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Tabla de contenido
CÁTEDRA DE TRAUMATOLOGÍA 1
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DIAGNOSTICO.......................................................................................................................... 48
TRATAMIENTO DEL SÍNDROME COMPARTIMENTAL AGUDO ................................................. 49
COMPLICACIONES DEL SÍNDROME COMPARTIMENTAL ......................................................... 51
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I. ANATOMIA DE MANO
La muñeca es una articulación biomecánica mente compleja permitiendo el movimiento en extensión (hacia
arriba), flexión (hacia abajo), desviación radial (hacia el pulgar), desviación cubital (hacia el meñique) y
mínimos grados de rotación.
• Huesos
Estas tres capas están cubiertas por la piel. La primera capa, es el hueso, comienza en la base de los
metacarpianos distalmente (lado de los dedos) y se extiende hacia el final de los huesos del antebrazo
proximalmente (lado del codo).
Los huesos que componen la muñeca incluyen las 5 bases de los metacarpianos, los extremos distales del
radio y el cúbito (huesos del antebrazo) y 8 huesos del carpo (huesos de la muñeca) que se organizan en 2
filas.
De distal (lado dedos) a proximal (lado del codo), estos huesos del carpo forman las siguientes
articulaciones:
La primera articulación CMC está en la base del pulgar. Se articula con el trapecio, un hueso de la muñeca
del carpo con forma de silla de caballo. El trapecio permite un amplio rango de movimiento, incluyendo la
rotación del pulgar de 120 grados que distingue a los humanos de otros mamíferos. La capacidad de oponer
el pulgar es responsable del 40% de la función generada por la mano.
Las articulaciones CMC de los dígitos 2 y 3 tienen movimiento mínimo. El movimiento mínimo es
secundario a cortos ligamentos tensos que rodean a la articulación 2 (índice) y 3ª bases de los metacarpianos
(centro) y el extremo distal de los huesos del carpo. Esta unidad sirve como base estable en torno al cual el
pulgar, anular y pequeños metacarpianos de los dedos se mueven.
Las articulaciones CMC del dedo anular y dedo pequeño están formados por el 4º y 5º metacarpiano, hueso
grande y hueso ganchoso de la muñeca. Estas articulaciones son más móviles. Junto con la primera
metacarpiana, crean una configuración de vierteaguas o taza, que facilita el agarre de los instrumentos y
objetos pequeños en la palma de la mano.
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Sólo 7 de los 8 huesos del carpo tienen un papel funcional importante en la estabilidad de la muñeca y la
movilidad.
El Pisiforme es el octavo hueso, pero no juega un papel funcional. Sin embargo, puede ser una fuente de
dolor en la muñeca cuando sufre una fractura o como consecuencia de la artritis degenerativa en la
articulación piso-piramidal.
Los huesos cúbito y radio están justo proximal a los huesos del carpo. Sus superficies articulares forman
una copa que complementa los huesos del carpo. Forman la articulación radio carpiana, la cual sirve para
apoyar la fila proximal del carpo en un mecanismo de rótula funcional.
El hueso del radio tiene una superficie articular mucho mayor que soporta al carpo y transfiere
aproximadamente el 80% de la carga de la muñeca. El radio y el cúbito tienen una segunda articulación que
proporcionar rotación al antebrazo, llamada Articulación Radio-Cubital distal (DRUJ).
La DRUJ ofrece un cojín entre el carpo y el cúbito distal. Para que se produzca la rotación completa del
antebrazo, la DRUJ se complementa en el codo por una articulación llamada la Articulación Radiocubital
Proximal (PRUJ).
La segunda capa de la muñeca se compone de los ligamentos, así como un complejo de mezcla de fibras de
colágeno que unen los metacarpianos de los huesos del carpo al radio y el cúbito, brindando estabilidad y
equilibrio en los movimientos de la muñeca durante nuestras actividades diarias. Los ligamentos de la
muñeca son estructuras tensas incrustadas en una cápsula delgada. Funcionan para reforzar áreas claves de
la muñeca.
Entre los huesos del carpo, una capa más profunda de ligamentos, llamados ligamentos intercarpales,
permiten una cantidad restringida de movimiento y es la razón de que los huesos del carpo funcionen como
una sola unidad.
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La forma y posición de los huesos del carpo es crítica para la función apropiada. Cuando se produce una
lesión, es de vital importancia restablecer la anatomía ósea, si se quiere lograr una función normal. La
tercera capa de la muñeca está formada por los tendones, músculos, vasos y nervios.
Tendones de la muñeca
Hay 9 tendones flexores que viajan a través de un túnel óseo fibroso en la muñeca llamado Túnel Carpiano.
Está formado por los huesos del carpo y el ligamento transverso del carpo. Hay 3 tendones que flexionan
la muñeca, pero sólo 1 de estos 3, el Flexor Radial del Carpo, viaja en un compartimento de la muñeca
independiente del Túnel del Carpo.
4. Nervios de la muñeca
Mediano: viaja junto con los 9 tendones flexores en el túnel del carpo
Cubital: viaja con la arteria cubital a través del canal de Guyon y el nervio radial en la parte
posterior del antebrazo.
Ramas más pequeñas terminales proporcionan la sensación a los niveles superficiales y profundas
dentro de la muñeca.
5. Examen físico
Un buen examen físico requiere que todo el miembro superior este expuesto, el examen debe ser
sistemático, evaluando componentes, se recomienda seguir el siguiente orden de prioridades:
vascularización, sensibilidad, músculos y tendones y finalmente huesos y articulaciones.
a) Vascular
El sistema vascular o circulatorio es evaluado observando el color de la piel y del lecho ungueal, palpando
la temperatura de la piel distal a la herida y observando el tiempo de llenado capilar luego de ejercer presión
leve sobre la piel. Es de gran ayuda comparar los hallazgos con el lado contra-lateral sano. Una región con
lesión o insuficiencia arterial se manifestara con piel pálida, fría, un tiempo de llenado capilar prolongado
(>2 seg) y perdida de la turgencia de los tejidos4. La presencia de hematoma expansivo, hemorragia pulsátil,
soplo o thrill y signos de isquemia son signos duros de trauma vascular.
La insuficiencia venosa se manifiesta con un tejido congestivo, con una coloración azul oscuro con un
llenado capilar muy rápido.
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No se recomiendo evaluar la viabilidad vascular arterial utilizando agujas o bránulas debido a que un tejido
sin flujo arterial aún puede sangrar horas después de la lesión y este método solo aumenta el riesgo de
infección.
Evaluar pulso braquial, radial y ulnar. A través del test de Allen es posible evaluar la permeabilidad de las
arterias radial y ulnar. Este test consiste en lo siguiente: El paciente eleva su mano y la cierra fuertemente
para exsanguinarla, luego el examinador comprime las arterias radial y ulnar a nivel de la muñeca, el
paciente abre su mano y se libera la compresión sobre la arteria radial; se debe observar llenado sanguíneo
confirmando así permeabilidad de la arteria radia, el mismo proceso se repita para evaluar la arteria ulnar
al liberar la presión sobre la arteria ulnar.
b) Nervioso
Evaluar la discriminación de dos puntos con un objeto de punta fina, lo normal es poder distinguir al tacto
2 puntos separados entre sí por 5mm o menos, si el paciente no logra discriminar 2 puntos separados por
10mm hay alta sospecha de lesión nerviosa9. En la mano, se deben estudiar las áreas sensitivas de los 3
nervios principales, el nervio radial, mediano y cubital. Una forma rápida de evaluar estas áreas es la
siguiente: evalué la sensibilidad en el pulpejo del meñique (Nervio Cubital), pulpejo del índice (Nervio
Mediano) y el área cutánea de la tabaquera anatómica
La innervación motora se evalúa por medio de varias pruebas motoras de acuerdo al nervio lesionado y al
nivel de la lesión. Varios músculos pueden ser desnervados, los músculos desnervados pierden su función
y pueden dar a la mano actitudes características (ej. Mano en garra).
Lesión alta del nervio radial a nivel de brazo y 1/3 superior de antebrazo produce pérdida de la extensión
de los dedos y la muñeca (mano caída) y pérdida de la sensibilidad del dorso del primer espacio
intermetacarpiano. La lesión del nervio radial a nivel de la muñeca solo produce anestesia en el dorso del
primer espacio intermetacarpiano respetando las funciones motoras. Una forma rápida de evaluar la
innervación motara del nervio radial es evaluando la extensión del pulgar, la mano caída es un signo claro
de lesión del nervio radial. Lesión alta del nervio mediano a nivel del brazo y 1/3 superior del antebrazo
compromete todos los músculos flexores de muñeca y dedos, excepto el flexor profundo del cuarto y quinto
dedo; y produce pérdida de la oposición del pulgar. Genera anestesia de la región palmar de los dedos
primero, segundo, tercero y la cara radial del cuarto. Lesión baja del nervio mediano (a nivel de muñeca)
produce pérdida de la oposición del pulgar y las mismas alteraciones sensitivas que produce la lesión alta
del nervio.
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Lesión del nervio cubital produce anestesia del 1/3 cubital de la mano, todo el quinto dedo y la cara cubital
del cuarto dedo. Compromete la innervación motora de Flexor cubital del carpo y las fibras musculares
flexor común profundo de los dedos encargadas de la flexión de las falanges dístales del cuarto y quinto
dedo.
El test de Froment evalúa la integridad del nervio cubital. Se solicita la paciente sostener una hoja de papel
entre las falanges proximales de los dedos pulgar e índice, si al halar
Tauma de mano: diagnóstico y manejo inicial el papel, el paciente no puede sostenerlo, o debe requerir a
la flexión de la falange distal del pulgar para hacerlo, la prueba es positiva y es indicio de lesión al nervio
cubital.
c) Músculos y tendones
Al buscar lesiones musculotendinosas se debe observar la actitud de la mano, en posición supina los dedos
se encuentran en flexión formando una cascada, con el meñique quien tiene mayor flexión y el índice con
el menor grado de flexión. Una alteración de la cascada indica lesión tendinosa. El efecto de tenodesis,
producido al flexionar o extender la muñeca, también puede ser utilizado para detectar lesiones tendinosas.
Al flexionar la muñeca, los dedos tienden a extenderse; y al extender la muñeca, los dedos tienden a
flexionarse.
Evalúe movimiento sin resistencia para observar la presencia y el rango de movimiento. Luego oponga
resistencia para evaluar la fuerza. Cuando al realizar un movimiento activo, se encuentra dolor y\o
disminución de la fuerza es un indicio de daño parcial muscular y\o tendinoso. Las secciones parciales de
tendones pueden flejar o extender el dedo activamente sin resistencia, pero al hacerlo producirán dolor.
Observe la actitud de los dedos, con una sección completa del tendón flexor el dedo adopta una actitud en
extensión, con una sección completa de tendón extensor, el dedo comprometido caerá en dirección volar.
Cuando hay sección completa de un tendón extensor, las articulaciones interfalángicas aún pueden
extenderse gracias a los músculos y tendones intrínsecos.
Flexor largo del pulgar: solicite al paciente flexionar la falange distal del pulgar. Flexor común superficial
de los dedos, fije en extensión los dedos adyacentes al dedo en cuestión y solicite al paciente la flexión de
la art. Interfalángica proximal.
