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Esta serie de libros digitales es el resultado del proyecto

La poesía de Caracas:
Rescate historiográfico de
Jesús Sanoja Hernández


Índice Los barrios nuevos 122
Esta serie de libros digitales es el resultado del proyecto 2 En Carapita 124
Guaicaipuro 10 Frente al Ávila 126
El anauco 14 Las doce en San Francisco 130
Octava A La Muerte Del I.S.O. Francisco Ibarra, 20 Las rejas de Caracas 134
Arzobispo De Caracas 20 En Caracas 138
La ceiba de san Francisco 22 Pasando una sombra va 142
Jose María España 26 Guaicapuro 143
Nombres 28 Plaza de la misericordia 146
Balada de los ojos inolvidables 30 Nubes del amanecer sobre Caracas 148
Retablo parroquial 40 Las esquinas de Caracas en 1843 156
Viático 44 Poemas sonámbulos 160
Tríptico de las transmigraciones 50 Sin título 167
La farola 56 Caracas en el cancionero popular 172
Reloj de San Jacinto 58 El Ávila, maestro de belleza 176
Meseniana al reloj de catedral. 60 Fervor de Caracas 182
José María Vargas 64 El Samán de la Trinidad 194
El eucalipto 66 El “Frigidiario” 200
Remembranza 70 Entre España y América 204
Al año nuevo 74 ¡Viva la locha! 208
A la estatua de Bolívar 76 El frío coronado 216
El Parque Carabobo 78 Espectáculos públicos 222
Confesionario de San Francisco 82 Caracas 226
Naufragio en el closet 88 La plaza de la concordia 238
Galerón sabatino 102 Epístola a Alejandro de Humboldt 242
El limonero del señor 106 El reloj de Catedral 250
Fraternidad 116 A la ciudad 260
Expresión 117 De paisajes y retratos 290
El omnibús 120 El cardón de la beneficencia 294
“El Santo, la Parroquia y el Héroe” 299
Canto a la ciudad de todos 304
Uno 304
Dos 308
Tres 312
Cuatro 316
Ocho 322
Trece 330
Poema XI 336
Niebla 337
CARACAS 2000 338
Parasuicidio 340
Poema XXXVIII 342
El calvario 344
Que hubo Pacheco… 346
Caracas 350
Y oir también el desusado estruendo
Y los gritos que el bosque estremecían.
De los gandules que tu voz oyendo
A t acento de alarma respondían.
Ah¡ cómo me imagino estaros viendo!
…….
H Álvarez Ibarra

Guaicaipuro Cacique incomparable: ¿ quién no vierte


Lágrimas al leer tu infausta historia. 52
Cuando tan pronto, tan traidora muerte
Dame oh musa¡ la voz con que ostenta Troncha el laurel de tu naciente gloria.
Del rápido aquilón la ruda zaña,
Cuando sobre los Andes se aposenta
y hace temblar la altísima montaña
..
(Pide además la voz de Ercilla y la lira de Bello)

….
¡Guaicaipuro! Mírate aún me parece,
cuando los bravos tercios españoles
Penetran en las selvas donde crece
Tu raza, y donde en paz viera mil soles.
Como tu altuvo pecho se estremece,
Y mandando a sonar tus caracoles,
“Alas armas”! --gritar-“ Indios valientes,
Guerra, exterminio á las intrusas gentes!
Ver Palormares, Rubenangel Hurtado, etc.

El Cojo P 51 del N° 51 AÑO III 1° febrero de 1894

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y las vegas hermosas
de la plácida Pafos,
resonarás continuo
20 con mis humildes cantos;
y cuando ya mi sombra
sobre el funesto barco
Andrés Bello visite del Erebo
los valles solitarios,
El anauco 25 en tus umbrías selvas
y retirados antros
erraré cual un día
Irrite la codicia tal vez abandonado
por rumbos ignorados la silenciosa margen
a la sonate Tetis 30 de los estigios lagos.
y bramadores austros; La turba dolorida
5 el pino que habitaba de los pueblos cercanos
del Betis fortunado evocará mis manes
las márgenes amenas con lastimero llanto;
vestidas de amaranto, 35 y ante la triste tumba,
impunemente admire de funerales ramos
10 los deliciosos campos vestida, y olorosa
del Ganges caudaloso, con perfumes indianos,
de aromas coronado. dirá llorando Filis:
Tú, verde y apacible 40 “Aquí descansa Fabio”.
ribera del Anauco, Mil veces venturoso!
15 para mí más alegre, Pero, Tú, desdichado,
que los bosques idalios por bárbaras naciones
lejos del clima patrio

14 15
45 débilmente vaciles
al peso de los años
Devoren tu cadáver
los canes saguinarios
que apacienta Caribdis
50 en sus rudos peñascos;
ni aplaque tus cenizas
con ayes lastimados
la pérfida consorte
ceñida de otros brazos

Impresa por primera vez en la colección de Rojas Hermanos 1870. Publicada,


después en las Poesías ordenadas por Miguel Antonio Caro (Madrid 1882).
En O.C. III, p. 1-2. La fecha de composición es insegura. Arístides Rojas (In-
fancia y juventud de Bello) da a entender que fué escrita en 1800. Miguel Luis
Amunátegui en la Introducción a las Poesías (O.C. III, p. VIII) repite el aserto
de Arístides Rojas. (Comisión Editora. Caracas)

Bello, Andrés. Poesías. Caracas: 1952. Págs. 5-6

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Andrés Bello

Octava A La Muerte Del I.S.O. Francisco Ibarra,


Arzobispo De Caracas

Cambió Sión la pompa de alegría


por el cilicio y el oscuro velo,
sólo una vez profunda noche y día
rompe el mustio silencio de su duelo.
5 Murió mi Padre, mi Pastor, mi guía!
Dice las manos levantando al cielo.
Llore Sión, ¿qué extremo habrá que cuadre
A su justo dolor? Es hija y madre.

Se publicó en Crónica Eclesiástica de Venezuela (Año II, Semestre 4, N° 90.


Caracas, 26 de noviembre de 1856), gracias a la devoción del prelado Maria-
no de Talavera y Garcés, gran admirador de Bello. El Dr. Dn. Francisco de
Ibarra fué el primer Arzobispo de Caracas. Falleció el 19 de septiembre de
1806. Hay que datar este poema poco después de tal fecha. (Comisión Edito-
ra. Caracas).

Bello, Andrés. Poesías. Caracas: 1952. Págs. 27


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Benavides Ponce

La ceiba de san Francisco


Soneto: es un canto a la ceiba cantada por Bravo Adams, Victor Hugo Escala,
Julio Garmendia
Frente al templo derramas el follaje Disiente de Julio Garmendia (ver)
en un fresco milagro de verdura, El varillaje.
y los brazos, de regia arquitectura, Polémica en cuanto al origen de la Ceiba.
son un grito de fuerza en el paisaje. EPOCA – 1910 a 1914.

La brisa, en tu harmonioso varillaje, - Alma venezolana, de Fernandez García y Urbaneja Achelpohl, es la revista
ya se queja, ya canta, ya murmura; criollista, cuando el género alcanza su perfección.
y eres digna del verso que fulgura, - En 1910 el gran maestro es Tolstoy; el mismo Fernandez García le dedica
y eres digna también del homenaje. un poema en AV, ese año. Asimismo, Arvelo Larriva y Arroyo Lameda. Los
paseos por Valle abajo y los aledaños, del grupo Alborada, son tolstoyanos.
Si todos te admiraran cual te admira Pero también a un rezago, tardío, de Baudelaire, que es el más o uno de los
más reproducidos en AV. Nietzche ya está afincándose: el modernismo lo re-
el alma soñadora que se embriaga coge a veces, en su aspecto de splin o de demonismo, este superficial. El más
con el color, las formas y la lira. profundo es Luis Lovera, colaborador del Cojo.
- Para encajar en el tolstotanismo: F García, en ocubre de 1910 escribe “Arra-
Fueras palio de amor, amplio y sincero, bal caraqueño”, cuento donde figura un pintor amigo (se están en víspera el
para iniciar al alma burda y vaga C e Belas Artes: pintores y literatos forman cofradía amoroso, perros y gatos
las ocultas bellezas del sendero. amaestrados). FA dice que a pesar de ser Junio no vio los jardines fantasma-
góricos ni los campos de heliotrop y e facintos, ni las maravillas aéreas.

Alma Venezolana,Año I, No 4, 15 de abril de 1910

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Jesús Sanoja Hernández

Jose María España

Oro de sol fue el oro de tu vida


cuando, como una estrella ensangrentada,
quedó en la horca tu cabeza alzada,
más noble cuanto más escarnecida.

Tu convicción por tu holocausto ungida


Aún enseña a la sórdida mesnada,
Cómo puede ser bella una jornada
Y cómo ser triunfal una caída.

Visión de Precursor, tu gesto augusto


Iluminando el porvenir adusto
Circuye tu patíbulo de rosas.

Y así Bautista de esta Patria, eres


un ejemplo de honor entre los seres
y un símbolo de luz entre las cosas.

Caracas, 1911.

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Alfredo Arvelo Larriva

Nombres

No importa que la llamen parque de Carabobo


la prensa y la retórica oficial:
eso no pasará de ser un robo
fútil,
inútil,
que no castia el Código Penal.
La gente dice Plaza de la Misericordia
No la gente: lo dice el corazón.
Así enlaza con lazo de concordia,
grácil
y frágil
sencillez, poesía y tradición.
¡Oh misericordiosa Plaza dulce al ensueño
y a lo amantes pronuba gentil:
Por la gracia de Amor, niño risueño,
ágil
y frágil,
triunfo en tus frondas inmortal abril!

