que llevamos posición negativa tendrá su opuesto afir­
ahora entre manos. mativo. Cada uno de esos pares de pro­
Ahora b ie n : son simples o singulares posiciones recibirán el nombre de con­
aquellas proposiciones que indican un tradictorias, suponiendo siempre que los
hecho singular o son unas, como he­ predicados y los sujetos sean realmente
mos dicho, por medio de una conjun­ los mismos y que los términos se usen
ción. Y son múltiples aquellas proposi­ sin ambigüedad o equivocidad. Esas cláu­
ciones que indican no un solo hecho, sino sulas y aun algunas otras son necesarias
varios, o bien que tienen sus partes des­ de cara a los embrollos que proponen
unidas. los sofistas.
A los nombres y a los verbos los lla­
mamos meras expresiones. Pues no po­ C A P IT U L O 7
demos servirnos meramente de nombres
o de verbos cuando expresamos o enun­ Entre las cosas hay algunas que son
ciamos algo, con el propósito de estable­ universales y algunas que son individua­
cer un juicio y eso se verifica si se nos les o singulares, teniendo en cuenta si
ocurre expresar una opinión espontánea

(1) A l d e c ir esto, A ris tó te le s temía presentes (2) L a s proposicion es co m p lejas m ú ltip les o
y en cu en ta, e n su m ente, otros tip o s de lo cu cio­ com pu estas son aquellas que co m pren den en sí
nes o ex p resion es com o las in te rro ga cio n es, las m ism as m ás de una proposición , com o son, por
órden es o im p era tivo s, etc. ejem p lo , A es B, es C y es D, etc.
17 b / 18 a LOGICA.— DE LA E X PR E S IO N O IN TE R P R E TA C IO N .— CAP. 7 259

bu naturaleza es de tal tipo que se pueda mente carácter universal, cuando en am­
o no se pueda predicar de numerosos su­ bas el sujeto está dotado de un sentido
jetos, como, por ejemplo, «hom bre» y universal definido. Así, «todo hombre es
«Callias». blanco» o «todo hombre es justo» es con­
Las proposiciones afirmativas y nega­ traria, no contradictoria, de «ningún
tivas pueden a veces tener sujetos uni­ hombre es blanco», «ningún hombre es
versales, y otras veces sujetos particula­ justo».
res o singulares. Supóngase que enuncia­ En el caso concreto de esos contrarios,
mos dos proposiciones, poseyendo un uni­ nos encontramos con que no pueden ser
versal como sujeto; entonces estas pro­ ambos verdaderos a un mismo tiempo.
posiciones sor. contrarias. Al decir No obstante, sus contradictorias son am­
cambas universales en la forma, tenien­ bas verdaderas, aunque su sujeto sea
do como sujeto un universal», me refie­ uno solo y el mismo. Por una parte, «no
ro a proposiciones tales como «todo hom­ todo hombre es blanco», y por la otra,
bre es blanco», de una parte, y «ningún «algunos hombres son blancos», serán
hombre es blanco», por la otra parte. ambas proposiciones verdaderas. Pero,
Sin embargo, cuando las dos proposicio­ de estas contradictorias opuestas, las que
nes, aun teniendo un sujeto universal, tienen universales como sujetos y son
no son de carácter universal, no podemos de carácter universal, una de ellas debe
describirlas como contrarias, aunque en ser verdadera y la otra falsa. Esto se
ocasiones es posible que lo que se pre­ aplica también a las proposiciones que
tenda significar sea contrario. Tomemos tienen como sujetos términos singulares,
como ejemplos de estas «el hombre es como «Sócrates es blanco» y «Sócrates
blanco», «el hombre no es blanco», etc. no es blanco». Cuando, sin embargo, las
El sujeto «hombre», es universal; sin dos proposiciones son de carácter no uni­
embargo, las proposiciones mismas no versal, pero se refieren a universales,
se enuncian como universales. Ninguna no siempre nos encontramos con el caso
de ellas, en efecto, contiene el término de que una de ellas sea verdadera y la
«todo». El sujeto no es un universal por otra sea falsa. En efecto, podemos enun­
el hecho de tener el término «todo»; ciar con toda verdad que el hombre es
pero el término «todo», aplicado al suje­ y no es blanco, y que el hombre es y no
to, confiere a toda la proposición su es hermoso. Si es feo, un hombre no es
carácter de absoluta universalidad. Si bello; y tampoco es hermoso si tiende
ambas cosas, el sujeto y el predicado, se a ser así. A primera vista esta manera
utilizan en su más plena extensión, la de ver las cosas puede muy bien parecer
proposición resultante será, falsa. Pues, absurda, ya que la proposición «el hom­
en verdad, absolutamente ninguna afir­ bre no es blanco» puede parecer equiva­
mación puede, en estas circunstancias, lente a la proposición «ningún hombre
ser verdadera. L a proposición «todo hom­ es blanco». Pero, de hecho, no signifi­
bre es todo anim al» servirá de clara can lo mismo y, además, no son las dos
ejemplificación de esto. necesariamente verdaderas o falsas al
Cuando el sujeto de las dos proposi­ mismo tiempo. Es evidente que la nega­
ciones es uno y el mismo, pero de las ción correspondiente a una afirmación
dos proposiciones la afirmativa indica singular debe ella misma ser singular;
claramente en sus términos que el suje­ es decir, la negación debe negar exacta­
to se toma universalmente, la negativa, mente la misma cosa que afirm a la nega­
en cambio, indica con evidencia que el ción del misino e idéntico sujeto. Y se
sujeto se toma en ella no en sentido requiere, además, que los sujetos sean
universal, llamo entonces a las propo­ ambos universales o singulares, y tam­
siciones contradictoriamente opuestas. bién que ambos se usen o no se usen
Ejemplos de estas son las proposiciones en su plena extensión. Las proposicio­
«todo hombre es blanco», «no todo hom­ nes «Sócrates es blanco» y «Sócrates no
bre es blanco», etc., o bien, «algunos es blanco» constituyen así un par de
hombres son blancos» se opone de la proposiciones de esta clase. Pero si se
manera dicha la «ningún hombre es niega alguna cosa más o el sujeto mis­
blanco». Las proposiciones se oponen mo h a cambiado, aun cuando el predi­
contrariamente o son contrarias cuando cado pueda permanecer, la negación no
la afirmativa y la negativa poseen igual­ corresponderá más a la afirmación, sino
260 ARISTOTELES.— OBRAS 18 a / 18 b

ballo es blanco» y «el hombre es blanco».