Flexor común profundo de los dedos, fije la articulación interfalangica proximal en extensión y solicite al
paciente la flexión de la falange distal.
Flexor radial del carpo, flexor cubital del carpo y palmaris longus se evalúan al solicitar al paciente la
flexión de la muñeca, el examinador palma los tendones y observa si hay o no desviación de la mano en
alguna dirección. Extensor corto del pulgar y abductor largo del pulgar, sobre una superficie lisa, se solicita
al paciente que “saque el pulgar” en dirección radial. Extensor radial largo y corto del carpo, se solicita al
paciente que forme un puño y extienda la muñeca.
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Extensor largo del pulgar, solicite al paciente la extensión de la falange distal del pulgar, o, sobre una
superficie lisa, solicite al paciente que “levante” el pulgar Extensor común de los dedos, se evalúan
solicitando al paciente la extensión de los dedos y observando la extensión de la articulación
metacarpofalángica, la extensión de la articulación interfalángica es dada por los intrínsecos.
Extensor propio del índice, Es posible aislar el extensor propio del índice, manteniendo los otros dedos
flexionados solicitando al paciente que extienda el índice. Extensor propio del meñique, se solicita al
paciente flexionar todos los dedos y extender el meñique
Extensor cubital del carpo, se solicita al paciente extender su mano con dirección cubital. Músculos
interoseos y lumbricales, se solita al paciente flexión a 90 de la articulación metacarpofalangica,
manteniendo extendidas las articulaciones interfalangicas. Los interoseos también se evalúan solicitando al
paciente extender los dedos y separándolos.
d) Osteoarticular
Las fracturas en la mano son más frecuentes en hombre que en mujeres15, se deben sospechar fracturas si
se encuentra dolor incisivo localizado, acompañado de deformidad, alteraciones de la movilidad, edema
progresivo y equimosis prominente, si se sospecha alguna fractura se deben pedir radiografías. Para
fracturas en falanges solicitar Rx de los dedos PA y lateral, fractura en metacarpianos solicitar Rx PA y
Oblicua de mano, para carpo y muñeca solicitar Rx de muñeca PA y lateral que incluya el radio distal.
Las fracturas se describen de acuerdo a la ubicación (que huesos afecta y en que sitio), si está o no
desplazada, el patrón (transversa, oblicua, espiral, conminuta), si es abierta o cerrada, en caso de estar
desplazada, se debe indicar la dirección de la deformidad (radial, cubital, volar o dorsal), por convención
se indica la angulación del segmento distal de la fractura para describir la deformidad.
Algunas fracturas producen rotación o mal alineación de metacarpianos o falanges. Una mal alineación en
huesos de las falanges o Metacarpianos es percibida fácilmente solicitándole al paciente que flexione
lentamente sus falanges desde una extensión completa, si se observa algún dedo cruzar a otro es un signo
de rotación. Se debe buscar la presencia de angulación o rotación de los dedos que sugieren la presencia de
fractura17. Una de las fracturas más comunes de los huesos del carpo es la fractura de escafoides. Se
manifiesta por dolor a la palpación en la profundidad de la tabaquera anatómica.
La mejor forma de observar radiológicamente este tipo de fractura es con una Rx para escafoides; sin
embargo es muy común que la fractura no sea evidente radiológicamente en los primeros días, por esto se
debe repetir la Rx 2 semanas después del trauma inicial. Siempre que se sospeche fractura de escafoides se
recomienda inmovilización con férula y valoración por especialista. Evalúe las articulaciones, se debe
buscar la presencia de dolor y edema, evaluar la estabilidad de la articulación, rangos de movimiento y
deformidad. La presencia de muy pequeñas fracturas cerca de la articulación, en ocasiones indica avulsión
de ligamentos. En algunas oportunidades es necesario tomar Rx con estrés para realizar un diagnóstico
preciso.
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Cuando es necesario mantener una mano inmovilizada, se debe hacer de la siguiente manera: Extensión de
la muñeca a 45 grados. Flexión de art. Metacarpofalángica entre 60 y 90 grados.
Una forma de evaluar una lesión o herida es empezar describiendo lo que falta o se ha perdido. Se debe
tratar de crear un sistema personal y metódico que, por ejemplo, vaya describiendo los tejidos perdidos de
superficial a profundo (piel, tejido subcutáneo, tendones, nervios, vasos y finalmente hueso). También es
importante evaluar qué estructuras nobles presentan déficit de cobertura o están cubiertas. Es de vital
importancia realizar un completo examen sensitivo y motor, logrando identificar y describir las posibles
lesiones de tendones, nervios o estructuras vasculares que pueden requerir una intervención de urgencia.
Durante la evaluación inicial es crucial considerar si este es el momento de realizar una reparación definitiva
de la herida, ya que el momento de la reconstrucción definitiva es tan importante como qué tipo de
reconstrucción se va realizar. Se ha demostrado que lo ideal en una lesión de extremidad superior es
repararla en forma aguda e inmediata, ya que rinde los mejores resultados tanto funcionales como
estéticos3.
Lamentablemente, hay factores como la presencia de contaminación, cuerpos extraños, tejido no viable o
infección que hacen necesario que el cierre se haga en forma retardada o en varias etapas.
b) Manejo inicial
Una vez estabilizado el paciente se enfoca en la región comprometida, en este caso la extremidad superior.
Se trata de seguir los principios reconstructivos básicos, que son: irrigación, desbridamiento, restauración
de la circulación sanguínea, estabilización de los huesos, reparación de estructuras especializadas (como
nervios y tendones) y finalmente la reconstrucción de la cobertura de tejidos blandos. Todas las áreas de
tejido no viable y/o contaminado deben ser removidas, no sólo para prevenir una infección, sino también
para poder apreciar la real extensión de la herida. En algunos casos se requiere volver a pabellón a las 24 -
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72 hrs. para hacer una segunda evaluación de la lesión y permitir al tejido posiblemente comprometido que
se delimite.
c) Planificación de la reconstrucción
Opciones reconstructivas
La curación por segunda intención es una opción simple y a veces muy efectiva para el manejo de una
herida en la extremidad superior. En general, el uso de esta técnica reconstructiva se reserva para lesiones
pequeñas ubicadas en áreas como los pulpejos de los dedos. Esta forma de manejar una herida generalmente
produce un resultado funcional y cosmético muy aceptable. Está contraindicado usar este método en heridas
con exposición ósea, tendíneas o de vasos y/o heridas con un área mayor a 1 cm2.
Injertos de piel
Los injertos cutáneos pueden ser una forma muy confiable, y casi siempre disponible, de manejar muchas
de las lesiones de la extremidad superior. Para que un injerto cutáneo sobreviva se necesita una zona
receptora bien vascularizada, como el músculo, tendón cubierto por paratenon o periostio. La zona
receptora también tiene que estar limpia y libre de infección. Ante esto, es importante no sólo tomar en
consideración si el injerto cutáneo va a sobrevivir, sino también la durabilidad en el tiempo de este método
reconstructivo y las secuelas a largo plazo que se puedan producir. Son complicaciones importantes a largo
plazo la contractura y adherencia del injerto a estructuras subyacentes tales como los tendones, que pueden
afectar la función motora y hacer de este método una opción reconstructiva suboptima. Hay tener mucha
cautela en aplicar un injerto en áreas como pliegues de flexo extensión, ya que puede producir contractura
y alteración del rango funcional.
Existen dos tipos de injertos cutáneos: piel parcial (IDE) y piel total (IPT). Los injertos de piel parcial
pueden ser obtenidos de casi cualquier parte del cuerpo, aunque típicamente se obtienen de áreas donde la
dermis es gruesa y hay poca sensibilidad. Estos injertos tienen una tasa de contracción mucho más alta que
los IPT. En general, cuando se usa IDE en las manos, estos no se expanden previamente, ya que el resultado
estético es superior. Los IPT son obtenidos de áreas donde hay excedente de piel como la ingle, la parte
más proximal del brazo y el área supraclavicular. Este injerto tiene mucho menor tasa de contracción
secundaria y el resultado estético es superior en general
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1. Métodos de tratamiento
Cicatrización dirigida
La cicatrización dirigida está indicada en las pérdidas de sustancia moderada, superficial y sin exposición
de los elementos nobles subyacentes. Se puede aplicar en:
• En la enfermedad de Dupuytren, según la técnica de la «palma abierta». Como preparación para un injerto
de piel posterior;
Injertos de piel
Pueden distinguirse los injertos de piel de espesor delgado, de espesor intermedio, de piel total y los
aloinjertos.
- En los injertos cutáneos de espesor delgado y de espesor intermedio se extrae la epidermis y una fina
capa de dermis. El grosor del injerto es de 0,1-0,2 mm (delgado) y de 0,3-0,5 mm (intermedio). El sitio
donante cicatriza de forma espontánea en 3 semanas (cicatrización dirigida). La extracción se realiza con
un dermatomo manual o mecánico (eléctrico o neumático), si es posible en una zona poco visible (cara
interna de los muslos, de los brazos, bóveda plantar, cuero cabelludo, etc., según las necesidades). Pueden
aplicarse en un lecho limpio, susceptible de vascularizarlos para lograr una cicatrización en 10-15 días.
- Los injertos de piel total engloban toda la epidermis y la dermis. La extracción se realiza con el bisturí
y se debe suturar el sitio donante, lo que limita el tamaño de los injertos. Los sitios donantes habituales son
el pliegue inguinal, la cara interna del brazo, el pliegue del codo, la cara anterior de la muñeca y el borde
cubital de la eminencia hipotenar. Los inconvenientes para el injerto son la pilosidad y la pigmentación
secundaria.
La cicatriz anterior de la muñeca puede interpretarse como una secuela de un intento de suicidio, lo que
obliga a evitar este sitio donante.
Los injertos de piel total cicatrizan en alrededor de 15 días y presentan menos retracciones secundarias. La
aplicación del injerto requiere una eliminación minuciosa del tejido adiposo con unas tijeras finas para
optimizar el contacto entre la dermis y el lecho receptor, que se ha limpiado previamente de cualquier
impureza.
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En dermatología se utilizan pequeños injertos de piel total dispuestos en pastillas (injertos de Davis), pero
carecen de indicaciones en cirugía de la mano.
- El injerto de piel total, extraído con una o varias venas subcutáneas en la cara anterior de la muñeca o en
el dorso de la piel, permite la realización de derivaciones vasculares arteriales y/o venosas en la misma
intervención quirúrgica.
Definición
El colgajo cutáneo es una extracción tisular que engloba la epidermis, la dermis y la hipodermis
celuloadiposa con los elementos vasculonerviosos que permiten su supervivencia. Si no se extrae la
epidermis, se habla de colgajo dérmico.
La extracción suele englobar la fascia subhipodérmica, en cuyo caso se habla de colgajo fasciocutáneo. La
vascularización del colgajo se denomina «aleatoria » si no hay un pedículo vascular identificable en el
colgajo. En esta circunstancia hay que respetar la regla según la cual la base del colgajo debe tener el doble
de longitud que su altura. La vascularización del colgajo puede asegurarse por un pedículo vascular
identificable y sus ramas. Estos elementos mejoran en gran medida la autonomía del colgajo
Si el pedículo vascular no se busca con precisión, se habla de colgajo sin disección anatómica de dicho
pedículo. En cambio, una disección anatómica del pedículo o pedículos es necesaria para individuar un
colgajo en isla, lo que mejora la movilización del colgajo.