Arverlo, Alfredo. Alas de murciélago. Caracas: Editorial Arte. 1966. Pág.33


28 29
el sentirse andando para quien no anduvo
en los tres mil días de su lobreguez!
Sin rumbo ni objeto, por andar, tan sólo.
Más la suerte dióme lo que yo soñé.
¡Bendito el benévolo azar! Yo subía
casi en su promedio, la calle Sur 3,
Alfredo Arvelo Larriva y por mi derecha se abrió la ventana
Balada de los ojos inolvidables donde vi los ojos de aquella mujer…

Ojos inquietantes, ambiguos, complejos,


Fue en mil novecientos veintiuno y a fines llenos de “¡quién sabe!”, llenos de “¡tal vez!”,
del año. Yo entonces estaba recién ojos que sugieren, en su gracia honda,
salido de alguna mansión poco grata leyendas rituales, la bíblica ley:
y de cuyo nombre no me acordaré. porque la Paloma les dio su dulzura,
Era de mañana. Caracas tenía porque la Serpiente les dio su doblez
un encanto nuevo para mi avidez ¿La gracia es en ellos fiel rama de oliva,
de hombre que respira con amplios pulmones o en ellos es poma falaz del Edén?
aire libre, el aire de que tuvo sed
en los tres mil días que pasó murado Ojos misteriosos, ojos inefables,
por los cuatro muros de su padecer, de luz y de sombra, de duda y de fe,
de hombre que descubre, de pronto, la vida de sutil arcángel, de sutil demonio,
cual si la mirara por primera vez. de santa y de bruja, de Mal y Bien.
Ojos que yo digo los inolvidables
Iba por la calle, sin rumbo ni objeto: cuando rememoro –cotidiana prez
por andar, tan sólo. ¡Qué sumo placer de un íntimo culto que guardo en secreto–
los ojos magníficos de Laura Isabel.

30 31
Y bajé la calle por tornar a verlos, Corrieron los días, los meses, los años.
y torné a subirla por afán de ver, A mi suspirada Caracas torné.
obeso y poseso de su doble magia, Y otro azar benévolo, de súbito, un día
los ojos que saben de Cristo y Luzbel. diome a ver los ojos de Mal y de Bien.
Y desde ese día volví por la calle, Con un grato amigo, es mozo y poeta
a diversas horas, una y otra vez, y de entrambos modos tiene clara prez,
sólo por mirarlos, tal como si fueran pasaba una tarde por aquella esquina
dos gemelos ídolos, imán de mi ser. – ¡“Santa Rosalía”, sí recordé! –
y en el mismo instante pasaban los ojos,
A poco, la usencia. Por tierras lejanas, los ojos magníficos de Laura Isabel.
rudas y bravías mi vida se fue
Sonrió la dama. Mi amigo el poeta,
tejiendo aventuras de audacia y peligro,
que es también su amigo, saludó cortés.
de labor y ensueño, sola en su altivez; Ella, gentilísima, le dijo una frase
se fue como un río, rey fluvial que viola breve y donairosa que en el florecer
una selva virgen trenzando una red de sus rojos labios –rosa de sonrisa–
de aguas impetuosas corazón adentro rosa de ironía floreció también.
de la selva virgen, que en su doncellez Era reclamándole algo prometido,
salvaje y enorme, ya núbil de siglos, el ir a contarle tal cosa, no sé…
trémula esperara –cual una mujer
que intacta de amores espera a un amante – Los ojos me vieron lo mismo que antes:
la irrupción del río violador y rey. me ven impasibles si acaso me ven.
Lo mismo que antes, lo mismo que siempre:
Se alongó la ausencia. No vi más los ojos si acaso me miran es como a cualquier
de luz y de sombra, de Mal y de Bien. transeúnte anónimo que pasa entre muchos,
Pero en el santuario del íntimo culto un hombre enlutado, no se sabe quién.
a solas conmigo su imagen guardé Por eso, aunque pienso que a veces me han visto,
y ante los dos ídolos ofrendo mi alma sospecho que nunca me han llegado a ver.
oro, incienso y mirra, cual Mago fiel. Pasaron. Mi espíritu se fue tras los ojos
llenos de “¡quién sabe!”, llenos de “¡tal vez! ”...
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Corrieron los días. No vi más los ojos
hasta que, de pronto, lo he visto ayer:
los profundos ojos que más profundos
la convalecencia con su languidez.
Profundos lo mismo que lagos de cuento
donde los suicidas se dejan caer.
Lagos de leyenda, de fatal hechizo;
lagos de los ojos de Laura Isabel:
en su hondor se hunden mis sueños suicidas,
en su hondor se hunden con divina sed…

¡Oh la sed divina de besar los ojos,


los ojos magníficos de Laura Isabel!

ENVIO
Perdón si el envío resulta indiscreto:
como va de incógnito, quizá no lo es.
Perdón si los versos parecen audaces:
sólo dos lectores los van a leer,
y los dos lectores guardarán silencio…
¿Verdad, ojos bíblicos de Laura Isabel?

Abril, 1925

Arverlo, Alfredo. Alas de murciélago. Caracas: Editorial Arte. 1966. Pág.


52-55
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36 37
38
IV
Espaciosa avenida
de acceso a la ciudad;
finge una gigantesca franja de una rugosa tela descolorida;
cobra en la tarde aspecto de ruta florecida
Juan Duzan del sol bajo la claridad.

Retablo parroquial V
Tiene sus callejuelas intrincadas, añejas.
Y cuando en la alta noche de las foscas tinieblas se despliega el
crespón
Barrio humilde que en torno publica y testimonia
evocan amoríos de antaño, los embozos
vestigios de una época ancestral.
y en el alma florecen las galantes consejas
Algo de los añejos días de la colonia
que en invisible cofre guarda la tradición.
tiene este barrio donde parece que persiste una huella mortal.
VI
II
A veces, por la tarde, cuando ya occidua alumbra
¡Oh tiempo en el que lucían en arcaicos salones
la luz crepuscular, en la plaza de Abril
blasones y vestidos y antañosas casacas!
se solaza y divierte en la blanda penumbra
Revivís en el alma históricos sucesos y antiguas tradiciones
locuaz turba infantil.
que el soñador sugieren los insignes blasones que ilustran a Cara-
VII
cas.
Año mil ochocientos veintisiete, ¡victoria!.
que a recibir al Héroe con palmas y epinicios se apercibe la gloria
III por la “Calle del Triunfo”, con los vivos laureles
Viejas casonas muestran sus fachadas pringosas que selló en cien batallas, para ceñir su heroica frente de vencedor;
donde sus arabescos dibuja en las mañanas pintorescas el sol; entre marciales músicas, bajo ricos doseles,
hay vetustas aceras de orinecidas losas; en carroza de flores y de la que tiraban dos bizarros corceles,
y patios enlajados y variedad de rosas:
por su pueblo aclamado, a la ilustre Caracas entra el Libertador!
asunto muy propicio para un lienzo español.

40 41
VIII
En las calladas noches, el vasto firmamento
como un paludamento,
de la ciudad procera se dilata y extiende sobre el gran corazón
la luna, como un uso de lucero, devana
-silenciosa hilandera- su argentado vellón.
El noctámbulo evoca al ver la celosía de entreabiertas ventanas,
de una linda mujer la ensoñada visión,
un cita galana.
Y desmayada al soplo de la brisa nocturna suspirante canción.

IX
En el oscuro barrio bulle la algarabía de los trasnochadores.
Lejanos repercuten ruidos ignotos, secos…
Cual fantásticas vices apáganse los ecos
que la noche en clama recogen y difunden los distintos rumores.


X
Cuando como dolida por la carnal miseria, la tiniebla oportuna
de la noche, con áureas margaritas y esmaltes de reflejos de enjo-
ya,
Semeja el barrio una
aguafuerte de Goya.

Duzán, Juan. Poemas. Caracas. Talleres de Italgráfica, C.A. 1967. págs. 68-
70.-
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Lleva a Cristo el señor Deán
bajo el gran paraguas rojo,
ofrenda de alguna Sojo
de almidonado fustán.

Dos esquilas plañen sobre


la ciudad ultramontana.
Pedro Pares Espino (Cuando el viático es de un pobre
solo dobla una campana).
Viático
Alargados los perfiles,
entre músicas y flores,
van justicias, alguaciles,
Como un ensueño hierático y ceñudos regidores.
la procesión va a pasar.
Es que le llevan el viático En cada nerviosa mano
a don Mauro de Tovar. un hacha tiembla encendida,
y se presiente el arcano
Ciñó mitra y fue mantuano, espanto de la otra vida.
rezó a Cristo y temió al rey,
Da la música un extraño
al mendigo abrió su mano, dolor, en la noche fría.
y fue duro con la grey. ¡Orquestas de la agonía
en el Caracas de antaño!
Se enfrentó a las ordenanzas Beata quietud asume
con caótico ardimiento, todo, en la hora contrita,
y por él rompieron lanzas mientras que flota un perfume
cabildo y ayuntamiento. de muerte y cera bendita.

Llena de fuego divino En la bruma los hachones


su alma fue tremenda fragua, cuelgan fulgores siniestros,
tuvo haciendas en Aragua y surgen de los rincones
sollozos de padrenuestros.
y en sus bodegas bon vino.

44 45
Hay, en los viejos balcones
de las casonas cerradas,
mujeres arrodilladas
y briseras con crespones.

Con un prestigio agorero


se oye en la sombra exclamar:
¡Qué de su gracia el cordero,
a don Mauro de Tovar!

Por la torcida calleja,


bajo la luna amarilla,
la procesión ya se aleja
nimbada de pesadilla.

Remoto siglo fanático


del cual no perdura nada.
¡Ni la esquilita del viático
se escucha en la madrugada!

Pares, Pedro. Poemas Coloniales. Caracas: Imprenta universitaria.1963. Pág.


19-21
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48 49
II

Tiempo es en que la Patria sangre moza demanda


desde aquel noble grito que a los vientos flotó;
y tras las charreteras de Francisco Miranda,
como un potro llanero mi juventud voló.
Pedro Pares Espino

Tríptico de las transmigraciones Acodados del prócer balcón en la baranda:


-No puede ser mi dueño quien al Rey traicionó,
dijiste- y yo: -Señora, pues su altivez lo manda,
I será mi vida rosa que enero deshojó.
Daba un baile esa noche la Marquesa del Toro,
y fue allí, entre pavanas, donde te conocí. Y en la mañana toda dolor de la partida,
Se dobló tu cabeza como una flor de oro, como si con sus blondas restañase mi herida,
y yo todo el ministerio de lo fatal sentí. contra el pecho apretaba tu pañuelo de tul.

Al romper los violines en encantado coro, Después, bajo el sol fiero, me evocó la bandera:
qué de níveas pelucas y casacones ví; los trigos reventones que amé en tu cabellera,
y tú, maravillosa de señoril decoro, y el ensueño imposible de tu mirada azul.
temblaste cuando el brazo, rendido, te ofrecí.