S
ue será una proposición simplemente
istinta. Por ejemplo, a la proposición Y si esos términos poseen más de un
«todo hombre es blanco» corresponde la significado y no pueden, en efecto, ha­
proposición «no todo hombre es blan­ cer una única proposición, se sigue que
co»; igual que la proposición «ningún la proposición «el vestido es blanco» ten­
hombre es blanco» y la proposición «el drá ella misma más de un significado o,
hombre no es blanco» corresponden, res­ si no, no significará nada en absoluto.
pectivamente, a las proposiciones «algu­ Pues ningún hombre particular es un
nos hombres son blancos» y «el hom­ caballo. Y, en consecuencia, no hay aquí,
bre es blanco». de los dos enunciados o proposiciones
Ahora b ie n : resumiendo todos los opuestas contradictoriamente, una que
enunciados precedentes, diremos- haber sea necesariamente verdadera y una que
demostrado que una negación singular sea necesariamente falsa (1).
se opone a una afirmación singular de
la manera que hemos llamado de contra­ C A P IT U L O 9
dicción, y que se explica como aquellas.
De la clase de proposiciones contradicto­ Respecto de las cosas presentes o p a ­
rias hemos luego distinguido las contra­ sadas, las proposiciones, sean positivas o
rias, explicando también qué eran es­ negativas, son por necesidad verdaderas
tas. Y , además, hemos demostrado que, o falsas. Y de las proposiciones q.ue se
de dos opuestos, no siempre ocurre que oponen contradictoriamente debe una ser
uno deba ser verdadero y otro falso, y verdadera y una falsa, cuando tienen por
hemos expuesto las razones de ello y ex­ sujeto un universal y son en sí mismas
plicado las condiciones en que una es universales o bien una de ellas, como
falsa si la otra es verdadera. hemos hecho notar más arriba, tiene
como sujeto un término singular, sin
C A P IT U L O 8 embargo, esto no debe necesariamente
ser así en el caso de dos proposiciones
U n a proposición es una o singular, que tengan universales por sujetos, pero
cuando ella afirm a o niega una cosa, y no sean ellas mismas universales. Tam ­
no más, de otra cosa, sea universal el bién esta cuestión ha sido discutida.
sujeto o no lo sea, y sea la proposición N o obstante, cuando venimos a propo­
universal o no. Suponiendo que «blanco» siciones cuyos sujetos son términos sin­
tenga un solo significado, podemos po­ gulares, mientras que sus predicados se
ner de esto los siguientes ejem plos: refieren al futuro y no al presente o al
pasado, nos encontramos con que el caso
T o d o h o m b re es N o to d o h o m b re es ha cambiado totalmente. En las proposi­
BLANCO. BLANCO. ciones, negativas o positivas, que son
E l h o m b re es b l a n c o . El h o m b re n o es b l a n c o . ellas mismas verdaderas o falsas, todo
predicado que se afirma debe pertene­
N in g ú n h o m b re es A lgu nos hom b res son
b lan co s.
cer a su sujeto o no. De aquí se deduce
que, si alguien declara que cierto suceso
Sin embargo, si una palabra tiene dos tendrá lugar, mientras otro dice que
sentidos o significados, que no pueden tendrá efecto, uno hablará clara y evi­
relacionarse o combinarse entre sí para dentemente la verdad, mientras el otro
hacer uno solo, la afirmación misma de­ evidentemente no la dirá, N o pueden
ja de ser una. Si, por ejemplo, aplica­ ambos predicados pertenecer a un suje­
mos el término «vestido» a un caballo to de cara al futuro. Pues si es verdad
y a un hombre, se sigue de ello que la decir que determinada cosa es blanca,
proposición «el vestido es blanco» será debe ser ella necesariamente blanca.
no una, sino dos afirmaciones, igual que También es exacto lo contrario de esto.
la proposición «el vestido no es blanco» Según ello sea blanco o no sea blanco,
será no una, sino dos negaciones. Pues fue verdadero afirmarlo o negarlo. Y
la proposición «el vestido es blanco» sig­ si ello de hecho no es blanco, entonces
nifica realmente «el caballo y el hom­
bre son, ambos, blancos». Y esta propo­ (1 ) E n este caso, am bas proposicion es pue­
sición equivale a su vez a decir «el ca­ den ser verd a d eras, o am bas pueden ser falsas.
18 b / 19 a LOGICA.— DE LA EX PR E S IO N O IN TE R P R E TA C IO N .— CAP. 9 261

decir que ello lo es será falso; y si de­ pío, una batalla naval. Se requiere en
cir aue ello es blanco ha de ser falso, nuestra hipótesis que ello no vaya a
se sigue entonces que la cosa no es tener lugar al día siguiente, ni tampoco
blanca. Nos vemos, pues, presionados a deje de tener lugar.
concluir aue todas las afirmaciones y A estas y otras extrañas consecuen­
negaciones deben ser verdaderas o falsas. cias se viene a parar, supuesto que nos­
Ahora b ie n : si todo ello es así, nada otros hemos tomado el caso de un par
hay que suceda por azar o casualidad; de opuestos contradictorios, que tienen
nada ocurrirá así. No puede existir ahí por sujetos universales y son ellos mis­
ninguna contingencia; todos los suce­ mos universales o, al menos, tienen solo
sos se realizan por necesidad. O bien el un sujeto individual, y que por ello una
hombre que sostiene que un cierto su­ deba ser verdadera y la otra falsa: no
ceso tendrá lugar o bien el que sostiene puede haber entonces ninguna contin­
lo contrario, hablarán o dirán la verdad gencia y todas las cosas que existen o
sobre el asunto. Las cosas pueden exac­ tienen lugar se producen en el mundo
tamente igual ocurrir o no ocurrir si una por necesidad. Sin que el género huma­
u otra aserción no es necesariamente no tuviera ninguna necesidad de deli­
verdadera. Porque, supuesto que este tér­ berar o de realizar las cosas, podríamos
mino se aplica igualmente a los suce­ presuponer que, adoptada una determi­
sos presentes y a los futuros, lo contin­ nada línea de conducta, se seguiría de
gente es aquello que igual podría suce­ ella un determinado resultado y que,
der de esta manera que de tal otra. si no lo hacíamos, no se seguiría este.
Además, si una cosa es ahora blanca, Nada impide aue un hombre pueda pre­
entonces pudo haber sido verdad en el decir un hecho futuro, unos diez mil
tiempo pasado afirm ar que esta cosa años antes, mientras otro predice lo con­
iba a ser blanca, y así en todo tiempo trario : el suceso que haya sido vatici­
fue verdadero afirm ar de cualquier cosa nado con verdad, deberá necesariamente
que tiene lugar ahora que «ello es» o cumplirse al fin del plazo fijado; pero
que «ello será». Pero si en todo tiempo en nada va a alterar el curso de los
lúe verdadero afirm ar que «esto es» o acontecimientos el que alguien lo afir­
que «esto será», es imposible que ello me o lo niegue. Los sucesos no son cau­
no exista o no haya de existir. Cuando sados o impedidos porque alguien los
una cosa no puede no ser producida, es afirme o los niegue, o por afirm ar o ne­
imposible aue no sea producida. Por otra gar que han de suceder en un tiempo
parte, si su no generación es imposi­ futuro. Y añadamos que ni siquiera im­
ble, según suponemos, entonces debe cier­ porta lo viejas que puedan ser las pre­
tamente engendrarse. Y, en consecuencia, dicciones. Y, en consecuencia, si a través
como decíamos, los sucesos futuros vie­ de los tiempos la naturaleza de las cosas
nen a ser por necesidad. N ada es casual ha sido tal aue h a resultado verdadera
ni contingente. Pues si una cosa suce­ una determinada predicción, esa predic­
diera por azar, no vendría a ser por ne­ ción debe necesariamente cumplirse; y
cesidad. la naturaleza de las cosas era de tal clase
No podemos, sin embargo, pretender oue los sucesos se verificaban por necesi­
que ninguna proposición es verdadera. dad. Pues -un suceso cualquiera que en
Por ejemplo, no podemos afirmar que el pasado hubiera sido predicho una vez
un cierto suceso ni ocurrirá ni dejará con verdad, debe necesariamente venir
de ocurrir en un futuro. Primero, porque a ser siguiendo su debido curso, y del
aunque una afirmación o negación se suceso aue una vez haya sido verificado,
demostrara ser falsa, la otra no se de­ fue verdadero, en todo tiempo, afirmar
mostraría aún ser verdadera. En segun­ que él a su debido tiempo vendría a ser.
do lugar, si fuera verdadero afirm ar de Sin embargo, todo esto es imposible.
la misma cosa aue es ambas cosas, blan­ Conocemos por nuestra experiencia per­
ca y grande, tendría estas dos notas por sonal aue los sucesos futuros pueden de­
necesidad. Si las iba a tener mañana, pender de las determinaciones y accio­
debería tenerlas por necesidad. Pero si nes de los hombres, y que, hablando más
una cosa ni va a ocurrir mañana ni tam­ ampliamente, aquellas cosas que no son
poco va a dejar de ocurrir, no habrá nin­ ininterrumpidamente actuales muestran
guna contingencia. Tomemos, por ejem- 1en sí una potencialidad; es decir, un
262 A R IS TO TELE S.— OBRAS 1 9 a /1 9 b