En el colgajo local se utiliza la piel adyacente a la pérdida de sustancia. En el colgajo regional se emplea la
piel de los dedos, de la mano o del antebrazo no adyacente a la pérdida de sustancia.
En el colgajo a distancia, la extracción se realiza en una zona del cuerpo distinta de la región afectada.
Requiere una segunda intervención quirúrgica de separación del pedículo después de 3 semanas de
inmovilización.
Todos ellos se basan en el mismo principio: llevar la piel adyacente a la pérdida de sustancia sobre la lesión
que se va a tratar. Esto supone que la piel adyacente a la pérdida de sustancia presenta una vitalidad
satisfactoria. Por lo general, el sitio donante se deja cicatrizar de forma dirigida o puede cerrarse por
aproximación directa e, incluso, injertarse según la elasticidad cutánea y el tamaño de la extracción.
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Se distinguen:
Colgajos pulpares
El colgajo de Kutler: se utiliza para pequeñas pérdidas de sustancia distales de los dedos debidas
a una amputación frontal. Se avanzan dos colgajos triangulares laterales por disección subcutánea,
sin individuar el pedículo vasculonervioso y se suturan en la parte media de la pérdida de
sustancia. El sitio donante puede dejarse cicatrizar de forma dirigida o suturarse. Esta técnica deja
muchas cicatrices en el extremo del dedo, en ocasiones con trastornos sensitivos dolorosos.
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En la palma de la mano pueden extraerse colgajos fasciocutáneos del tamaño suficiente para cubrir pérdidas
de sustancia palmar extensas de los dedos largos y del pulgar. La vascularización de la palma de la mano
proviene de una profusa red de comunicación entre la arteria radial, la arteria cubital, el arco palmar
superficial y el arco palmar profundo. El primer colgajo de la palma de la mano o para la cobertura de los
dedos que se utilizó fue el colgajo cutáneo peninsular de la eminencia tenar.
Colgajo hipotenar. El colgajo está centrado sobre la arteria colateral cubital del quito dedo y se
diseña sobre un eje que une el borde cubital de la cabeza del metacarpiano con el pisiforme. Hay
que evitar lesionar el nervio colateral. El sitio donante se cierra por aproximación directa. Está
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indicado en las pérdidas de sustancia a nivel distal de la cara palmar de la palma de la mano y de
los dedos cubitales.
Antes de extraer cualquier colgajo en el antebrazo, conviene asegurarse de la permeabilidad de los arcos
palmares mediante la prueba de Allen, consistente en verificar la recoloración adecuada de los dedos
después de soltar el torniquete, a la vez que se comprime de forma sucesiva la arteria radial y después la
cubital. Una ausencia de revascularización de los dedos en esta situación constituye una contraindicación
para los colgajos descritos con anterioridad.
Colgajo radial antebraquial o colgajo chino : El colgajo antebraquial basado en la arteria radial
y sus perforantes permite extraer un colgajo fasciocutáneo antebraquial de gran tamaño que puede
ser libre y/o pediculado, como un colgajo puente con un pedículo distal o incluso proximal. Puede
ser compuesto, englobando tejido óseo del radio y/o parte del tendón del flexor radial del carpo y
del flexor radial superficial del carpo. El sitio donante suele cubrirse con un injerto de piel de
espesor intermedio, lo que deja una secuela estética evidente. La pilosidad del colgajo es variable.
Para compensar la supresión de un eje vascular principal de la mano, se ha descrito el colgajo
antebraquial de pedículo distal, basado en las perforantes de la arteria radial, que son más
numerosas en el cuarto distal del antebrazo. Esto evita la sección de la arteria radial.
Su eje de rotación es reducido. La extracción fascioadiposa deja una cicatriz menos marcada en el
antebrazo, pero requiere la cobertura con un colgajo transpuesto mediante un injerto de piel de espesor
intermedio. Su utilidad como colgajo libre es evidente sobre todo como colgajo puente para las grandes
pérdidas de sustancia, pues se pueden diseñar varias paletas cutáneas sobre el mismo colgajo. Si se utiliza
pediculado, el punto de rotación distal puede llevarse hasta el ángulo intermetacarpiano dorsal del primer
espacio, lo que permite una cobertura distal muy fácil de los dedos largos y de las avulsiones múltiples, por
ejemplo. En tal caso, es necesario descruzar el pedículo de los tendones extensores del pulgar.
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La arteria interósea posterior suele originarse de la arteria humeral y, en menos ocasiones, de la arteria
cubital. Discurre entre el extensor cubital del carpo y el extensor propio del quinto dedo. El eje del
colgajo se diseña entre el epicóndilo y la cabeza cubital distalmente a nivel cubital. La comunicación
entre las interóseas posterior y anterior a nivel de la radiocubital distal es el punto de rotación habitual
del colgajo de pedículo distal y permite alcanzar las zonas metacarpianas de los dedos largos. La
primera comisura y el dorso de la mano también son accesibles. Una disección más distal centrada en
el tejido celuloadiposo del arco metacarpiano dorsal permite una transposición más distal, con más
riesgos vasculares. El incremento de zona que puede cubrirse también se puede lograr con un pedículo
exteriorizado sin correr el riesgo de la disección de la comunicante interósea fronteriza (Fig. 30).
d) Colgajos a distancia
Este método es muy antiguo y puede considerarse como un procedimiento de rescate para las lesiones muy
extensas o multidigitales.
Se han utilizado varios sitios: pared abdominal, zona submamaria, zona infraclavicular o pectoral, zona
braquial medial contralateral, etc.
El principio de la eliminación primaria del tejido adiposo fue instaurado enseguida por Colson, con el
inconveniente de que se necesita una inmovilización de alrededor de 3 semanas antes de una segunda
intervención quirúrgica para resecar el pedículo y otras operaciones de retoque de las cicatrices y de
perfeccionamiento estético.
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El colgajo inguinal, descrito por McGregor, sigue siendo el rey de los colgajos de rescate en la cirugía de
la mano. Su inconveniente es la inmovilización durante 3 semanas antes de la sección del pedículo, lo que
puede ocasionar rigideces articulares irreducibles. En la actualidad, entre todas las posibilidades técnicas,
su utilización como colgajo pediculado es menos frecuente El sitio donante puede cerrarse por
aproximación directa. La secuela cicatrizal es aceptable y puede camuflarse. Como colgajo libre, es útil en
los niños pequeños. La arteria nutricia es la circunfleja inguinal superficial (Fig. 33).
Puede realizarse una extracción osteocutánea. En esta configuración, la arteria epigástrica inferior puede
estar más indicada.
La reparación de primera intención de los tendones flexores, en particular al nivel digital, siempre supone
un reto terapéutico, incluso en las manos más experimentadas. Se trata de obtener, mediante una cirugía lo
más atraumática posible, una sutura tendinosa bastante sólida que permita un deslizamiento tendinoso
óptimo durante las 12 semanas de cicatrización tendinosa, evitando el riesgo de ruptura de la reparación y
la aparición de adherencias peritendinosas que limiten el recorrido del tendón. En el canal digital, debido a
las relaciones anatómicas muy estrechas y complejas, así como a la hipovascularización tendinosa, este
compromiso es más difícil de llevar a la práctica y la reparación tendinosa a ese nivel es más ardua. Esto
justifica la regla admitida comúnmente en la actualidad, según la cual el tratamiento de una lesión tendinosa
de los flexores debe realizarse en un centro especializado en cirugía de la mano. Aunque los métodos de
reparación tendinosa y de rehabilitación postoperatoria han mejorado claramente en los últimos 20 años.
Sin embargo, todos los equipos especializados han adoptado el principio de una sutura tendinosa con
múltiples hebras (al menos cuatro), así como una rehabilitación postoperatoria mediante movilización
activa precoz (e incluso inmediata) protegida y controlada.
La manipulación del tendón debe reducirse al mínimo para reducir la aparición de la formación de
adherencias, la fuerza de reparación es proporcional al número de suturas centrales y el calibre de los hilos
de sutura que cruzan la zona de reparación. Las suturas centrales deben ser colocadas de 7 a 10 mm desde
el borde del tendón; colocación dorsal es biomecanicamente ventajosa.
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Existen otras opciones para mejorar la durabilidad de las reparaciones del tendón flexor. Una sutura
epitendinosa, que es una puntada basado periféricamente, mejora la resistencia biomecánica de la
reparación, minimiza la abertura, y ayuda a reducir el área de sección transversal, que posteriormente
disminuye la fricción de deslizamiento. Nudos dentro de la zona de reparación son ya sea interna o externa
(es decir, colocada sobre la superficie del tendón). Varios estudios han mostrado que los nudos internos
habían disminución la fuerza en comparación con los nudos externos en el día cero de la reparación.
Está representado por el túnel carpiano, el túnel palmar delos tendones flexores y las vainas fibrosas
digitales.
Túnel carpiano: mantiene retenidos los flexores de los dedos trifalángicos sobre la línea media del carpo
para que posteriormente se dirijan hacia los dedos correspondientes. La apófisis unciforme estará en
contacto y servirá como zona de reflexión para los tendones más mediales durante la flexión de los dedos
con desviación cubital y flexión de la muñeca. En el lado radial, el tendón del flexor largo del pulgar entra
en contacto con las paredes óseas del escafoides y el trapecio, siendo una zona de fricción importante por
la gran angulación de este tendón en su recorrido.
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Túnel palmar de los tendones flexores: se encuentran en el tercio distal de la zona metacarpiana de los
dedos trifalángicos. Están limitados lateral y medialmente por los tabiques paratendinosos verticales,
volarmente por las bandas pretendinosas y las fibras transversales de la aponeurosis palmar media, y
dorsalmente por la aponeurosis palmar profunda o interósea. Su límite proximal es poco definido, mientras
que distalmente se encuentra en el límite de la vaina fibrosa digital. Es importante su conocimiento y sus
relaciones, pues nos ayudarán a localizar los tendones flexores contenidos en su interior y localizar los
músculos lumbricales y estructuras vasculonerviosas digitales comunes discurriendo entre túneles vecinos.
A nivel del pulgar no se conoce este sistema tan peculiar.
Vainas fibrosas digitales: en los dedos trifalángicos se extienden desde la cabeza de los metacarpianos
hasta la base de las falanges distales. Se describen por su aspecto y función 5 poleas anulares (A1, A2, A3,
A4y A5), que son gruesas y actúan evitando la producción de luxación palmar de los tendones flexores
(«cuerda de arco»), y 3 poleas cruciformes (C1, C2y C3), más finas y cuya función es permitir que la vaina
fibrosa se acomode a la flexión digital favoreciendo la aproximación de las poleas anulares entre sí. Se fijan
en las crestas laterales de la falange proximal y media y en las placas palmares de las articulaciones
digitales.
Esquemáticamente:
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Hay que resaltar que las poleas A2y A4son las más importantes funcional y clínicamente, debiendo
preservarse o reconstruirse siempre que se pueda para evitar la luxación palmar de los tendones flexores y
evitar comprometer su función. En el pulgar la vaina fibrosa está formada por 3 poleas, 2 anulares (A1y
A2) y una oblicua. Funcionalmente en el pulgar la polea más importante es la oblicua.
