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Cómo iniciar

*** km 5/07 pág. 3 Sección de preguntas ***


El conductor del Estudio de La Atalaya anunciará el primer cántico vinculado al estudio. Este
hermano conducirá el estudio en conformidad con las instrucciones que se han suministrado y
anunciará el cántico de conclusión. Normalmente, el conductor le pedirá al hermano que
pronunció el discurso público que haga la oración de conclusión.

Cómo dirigir
Cómo dirigir las reuniones
*** w03 1/9 págs. 21-22 Alabemos a Jehová “en medio de la congregación” ***
El hermano que dirige la reunión tiene la seria responsabilidad de animar a los presentes. En
vez de estar ocupado con otros asuntos, debe manifestar interés sincero escuchando cada
comentario con atención, sin dejar de mantener el contacto visual con la persona que lo da.
No estaría bien que por no prestar atención repitiera innecesariamente lo que se acaba de
decir o planteara una pregunta que se acaba de contestar.
Resulta también desanimador que la persona que dirige tenga la costumbre de repetir con
otras palabras el comentario que se ha dado, como si insinuara de alguna manera que no
estuvo bien. Sin embargo, el efecto es muy positivo cuando el auditorio contribuye a analizar
los diversos aspectos de un punto importante. Preguntas del tipo: “¿Cómo podemos ponerlo
en práctica en nuestra congregación?” o “¿Qué texto bíblico del párrafo apoya este
comentario?” servirán para fomentar buenas y valiosas aportaciones.
Huelga decir que, sobre todo, los nuevos y los tímidos merecen encomio por sus comentarios.
Si se les anima personalmente después del estudio, se evitará que tal vez se abochornen, y al
mismo tiempo permitirá al conductor ofrecer alguna recomendación de ser necesario.
Normalmente, la persona que domina una conversación no fomenta la comunicación, pues sus
interlocutores no ven la necesidad de expresarse, sino que, en el mejor de los casos, se
resignan a escucharlo. Algo parecido ocurre cuando el que dirige la reunión monopoliza el
estudio haciendo comentarios muy a menudo. Sin embargo, puede plantear de vez en cuando
preguntas suplementarias —si bien con moderación— para hacer que el auditorio se exprese y
reflexione sobre el tema que se está tratando.
No es necesario que se asigne el comentario a la primera persona que levante la mano, pues
esto pudiera desanimar a quienes necesitan un poco más de tiempo para poner en orden sus
ideas. Si el conductor espera unos segundos, permitirá a quienes aún no han participado que
también lo hagan. Además, debe ejercer buen juicio para no dejar que niños respondan
preguntas que ni siquiera entienden.
¿Qué puede hacerse si la respuesta es errónea? No hay por qué avergonzar a la persona que
contestó. Los comentarios, aunque no sean perfectos, encierran alguna verdad. De modo que
el conductor puede corregir el asunto sin incomodar al hermano puntualizando con tacto
alguna idea acertada, volviendo a formular la pregunta o planteando otra diferente.
Quienes dirigen las reuniones deben evitar preguntas vagas como: “¿Alguien más tiene un
comentario?”. Seguramente con toda la buena intención se dice: “¡Esta es la última
oportunidad para los que no han comentado todavía!”. Sin embargo, con frases así no se logra
que una persona se sienta motivada a expresarse sin reservas. No se debe hacer sentir
culpables a los hermanos por no haber participado antes en el estudio, sino animarlos a
compartir sus conocimientos con los demás porque es una expresión de amor. Además, tras
conceder a alguien la palabra, no debería decirse algo así como: “Después escucharemos al
hermano fulanito y también a la hermana menganita”. El conductor de la reunión tiene que
escuchar primero el comentario y luego decidir si se precisa añadir algo más.
Una reunión ideada para estudiar la Biblia
*** w10 15/10 págs. 21-23 ¿Contribuye usted a que las reuniones cristianas sean edificantes?
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4 Todos queremos beneficiarnos plenamente del Estudio de La Atalaya. Para ello, debemos
entender bien el objetivo principal de esta reunión semanal. Con ese fin, repasemos algunos
cambios que se han hecho a la revista La Atalaya y a los artículos de estudio.
5 A partir del primer número de la edición de estudio —el del 15 de enero de 2008— se incluyó
algo importante en la portada. ¿Lo notó usted? Fíjese bien en la portada de la revista que tiene
en la mano. Allí, en la base de la torre, hay una Biblia abierta, lo cual subraya la razón por la
que celebramos el Estudio de La Atalaya: estudiar la Biblia con la ayuda de dicha revista. Así
es, en esta reunión semanal se expone la Palabra de Dios y se le pone significado, tal como se
hacía en los días de Nehemías (Neh. 8:8; Isa. 54:13).
6 Teniendo en cuenta que nuestro principal libro de texto es la Biblia, se hizo un cambio en los
artículos de estudio: ahora algunos textos van precedidos de la palabra léase. Se anima a todos
a seguir la lectura de estos versículos durante la reunión empleando su propia Biblia (Hech.
17:11). ¿Por qué? Cuando vemos los consejos de Dios en nuestra Biblia, nos causan una
impresión más profunda (Heb. 4:12). Por eso, antes de que dichos textos se lean, el conductor
debe dar a los presentes suficiente tiempo para encontrarlos y seguir su lectura.
Más tiempo disponible para expresar nuestra fe
7 Otro cambio en los artículos de estudio es que ahora son más cortos. Al dedicar menos
tiempo a leer los párrafos, queda más tiempo para ofrecer comentarios. Gracias a ello, más