En mi huerto sellado fuíste el agua risueña,


y al ir, en compañía de tu esclava aragüeña,
a la misa de cinco, te seguí sin temor;

y tus dedos sutiles, hechos para el rosario,


más de una vez guardaron en el devocionario.
El ala de paloma de una carta de amor.
50 51
III

Han cambiado los tiempos, y Caracas no viste


ya basquiña, el progreso transformó sus salones:
no se alumbran las casas con humanos velones,
pero el vivir, a fuerza de trivial, se hace triste.

En edades remotas tú mi mal comprendiste,


y hoy, quién sabe qué ritmo del granTtodo compones,
Beatriz llena de gracia, que guiarme supiste
a través de la selva de mis transmigraciones.

Y al cruzar por la vía, que el crepúsculo enflora,


una niña de esas complicadas de ahora,
que usan auto, y no danzan la gavotas de antaño,

descubrirte pretendo mi emoción de poeta:


en los ojos nimbados de inquietante violeta,
y en la corta madeja del cabello castaño.

Pares, Pedro. Poemas Coloniales. Caracas: Imprenta universitaria.1963. Pág.


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Pedro Pares Espino

La farola

Farola que en mis sueños la emoción dejas


de tiempo que, por idos, ya son mejores,
cuando en las coloniales casonas viejas
tu tristeza doraba los corredores.

Bajo tus misteriosas luces bermejas,


despertando en las almas vagos terrores,
las esclavas solían decir consejas
de milagros, hechizos y salteadores .

Y mientras se tornaba todo agorero,


y la voz cristalina del tinajero
goteaba el silencio de la casona,

cerca a tus resplandores alucinantes,


se dormían los fuertes niños de antes
soñando con la sombra de la Sayona.
Pares, Pedro. Poemas Coloniales. Caracas: Imprenta universitaria.1963. Pág.
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Pedro Pares Espino

Reloj de San Jacinto

Reloj de San Jacinto que, en piedra dura,


labrar debió, en sus ocios, un fraile asceta,
cuando había en las ensenas pan y frescura,
y a un burlado vejaba cualquier poeta.

En ti, cual un ensueño vago, perdura


la Caracas de antaño, que recoleta
adoró en los contornos de una escultura
por patrona, a una lánguida Aristeguieta.

Reloj de sol, hoy marcas tiempos menguados,


tú que me viste, entre faustos advenidizos
pasar los regidores y los togados.

Y está en ti todo el dulce tiempo remoto;


confituras monjiles de los bautizos
junto al biblico espanto del terremoto.

Pares, Pedro. Poemas Coloniales. Caracas: Imprenta universitaria.1963. Pág.


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58 59
le examinaba el pulso, lo sangraba,
y al otro día estaba ya curado y todo el mundo en el reloj
confiado.
Todavía está fresca la memoria de sus días de gloria, cuando
atacaba, lento y magistral, en las solemnes fechas de la His-
toria los compases del Himno Nacional...
Francisco Pimentel (Job Pim) Más, iay! que todo pasa, todo muere, de la Fama se extingue
Meseniana al reloj de catedral. el vano estrépito, y está el procer reloj ya tan decrépito, que
provoca rezarle un miserere.
Hace poco estuvo enfermo toda una semana:
Si alguien toda su vida fue formal el minutero estaba como loco y hacía mil desplantes la cam-
en esta alegre tierra pana.
que con la seriedad siempre está en guerra, Por centésima vez salió con vida de esta malandanza,
es sin duda el reloj de Catedral, más su demencia fue de tal jaez, que la gente perdióle la
Siempre llevó del tiempo la batuta, confianza y ya nadie lo acepta como juez.
y con exactitud que maravilla,
dirigió los relojes de la villa, Viejo reloj, la noche ya te gana;
desde el más veterano al más recluta. a funeral ya suena tu campana; yo que también en no lejano
Verdad es que algún día día perderé la confianza ciudadana, te hago esta prematura
el viejo Dux enfermo amanecía: meseniana risueña,más sin gota de ironía...
de pronto el minutero daba un brinco,
y sonaba las horas la campana
como le daba su bendita gana,
y en vez de dar las dos, daba las cinco.
Pero a poco su médico llegaba,
Pimentel, Francisco. Obras completas. México: Editorial América Nueva.
1959 pag. 74.
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Emiliano Hernández

José María Vargas

Oro de sol fue el oro de tu vida,


cuando, como una estrella ensangrentada,
quedó en la horca tu cabeza alzada,
más noble cuanto más escarnedida.

Tu convicción por tu holocausto ungida


aún enseña a la sórdida mesnada,
cómo puede ser bella una jornada
y cómo ser triunfal una caída

Visión de Precursor, tu gesto augusto


iluminado el porvenir adusto
circuye tu patíbulo de rosas

Y así, Bautista de esta Patria, eres


un ejemplo de honor entre los seres
y un símbolo de luz entre las cosas.

Caracas, 1911

Hernández, Emiliano. Musa gitana. Maracaibo: Imprenta del Estado. 1964.


pag.49.
64 65
Por sobre los tejados
Del arrabal se ha erguido;
Y una abstergente emanación radiando,
Junto con la hermosura de su forma,
Nos da otro bien: su canto.

Luis Churión

El eucalipto
Al Dr. Luis Gerónimo Pietri

El eucalipto,
Por sobre los tejados
Del arrabal, en el azul se hunde
Sonoramente claro.

Ni un columpio inarmónico;
Ni un toque pálido,
La victoria conutban
De su follaje heráldico.

¿De dónde sube? Alguien pregunta;


Y le contesto, bástenos,
Amigo,
Con que veamos,
Cómo a un perenne esfuerzo,

Voces en el sendero
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68
Ve el jardín, el azul; piensa y suspira;
Y por la gloria del azul que mira,
Cruza un gran vuelo blanco de palomas.

La paz antigua: la viejecita


La mejorana, el romero, etcétera
Luis Churión Ver alusión a Nazoa.
Remembranza
A Ricardo Urbaneja

En sosiego claustral zurce la anciana…


Se encuadran entre largos corredores
Con rediviva antigüedad de olores,
Heliotropo, romero, mejorana.

El silencio intermitente, la lejanagota (INTERMITENTE)


gota que en el tinajero de verdores,
Y en alegre de un claro surtidores,
Una risa infantil que se desgrana.

La inmóvil viejecita, paz y nieve,


De súbito aspirando el beso leve
De una diluida vaguedad de aromas.

Voces del sendero


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Fernández García

Al año nuevo

Semi-
En Caracas, la antigua ciudad española,
he cantado tus horas, oh año que terminas;
sé que una rosa vale cuatrocientas espinas
y que vela una sierpe bajo cada corola

Mas, ajeno a los odios, dentro de mi estancia solo,


repujé prosas de oro y escribí estrofas finas,
mientras oí a los perros ladrar en las esquinas
y formar en las calles su inmunda batahola.

Este año mi frente orlo el laurel sagrado.

El Nuevo Diario.25 de agosto de 1927


74 75
Domingo Ramón Hernández

A la estatua de Bolívar

No ha de tornar la horrible tiranía;


y con júbilo patrio y ardimiento,
hasta que trema el orbe en su agonía,
saludarán tu insigne monumento.

Nadie recordará mi poesía;


a nadie inflamará mi pensamiento;
más a tu palma y tu laurel en tanto
Bardo más digno elevará su canto.

1° diciembre de 1919
1) Dedicado a ¿la Plaza Bolívar? Historia EBN. Comparación Yépez T.
2) Son las dos últimas estrofas.
3) Picón Febres, págs.. 278 en adelante:
Es el bardo más popular después de Lozano. Creyó en Dios. Su poesía huele
a grama fresca. Tiene un canto a la Golondrina. Se compara con ella.

Alma venezolana. Año I. No. 19

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filosófico parque franciscano,
por ese amable apartamiento tuyo
que es del extraño y del nativo hermano!

Ramón Sánchez

El Parque Carabobo

Parque senil, eglógico y austero:


todo pleno de bíblica fragancia,
tu ambiente es a mi enferma trashumancia
de paz, grato remanso lisonjero.

¡Cómo hoy a gozar vuelvo con sincero


regocijo infantil, la tolerancia
que tu amistad a mi humildad sin rancia
distinción das con gesto placentero!

Parque cordial, demócrata y patricio,


con tu rebelde y silencioso orgullo,
solo, de la ciudad cabe el bullicio;
1 Se llamaba antes Misericordia. Gloria Stolk, ¿Planchart?
2 Alude a él Paz Castillo.
3 Buscar Enrique Bernardo.

Élite. N° 189 27 de abril de 1929.


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Y mientras frailes flacos de celo
les impartía absoluciones,
mojaban ellas el fiel pañuelo
en hondas llantos de contricciones.

También miraste, una y mil veces,


Pedro Pares Espino cómo ante lívidos confesores,
se doblegaban las altiveces
Confesionario de San Francisco de encomenderos y de auditores.

Sencillos tiempos en que dormía


Confesionario viejo y dorado temprano, aquesta ciudad mariana,
que edificantes cosas que has visto, y se sacaba por la sequía
de la Caracas que en el pasado a la gloriosa Copacabana;
al rey temía y amaba a Cristo.
cuando de ricos vinos preñados
Mi carne loca se siente pura llegaban odres en galeones,
presa en tu grave romanticismo junto a los rojos y los morados
labrada joya donde perdura de las casullas y los ropones.
un rancio aroma de fanatismo.
Con tu severa gracia me hiciste
Oh, cuántas veces, de susto llenas, soñar un alto sueño de asceta,
decir sutiles culpas oíste: confesionario que óbolo fuiste
de don Juan Térez de Aristiguieta.
a las del toro, de azules venas,
y a las Ustáriz, de gracia triste.
Si a tus molduras vuelvo la vista
en este siglo de vana ciencia,
evoco un noble, claro batista,
mojado en llanto de penitencia.
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Tras de los muros poniente arde,
Y yo viviendo tu ayer me atrsto,
Hoy que Caracas se duerme tarde
Y que, como antes, no adora a Cristo.

Duzán, Juan. Poemas coloniales. Caracas: Imprenta universitaria. 1963. Pág.


14-15.
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Por momentos parece una flor caída en pleno goce visual
Su cabeza recuerda los deseos de las mujeres grávidas.