En el interior de la vaina fibrosa se encuentra la vaina sinovial formada por 2 capas: una interna, visceral o
epitenon, que rodea al tendón, y otra externa o parietal, que tapiza el interior de la vaina fibrosa. Ambas
forman una cavidad cerrada con líquido sinovial en su interior. La existencia de mesotendones permite la
entrada de pequeños vasos en el interior de los tendones.
Dos digitocarpianas: radial y cubital. Corresponden a las vainas sinoviales de los dedos pulgar y
meñique, respectivamente, que se extienden hasta el túnel carpiano. La vaina o «bursa» cubital
engloba, a nivel del túnel carpiano, al resto de los tendones flexores superficiales y profundos.
Pueden existir múltiples variantes anatómicas e, incluso, comunicaciones entre ellas.
Tres digitales: correspondientes a los dedos índice, medio y anular. Estas comienzan a nivel del
cuello del metacarpiano y terminan más allá de la articulación interfalángica distal, en los límites
de las vainas fibrosas.
La división del sistema flexor en zonas horizontales, tal como propuso Verdan, así como las diferentes
modificaciones realizadas, se basa en el nivel de lesión tendinosa y en las características de los tejidos
circundantes según la anatomía topográfica.
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Zona I: segmento del flexor profundo que va desde la inserción distal del flexor superficial hasta
su inserción en la falange distal.
Zona II: desde el pliegue de flexión palmar distal hasta la inserción del flexor superficial.
Coexisten en una vaina fibrosa los 2 flexores. Denominada «tierra de nadie».
Zona III: desde el borde distal del retináculo flexor hasta el pliegue palmar distal (inicio de la vaina
digital fibrosa).
Zona IV: zona bajo el retináculo flexor.
Zona V: zona entre la unión miotendinosa y el borde superior del retináculo flexor.
En el pulgar:
En la parte proximal de los dedos trifalángicos, los 2 tendones flexores discurren longitudinalmente uno
encima del otro, y el tendón del FDS es el que tiene una posición más palmar. Al llegar a la falange
proximal, el tendón superficial se bifurca en 2 bandeletas que se separan y se disponen a ambos lados del
tendón del FDP y posteriormente se vuelven a unir bajo este tendón profundo, describiéndose como
decusación de los tendones flexores. Al insertarse en el tercio proximal de la falange media, las lengüetas
del FDS forman un entrecruzamiento de fibras conocido como quiasma de Camper. A partir de este punto,
el tendón del flexor profundo es el único que sigue recorriendo el dedo hasta alcanzar su inserción en el
tercio proximal de la falange distal, que se efectúa mediante un tendón ancho y aplanado que se dispone en
forma de abanico. En la porción distal del tendón del FDP existe superficialmente una hendidura
longitudinal que insinúa una subdivisión en 2 mitades antes de su inserción ósea.
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b) TIPOS DE LESIONES:
Las lesiones de tendones pueden producirse de forma aguda, por ejemplo por un estiramiento traumático o
un corte profundo en la mano o de forma crónica, por procesos que ocasionan inflamación de la vaina del
tendón e incluso ruptura por desgaste patológico o por deslizamiento constante sobre una superficie rugosa
o sobre material de osteosíntesis.
Laceraciones (abiertas).
o Completas.
o Parciales.
Rupturas o avulsiones (cerradas).
Entre las lesiones referidas a los tendones flexores destacan: Tenosinovitis estenosante (dedo en resorte o
dedo en gatillo), dedo jersey.
Zona 5: Las lesiones de la zona 5 son frecuentes y suelen presentarse en un contexto particular (tentativa
autolítica). Las lesiones tendinosas de los flexores suelen ser múltiples y se asocian a lesiones de los flexores
del carpo y de los ejes vasculonerviosos (arteria radial, nervio mediano, arteria cubital y nervio cubital).
Los tendones pasan a continuación por el túnel carpiano y hasta que no salen de él no se individualizan para
cada uno de los dedos. El recorrido tendinoso es de 8 cm en flexión combinada de los dedos y de la muñeca,
mientras que cuando la muñeca está estabilizada, no supera los 3 cm.
Zona 4: Las lesiones en esta zona son más raras, porque las estructuras tendinosas son profundas y están
protegidas por delante por el grosor del retináculo de los flexores.
Zona 3: lesiones en esta zona a menudo tienen un buen pronóstico a menos que ocurra un traumatismo
neurovascular. Puede ser necesario liberar la polea A1 para evitar el choque del tendón reparado en la polea,
lo que potencialmente puede limitar la extensión dígitos. La administración es típicamente reparación
quirúrgica.
Zona 2: una lesión traumática tendinosa de los flexores en la zona 2 se debe casi siempre a un traumatismo
abierto, salvo en los raros casos de ruptura por afectación reumática. Por tanto, cualquier lesión al nivel de
la zona 2, por mínima que sea, obliga siempre a sospechar una lesión del flexor. El nivel de la sección
tendinosa (parcial o total) depende de la posición del dedo en el momento del traumatismo, que debe
determinarse mediante la anamnesis. Si la sección tendinosa se realiza con el dedo flexionado, el extremo
distal del tendón o tendones está desplazado en sentido distal respecto a la herida. En cambio, si la sección
se produce con el dedo en extensión, la lesión tendinosa se sitúa al nivel de la herida. En caso de sección
tendinosa completa, el extremo proximal del tendón suele estar retraído en sentido distal a la zona de
sección, debido a la contracción muscular en el momento de la lesión. Dependiendo de la intensidad de esta
contracción, los vínculos pueden arrancarse y la retracción proximal puede ser más importante.
Zona 1: lesiones en esta área implican una laceración o una avulsión. Esta lesión se produce comúnmente
en adultos jóvenes, y por lo general, el mecanismo de la lesión es la extensión forzada de un dedo que está
flexionando activamente.
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Existe una clasificación de las lesiones cerradas en cinco tipos, según la importancia de la retracción y de
la presencia o no de una fractura de la falange distal.
TIPO I.- Tendón retraído en palma, lesión vincular y sin nutrición sinovial. Se recomienda
reparación en 7/10 días.
TIPO II.- Tendón retraído hasta IFP. Se mantiene víncula larga y conserva nutrición sinovial. La
reparación puede ser exitosa hasta 6 semanas o más de la lesión.
TIPO III.- Avulsión con un fragmento óseo. Se mantiene a nivel de polea A4. Vínculas intactas y
perfusión sinovial. Se puede reinsertar en cualquier momento.
TIPO IV implicar fractura y avulsión del tendón FDP a partir del fragmento de la fractura. Esta es
una lesión difícil y requiere la fijación del fragmento seguido de la reparación del tendón.
TIPO V: se caracterizan por una fractura de falange distal junto con avulsión ósea de la FDP.
La avulsión del flexor profundo de los dedos («dedo de jersey») puede estar presente en cualquier dedo,
pero es más frecuente en el anular. Esta lesión ocurre habitualmente cuando un deportista agarra la camiseta
del oponente y nota dolor repentino a medida que la falange distal del dedo sufre una extensión forzada
cuando está flexionado activamente (estrés por hiperextensión aplicado a un dedo flexionado). Para realizar
este diagnóstico se debe comprobar específicamente la incapacidad para flexionar activamente la
articulación IFD (pérdida de función del FPD). A menudo, el dedo tumefacto adopta una posición de
extensión relativa respecto a los otros dedos que están más flexionados. Generalmente, el nivel de retracción
del tendón del FPD en la palma de la mano es indicador de la fuerza de la avulsión.
El tratamiento de la avulsión del FPD es principalmente quirúrgico. El éxito del tratamiento depende del
diagnóstico e intervención quirúrgica precoz, y el nivel de retracción del tendón. Los tendones con una
mínima retracción presentan habitualmente grandes fragmentos óseos de avulsión, que pueden reinsertarse
al hueso hasta 6 semanas después. Los tendones con gran retracción no suelen presentar un fragmento óseo,
pero sí interrupción del aporte vascular (vínculos tendinosos). Por ello, se hace difícil la reparación
quirúrgica una vez pasados 10 días de la lesión. Basándose en una revisión de la bibliografía y en su
experiencia clínica, Henry et al. (2009) señalaron cuatro condiciones fundamentales que determinan el éxito
del tratamiento de las lesiones del tendón extensor tipo IV: 1) grado de sospecha elevado de presencia de
esta lesión, con resonancia magnética (RM) o ecografía para confirmación si es necesario; 2) fijación ósea
rígida que impide la subluxación posterior de la falange distal; 3) reparación tendinosa independiente de la
fijación ósea, y 4) ejercicios de movilización temprana.
Las técnicas quirúrgicas empleadas en caso de diagnóstico tardío son la artrodesis IFD, la tenodesis y las
reconstrucciones tendinosas por fases.
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El dedo en gatillo tiene una incidencia de aproximadamente 2,6% en la población general. Es una de las
causas más comunes de dolor en la mano. Es de cuatro a seis veces más frecuente en mujeres, y puede
ocurrir a cualquier edad, pero afecta con mayor frecuencia a la mano dominante de pacientes en sus
cincuenta años. Los dedos más afectados son el pulgar, anular y el dedo medio, el dedo índice es casi
siempre el menos involucrado. Siempre hay un desajuste entre el volumen de la polea del tendón flexor del
dedo afectado y su contenido. Algunas enfermedades están asociadas con el dedo en gatillo como la gota,
el síndrome del túnel carpiano, Enfermedad de Quervain, diabetes, amiloidosis y mucopolisacaridosis,
como consecuencia de los cambios en el metabolismo del tejido conectivo. En la población de pacientes
diabéticos, por ejemplo, la incidencia de los dedos en gatillo alcanza el 10%. El paciente puede comenzar
a sentir dolor en la palma o en la articulación interfalángica proximal sin dedo en gatillo. Estos síntomas
pueden desaparecer o aumentar en gravedad, lo que lleva a dolor y disfunción de la mano y pueden resultar
en la rigidez de la articulación interfalángica proximal de los dedos afectados.
El tratamiento inicial para el dedo en gatillo es conservador e implica modificación de la actividad, fármacos
antiinflamatorios no esteroideos, ferulización e inyección de corticosteroides. Una revisión Cochrane
resumió la eficacia de inyecciones de corticosteroides para el dedo en gatillo en adultos. La inyección de
Corticosteroide con lidocaína fue más efectiva que la lidocaína solo; sin embargo, solo se incluyeron dos
estudios pequeños en está revisión. No se observaron efectos adversos. Para cualquier etapa de la
enfermedad, el tratamiento inicial es conservador; Sin embargo, si los síntomas de obstrucción tendinosa
no se alivian satisfactoriamente a través de tratamientos conservadores, la polea A1 se puede liberar a través
de un abordaje abierto, percutáneo o quirúrgico endoscópico. Tratamiento quirúrgico para dedo gatillo
tiene una tasa de éxito reportada de hasta 97%.
