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Seminario De Aristóteles, Metafísica
“Todos los hombres por naturaleza desean saber” (Aristóteles, metafísica, Ed.
Grados 980 a ) Con estas palabras inicia Aristóteles su metafísica y tras 20 años en
la academia ha custodiado este deseo al que se refiere, que sin lugar a dudas es
alcanzar la sabiduría. Para lograrlo plantea un cambio en la estrategia metodológica
y el enfoque, sin embargo, el objetivo es el mismo: el conocimiento de lo real. Es
decir, el conocimiento de lo que es (ον) como causa (αιτια) y como fin (τελος).
Vemos aparecer entonces la metafísica como una ciencia (επιστεμη) “que estudia
lo que es, en tanto que algo que es (το ον η ov) y los atributos que, por sí mismo, le
pertenecen” (L IV 1003a21-22) es decir, Aristóteles al inicio del libro cuatro de la
metafísica deja claridad en cuanto al objeto de la ciencia que desea instaurar para
alcanzar la sabiduría que desea. Sin embargo, el problema que se abre, como ya lo
hemos dicho, es enorme. Pues si la metafísica estudia lo que es en cuanto es: ¿qué
es esto que es? ¿a que se refiere Aristóteles cuando al plantear la naturaleza y
fundamento de lo real, hace énfasis en el ser (ειναι) de la cosa que predica o
simplemente en el ser de esto que es (ov)? Intentaremos aquí abordar la cuestión
desde el análisis semántico, tan necesario a la hora de abordar un texto antiguo,
máximo cuando “una buena traducción de la metafísica a una lengua moderna es
sumamente difícil; constituye una empresa casi desesperada…La lengua griega (y
el estilo de Aristóteles es sumamente castizo) tiene posibilidades de concisión
inasequibles para las lenguas modernas” (García, Valentín. Gredos,1987)
El ente (οντος), variante de lo que es (ov – οντα – οντοv) es el participio del verbo
ser (ειναι) y su significado más cercano tiene que ver lingüísticamente con lo que
está siendo, en acto, como en presente progresivo. Y a propósito de la mención
hecha a la lingüística, cabe aclarar que para los griegos del tiempo de Aristóteles,
no existe una dicotomía sino una correspondencia, entre el lenguaje y las cosas que
este predica, por ejemplo, para ellos un hipopótamo es un animal bajo el agua, para
nosotros para los que tal correspondencia es escasa e inclusive arbitraria,
podríamos llamar al animal con el nombre de golondrina si así se nos hubiese
enseñado o por convención se hubiese establecido. Lo anterior, debido a la
tendencia, incluido el presente escrito, de considerar que el problema que nos
apremia sólo sea una cuestión que se queda en el plano del lenguaje.
Hecha tan necesaria aclaración podemos seguir entonces con el abordaje de la
polisemia del ente, a la luz de lo explicado por Brentano sobre Aristóteles.
Así pues tenemos que la polisemia del ente nos presenta, por su homonimia, una
equivocidad a la hora de entender y más, de explicar qué ha sido lo que ha querido
Descubrir Aristóteles al fundar la metafísica, en definitiva, lo que hace es abrir una
puerta, trazar un camino para que la posteridad pueda al menos preguntarse por lo
real.