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Existen diversos tipos de presas, las cuales son seleccionadas en función a las
posibilidades de cumplir la doble exigencia que tienen estas obras:
a) Conservación: interceptar la escorrentía y almacenar en época de lluvias, para su
utilización durante el periodo de estiaje.
b) Control de crecidas: regulación de las crecidas a través del almacenamiento de los
picos para posteriormente liberar gradualmente
Los motivos principales para construir presas son concentrar el agua de una cuenca
hidrológica que confluye a un río, en un sitio determinado, lo que permite producir
energía para generar electricidad, regular el agua, dirigirla hacia canales y sistemas de
abastecimiento, aumentar la profundidad de los ríos para hacerlos navegables, controlar
el caudal de agua durante los periodos de inundaciones y sequía, y crear pantanos para
actividades recreativas.
Una presa debe ser impermeable, las filtraciones a través o por debajo de ella deben ser
controladas al máximo para evitar la salida del agua y el deterioro de la propia
estructura. Debe estar construida de forma que resista las fuerzas que se ejercen sobre
ella.
Estas fuerzas que los ingenieros deben tener en cuenta son: la gravedad (que empuja a
la presa hacia abajo) la presión hidrostática (la fuerza que ejerce el agua contenida), la
presión hidrostática en la base (que produce una fuerza vertical hacia arriba que reduce
el peso de la presa), la fuerza que ejercería el agua si se helase, y las tensiones de la
tierra, incluyendo los efectos de los sismos.
Además, la presa debe contar con obras complementarias que permitan el paso del
agua no embalsada y con estructuras de toma para captar y entregar el agua embalsada
a los usuarios del sistema.
Hasta en los tiempos modernos todas las presas de tierra se proyectan con
procedimientos empíricos y la literatura de ingeniería está repleta de relatos de las
fallas. El rápido avance de la mecánica de suelos, a dado por resultado el desarrollo de
procedimientos de proyectos muy mejorados para las cortinas de tierra, estos
procedimientos constan de investigaciones previas de las cimentaciones y del estudio
de los materiales de construcción; aplicación de los conocimientos y técnicas de la
ingeniería al proyecto; y métodos de construcción cuidadosamente proyectados y
controlados.
En un contexto internacional, la utilización apropiada y oportuna de los recursos hidrícos
sigue siendo una de las contribuciones más vitales del ingeniero civil a la sociedad.
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Trabajos de campo
Hidráulica
Hidrología
Información hidrológica
Determinación de capacidades y elevaciones de la presa
Resumen de datos de proyecto
Los estribos o empotramientos: son los laterales del muro que están en contacto con la
cerrada contra la que se apoya.
La cimentación: es la parte de la estructura de la presa, a través de la cual se transmiten
las cargas al terreno, tanto las producidas por la presión hidrostática como las del peso
propio de la estructura.
El aliviadero o Vertedero hidráulico: es la estructura hidráulica por la que rebosa el agua
excedentaria cuando la presa ya está llena.
Las compuertas: son los dispositivos mecánicos destinados a regular el caudal de agua a
través de la presa.
El desagüe de fondo: permite mantener el denominado caudal ecológico aguas abajo de
la presa y vaciar la presa en caso de ser necesario.
Las tomas son también estructuras hidráulicas, pero de menor entidad, y son utilizadas
para extraer agua de la presa para un cierto uso, como puede ser abastecimiento a una
central hidroeléctrica o a una ciudad.
Las esclusas: que permiten la navegación "a través" de la presa.
La escala o escalera de peces: que permite la migración de los peces en sentido
ascendente de la corriente, o en los casos más extremos, se llegan a instalar ascensores
para peces.
Los diferentes tipos de presas responden a las diversas posibilidades de cumplir la doble
exigencia de resistir el empuje del agua y evacuarla cuando sea preciso. En cada caso, las
características del terreno y los usos que se le quiera dar al agua, condicionan la elección
del tipo de presa más adecuado.
Las presas hinchables, basculantes y pivotantes suelen ser de mucha menor entidad.
Según su estructura
Escollera - Tierra homogénea, tierra zonificada, CFRD (grava con losa de hormigón), de
roca.
notable en el grosor del muro a medida que aumenta la altura de la presa se debe a que
la presión en el fondo del embalse es mayor que en la superficie, de esta forma, el muro
tendrá que soportar más presión en el lecho del cauce que en la superficie. La
inclinación sobre la cara aguas arriba hace que el peso del agua sobre la presa
incremente su estabilidad.
Presa de bóveda o de doble arco: cuando la presa tiene curvatura en el plano vertical
y en el plano horizontal, también se denomina de bóveda. Para lograr sus complejas
formas se construyen con hormigón y requieren gran habilidad y experiencia de sus
constructores que deben recurrir a sistemas constructivos poco comunes.
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PRESAS DE HORMIGÓN: son las más utilizadas en los países desarrollados ya que con
éste material se pueden elaborar construcciones más estables y duraderas; debido a
que su cálculo es del todo fiable frente a las producidas en otros materiales.
Normalmente, todas las presas de tipo gravedad, arco y contrafuerte están hechas de
este material. Algunas presas pequeñas y las más antiguas son de ladrillo, de sillería y
de mampostería. En España, el 67% de las presas son de gravedad y están hechas con
hormigón ya sea con o sin armaduras de acero.