El método quirúrgico abierto implica incisión en la piel, disección del paquete neurovascular, identificación
y liberación de la polea A1 bajo visión directa, aparentemente minimizando el riesgo de lesión a otras
estructuras. Hoy en día, la técnica consiste en liberar la polea A1 con una inserción percutánea de un
instrumento pequeño (generalmente una aguja hipodérmica bajo anestesia local). Algunos autores
argumentan que este enfoque puede aumentar el riesgo de dañar el paquete neurovascular, tendón flexor y
cápsula, pero el enfoque está ganando aceptación debido para la conveniencia de tratar quirúrgicamente el
dedo desencadenante sin incisión. La liberación endoscópica consiste en dos pequeñas incisiones a través
por donde un tipo de endoscopio de fibra óptica (cámara).
2. DIAGNÓSTICO:
Esencialmente CLÍNICO fundamentado en una correcta anamnesis y examen físico. Es mandatorio una
evaluación previa de la sensibilidad. Es recomendable estrecha relación laboral entre cirujano, paciente,
rehabilitador y fisioterapeuta.
Cronología:
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La cronología de la reparación del tendón flexor influye en la rehabilitación y el resultado de las lesiones
del tendón flexor.
La reparación primaria se lleva a cabo dentro de las primeras 12 a 24 h que siguen a la lesión.
La reparación primaria pospuesta se realiza dentro de los primeros 10 días posteriores a la
lesión.
Si no se lleva a cabo la reparación primaria, la reparación primaria pospuesta se deberá poner en
práctica tan pronto como haya evidencia de cicatrización de la herida sin infección.
La reparación secundaria se efectúa de 10 a 14 días después de la lesión.
La reparación secundaria tardía se realiza más de 4 semanas después de la lesión.
Transcurridas 4 semanas resulta extremadamente difícil pasar el tendón flexor por la vaina, que
habitualmente presenta una gran cicatriz. No obstante, las situaciones clínicas en las que la reparación del
tendón tiene una importancia secundaria suelen establecer la necesidad de efectuar una reparación tardía,
especialmente en pacientes con lesiones por aplastamiento masivo, cobertura inadecuada de tejido blando,
heridas muy contaminadas o infectadas, fracturas múltiples o lesiones no tratadas. Si la vaina no presenta
una gran cicatriz o está destruida, se puede efectuar un injerto de tendón en fase única, la reparación directa
o una transferencia de tendón. Si existen lesiones extensas y aparición de cicatriz, debería efectuarse un
injerto de tendón en dos fases con una varilla de Hunter. Antes de poder reparar los tendones
secundariamente, deben cumplirse los siguientes requisitos:
Las articulaciones deben ser flexibles y tener una amplitud de movimientos pasiva funcional
(ADMP) (grado de Boyes 1 o 2). La recuperación de la ADMP se consigue mediante rehabilitación
intensa antes de llevar a cabo la reparación secundaria.
La cobertura cutánea debe ser la adecuada.
El tejido circundante por el que se espera que se deslice el tendón debería estar relativamente libre
de tejido cicatricial.
El eritema y la tumefacción de la herida deberían ser mínimos o inexistentes.
Las fracturas deben estar fi jadas correctamente o haber consolidado con alineación adecuada.
La sensibilidad del dedo afectado debe permanecer intacta o haber sido restaurada, o debería ser
posible reparar los nervios dañados en el momento en que se lleve a cabo la reparación del tendón,
ya sea directamente o mediante injerto nervioso.
Las poleas fundamentales A2 y A4 deben estar presentes o haber sido reconstruidas. La reparación
secundaria se retrasa hasta que se haya realizado la reconstrucción. Durante la reconstrucción, son
útiles las varillas de Hunter para mantener la luz de la vaina del tendón mientras cicatrizan las
poleas injertadas.
Cicatrización del tendón:
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tendinoso. La cicatrización intrínseca depende de la nutrición proporcionada por el líquido sinovial y tiene
lugar únicamente entre los extremos tendinosos.
Los tendones flexores situados en la vaina distal cuentan con una fuente dual de nutrición por medio del
sistema de vínculos tendinosos y por difusión sinovial. Esta difusión parece ser más importante que la
perfusión en la vaina digital.
Las dos causas más frecuentes de fracaso de la reparación primaria del tendón son la formación de
adherencias y la rotura del tendón reparado.
Por medio de la observación experimental y clínica, Duran y Houser (1975) determinaron que es suficiente
un deslizamiento tendinoso de 3 a 5 mm para prevenir las adherencias tendinosas limitantes de la
movilidad. Por esta razón, se han diseñado ejercicios para conseguir este movimiento.
La laceración parcial que afecte a menos del 25% de la sustancia del tendón puede tratarse biselando los
bordes cortados. Las laceraciones del 25 al 50% pueden repararse mediante sutura continua del epitendón
con nailon 6-0. Las laceraciones que afectan a más del 50% deberían considerarse completas y deberían
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repararse con una sutura central y una sutura del epitendón. Ningún estudio de nivel 1 ha determinado
superioridad de un método o material de sutura respecto a otro, aunque varios estudios han comparado
diferentes configuraciones y materiales de sutura. La mayoría de los estudios indican que el número de
hilos que cruzan el foco de reparación y el número de nudos afectan directamente a la resistencia de la
reparación, de modo que las reparaciones con seis y ocho hilos son generalmente más resistentes que las
reparaciones con cuatro o dos hilos. Sin embargo, cuanto mayor es el número de hilos, hay mayor aumento
del volumen y la dificultad de deslizamiento. Parece que varias técnicas de reparación con cuatro hilos
proporcionan una resistencia adecuada para la movilización temprana.
Reparación Teno-Fix:
Un estudio multicéntrico aleatorizado señala que un sistema de reparación tendinosa de acero inoxidable
(Teno Fix) disminuye el índice de rotura del tendón flexor tras la reparación, con resultados funcionales
similares en comparación con una reparación convencional, especialmente en pacientes que no cumplieron
el protocolo de rehabilitación (Su et al. 2005, 2006). Se logró la flexión activa a las 4 semanas del
postoperatorio. Solomon et al. (Investigación no publicada) crearon un programa de rehabilitación «activa
acelerada» para usarlo tras la reparación con Teno Fix: se comienza a realizar la flexión y la extensión de
los dedos activas máximas posibles el primer día, con el objetivo de obtener la flexión completa a las 2
semanas del postoperatorio. Los riesgos previstos de este protocolo son la extensión pasiva forzada,
especialmente de muñeca y dedo (p. ej., caída con la mano extendida) y la flexión resistida, que puede
causar la separación o rotura de la reparación. Las laceraciones del FPD pueden repararse directamente o
avanzarse y reinsertarse en la falange distal con un alambre de tracción externa, pero no se debería hacer
avanzar más de 1 cm para evitar el efecto cuadriga (complicación en la que un solo dedo con movimiento
limitado provoca la limitación de la excursión y, consecuentemente, el movimiento de los dedos no
afectados). Kang et al. (2008) presentaron complicaciones en 15 de 23 pacientes con las reparaciones con
alambre de tracción externa (botón sobre la uña), estando 10 de estas relacionadas directamente con la
técnica, por lo que cuestionaron su utilidad. Las complicaciones del alambre de tracción externa incluyeron
la deformidad de la uña, deformidades en la flexión de la articulación interfalángica distal (IFD), infección
e hipersensibilidad prolongada. Una técnica más reciente para los desgarros del FPD incluye el uso de una
combinación de polietileno monofilamento/poliéster trenzado (FiberWire) y anclajes en lugar de alambres
de tracción externa. Actualmente, los análisis de resultados son demasiado escasos para determinar si esta
técnica permite una movilidad activa más temprana que las técnicas convencionales.
4. REHABILITACIÓN:
El resultado final de una reparación del tendón flexor depende también de una rehabilitación adecuada. El
riesgo de ruptura secundaria de las suturas no es nulo. La dificultad de la rehabilitación radica en la
dosificación adecuada de los movimientos activos en flexión, que deben repetirse varias veces al día. Hay
que supervisar al paciente para asegurarse de que la rehabilitación se realiza adecuadamente. La
rehabilitación debe comenzar lo antes posible: su objetivo es mantener un deslizamiento tisular para impedir
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el bloqueo del tendón por tejido cicatricial. Todos los estudios demuestran la necesidad de este tratamiento
precoz.
Los tendones reparados sometidos a una movilidad temprana apropiada aumentan su resistencia
más rápidamente y presentan menos adherencias que las reparaciones inmovilizadas.
Los protocolos de rehabilitación del tendón flexor deben tener en cuenta la resistencia a la tracción
de los tendones flexores reparados con normalidad.
Inicialmente resistente, la fuerza del tendón flexor disminuye de manera notable entre el día 5 y el
21.
El tendón es más débil durante este período de tiempo debido a su mínima resistencia tensil. La
fuerza aumenta rápidamente cuando se aplica un estrés controlado proporcional al aumento de la
resistencia tensil. Los tendones sometidos a estrés cicatrizan antes, ganan fuerza más rápidamente
y presentan menos adherencias. La resistencia tensil empieza a aumentar habitualmente a las 3
semanas. Por lo general, los ejercicios de bloqueo comienzan 1 semana después de la movilización
activa (ADM) (5 semanas tras la operación) .
Las poleas A2 y A4 son las más importantes para la función mecánica del dedo. La pérdida de una
porción considerable de una de ellas puede disminuir la movilidad y la fuerza del dedo o provocar
contracturas en la flexión de las articulaciones interfalángicas (IF).
Los tendones del flexor superficial de los dedos (FSD) se encuentran en la región palmar del FPD
hasta su paso por la entrada A1 de la vaina digital. Después, el FSD se divide (en el quiasma de
Camper) y termina en la mitad proximal de la falange media.
Durante la flexión de la muñeca y de los dedos, es necesario un recorrido del tendón flexor de 9
cm. El recorrido necesario para la flexión de los dedos con la muñeca estabilizada en la posición
neutra es de solo 2,5 cm.
En la actualidad, varios equipos recomiendan una ortesis que mantiene la muñeca en extensión a
+30◦, las metacarpofalángicas en flexión de 45◦ y las interfalángicas rectas. Con esta protección,
la movilización en flexión de los dedos se realiza más fácilmente, sin resistencia, y la tensión
accidental de la sutura es imposible.
La ortesis sólo es un mecanismo de seguridad, que impide la hiperextensión, dejando libre la
función. En todos los protocolos, la rehabilitación se realiza en un sector protegido durante seis
semanas. El paciente utiliza una ortesis adaptada que impide la tensión excesiva.
TÉCNICA QUIRÚRGICA:
El objetivo de la sutura tendinosa es aproximar los bordes del tendón o suturar el borde libre de un tendón
a los tendones o el hueso adyacente. Durante la sutura debe se debe tener cuidado para minimizar las
reacciones y fibrosis. Debe evitarse el pinzar o pellizcar la superficie no lesionada, ya esto puede
contribuir a la formación de adherencias. Strickland resaltó 6 características de la sutura ideal de un
tendón:
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Las incisiones de ampliación del acceso cutáneo se realizan después del desbridamiento de los bordes
de la herida. Deben ser lo menos extensas posibles y dependen de las necesidad:
De evitar cruzar un pliegue de flexión en ángulo recto, para evitar una cicatriz retráctil; la incisión tiene
un trazado en L o en zigzag, de tipo Bruner o hemi-Bruner, o bien se le confiere una orientación
transversal mediante plastias en Z para evitar las bridas retráctiles; de mantenerse por delante de los
pedículos vasculonerviosos, para no debilitar los aportes vasculares nutricios del tendón; de evitar los
despegamientos inútiles y otros colgajos cutáneos con vértices demasiado estrechos para evitar una
necrosis cutánea subsiguiente; de adaptarse a las lesiones asociadas de los pedículos u óseas, o a la
necesidad de realizar colgajos de cobertura cutánea.
