REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOLOGÍA: CIENCIA Y TECNOLOGÍA 9(2), 113–124, DICIEMBRE 2016

LAS PRÁCTICAS DE CRIANZA Y SU RELACIÓN CON EL VÍNCULO AFECTIVO

LIDA DUARTE RICO - NUBIA GARCÍA RAMÍREZ - ELIZABETH RODRÍGUEZ CRUZ* -
MILTON EDUARDO BERMÚDEZ JAIMES****
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL, COLOMBIA - PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA, COLOMBIA

Recibido: 24 de mayo de 2016

Aprobado: 10 de junio de 2016

Para referenciar este artículo:

Duarte-Rico, L., García-Ramírez, N., Rodríguez-Cruz, E. & Bermúdez-Jaimes. M. (2016). Las prácticas de crianza y su relación
con el Vínculo Afectivo. Revista Iberoamericana de Psicología: Ciencia y Tecnología, 9 (2), 113- 124.

Resumen

El presente artículo expone los resultados de una investigación desarrollada con 8 familias de la Escuela Maternal
de la Universidad Pedagógica Nacional, en la que se analizó la relación entre estilos de crianza (democrático;
permisivo- negligente y autoritario) y desarrollo del Vínculo Afectivo. Los instrumentos utilizados fueron la Escala de
Comportamiento para Madres y Padres con niños menores de 5 años ECPM, la técnica de Situación Extraña, una
entrevista semiestructurada y una visita. Como resultado se encontró que 5 diadas mostraron un apego seguro con
mayor estilo de crianza democrático, 3 diadas con apego evitativo mostraron estilos de crianza permisivo-negligente y
autoritario y 1 diada con apego ambivalente se relacionó con un estilo de crianza permisivo indulgente. La investigación
permite entrever que aspectos como la sensibilidad del cuidador, la disponibilidad para atender las necesidades del
niño y las acciones intencionadas que se realizan en la crianza, son determinantes en el establecimiento de los vínculos
afectivos.
Palabras claves: Familia, Infancia, Prácticas de Crianza, Apego.

PARENTING PRACTICES AND THEIR RELATIONSHIP

WITH AFFECTIONAL BOND
Abstract

In this article the results of a study conducted with 8 families from the garden Escuela Maternal of the Pedagogy
University of Colombia. Where for rearing practices and possible association with attachment bond between parent
and child will be investigated are presented. A qualitative study using various data collection techniques such as the
strange situation, observing care practices and in-depth interview was conducted. The results indicate that five dyads
showed a type of secure attachment more democratic style of parenting, 3 dyads with avoidant attachment styles with
neglectful and authoritarian -permissive parenting; and one dyad with ambivalent attachment style indulgent permissive
parenting. Finally implications of the some aspects which has the sensitivity of caregivers with organizing element of the
socio- emotional life of the children listed.
Keywords: Family, infancy, child-rearing practices, attachment, bonding.

* Licenciada en Educación Preescolar e Infantil, Universidad Pedagógica Nacional. Magister en Desarrollo Educativo y Social,
Universidad Pedagógica Nacional.
** Licenciada en Educación Preescolar e Infantil, Universidad Pedagógica Nacional. Magister en Desarrollo Educativo y Social,
Universidad Pedagógica Nacional.
*** Licenciada en Educación Preescolar e Infantil, Universidad Pedagógica Nacional. Magister en Desarrollo Educativo y Social,
Universidad Pedagógica Nacional.
**** Psicólogo Universidad Nacional de Colombia, Doctor en Psicología Universidad de los Andes, Colombia.