«poder ser o poder no ser». Si tales co­ Respecto de lo que no existe siempre
sas pueden ser y pueden no ser, los su­ o no es en todo tiempo inexistente, nos
cesos pueden ocurrir o pueden no ocu­ encontramos exactamente con este mis­
rrir. Hay muchos casos evidentes de ello. mo caso. U na mitad de la contradicción
Así, esta capa puede ser cortada en dos dicha debe, en efecto, ser verdadera, y
mitades; pero también puede no ser la otra mitad debe ser falsa. Pero no po­
cortada en dós mitades. Puede ella gas­ demos decir cuál de las dos mitades es
tarse o echarse a perder antes que ello cada una de estas cosas. Aunque sea po­
pueda suceder. Entonces no puede ser sible que una de ellas sea más probable
cortada en dos mitades, pues, a menos que la otra, no puede aún ser verdadera
que fuera este realmente el caso, su o falsa. Así pues, evidentemente, no hav
destrucción previa no era entonces po­ ninguna necesidad de que una haya de
sible. Lo mismo hay que decir de todos ser verdadera y la otra falsa, en el caso
los demás sucesos que, en algún sentido de las afirmaciones y negaciones. Pues
análogo a este son potenciales. Así, pues, el caso de las cosas que son aún poten­
es evidente que no todas las cosas son o cialmente, no actualmente, existentes, es
tienen lugar por necesidad. H ay casos distinto del de las cosas actuales. Es
de contingencia; entonces, la proposi­ como lo hemos enunciado antes.
ción afirmativa no es más verdadera ni
más falsa que la negativa. Además, al­
gunos casos, lo hemos encontrado así, C A P IT U L O 10
al menos, para la mayor parte y común­
mente, siguen una determinada direc­ U na proposición afirmativa es la que
ción y, con todo, pueden a veces reali­ enuncia o afirma algo de algo. El sujeto
zarse en otra dirección o en una direc­ es o bien un nombre o bien algo no po­
ción extraña. seído por el nombre, y el sujeto y el
Lo que existe debe necesariamente predicado deben ambos significar tan
existir cuando existe; lo que no existe sólo una cosa. Hemos explicado lo que
no puede existir cuando no existe. Sin significábamos por un nombre y por lo
embargo, no todo lo que existe viene a que no tiene un nombre de por sí. He-
ser o existe por necesidad con mayor mas dicho, en efecto, que «no-hombre»,
razón que lo que no existe. Que lo que por eiemplo, no era estrictamente ha­
existe debe necesariamente existir cuan­ blando, un nombre, y lo hemos llamado
do «existe», no significa lo mismo que «nombre indefinido», ya que pueden al
decir que todas las cosas vienen a ser menos en alguna manera significar o
necesariamente. Y eso mismo hay que expresar una cosa o lo indefinido. De
decir también de lo que no existe. Y igual manera, la frase «no está sano» no
también es eso lo que hay que decir de es estrictamente hablando un verbo, y
dos proposiciones contradictorias. Es de­ nosotros hemos dado en llamar a expre­
cir, todas las cosas deben ser o no ser, siones como esta «verbos indefinidos».
deben venir a ser o no venir a ser, en Así pues, los juicios afirmativos y nega­
tal o cual tiempo futuro. Pero no pode­ tivos consisten en un nombre y en un
mos decir con exactitud cuál de las dos verbo, bien estrictamente llamados así
alternativas hava de venir a tener efecto. o bien indefinidos. De no haber también
Por ejemplo, m añana deberá tener lugar i un verbo, no hay afirmación ni negación.
una batalla naval o no deberá tener lu­ En efecto, expresiones como «es», «será»,
gar. Sin embargo, aquí no hay implícita «era», «viene a ser», etc., son todos ver-
ninguna necesidad de que realmente ten­ ; bos según nuestra definición de la p a­
ga o no ten¿a efecto la batalla naval. labra verbo, ya oue además de su signi­
Lo necesario es que ello suceda mañana ficado particular poseen una referencia
o no suceda. Y así, igual que la verdad ; temporal. Y, según ello, «el hombre es»,
de las proposiciones consiste en su co­ ' «el hombe no es», constituyen la pri­
rrespondencia con los hechos, es evi­ mera afirmación y negación. «No-hom-
dente, en el caso de los sucesos en que ! bre existe», «no-hombre no existe», cons-
hay una contingencia o una potencia­ j tituye la segunda. Luego tenemos estas
lidad en sentidos opuestos, que los dos proposiciones; «todo hombre existe» y
juicios contradictorios acerca de esos «todo no-hombre existe», «todo hombre
sucesos tengan el mismo carácter. no existe» y «todo no-hombre no existe».
19 b/20 a LOGICA.— DE LA E X P R E S IO N O IN TE R P R E TA C IO N .— CAP. 10 263

Exactamente el mismo razonamiento se considerado como una especie de su­


aplica respecto del tiempo futuro y pa­ jeto :
sado.
Donde hay otros dos términos y el AFIRM AC ION ES NEGACIONES
término «es» se emplea como tercer tér­ Lo n o -h o m b re e s j u s t o . Lo n o -h o m b re no es
mino, son posibles dos tipos distintos de L o n o -h o m b re e s n o - ju s t o ,
juicios afirmativos y negativos. Ponga­ ju s to . Lo no -h om b re n o e s n o -
mos como ejemplo «el hombre es justo». ju sto .
La palabra «es» es aquí un tercer tér­
mino, llámese él verbo o nombre. Por No se pueden hallar ya más pares de
consiguiente, a partir de esos términos o proposiciones opuestas que estos. Pero el
factores, formamos en absoluto cuatro último de estos grupos podría mirarse
proposiciones. Dos de ellas corresponden, como distinto de los dos que le preceden,
en su secuencia, respecto de la afirm a­ por el hecho de tener como sujeto «no-
ción y la negación, a aquellas proposi­ hombre».
ciones o juicios aue se refieren al estado Donde no sigue como verbo el término
de privación. Las otras, sin embargo, no «es», y usamos en su lugar «pasea», «tie­
Suponiendo el verbo «es» añadido al ne salud» y otros análogos, obtenemos el
término «justo» o «no justo», tendremos mismo tipo de esquema que hemos da­
dos juicios afirm ativos; suponiendo que do al utilizar el verbo «es». Tenemos,
io que se haya añadido es «no es», tene­ por ejemplo, las siguientes proposiciones:
mos entonces dos juicios negativos. To­
dos juntos suman los cuatro dichos. Los T od o h o m b re e s t a s a n o . Tod o h o m b re no e s ta
ejemplos que ponemos a continuación T od o n o - h o m b re e s t a sano.
harán evidente lo que decimos. sano. T od o n o -h o m b re n o e s ­
ta sano .