Plúmbeos y subrepticios toros de vaselina


Alarico Gomez buscan las transparencias cálidas
para dimitir en el fondo
Naufragio en el closet como ante la tempestad de nieve.
A Ramón J. Velásquez,
después de leer la “Trilogía” Las ropas interiores,
entre café y café, que conocen el secreto de las naranjas
una tarde en el “Bruno” y el estallido de la voz en el amor,
repiten
ESTILIZADOS ángeles de naftalina de memoria
defienden ahora las lecciones aprendidas en los lavabos de los ferrocarriles,
con sus espadas de punta blanca y cuello duro en las chimeneas, todas negras y empinadas como gritos
los delicados algodones, violentos
las mariposas, tan cursis y tan bellas, hacia las nubes,
las columnas de pino doméstico, en los intestinos del teatro,
la secreta presencia de la muerte. en los aserraderos de olor fuerte y agradable.

En el clóset la noche nada de espaldas, LOS INSECTOS toman el pulso


sin narcisismo, a la fatiga, asaz gloriosa.
hacia el Este. Hay un fijo relámpago de imprentas,
Da guerra a los insectos. corriendo hacia el Oeste.

En yuxtaposición
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el mar desata colinas alegres, por la vaselina,
ebriedades de seno de muchacha, tan linda como ella por la crinolina,
toda firme y sensual. por la gasolina.
Eso lo sabe hasta una criatura de teta.
El juego submarino lanza con fuerza hacia arriba,
hacia los espumosos costados del velero, LA NOCHE viene hiriendo con su résped
las más extrañas imágenes el césped
los más deliberados coloquios, la noche se ha vuelto loca furiosa
las guitarras más llenas de caminos. desde que le arrastraron sus hijos a la guerra.

Pero el mar es xilófago Los japoneses mueren sin decir el secreto lascivo de la onda.
y abre y cierra interrogaciones Los japoneses fueron asesinados en alta mar
sin motivo justificable a primera vista. víctimas de la civilización.

Los pintores, Tenían la era como esas fotografías de la Luna


los dibujantes, surcadas de volcanes pequeñitos en erupción.
los arriesgados fotógrafos de la profundidad
-de tanta calidad como los poetas y los músicos verdaderos- El pensaba en ese momento en la venta del pescado.
dicen ahora Pero la agonía se abrió en dos
en los ojotes del niño y la sangre se coló por las ventanas
que el mar es como un Jefe y por las puertas verdosas de miedo
con séquito de espumas, aves, piedras, como el grito de un hombre asesinado en plena calle.
teleósteos amables.
Pero, así y todo, no entra en el clóset. Ah, ya lo ves.
Y si entra Las calles,
será derrotado por la naftalina, los espejos,
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las burbujas de antes, Viene del mundo, en fin, de aquellos pueblos
cuán distintos. donde la dignidad es un martillo;
donde se piensa en libertad y vida,
Cuánto ayer, seco y duro, sabiendo que la muerte es sólo tránsito;
sobre los blandos pechos donde la mano es firme y el pensamiento es claro…
y los tiernos ombligos. Oh, materia inmortal.
Cuánto sexo pudriéronse en las calles.
La soledad, Los náufragos del clóset
unánime, salen, a medianoche,
interrumpida sólo algunas veces comiéndose las uñas amarillas.
por una que otra Conferencia épica. Los náufragos del clóset
Los huesos para el perro, cuando hay huesos. usan nombres
de enciclopedia, diccionario y biblia.
Y el Japón azotado por las bombas de práctica.
Los países son susto, Son ratoncitos ebrios de lucha libre y futbol,
susto, con la estupenda mística de la televisión,
susto. que hablan inglés de América por los cortantes muros
Porque la vida avanza, como siempre, a la par con la muerte; y aseguran que el hierro tiene un telón de rusos
pero hasta ayer no más era romántico en donde Guatemala es ya Guatepeor.
y de buen gusto
enfrentarse a la muerte sin la Sabiduría. (Y a Miguel Ángel Asturias,
ese Gallego de allá
A veces se levanta la esperanza dime dónde lo sitúan…?)
Nace del continente americano,
revienta, por ejemplo, desde Chile, Si yo fuese ahora, también, náufragos y playas
en la voz de un poeta muy querido. -náufrago de este clóset y de aquella eclosión-
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y amante de las damas del Teatro Caracas, pues ¿para qué se necesita naftalina
deliciosas, impúdicas, deshabillantes damas, allá en el cielo?
tal vez nunca pudiera dar al viento mi voz.
Punto final.
ACUSOME, Ramón de imperialista, Absuelto.
de cobarde que fuga por el verso, Caracas, abril de 1954.
comediante, hablador de pendejada,
falso amigo del pueblo;
en fin, un solitario del carajo
definitivamente histérico.

Acúsome, Ramón,
de estar mintiendo;
acúsome
de todos los desprecios;
acúsome de bilis, de riñones
y de tumor en el cerebro.

Acúsome de ser el masturbado


por el grillo del sexo
y de aspirar, como los pobres santos,
a un clóset en el cielo,
donde no encuentre náufragos heridos,
donde no me lastimen los insectos:
un clóset coquetón, de nube y nada, Gómez, Alarico. Obras completas. Caracas: Imprenta nacional. 1963. Pág.
260-263.
pero sin naftalina, por supuesto,
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Al levantarse mañana
muy tempranito, eso sí,
una ducha se propina
casa del Doctor Soucy

Después un cigarro enciende


Sancho Panza que Columbina ha de ser
Galerón sabatino pues no hay pitillo como éste
ni aquí, ni allá, ni en Babel

Mire amigo no se olvide Y si se quiere curar


que en “La Perla” está Loynaz con una gran rapidez,
y tiene medidas muy finas tome usted el depurativo
franelas y mucho más que prepara F. Lairet.

Tampoco debe olvidar Ahora a “La Suiza” se va


lo dicho en otra ocasión: de San Jacinto a Gradillas,
Mambie le vende un sofá y compra para un regalo
a precio de situación. 1.000 varas de batistilla.
….

Si usted quiere en esta vida


ser el hombre más feliz
beba brandy sin demora 1) La Perla; los baños de Soucy; el cigarrillo columbina; el depurativo Lai-
ret; la Suiza, venta de regalos.
en el botiquín París 2) Ver Gradillas en EEN y Traviso. Y en Época 1906-09

Sancho Panza, 19 de junio de 1909 Sección Notas. Pág. 3

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En el corral está sembrado
junto al muro, junto al portón,
y por encima de la tapia
hacia la calle descolgó
Andrés Eloy Blanco un gajo verde y amarillo
el limonero del Señor.
El limonero del señor
Cuentan que en Pascua lo sembrara,
Leyenda Caraqueña el año quince, un español,
En la esquinade Miracielos y cada dueño de la siembra
agoniza la tradición. de sus racimos exprimió
la limonada con azúcar
¿Qué mano avara cortaría para el día de San Simón
el limonero del Señor?
Miracielos: casuchas nuevas, Por la esquina de Miracielos,
con descrédito del color;
en su Miércoles de Dolor
antaño hubiera allí una tapia
y una arboleda y un portón. el Nazareno de San Pablo
pasaba siempre en procesión.
Calle de piedras; el reflejo
encalambrado de un farol; Y llegó al año la peste;
hacia la sombra, el aguafuerte moría el pueblo bajo el sol;
abocetada en un balcón con su cortejo de enlutados
a cuya vera se bajara, pasaba al trote algún Doctor
para hacer guiños al amor,
y en un hastazgo dilataba
el embozo de Guzmán Blanco
su puerta “Los Hijos de Dios”.
en algún lance de ocasión.
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La terapéutica era inútil; En la esquina de Miracielos
andaba el Viático al vapor hubo una breve oscilación;
y por exceso de trabajo los portadores de las andas
se abreviaba la absolución se detuvieron; Monseñor
y pasó el Domingo de Ramos el Arzobispo, alzó los ojos
y fue el Miércoles del Dolor hacia la Cruz; la cruz de Dios,
cuando, apestada y sollozante, al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
la muchedumbre en oración,
desde el claustro de San Felipe
Sobre la frente del Mesías
hasta San Pablo, se agolpó. hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
Un aguacero de plegarias amarillo de la sazón.
asordó la Puerta Mayor
y el Nazareno de San Pablo De lo profundo de cortejo
salió otra vez en procesión. partió la flecha de una voz:
En el azul del empedrado -Milagro! Es bálsamo, cristianos,
regaba flores el fervor; el limonero del Señor!
banderolas en las paredes
candilejas en el balcón, Y veinte manos arrancaban
el canelón y el mariñaque la cosecha de curación
el garrasí y el quitasol; que en la esquina de Miracielos
un predominio de morado, de los cielos enviaba Dios.
de incienso y de genuflexión. Y se curaron los pestosos
-Oh, Señor Dios de los Ejércitos, bebiendo el ácido licor
la peste, aléjanos, Señor! con agua clara de Catuche,
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entre oración y oración.
Miracielos: casuchas nuevas;
la tapia desapareció
¿Qué mano avara cortaría
el limonero del Señor?
¿golpe de sordo mercachifle
o competencia del Doctor
o despecho de boticario
u ornato de la población?

El Nazareno de San Pablo


tuvo una casa y la perdió
y tuvo un patio y una tapia
y un limonero y portón,

Malhaya el sino de esa mano


Que desgajó la tradición!

Quizá en su tumba un limonero


floreció un día de Pasión
y una nevada de azahares
sobre su cruz desmigajó,
como lo hiciera aquella tarde
sobre la Cruz en procesión,
en la esquina de Miracielos, Blanco, Andrés Eloy. Poda (Saldo de Poemas1923- 1928) Venezuela-México:
el limonero del Señor. Editorial Yocoima 1956
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Expresión

Yo he visto en las mañanas silenciosas


y azules del “Calvario”
cómo hacen sus nidos humildísimos
los pájaros
Gustavo Parodi Recoger los he visto entre las grietas,
en el suelo, y las charcas del barranco,
Fraternidad las yerbas que serán su dulce nido
en las ramas del árbol.