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 LIDA DUARTE RICO, NUBIA GARCÍA RAMÍREZ , ELIZABETH RODRÍGUEZ CRUZ
Desde la vida intrauterina, el niño y la niña1 establecen
un entramado de relaciones socioemocionales que, de
manera conducente, conllevan a la construcción de dife-
rentes vínculos afectivos con sus cuidadores, en especial
aquellos que, como padres, madres o abuelos, al consti-
tuirse naturalmente como ‘primarios’, se convierten en
figuras que representan cuidado, protección y seguridad
a la hora de explorar el ambiente (Malekpour, 2007) padres para orientar y formar a sus hijos. Tales estilos son:
El vínculo afectivo, en este sentido, está relacionado con
una profunda necesidad de mantener contacto y cer-
canía con un cuidador, pero también con la calidad de
las interacciones, de tal manera que los sentimientos de
confianza, felicidad, ansiedad, indiferencia o tristeza que
puedan derivar de la progresiva constitución de dicho
vínculo entre el niño y la figura de cuidado, pueden verse
reflejados en la conducta del infante y, de hecho, pueden
examinarse en detalle bajo situaciones experimentales
(Carrillo, 2008).
En este orden de ideas, los estilos de crianza serían
eslabones fundamentales en el desarrollo de la perso-
nalidad y, por tanto, para la psicología, el modo en que
éstas prácticas o estilos de crianza se constituyan puede
considerarse como un importante predictor del tipo de ser
humano que se está construyendo. En efecto, y siguiendo
a Aguirre (2000), las prácticas de crianza se entienden
como aquellas acciones concretas que los adultos, en
especial los padres de familia, llevan a cabo con el propó-
sito de orientar la formación de sus hijos e hijas. En aras
del desarrollo, supervivencia e integración a la vida social,
dichas prácticas se materializan en acciones particulares,
creencias, valores y formas pensar y actuar.
De acuerdo con este autor, las prácticas de crianza
pueden incluir tres componentes fundamentales: la prác-
tica propiamente dicha, la pauta y la creencia. La práctica
es lo que efectivamente hacen los adultos encargados de
atender a los niños, siendo en su mayoría acciones incons-
cientes. La pauta hace referencia a lo que se debe hacer,
hecho que está directamente determinado por la cultura
de la que se es participe; la pauta, como un canon que guía
el actuar, aunque puede ser restrictiva y poco flexible, tam-
bién puede ser transformada en el transcurso del tiempo.
Finalmente, las creencias se relacionan con la explicación
dada al modo de actuar de los padres en relación con los
niños, por lo que se convierten en convicciones comparti-
das por los miembros del grupo familiar y en explicaciones
acerca del porqué las pautas y prácticas son como son o
deberían ser; las creencias permiten a los padres justificar
1 En el desarrollo del presente artículo se hará mención a
“niño” sin hacer ninguna distinción de género sino en un
sentido general para referirse al infante.
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y legitimar su forma de proceder a la luz del conjunto de
ideas e imaginarios que comparte una comunidad (Myers,
1994, citado por Aguirre, 2000, pp. 29-30)
En relación a los estilos de crianza que tienen los padres
para educar a sus hijos e hijas, Baumrind, citado por Izzedin
y Pachajoa (2009), establece tres estilos de crianza bási-
cos que se derivan de aquellas estrategias que utilizan los
autoritario, permisivo y democrático. El estilo autoritario
o represivo se caracteriza por ser riguroso y darle un alto
valor a la disciplina, de manera que la obediencia por parte
de los hijos es el elemento definitorio de la relación entre
padres e hijos y aquello que guía los procesos de formación
personal. Los padres que crían bajo este estilo “valoran la
obediencia como una virtud, así como la dedicación a las
tareas marcadas, la tradición y la preservación del orden”
(Torío, Peña & Rodríguez, 2008, p. 66). Adicionalmente,
los castigos se tornan como el principal vehículo para
instruir la acción, por lo que la conducta de las personas
se desarrolla en función de la búsqueda de aprobación y
la evitación del castigo, viéndose afectados, a largo plazo,
la autonomía y la creatividad y la estabilidad emocional en
el niño (Franco, Pérez & Pérez, 2014)
En el estilo permisivo se crea un escenario autónomo,
en el que el padre o la madre busca liberar a su hijo del
control y evitar al máximo usar la autoridad, las restricciones
y los castigos, dejándole actuar libremente, aun cuando
esto implique aprobar acciones que puedan resultar po-
tencialmente aversivas para otros. En muchos casos, bajo
este estilo de crianza no hay ningún tipo de exigencia
frente a las expectativas de madurez o responsabilidad
por las acciones, hecho que, como han sugerido algunas
investigaciones, puede derivar en dependencias, conductas
antisociales y bajos niveles de madurez y éxito personal.”
(Torío et al, 2008, p. 67). Los niños criados bajo este estilo
tienden a crecer sobreprotegidos y con escasa disciplina,
ya que los padres evitan los castigos a costa del aumento
de las recompensas.
Finalmente, en el estilo democrático los padres asumen
un rol más intencionado frente a la formación de sus hijos.
Acudiendo oportunamente a responder a las necesidades
de sus hijos, pero permitiendo que asuman con autonomía
las situaciones cotidianas que se le presentan, potencian
su desarrollo personal, sus habilidades socioemocionales,
el auto aprendizaje y la cultivación personal. Este estilo
“produce, en general, efectos positivos en la socialización:
desarrollo de competencias sociales, índices más altos de
autoestima y bienestar psicológico, un nivel inferior de con-
flictos entre padres e hijos, entre otras. Estos niños suelen
 LAS PRÁCTICAS DE CRIANZA Y SU RELACIÓN CON EL VÍNCULO AFECTIVO
ser interactivos y hábiles en sus relaciones con sus iguales,
independientes y cariñosos” (Torío et al., 2008, p. 66).
Derivado de esta conceptualización acerca de los es-
tilos de crianza, Barudy y Dantagnan (2005), analizan las
competencias parentales ligadas a estas. En su investigación
identifican dos grandes modelos de crianza asociados a la
parentalidad incompetente: el modelo autoritario y el mo-
delo permisivo. No obstante, modifican la categorización
de Baumrind al dividir el estilo permisivo en indulgente y
negligente, mientras que pasan a llamar al estilo autoritario,
represivo-autoritario. Los tres se caracterizan porque los
padres no reconocen las necesidades, el punto de vista y
las capacidades potenciales de los niños. El estilo represivo
autoritario, en primer lugar, se encuentra centrado en las
creencias y derechos absolutistas de los padres; obstinados
por el respeto ciego a las normas y apelando al distancia-
miento afectivo y el control a través de amenazas, castigos
corporales y rechazos, los adultos transmiten formas de
comportamiento que difícilmente pueden cuestionarse.
El estilo permisivo indulgente, por su parte, se refleja en
aquellos casos en que los padres pueden estar disponibles
pero no ofician como una figura de autoridad para sus
hijos. Estos padres, por lo general, evitan la confrontación
educativa con sus hijos, creando un contexto de crianza en
el que la relación con las normas, reglas y leyes, al no for-
marse explícitamente y claramente, puede ser desordenada
y ambivalente. Todo esto puede derivar en dificultades
para modular emociones y comportamientos, sobre todo
aquellos que se presentan en situaciones potencialmente
frustrantes o aversivas (Simpson, Collins, Tran, y Haydon
2007; Stuart, Kerns, Movahed, y Koehn 2015)
Por último, en el estilo permisivo negligente los niños
no reciben los cuidados básicos que requieren para la
supervivencia ni la atención educativa para desempeñarse
armoniosamente en el medio social. Se trata de un estilo
mediado por la ausencia de contacto afectivo y la escasa
comunicación, debido a que los padres no ejercen su
autoridad ni dan pie para que se construyan formas de
autorregulación adecuadas de las propias emociones y
comportamientos.
Lo dicho hasta ahora permite notar como, tal como lo
hemos dicho más arriba, el desarrollo del vínculo afectivo
está sujeto a la calidad de las relaciones que se establecen
entre el niño y las personas que se encuentran a cargo de
