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El Signo Linguístico
Para Saussure los signos lingüísticos son la unidad lingüística, formados por un concepto y una
imagen acústica (entendida ésta no como sonido material, sino como su huella psíquica). Entonces,
el signo lingüístico es una entidad psiquíca de dos caras (concepto e imagen acústica) que tienen su
asiento en el cerebro. Hay que tener en cuenta que concepto e imagen acústica están relacionados,
combinados, íntimamente unidos y se reclaman recíprocamente. El concepto es lo abstracto del
signo, la imagen acústica es la huella psíquica (es decir, un recuerdo del sonido, no el sonido en sí;
sino el recuerdo del mismo).
Graficamente:
- El contenido mental que le es dado a un signo lingüístico es el concepto o la idea. Éste depende de
cada persona (diferentes valores mentales) pero por convención se acercan.
- que la imagen acústica sea de naturaleza auditiva, significa que es el que designa algo (el significado
es lo designado).
Podemos diferenciar el signo lingüístico del símbolo dado que éste, designa el signo lingüístico, o
más exactamente, lo que nosotros llamamos significante; pero que tiene por carácter no ser
totalmente arbitrario; no es está vacío: por ejemplo, en el símbolo de la justicia, la balanza, no
podría ser reemplazada por otro objeto cualquiera (ya sea... un termómetro, una flor, etc). Es decir,
tiene cierta continuidad asociativa entre el significante (imagen acústica) y el significado (concepto),
donde puede encontrarse cierto lazo natural, motivado, que lo caracteriza como icónico.
La arbitrariedad del signo: No hay nada que relacione una idea con una secuencia de sonidos
determinada. Es decir, es inmotivado, arbitrario con relación al significado, con el cual no guarda
ningún lazo natural. Saussure señala dos objeciones que se le pueden hacer a éste principio, pero
sostiene que son de importancia secundaria y de origen simbólico dudoso, y éstas son: las
onomatopeyas (Saussure menciona que son el resultado de la evolución fonética y por lo tanto
también sufren las evoluciones fonéticas y morfológicas de las palabras) y las exclamaciones
("vecinas de las onomatopeyas", donde se tiene la "tentación" de verlas como expresiones
espontáneas de la realidad pero también varían según, por ejemplo, el idioma)
El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve únicamente en el tiempo y tiene las
características de la temporalidad; representa una extensión que puede ser mensurable en una sola
dimensión (linal, o sea, una línea). Los elementos que componen el significante lingüístico son los
fonemas, definidos como las unidades mínimas y autónomas del plano de la expresión cuyo
contraste permite distinguir significados. Ejemplo: paso, peso, piso poseen diferentes significados
gracias a la oposición entre los fonemas a, e, i. Cabe mencionar que los fonemas tienen una
naturaleza psíquica, pues son un conjunto de rasgos distintivos archivados en las mentes de los
hablantes de una lengua.
Relacionado con los principios de arbitrariedad y del carácter lineal del significado, la inmutabilidad
y la mutabilidad del signo son cuatro características que le son inherentes al signo lingüístico:
a) Inmutabilidad:
Ningún individuo puede determinar un cambio en el signo por sí mismo, por su propia voluntad. Es
decir, si con relación a la idea que representa, aparece el significante como elegido libremente; con
relación a la comunidad lingüística que lo emplea, no es libre, es impuesto. Entonces, la lengua se
presenta como una herencia producto de factores históricos (Ley de tradición) y la cantidad de
signos que componen el sitema.
Igualmente, el signo es inmutable en la sincronía (sin el tiempo, en el momento del ahora), pero,
dice Saussure que de alguna forma hay una mutabilidad en la diacronía (a través del tiempo).
b)Mutabilidad:
Los cambios en el signo lingüístico pueden darse dentro de la existencia de la masa hablante, que
va cambiando el signo. Es decir, el cambio no es "responsabilidad" de un hablante sino de la masa
hablante, en el tiempo ("que asegura la continuidad de la lengua").
Entonces, el significante puede quedar igual, cambiando el significado, o al revés, o mismo, cambiar
ambos; ya que no hay que olvidar su naturaleza social como uno de sus caracteres internos.
Saussure menciona que si tomara la lengua en el tiempo, sin la masa hablante, probablemente no
se registraría ninguna alteración, el tiempo no actuaría sobre ella. Inversamente, si se considera una
masa hablante sin el tiempo, no se vería el efecto de fuerza sociales que obran sobre ella.
Aquí Saussure ejemplifica estos ejes, o puntos de vista (recortes, en los cortes longitudinales y
transversales que pueden hacerse en un vegetal. Entonces, el corte longitudinal representa el
estudio diacrónico, en el cual se muestran los componentes pero no sus relaciones; cosa que sí
ocurre en el corte transversal, es decir, lo que representa al corte sincrónico en el estudio del
lenguaje.
Por otro lado, como las alteraciones jamás se hacen sobre el bloque del sitema, sino, sobre uno u
otro de sus elementos, Saussure también genera esta comparación del sistema del lenguaje, pero
aquí con la analogía del juego de ajedrez, donde cada pieza puede representar un signo lingüístico,
los movimientos (o cambios) son mínimos en el sistema, aunque repercuten en el mismo, y a su vez,
cada movimiento tiene un antecedente (más allá de que el jugador de ajedrez tiene la intensión de
ejecutar el movimiento y modificar el sistema, mientras que en la lengua no se premedita nada).