Así como este mínimo paisaje Y luego, como un grande y raro fruto,
de silencio, de paz, de venturanza; fabrican su vivienda de descanso;
así como esta lírica armonía y allí viven, y sueñan, y suspiran
del Ávila; sus cánticos.

así como este manso atardecer; Pero siempre he pensado y he sufrido


así como la triste caravana cuando veo los nidos de los pájaros
del agua por el río taciturno, pues son una expresión, una pequeña
así mi alma. expresión de mi vida, desde el árbol

Ni en la enhiesta soberbia de las lomas;


ni la vasta humildad de las sabanas;
ni los viejos pinares melancólicos; La canción gris. Portada
J. V. Fabbiani. Caracas. Editorial
ni el oscuro dolor de la araucaria; Élite. 1932. 106p.

tienen tanta igualdad, tanta fraterna A) Dice que estos poemas fueron escritos en 1920 cuando tenía 26
afinidad, como sí mi pobre alma B) A la entrada del poemario: “Rien de plus cher que la chanson grise”.
que es como este mínimo paisaje Verlaine
C) ARACAURIAS, Bergamín.
D) El Calvario (Arvelo L) y Los pájaros (A. S. Calcaño)
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Abstraemos los ojos,
Por un rato no más,
Y se meten en Caracas las campiñas
O los pueblecitos foráneos,
De iglesia enmohecida
Y plaza sin limpiabotas ni billeteros.
GABALDÓN MÁRQUEZ

El omnibús Cascadas,
Verdura de largas hortalizas
Cañaverales de amarillento verdor,
Derrota del tranvía, A través de las ventanillas.
El ómnibus ha conquistado El ómnibus es un tranvía
El campo y la población. Que rompió rebeldemente
Tortuosidad en los caminos, Con el silogismo de los rieles.
Multiplica el fulgor de los paisajes.
Rapidez en la marcha,
Aproxima las suaves lejanías:
La novia que vive a veinte cuadras.
Con él estoy a la puerta de la casa.

El paseo bajo la lluvia,


A media luz, cuando el trabajo terminó
Y empiezan los voltaicos a encender su alegría,
O bien, cuando el crepúsculo, en verano,
Refresca los ardores del Ávila,
En un puño de oro de bastón del día.
“El Universal”. 10 de diciembre de 1927.No. 6665
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Los barrios nuevos
Ahí vienen los carros,
Que han saqueado los cauces
Y las canteras.
Unos ruedan a paso de caballo,
Los otros, como tanques guerreros,
Al son de las bocinas,
Acompasan el paso.
Arena y piedras
Cal y cemento.
Vigas larguísimas de hierro.
Ahí vienen los carros,
Graves de materiales,
Para los barrios nuevos.

Por estos cerros de Catia,


Por esta planicie de la Yerbera,
Están echando raíces
Las selvas de los rascacielos
Por estos barrios nuevos,
Invasores de la campiña,
Catea la patria recién nacida.

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Luis Enrique Osorio

En Carapita
Para Socorro Bello Rodríguez

Todo está oscuro; arriba el firmamento,


en el fondo los cerros coloniales,
y en el jardín los trémulos rosales
cuyos jirones acaricia el viento.

II, No. 22, 2 de junio de 1918


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Y no por sus líricos huéspedes desdeña los simples chivos
que ramonean en sus anónimos yerbajes.
Sobre sus cumbres, de día, la clara resurreccidn del espacio
de noche, sobre sus cumbres, la danza de la estrellas!
Gocemos del Coloso!
El verde, el azul y el violeta Y el anaranjado también, tiñen
E A L ( ¿Arroyo Lameda) con deleite su espalda
Frente al Ávila y le imprimen las mil facetas de un prisma gigante,
que a ser posible, hace mucho nos lo hubieran robado.
Amistemos con el Coloso para la gloria nuestra, menestero-
Van a los cielos sus cumbres, que no desvanece la altura, sa todos los inmortales vínculos...
solícitas, imperturbadas, enhiestas, majestuosas, Huellen las juveniles plantas sus verdes senos profundos y
y cuando logran la áerea comunión de las nubes, con los raudales por sus vertientes salten nuestros niños.
se ciñen de su humilde vegetación, ei incienso. Cicatricen innúmeros senderos sus espaldas de roca y alpí-
Estol semejante de males no se vio en ningún siglo, quenlas mil casitas mansas alegres de manchas blancas.
na. cuando la hueste ciclópea anheló destronar a los dioses» Sean en los días fastos puntas de cita sus bosques, donde en
¡Y es este el espectáculo solemne en que se nos educa parejas pululan los enamorados risueños donde el labriego
por viril privilegio de una generosa naturaleza! con blusa de blancos y gruesos botones lance sus ingenuas
¡Y es este el espectáculo que ha dado alientos a un Hombre carcajadas a los aires montanos,
y el que ha de generar estos fecundos espíritus magníficos! Junto al rumor ser de sus aguas resuene el nombre de aquel
¡Y es este el espéctaculo que torpes diseñamos por quien Avila — dulcemente — nombramos este mon-
en nuestro endeble vivir de ciudadanos de Capua! te:
Imitemos al Colosos. Fue una débil criatura que se agazapó en sus declives
Asila en cus bosques profundos cristofués nostalgiosos y a ejemplo de las melífluas torcaces de sus hondonadas ¡Lle-
turpiales bohemios. ve por siempre el gigante su manso nombre de virgen!
.....
Monte de Ávilal

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Acoge en tu impenetrable arboleda los almos sueños mo-
ribundos que la ciudad expatria, hasta que un día ¿cuán-
do? puedan regresar, hechos carne como el verbo de Dios, a
triunfar de todos, por todos.

“El Nuevo Diario”, 24 de agosto de 1917 Año V. No 1670


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Caracas de la fronda franciscana
donde das, a las 12, derrotero
a la chin que vuelve de las compras,
a tu linda estenógrafa del banco
y a los galanes
que las ven alejarse per tus calles.
Victor Hugo Escala
Caracas que te ilustras diariamente
Las doce en San Francisco con mórbidas chiquillas
que traen de la academia sus guitarras,
y quienes aunque luzcan
Del parasol raído de la Ceiba boina y sweater ‘ greta-garbadescos
caen chorros de argento nietas son de las majas que pintara
que el día, con su pala de las 12, aquel chispero,
arroja desde el cielo. aquel barbián de naipes, manólas y parrandas
El asfalto espejea su negrura que si viviese adn, cabe tu ceiba,
enjoyada con manchas luminosas, estarla pintando a tus mujeres
en tanto que del norte avienta el Avila como pinté, sin ropa, a la Duquesa
saudades de magnolia para legarte la gloria de esta firma:
“la hizo en esta villa
Caracas de las 12 meridiana! Don Francisco Coya y Luicientes”
Cientos de autos y cientos de mujeres 1) Comparar con Julio Garuendia y Caridad Bravo Adams.
2) Henrique C&aumer, en Billi&en, ¿ño XII, No. 591, 14 de arzo de 1931,
ceñidas de luz, como si fuesen dice qee los versos de Car dad Btavi le sugieren la crónica sobre la cei¬ba,
vivas espadas... que no es centenaria, pero si corazón de Caracas.
Caracas reflejada por el Guaire; Era prefecto de caracas en 18*• el Señor Vicente Manzo y sembró una ma-
tica en la esquina, pero la bestia marrada a ella se la comió, y para evitar su
serrana de la Sierra reacción, pues era hombre de pocas pulgas, Basilio ^abante, empftéado de la
que te borda policromos turbantes policía, sem¬bró otra. Y es raro que haya subsistido y crecido, donde otras
han perecico ( el entro de Caracas)

El Universal 5 de diciembre de 1933.- Lugares de la ciudad


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Yo suelo ver en ellas, la fúlgida nereida
que dice el gran Marquina, que huyendo de la mar,
trepó despavorida con la melena al aire
y al lado de estas cumbres se puso a descansar....

Y hallólas de manera, que aunque era originaria


del Betis luminoso, que es Patria de la luz....
Hermenegildo Martín
se enamoró gozosa de este verjel campestre
Las rejas de Caracas y “aquello” se hizo esto y “esto” se hizo andaluz.

Desde entonces las rejas son tronos ideales


-sagrario femenino, sublime, indoespañol-....,
Yo he visto muchas veces las rejas de Caracas altares deslumbrantes de dulces criollitas
en una clara noche de luna y de zafir...., con cuerno de odalisca y unos ojos de solí...»
mostrar hospitalarias su fondo esplendoroso,
y en medio, unas pupilas de ardiente refulgir.... Ojos voluptuosos oue aguardan resignados
el gran amor nue acaso jamás ha de llegar....,
De todos los encantos que esta ciudad esconde, parecen la voz muda que dice al que los mira:
para mí son las rejas su tesoro mejor, “mirad: somos el alma que embruja a la ciudad”!
¡Oh esas fragantes vírgenes que tras de los barrotes
parecen el milagro de algún sueño de amor!.... ¡Las rejas de Caracas! ¡Oh nidos adorables
de gracia y de belleza, refugios de ilusión!....
¡Las rejas de Caratas, bellísimas prisiones tiernísimas visiones de no sé qué añoranzas....,
de aladas muchachitas, que encantan al pasar, ¡sois fiesta de mis ojos, consuelo y tentación!
son ellas la sonrisa que dice al transeúnte:
“mirad: somos la gloria que embruja a la ciudad”. ¡Yo os amo tanto, tanto, floriosas rejas mías
que aun sueño en la ventura, que espero en la pasión
Cuando recién llegado de mi lejana España de-en una noche de éstas de efluvios tropicales-,
una pena muy honda mordía mi corazón...., rendir ante vosotros, mi ardiente corazón!....
estas benditas rejas con sus flores de carne Martin, Hermenegildo. De Madrid a Caracas. Caracas: C.A. Edit. Empresa
me hablaron un lenguaje que mi alma consoló. Gutenberg. 1929. Pags. 57-58.
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Todos sentimos al fin la tristeza,
esa muda tristeza de haber sido
y ya no ser… Ayer es la belleza;
ayer es la ilusión; y ayer es ido.

Huyeron las quimeras adoradas.


Las horas van por el cerebro yermo
José Domingo Tejera
como ronda de hermanas enlutadas
En Caracas por la pálida alcoba de un enfermo.

Voló el halago el amor reciente.