El punto de sutura «clásico» es el de Kessler modificado, es decir, un marco transversal con dos hilos
longitudinales y un nudo enterrado en la zona de sección. Su resistencia mecánica se ha determinado en 14-
48 N, lo que está muy cerca de las fuerzas necesarias para una movilización activa en flexión. El punto en
bucle de Tsuge, también muy clásico, se efectúa igualmente con una sutura mediante dos hebras, pero con
un nudo exteriorizado. Hay que aumentar el número de hebras para mejorar la resistencia de la sutura y se
han descrito muchas técnicas. Una sutura con cuatro hebras aumenta un 70% la resistencia a la tracción
respecto a una con dos hebras. Las suturas con seis u ocho hebras son aún más resistentes, pero su volumen
excesivo, su dificultad técnica y los traumatismos tendinosos que ocasionan durante el paso de los hilos
limitan su uso. La solución de utilizar dos hilos de Tsuge permite realizar una sutura con cuatro hebras en
dos pasadas, pero con dos nudos exteriorizados, y hay que estar seguro de dar la misma tensión a cada hilo.
La técnica del doble punto de Kessler con un solo hilo permite una sutura con cuatro hebras en cuatro
pasadas, pero conlleva el riesgo de bloquear su hilo al multiplicar las pasadas. Los autores de este artículo
tienden a realizar suturas con cuatro hebras en dos pasadas solamente con un hilo en bucle: U-Tang. Se
puede realizar una sutura con seis hebras a˜nadiendo una pasada central con otro hilo en bucle: M-Tang.
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La sutura periférica circunferencial forma parte integrante de la sutura tendinosa, por lo que su papel
mecánico es importante. Suele realizarse con un hilo monofilamento 5/0 o 6/0 y garantiza un afrontamiento
y una congruencia óptimos de la sutura, al oponerse a la invasión por tejido conjuntivo extrínseco y al
limitar el riesgo de que la sutura se enganche en el borde libre de una polea. Además, aumenta la resistencia
de la sutura y disminuye los riesgos de alargamiento del callo tendinoso. Esta resistencia depende
esencialmente de la profundidad del tejido englobado con la aguja y del número de pasadas de la sutura
continua. Existen varias técnicas según el número de pasadas en el tendón, la profundidad del anclaje, la
longitud y el bloqueo de los bucles. La sutura continua simple, popularizada por Kleinert y añadida a una
sutura clásica con dos hebras, permite aumentar la resistencia de 3,4 N a 22 N. Las suturas cruzadas como
la de Silfverskiöld et al o cruzadas-bloqueadas como las de Dona et al son aún más resistentes. Los autores
de este artículo aconsejan al menos una sutura simple intentando realizar un plano posterior de calidad,
aunque la realización técnica es difícil en ocasiones, sobre todo si los vínculos están muy próximos e
impiden voltear el tendón. La realización en primer lugar de la hemisutura continua posterior antes de la
sutura principal es una técnica útil de conocer.
Tensión de la sutura:
Se ha demostrado que un acortamiento de alrededor del 10% del tendón evitaba los callos de elongación y
la ruptura. No se debe exagerar esta tendencia y dar lugar a una deformación en «tope de vagón» que
limitaría el deslizamiento tendinoso.
El funcionamiento correcto del aparato extensor se basa en el movimiento coordinado y armónico que
tienen todos los componentes que forman parte de la aponeurosis extensora. Cualquier alteración de este
equilibrio dará lugar a deformidades digitales importantes: una deformidad en flexión o en hiperextensión
de una de las articulaciones genera con el tiempo la deformidad opuesta en las restantes articulaciones
digitales. Se producirá disfunción del aparato extensor si se altera:
La integridad anatómica y la isometría del mecanismo extensor.
El deslizamiento tendinoso.
El balance normal de los músculos que actúan en la aponeurosis extensora.
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CLASIFICACIÓN
1. Clasificación topográficainternacional
La Federación Internacional adoptó la clasificación propuesta por Claude Verdan. Los
tendones extensores de los dedos atraviesan ocho zonas topográficas. De ahí que este autor
haya asignado un número del I al VIII a cada una de las áreas susceptibles de ser afectadas,
comenzando por su porción más distal Se distinguen zonas articulares y no articulares
Las zonas impares corresponden a las zonas de lesiones tendinosas a nivel de las
articulaciones. Así, las lesiones a nivel de las articulaciones interfalángic a distal,
interfalángica proximal, metacarpofalángica y carpiana atañen respectivamente a las zonas
I, III, V y VII;
Las zonas pares corresponden a las lesiones a nivel de los segmentos diafisiarios fijos. La
zona II corresponde al dorso de la segunda fala nge (F2), la zona IV, al dorso de la falange
proximal (F1) y la zona VI al dorso del metacarpiano. La zona VIII corresponde a las
lesiones proximales de la muñeca, es decir, al antebrazo. A pesar de que esta clasificación
original de Verdan concluye en la zona VIII, otros autores han sugerido añadir una nueva
zona que correspondería a la parte muscular del extensor, en el tercio medio y proximal
del antebrazo. Esta área se conoce como zona IX .
Los tendones extensor es del pulgar discurren por seis zonas, cuatro de las cuales son
propias del pulgar y están precedidas de la letra T
(Thumb): T I, T II, T III y T IV. Dos de ellas son comunes a los extensores del resto de
los dedos: la zona VII (muñeca) y la VIII (antebra zo).
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ZONA I
Una lesión del aparato extensor en la zona I, a nivel del tendón extensor terminal, provoca la caída en
flexión de la falange distal, o deformidad en martillo (dedo en martillo o mallet finger). Corresponde a
una afectación del tendón.
Conjunto distal, que se inserta en la falange distal. Se observauna flexión de la falange distal por acción
del flexor común profundo. En el examen clínico se caracteriza por el déficit de extensión activa de la F3
sobre la F2.
Herida tendinosa
Diagnóstico
Se trata del equivalente «abierto» del dedo en martillo. Es preciso buscar sistemáticamente una
abertura articular, muy frecuentemente asociada.
Tratamiento
La herida puede ser ampliada hacia la cara lateral de la F2 por un lado y hacia la cara lateral de la F3 por el
otro. Tras lavado abundante con suero fisiológico, eventualmente también de la articulación, la sutura suele
realizarse por medio de una sutura continua o algunos puntos en «X». Acontinuación se coloca una férula
segmentaria, general-mente dorsal para dejar libre el pulpejo y evitar la exclusión del dedo, que debe
permanecer de manera estricta a lo largo de 8 semanas. Transcurrido este período, la rehabilitación
efectuada por el propio paciente suele ser suficiente para recobrar la función normal.
Rotura subcutánea
Diagnóstico
La moderación de los signos funcionales explica por qué el paciente puede tardar algunos días, inclusive
varias semanas, antes de llegar a inquietarse por la persistencia de esta deformidad y por la aparición tardía
de una ligera tumefacción dolorosa en la superficie dorsal de la articulación. Se denominan recientes a
aquellas roturas que datan de menos de 2 semanas. Más allá de dicho plazo se consideran antiguas.
De acuerdo con la imagen radiográfica centrada en el dedo y obtenida en riguroso perfil, se distinguen
tres modalidades
Tipo I
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Rotura simple del tendón en las proximidades de su inserción distal. La radiografía no revela anomalía
alguna. En la práctica, el extremo proximal del tendón retrocede 2 a4 mm hacia el cuello de la segunda
falange, según la rotura sea completa o no.
Tipo II
Arrancamiento óseo, ínfimo en ocasiones, de la base de la falange distal, que afecta a menos de un tercio
dela superficie articular. Generalmente queda distanciado 2 a 3mm de su emplazamiento original por efecto
del flessum dela última falange. En este caso, el aparato extensor no sufre retracción
Tipo III
Avulsión ósea voluminosa, que a menudo supera la tercera parte de la superficie articular y se acompaña
de una subluxación palmar de la articulación interfalángica distal.
Tratamiento
•Tratamiento ortopédico
Consiste en inmovilizar la interfalángica distal por medio de una férula segmentaria dispuesta en leve
hiperextensión (5º).La dificultad no radica en su colocación inicial, sino en la consecución de un tratamiento
continuo, sin ninguna interrupción, durante un mínimo de 7 a 8 semanas. Se ha observado, descrito y
ensayado todo tipo de material. La férula industrial de tipo Stack tiene el inconveniente de ocultar el pulpejo y exigir
una provisión de material suficiente como para disponer de todas las tallas. El mantenerla
interrumpidamente durante las 7 semanas es mal tolerado por la piel, a causa de su maceración, y cambiarla
uno mismo regularmente no es algo sencillo. La férula de aluminio, rellena de espuma y de situación
generalmente dorsal, ha de ser la opción preferente. La fijación de este dispositivo se consigue gracias a un
adhesivo elástico aplicado tanto en su extremo proximal como distal. Tal sujeción no debe ser compresiva.
La tolerancia y aceptación del tratamiento por parte del paciente son factores esenciales en cuanto al
pronóstico.
•Tratamiento quirúrgico
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En la actualidad no se justifica, salvo para aquellos casos pertenecientes al tipo III en los cuales no es
posible reducirla subluxación mediante ortopedia. La osteosíntesis con alambres, tornillos o grapas exige
una reducción anatómica previa con osteosíntesis del fragmento y eventualmente fijación articular
provisional mediante alambres. Este método es a menudo el único procedimiento capaz de reducir la
subluxación palmar.
- ZONAII
Se produce un déficit clínico de extensión de la F3 sobre la F2 similar al que ocurre en la sección de la zona
I. Los problemas cutáneos son aquí particularmente frecuentes. La cobertura cutánea de la reparación
tendinosa puede requerir un colgajo, a fin de no dejar expuesto el tendón, más aún si la peri tendón estaba
dañado de entrada. De igual modo que en cualquier área diafisaria, es alta la probabilidad de que se
produzcan adherencias entre el tendón deteriorado y el hueso, muchas veces erosionado y en ocasiones
fracturado.
- ZONA III
Una lesión en la zona III se traduce en un déficit para la extensión activa de la F2 sobre la F1. Por regla
general, se trata de una lesión aislada de la lengüeta media o de una lesión aso-ciada de ésta con una lengüeta
lateral
. En las secciones simples, el diagnóstico puede pasar inadvertido, ya sea por el hecho de que el corte es
incompleto y se completa ulterior-mente, o por el efecto compensador inicial que ejercen las lengüetas
laterales al compensar el déficit de extensión.