AFIR M AC IO N E S NEGACIONES
En tales casos debemos guardarnos
E l h o m b re e s j u s t o . E l h o m b re n o e s j u s t o . siempre de hablar de «no todo hombre».
E l h o m b re es n o - j u s t o . II h o m b re no es no- El «no», en efecto, debe añadirse a
ju s to . «hombre», porque el sujeto no es univer­
sal en virtud del «todo» que le acom­
Ahora b ie n : en esos casos «es» y «no paña, sino que el adjetivo «todo» indica
es» se han añadido al término «justo» q¡ue el sujeto, como tal, se toma en toda
o «no justo». Esos juicios se han colo­ su extensión. Eso se verá por lo que
cado de la manera que hemos dicho en sigue:
el tratado de Analítica primera. Si su­
ponemos los sujetos en su extensión uni­ E l h o m b re e s t a s a n o . E l h o m b re n o e s t a s a n o .
versal o total, nos encontramos con que L o n o -h o m b re e s t a s a n o . L o n o -h o m b re n o e s t a
san o.
la regla a seguir es la misma :

AFIR M AC IO N E S NEGACIONES
Esas se diferencian de las primeras
proposiciones por ser indifinidas y no
T od o h o m b re e s j u s t o . N o to d o h o m b re es ser universales en la forma. De manera
T o d o h o m b re e s n o - ju s t o . que el adjetivo «todo» y el «n o » no sig­
ju s t o . /Vo to d o h o m b re e s n o - nifican más que el hecho de que el su­
ju sto . jeto mismo está tomado en toda su
extensión o no, sea el juicio negativo o
De la n.isma manera que ocurría en positivo. Por consiguiente, el resto del
el primer caso, no hay aquí posibilidad juicio permanecerá inmutable en todos
ninguna de que, juntando én diagonal en los casos.
el esquema los juicios, sean los dos ver­ El juicio «todo animal es justo» tiene
daderos. Sin embargo, a veces pueden como contrario el juicio «ningún animal
ser así. es ju s to »; es evidente, entonces, que
De esta forma, hemos expuesto arriba esas dos proposiciones no pueden apli­
con exactitud dos pares de proposicio­ carse nunca a un único sujeto, ni ser
nes opuestas, y vamos a poner a conti­ verdaderas al mismo tiempo. Pero sus
nuación otros dos, suponiendo que el dos contradictorias podrán volverse a
tercer término se añada a no-hómbre, veces verdaderas las dos. Es decir, «no
264 ARISTO TELES.— OBRAS 20 a /2 0 D

todo anim al es justo» y «algunos anima­ misma cosa, tendremos más de una ne­
les son Justos», son ambas verdaderas. gación que corresponda a la misma afir­
Así, pues, del juicio «todo hombre es mación. Ahora b ie n : hemos demostra­
no-justo» se sigue este o tro : «ningún do que había una y solamente una. Es
hombre es justo»; el juicio «no todo decir, la negación de «el hombre es
hombre es no-justo», su opuesto, se si­ blanco» es «el hombre no es blanco», y
gue del juicio «algunos hombres son la negación de «blanco es el hombre», si
justos». Pues deben existir, en verdad, suponemos que esto difiere de alguna
algunos hombres justos. manera en su sentido, será «blanco no
Cuando el sujeto es indiivduál, su­ es el hombre» o bien «blanco no es lo
puesto que no se nos haya hecho una no-hombre». Pues la primera niega la
pregunta y que la respuesta negativa sea proposición «el hombre es blanco», y la
verdadera, entonces cierto juicio afirm a­ última niega la proposición «blanco es
tivo debe también evidentemente ser ver­ lo no-hombre». H abrá, por consiguiente,
dadero. Supongamos la pregunta: «¿E s dos contradictorias de una única y mis­
Sócrates sabio?» Demos por verdadera ma afirmación. Por tanto, trasponer el
la respuesta negativa. Entonces, el jui­ sujeto y el predicado no opera alteración
cio «Sócrates es no sabio» puede infe­ alguna en el sentido de las afirmaciones
rirse correctamente de ello. Sin embargo, y negaciones.
en el caso de los universales, aparecerá
más fácilmente verdadera la inferencia
negativa que la semejante a esta. Si, C A P IT U L O 11
ante la pregunta «¿es todo hombre sa­
bio?», es verdadera la respuesta negati­ U n a proposición deja de ser singular
va, inferir de ello que «todo hombre es y es múltiple cuando predica una cosa
no-sabio» sería, en estas circunstancias, de varios sujetos o varias cosas de un
falso, y «no todo hombre es sabio» sería sujeto, y lo mismo de manera positiva
lo correcto. El último es el juicio con­ que de manera negativa, a no ser que lo
tradictorio y el primero es el contrario. que significa el «varios» sea, en la reali­
Los nombres y predicados indefenidos, dad, una sola cosa. N o empleo el término
tales, por ejemplo, como «no-hombre», «u n o» para las cosas que, aun teniendo
«no-justo», pueden parecer negaciones un solo nombre, no se unen entre sí en
actuales, sin nombre, sin verbo. Eso, sin una total unidad. El hombre es animal,
embargo, no es realmente así. Necesaria­ bípedo, domesticado: esas c o s é is se unen
mente toda negación debe ser o verdá- íntimamente en una unidad, mientras
dera o falsa, y quien dice «no-hombre», que «blanco», «hombre», «paseante», no.
por ejemplo, supuesto que no añada nada Si predicamos esas cosas de un solo su­
a su expresión, no habla con mayor o jeto o afirmamos de él cada uno de los
menor verdad o falsedad oue el que dice predicados, la proposición resultante no
«hom bre». «T odo no-hom'bre es justo» será singular en ningún sentido, de no
es un juicio que en su significado no es ser el meramente lingüístico.
equivalente a ninguna de las proposicio­ Si, pues, la cuestión dialéctica consiste
nes que hemos mencionado, ni siquiera en requerir una respuesta, es decir, ad­
lo es su contradictorio o «no todo no- mitir una premisa o una de las dos con­
hombre es justo». «T odo no-hombre no tradictorias, la respuesta a una cuestión
es justo», sin embargo, importa la misma de este tipo, que contiene los predicados
cosa que decir aue «n ad a que sea no- susodichos, no puede ser una proposi­
hombre es justo»’. ción. Aunque la respuesta buscada pueda
Se pueden trasponer el sujeto y el ser verdadera, la cuestión no es aún úni­
predicado. No obstante, ello no envuel­ ca, sino plural. Pero eso ya lo he expli­
ve ningún cambio en el significado del cado en los Tópicos (2). A l mismo tiem­
juicio o proposición. Asi decimos «el po, la cuestión o pregunta «¿qué es es­
hombre es blanco», «blanco es el hom­ to?» no es una cuestión dialéctica. Y eso
bre» (1). Pues, si esos no significan la se verá con evidencia por el hecho de