Este tipo de presas tienen componentes muy permeables, por lo que es necesario
añadirles un elemento impermeabilizante. Además, estas estructuras resisten siempre
por gravedad, pues la débil cohesión de sus materiales no les permite transmitir los
empujes del agua al terreno. Este elemento puede ser arcilla (en cuyo caso siempre se
ubica en el corazón del relleno) o bien una pantalla de hormigón, la cual se puede
construir también en el centro del relleno o bien aguas arriba. Estas presas tienen el
inconveniente de que si son rebasadas por las aguas en una crecida, corren el peligro
de desmoronarse y arruinarse. En España es bien recordado el accidente de la Presa de
Tous conocido popularmente como la "Pantanada de Tous".
SEGÚN SU APLICACIÓN
Presa de derivación en el río Mosa. La bocatoma está en la margen derecha del río. La
estructura que atraviesa el río sirve para crear un pequeño represamiento para garantizar
el funcionamiento de la bocatoma.
Presas filtrantes o diques de retención: Son aquellas que tienen la función de retener
sólidos, desde material fino, hasta rocas de gran tamaño, transportadas por torrentes en
áreas montañosas, permitiendo sin embargo el paso del agua.
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Presas de derivación: El objetivo principal de estas es elevar la cota del agua para hacer
factible su derivación, controlando la sedimentación del cauce de forma que no se
obstruyan las bocatomas de derivación. Este tipo de presas son, en general, de poca
altura ya que el almacenamiento del agua es un objetivo secundario.
Con la cortina se represa el agua hasta una elevación suficiente que permita derivar el
gasto por la bocatoma y se diseña para que la corriente convierta sobre ella, ya sea parcial
o totalmente su longitud; por lo que siempre serán cortinas vertedoras.
Se puede intentar una clasificación de estas cortinas considerando varios aspectos:
Por su eje en planta:
Rectas
Curvas
La línea del eje por lo general es recta, y normal a la corriente, pero en ocasiones debido
a la topografía o geología, del cauce se adaptan ejes curvos y mixtos con el fin de disminuir
las excavaciones y volúmenes del material en el cuerpo de la cortina o bien por cimentarla
en los estratos geológicos más favorables del sitio.
Por su tipo de materiales:
Flexibles
Rígidas
Mixtas
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Las cortinas flexibles se forman con materiales naturales colocados en forma adecuada,
para aprovechar eficazmente las características físicas particulares de cada elemento,
permitiendo así que estas cortinas se adapten a las deformaciones naturales plásticas de
esos elementos.
El tipo de cortina flexible más empleado en presas derivadoras, es el llamado cortina "
tipo indio " construido fundamentalmente de una pantalla impermeable y enrocamientos,
ocasionalmente se construyen de madera, pero son un poco usuales y se emplean en
obras de derivación provisional.
Las cortinas rígidas se construyen con materiales pétreos unidos por algún compuesto
cementante, mediante el cual, se produce una masa homogénea. Dicha presa se muestra
en la figura II.1.Fig. II.1 Sección típica de cortina vertedora.
Las cortinas rígidas más empleadas, son hechas a base de mampostería con mortero de
cemento,( concreto ciclópeo ), concreto simple y ocasionalmente con mampostería con
mortero de cal y canto.
Cuando se inicia el diseño de una cortina ya se tiene en mente la clase de material a usar,
y finalmente lo que ayudará a la elección definitiva, será el hecho de actuar con distintos
diseños para preparar cada uno de acuerdo a la zona, sus necesidades, elevación y el uso
de la misma, además de considerar la seguridad estructural y del funcionamiento
hidráulico en todos los casos.
La ataguía es un azud de corta altura que debe estar previsto para verter los caudales
que no quepan por la conducción. El caudal previsible de vertido ha de ser, obviamente,
bastante mayor que el del desvío. En los casos en que la ataguía es fácil de reparar o
reconstruir y entonces se puede disponer sólo para un vertido mínimo o nulo.
Los recintos se pueden hacer también con terraplén impermeabilizado con tablestacas o
con pilotes o inyecciones.
Las contraataguías presentan normalmente muchos menos problemas que las ataguías,
ya que tienen los siguientes atenuantes funcionales:
Su altura ha de ser la estricta para contener la lámina de agua que pueda llegar a formarse
agua abajo, a la salida del túnel de desvío.Al ser de una altura menor, se simplifica no
sólo su construcción, sino su función de vertido.
La contraataguía puede no ser necesaria cuando la pendiente del cauce sea suficiente
para que el agua siga por el cauce con una cota máxima de lámina inferior al nivel del
cauce en el lugar de trabajo. También puede ocurrir esto con pendiente suave, cuando el
túnel de desvío reintegra el agua al cauce en un punto muy alejado del lugar de la obra.
Tanto la ataguía como la eventual contraataguía han de calcularse teniendo en cuenta la
excavación a realizar, pues es obvio que ésta puede influir de forma decisiva en su
estabilidad.
Túneles de desvío. Si el túnel está suficientemente alto sobre el río, puede perforarse sin
cuidado especial. Únicamente habrá que estar atento a posibles crecidas de cierta
entidad que, al elevar el nivel de agua, pudieran inundar las obras. Según los casos, la
frecuencia de tal posibilidad o los daños previsibles, se adoptarán unas u otras medidas
de precaución.
Si el túnel se proyecta en presión, su trazado irá casi totalmente por debajo del nivel del
río. Para perforarlo habrá que utilizar galerías de ataque inclinadas por ambas bocas.
Estas galerías pueden ser en algunos casos los mismos tramos de entrada y salida,
aunque entonces será preciso proceder a un retoque posterior. Como esos retoques son
difíciles de hacer o incluso, imposible utilizar como ataques la entrada y salida definitivas,
es muy frecuente utilizar galerías de ataque auxiliares independientes de la entrada y
salida definitivas. Son túneles inclinados cuya traza se sitúa en la forma más apta para
lograr la mínima longitud compatible con la pendiente y un buen lugar de
emboquillamiento, y suficientemente alto y con buen acceso.
