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chilla".

Pero a medida que iba entrando en el tema fui comprendiendo su importancia, sobre
todo cuando percibí que la tilinguería absorbiendo a la burguesía reciente, había destruido
una de las fuerzas potenciales para la construcción de la Patria Grande.
Toda mi vida se ha concentrado en ese objetivo que ahora consiste en modernizar las
estructuras económicas y sociales argentinas, que es lo que modestamente está a nuestros
alcances
en el limitado tiempo y espacio de que disponemos. Yo sé que esto le parecerá muy poco a los
grandes ideólogos revolucionarios de la intelligentzia; pero sé que este programita sencillo y de
vuelo corto los tiene en contra cada vez que se intenta, porque como he dicho en otra parte,
preocupados por volar muy alto, le sacan la escalera al que quiere subir un poco con la
complacencia de los que quieren que no subamos nada.
Y así fue como me encontré que esto del "medio pelo" tenía una proyección que no
había percibido en el primer momento. Esto me llevó a analizar la evolución de la sociedad en
la historia y constaté enseguida que no se acomodaba a los esquemas transferidos desde otras
sociedades y desde los cuales se sacan conclusiones. Al mismo tiempo fui percibiendo la
importancia de las pautas en los grupos sociales.
Creo que le debía esta explicación al lector, que a pesar de la advertencia del subtítulo,
pudo ser atraído exclusivamente por lo del "medio pelo", como por una trampa.
***
Que la alta clase propietaria se aferre al país chico, no será patriótico, pero es
congruente, como ya se ha dicho. También se ha dicho que es explicable que la imagen de un
status seduzca con su jerarquía supuesta a los “primos pobres” y a la alta clase media. Pero
que la burguesía desnaturalice su función histórica adoptando las pautas ideológicas de las
clases que se oponen a su desarrollo, es una aberración, porque su posición antinacional
significa una posición antiburguesa, ya que el desarrollo de un capitalismo nacional dependen
exclusivamente de la modernización de las estructuras. Así, sólo la dirección de los
trabajadores aparece cumpliendo su función histórica y teniendo que cubrir, además de su
tarea en la conducción del proletariado, el claro, la vacante de la función abandonada por la
burguesía, en la expansión hacia la Argentina potencia.
***
La historia vista desde la influencia de las pautas lleva necesariamente a la
investigación de las élites que las elaboran. Así vemos que en el comportamiento opuesto en
las guerras civiles del pasado, un común origen social y la pertenencia de grupo, no impiden
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la existencia de pautas distintas que corresponden a la visión del papel de la plebe
constituyente de las grandes masas del país.
Los Federales las consideran parte de la historia, porque su idea es la construcción del
país según su naturaleza. Los Unitarios las excluyen porque su ideario es la construcción del
país al margen de aquella.
Después de Caseros se impusieron las pautas ideológicas de los Unitarios y se empezó
a acomodar la cabeza al sombrero como quería Florencio Varela. La élite vencedora realizó,
con todo, una política del país pues cualquiera sea el juicio que nos merezca, su política de
grupo social coincidió con la preocupación de buscar su grandeza; ya se ha dicho que por un
camino equivocado que tenía el límite a corto plazo. La política fue antinacional por la
ideología que la inspiró, pero los que la realizaron creían que hacían política para la Nación.
Su progresismo dio más frutos en la expansión agropecuaria y el nacimiento de un país nuevo
al que aportó la inmigración. Fue una política de Patria Chica que creyó que el litoral era toda
la Patria. El roquismo tuvo una visión más integral del espacio. Traía también una visión
económica nacional que de cumplirse pudo haber adelantado la integración social con la
integración económica e incorporado el criollaje del interior a niveles sociales modernos.
Pero el roquismo que había ganado la batalla en las trincheras la perdió en los títulos
de propiedad de la Provincia de Buenos Aires y fue asimilado por la clase alta terrateniente
que impuso definitivamente las pautas del país dependiente.
La generación del 80 que pudo constituir la nueva élite para el nuevo país, se
incorporó a la oligarquía porteña y se ahogó en el abrazo del acuerdismo. La presidencia
Quintana fue el símbolo de esta renuncia a la grandeza. A su vez, esa vieja élite porteña con
sus apéndices del interior, se desarraigó y perdió toda idea de construcción nacional. Dejó de
ser élite desde el punto de vista político porque se hizo conservadora y su conciencia de grupo
sólo actuó desde entonces y sigue actuando para mantener al país dentro de lo ya logrado. Es
el adversario neto de la modernización de las estructuras y además tiene conciencia

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