Herida tendinosa
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Diagnóstico
La afección de la articulación interfalángica proximal es un evento usual que ha de ser investigado de forma
sistemática. En caso de duda acerca de una eventual efracción capsular, debe realizarse de entrada una
artrotomía con el objetivo de proceder al lavado de la articulación. Tratamiento todas las estructuras
lesionadas deben reconstruirse anatómicamente. La búsqueda de una lesión articular ha de realizarse sin
excepción, con el fin de prevenir cualquier complicación de índole infecciosa por medio de un lavado
profuso de la articulación y la extracción de posibles cuerpos extraños. El aparato extensor debe ser
examinado a lo largo de toda la herida, verificando, al mismo tiempo, mediante movimientos de flexión-
extensión, la ausencia de lesión proximal o distal. La totalidad o sólo parte del sistema extensor puede
resultar dañada, por lo que pueden darse varias situaciones. Cuando únicamente el tendón conjunto
proximal ha sido seccionado, debe ser suturado con hilo fino no reabsorbible. Ya en la fase postoperatoria,
la reconstrucción ha de quedar protegida por una férula segmentaria, habitualmente dorsal, que mantiene
la articulación interfalángica proximal en extensión durante 3 a 4 semanas. Es necesario que esta férula
respete la capacidad de movimiento de la articulación metacarpofalángica e interfalángica distal, que deben
ser movilizadas para posibilitar una cicatrización en adecuadas condiciones fisiológicas y un deslizamiento
armonioso del aparato extensor. Cuando la lesión abarca igualmente a los tendones conjuntos laterales, la
exploración quirúrgica debe individualizar cada estructura para poder repararlas una a una. La férula
segmentaria postoperatoria no sólo debe inmovilizar la articulación interfalángica proximal en extensión,
sino además la distal, puesto que ambos tendones laterales también han tenido que ser reparados. Por último,
en el caso excepcional de que el ligamento triangular también haya resultado lesionado, los tendones
conjuntos laterales pueden llegar a luxarse en sentido palmar. En tal caso, deben ser devueltos a su ubicación
dorsal, manteniéndolos en su sitio fisiológico, reconstituyendo el ligamento. También aquí la
inmovilización comprende un período de 3 a4 semanas durante el cual ambas articulaciones interfalángicas
permanecerán en extensión. De haberse producido una pérdida de sustancia cutánea, ésta será tratada sin
demora en un mismo tiempo quirúrgico. Sólo los colgajos de cobertura, procedentes generalmente de áreas
vecinas (autoplastias locales, cross-finger), garantizan una troficidad suficiente como para permitir una
cicatrización tendinosa de calidad al minimizar el riesgo de adherencias. Cuando existe pérdida de sustancia
tendinosa, ésta también requiere su reparación urgente en el mismo acto. Se han pro-puesto diversas
técnicas. La aplicación de un injerto tendinoso con ayuda del retináculo dorsal en el método de elección
para los autores, si bien otros métodos son factibles, entre los que destacan el desdoblamiento longitudinal
del aparato extensor y la inversión de un colgajo procedente del aparato extensor.
Rotura subcutánea
Diagnóstico
Ante una articulación interfalángica proximal engrosada y dolorosa tras un traumatismo, es imprescindible
realizar un examen preciso y riguroso. Para evitar que pase inadvertida una fractura, una luxación o una
fractura-luxación, se solicitará de manera sistemática una radiografía de frente y de perfil, centrada sobre
esta articulación, y eventualmente oblicua de tres cuartos. La radiografía puede mostrar, aun-que rara
vez ocurre, pequeños fragmentos dorsales pertenecientes a la F2, prueba de la avulsión ósea a nivel de
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la inserción tendinosa del tendón conjunto proximal, con o sin luxación palmar de la articulación
interfalángica proximal. Por lo demás, la radiografía es normal. Desde el punto de vista clínico, el dolor
hace que el examen muchas veces sea difícil. En la inspección suele detectarse un flessum antálgico.
Mediante la palpación se intenta confirmarla topografía dorsal del dolor. La estabilidad lateral y antero-
posterior debe evaluarse de forma activa y pasiva. Mientras se explora la movilidad anteroposterior se
comprueba el estado de la placa palmar en hiperextensión y el del tendón conjunto proximal en subluxación
palmar. El test de movilidad activa consiste en pedir al paciente que realice un movimiento de flexión y
extensión. El examen clínico de esta articulación inter-falángica proximal dolorosa se ve facilitado si se
bloquean los dos nervios colaterales con anestesia local. En la práctica, una extensión activa completa
traduce la integridad del tendón conjunto proximal, por lo que el flessum sólo tiene un carácter antálgico.
Si la extensión sólo es parcial, puede volver a evaluarse a las 48 horas para asegurarse de que es perfecta.
Se trata entonces de una simple distensión tendinosa, impropiamente calificada de «esguince benigno». Un
flessum no reductible activamente sugiere una lesión grave del tendón conjunto proximal. En resumen, el
diagnóstico de esta entidad se plantea ante una equimosis dorsal evocadora. La estabilidad lateral es
satisfactoria. Existe un flessum doloroso, junto con una extensión activa incompleta, aun con anestesia
local.
Tratamiento La lesión benigna es tratado mediante una inmovilización segmentaria nocturna durante 15
días y posteriormente en sindáctila durante otras 2 semanas. En caso de lesión grave, se hace necesario un
tratamiento ortopédico para evitar correr el riesgo de que se instaure un dedo en ojal (deformidad de
Boutonnière), cuyo tratamiento es más complejo y aleatorio.
El tratamiento de la rotura cerrada del tendón conjunto proximal también es ortopédico y se efectúa por
medio de una férula segmentaria que inmovilice la falange proximal en extensión durante 3 semanas, con
movilización inmediata delas articulaciones metacarpo falángica e interfalángica distal, seguida de una
ortesis dinámica de extensión durante otras 3a 4 semanas, a lo largo de las cuales se procede a movilizar la
interfalángica proximal. La articulación metacarpo falángica, y sobre todo la interfalángica distal, deben
ser movilizadas pasiva y activamente durante las 6 semanas de tratamiento, afín de mantener en posición
anatómica de los tendones con- juntos laterales y facilitar la cicatrización del tendón conjunto proximal en
su sitio y con su longitud anatómica. Cuando se ha producido una avulsión o una fractura, puede intentarse
su reducción ortopédica recurriendo a una férula segmentaria que mantenga la articulación interfalángica
proximal en extensión; el tratamiento quirúrgico únicamente estaría indicado si el fragmento óseo
permaneciera desplaza-do o si persistiese una subluxación palmar de dicha articulación. La reparación del
aparato extensor se consigue por medio de la osteosíntesis de la base de la falange, siempre y cuando el
fragmento sea lo suficientemente voluminoso; de lo contrario, se procedería a la reinserción transósea de
la lengüeta central. Esta intervención queda protegida por una aguja temporal que fija la articulación
interfalángica proximal en extensión durante 4 semanas. El alambre se retira entonces y se agrega una
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ortesis dinámica en extensión, que posibilita la flexión extensión hasta recuperar su actividad normal. Este
tipo de traumatismos, aunque benignos, tienen a menudo una evolución larga. La rehabilitación puede
prolongarse hasta recobrar por completo la movilidad articular, especial-mente en extensión. Es importante
informar al paciente de que el tamaño de la articulación continuará aumentado durante un período mínimo
de 6 meses.
- ZONA V:
MTF Se trata de una zona cuyas lesiones son con frecuencia de origen abrasivo con pérdida de sustancia
cutánea, tendinosa y ósea. Es además la patología de quien da un puñetazo, lo que puede provocar la simple
rotura subcutánea del aparato extensor con luxación del tendón hasta la osteoartritis séptica por
contaminación bucodental. Las secciones simples a nivel de la articulación MTF son las lesiones que
afectan más frecuentemente al extensor extrínseco. No se asocian con retracción de los extremos y se tratan
con sutura tendinosa seguida de inmovilización con muñeca en extensión de 30º y MTF en flexión de 15-
20º con IFs libres durante 4 semanas. Son heridas graves por la posible infección, por lo cual se indica
efectuar cirugía de limpieza articular. No se repara el tendón hasta descartar la infección. En la zona V
ocurre la lesión de la banda sagital radial del dedo medio. Para el diagnóstico de una lesión de la continuidad
tendinosa es muy útil apelar a la maniobra
de flexo-extensión de la muñeca con los
dedos libres sin tensión. En las lesiones de
la banda sagital cerrada, en la cual exista
una luxación tendinosa con resalto, se
tratará con la fijación al dedo adyacente por
3 semanas. La lesión abierta, no
contaminada y que comprometa la
estabilidad, corresponde suturarla
Rupturas subcutáneas.
• Las rupturas de la bandeletas laterales son frecuentes en artritis reumatoidea secundarios a traumatismo
en extensión forzada o flexión forzada. Afecta principalmente al tercer dedo. Se aprecia un deslizamiento
lateral del tendon sobre al MCF, puede existir una pérdida de extensión total. La luxación tendinosa es
fácilmente reductible. Más frecuente la afectación radial, con luxación cubital del tendón.
Si se diagnostica antes de las 2 semanas puede realizarse un tratamiento conservador con inmovilización
10º de flexión de la MCF durante 6 semanas.
• La reparación quirúrgica directa se puede realizar antes de las 10 semanas. • Posteriormente precisara
una plastia tomada de la yuntura tendini o del propio
– Lesiones abiertas.
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• Debemos vigilar las lesiones por puñetazo, diagnostico tardío y riesgo elevado de infección. • Se
acompañan con frecuencia de lesiones capsulares y de las bandelatas sagitales que pueden alterar el
recorrido del tendón.
- Lesiones del pulgar.
• Fracturas de radio y espontaneas.
• Perdidas de sustancias o rupturas subcutáneas del EPL precisaran una transposición con el EPI
A la exploración se puede apreciar una afectación de la extensión de la MTF. Si la lesión es distal a las
conexiones intertendinosas, el déficit funcional es mayor que si la lesión es proximal; en estas últimas es
muy útil hacer levantar el dedo lesionado manteniendo el resto apoyado sobre una superficie plana. Tienen
tendencia a la adherencia tendinosa porque hay poco tejido celular subcutáneo. El paciente puede extender,
aun con lesión evidente por las conexiones intertendinosas. La pérdida funcional para la extensión de la
primer falange impone la cirugía. En el caso de cortes limpios se procederá a la reparación de los extremos
lesionados y a la inmovilización con la muñeca en extensión de 45º y MTF en flexión de 15-20º durante 4
semanas. En las lesiones complejas con pérdida de sustancia tendinosa se limpiará la herida y debridarán
los tejidos no viables, planteando como intervención urgente o programada a corto plazo la cobertura
cutánea si existen defectos a este nivel (injertos o colgajos según el caso). Para tratar la pérdida de sustancia
tendinosa: - Si la pérdida afecta a uno o varios extensores comunes, el extremo distal de los mismos puede
suturarse a algún extensor vecino sano (tenodesis). También es válido este tratamiento para niveles más
proximales de pérdida de sustancia tendinosa. - Puede utilizarse el extensor propio del 2º dedo cuando el
extensor común de este dígito está intacto. Esta transferencia tendinosa es muy útil pero se indica más
frecuentemente como cirugía secundaria. Planteada como una intervención de urgencias, y por el daño que
suele coexistir de otros tejidos, la fibrosis y las adherencias pueden hacer fracasar la transferencia. Lo
mismo sucede con los injertos tendinosos libres.