A veces hay que acudir también a estas galerías de ataque auxiliares en túneles de desvío
sin presión, aunque entonces son más cortas, dado el mayor nivel del túnel.
Los túneles de desvío sólo se revisten en los casos en que resulta necesario en función a
la resistencia a la erosión del agua. Cuando el revestimiento es preciso, hay que hacer
ataguías de protección, normalmente con sacos en forma parasemicircular, y que como
son de poca duración, no tienen grandes exigencias.
Las bocas, particularmente la de salida cuando está por bajo del río, son obras dificultosas
y, como su objeto se ciñe a la duración del desvío, tampoco hay que hacerlas
perfectamente. La voladura final de una de estas bocas se hace de golpe.
OPERACIÓN DE DESVÍO DEL RÍO.
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Es una operación delicada y difícil, por lo que hay que desechar toda idea de perfección;
eso sí, debe preverse todo cuidadosamente y después ejecutarlo con orden y sobre todo,
con rapidez en sus últimas fases.
La evolución normal suele ser así:
Se perfora y reviste (si es necesario) el túnel de desvío y sus bocas, si el nivel de éstas
respecto al río lo permite.
Si las bocas están bajas, se hacen posteriormente, previa protección con ataguías
ligeras eventuales o por medio de voladuras.
Si la boca de entrada está baja, al hacer su voladura, el agua del río penetra en el túnel,
y si también está perforada la boca de salida, el río quedará desviado, al menos
parcialmente. Si la boca de entrada está alta, no pasará el río por ella hasta que la
ataguía del cauce haya llegado a un nivel suficiente.
La ataguía de la presa, salvo que esté reducida a su mínima expresión, no es una obra
fácil de ejecutar mientras el río pase por el cauce. Por ello, se suele hacer parcialmente,
según lo permita el río, hasta que la última parte resulte imposible sin desviarlo.
Una vez hecho el desvío del río, puede procederse al cierre final de la ataguía. Consiste,
en general, en echar al río lo más rápidamente posible, escollera, gaviones o piedras
para obstruir su paso por el portillo que quede en la ataguía. La operación ha de estar
preparada y debe ser rápida, pues sino, el río acabará arrastrando las piedras y
materiales echados y habrá fallado la operación. Hay que intentar echar elementos
grandes para dificultar su arrastre. También se pueden hincar previamente perfiles
metálicos en los acarreos para que ayuden a sujetar las piedras que echamos después;
o incluso mallas metálicas. Esta operación será tanto más fácil cuanto más bajo esté
el umbral de entrada del túnel.
Una vez conseguido el cierre provisional, se procede a su afianzamiento, para lo que
pueden echarse elementos de tamaño decreciente con objeto de que vayan
penetrando en los huecos del tapón. Hay que contar con la necesidad de disponer
bombas de agotamiento agua abajo de la ataguía.
Desviado el río y reducidas las filtraciones, se puede terminar la ataguía, si aún falta
recrecer su altura o reforzar las inyecciones de consolidación.
Para mayor facilidad de las operaciones más delicadas (2 y 5), se planea hacerlas en el
período de aguas bajas, porque el resto del año resultarían más costosas o incluso
imposibles.
Gracias a tener desviado el río se pueden realizar las cimentaciones de la presa y avanzar
en su ejecución. Pero en cuanto ésta llega a una cierta altura, el desvío puede no ser ya
necesario. Y lo más tarde, cuando la presa está ya terminada, hay que cerrar el desvío.
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Esta operación tiene también cierta dificultad, por ello es forzoso prever la operación
desde el principio y proyectar las obras de desvío de manera que el cierre sea más fácil.
Para cerrar el desvío debe contarse previamente con unos desagües en la presa.
Elemento fundamental para ello es el desagüe de fondo. Éste desagüe permite hacer
pasar el agua por él mientras que se cierra el desvío. También facilita el cierre definitivo
de la presa, pues basta operar la válvula o compuerta correspondiente.
Cuando hay túnel de desvío y desagüe de fondo en la presa, se puede cerrar de dos
formas:
Dejando previstas en algún sitio donde se puedan hormigonar bien, dos o más ranuras
verticales en las que se puedan alojar unas compuertas deslizantes elementales.
Teniendo previstas estas ranuras, resulta bajar esas compuertas (ataguías) en el
momento deseado. Conviene que sean al menos dos en serie, pues la primera
probablemente no cerrará del todo, pero cortará al menos el caudal importante. La
segunda compuerta es más fácil de bajar, a pesar de que la filtración de la primera sea
notable.
Desde el mismo momento en que el desvío está cerrado, aunque sea imperfectamente,
el agua se va acumulando detrás de la presa. Y cuando llega al nivel del desagüe de fondo,
sale por él controlándose así su nivel hasta que se decida proceder al embalse normal
(cerrando el desagüe de fondo).
Cuando hay túnel de desvío y desagüe de fondo en el mismo desvío, puede hacerse de
manera similar si colocamos ese desagüe en un túnel algo más alto que el desvío.
Mientras el agua pasa por el túnel inferior, puede ejecutarse con toda comodidad la obra
en el túnel superior.