su cuidado (Carrillo, 2008). La vinculación afectiva, en este
sentido, proporciona al niño un modelo relacional básico
que le brindará las herramientas necesarias para desenvol-
verse en los procesos de socialización en que participe y
en la interacción con otros en contextos particulares. Pero
¿qué se ha dicho sobre la organización e importancia del
115
vínculo afectivo en la explicación del desarrollo psicológico
de las personas?
El sustento teórico más importante en torno a esta
cuestión puede encontrarse en los reconocidos estudios de
Konrad Lorenz y Harry Harlow en relación con la llamada
“Teoría del Apego” desarrollada en la década de los 50.
No obstante, sería Jhon Bowlby quien estudiaría a profun-
didad este tema bajo la tesis de que el afecto constituye un
elemento básico para los individuos en lo que tiene que
ver con los procesos de adaptación a diferentes etapas del
ciclo vital (Carrillo, 2008). De acuerdo con Bowlby (1986,
1988), el apego se entiende como un vínculo afectivo
especial entre el cuidador y el niño, el cual se desarrolla
gracias a las interacciones repetidas entre ellos, por lo que
involucra diferentes sistemas comportamentales que se
activan en situaciones de estrés, peligro o enfermedad.
Tres conceptos resaltan en la estructura de esta teoría:
Figuras de Apego: tienen que ver con el tiempo y la
calidad de las interacciones que tienen con el niño en un
contexto de cuidado. Pueden ser principales y subsidiarias.
Base segura: hace referencia al papel que cumple el
cuidador una vez se ha establecido una relación de apego
con el niño. Cuando, en un contexto distinto en el que
suele estar, el niño toma al padre como base para explorar
el ambiente, (regresando continuamente en búsqueda de
seguridad y protección, o manteniendo contacto visual y
físico mientras se enfrenta a situaciones no familiares), se
dice que se ha construido un vínculo afectivo en el que el
padre oficia como una base segura para el niño.
Modelo interno de trabajo, se refiere a las represen-
taciones mentales que construyen los niños acerca de
sí mismo y las relaciones con los otros, en este sentido
crean modelos de relaciones que determinarán el modo
de interactuar con los otros y orientarán las expectativas
y creencias en interacciones futuras.
Mary Ainsworth & Bell (1970), siguiendo esta línea
conceptual, realizó extensas observaciones en ambien-
tes naturales de interacciones entre madres e hijos. Las
investigaciones de esta autora incluyeron datos tomados
de poblaciones en Uganda y Estados Unidos, a partir de
los cuales se logró identificar tres formas distintas en las
que podría constituirse la relación vincular entre niños y
cuidadores. Sus hallazgos serían corroborados posterior-
mente en poblaciones de distintos países a través de una
experiencia de laboratorio a la cual se le denominó: La
Situación Extraña. Dicha situación experimental se desarrolla
en cuatro momentos específicos: un primer momento en
que el cuidador llega a una habitación (de juegos) con su
niño (de uno a dos años), e interactúa allí con él por un
rato; un segundo momento en el que un extraño ingresa
 LIDA DUARTE RICO, NUBIA GARCÍA RAMÍREZ , ELIZABETH RODRÍGUEZ CRUZ
a la habitación; un tercer momento en que el cuidador se
separa del niño, dejándolo en la habitación con el cuida-
dor; este último busca interactuar con el niño a través de
juegos y conversaciones; finalmente, un último momento
en que el extraño sale de la habitación y el cuidador vuel-
ve; este es el momento del reencuentro con el cuidador.
El objetivo principal con esta situación es desencadenar
conductas de apego (operacionalizadas en términos de
las reacciones del niño ante la ausencia del cuidador y
luego del reencuentro) y, de paso, evaluar la búsqueda de
protección y los procesos de restablecimiento del equili-
brio homeostático necesarios para retomar la conducta
exploratoria (Ainsworth, & Bell, 1970, Mooney, 2010).
En la Situación Extraña, los niños con Apego seguro,
utilizan al cuidador como base segura para explorar el am-
biente, estableciendo contactos visuales, verbales o físicos.
Ante los episodios de separación muestran ansiedad, en
algunos casos llanto y búsqueda de su figura de apego. En
el momento del reencuentro calman su angustia fácilmente
y asimismo continúan su exploración del ambiente.
Los niños con Apego inseguro evitativo, se muestran
bastante independientes en la exploración del ambiente
y no utilizan al cuidador como base segura, lo ignoran. En
el momento de la separación no se muestran afectados, ni
buscan el contacto en el momento del regreso, llegando
incluso a rechazar cualquier acercamiento con el cuidador.
Por otro lado, los niños con Apego inseguro ambivalente se
caracterizan porque muestra gran preocupación y estrés
en el ambiente no familiar, no se interesan por explorar,
en algunos casos se mantiene pasivos o suelen requerir
permanecer cerca del cuidador. En el momento de la
separación pueden llegar a llorar intensamente y en el
reencuentro buscan el consuelo del cuidador, mostrando
a su vez rabia y deseos de separarse de él.
McFarley (1990) citado por Carrillo (2008), reali-
zó los primeros estudios de apego en Colombia con una
muestra de cuarenta (40) familias bogotanas de estrato
socioeconómico medio, la investigación tuvo como pro-
pósitos, por un lado, identificar los patrones de apego
y por otro comparar estos patrones con otros estudios
realizados en Norteamérica, Alemania, Israel y Japón. Al
final, los hallazgos indicaron asociaciones significativas
entre los comportamientos de sensibilidad materna ob-
servados tanto en la Situación Extraña como en la visita a
los hogares, resultados que fueron consistentes con los
reportados inicialmente por Ainsworth & Bell (1970) en
distintos países.
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Método
El presente estudio corresponde a un tipo de investi-
gación de corte cualitativo-interpretativo que partió de
diálogos, observaciones y entrevistas, por medio de las
cuales se exploró la relación entre las prácticas de crianza
y la construcción del vínculo afectivo. Para la recolección
de la información, se aplicaron las siguientes estrategias
metodológicas.
Instrumentos y técnicas
Escala de Comportamiento para madres y padres con
niños pequeños (ECMP)
Este es un instrumento que ha sido utilizado para medir
y evaluar la interrelación entre padres e hijos pequeños,
el cual permite rastrear información en torno a cómo se
aplican los modelos de disciplina, cómo se desarrollan las
pautas de crianza y cuáles son las expectativas que los
padres y madres tienen acerca de este proceso. Específica-
mente, la ECMP permite evaluar la efectividad de las pautas
de crianza que desarrollan las madres y los padres de niños
pequeños en su hogar, identificar los tipos de perfiles de
padres de familia y los estilos de crianza presentando los
resultados en promedios.
De acuerdo con Solís (2007), con la ECMP se pueden
explorar dos componentes básicos en las experiencias
de los niños: 1) lo que los padres esperan de sus niños, es
decir, las expectativas que tienen los padres acerca de la
edad en la que esperan que ellos adquieran ciertas habili-
dades; este componente también refleja el conocimiento
que los padres poseen sobre el desarrollo de los niños; 2)
el comportamiento de los padres con sus niños, el cual
puede observarse desde dos vías: (a) las experiencias
promotoras del desarrollo que los padres facilitan a sus
hijos en términos de actividades de crianza y (b)los com-
portamientos disciplinarios que los padres llevan a cabo
como respuesta a conductas específicas de sus hijos. En
síntesis, el instrumento mide dos tipos de prácticas (de
crianza y de disciplina) y conceptualiza las expectativas
en términos de percepciones, creencias y atribuciones.
Situación Extraña
Es una situación experimental diseñada por Mary
Ainsworth que ha sido ampliamente trabajada por diversos
investigadores en psicología del desarrollo. Su objetivo
es evaluar el tipo de apego construido entre el niño y sus
cuidadores, a través de una situación en la que se simulan
interacciones naturales en un ambiente no familiar (una
habitación con juguetes que invitan a la exploración) entre
 LAS PRÁCTICAS DE CRIANZA Y SU RELACIÓN CON EL VÍNCULO AFECTIVO