(1) Es decir, «h o m b r e » se co n sidera com o bras depe'nde re tó ric a m en te , de la im p orta n cia


el s u jeto g ra m a tic a l, y la in vers ión es p u ra ­ que dé a cada una el que h ab la.
m e n te re tó ric a . C o n tod o, e l o rd en de las p a la - (2>> C fr. T óp icos , cap. 8.
20 b/21 a LOGICA.— DE LA EX PR E S IO N O INTERPRETACIO N.-— CAP. 11 265

que la cuestión debe ser formulada de sico y blanco, sin embargo, no pueden
tal manera que se le conceda al que res­ formar una unidad, por ser ambos acci­
ponde la posibilidad de enunciar la res­ dentales al sujeto. N i tan siquiera en
puesta que le plazca de entre las dos el caso en que pudiera decirse con verdad
respuestas contradictorias. L a cuestión que todo blanco es músico formarían u n í
resultaría más específica, inquiriendo, unidad «músico» y «b la n c o »; pues en
por ejemplo, si un hombre o el hombre po­ realidad solamente de una manera ac­
see o no posee una determinada cualidad. cidental lo que es músico es blanco. Y
En ciertas combinaciones de predica­ así la musicalidad y la blancura no cons­
dos nos encontramos con que los predi­ tituirán una unidad. Si un hombre es
cados mismos se funden en un solo pre­ ambas cosas, zapatero y bueno, no po­
dicado; en otras, en cambio, no se veri­ demos combinar ambos términos y lla­
fica esto. ¿De qué manera, preguntamos, marle a él «un buen zapatero». Pero si
se fundamenta o nace esta diferencia? podemos combinar «anim al» y «bípedo»
Podemos utilizar dos proposiciones y y llamar al hombre un animal dotado de
afirmar, primero, que el hombre es un dos pies, porque estos términos no son
animal, y en segundo lugar, que el hom­ accidentales.
bre es un bípedo, o bien, combinando las Por otra parte, los predicados, uno de
dos en una sola, afirm ar que el hombre los cuales está implicado en el otro, no
es un animal dotado de dos pies. De la pueden formar una unidad. Así no po­
misma manera podemos utilizar los tér­ demos combinar «blanco» repetidamente
minos «hom bre» y «blanco». Pero no con le que prácticamente le contiene a
podemos hacer esto con los términos él, o bien llamar a un hombre animal-
«zapatero remendón» y «bueno». Aunque hombre, por ejemplo, u hombre bípedo.
un hombre sea zapatero y bueno, no Es decir, «anim al» y «bípedo» son nocio­
podemos combinar juntas las dos pro­ nes de hecho implícitas en el término
posiciones y decir que él es también «un «hombre». Pero sí podemos usar un pre­
buen zapatero». Pues de poder decir esto dicado simple aplicado a un caso singu­
cuando ambos predicados tomados se­ lar, diciendo que tal o cual hombre es
paradamente se afirman con verdad de un hombre, un hombre concreto blanco,
este sujeto, también ambos, cuando se un hombre blanco. Sin embargo, no siem­
tomen juntos, se afirm arán con verdad pre es así. Cuando nos encontramos con
de este sujeto, y entonces se siguen de que el predicado adjunto connota cierta
ello muchos absurdos. U n hombre es un oposición, como la que llevan las contra­
hombre y es blanco. Será, por consiguien­ dictorias, entonces hablaríamos con fal­
te, también un hombre blanco. Y si es sedad, no con verdad, al hacer una pre­
blanco, se sigue de ello que el compuesto dicación simple, como sería al llamar
también es blanco, lo cual nos dará co­ hombre a un hombre muerto. Por el
mo resultado «un hombre blanco, blan­ contrario, donde no hay ningún opuesto,
co», y así seguiremos hasta el infinito. la predicación simple será verdadera.
Tomemos los términos «musical», «p a ­ Quizá podamos presentar más fácilmente
seante» y «b la n c o »; esos predicados pue­ el caso así. Suponiendo, en efecto, qua
den muchas veces combinarse. Y tam­ hay un opuesto, no podemos realizar una
bién de Sócrates podemos decir «él es predicación simple; no obstante, donde
Sócrates», «él es un hombre», y es, por no existe este opuesto no podemos aún
consiguiente, el hombre Sócrates. Pode­ hacer esto. Tomemos este como ejem plo;
mos llamarle un hombre y un bípedo, y «Homero es algo», «un poeta» diremos
consiguientemente, un hombre dotado nosotros según nuestro propósito. Pero
de dos pies. ¿pedemos también decir «él es»? ¿O se­
Así pues, para sostener que los predi­ rá incorrecta esta inferencia? «E s» se
cados pueden siempre combinarse sin había usado aquí en un sentido acciden­
excepción, hemos de admitir o llegar evi­ tal. Nuestro juicio, en efecto, decía «es
dentemente a muchos absurdos. Afirm e­ un poeta», y el «es» no se predicó de él
mos, pues, el caso real. en el sentido sustantivo de la palabra (1),
Los predicados, si son accidentales al
sujeto o el uno respecto del otro, no pue­ (1) O de o tra m a n era , en el sen tid o de la
den unirse en una unidad. Podemos de­ ex isten cia . E l verbo s e r expresa, adem ás de
cir «el hombre es músico y blanco». M ú­ cópula o unión, existen cia .
266 ARISTO TELES.— OBRAS 21 a/21 b

Por tanto, en aquellas predicaciones ma cosa. Ahora b ie n : si todo esto suce­


que no llevan inherente una contradic­ de siempre se aplica bien a «ello puede
ción, si los nombres son reemplazados ■ser». Por consiguiente, no es «ello no
por definiciones y los predicados no son puede ser», sino «ello puede no-ser», su
accidentales, sino que pertenecen a las verdadera contradictoria.
cosas en sí mismas, los individuos pue­ Con todo, parece ciertamente que la
den muy bien ser igualmente el sujeto misma cosa puede ser y no ser. Asi. por
de las proposiciones simples. Con todo, ejemplo, cualquier cosa que pueda pa­
en cuanto a lo que no existe, no es ver­ sear o pueda ser cortada, puede no
dad decir que ello es algo, ya que esto pasear o no ser cortada. Y la razón de
es objeto de la opinión. L a opinión sobre ello está en que tales cosas, por ser po­
ello no es que ello existe, es que ello tenciales, no siempre pasan a la actua­
no existe, lidad. Por tanto, en tales casos ambos
juicios, el positivo y el negativo, serán
C A P IT U L O 12 verdaderos. Pues lo que puede pasear o
ser visto puede también, por el contra­
U n a vez hechas las distinciones prece­ rio, no pasear o no ser visto.
dentes, debemos probar las relaciones Sin embargo, los juicios contradicto­
que hay entre las afirmaciones y nega­ rios, aplicados a un solo sujeto, nunca
ciones que afirm an no niegan lo posible, pueden ser verdaderos. Y con ello con­
lo contingente, lo imposible, lo necesa­ cluimos que la proposición «ello puede
rio : una cuestión que no carece de di­ ser» no tiene, como negación propia, la
ficultad. Admitamos que las expresiones proposición «ello puede no ser». Pues de
compuestas, que contienen los verbos nuestros juicios o afirmaciones previas
«es» y «no es», son mutuamente contra^ se sigue que podemos, a un mismo tiem­
dictorias. Tomemos, per ejemplo, «el po y respecto de un mismo sujeto, afir­
hombre existe»; la verdadera contradic­ mar y negar el mismo predicado, y si
toria es «el hombre no existe»; no, ad­ no, no es, en realidad, por medio de la
viértase bien, «lo no-hombre existe». O adición del verbo «es» o «no es» como
bien tomemos la proposición «el hombre hacemos una afirmación o una negación.
es blanco»; tomemos entonces «el hom­ La primera posición es imposible; lue­
bre no es blanco», y no «el hombre es go deberá adoptarse la otra.
no-blanco». Pues si no fuera esto asi, «Ello no puede ser», no «ello puede no
puesto que el juicio afirmativo o negati­ ser», es, por tanto, la negación propia.
vo es verdadero aplicado a todos los su­ De manera semejante razonamos con la
jetos, ello demostrarla que es verdadero proposición «es contingente que ello ocu­
afirm ar que «un leño es hombre no- rra», siendo su verdadera contradicto­
blanco» (1). ria «no es contingente que ello ocurra».
Todo esto puede concederse fácilmente, Y de igual manera también con las pro­
pero ¿qué hay que decir de los nume­ posiciones análogas, «es necesario», «es
rosos juicios que no contienen «es» o «no imposible». Igual que en los ejemplos an­
es», teniendo en su lugar algún otro teriores, el «es» y el «no es» se han aña­
verbo? Si los puntos de vista expuestos dido a las cosas subyacentes, es decir,
ahora mismo son correctos, entonces los a los dos términos «blanco» y «hombre»,
últimos desempeñan la misma función. así en estos casos «que ello ocurra» y
«E l hombre pasea» tiene, por tanto, co­ «que ello no ocurra» se consideran como
mo contradictoria «el hombre no pasea». cesas subyacentes o sujetos, a los que
V decir que «lo no-hombre pasea» es hemos añadido «es posible» y «es con­
erróneo. Pues las dos proposiciones, «el tingente», adiciones que significan que
hombre pasea» y «el hombre está pa­ algo es posible o no es posible, exacta­
seando», significan exactamente la mis- mente igual que «es» o «no es» significa­
ban, en- los casos anteriores, que algo
(1 ) L a p rop o sició n « u n leñ o es un hom bre era verdadero o no lo era.
b la n co » es f a l s a : la c o n tr a d ic to r ia debería, L a contradictoria, por tanto, de «pue­
en ton ces, ser verd a d e ra , es decir, la prop o si­ de ser» es «no puede ser», no «puede no
ció n «u n leñ o es un h om bre n o-b la n co », supues­
to que e l Juicio « e l h om b te es b la n c o » p u d iera
ser», cuya contradictoria, a su vez, es
t e n e r com o c o n tr a d ic to r ia « e l h om bre es no- «no puede no ser», no «no puede ser».
b la n co». Así pues, sobre estas. suposiciones pare­
21 b/22 b LOGICA.— DE LA E X P R E S IO N O IN T E R P R E T A C IO N .— CAP. 13 267

