Julio Jaramillo

Julio Jaramillo fue un intérprete

melódico ecuatoriano que se destacó
durante el siglo pasado interpretando
canciones de amor que lo catapultaron a
la fama. Era básicamente un cantante
popular que con sus temas musicales que
abordaban temáticas de amor cotidianas,
como el amor y el desamor, se ganó el
favor del público a punto tal de
convertirlo en una estrella de la música de
su país y en el máximo referente musical
de su patria.

Temprana muerte e infancia compleja

Nació un 1 de octubre del año 1935 en la ciudad de Guayaquil, y fallecería muy joven en
pleno éxito de su carrera, a los 42 años, como consecuencia de una dolencia en la vesícula.
Su muerte causó estupor nacional y miles de fanáticos se congregaron para despedirlo ese
9 de febrero del año 1978.

La vida de Jaramillo no fue sencilla, a la edad de seis años perdió a su padre y su madre
debió educarlo y mantenerlo sola. A ello se le sumaba una débil salud de Julio que debió
enfrentar varias enfermedades cuando aún era un niño. Desde temprana edad demostró
inclinaciones para la música y gustaba de escuchar a los grandes intérpretes de aquellos
años.

Su inclinación por la música

Su madre no estaba muy de acuerdo con su carrera artística, pero a pesar de ello, Julio, se
esfuerza por triunfar y tras varios años de lucha consigue destacarse. Sus inicios, como
los de muchos artistas populares, fueron complicados y tuvo que pagar derecho de piso
cantando en pequeños lugares.

Salto a la fama
Antes de llegar a los veinte años ya era reconocido por su especial voz que sonaba por
muchas radios ecuatorianas. Hacia finales de la década del sesenta, Jaramillo, ya era un
cantante de prestigio en su país y comienza a ser reconocido en el resto de Latinoamérica
como consecuencia de varias giras que encara.

Una vida bohemia

Debemos destacar que Julio supo llevar una vida bastante bohemia, manteniendo amoríos
con varias mujeres al mismo tiempo y gustando de asistir a los bares, incluso, hay quienes
sostienen que falleció a causa de una cirrosis. También tuvo muchísimos hijos, se dicen
28 y gastaba al instante los miles pesos que ganaba.

ODIAME
Ódiame por piedad yo te lo pido
Odiame sin medida ni clemencia
Odio quiero más que indiferencia
Porque el rencor hiere menos que el olvido