el niño, su cuidador y una persona extraña. La experien-
cia se desarrolla en ocho (8) episodios de separaciones
y reencuentros con el cuidador, en los que se evalúa el
comportamiento del niño ante la ausencia del cuidador
(su status como base segura), la conducta del niño con
el extraño y las reacciones del mismo en el reencuentro
con su cuidador.
Entrevista Semiestructurada
Por medio de un guion diseñado a base de preguntas
se pretendió conocer, desde las voces de los participan-
tes, la sensibilidad, la regulación emocional, el control, el
monitoreo del comportamiento y la comunicación que
establecen los padres, madres o cuidadores con los niños.
Como categorías de análisis que orientaron el presente
estudio, se trabajó sobre cuatro (4) rutinas claves que
fueron: alimentación, baño, vestido y sueño.
Observación in situ
La observación de las prácticas de crianza se desarrolló
en el hogar de las familias con el fin de explorar su coti-
dianidad en un escenario real. A través del análisis de las
categorías enunciadas a continuación, se exploraron las
relaciones entre vínculo afectivo y prácticas de crianza. A
manera de resumen presentamos la conceptualización
abreviada de cada una de estas categorías:
Sensibilidad Del Cuidador: Entendida como la dispo-
nibilidad que se tiene para percibir, interpretar y responder
adecuadamente a las señales y comunicaciones del niño
ante situación de estrés, enfermedad, excitación, llanto,
entre otras; asimismo tiene que ver también con las prác-
ticas de cuidado y regulación emocional.
Control y Monitoreo: Hace referencia a las acciones
que emprenden los padres y madres para moldear el com-
portamiento de sus hijos, de acuerdo con las atribuciones
y expectativas del colectivo social al que pertenezcan. De
especial importancia en esta categoría son los elementos
de acompañamiento, supervisión y apoyo.
Comunicación: De acuerdo con lo que dice Peralta
(2000), se entiende como “una serie de actos comunica-
tivos o actos de habla que pueden ser usados sistemática-
mente para propósitos particulares” (p. 66); en términos
de su relación con el vínculo afectivo, al evaluar la comu-
nicación el objetivo fue examinar en qué casos las prácti-
cas de crianza favorecen la construcción de expresiones
intencionales acertivas en la mediación de las relaciones
establecidas entre los padres y los hijos.
Población
Se extendió la invitación para participar en el estudio
a catorce familias (14) de la Escuela Maternal de la Uni-
versidad Pedagógica Nacional, de las cuales solo ocho
(8) participaron finalmente en la investigación. Dentro de
las familias participantes se contó con madres solteras,
padres y madres separados, y padres y madres con relación
conyugal vigente. Una de las madres participantes cuenta
con mellizos, razón por la cual tuvo participación en dos
de las muestras.