ce que «puede ser» implica la proposi­ PROPOSIC IONES IM P LIC A C IO N E S


ción «puede no ser», de igual manera que Puede ser. Es c o n tin g e n te .
la segunda de estas proposiciones impli­ N o es im p o s ib le .
ca la primera de ellas. Al no ser contra­ N o es ne ce sa rio .
dictorios estos juicios y por no serlo, la 2. Es c o n tin g e n te . 2. P uede ser.
misma cosa puede ser y puede no ser. 3. P uede n o ser. 3. N o es n e ce s a rio que
Sin embargo, al ser juicios contadicto- (E¡s co n tin gen te que ello n o o c u rra .
no ocu rra .) N o es im p osib le Que
rios «puede ser» y «no puede ser», no ello n o o c u rra .
pueden ser ambos verdaderos si se apli­ 4. N o p uede ser. 4. Es n e ce s a rio que no
can a un mismo tiempo a un solo sujeto. (N o es co n tin gen te.) ocu rra .
Y lo mismo puede decirse de las pro­ Es i m p o s i b l e que
posiciones «no puede no ser», «puede o c u rra .
no ser». 5 . N o puede n o ser. 5. Es n e c e s a r i o que
Las proposiciones que hacen referen­ (N o es co n tin gen te o cu rra .
que no ocu rra.) Es im p o s ib le que n o
cia a la necesidad están sujetas a unas o c u rra .
reglas semejantes : «es necesario que ello
ocurra», «es necesario que ello no ocu­ Consideremos más largamente estos
rra». L a proposición «no es necesario puntos a la luz de la tabla subsiguiente;
que ello ocurra» será la negación corres­
pondiente a la primera de ellas, no ia 1. P u ed e ser.
proposición «es necesario que ello no Es co n tin g e n te .
ocurra». Por su parte tenemos, tomando N o es im p osib le que o c u rra .
la última de ellas, «no es necesario que N o es n e ce sa rio que o c u rra .
ello no ocurra». Lo mismo con las pro­
2. N o p u e d e SER.
posiciones «es imposible que ello ocu­
rra», o bien «es imposible que ello no N o es c o n tin g e n te .
Es im p o s ib le que o c u rra .
ocurra». «N o es imposible que ello ocu­ Es n e ce s a rio qu e n o o c u rra .
rr a » constituye la negación de la pri­
mera, no «es imposible que ello no ocu­ 3 . P x je i> e n o s e r .
r r a »; y la proposición «n o es imposible Es c o n tin g e n te que n o o c u rra .
que ello no ocurra» es la negación propia N o es im p osib le qu e n o o c u rra .
de la segunda. N o es n e ce sa rio que n o o c u rra .
Hablando, pues, en general, como he­ 4. N o P U E D E N O SER.
mos ya dicho, debemos tomar como co­ N o es c o n tin g e n te qu e n o o c u rra .
sas subyacentes o sujetos todas las pro­ Es im p osib le que n o o c u rra .
posiciones como estas «que ello ocurra» y Es n e ce s a rio que o c u r r a .
«que ello no ocurra», y añadirles una u
otra de esas, y lograremos las afirmacio­ Ahora b ie n ; las proposiciones «es im­
nes o negaciones de esos otros términos posible que ocurra», «n o es imposible
que hemos mencionado de lo «posible», que ocurra» están implicadas en «puede
lo «contingente», etc. ser», «es contingente» y «n o puede ser»,
Los pares de proposiciones que siguen «no es contingente», de una manera con­
deben reconocerse como cinco pares de tradictoria, pero invertidas. Pues la pro­
proposiciones contradictarias; posición «puede ser» implica «n o es im­
posible», es decir, la negación de «es im ­
P ued e ser. N o PUEDE SER. posible» ; «es imposible», el positivo, se
E s c o n tin g e n te . N o es c o n tin g e n te .
sigue de la negación de «puede ser», o
Es im p osib le. N o es im p osib le. lo que es lo mismo, de «no puede ser».
Es n ecesario. N o es ne ce sa rio . Veamos ahora cómo hay que conside­
Es verd ad ero. N o es t>erdádero. rar las cosas en las proposiciones que
predican la necesidad. El caso es aquí
evidentemente distinto, y los juicios con­
trarios se seguirán de los juicios contra­
C A P IT U L O 13 dictorios, los cuales— los últimos— perte­
necen, en adición, a secuencias que son
De estas afirmaciones y negaciones va­ distintas. En efecto, la proposición «no
mos a deducir, de lá manera precedente, es necesario que ocurra» no puede ser
ciertas consecuencias lógicas. la negación de la proposición «es ne­
268 ARISTOTELES.— OBRAS 22 b/23 a