miembros de la congregación tienen la oportunidad de expresar públicamente su fe. Por
ejemplo, pueden contestar una pregunta impresa, señalar la aplicación de un texto o relatar
una breve experiencia que demuestre lo sabio que es seguir los principios de la Biblia. También
debe utilizarse algo de tiempo para comentar las ilustraciones (léanse Salmo 22:22; 35:18, y
40:9).
8 Ahora bien, ese tiempo adicional para que haya una mayor participación durante el Estudio
de La Atalaya solo se aprovechará si los comentarios del auditorio son breves y el conductor
no interviene con demasiada frecuencia. ¿Qué ayudará al conductor a que sus comentarios
complementen los de la congregación a fin de que la reunión sea edificante para todos?
9 Contestemos esa pregunta con una ilustración. Un Estudio de La Atalaya bien dirigido puede
compararse a un hermoso ramo de flores. Tal como un ramo consta de muchas flores, el
Estudio de La Atalaya consta de muchos comentarios. Y así como las flores varían en tamaño y
color, los comentarios del auditorio varían en largura y en forma de presentarse. Y ¿a qué
pueden compararse las intervenciones ocasionales del conductor? A las pocas ramitas de
follaje que se añaden cuidadosamente a un ramo, no para que sean el elemento dominante,
sino para darle estructura y cohesión. El conductor ha de recordar que sus intervenciones no
deben predominar, sino complementar las palabras de alabanza que ofrezca la congregación.
Cuando se combinan hábilmente los diversos comentarios de la congregación con las pocas y
oportunas intervenciones del conductor, el resultado es un hermoso conjunto de expresiones
que edifica a los presentes.
Superintendentes que llevan la delantera. El conductor del
Estudio de La Atalaya
*** km 12/98 pág. 8 Superintendentes que llevan la delantera. El conductor del Estudio de La
Atalaya ***
1 La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová, es el instrumento primordial del “esclavo fiel y
discreto” para darnos el alimento espiritual “al tiempo apropiado” (Mat. 24:45). El anciano que
dirige el Estudio de La Atalaya tiene una importantísima responsabilidad como maestro
competente que da un excelente ejemplo de vida cristiana (Rom. 12:7; Sant. 3:1).
2 Para enseñar eficazmente, el conductor del Estudio de La Atalaya debe prepararse todas las
semanas a conciencia y bajo oración. Su profundo interés por la congregación se refleja en sus
esfuerzos genuinos por hacer que la información que estudiamos nos llegue al corazón. Se
concentra en los puntos principales de la lección y nos ayuda a ver su relación con el tema del
artículo.
3 La preparación concienzuda exige que busque los textos bíblicos de antemano y conozca su
aplicación. Durante el estudio, hace que la Palabra de Dios ocupe un lugar preponderante y
anima a la congregación a hacer buen uso de ella. Si los comentarios del auditorio no incluyen
un punto importante o se pasa por alto la aplicación de un texto clave, formula una pregunta
específica para extraer la información. Así nos ayuda a llegar a conclusiones correctas y a saber
poner en práctica lo que aprendemos.
4 El conductor del Estudio de La Atalaya procura mejorar constantemente su aptitud docente.
En lugar de comentar en exceso, nos anima a nosotros a hacerlo, con nuestras propias
palabras y de forma breve y concisa. Puede que de vez en cuando nos recuerde que el primer
comentario sobre un párrafo ha de contestar la pregunta impresa con brevedad y precisión.
Los demás comentarios pueden indicar la aplicación de textos bíblicos, presentar argumentos
de apoyo o mostrar la utilidad de la información. Al fomentar la preparación individual y en
familia, el conductor del Estudio de La Atalaya intenta sembrar en todos el deseo de participar.
5 Como “personas enseñadas por Jehová”, nos sentimos agradecidos por las “dádivas en
hombres”, como los conductores del Estudio de La Atalaya, que “trabajan duro en *...+
enseñar” (Isa. 54:13; Efe. 4:8, 11; 1 Tim. 5:17).
Tenga asida con firmeza la declaración pública de su fe sin
titubear
*** km 3/94 pág. 1 párr. 4 Tenga asida con firmeza la declaración pública de su fe sin titubear
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4 Escuche cuidadosamente lo que se dice durante la reunión. Preste atención a las palabras de
apertura del hermano que lo dirige; los comentarios que él haga dispondrán el marco en el que
se desarrollará el estudio. Quizás él plantee tres o cuatro preguntas a las que se dará
respuesta, o repase puntos importantes de la lección anterior, si la de esa semana es
continuación del mismo tema. Si hay un nuevo entendimiento de la profecía bíblica o de un
principio de las Escrituras, nos lo hará notar. Está claro que los comentarios del que dirige el
estudio deben ser breves, pues la reunión tiene el propósito de dar a la congregación la
oportunidad de expresar su esperanza. Escuche con interés lo que otros comentan sobre lo
que han aprendido; de este modo podrá fortalecer su fe.
Comencemos y terminemos las reuniones a tiempo
*** km 4/91 pág. 1 párr. 1,4 Comencemos y terminemos las reuniones a tiempo ***
1 Todas las reuniones de congregación, incluso las reuniones para el servicio del campo, deben

comenzar y terminar a tiempo. ¿Por qué? La puntualidad refleja orden y es muestra de


consideración a los que asisten y a los que participan en las reuniones. (Ecl. 3:17b; 1 Cor.
14:33.) Podemos mostrar nuestro interés al respecto mediante adherirnos a las siguientes
pautas y así asegurarnos de que las reuniones comiencen y terminen a tiempo.

Compilación: Angel

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