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Muchos cuando llegan del Encuentro vienen con ganas de seguir al Señor y ser
radicales en todas las áreas de su vida. No quieren nada del mundo. Sin
embargo, como no saben manejar algunas situaciones se dejan vencer por las
circunstancias.
I. ¿QUÉ ES EL MUNDO?
El apóstol Juan señala tres aspectos que manifiestan el amor al mundo: los
deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida.
1 Juan 2:5-17
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.
Si alguno ama al mundo el amor del padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de
los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre.
Deseos de la carne
Son aquellos que están por naturaleza en nosotros y nos impulsan a hacer lo
malo incitándonos, aún desde niños, a seguir lo que la carne quiere. Se pueden
describir como la satisfacción, pasión o goce que se siente por las cosas
incorrectas y con las cuales le damos lugar. Al pecado en nuestras vidas.
“Un pescador bajaba al poblado todos los sábados por la tarde. Siempre traía
con él a sus dos perros. Uno era blanco y el otro negro. Les había enseñado a
pelear cuando les ordenaba hacerlo. Todos los sábados por la tarde en la plaza
del pueblo se juntaba la gente para ver pelear a los perros, y los pescadores
hacían sus apuestas.
1
El que alimento siempre gana porque se siente más fuerte.
Esto nos enseña que si queremos vencer los deseos de la carne debemos
prestar especial atención a nuestro espíritu, alimentándolo y cuidándolo de tal
forma que ante la tentación del espíritu prevalezca.
Mateo 5:27-28
“Oíste que fue dicho: No cometerás adulterio Pero yo os digo que cualquiera
que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”
Vanagloria de la Vida
2
Debe aprender, desde el principio, a ser radical con el pecado y mostrar lo que
ahora es sin disfraz alguno. Por ejemplo: Si te ofrecen un trago no mientas
diciendo: No gracias, estoy tomando medicina y me hace daño.
La verdad no es esa. No estás tomando medicamento alguno y no quieres
enfrentar la situación.
“PORQUE VIENE EL
PRÍNCIPE DE ESTE MUNDO
Y ÉL NADA TIENE EN MÍ”
Juan 14:30