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CAPITULO 1 VISUALIZANDO EL ESPACIO GLOBAL Al hacer un anilisis de la imaginacién geopolitica moderna, es decir, del modo en que la politica mundial se ha representado y la repercusién en ella, geograficamen- te hablando, tanto de sus principales actores como de los analistas de los tiltimos dos- cientos afios, se debe empezar por los arigenes y el desarrollo de la capacidad de ver el mundo como un todo. Desde este punto de vista, el mundo «moderna» se defi- nié gracias a la capacidad imaginativa para trascender los limites espaciales im- puestos por la vida diaria, y contemplar el mundo como una imagen, concebirlo y aprehenderlo en cuanto tal. Por tanto, la imaginacién geopolitica es uno de los cle- mentos que definen la modernidad. Su rasgo mds caracterfstico es la concepcidn del mundo como una sola entidad fisico-politica, aunque esté dividida, un lagro de la imaginacién imposible antes del encuentro de los europeos con el resto del mun- do que comenzé a finales del siglo XV y principios del xv1. Han sido dos las caracteristicas de la visualizacién del espacio global que surgieron con li-era de las descubrimientos europeos. Desde entonces, se han reproducide tan- to en los principios que han regido cl pensamiento geagrifico como en los proce- dimientos del arte de gobernar, La primera caracteristica, mas presente en investi- gaciones recientes, es que la visién del mundo-como-una-imagen, como un todo ordenado, estructurado, separa al que lo esti viendo del propio mundo. El obser- vador se manticne fuera del espacio terrestre, por asi decirlo, y lo conceptiia como algo separado y previo a las personas y lugares que contiene. Esta parece ser una perspectiva europea en sus origentes, ligada a la separacién renacentista del observador y del mundo, y una forma de conocimiento que concibe la vista como el mis «no- ble» de los sentidos humanos, Lo que se «ver, incluso desde la perspectiva que ofte- cen herramientas como los mapas, es lo que existe. El mapa es un informe exacto de lo que hay; el mundo y su represenracién serian lo mismo, Como reaccidn a este ensalzamicnta de una visién determinada y a la falta de escepticismo sobre sus con- secuencias, gran parte de la filosofia mas reciente se ha mostrado: tremendamente reticente respecto de lo visual y de lo que Martin Jay (1993: 14) denomina «su pa- pel hegeménico en la era moderna». Estas dudas ya aparecfan en la filosafia de Frie- drich Nietzsche (1844-1900) asi como en el feminismo y en otras filosofias criticas de la evisidn objetiva» (view from nowhere); no existe un conocimiento puro, atem- poral, objetivo, sin referencia geogréfica; ni razén pura, ni conocimiento absoluto 0 inteligencia absolura. Toda lo que se-ve y se conoce es una perspectiva, adoptada desde un punto de vista determinado. Desde este punto de visca, la objerividad real 18 Geopolitica: una re-vision dela politica mundial no estarfa en la difusign de una tinica perspectiva condicionada por una determi= nada experiencia histérica sino en el recurso a tantos ojos —perspectivas— como sea posible. No existe la perspectiva tinica objetiva. La segunda caracteristica de la visualizacién global es que cl mundo situado més alld del horizonte es cadtico y peligroso. Los malos espiritus y las zonas oscuras que aparecfan en los margenes de los primeros mapas modernos, y que hacian referen- cia a lugares «desconocidos» y presumiblemente peligrosos, se situaron dentro del propio mundo, para representar sin temor diferencias politicas, religiosas y de civi- lizaciones, Asi pucs, una imagen tinica del mundo no estaria constituida por elementos iguales y pacificos sino por una jerarquia de lugares, de lo conocido a lo descono- Gido, de lo mas seguro a lo mas peligroso, La representacién mis conocida de este tipo es la dicotoma global Oriente-Occidente, donde Oecidente es totalmente opuesto a Oriente, y desde la cual se entiende que Occidente deberla de ser un cjemplo para Oriente. Este antagonismo, con rafces en fa Antigtiedad europea, sir- ve como plantilla geografica sobre la que se pueden cartografiar diferencias locales, que resultan asf comprensibles sélo por estar ubicadas en una representacién mas am- plia. Las diferencias locales tendrfan sentido por su vinculacién con diferenc res mundiales, no en cuanto diferencias locales per se. Lo local slo vendria cado en relacién con lo global, porque no se pueden entender las diferencias sin una referencia global. Este es el atributo de conexién en virtud del que lugares es- pecificos se insertan en un marco de referencia geogréfico global La idea de que Occidente es una civilizacién estd en sus mismos fundamentos, y diferencia a Europa y a sus derivados ultramarinos, en particular los Estados Uni- dos, del resto del mundo. De