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Hay veces en que el desagüe de fondo se hace en el mismo túnel de desvío. Esto lleva
siempre a una mayor dificultad en su ejecución, por el hecho de que el agua ha de seguir
pasando. Para resolver este problema puede dejarse en la presa un portillo o hueco
provisional; el desvío se cierra por medio de unas ataguías y el agua remansa un poco y
sale por el portillo de la presa. Se hace la obra e instalación de las compuertas de desagüe
de fondo y, cuando está terminada, se vuelven a levantar las ataguías del desvío y el agua
vuelve a pasar por él a través ahora, de las válvulas del desagüe de fondo y puede ya
cerrarse el portillo provisional de la presa. Terminado éste, se pueden cerrar las válvulas
del desagüe de fondo y comenzar el embalse.
Cuando el desvío se hace por recintos, en algunos de los bloques de la presa hay que
dejar hecho el desagüe de fondo. Por éste pasará el agua a partir de un cierto momento
de la construcción. Cuando se decida pasar al embalse definitivo, se cierran las válvulas
o compuertas de este desagüe.
Las obras de control y excedencia son estructuras que forman porte intrínseca de una
presa, ya sea de almacenamiento o derivación y cuya función es la de permitir la salida
de los volúmenes de agua excedentes a los de aprovechamiento.
Las obras de excedencia deben ser concebidas como verdaderas válvulas de seguridad
de las presas. Ha habido muchas fallas de presas debido a insuficiente capacidad de
descarga o defectos en el diseño de la propia obra.
a que si por una operación defectuosa o por la presencia de una avenida mayor a la
supuesta el nivel del agua sobrepasa la elevación de la corona de la cortina puede haber
graves consecuencias tanto para la presa como para la vida y bienes materiales
localizados aguas debajo de la mismo; no así en presas de concreto en donde las
consecuencias de tales condiciones pueden ser menores.
Los materiales que formen los revestimientos de la estructura deben ser resistentes a
la erosión y tener un acabado liso, con el fin de que sean capaces de resistir las altas
velocidades que frecuentemente se presentan en ellas, así como para evitar fenómenos
de cavitación y presiones diferenciales en las caras del revestimiento.
Cuando sea necesario deberá prever la construcción de algún dispositivo para disipar la
energía cinética del agua en el extremo inferior de la descarga.
capacidad de 10 Mio. m3. La represa está siendo construida con el método de RCC
(RollerCompacted Concrete), un método de construcción que por primera vez se aplica en
Bolivia.
El método consiste básicamente en el uso de un hormigón relativamente seco cuyo vaciado
se realiza con maquinaría pesada (tractores y rodillos vibratorios). De esta manera el
rendimiento del vaciado mucho mayor que en un vaciado de hormigón convencional, lo que
significa una gran ventaja en cuanto al tiempo de construcción necesario.
Cabe mencionar, que el rápido avance del cuerpo de hormigón en masa obliga a emplear
una mezcla especial para el hormigón, la que ha sido investigada y ensayada al detalle en
la fase diseño y al principio de la construcción.
3. ESTUDIOS BASICOS
3.1 PRINCIPIOS DE DISEÑO Y CONSTRUCCION DE PRESAS DE TIERRA
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Los análisis completos o análisis en etapas se dividen en varias evaluaciones: un análisis de la condición
inicial, amplificación, análisis de la estabilidad hasta la evaluación de la deformación permanente. Las
evaluaciones utilizan diferentes tipos de hipótesis y procedimiento de análisis sin pretender trazar una
historia completa del comportamiento de la presa. La desventaja de estos análisis radica en que el
análisis todavía no toma en cuenta muchos factores importantes que inciden en el comportamiento
de la presa. En los suelos sin pérdida de resistencia, el comportamiento global de la presa es sensible
a la configuración geométrica de la misma, la zonificación de material y la boquilla. En suelos con
pérdida de resistencia, durante el sismo, las causas de la disipación de energía pueden ser, además
del comportamiento histerético del material, flujos elastoplásticos o cambio de volumen. Debido al
complejo mecanismo de generación, difusión y disipación, la presión de poro generada durante el
sismo se redistribuye no solamente en el espacio sino también en laescala de tiempo. Se ha observado
que las fallas de presas debido a la pérdida de resistencia, por lo general, ocurre en cierto lapso de
tiempo después de finalizado el sismo. La compactación dinámica provoca la deformación global de
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las cortinas, en especial aquéllas construidas con materiales nosuficientemente compactados, aspecto
que no se puede evaluar adecuadamente en el análisis de Newmark.
Por otra parte, aprovechando el uso de computadoras, surgen mejoras en los análisis dinámicos,
apoyándose de la simulación numérica, ya que el análisis sigue toda la historia del sismo. Con este tipo
de análisis se pueden obtener una buena cantidad de información como son: el desplazamiento, la
velocidad, la aceleración, la presión de poro o los esfuerzos y deformaciones, todos ellos en cualquier
punto de la cortina y en cualquier instante. Se puede, también, incluir aspectos tales como la
saturación, no saturación, consolidación, elastoplasticidad y viscoplasticidad, entre otros.
Hasta la fecha se han desarrollado varias técnicas de simulación numérica, las más destacadas son la
de Zienkiewitz (Zienkiewitz y Xie, 1991), Dungar (1988), Finn (1990) y Prevost (1981). La desventaja de
estos modelos es el costo de la implementación y análisis, así como la realización obligada de pruebas
dinámicas especiales. Por las experiencias que se acumulan con el tiempo el uso de estos modelos
será cada vez más popular para fines de diseño.
Como los materiales térreos que se utilizan en la construcción de presas son compactados, su
composición típica está dividida en tres fases: sólido, agua y aire. Esta característica trifásica influye
en el comportamiento estático y dinámico de la cortina. Durante la construcción se genera el exceso
de la presión de poro en el corazón impermeable de la cortina, que se disipa con bastante lentitud.