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extensión, y con Ifs libres porque hay poca excursión tendinosa de los extrínsecos a su nivel. Se enfatiza en
el control del edema para minimizar la formación de adherencias. Aunque Muchos autores recomiendan
férula la articulación metacarpo falángico en flexión leve para conservar la integridad de los ligamentos
colaterales, se deberá mantener en 0° de extensión para impedir la elongación tendinosa. Para la confección
de la férula deberá tenerse en cuenta el compromiso de la unión intertendinosa, de ser proximal a ella, el o
los dedos lesionados y sus vecinos, deberán ser mantenidos en extensión. De ser distal, los dedos vecinos
se mantendrán en leve flexión MTF, para ayudar en la aproximación de los extremos tendinosos reparados,
por virtud de la conexión intertendinosa, reduciendo así la tensión por anastomosis. De estar lesionados los
extensores propios del índice o del meñique, se deberá inmovilizar la muñeca, sólo con esos dedos. La
rehabilitación suele comenzar a las 3 semanas. El tratamiento comienza con limpieza e hidratación de la
piel. El paciente es instruido en técnicas de masaje retrógrado para reducir el edema y suavizar la cicatriz
y se le enseña a proteger la anastomosis mediante una colocación adecuada. En la 3° y 4° semana, se
comenzará con ejercicios activos de flexo-extensión de IFs (10 repeticiones por hora). Las IFs se deben
trabajar en flexión sólo mientras la muñeca y las MTF se encuentran en extensión. La muñeca se trabaja
activamente desde 30° a 60 °
De 4 a 5 semanas, se podrá realizar extensión activa de los dedos y flexión IF activa en gancho. Las MTF
se trabajan con flexión muñeca y las IFs extendidas. La posición "intrínseca plus" elonga los ligamentos
colaterales de la MTF respetando la excursión del tendón y la tension en la línea de sutura. La flexión activa
de muñeca se lleva a cabo con los dedos en posición de reposo. A partir de la 6° a 8° semana se incorporan
ejercicios activos resistidos de flexión digital (no en extensión), se realiza extensión activa libre,
movilización articular diferenciada, y elongación progresiva del aparato extensor. A las 7 semanas, podrá
realizarse la estimulación eléctrica funcional, y podrá considerarse la colocación de una férula dinámica
para favorecer la movilidad activa de la flexión de dedos. Entre la 8° y 10° semana se realiza el aumento
progresivo de resistencia a la flexión, maniobras de elongación de adherencias, mayor exigencia en
extensión completa (sin resistencias agregadas), resistencia a la extensión de IF (intrínsecos),
movilizaciones pasivas en flexión de MTF, con IF en extensión. A partir de la 10° a 12°, se agrega
fortalecimiento del AE completo contra resistencia y elongación máxima del AE. Tenorrafias en zonas IV,
V y VI Protocolo ICAM: Inmediate Controlled Active Motion 13 Programa de 5 semanas, para uno a dos
tendones. Comienza con la colocación de dos férulas, una para inmovilizar muñeca y la otra para MTF.
La primera férula, estabiliza la muñeca en 20°- 25° de extensión, el borde distal es un poco más alto, ocupa
parte de la primera falange. La segunda férula, mantiene el dedo reparado en hiperextensión relativa de
15°-20°.
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Fase 2: 23 a 35 días
Fase 3: día 36 a 49
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V. SINDROME COMPARTIMENTAL
El síndrome compartimental se describe como la presencia de signos y síntomas relacionados con
el incremento de la presión de un compartimiento en una extremidad, lo cual lleva a la reducción
o eliminación de la perfusión vascular y, por ende, a la isquemia del compartimento afectado. Se
describen dos tipos de síndrome compartimental: el agudo y el crónico, el primero relacionado a
un trauma de alta energía o a la presencia de un periodo prolongado de isquemia y a su
consiguiente revascularización, representando un riesgo inminente para la extremidad o incluso
para la vida.
Es importante conocer el Síndrome Compartimental Agudo (SCA) de los miembros,
saberlos diagnosticar y tratar ya que:
- Es poco frecuente.
- Es muy grave y con amplias repercusiones funcionales.
- Es fácil de diagnosticar.
- Es solucionable casi siempre en su fase inicial con gestos médicos y quirúrgicos
mínimos.
- Tiene posible repercusión judicial para el médico, ya que a veces es yatrogénico.
El SCA es una patología que aparece a cualquier edad, no hay diferencia de sexos y puede
afectar tanto en miembros superiores como inferiores.
Hay numerosas causas que pueden provocar el SCA pero la más frecuente de todas son las
fracturas.
1. CONCEPTO
El s índr ome compart imental (SC) ha sido definido como "una condición en la cual
una presión elevada de un compartimiento cerrado reduce la presión de perfusión
capilar por debajo del nivel necesario para la viabilidad tisular”
Podemos definir el Síndrome Compartimental Agudo como el conjunto de signos y síntomas
secundarios al aumento de la presión en una celda fascial de un miembro, lo cual provoca una
disminución de la presión de perfusión capilar comprometiendo la viabilidad de los tejidos
de dicha celda. No debemos confundir el SCA con la Contractura Isquémica de Volkman.
La segunda es una secuela de la primera.
Podemos definir la Contractura Isquémica de Volkman (CIV) como el conjunto de secuelas
morfológicas y funcionales de la necrosis muscular y nerviosa que sigue a un SCA no
tratado correctamente o de mala evolución.
Las características de la CIV son:
- Alteraciones neurológicas.
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- Alteraciones cutáneas.
- Alteraciones articulares.
- Alteraciones musculares.
El Síndrome Compartimental Crónico es el aumento transitorio de la presión
intracompartimental como consecuencia de movimientos repetidos o ejercicios físicos.
Se da fundamentalmente en el miembro inferior y es una enfermedad crónica. Se caracteriza
por dolores tipo calambre que aparecen durante el ejercicio físico y ceden con el reposo.
2. ETIOLOGIA
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S.C.
A
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FIBROSIS PARESTESIA
PARESIA
CONTRACTURA ANESTESIA
PARÁLISIS
SINDROME DE
VOLKMAN
4. ANATOMIA
- Volar
- Lateral
- Posterior
3- Compartimentos de la mano:
- Palmar medio
- Tenar
-Hipotenar
b- Miembro inferior
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- Glúteo
- Iliaco
- Anterior
- Posterior
2- Compartimentos de la pierna:
- Lateral
- Posterior profundo
- Posterior superficial
Microscópicamente observamos:
- Degeneración muscular
- Tejido colágeno
- Fibrosis
6. CLINICA
Dolor que aumenta con la extensión pasiva
Tensión Hinchazón
Alteraciones sensitivas
Disminución d la motilidad
Cianosis
Disminución del pulso arteria principal
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Es muy importante destacar que en estos pacientes hay un antecedente de fractura o cirugía
ortopédica reciente, o bien de otra causa desencadenante del cuadro.
El síntoma fundamental es el dolor. Aparece pocas horas tras la lesión. Es un dolor intenso,
excesivo o mayor de lo que cabría esperar, y que se incrementa con la extensión pasiva de los
músculos afectos.
El dolor se acompaña de tensión en la zona, hinchazón y alteraciones sensitivas distales.
o Disminución de la movilidad
o Cianosis distal
Localización
Es más frecuente en miembros superiores; En miembros superiores se da sobre todo en los
compartimentos volares y dorsales del antebrazo y en los intrínsecos de la mano. En miembros
inferiores lo más frecuente es el compartimento anterior de la pierna seguido del lateral,
posterior profundo y superficial.
Las fracturas más frecuentemente asociadas son las de antebrazo, supracondíleas humerales y
diáfisis tibiales
7. DIAGNOSTICO
DIAGNOSTICO
Clínica
Exploración física
Se hace básicamente por la clínica y la exploración física. Pero como confirmación debe medirse
la presión intracompartimental, que hoy en día se realiza mediante sensores electrónicos de fácil
manejo y gran precisión.
Una presión intracompartimental inferior a 10 mmHg se considera normal.
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Para lograr un tratamiento adecuado en el paciente con síndrome compartimental, se debe tener una alta
sospecha y experiencia en el manejo de esta patología. Es muy importante tomar todas las medidas para
evitar el desarrollo del síndrome compartimental, entre las que se encuentran vigilar los signos de
compresión, rápida identificación e inmovilización de las fracturas cerradas, utilización de tracción
esquelética en caso de ser necesaria, entre otras.
No hay que perder de vista que el manejo del SC establecido es la descompresión quirúrgica mediante la
fasciotomía. Se debe tener una clara comprensión de la anatomía de los compartimentos tanto en el miembro
superior como inferior para llevar a cabo una adecuada descompresión.
La fasciotomía comprende la incisión de la envoltura aponeurótica del compartimento, lo que permite que
los tejidos se expandan sin restricciones y que la presión tisular caiga. Al practicar la fasciotomía, no solo
debe abrirse rápidamente la envoltura aponeurótica del compartimento, sino que también debe abrirse la
piel suprayacente (dermotomía).
En cuanto a las incisiones en la piel se considera que estas deben ser amplias, en cuanto la piel puede actuar
como un elemento constrictor a pesar de la apertura de las fascias. Sin embargo, se han descrito las
fasciotomías subcutáneas, que consisten en incisiones más pequeñas en la piel (concepto estético), se
pueden tener en cuenta en pacientes con riesgo bajo de desarrollar síndrome compartimental, pero se corre
el riesgo de lesionar estructuras al realizar el procedimiento a ciegas y no disminuir la presión realmente,
al no liberar la piel. Una tercera técnica se ha descrito y es la fasciotomía asistida por endoscopia.
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ANTEBRAZO:
3 compartimentos comunicados entre sí (anterior, posterior y lateral): Suele ser suficiente una sola
incisión curvilínea sobre toda la longitud de la cara volar del antebrazo llegando hasta el túnel del
carpo.
MANO:
MUSLO:
Compartimento anterior y posterior: Una única incisión grande sobre la cara lateral, aunque a
veces hay que realizar incisión adicional sobre la musculatura aductora.
Incisión posterolateral para descomprimir los músculos glúteo mayor, mediano y menor.
PIERNA:
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Compartimentos interóseos: 2 incisiones longitudinales sobre el dorso del pie centrado sobre la
diáfisis del 4º metacarpiano y la otra entre el 1º y 2º metacarpiano.
Compartimentos medial, lateral, central superficial, aductor del primer dedo y calcáneo: Incisión
en “L” sobre la cara medial del pie.
CONTRACTURA DE VOLKMAN
Se puede sugerir una radiografía del brazo y exámenes de los músculos y los nervios para verificar su
funcionamiento
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Tratamiento
El objetivo del tratamiento es ayudar a las personas con contractura isquémica de Volkmann a recuperar
el uso parcial o total del brazo y la mano. El tratamiento depende de la gravedad de la contractura:
Otra complicación que puede presentarse es el síndrome por aplastamiento, también llamado rabdomiolisis
secundario a la destrucción de miocitos por la liberación de toxinas que al destruir a la célula muscular
libera mioglobina a la circulación sistémica, lo que es altamente tóxico para el organismo, llegando a
producir falla renal y muerte.
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