cesario que no ocurra». Pues esos dos ternativas. L a cosa que puede ser puede
predicados pueden aplicarse rectamente todavía no ser. pero si suponemos por un
o ser verdaderos de un solo sujeto, ya momento que ello debe ser o debe no
que lo que no existe por necesidad no ser, excluimos una alternativa, y deberá
necesita existir necesariamente. Ahora seguirse de ello que «no hay necesidad
bien: ¿qué razón hay para que todas ninguna de aue ello no ocurra»— lo cual
las proposiciones que predican la nece­ es equivalente de lo que debe ser— , es
sidad no se sigan de igual manera que decir, se seguirá de la proposición «pue­
las otras con que ellas están relaciona­ de ser». Hacemos notar, además, que esta
das? L a respuesta se hallará en el hecho proposición niega lo que se sigue de «no
de que al utilizarse con un sujeto contra­ puede ser», ya que «es imposible» sigue
rio, predicar la imposibilidad importa lo en lógica consecuencia a la proposición
mismo que afirm ar la necesidad. Quiero «no puede ser», exactamente igual a co­
decir esto: suponiendo que para una u mo se sigue, a su vez, «es necesario que
otra cosa sea imposible existir, es nece­ ello no ocurra», y esta proposición con­
sario, no que ello exista, sino que ello, tradice ella sola y por si misma a la que
por el contrario, no exista. Suponiendo, hemos mencionado. Vemos, pues, que en
por otra parte, que es imposible que una este caso las contradictorias siguen a
u otra cosa no exista, debe ella necesa­ las contradictorias según la manera que
riamente existir. A.si pues, si estas pro­ hemos expuesto antes y que relaciona­
posiciones que afirm an lo imposible o a das o combinadas de esta manera no nos
la inversa, lo niegan, se han de hallar, conducen a absurdos lógicos.
sin cambio de sus sujetos, como conse­ Respecto de esta cuestión se puede
cuencia de aquellas que predican la posi­ suscitar la dificultad de si se seguirá
bilidad o la no-posibilidad, las que pre­ lógicamente de «es necesario», «es po­
dican la necesidad se seguirán de ellas sible» o «puede ser». Si no, debe seguirse
con el sujeto contrario. Las proposicio­ de ella lógicamente la contradictoria «no
nes «es necesario», «es imposible», no puede ser», o bien, suponiendo que se
tienen un significado idéntico y están diga que este juicio no es la contradic­
unidas o relacionadas de manera inver­ toria correcta, se sigue entonces lógica­
sa, según hemos ya dicho. mente «puede no ser». No obstante, am­
¿O bien de hecho no se pueden rela­ bas proposiciones son falsas aplicadas a
cionar o colocar de la manera dicha las lo que existe por necesidad. Parece ser la
contradictorias oue predican la necesi­ opinión más aceptada que las cosas que
dad? Pues lo que' debe ser, también pue­ pueden ser o pueden ser cortadas, pue­
de ser'. De lo contrario, la que se sigue den, por el contrario, no ser o n o ser
es la negativa, ya que debe seguirse la cortadas. Y concluiríamos en este caso
una o la otra. Y asi, si una cosa no es que lo que debe ser puede no ser, lo cual,
posible, debe entonces ser imposible. De se ve sin decirio, es falso. Es evidente
donde decimos que e,s imposible que exis­ aue nada aue sea capaz de ser o de pa­
ta lo que necesariamente debe existir. sear posee la potencialidad opuesta. Hay
Ahora b ie n : esta proposición es, lógica­ casos que poseen los contrarios. En pri­
mente, absurda. N o obstante, de la pro­ mer lugar existen cosas que tienen una
posición «puede ser» se sigue, en conse­ potencialidad no racional o irracional.
cuencia lógica, «n o es imposible», y que Entre ellas está, por ejemplo, el fuego,
«no es necesario» se sigue de que «no es aue es capaz de emitir calor— una poten­
imposible», y aue las cosas que deben cialidad irracional— . Las potencialidades
necesariamente’ existir deben necesaria­ racionales se manifiestan en más de un
mente no existir, juicio que, a su vez, camino o modo, o bien en resultados o
es absurdo. Por otra parte, «es necesario direcciones contrarios. N o asi todas las
que ocurra» no puede inferirse del juicio potencias irracionales. Es decir, el fue­
«puede ser», y tampoco puede inferirse go, repitiendo lo que ya hemos dicho,
de él el juicio negativo «es necesario que no puede hacer las dos cosas, emitir y
no ocurra». Quiero decir aue «puede ser» no emitir calor, y ninguna otra cosa
implica una potencialidad bilateral. Sin siempre actual puede poseer una poten­
embargo, si una de las dos proposiciones cialidad de esta clase o tipo. Sin em­
apenas ahora mencionadas fuera verda­ bargo, algunas potencialidades Irracio­
dera, no existirían entonces las dos al­ nales admiten' secuencias o resultados
23 a / 2 3 1) ló g ic a .— de l a e x p r e s io O INTERPRETACION.— CAP. 14 269

de esta clase. Así pues, para ver de dar den del tiempo (2). Existen finalmente
a esto alguna explicación diremos que aquellas cosas que son siempre puras po­
en la medida en que el término «po­ tencialidades, que nunca pasan a ser
tencialidad» se usa de manera totalmen­ actualidades (3).
te alejada de la ambigüedad, ninguna
potencialidad admite estos resultados
opuestos. C A P IT U L O 14
Ahora bien : a veces el término es am­
biguo. «Posible» es él mismo un término De aquí surge una duda o dificultad, a
ambiguo. Se aplica, por una parte, a los s a b e r: la de si un juicio afirmativo es
hechos y a las cosas que existen actual­ contrario a un juicio negativo, o bien si
mente ; le es posible a alguien pasear en es contrario a una segunda afirmación.
la medida en que pasea y porque actual­ Es decir, ¿tiene la proposición «todo
mente pasea, y en general llamamos po­ hombre es justo» como contrario propio
sible a una cosa por haber sido realizada «ningún hombre es justo»? ¿O bien su
en la actualidad. Por otra parte, posible contrario es «todo hombre es injusto»?
se aplica a una cosa que puede ser reali­ Las proposiciones «Callias es justo», «C a-
zada ; le es posible a alguien pasear por­ llias no es justo» y .«C allias es injusto»
que en ciertas condiciones lo podrá ha­ sirven para ilustrar lo que quiero decir.
cer. Esta clase de capacidad pertenece ¿Cuáles de estas proposiciones son con­
solamente a lo que puede mover, mien­ trarias? Suponiendo que la proposición
tras que la primera clase puede pertene­ verbal corresponda al juicio intelectual
cer también a cosas que no tienen este y, además, que ese juicio sea contrario a
poder de movimiento. Ambas clases de otro juicio que afirme lo contrario, como
potencialidad, la de lo que pasea y es juzgar que todo hombre es justo es a
actual y la de lo que es capaz de pasear, juzgar que todo hombre es injusto, en­
pero actualmente no pasea, se pueden tonces la misma cosa se admite como
expresar diciendo que no es imposible buena en nuestra proposición verbal. Por
que aquello pasee. Ahora bien : esta últi­ otra parte, si suponemos que el juicio
ma potencialidad, en su sentido incalifi- que afirm a lo contrario no es, en la
cado, no podemos afirm arla de lo nece­ mente del que habla, el contrario de otro
sario, mientras aue sí podemos afirm ar juicio, ninguna afirmación será ya más
la otra. En conclusión, puess, igual que contraria de otra. El verdadero contra­
el universal debe seguirse del particular, rio será la negación. Así pues, ¿cuál de
así puede seguirse lo posible de lo que los juicios verdaderos es el contrario de
existe por necesidad, aunque no en todos uno falso? ¿Es el que niega un juicio
sus sentidos. Puede haber necesidad de falso? ¿O es el que enuncia lo contra­
existir y de no existir, y su ausencia pue­ rio? Tomemos, por ejemplo, tres juicios
de muy bien llamarse un primer princi­ que se refieran a una cosa que es b u e n a:
pio, por cuanto todos los demás deben uno verdadero, que diga «ello es bu en o »;
considerarse como consecuencia de él. un juicio falso, o «ello no es bueno», y
De lo dicho se deduce con evidencia un tercer juicio completamente distinto,
que lo necesario es también lo actual. «ello es malo». De entre los dos últimos,
Y lo actual es anterior a lo potencial, ya ¿cuál es realmente el juicio contrario del
que lo eterno es anterior. Ante todo exis­ que es verdadero? O bien, si suponemos
ten aquellas actualidades que carecen que ambos son uno solo y el mismo, en­
enteramente de potencialidad o posibili­ tonces, ¿qué expresión verbal es el con­
dad, como son las primeras sustan­ trario?
cias (1). Existe luego la categoría de las Im aginar que los juicios contrarios son
cosas que son actuales y también poten­ los aue tienen sujetos contrarios es to­
ciales ; en ellas, la actualidad es anterior mar 'un punto de vista erróneo, pues el
a la potencialidad en el orden de la na­
turaleza, aunque no es anterior en el 01 - (20 Se refiere a las su stancias en gen d rad as
y corru p tib les, que se h a lla n en e l m undo
sublunar.
(1 ) Se re fiere a D ios y a las in te lig en cia s -(3) S on de esta clase*, p o r ejem p lo , el núm e­
que m u even los cu erpos celestiales. E l a rg u m en ­ ro m ás la rg o , la m a g n itu d m ín im a , etc. Esas
to im p lica , a su vez, q u e lo n ecesa rio es ta m ­ cosas nunca se re a liz a n o a ctu a liza n , p e ro son
bién eterno. concebibles.
270 ARISTOTELES.— OBRAS 23 b/24 a