hecho, definir y defender «Occidente» en estos términos es un proyecto de cardetcr civilizatorio, un intento de proporcionar un barniz de ho- mogeneidad cultural a una parte del mundo que de otro modo presentaria pro= fundas divisiones geogréficas y numerosos conflictos histéricos. Hoy en dia el tér- mino s¢ aplica casi exclusivamente a las medidas de los gobiernos de EE UU, que sé presentan como portavoces de la roralidad de Oecidente. Pero sus origences se en- cuentran en la geografia binaria que se establecié al pri cuando los europeos se encontraron con un mundo que hasta entonces no habfan conocido, Este capitulo trata sobre los origenes:y la evalucién de estas earacterfsticas de la visualizacidn global, Comienzo con los origenes renacentistas de esa visi do desde mis alli de sus limites: la visién objetiva que se produce desde ninguna par- te. Expongo un argumento acerca de la manera en que esta perspectiva (tanco en el sentido tedrico como en el visual de la palabra) fue explicada y divulgada en el mar- co de una concepcién empirista del conocimiento, que designaba la vista como el sentido humano més importante, Con relacién a la segunda caracteristica, indica- ré algunos de los origenes del pensamiento geogréfico binario, en especial de la. opo- sicidn entre Oriente y Occidente, y expondré cémo se han ido fortaleciendo histé- ricamente recurriendo, por ejemplo, a cosmologias imperiales, cconomias coloniales, planteamientos de la geopolitica formal, analogias hist6ricas y tecnologias de la in- formacidn. La idea del mundo como un todo y como algo peligroso no fue algo que surgiera en un momento determinado y que se fuera reproduciendo de la misma for- del mun- ee Visualicanda el espacio global 9 ma sin ambigiledades ni cuestionamientos, La visualizacién del espacio global im- plicaria la adaptacién de estas caracteristicas al contexto més amplio de la imagina- cién geopolitica moderna, lL VER EL MUNDO COMO UN CONJUNTO ESTRUCTURADO Son los acontecimientos, mas que las ideas, los que atraen la atencién popular. Ni Galileo, con su refutacién del geocentrismo, en el que el planeta Tierra fijo ¢ ina- movible cra el centro del cosmos, ni tampoco el andnimo descubrimiento de que el Sol es una estrella, lograron que se cayera en la cuenta de que la Tierra es un ob- jeto esférico que da vueltas y en el estén conectados todos los lugares de la superfi- cie. Quiz4 fue el regreso de la tripulacién de Magallanes de la primera cireunnave- gacidn conocida dela Tierra, en 1522, lo que lo demostrd. Es cierto que el explorador portugués no logré volver, pues fue asesinade en lo que mas tarde se llamarian las Islas Filipinas (tras el reinado de Felipe 1 de Espafia). «Los europeose segiin una cita de J, H. Elliot (1991; 10) «habfan encontrada espacio, y lo encontraron a una es« cala inimaginable, Pero, paraddjicamente, a la vez que su mundo se expandia, tam- bién comenzaba a encogerse. Un globo abarcado pasaba a ser un globo reducido». A partir de entonces, Europa dejé de ser el mundo y el mundo dejé de ser el cen- tro del universo. Esta circunstancia tuvo consecuencias revolucionarias tanto para la visién europea del mundo como pata el significado de la vida: Sila Tierra gira diariamente, el cielo y el infierno mo podian estar donde se habia pensado, y, entre los pensadores més racionales, sungié un. escepticismo ereciente acerca de su existencia, El demonio sin infierna no era plausible. Dios sin cl cielo era inconcebible, al menos el Dios medieval; aquf terminaba su légica (Manches- ter, 1992: 295). La popular concepcién vertical del universo (la Gran Cadena del Ser) que unia alos mortales eurapeos con el resto de! tuniverso, era puesta en duda por una serie de limites horizontales que mostraban tuna nueva visién del mundo y del lugar que tenia Europa dentro de él. Era preciso disponer de un marco para comprender este nuevo mundo y, aunque en forma rudimentaria, no tardé en aparecer, El redescubrimiento de Prolomeo (que vivid del 90 al 168 d. de C,) en el Re- hacimicnto suministré un modelo de la estructura del mundo muy oportuno. Fue resumida, usada como modelo y popularizada, sobre todo, por Sebastiin Munster en su Cosmographia universalis (1550). La cosmografia de Ptolomeo (una tepresen- tacién del mundo en la que los fenémenos que habia que estudiar tenfan su propio lugar) presuponia un mundo global sin més limites que sus polos, regiones y zonas (Figura 1.1). Tal y como se revelaria en los siglos siguientes, este modelo eta inco- rrecto en muchos aspectos; por ejemplo, suponia que las zonas glaciales y las desétticas eran inhabitables para los humanos, que existia una simetria exacta entre los he- misferios Norte y Sur, y que América no existfa, Al estrecharse el mundo de Norte

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