Tabla 1. Datos sociodemográficos de las familias participantes

Código N° De Hermanos
Edad Sexo Con Quien Vive El Niño
Familia Edad
Papá y mamá
001 3 años, 5 meses femenino 1-17 años
Mamá, abuela, tío y hermano
002 2 años, 4 meses femenino 1-2 años, 4 meses
Mamá, abuela, tío y hermano
003 2 años, 4 meses masculino 1-2 años, 4 meses

004 17 meses femenino 1 -9 años Mamá y Tíos

005 14 meses femenino Papá y mamá

006 18 meses masculino 2 -7 y 11 años Papá, mamá y hermana

Abuela, pareja de la abuela, tío, tía y
007 20 meses femenino mama
008 3 años femenino Papá y mamá

009 2 años masculino Papá y mamá

Nota: Se representan las datos demográficas correspondientes a los niños de las familias participantes,
como edad, sexo, numero de hermanos y personas con las que con vive.

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 LIDA DUARTE RICO, NUBIA GARCÍA RAMÍREZ , ELIZABETH RODRÍGUEZ CRUZ
Procedimiento
Para iniciar el proceso se implementó en padre y madre
la ECMP. Posteriormente se recreó la Situación Extraña, lo
cual permitió evidenciar el tipo de apego construido por
cada diada. Posteriormente se realizó la visita a los hogares,
en la que se hizo un registro detallada de la forma en que
se desarrollan las prácticas de crianza en el contexto del
hogar. Finalmente se concluyó con una entrevista semies-
tructurada en la que se indagó en las prácticas de cuidado
y regulación emocional. Con todos estos insumos, se inició
el procesamiento de la información recolectada, utilizando
como herramienta de codificación y análisis el software
Nvivo 10. 2, el cual permite la organización, clasificación
y agrupación de los datos. El programa operó a partir de
categorías y subcategorías previamente definidas por el
equipo de investigación que funcionaron como “nodos”
o etiquetas contenedoras de información (sensibilidad del
cuidador, control y monitoreo, comunicación); la utiliza-
Figura 1. Resultados ECPM de las familias participantes
Nota: En la figura se representa la cantidad de familias que se caracteriza por tener el tipo de apego inseguro,
inseguro-evitativo y el inseguro- ambivalente.
Así las cosas, se pudo evidenciar que los niños y niñas
con apego seguro utilizan al cuidador como base segura,
pues a medida que explorar el espacio, se preocupan
por no perder de vista a su cuidador, buscando la proxi-
midad con señales físicas y/o verbales; al momento de la
separación, los menores de 2 años presentan un llanto de
angustia, mientras que los mayores presentaron ansiedad
y buscaron llamar a su cuidador; en el momento del reen-
cuentro se mostraron alegres y corrieron a sus brazos y
aunque continuaron con el juego y la exploración, mantu-
vieron el contacto con su base para evitar que se volviera
a retirar. Así las cosas que encuentra evidencia a favor de
la idea de que para los niños con tipo de apego seguro es
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ción de este software, entonces, además de posibilitar la
codificación de los datos, permitió dividir por secciones
la información que correspondía a cada una de las cate-
gorías “nodos”.
Para llegar a los resultados y desarrollar el análisis, se
tomó la información que arrojó el programa de acuerdo
con los nodos comparados por cantidad de referencias de
codificación, determinando de esta manera las tendencias
en las prácticas de crianza conforme con los tipos de apego
develados en la aplicación de la Situación Extraña. De ahí
que la clasificación por tipo de apego permitió organizar
la información recolectada, junto con los resultados de la
ECPM y, de esta manera, dar respuesta a la pregunta de
investigación.
Resultados
De las 8 familias participantes en la implementación de
la Situación Extraña, 5 diadas presentaron un tipo de apego
seguro, 3 diadas apego inseguro-evitativo y 1 diada apego
inseguro ambivalente.
clave la relación que existe con su cuidador; las reaccio-
nes de los niños ante su ausencia y la manera en que se
recuperan emocionalmente al encontrarse nuevamente
con su figura, demuestran que el vínculo es seguro y que
genera confianza.
Por otro lado, la ECMP posibilitó evaluar la interrela-
ción y los comportamientos de los padres de familia y sus
hijos pequeños. Los resultados fueron consistentes con las
expectativas del promedio de la población, lo cual develó
la ausencia de sobre-exigencias respecto a lo que pueden
lograr los hijos de acuerdo con su edad. Adicionalmente, se
determinó que, aunque tres de los padres están fuera del
promedio en cuanto a la disciplina, en comparación con
 LAS PRÁCTICAS DE CRIANZA Y SU RELACIÓN CON EL VÍNCULO AFECTIVO
la totalidad de la muestra, este grupo no es representativo,
lo que permite inferir que en la mayoría de familias partici-
pantes se ejerce una disciplina moderada, encontrando un
equilibrio entre la flexibilidad, los límites y normas acordes
a la edad de los hijos. De la misma manera, en las acciones
relacionadas con la crianza, uno de los padres presentó
resultados por encima del promedio y uno por debajo del
Tabla 2. Resultados apego seguro visita in situ y entrevista
ECMP Densidad en categorías de análisis
Expectativas:
10 dentro del promedio
Se resalta que la densidad de referencias de cada cate-
Disciplina: goría fue equitativa en su distribución, apareciendo en
2 por debajo del promedio el siguiente orden:
7 dentro del promedio
1 arriba del promedio Sensibilidad del cuidador
Actividades de Crianza: Control y Monitoreo
1 por debajo del promedio
8 dentro del promedio Comunicación
1 arriba del promedio
Nota: Se establece los resultados de las categorías de disciplina,
actividades de crianza y expectativa, resaltando
las categorías de análisis sobresalientes en orden de importancia.
Las tendencias encontradas en el procesamiento de
la información recogida en la entrevista y la observación
directa, en lo que tiene que ver con los vínculos seguros
mostró que: en elación con la sensibilidad del cuidador
se encuentran padres y cuidadores dispuestos a apoyar,
cuidar y ser responsivo frente a las necesidades afectivas,
emocionales y físicas de los niños; en segundo lugar, en
relación con las prácticas de control y monitoreo, se encon-
tró que aunque la autoridad la tienen los adultos, esta no
se basa en amenazas ni practicas coercitivas, sino que se
sustenta en la racionalidad, la argumentación, la reflexión
y la negociación. Por último, en relación con la comunica-
ción de los padres hacia los hijos, se encontró que esta se
caracteriza por la asertividad con la que se expresan las
ideas y sentimientos, recurriendo al razonamiento inductivo
y no a la imposición de la norma; ser sensibles a la escucha
y tenerles en cuenta utilizando estrategias de apoyo para
regularlos fueron características claramente percibidas en
119
promedio. Sin embargo, la mayoría se mantuvo dentro del
mismo, lo cual demuestra que hay acciones intencionadas
de acompañamiento, orientación y apoyo a la formación
de sus hijos.
Con el desarrollo de las demás estrategias metodoló-
gicas se obtuvieron los siguientes resultados:
Estilos de crianza
En las 5 familias se percibe
un estilo de crianza demo-
crático.
este sentido. De lo anterior, se puede señalar que la diferen-
cia en la densidad de referencias encontradas entre las tres
categorías es mínima, lo que sugiere que existe equilibrio
entre ellas. Por consiguiente, se percibe armonía en las
prácticas de crianza ejercidas por los padres o cuidadores,
lo cual coincide con lo que plantea Baumrind en el estilo
de crianza democrático.
Respecto a los resultados de las diadas con apego evi-
tativo, en la Situación Extraña se observó que al momento
de explorar el ambiente y separarse de su cuidador, dos
de los niños se mostraron inquietos, desconfiados y teme-
rosos; poco apoco empezaron acercarse a la exploración,
mientras que el otro estuvo más tranquilo e independiente
de su base segura. Sin embargo, en el momento de la
separación no se sintieron afectados por la ausencia de
su cuidador y continuaron en la exploración y el juego,
mostrando de manera general indiferencia ante el extra-
ño; en el momento de reencuentro con el cuidador no
presentaron señales de bienvenida o alegría; el contacto
visual y la proximidad física fueron escasos y la atención
se concentró en su actividad de juego.
 LIDA DUARTE RICO, NUBIA GARCÍA RAMÍREZ , ELIZABETH RODRÍGUEZ CRUZ