Durante el llenado, se establece un flujo transitorio por el que la cortina se satura paulatinamente,
desde la cara aguas arriba hacia el talud aguas abajo. Los materiales localizados arriba y abajo de la
superficie superior de la corriente son no saturados y saturados, respectivamente. La saturación
puede producir el colapso de los materiales y generar deformaciones significativas y agrietamientos.
Bajo la excitación sísmica, se generan excesos en presión de poro en todos los materiales: granulares
y cohesivos. En los primeros se pueden presentar el fenómeno de pérdida de resistencia o
compactación dinámica. La disipación de presiones de poro dinámicas es un proceso complejo. Se ha
reportado que las cortinas fallan por la pérdida de resistencia pero no durante el sismo sino instantes
después de finalizado el sismo. Esto debido a que se desarrolla una distribución de presión de poro, la
cual depende de las permeabilidades de los materiales y condiciones de drenaje.
Aun para bajos niveles de carga, los materiales térreos desarrollan deformaciones plásticas que no
son recuperables después de la descarga. El comportamiento de los materiales no depende solamente
del nivel de esfuerzo sino de su trayectoria. Las trayectorias de los esfuerzos varían durante las etapas
de la construcción, llenado o sismo por lo que los módulos de rigidez y resistencias al corte son
distintos en las diferentes etapas de carga aun para un sólo material. A diferencia del concreto o acero,
los materiales térreos igualmente tienen una característica peculiar en que la presión de
confinamiento a que está sujeto el material influye de manera determinante en su comportamiento.
A fin de incluir estos aspectos, se han desarrollado modelos elastoplásticos dinámicos. Como las
arcillas y las arenas tienen características peculiares propias, los modelos han sido desarrollados por
separado para cada tipo de material, aunque recientemente existe la tendencia de establecer modelos
unificados.
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La compactación dinámica se refiere a que el acomodo de las partículas de suelo bajo cargasdinámicas
se traduce en una reducción de volumen. Cuando el suelo está totalmente saturado, la tendencia
hacia la compactación dinámica en el suelo hace que se genere el exceso en la presión de poro y el
material pierde parcial o totalmente su resistencia al corte, exhibiendo el fenómeno de pérdida de
resistencia. La compactación dinámica y pérdida de resistencia tienen, por lo tanto el mismo origen y
son manifestaciones distintas dependiendo de las condiciones de saturación y drenaje. Las cargas
sísmicas producen esfuerzos cortantes en el suelo; si este se considera elástico lineal, aunque la carga
por cortante no debe generar cambio de volumen. Como el suelo no es un material que cumple dicha
hipótesis, la carga por cortante genera cambios de volumen. En otras palabras, los suelos sueltos
sufren reducción de volumen (contracción) y los suelos compactos experimentan un aumento de
volumen (dilatación). Los fenómenos de compactación dinámica opérdida de resistencia se presentan
en los suelos contractivos.
MODELO ELASTOPLÁSTICO
Las presas de enrocamiento con cara de concreto y de materiales graduados con corazón
impermeable delgado han sido analizadas usando los modelos elastoplásticos. Es importante por lo
tanto revisar el desempeño sísmico de estas presas.
Un reporte reciente (Alemán, 2006) presentó los resultados de una visita de campo de varias
presassudamericanas que cuenta con una cara de concreto y que han estado sujetas a excitaciones
sísmicas. Los datos recabados durante esta visita mostraron un excelente desempeño sísmico en
este tipo de cortinas. En Japón, también se reportó la cortina Manase de enrocamiento con cara de
concreto, que ha estado sujeta a sismos severos. Los principales problemas que se presentaron son
de asentamientos y movimientos laterales. La losa de concreto por lo general tiene un desempeño
adecuado aunque se espera la presencia de agrietamientos en las juntas y en los bloques de la losa,
TABLA 5.3.D DESEMPEÑO SÍSMICO DE LA PRESA MINASE, JAPÓN, DE ENROCAMIENTO CON CARA
DE CONCRETO, ALTURA: 67 M,
Las presas con materiales con o sin pérdida de resistencia han sido analizadas usando estosmodelos.
La TABLA 5.3.F presenta el desempeño de las presas de tierra incluyendo aquellas que han sufrido
pérdidas de resistencia.
• Superficies de fluencia y falla que pueden ser Von Mises, Tresca, Mohr-Coulomb o Drucker-
Prager
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Método de las dovelas o rebanadas., Para calcular la estabilidad de los taludes en suelos cuya
resistencia depende del esfuerzo normal, es necesario calcular el esfuerzo normal efectivo a lo largo
de la superficie de falla. No se dispone de una solución rigurosa para los esfuerzos normales, pero el
método de las dovelas, desarrollado por Fellenius, ha comprobado que es suficientemente
aproximado para estos cálculos.
La zona de falla se divide en rebanadas verticales como se muestra en la figura 5.4.A.; no es necesario
que todas tengan el mismo ancho y para facilitar los cálculos se hace que sus límites coincidan con
las intersecciones de la circunferencia con los estratos de suelo por abajo y con el paramento del
talud por arriba. Al hacer el análisis se considera que cada rebanada actúa independientemente de
las colindantes: no se desarrolla esfuerzo cortante entre ellas y las presiones normales en cada lado
de la dovela producidas por las colindantes son iguales.
