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Daniel Eduardo Arcila Franco

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Seminario De Aristóteles, Metafísica

La metafísica como estudio del ente

“Todos los hombres por naturaleza desean saber” (Aristóteles, metafísica, Ed.
Grados 980 a ) Con estas palabras inicia Aristóteles su metafísica y tras 20 años en
la academia ha custodiado este deseo al que se refiere, que sin lugar a dudas es
alcanzar la sabiduría. Para lograrlo plantea un cambio en la estrategia metodológica
y el enfoque, sin embargo, el objetivo es el mismo: el conocimiento de lo real. Es
decir, el conocimiento de lo que es (ον) como causa (αιτια) y como fin (τελος).

El conocimiento de lo real comprende en Aristóteles un análisis profundo de lo que


en apariencia es meramente sensorial (Metafísica L 1) y fruto de la experiencia; a
este conocimiento lo llama “filosofía primera”, no por ser lo primero en el orden del
conocimiento sino “ que la llamada sabiduría versa, en opinión de todos, sobre las
primeras causas y los primeros principios” (Aristóteles, metafísica, Gredos, 181b.25-
30) o sea, que es un saber que atraviesa o va más allá de lo físico y funciona como
estatuto de conocimiento para establecer una ciencia, que pretende explicar las
causas primeras, el fundamento de lo real.

Por tanto, aunque no es original el término, a esta filosofía se le ha llamado


Metafísica (τα μετα τα φισικα), Reale lo aclara así: “ Per questo motivo, alla formula
originale di Aristotele, “prima filosofía”, e altri analoghi la posterità ha molto preferito
il termine Metafisica, perché indipendentemente dalle possibili intenzioni di colui che
l'ha forgiato, ci presenta in un modo nuovo, efficace e penetrante ciò che Aristotele
ha proposto in quei quattordici libri, vale a dire, studiare e chiarire, cose che sono al
di là o al di sopra della fisica e che, pertanto, possono essere descritti come
metafisiche.” (Reale, Giovanni. Guida alla lettura della metafísica di Aristotele.
Ed.Laterza). Pero aunque μετα nos muestre el camino por el cual se dirige la
reflexión del estagirita, lo que nos presenta es verdaderamente problemático: la
pregunta por aquello que habita en el ámbito de lo suprasensible.

Vemos aparecer entonces la metafísica como una ciencia (επιστεμη) “que estudia
lo que es, en tanto que algo que es (το ον η ov) y los atributos que, por sí mismo, le
pertenecen” (L IV 1003a21-22) es decir, Aristóteles al inicio del libro cuatro de la
metafísica deja claridad en cuanto al objeto de la ciencia que desea instaurar para
alcanzar la sabiduría que desea. Sin embargo, el problema que se abre, como ya lo
hemos dicho, es enorme. Pues si la metafísica estudia lo que es en cuanto es: ¿qué
es esto que es? ¿a que se refiere Aristóteles cuando al plantear la naturaleza y
fundamento de lo real, hace énfasis en el ser (ειναι) de la cosa que predica o
simplemente en el ser de esto que es (ov)? Intentaremos aquí abordar la cuestión
desde el análisis semántico, tan necesario a la hora de abordar un texto antiguo,
máximo cuando “una buena traducción de la metafísica a una lengua moderna es
sumamente difícil; constituye una empresa casi desesperada…La lengua griega (y
el estilo de Aristóteles es sumamente castizo) tiene posibilidades de concisión
inasequibles para las lenguas modernas” (García, Valentín. Gredos,1987)

En definitiva, la problemática del asunto se presenta y más para nosotros, ajenos a


la lengua en la que escribió Aristóteles, desde lo más inmediato que nos llega de la
cuestión: el lenguaje. El ov, lo que es, sobre el cual la metafísica converge la
mirada, es una palabra polisémica, posee diversos significados. De frente al
problema, que el propio Aristóteles aborda en Metafísica, Franz Brentano en el libro
sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles, presenta al οντα como
ομωνυμον, mostrando cómo pese a la equivocidad del término debido a su
homonimia se pueden reducir la multiplicidad de significados a una “cuádruple
distinción entre el ον κατα σιμβεβηκος, el ον ως αληθες, el ov δυναμει και ενεργεια
y el ov de las categorías. Aunque por la intención y extensión del presente trabajo
sólo abordaremos las tres primeras. Pero antes de exponer de manera sucinta tales
distinciones, se hace necesario, en virtud de lo que nos hemos propuesto y, en la
medida de lo que ahora nos es posible, aclarar el significado de la palabra es (ov).