En relación con este tema los resultados obtenidos con las demás estrategias metodológicas desarrolladas mostraron
que:
Tabla 3. Resultados apego evitativo, visita in situ y entrevista

ECMP Densidad en categorías de análisis Estilos de crianza

Expectativas:
El orden en el que se presentan, es:
6 dentro del promedio En 1 familia se evidencia un estilo Au-
Control y Monitoreo
toritario.
Disciplina:
Sensibilidad del cuidador En 1 familia se percibe un estilo Permi-
6 dentro del promedio
sivo-Negligente.
Comunicación En la otra familia no fue posible iden-
Actividades de Crianza: tificar el estilo de crianza.
6 dentro del promedio Tensionesparentales (categoríaemergente)

Nota: Se evidencia los resultados del ECMP respecto a las categorías de expectativas, disciplina y actividades de crianza y
se resalta las categorías de análisis sobresalientes en orden, denotando el tipo de crianza autoritario y permisivo-negligente.

Como se puede evidenciar en la tabla, en relación con
los resultados de la ECPM, se establece que las pautas que
desarrollan las familias se sitúan dentro de los promedios
esperados en disciplina, expectativas y crianza. Sin embar-
go, se perciben estilos de crianza permisivo-negligente y
autoritario, lo que permite inferir que hay contradicción
entre lo que se dice que se hace y lo que realmente se
hace a la hora de criar a los hijos. Frente a las categorías
de análisis, a diferencia de la muestra de apego seguro,
se revela con mayor intensidad la presencia del control
y monitoreo, ya que en las acciones realizadas por los
cuidadores se pone de manifiesto un alto interés por
modular el comportamiento de los hijos, imponiendo las
normas y permitiendo poca flexibilidad al momento de
desarrollar las rutinas. Esto concuerda justamente con lo
visto en relación al estilo de crianza autoritario, en el cual
es común encontrar un profundo interés por corregir y
encauzar aquello que se considera impertinente, más allá
de realizar una construcción consciente con los hijos en
torno a sus responsabilidades.
En cuanto al estilo permisivo-negligente, se observó
indiferencia e incluso abandono por parte de los adultos
al momento de llevar a cabo rutinas como la alimentación
y el sueño, esto debido a las múltiples responsabilidades
laborales y académicas que asumen los padres. En este caso
se encontraron pocas orientaciones y acompañamiento
en la crianza del niño. En relación con la sensibilidad del
cuidador, en estas diadas en particular, la categoría se evi-
dencia no desde la perspectiva de responder de manera
adecuada y contingente a las señales del niño, sino por la
ausencia de calidez en la atención, lo cual se refleja en el
desconocimiento de sus necesidades y en el pragmatismo
extremo que caracteriza las rutinas de cuidado que se de-
sarrollan. Se encuentra como posible indicio la centración
que presentan los adultos en sus propias rutinas, demandas
cotidianas, necesidades y compromisos personales. Por
último, la comunicación funciona como un instrumento
para dar instrucciones o hacer requerimientos, donde la
mediación y el diálogo son desplazados por las órdenes.
Esto, de acuerdo con lo visto más arriba, concuerda con
el estilo de crianza autoritario y en el estilo permisivo ne-
gligente, en especial por el mutismo e indiferencia en las
relaciones con los hijos. También se estima que cierto rol
causal a las tensiones parentales producto de situaciones
de conflicto entre los cuidadores, en las que se disputa el
afecto y el cuidado del niño.
En tercer lugar aparece la diada con apego inseguro
ambivalente, observándose en la realización de la Situa-
ción Extraña, gran preocupación y ansiedad por parte del
niño estando en el ambiente no familiar. En este caso el
niño no se interesó por explorar el espacio, se mantuvo
pasivo, aferrándose a un juguete que llamó su atención
y permaneció casi todo el tiempo cerca de su cuidadora.
En el momento de la separación se mostró angustiado y
llamó prontamente a su cuidadora; luego se ubicó en un
rincón, viendo de lejos los juguetes e intentando salir de
la sala; posteriormente quedó estático. En el momento del
encuentro con su cuidadora no mostró mayor reclamo y,
aunque buscó la proximidad, al mismo tiempo se distanció
rápidamente a continuar su exploración del ambiente. Se
establecieron los siguientes hallazgos de acuerdo con este
tipo de apego:

120
 LAS PRÁCTICAS DE CRIANZA Y SU RELACIÓN CON EL VÍNCULO AFECTIVO

Tabla 4. Resultados apego ambivalente, visita in situ y entrevista

ECMP Densidad en categorías de análisis Estilos de crianza

Expectativas:
2 debajo del promedio

Disciplina: El orden en el que se presentan, es:

1 debajo del promedio Se evidencia en esta familia un estilo
1 dentro del promedio Control y Monitoreo
Permisivo- indulgente
Sensibilidad del cuidador
Actividades de Crianza:
1 arriba del promedio Comunicación
1 dentro del promedio

Nota: Se evidencia el tipo de apego y se resalta las categorías de análisis sobresalientes en orden,
denotando el tipo de crianza permisivo-indulgente.