La fuerza vertical que actúa en cada rebanada, W, incluye el peso del suelo más el del agua
directamente arriba de ella; también incluye el peso de cualquier carga externa; como una
estructura. La fuerza neta o efectiva que actúa hacia abajo en la parte curva de la rebanada, es el
peso total menos la fuerza hacia arriba debida al esfuerzo neutro, W’ =' W -U. La fuerza hacia arriba
U, se halla multiplicando el esfuerzo neutro u (que se calcula por la red de flujo) por el ancho de la
dovela.
FIGURA 5.4.A. MÉTODO DE LAS DOVELAS O REBANADAS PARA EL ANÁLISIS POR FALLA CIRCULAR
DE TALUDES DE SUELOS CUYA RESISTENCIA DEPENDE DE LA PRESIÓN NORMAL.
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Si la rebanada es suficientemente estrecha, la curva inferior se puede substituir por una línea recta
que forme el ángulo ψ con el eje horizontal. La componente de 1a fuerza vertical normal al plano,
W'N se calcula, por la expresión W' N = W' cos ψ. La resistencia a esfuerzo cortante en ese segmento
de arco se puede expresar en la forma siguiente:
p’ tan φ,
El momento resistente total de todos los segmentos de arco se halla, como anteriormente, por la
ecuación 11: 2b.
El momento de vuelco se puede hallar, como se indicó anteriormente, por la ecuación 11: 2a. El
momento de las fuerzas verticales es la suma algebraica de los momentos del peso total W de cada
una de las dovelas con respecto al centro de la circunferencia, W d. A este momento hay que
añadir, algebraicamente, los momentos totales de la componente horizontal de la presión del agua
sobre el talud y de la, presión del agua en las grietas.
Se han hecho: muchas Variaciones y refinamientos de éste método básico. Aunque ninguno es
riguroso, se ha comprobado que son suficientemente exactos para el análisis y proyecto.
Para hacer el análisis es necesario tantear un gran número de posibles superficies de falla; la que
tenga el factor, de seguridad menor será la superficie más crítica, esto es, la superficie en la cual es
más probable que ocurra la falla. La forma tabular o la computadora digital son las indicadas para
resolver los problemas cuando se emplea esta forma de análisis, a las cuales se adapta bien. Se fija
una cuadrícula donde se sitúan los centros de, las posibles circunferencias de falla y se establece
un rango de valor para los radios de las circunferencias correspondientes a cada centro. Una
computadora puede dejar impreso directamente, todos los factores de seguridad o solamente el
mínimo (y su radio) para cada centro de circunferencia. Si se dibujan curvas uniendo los centros de
las circunferencias que tienen iguales factores de seguridad mínimo, como si fueran curvas de nivel
se puede determinar la ubicación de la circunferencia más crítica (es posible más de una
circunferencia en masas no homogéneas) y el factor de seguridad mínimo.
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FIGURA 5.4.B. MÉTODO PARA LOCALIZAR EL CENTRO DE LA CIRCUNFERENCIA CRITICA POR LAS
CURVAS QUE TIENEN IGUAL DE SEGURIDAD
EL MÉTODO SUECO
Como ya se ha dicho, bajo el título genérico de Método Sueco se comprenden todos los
procedimientos de análisis de estabilidad respecto a falla por rotación en los que se considera que
la superficie de falla es un cilindro, cuya traza con el plano en el que se calcula es un arco de
circunferencia. Existen varios procedimientos para aplicar este método a los distintos tipos de suelo,
a fin de ver si un talud dado tiene garantizada su estabilidad en lo que sigue se mencionarán los
procedimientos para resolver el problema con cada tipo de suelo de los que se consideran.
Se trata ahora el caso de un talud homogéneo con su suelo de cimentación y en el cual la resistencia
al esfuerzo cortante puede, expresarse con la ley:
s=c
Mm = Wd
Las fuerzas que se oponen al deslizamiento de la masa de tierra son los efectos de la “cohesión” a
lo largo de toda la superficie de deslizamiento supuesta. Así:
MR = cLR
Es el momento de esas fuerzas respecto a un eje de rotación normal, al plano de papel, por O
(momento resistente)
Mm = MR
∑Wd = cLR
donde el símbolo ∑ debe interpretarse como la suma algebraica de los momentos respecto a O de
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F3 = MR / Mm
Podrá escribirse:
F3 = cLR / ∑Wd
La experiencia permite considerar a 1.5 como un valor de F3 compatible con una estabilidad
práctica razonable. Debe, pues, de cumplirse para la superficie hipotética seleccionada, que: F3
≥ 1.5
Por supuesto, no está de ningún modo garantizado que la superficie de falla escogida sea la que
represente las condiciones más críticas del talud bajo estudio (círculo crítico). Siempre existirá la
posibilidad de que el factor de seguridad resulte menor al adoptar otra superficie de falla. Este hecho
hace que el procedimiento descrito, se torne un método de tanteos, según el cual deberán de
escogerse otras superficies de falla de diferentes radios y centros, calcular su factor de seguridad
asociado y ver que el mínimo encontrado no sea menor que 1.5, antes de dar al talud por seguro.
En la práctica resulta recomendable, para fijar el F3 mínimo encontrar primeramente el círculo
crítico de los que pasen por el pie del talud y después el crítico en falla de base; el círculo crítico del
talud será el más crítico de esos dos. En el Anexo V-a se presentan ideas complementarias debidas
a Taylor de gran interés práctico para el análisis sin tanteos de taludes simples en suelos “cohesivos”
homogéneos.