Ya el corazón no gira como un astro
Silencio y soledad la noche integra. en torno de otro corazón, ardiente
Con pesadumbre la hora se dilata. bajo un cándido seno de alabastro.
La pila llora sobre agua negra, No hay esperanzas que a la vida impulse;
unas constantes lágrimas de plata. el oído se tiende en la penumbra
pero no escucha una palabra dulce;
los ojos se abren, pero nada alumbra.
Alargase mi sombra por la acera,
¡Ay! todo lo soñado y lo vivido
y al escuchar los pasos oprimidos en el tiempo infeliz de la ignorancia,
de un alma que se muere en primavera, todo se fue a abrazar en el olvido
azórense las aves en sus nidos. con el blanco cadáver de la infancia.

Esta honda inquietud ¿de dónde viene? Solo el recuerdo en la memoria queda
¿Por qué están todos mis dolores vivos? Pero el recuerdo, misterioso y santo,
es un girón de la rasgada seda
¡Ah! todo ser en la existencia tiene que surge al fin para empaparse en llanto.
algún huerto fatal de los olivos… 1909

El Universal, 18 de mayo de 1914.


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José Ramón Yepes José Ramón Yepes

Pasando una sombra va Guaicapuro

Pasando una sombra va Oculta en la neblina de la vega


Sobre el Ávila eminente; Teñida con púrpura del día
De una nube es esa sombra Veréis el lujo opino que despega
Que se mueve, que se mueve. La torre y campestre pradería.
En la estación alegre de la siega
Mas cuando el hombre la nube Veréis del Guaire por la linfa fría
Quiere buscar en el cielo, Sus redes extendiendo los gandules
Como el humo, como el humo, En piraguas y troncos de abedules.
Se la han llevado los cientos. Selección de poemas y leyendas (Ver-Ávila)

Así son mis alegrías,


Son así mis esperanzas…
Como el humo, como sombra,
Como la nube que pasa.

1) Tiene prólogo de jesús hernández losada.


2) Un poema de lujo verbal: java
3) Otro golondrina .
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Gloria Stolk

Plaza de la misericordia

Vieja Plaza de la Misericordia…


Árboles barbados de líquen,
hortensias malvas y corazones rosados.
Pileta seca en que unas damas de yeso
hacían remilgos para vivir como estatuas…
Vieja Plaza de la Misericordia:
premio de las boletas malas.
En tus bancos de piedra roída
un mendigo rascaba sus barbas…
Deforme, triste, espantoso,
sin tener a nadie.
Cerré los ojos por no verlo.
Se me quedó grabado.
En toda pesadilla, en toda angustia,
el mendigo regresa con sus barbas.
Ahora tiene a alguien…
Stolk, Gloria. CIELO INSISTENTE. Cuadernos Literarios de la Asociación de
Escritores Venezolanos. Caracas. 1960. pág. 17.
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II

Entonces es el desperezamiento de la vida. Los pájaros que


silban — por entre viejos matapalos y samanes. Los insectos
que chirrían con tor peza. Y en la parte central de Caracas los
vendedores de periódicos con sus proclamas hirsutas que con
Jean Aristiguieta pocas variantes dicen diariamente: “Asesi-nato en Puente X”
“Atraco en plena Plaza Bolívar”. “Se suicidó inmigran te”.
Nubes del amanecer sobre Caracas
A Manuel Pacheco en Badajoz. Oh, el bullicio vibrante del despertar» Oh,los carritos con
frutas-y legumbres atravesando las calles y puentes ciudada-
I nos.Oh,las cestas -con calas, margaritas y claveles desatando
La muy dulce ciudad caraqueña es toda de misterio palpi- sus fragancias*
tante cuando el amanecer de da su abrazo con nieblas y colores.
Caracas todavía no ha quemado las últimas oscilaciones
Se presenta la aurora con su desnudez borrosa y vivaz en nocturnas y-conserva una fatiga cercana a la sensualidad. No
duermevela de oros-azules-morados-verdes imprecisos. Que quiere abrir del todo -sus bellos ojos. Por eso las neblinas del
belleza alza la aurora — que tan luminosamente alabaron los Avila la custodian de los rayos del sol, pidiéndole a éste con
poetas griegos. En verdad que su presencia es magnífica, se mucha amabilidad: “Guarde unos ins -tantea sus violencias que
adormece entre vientos sonámbulos, corre solitaria a la mitad nuestra señora Caracas desea descansar toda -vía”.
del firmamento.
III
Caracas, a la hora del despertar, es una sombra de palidez
victorio sa. Ya las últimas estrellas se retiran como por entre Después es de admirar la limpidez de la parte Este. Van
un telón de secre to. Ya el temblor de los árboles crea mitos apareciendo reflejos áureos, irisaciones inolvidables, las flores
agrestes. Ya los edificios — van perdiendo su alucinación de la sacuden las postreras nubes del rocío.
noche.
Y la bandera de la ante-mañana, lienzo de júbilo y de fiebre, Ahora los expendedores de diarios han aumentado el tim-
expande su visión de embriaguez. bre de sus pre gones. Vocean calurosamente la fiereza de los
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hampones que asaltaron una -joyería principal, hacen ade- El sol, maliciosamente va rozando los labios de la ciudad
manes anunciando la llegada de un torero o de una “estrella” que surge -finalmente vibrante y triunfal.
de cine.
V
Por fin el Avila medio muestra su perfil. Caracas y» está
casi lista -para su presentación en público. Entre tanto los La gente se reparte por todas direcciones. Y las nieblas leja-
interminables vehículos-que la circulan lanzan sus fuegos nas, como ramos de melancolía, van diciendo adiós a través
fatuos de chispas, velocidades y seña-les. de los chaguaramos, de -los caobos, de las acacias.

Las bombillas de los paseos se apagan de tiempo en Caracas se va mostrando cada vez más ardorosa, más con-
tiempo. En las urba-nizaciones, a intervalos pasan avecillas fusa. La entre -lazan carros y seres atropellados, gritos y
rezagadas. miradas convulsionadas por la acción*

IV El día es la señal definitiva después de la magia del amane-


cer. Todo se ha ido definiendo, los contornos surgen preci-
Los bucares confundidos con los vapores de la mañana sos y duros.
forman un con traste encantador. Parecen imágenes de en-
tresueño, exactamente esas figu-ras que tanto nos seducen Y Caracas, graciosa y voluble, generosa y sensitiva, se ofre-
en la vaguedad del desvelo cargado de vigencias peregrinas. ce comple-tamente de cuerpo entero, gracias a la intensidad
del sol tropical,-
La ciudad muestra graciosamente el rostro. El humo de
las fábricas co-mienza a ascender por entre los bloques y
árboles gigantes.

Hay actividad por doquier. Los ímpetus de los vehículos


aumentan por -segundos. Mientras los mercados se han ido
colmando de un público heterogéneo en donde se perciben De: PAISAJFS VENEZOLANOS. Caracas. Ediciones “Lírica Hispana”.
idiomas de las más diversas naciones. 1954.-pag. 9.-
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De Patanches, La Hoyada.
« Soledad, El Tejar.
Las esquinas de Caracas en 1843 « Campo de Marte, San Martín.
« Basurero, Miranda.
« Hoyada, Curamichate.
Entre la colección de planos de Caracas desde 1806 hasta « Hoyada, El Rosario.
1911 que conservo, se halla el de 1843 levantado por el doc- « Jesús, María y José, Jesús.
« Cuartel de Milicias, Cuartel del Hoyo.
tor Angel Jesurum. Al margen de éste están los nombres que <> Hoyo vicioso, El hoyo.
* La Carnicería, El Cristo.
tenían las Esquinas de la ciudad en aquel año y como desde « León, Cañada de Luzón.
entonces a la fecha muchas han variado de nombre, vamos a » Vicente Hernández, Pescador
« Padre Rodríguez, La Pilita.
presentar en;seguidas el cuadro del dictado que se les daba « Los Palacios, La Cárcel.
« Gobernador viejo, El Gobernador.
y el que posteriormente tienen y conservan hoy. « Amaro, Pepe Alemán.
Nombres en 1843 Nombres en 1914. « Cacho, El Carmen.
« Marqués de León, Monzón.
De tío Pedrito, Torrero. « Echesurías, Dolores.
la Alameda, Portillo. « Aurioli, Bárcenas.
Cuartel veterano, Cuartel de la Trinidad. Ojeda. Rosario, Las Piedras.
Padre Guzmán, Puente de la Trinidad. Santa Bárbara. « La Noria, El Venado.
La Cruz, Jesuitas.
Basurero, Maturín.
Teniente Rey, El Calero.
Arguinsones, Santa Capilla. 1a Este, cuadro es útil para, las escrituras de casas antiguas en
La Saba Ánimas.
San Mauricio. Casa. Amarilla. que se les pusieron los nombres que tenían las esquinas.
Cerrito del Diablo, Camino Nuevo. 2a Las otras cuyos nombres no han variado no las colocamos
Principal, Piñango.
El Teque La Cruz. aquí; y
Ramón Piñango, Monjas-Opinión Nacional. Muñoz. 3a Desde entonces, 1843, se han dado nombres a las otras es-
Candelaria. Puente Yanes. quinas después de fabricadas casas o edificios, siendo triples a
Colegio, Los Lechozos.
Padre Muñoz, La Bolsa. las de aquella época, sobre todo de 1864 a hoy.
Algarrobo, El Chorro.
Juego de Pelota, El Coliseo.
Mercaderes, Perico. Caracas, 2 de enero de 1914.
Chorro de San Jacinto, La Misericordia. El Conde.
Doctor Sanabria, Mercaderes
Puente de San Lázaro,
Casa de Misericordia,
Campo Santo
Santanas