juicio de que una cosa buena es buena y un juicio compuesto. Pues el hombre que
el juicio de que un a cosa m ala es mala juzga así debe, sin duda, juzgar la cosa
puede posiblemente ser uno solo y el no buena.
mismo; sean uno solo o sean más, son Por otra parte, pues, el juicio contra­
ambos verdaderos. Sin embargo, los su­ dictorio es siempre el contrario o no lo
jetos son aquí contrarias. Ahora b ie n : es nunca. Y si este se aplica bien a to­
lo que hace que los juicios sean contra­ dos los demás, así debe también ocurrir
rios es el tener sentidos contrarios, no en este caso, y el punto de vista que
tener dos sujetos contrarios. hemos adoptado era correcto. En el caso
Supongamos que tenemos dos opinio­ de las cosas que no tienen contrarios, de­
nes que se refieren a una cosa que es cimos que es falso aquel juicio que nie­
buena, una que opina que esa cosa es ga lo que afirm a un juicio verdadero.
buena y otra que opina que no es buena, Así, por ejemplo, se equivoca un hombre
y supongamos que hay otras cualidades que supone que un hombre no es un
tales que ninguna es inherente ni puede hombre. Si los contrarios son aquí nega­
ser inherente al bien y, no obstante, nin­ tivos, concluimos que lo son siempre.
guna opinión puede darse como contra­ Así pues, decir que lo que no es bue­
ria a la verdadera, la cual crea que no no es bueno, es un juicio similar o
cierta cualidad está inherente en el paralelo al que dice que una cosa buena
bien, aunque no esté inherente, o bien es buena, y decir que lo que es bueno
crea que no está inherente en el bien, no es bueno es un juicio paralelo al que
aunque esté inherente, puesto que no se juzga que lo que no es bueno es bueno.
impone ningún límite en el alcance de ¿Cuál es, entonces, el juicio contrario
estas opiniones. Llamaremos más bien al juicio verdadero que diga que lo que
contrarios al verdadero, a aquellos juicios no es bueno no es bueno? B ajo ningún
en que haya error. Y eso hay que hacer concepto será el que diga que aquello
con la generación. Generación significa es malo; este puede ser muy bien ver­
paso o transición de uno de dos extre­ dadero al mismo tiempo, y los juicios
mos al otro; de aquí que el error sea contrarios nunca pueden ser simultánea­
como una transición. mente verdaderos. El juicio sería algu­
Así, pues, lo que es bueno, es bueno y nas cosas que no son buenas son malas,
no malo. U n a cualidad le pertenece esen­ y así ambos podrían ser a un mismo
cialmente, la otra solo accidentalmente. tiempo verdaderos. Tampoco es el con­
Porque accidentalmente ello es no malo. trario el juzgar que aquello no es malo,
Pero suponiendo que el juicio más verda­ supuesto que también este juicio puede
dero sea el que se refiere a la esencia ser verdadero, ya que ambos atributos
actual de la cosa, el juicio falso, que de pueden estar presentes a un tiempo. Y
igual manera se refiere a su esencia ac­ así, en el caso del juicio que dice que
tual, es más falso que otro. U n juicio lo que no es bueno no es bueno, nos
falso que se refiera a la esencia será vemos llevados a concluir finalmente que
«que lo que es bueno no es bueno». «Es el contrario es que ello es bueno. Puesto
malo», aunque sea un juicio falso, se que este juicio es, en efecto, el único
refiere tan solo a lo que es accidental. falso. De igual manera, el verdadero con­
Así pues, el juicio que niega su bondad trario del juicio que dice que una cosa
es más falso que cualquier otro que pre­ buena es buena es que no lo es.
dique alguna cualidad contraria. Y el Por hacer la afirmación universal evi­
más completamente engañado es el hom­ dentemente no se alterará la materia.
bre que, en esta o aquella cuestión, ad­ El juicio universal negativo será, pues,
mite una opinión o un juicio que son el contrario obvio. Supóngase, por ejem­
contrarios ai que es verdadero. Los con­ plo, que un hombre juzga que algo bue­
trarios, en efecto, pertenecen a aquellas no es bueno; entonces el contrario de
cosas que más difieren dentro de una este juicio es su juicio, que dice que nada
misma clase. Suponiendo, pues, que uno de esta especie es bueno. Pues juzgar que
de los dos juicios sea contrario al que lo que es bueno es bueno, si el sujeto se
es verdadero, pero que el que es contra­ toma en sentido universal, equivale a
dictorio es aún más contrario, el último un juicio que enunciara que cualquier
será realmente el contrario. Además, cosa que es buena es buena, y el último,
juzgar que una cosa buena es mala es a su vez, equivale a un juicio que diga
24 a , 2 4 b LOGICA.— DE LA E X P R E S IO N O IN TE R P R E TA C IO N .— CAP. 14 271

que es bueno todo lo bueno. Y lo mismo tradictorias, sin embargo, tienen como
ocurre en el caso de lo que no es bueno. sujetos «no todo hombre» y «no todo
Si esto ocurre en nuestros juicios y las bien». ES, además, evidente que los jui­
afirmaciones verbales, igual que las ne­ cios verdaderos y las proposiciones ver­
gaciones, son símbolos de nuestros jui­
daderas no pueden nunca ser contra­
cios mentales, es evidente que la nega­
ción universal es el verdadero contrario rios los unos respecto de los otros. M ien­
del juicio positivo cuando el sujeto es tras que dos proposiciones que son ver­
único e idéntico. Por ejemplo, las pro­ daderas pueden ser afirmadas las dos
posiciones que afirmen que todo bien juntamente con verdad, dos proposicio­
es bueno o que todo hombre es bueno nes contrarias deben afirm ar y predicar
tienen como contrarias las proposiciones cualidades contrarias, y esas no pueden
que afirmen que ningún hombre es bue­ ' por sí mismas hallarse inherentes en un
no, que ningún bien es bueno. Las con­ mismo sujeto a un mismo tiempo.

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