Nótese que en el procedimiento anterior, aparte de la falla circular, se está admitiendo que la
resistencia máxima al esfuerzo cortante se está produciendo a la vez a lo largo de toda la superficie
de deslizamiento. Esto, en general, no sucede, pues a lo largo de la superficie de falla real la
deformación angular no es uniforme y, por lo tanto, los esfuerzos tangenciales, que se desarrollan
de acuerdo con ella, tampoco lo serán. Esto implica que la resistencia máxima del material se alcance
antes en unos puntos de la superficie que en otros, lo cual conduce a una redistribución de esfuerzos
en las zonas vecinas a los puntos en que se alcanzó la resistencia, dependiendo esta redistribución
y la propagación de la falla en estos puntos, de la curva esfuerzo-deformación del material con que
se trabaje. Si ésta es del tipo plástico llegarán a tenerse zonas, a lo largo de la superficie de falla, en
las que se haya alcanzado la máxima resistencia, pero ésta se mantendrá aun cuando la
deformación angular progrese; por ello, en el instante de falla incipiente es posible aceptar que, a
largo de toda la superficie de falla, el material está desarrollando toda su resistencia. Por el contrario,
en un material de falla frágil típica, aquellos puntos de la superficie de falla que alcancen la
deformación angular correspondiente a su máxima resistencia ya no seguirán cooperando a la
estabilidad del talud; esto puede producir zonas de falla que, al propagarse pueden llegar a causar
la falla del talud (falla progresiva).
La prueba de esfuerzo cortante directo presenta este efecto de falla progresiva y algunos
investigadores admiten que el valor menor de la resistencia al corte que con ella se obtiene
representa un mejor valor para el análisis de la estabilidad de un talud que el obtenido de una prueba
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triaxial. Sin embargo, la opinión más general es que el fenómeno de falla progresiva no es en un
talud tan acentuado como en una prueba directa de esfuerzo cortante, por lo que la resistencia del
suelo en esta prueba puede resultar conservadora.
La experiencia y criterio de cada proyectista resultan decisivos en este punto para definir la actitud
de cada uno.
Bajo el anterior encabezado han de situarse aquellos suelos que, después de ser sometidos a la
prueba triaxial apropiada, trabajando con esfuerzos totales, y después de definir la envolvente de
falla de acuerdo con el intervalo de presiones que se tenga en la obra real, tienen una ley de
resistencia al esfuerzo cortante del tipo:
s = c + σ tg ø
De todos los procedimientos de aplicación del Método Sueco a este tipo de suelos, posiblemente
el más popular y expedito sea el de las “dovelas”, debido a Fellenius (1927), que se expone a
continuación.
En primer lugar, se propone un círculo de falla a elección y la masa de tierra deslizante se divide en
dovelas, del modo mostrado en la FIGURA 5.4.D.
El número de dovelas es, hasta cierto punto cuestión de elección, si bien, a mayor número, los
resultados del análisis se hacen más confiables.
El equilibrio de cada dovela puede analizarse como se muestra en la parte b) de la misma fig. V-3.
Wi es el peso de la dovela de espesor unitario. Las fuerzas Ni Y Ti son las reacciones normales.
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y tangencial del suelo a lo largo de la superficie de deslizamiento ∆Li. Las dovelas adyacentes a la
i~esima, bajo estudio, ejercen ciertas acciones sobre ésta que pueden representarse por las
fuerzas normales P1 y P2 y por las tangenciales T1 y T2.
El cociente Ni /∆Li se considera una buena aproximación al valor de σi presión normal actuante en
el arco ∆Li que se considera constante en esa longitud. Con este valor de σi puede entrarse a la
ley de resistencia al esfuerzo cortante que se haya obtenido (ver parte c) de la fig. V-3) y
determinar ahí el valor de si, resistencia al esfuerzo cortante que se supone constante en todo el
arco ∆Li.
Mm = R∑|Ti|
Nótese que la componente normal del peso de la dovela, Ni pasa por 0, por ser la superficie de
falla un arco de circunferencia, y por lo tanto no da momento respecto a aquel punto. Si en la
corona del talud existiesen sobrecargas su momento deberá calcularse en la forma usual y
añadirse al dado por la expresión 5-6.
MR = R∑ si ∆ Li
Una vez más se está aceptando que la resistencia máxima al esfuerzo cortante se desarrolla al
unísono en todo punto de la superficie de falla hipotética lo cual, como ya se discutió, no sucede
realmente debido a las concentraciones de esfuerzos que se producen.en ciertas zonas, las que
tienden a generar más bien fallas progresivas, antes que las del tipo que aquí se aceptan.
F3 = MR / Mm = ∑ si ∆ Li / ∑ |Ti |
La experiencia ha demostrado que una superficie de falla en que resulte F3 ≥ 1.5 es prácticamente
estable. El método de análisis consistirá también en un procedimiento de tanteos, en el cual
deberán fijarse distintos círculos de falla, calculando el F3 ligado a cada uno: .es preciso que el
F3min no sea menor de 1.5, en general, para garantizar en la práctica
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El procedimiento arriba descrito habrá de aplicarse en general a círculos de falla de base y por el
pie del talud.
C. SUELOS ESTRATIFICADOS
Ahora puede realizarse una superposición de los casos tratados anteriormente. En la figura se
suponen tres estratos: el I de material puramente "friccionante", el II de material "friccionante" y
"cohesivo” y el III, formado por suelo puramente "cohesivo". Puede considerarse a ]a masa de
suelo deslizante, correspondiente a un círculo supuesto, dividida por dovelas, de modo que
ninguna base de dovela caiga entre dos estratos, a fin de lograr la máxima facilidad en los cálculos.
Un problema especial se tiene para obtener el peso de cada dovela. Ahora debe calcularse en
sumandos parciales, multiplicando la parte del área de la dovela que caiga en cada estrato por el
peso específico correspondiente.