156 157
158
que los pintores alemanes aceptaban la técnica japonesa en
su dibujo, en especial en el género del humorismo (la cari-
catura, la parodia, la fantasía y la sátira), en el maravilloso
culto de la linea, el “impresionismo”, que suple en la forma,
pero no substituye el aspecto esencial, según el postulado
de Bernardo G Harros. Escritores, dibujantes y pintores si-
Pablo Rojas Guardia guieron la orientación japonesa. Los dibujantes europeos,
expertos en su profesión, adaptaron lo que el arte exótico les
Poemas sonámbulos aportaba y junto al método ensalzador de la línea considera-
ron lo plástico como un gran elemento hasta llegar a Capie-
llo. Los poetas europeos adoptaron de la poesía- japonesa lo
La poesía sintética que es ahora cuando parece que se ha esencial; y de la forma, cuando más el “hai-kai”, porque a
dado cuenta de ella cierto grupo literario de Venezuela, hace otras libertades se ha opuesto siempre el genio de los idio-
más de dos siglos que es patrimonio de las Letras japonesas, mas que tienen como matrices el latín y el griego y aun los
creación exclusiva de ios “hai-jins”, verdaderos aedas de la que se derivan del anglosajón.
juventud de su país, nuestros de la quinta esencia poética.
La epifanía del ‘‘hai-kai”, el lamoso terceto japones, pasó de En Venezuela los que observan y estudian el movimien-
un salto a Alemania, cuando ;há como tres cuartos de siglo to le las Letras universales se dieron cuenta de esas innova-
la na-ción de los crisantemos enviaba sus hijos a educarse a ciones desde aquella época, pero no le hicieron mayor caso,
los centros de la “Kultur” alemana, a la tierra de Goethe, en considerándolas en justicia como modalidades de las “mo-
cuyas Universidades e Instituitos militares aprendieron los das literarias”, entre otros el inmenso Pérez Bonalde, quien
nipones ciencia y arte occidentales (y otras cosas) asimila- sí se refirió a ellas alguna vez. Y fué por ello por lo que cuan-
das muy bien y los cuales hoy culminan en la abierta agre- do José Juan Tablada publicó en esta capital su volumen de
sión a la China y en el total desconocimiento le sus deberes “poe-mas sintéticos”, Un día. (Caracas, 1919) su primera
internacionales, conforme al Pacto Kellog. obra de esa clase, causaron admiración entre los “snobis-
tas”, por la novedad de su sintetismo más que por su esencia
Tal influencia del Japón en Alemania pasó casi de se- poética y todo el mundo se hacía lenguas del poder de “su-
guidas a Francia y liego paulatinamente a otros sectores li- gerencia” (palabra mágica considerada coro el “Abrete, Sé-
terarios de Europa, en lapso bastante largo, al mismo tiempo samo” de la nueva escuela). Luego el mismo Tablada hizo
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propaganda, en otras naciones de América, de su curiosa y intensas emociones el poeta Basho y la poetisa Shiyo, los
original “manera poé-tica” importada del Japón. En su país nombres bienamados del liróforo Tablada, puestos simbóli-
fué saludado como el animador de los artistas que en México camente como un “to-rii” (pórtico japonés) en la portada de
se orientan hacia el sol del “nuevo espíritu”. Y en una revista su antecitado libro. De tal suerte es así que para dar poder
de París, de re-nombre y trapío, el notable escritor mexicano de ‘“sugerencia” a sus versos el portalira azteca, hubo de
J. M. González de Mendoza proclamaba en correcto francés complementar su concepción con dibujitos y muñecos, con
que en Tablada su corazón estaba isócrono con el corazón letreros cursis y seudo-imitadores de la escritura ideográfica
universal y quecon la varilla de los brujos había encontrado que ya había explotado en Francia por notorio espíritu de
las grandes cofusiones subespirtuales de las inquietudes del “snobismo” el funambulesco Apollinaire. Y pasó Apollinai-
mundo”. Merced a esa propaganda de los discípulos de José re, pasó Laforgue, pasaron los poetas malditos, que fueron
Juan, no hay cosa más grande en Poesía que el sintetismo y insuperables en materia de concisión poética, como pasa
por ello se ha hecho celebre su dístico: toda moda.

“Mujeres que pasais por la Quinta Avenida, Ha pasado también en Italia el odio contra lo clásico, de
¡Tan cerca de mis ojos! ¡Tan lejos de mi vida!” Marinetti, así como los manifiestos y evangelios futuristas
lanzados por los grupos independientes en Pintura, como
En verdad es precioso, pero que no puede ser considera- el célebre firmado por Boccioni, Carrá, Russolo, Severini y
docomo la clave de un espíritu refinadísimo por su evidente Gia-como Baila.
decir de inserción integral
En Alemania ya nadie habla de vanguardismo en Lite-
Nadie vio entonces que lo que hacia Tablada en esa épo- ratura ni en las demás artes porque hay formas nuevas con
ca pudo agarrar a la lírica de este continente una forma de bases sólidas en las Bellas Letras y en las Bellas Artes, que
expresión nueva para algunos jóvenes en nuestra patria, no es fácil destruir con palabras.
pero de-jando vieja en Literatura: el “hai-kai” japonés, es En España hay tendencias modernistas en prosa y verso,
decir,legalización mínima del enunciado poético, por inter- muy lejanas de pretender sólo “sugerir”. Antes bien tienden
medio del distorsionamiento de un lenguaje de flexión tan a la concisión y a la precisión ideológica y verbal. Desde
amplio y fuerte como es el castellano, ya que el género del España misma un escritor venezolano bien “preparado”, co-
flamante verso oriental es sólo perfecto en los idiomas mo- rifeo de la vanguardia nuestra, según la agrupación, y,—si
nosilábicos como el japonés, en donde plasmaron sus más se. le estudia bien,—profundo tradicionalista, convicto de la
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verdadera orientación de las Letras castellanas, puesto que resulta un logogrifo literario. Véase, si no, cualquiera de los
lo ve palpable en el propio ambiente, aconseja el retorno al de Tablada:
clasicismo, exactamente lo mismo que aconsejaba Verdi a
los músicos innovadores de su tiempo: il ritorno a I’antico. Caballito del diablo:
Ese escritor venezolano es Fernando Paz Castillo. Clavo de vidrio
Con alas de talco.
¿Quiere eso decir que las formas y los troqueles artísti-
cos y literarios deben permanecer estancados, alineados en ¿Sugieren esos tres versos sintéticos la grácil y ágil fi-
museos arqueológicos y no sometidos a las leyes del pro- gura del Caballito del diablo? No. La visión es imprecisa, la
greso, que es depuración constante de técnica? De ningún expresión es débil y, además, ambigua, pues lo mismo pue-
modo. Antes por lo contrario, debe estimularse la creación de ser un vulgar caballito del diablo que otra libélula.
de nuevos arquetipos, de base firme, de sólida estructura, en
armonía con la índole de nuestro idioma. Del “hai-kai” japonés ha surgido toda la variedad de for-
mas de esa poesía nominada “vanguardista”. Y bien que los
Volviendo a la influencia del Japón en las Letras uni- afiliados a la agrupación, especialmente los poetas mexicanos,
versales, analicemos lo que es el “hai-kai”. ¿Qué es eso? niegan de manera rotunda que ellos imiten a los japoneses, lo
Un pequeño poema, de diecisiete silabas,—muy hábil, muy cierto es que han adaptado el procedimiento poético nipón,
ingenioso, diminuto pomo de poesía sintética,—distribuidas aunque, como lo afirma Wordsworth, imitar la Ilíada no es
en tres versos de los cuales el segundo es ¡heptasílabo y el imitar a Homero, y en ello estriba la licencia de su métrica.
primero y tercero pentasílabos y en el cual se puede, por un
esfuerzo de imaginativa, condensar a duras penas una emo-
ción, una sensación externa en nuestro idioma y casi im-
posible comprimir los motivos de un subjetivismo, el peso
equilibrado de una ideología cualquiera, las vagas inquietu-
des del mundo subconsciente. ¿Por qué? Porque el genio del
castellano, ampuloso, férreo, macizo, es un obstáculo de-
masiado fuerte,—no insalvable, (lo ha probado Juan Ramón
Jiménez)—para verificar esa operación De síntesis idiomá-
tica. iPor lo que, si el “hai-kai” no está bien estructurado, Elite. 13 de febrero 1932.- Literatura en Venezuela, influencias.
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Sin título

Pablo Rojas Guardia pertenece al grupo de lo que entre


nuestros círculos letrados se llama ‘hoy “vanguardia”. Es
de los más destacados por la firmeza de su mentalidad, por
la desafiante profesión de fe literaria que ha hecho con la
publicación de su primicia intelectual, por la candorosa sin-
ceridad de sus ideologías.

¿Es Rojas Guardia realmente un poeta? Para los que


examinan toda producción literaria con los lentes, ya ob-
soletos, de los viejos clásicos, los tradicionalistas enrages,
sin duda alguna que no lo es. Porque les ataca los nervios el
apartamiento absoluto de las pautas del ritmo y de la rima,
el desdén del consonante, la licencia completa que en la mé-
trica han adoptado los representantes de la novísima escue-
la, entre nosotros. Es cuestión de costumbre auricular. Pero
para los que buscan en las cosechas de las modernas sectas
la yacente semilla de la poesía, el autor de “poemas sonám-
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bulos”, tras un laborioso cernir a través del cedazo de la Como modelos de poesía sintética, verdaderos “hai-
comprensión y con el método de la tolerancia, les resulta un kai”, pueden presentarse los poemas intitulados “Kodak Nº
intuitivo y un excelente lírico. 1” y “Kodak Nº 2”:

Del aspecto nebuloso de estos poemas, tan acertadamente “KODAK Nº 1


nominados “sonámbulos”, surge la individualidad del feli-
bre con lineamiento basto e impreciso. Se le ve debatirse en Vésper enciende
el afán de acopiarse a moldes incompatibles con su inspira- la bujía opaca del anochecer.
ción y su genuino temperamento artístico. En “etapas de un
En el cerro
amor paralítico”, poema dividido en seis cantos, se siente un el rancho
sabor de responsorios en la armonía transparente de ciertas estrena su estrella.
estrofas, que tienen corte netamente clásico. Tal estos dísti-
cos: Y las alambradas
escancian sorbos de luna”.
“Sobre el ciclo más puro, el de sus ojos,
avión sin rumbo ‘el corazón girando”. En la baraúnda de las estancias dislocadas se encuentran a
cada paso, gemas entre hojarasca, preciosas metáforas, ad-
Calles llegan. Y árboles: se presienten pájaros, mirables estados de alma, entre las cuales resalta el “Apó-
y la frescor del día deja su mano en mi mano’’. logo de una recta.” y el “‘poema autobiográfico”. ¿No es
cierto que el verso del poema “Corral”: “El ferrocarril de las
hormigas—lleva el corazón hasta la infancia” es un magní-
fico tropo?