Frente a los resultados de la ECPM, se puede apreciar
en las respuestas de ambos padres que las expectativas que
tienen acerca de su hijo se encuentran por debajo del pro-
medio y que presentan disparidad en cuanto a la disciplina
y las acciones de crianza, lo que permite establecer que
como cuidadores tienen diferentes pautas para la forma-
ción de su hijo; de otro lado, lo que muestra la entrevista
y observación pone de relieve el control y monitoreo en
primer lugar, evidenciado en el gran esfuerzo por parte
de los padres para modular el comportamiento de la niña;
esto se percibe sobre todo al momento de desarrollar
las rutinas de alimentación, baño y sueño. Dicho control
ejercido esta mediado por una excesiva verbosidad que,
si bien no es negativa, carece de contundencia en lo que
respecto al seguimiento de indicaciones por parte del
niño. En particular, lo que se observó fue laxitud a la hora
de establecer tiempos y momentos para el desarrollo de
las rutinas, así como también actitudes de regencia por
parte del niño, siendo él quién decide cuándo y qué hacer,
indicando de algún modo la necesidad de definir límites
claros que permitan modular el comportamiento, así como
la relación con sus padres.
La sensibilidad del cuidador aparece como una cons-
tante de responsividad y disponibilidad de los padres
frente al niño, centrada en la atención a sus demandas.
No obstante, se establece desde los hallazgos que el tema
de la sensibilidad para atender las necesidades de regu-
lación emocional y de cuidado se presentan con menor
intensidad, revelando que los énfasis de las prácticas de
crianza relacionadas con el vínculo afectivo se desvían por
la preocupación de controlar el comportamiento del niño
de manera infructuosa.
Finalmente, en la comunicación se pudo observar actos
de habla permanentes, representados en verbosidad ex-
cesiva por parte de los padres, lo que lleva a que se pierda
el sentido de la misma pues, más allá del control, el uso
excesivo de la autoridad, las restricciones y las confronta-
ciones, no hay una inducción asertiva que permita orientar
la conducta hacia procesos de autonomía y la evitación
del conflicto y la frustración.
Discusión
Con la presente investigación se logró vislumbrar algu-
nas relaciones que surgen entre las prácticas de crianza
y el establecimiento del vínculo afectivo; la observación
de las 8 familias participantes en el estudio, permitió notar
ciertos estilos y patrones de crianza particulares reflejos
en sus prácticas cotidianas e interacciones. Pese a que
una constante entre las familias fue la falta de tiempo para
dedicar a sus hijos y la premura con la que se desarrollan
las actividades diarias, se perciben esfuerzos importantes