Las dovelas cuya base caiga en los estratos I y II, en el caso de la: fig. V-4 deberán de tratarse según
el método de Fellenius, aplicando las expresiones 5-6 y 5-7 y trabajando en cada caso con la ley de
resistencia al esfuerzo cortante del material de que se trate. Así se obtienen momentos motores y
resistentes parciales.
La zona correspondiente al estrato III, siempre con referencia a la fig. V-4, debe tratarse con
arreglo a las normas dadas en el inciso a) de esta sección, aplicando las fórmulas 5-2 y 5-3. Así se
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Los momentos motor y resistente totales se obtienen, naturalmente, como suma de los parciales
calculados y con ellos puede calcularse el F3 correspondiente al círculo de falla elegido; usando
otros arcos de circunferencia se podrá llegar al F3min que no debe ser menor de 1.5, al igual que
en los casos anteriores.
d) RESUMEN DE HIPÓTESIS
Las hipótesis utilizadas en los párrafos anteriores pueden resumirse como sigue:
Falla circular
El análisis es bidimensional, respondiendo a un estado de deformación plana
Es válida la ley de resistencia de Mohr-Coulomb
La resistencia al esfuerzo cortante se moviliza por completo y al mismo tiempo en toda la
superficie de deslizamiento
En su caso, las hipótesis ya comentadas referentes al manejo de las dovelas (no existe
interacción entre ellas).
El factor de seguridad se define como la relación entre la resistencia promedio al esfuerzo
cortante a lo largo de la superficie de falla y los esfuerzos cortantes actuantes medios en
dicha superficie.
Considérese el talud mostrado en la fig. V-5 con un círculo de falla escogido; con centro en 0, del
círculo de falla, puede trazarse el círculo de fricción de radio.
r = R sen ø.
El equilibrio de la masa de suelo deslizante bajo estudio depende de la acción de las siguientes
fuerzas: W, peso de la masa de suelo, que pasa por el centro de gravedad de dicha masa.
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Se supone que no actúan fuerzas de filtración ni sobrecargas; las primeras de éstas se tomarán en
cuenta, según se dijo, con los métodos descritos en el Volumen III de esta obra; las segundas con
procedimientos que se desprenden evidentemente de 10 que sigue. La fuerza C puede calcularse,
en magnitud, con la expresión.
C = ceL'
donde ce es la "cohesión" del suelo requerida para el equilibrio y L' la longitud de la cuerda del arco
de deslizamiento supuesto. La línea de acción de la fuerza C debe ser paralela a la cuerda AB (fig. V-
5), puesto que esta cuerda es la línea que cierra el dinámico de las fuerzas de cohesión que se
desarrollan a lo largo de la superficie de falla supuesta.
ce L R = ce L'x
donde x es el brazo de momento correspondiente a la fuerza C, que fija la línea de acción de ésta.
supuesto, puede corregirse en parte adoptando los procedimientos aquí descritos). La posición F
respecto a 0 puede definirse por la expresión
d = K . R sen ø
donde
d = distancia de 0 a F
Taylor da una gráfica en que puede encontrarse el valor de K en función del ángulo central
AOB = 2θ;
la gráfica aparece en la fig. V-6 y está constituida con la hipótesis de una distribución senoidal de
esfuerzos normales a lo largo del arco AB, con valor nulo para el esfuerzo en los puntos A y B.
Con las líneas de acción de W y C puede encontrarse su punto de concurrencia, por el cual ha de
pasar la fuerza F, pues si la masa deslizante ha de estar en equilibrio, W, C y F han de ser
concurrentes. Con esto se define la línea de acción de F, que pasa por el mencionado punto de
concurrencia de W y C y es tangente a una circunferencia con centro en 0 y radio KR sen ø.
La "cohesión" del material constituyente del talud es conocida por pruebas de laboratorio y vale c;
el valor necesario del parámetro para que el talud sea estable según el cálculo, es decir, para tener
la condición de equilibrio de las fuerzas actuantes es, según la expresión 5-10
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ce = C / L´
Fc = c / c6
Si el valor de ø con el cual se construyó el círculo de fricción es el real del suelo, la expresión 5-13
proporciona un factor de seguridad del talud, el que estaría trabajando, pudiera decirse, en
condición límite respecto a la fricción.
Cuando se desea que el talud trabaje con seguridad no sólo respecto a la "cohesión" sino también
a la fricción puede aplicarse el método del círculo ø con un valor de ø menor que el real del suelo;
se define así un factor de seguridad respecto a la fricción
F ø = tg ø / tg øe
donde ø es el valor real del suelo y øe el escogido para aplicar el método, menor que el anterior.
En estas condiciones se obtendrá para el mismo talud un valor de Fc distinto y menor que si el øe
elegido hubiese sido igual a ø.
Usense varios valores lógicos de øe en la aplicación del método de circulo ø A cada valor está ligado
un F ø y para cada valor puede obtenerse un Fc. Grafíquense esos valores de Fc y F ø
correspondientemente, como se muestra en la fig. V-7.
Fc = F ø = Fs
Ese punto indica un valor de F ø y Fc al que corresponde un cierto valor de øe que es con el que
tendría que haberse aplicado el método del círculo ø para obtener directamente factores de
seguridad iguales respecto a "cohesión" y "fricción", en el círculo de falla tentativo que se esté
estudiando.
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Puede demostrarse que en un suelo homogéneo sin fuerzas filtración y con círculo crítico de falla
de base, una vertical al círculo de fricción pasa por el punto medio del talud.
8. CONCLUSIONES
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9. REFERENCIAS