El ente (οντος), variante de lo que es (ov – οντα – οντοv) es el participio del verbo
ser (ειναι) y su significado más cercano tiene que ver lingüísticamente con lo que
está siendo, en acto, como en presente progresivo. Y a propósito de la mención
hecha a la lingüística, cabe aclarar que para los griegos del tiempo de Aristóteles,
no existe una dicotomía sino una correspondencia, entre el lenguaje y las cosas que
este predica, por ejemplo, para ellos un hipopótamo es un animal bajo el agua, para
nosotros para los que tal correspondencia es escasa e inclusive arbitraria,
podríamos llamar al animal con el nombre de golondrina si así se nos hubiese
enseñado o por convención se hubiese establecido. Lo anterior, debido a la
tendencia, incluido el presente escrito, de considerar que el problema que nos
apremia sólo sea una cuestión que se queda en el plano del lenguaje.
Hecha tan necesaria aclaración podemos seguir entonces con el abordaje de la
polisemia del ente, a la luz de lo explicado por Brentano sobre Aristóteles.

El ον κατα σιμβεβηκος o lo que es por accidente.


Esta acepción del ov, Aristóteles la aborda en el libro XI de la metafísica y se refiere
a lo que es en relación con otro. Por ejemplo cuando que Mario es mayor que José,
no nos referimos al ser en cuanto tal de Mario, sino a lo que es en relación de
temporalidad o jerarquía respecto a José, es decir, que Mario es mayor que José
en tanto que se establece la relación, esto es accidental o en palabras de Brentano:
“un ente que se denomina ente en virtud de un ser unido con él fortuitamente”
(Brentano, Ed. Encuentro, 2007).

El ον ως αληθες o el es (ov) como verdad.


El carácter de verdad que constituye ov es innegable, toda frase o juicio en la que
esté presente como verbo copulativo que une el sujeto y el predicado o atributo,
posee semánticamente el carácter de verdad. Sin embargo el carácter de verdad al
que nos referimos es más profundo, Brentano lo presenta así: “La verdad es para él
(para Aristóteles) la concordancia del conocimiento con la cosa” porque lo que es,
como expresión de lo verdadero, como ya dijimos, no se queda simplemente en el
plano de lo lingüístico sino que refleja la realidad y, aún más, la unidad: “en cuanto
al ser en el sentido de «ser verdadero» y al no ser en el sentido de «ser falso», en
un caso es verdadero si está unido, y en el otro caso es falso si no está unido”
(Aristóteles, Metafísica, Gredos 1051b.30-35) o sea que la verdad se predica como
lo que es y lo que no es (ov - μη ov) en cuanto a la unidad y la divergencia
respectivamente.

El ov δυναμει και ενεργεια o lo que es como potencia y acto.


El ente es visto desde esta perspectiva como lo que está en potencia (ενεργεια) pero
que necesaria y lógicamente se ha de encontrar en acto (δυναμει). Por ejemplo, una
semilla, es una planta en potencia, pero también es semilla en acto y así de todo lo
que se nos ocurra predicar algo, será otra cosa en potencia y lo que sea que
predicamos como acto, para Aristóteles es esto una “entelequia”, una perfección,
debido a que al unísono se presenten acto y potencia como un movimiento en sí
mismo.

Así pues tenemos que la polisemia del ente nos presenta, por su homonimia, una
equivocidad a la hora de entender y más, de explicar qué ha sido lo que ha querido
Descubrir Aristóteles al fundar la metafísica, en definitiva, lo que hace es abrir una
puerta, trazar un camino para que la posteridad pueda al menos preguntarse por lo
real.

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