121
 LIDA DUARTE RICO, NUBIA GARCÍA RAMÍREZ , ELIZABETH RODRÍGUEZ CRUZ
por buscar espacio que permitan compartir y fortalecer
los lazos afectivos.
Por otra parte, la evidencia aportada permitió bosquejar
los diferentes estilos de crianza de las familias a la hora de
cuidar a sus hijos. Se pudo ver, por ejemplo, que quienes
coinciden con el estilo de crianza democrático son padres
y madres que asumen su rol con conciencia y de manera
intencionada; ellos responden oportunamente a las nece-
sidades físicas y emocionales de sus hijos, son sensibles y
responsivos frente a éstas, muestran un alto grado de dis-
ponibilidad y calidad en la relación interpersonal, así como
claridad en la determinación de límites y reglas acordes con
la etapa de desarrollo de los niños. Se corrobora, entonces,
la información registrada en la literatura sobre el tema en la
que se señala que habitualmente los niños criados bajo este
estilo de crianza presentan, en general, efectos positivos
en la socialización tales como “un desarrollo avanzado de
competencias sociales, índices más altos de autoestima y
bienestar psicológico y niveles inferiores de conflicto con
padres. Estos niños, además, suelen ser independientes,
cariñosos, abiertos a la interacción y hábiles en sus rela-
ciones (Torío et al., 2008, pág. 66).
Dicho estilo de crianza, coincidió con lo encontrado
en las diadas con niños de apego seguro, ya que durante
el encuentro con su cuidador, en la Situación Extraña, se
tranquilizaban rápidamente, manifestando con ello sus
necesidades de acogimiento y protesta ante la separación.
En ellos se aprecia con claridad que hay confianza, proximi-
dad y seguridad con la persona que hace de base segura,
que en la mayoría de participantes de esta investigación
fue la madre.
Contrario a lo que se pudo evidenciar en las familias con
estilo de crianza autoritario, se privilegia la norma, la disci-
plina y el rigor en la formación de sus hijos, entendiendo
la disciplina como acatamiento, obediencia y sumisión. En
estas familias se “valora la obediencia como una virtud, así
como la dedicación a las tareas marcadas, la tradición y la
preservación del orden” (Torío, Peña & Rodríguez, 2008,
p. 66). Desde esta perspectiva, las sanciones se tornan en
el vehículo que posibilita la acción y de alguna manera el
diálogo y la comunicación con los hijos se desplaza a un
segundo plano, lo que según Baumrind (1968) referencia-
da por Izzedin y Pachajoa (2009), limita la autonomía y la
creatividad en el niño.
En este sentido, los niños que presentaron apego
evitativo, se mostraron indiferentes y poco emotivos ante
situaciones que deberían generar estrés, inhibiendo sus
sentimientos ante la separación de su cuidador, lo que
se puede confundir con el tener altos niveles de indepen-
dencia. Es así como en este tipo de apego es importante
122
el papel que juega la sensibilidad del cuidador, la cual va
más allá de la respuesta oportuna a las necesidades de
los niños y que tiene que ver sobre todo con la calidad
de la interacción. Esto coincide con lo que señalan otras
investigaciones al afirmar que las madres de estos niños se
muestran relativamente insensibles a las peticiones de sus
hijos e incluso tienden a rechazarlos, lo que produce un
desapego que fácilmente se confunde con independencia
y autonomía.
Pero, por otro lado, vemos que en el estilo permisivo
indulgente se cae en el otro extremo, pues es el niño quien
tiene potestad para determinar lo que deben hacer los
padres, siendo estos débiles en la ejecución de límites y
autoridad en el hogar y en ocasiones siendo subordinados
por el niño. Esto concuerda con los hallazgos presentados
en la literatura (Fraley, 2002), en tanto que se observó que
los padres pueden estar disponibles pero no ejercen la
autoridad que sus hijos necesitan. En palabras de Barudy y
Dantagnan (2005), evitan o no soportan la confrontación
educativa con sus hijos, creciendo en un sistema donde
no existen normas, reglas ni leyes claras ni explicitadas.
Es por ello que quienes han sido criados bajo este
modelo presentan dificultades a la hora de modular emo-
ciones y comportamientos, al igual que graves problemas
para controlar las frustraciones. En este caso, además, se
observó que los adultos pueden comunicarse en exceso
con los niños sin respetar la jerarquía (adoptado un estilo
igualitario), las edades o sus niveles diferenciales de desa-
rrollo. Aparentemente, este tipo de padres forman niños
alegres y vitales, pero dependientes, con altos niveles
de conducta antisocial y con bajos niveles de madurez
y éxito personal (Torío et alt, 2008, p. 69). En este estilo
de crianza, es probable que los niños crezcan sobrepro-
tegidos y con escasa disciplina, ya que los padres evitan
las sanciones y las restricciones; de ahí que los niños con
este tipo de apego se caractericen por ser inseguros. En
cuanto a las expectativas de desarrollo que para este caso
en particular resultaron por debajo del promedio según la
ECMP, coinciden con lo que plantea Barudy y Dantagnan
(2005) respecto a este estilo de crianza al aseverar que
la exigencia de madurez está dada en una paradoja en la
que se le transmite al niño la idea de que “puede crecer
cuando quiera” o “debes crecer, pero no madurar, para
que no dejes solos a papá y mamá”.
En relación con el apego ambivalente que se evidenció
en la diada participante en la investigación, se concuerda
con lo que exponen otras investigaciones al afirmar que
la causa de este tipo de apego tiene que ver también con
la calidad de las interacciones, en este caso caracterizadas
por la incoherencia, inconstancia y falta de disponibilidad
 LAS PRÁCTICAS DE CRIANZA Y SU RELACIÓN CON EL VÍNCULO AFECTIVO
al momento de responder a las necesidades del niño. La
mayoría de las veces, debido a las múltiples ocupaciones
y preocupaciones de los padres, se percibe gran laxitud
en el establecimiento de normas, disponibilidad física y
emocional ocasional y ambivalencia en la expresión de
sentimiento de calidez y afecto, lo cual hace al niño más
vulnerable a la ansiedad de separación y le llena de temor
a la hora de explorar el mundo. Estos últimos dos estilos
de crianza se caracterizan porque los padres no conocen
o reconocen las necesidades de los niños y, debido a
la escaza comunicación, sin propósitos formativos, no
se estimula al niño ni se reconocen sus logros. Barudy y
Dantagnan (2005)
Finalmente, los hallazgos de esta investigación llevan a
comprender que efectivamente si hay una relación entre
las prácticas de crianza y el vínculo afectivo, de manera que
las prácticas se convierten en una constante importante
que predice que tipo de vínculo se está construyendo en
el ser humano en sus primeros ciclos de desarrollo. Siendo
el vínculo afectivo el conjunto de las acciones concretas
que los padres, madres y o cuidadores realizan en aras
de su supervivencia e integración a la vida social, que se
constituyen como un medio para la transmisión de limites
y valores, formas de pensar y actuar; así que “los procesos
que ocurren en durante la infancia van a influir de manera
significativa en otros procesos posteriores en el desarrollo
del individuo” (Elder y Johnson, 2002; Magnusson y Cairns
1996; Shonkoff y Phillips , 2001 citados por Carrillo 2008) .
Conclusiones
Se encontró una alta coincidencia entre los patrones de
apego que surgen de este estudio en la Escuela Maternal
de la UPN con lo mencionado por Sonia Carrillo (2008)
en los estudios de McFarley (1990) y lo que pasa con los
padres en las familias occidentales. Los resultados dan pie
para asumir asociaciones significativas entre los compor-
tamientos de sensibilidad materna observados durante la
visita en la casa y en la situación extraña.
Por otra parte, si bien no se encontraron evidencias
contundentes dadas las características del estudio, si pa-
reciera haber una correspondencia entre ciertos estilos de
crianza y ciertos patrones de interacción de crianza entre
los padres y los niños con los estilos de apego, sin que se
pueda llegar a concluir una relación causal entre ellos. En
este sentido es pertinente generar estudios que profundicen
en esta relación y permitan dilucidar con mayor claridad
dichas conclusiones.
También se encontró que un rasgo característico de
los patrones de apego seguro, es la aparición de la coopa-
rentalidad, en términos del apoyo. Esta se puede brindar
123
entre cuidadores con el fin de tener criterios en común
para el proceso de formación de los niños y las niñas, evi-
denciándose esto en la muestra de equilibrios en todos
los elementos del discurso.
La investigación permitió corroborar cómo la satisfac-
ción de las necesidades básicas y emocionales a los niños
y niñas, la continua responsividad y disponibilidad, el
oportuno control y monitoreo y una asertiva comunicación,
son elementos que otorgan la posibilidad de establecer
vínculos afectivos caracterizados por apego seguro y, por
lo tanto, deben garantizarse y desarrollarse de la manera
más óptima posible con el fin de constituir pautas de com-
portamiento y estilos de vida que favorezcan el desarrollo
físico, cognitivo y emocional.
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