Cuando Rojas Guardia haya desbastado su sensibilidad de


todos los infundios de la novísima escuda; cuando se con-
venza de que muy bien cabe en las cubas modernas el vino
añejo; robustecida su contextura mental con una copiosa

168 169
lectura de los clásicos españoles y si le es posible extranje-
ros, ya se verá cómo su individualidad de poeta tendrá ma-
yor acervo con el cual expresar con agilidad y precisión sus
emociones. Bien es verdad que en un libro primigenio no se
puede pedir al autor una orientación definitiva ni sosiego ni
concep-to perfecto. Ha menester algo más que cultura cine-
matográfica y deportista.

El artífice de los “poemas sonámbulos” no se ha encon-


trado aún a sí mismo.

ELITE. 13 de febrero 1932.- Literatura en Venezuela, influencias.


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El Paradero en el llano
es donde baja el ganao;
a la ceiba de San Francisco
va mucho blanco avispao.

Cuando yo voy a Caracas


me buscan los zapateros
pa que le enseñe las cantas
Caracas en el cancionero popular con que enamoro en mi pueblo

Todos saben que soy feo


Cuando yo voy a Caracas y bruto como una yegua:
cargo mi carpeta lista pero tengo más dinero
para librarme del cacho que el Banco de Venezuela.
de tanto blanco sablista.
En Caracas está venteando,
Todo el que fuere a Caracas y en Chaguaramas lloviendo
debe tener mucha vista dicen que el mundo se acaba
que allá cantan los sablistas, pa los que se van muriendo.
sin bandola ni maracas.
Yo estuve bebiendo amargo
El que se quiera salvar una vez que fui a Caracas
póngase un escapulario, cuando regresé a mi casa
porque le llega un plumario llegué arrastrando las patas.
queriéndole retratar.
En Caracas tengo tienda
Si fueres al Puente e Jierro y en Valencia pulpería,
dirásmele a Nicanor yo no le quito a mi zamba
que me devuelva los riales que converse ni se ría.
que allá me bebí en licor.
172 173
En Caracas tengo tienda
y en Valencia pulpería;
Josefita es la que vende,
Isabel es la que fía.

En el camino e Caracas
mataron un pavo real,
y del buche le sacaron
la bandera federal.

Marisela se ha perdido
en el camino e Caracas:
su madre la anda buscando
con el cinco y las maracas.

Las muchachas de Caracas


tienen mucha fantasía;
camisones muy bonitos
y la barriga vacía.

Perspectiva de la bella y soleada playa de “Caribe”, sitio predilecto del alto


mundo social caraqueño para sus diversiones fin de semana. En los presentes
días calurosos es numerosísima la concurrencia que allí se dirige, encontran-
do en su moderno casino todo género de comodidades y atenciones.

Del “Cancionero Popular Venezolano”.—Recopilado V publicado por el se-


ñor D. José E. Machado
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copia sus formas exteriores las simboliza en el tenue trazo
de su masa informe de su estatismo de penumbra. En la paz
de la noche es bloque de basalto; en la algarada del día es el
triunfo sonante de la luz y el color.

Y mientras se eleva gradualmente el sol sobre el unte,


Campodoni, L. N. ante mis pupilas insomnes se descorre la cinta cinemato-
El Ávila, maestro de belleza gráfica del ‘paisaje circundante, que tiene por el Avila, em-
blema de alteza y señorío. El monte entonces, carácter de
atalaya, vigilante y salva-guardia de la ciudad procera y des-
Desde mi balcón columbro apenas el perfil de la mon-ta- de sus cimas otea la aura marina por descubrir la huella de
ña enhiesta, sumergida a las del alba en un océano de ores los filibusteros sus tremendas naves de abordaje. Su mole
densos, envuelta su obscura mole en los tules de neblinas rocosa ervala de los recios vientos norteños, de los tempo-
nómadas, hermanas menores de las nubes y pluvias, parien- ra-les del Caribe, de los violentos cambios de la atmósfera.
tes vagabundas de los sueños. Pero a medida que el orto La densidad de su selva virgen comunica a su clima suaves
lanza sus luces de bengala en pirotec-nia de colores múlti- dos distintas y suministra a la urbe agua abundante frescura
ples, el monte excelso reafirma su rendición de Maestro do noble. En el escudo clásico de la capital, a la figura del león
Belleza en una sucesión de aspec-tos diversos, que fatigan rampante del conquistador, deja estar en campo plateado la
las tonalidades de la gama. del monte sagrado de indios Caracas.

En el inicio del crepúsculo matinal, el Avila es sólo di- Dentro de la vaporosidad; del ambiente, en primer está
seño de Pedro Zerpa. El esfumino de la madrugada da un dibujada a maravilla la silueta, todo esbeltez de dos gemelos
matiz borroso a su contorno y la primera emo-ción que da la chaguaramos. Empenachados caciques de la flora indígena,
línea ondulada de la Silla es la de un pai-saje impresionis- lucen su solemnidad columnas corintias, esmaltada sobre la
ta de pintor japonés del Siglo XV, ka-ino de Sansetsu o, de blancura de la neblina fuyente y cuando sus palmas son agi-
Sesson. No tiene a esa hora del transiito luminoso el relieve tadas por la ciudad del viento mañanero, se convierten en
de montaña real, sino sugiere espíritu de su naturaleza, no flabelos ios. Este árbol atlante es el representativo del tró-

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no el calumniado “bucare en flor”, que en la vesania de su sobre los hombros, de los lecheros ambulantes en vehículos
papel de paraninfo del cafeto muestra la vehemencia de su distintos. Pasa una camioneta pletórica de nardos y perfuma
parasol de fuego, indicativa de la lujuria de nuestro suelo. El de modo intenso el ambiente de la rúa. Los autobuses llenan
árbol genuinamente tropical es la palma y, a la cabeza de la el aire con el estrépito de sus bocinas.
especie, el arquetipo forestal del chaguaramo. Hay dignidad
y belleza varonil en su porte. Ya el sol ha cubierto con un polvo de oro las laderas del
Avila y comienza la sinfonía de los colores en el verde mate
Se siente la fortaleza de su estructura vegetal en su apa- de la selva, sobre la yerba rala de las estribaciones, en la
riencia de caballero acorazado de hierro en cuyo casco luce concavidad de las torrenteras y en los jardines de Galipán.
el penacho de plumas. Y el monte para el que tuvo loanzas el Libertador, añorado
por Bello en la nostalgia de su exilio, cantado en, suprema
En segundo plano, emerge el diseño de un pino de los exultación lírica por Pérez Bonalde, inmortalizado en telas
Alpes, suave pincelada puesta con maestría en esta estampa de Zarpa, de Cabré, de Alcántara, adquiere toda la energía
nipona. La gracilidad de su dibujo flota como los alucinan- de un Maestro sempiterno de Estética, con sus lecciones de
tes árboles, plenos de sutileza vertical, que se pierden en colorido infinito en la paleta de sus pintores! Antes que todo
las perspectivas de ciertos paisajes del Greco. Hay euritmia nos da el máximo dictado de Belleza, que es la conservación
perfecta en la arquitectura de sus ramas, sencilla gracia en de su unidad perenne dentro de la variedad multiforme de
sus hojas trémulas por el vapor de las neblinas, ejemplar sus aspectos.
lección objetiva de dignidad en la línea recta de su tallo.

Más allá se vislumbran otros dos chaguaramos. En la


vaguedad del último plano, se adivina el airón de sus pal-
mas dormidas en la quietud sonámbula de la hora matutina
y semejan dos centinelas de la ciudad confiada, pero alerta
siempre.

Empieza el despertar de la urbe con la salida de los pa-


naderos, de los repartidores que llevan las calientes cargas Elite. 9 sept 1932.- Lugares de la ciudad
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2

Sería el cuento de nunca acabar si yo dijera ahora le veo


París a Caracas. Dónde le veo Londres, le veo Berlín. En qué
barrio de bandidos con fieras y peliculeras, está uno a punto de
Pablo Rojas Guardia per-der al vida, comto cualquier transeúnte blanco en el barrio
neoyorquino. De qué casa aristocrática ha una mano “toda de
Fervor de Caracas fulgores llena”, haciéndome fatal y salvadora con que sueñan
todos los escritores americanos y pobres de París. (Seña que
conduce a pasar una noche fastuosa, entre pijamas los embria-
Yo he vivido Caracas con el desenfreno y la ale-gría gadores y que es toda su vida de Paris que vendrán después a
propias del hombre que después de recorrer tierras lugares, relatárnosla—a los que hemos bebido vermouth con soda junto
aventuras y amores, altos cielos y bajos, le regan la sorpresa al Se-na con verdadera ingenuidad (le provincianos).
de Su Amor. El Unico. Este amor gráfico, integérrimo, que En que sitio, sin conocer la Wilheimstrasse, se le ocurrirá
soñamos ahora los hijos pintados del novecientos, y que es a un caballero de correcto traje para pedirle dos monedas para
otro signo de día contra nuestros padres, que lo soñaban oto- comer. Dónde se pueden ver ilustres “esquinas”, poetas que
ñal, cuando hubieran doblado el Cabo de Buena Es-peranza fueron grandes cantores; de mala vida emparentadas a la “alta
de la Vida. sociedad de muchachos de doce años, sabios del vicio; viejos
Y es que Caracas resulta para mi—que aún no he dado notables señores caminando senderos tortuosos de adolescen-
el primer cheque contra las distancias—el com-prador de tes... ¡Infamias de todas las infamias como en cualquier puerto
todas las ciudades y de todos los puertos, fresco, nostalgia- europeo y cosmopolita.
dos, legendarios, cosmopolitas. y cada uno de los calificati-
vos que los diferen-tes viajeros han estampado en la frente
de cada rincón de todas las extrañezas del mundo, yo—con
orgullo de la pobreza que se viste a la moda—se los he es-
tampado a mi vez (con estupidez parecida) a estos sitios de
Caracas que no tiene ninguna ciudad del mundo pero que
tienen la tinta y la pose de todos sus otros.
182 183
3 Mirar el Avila le resulta al caraqueño—el caraqueño que
Pero yo sueño Caracas con desenfreno y alegría. Ha va al mercado, cruza diariamente Las Gradillas, contempla
sido, es y será, la Novia a quien no mentiré jamás. el último sol de los araguatos en un costado de la Iglesia
No importa que Caracas tenga esa capa de vicio que es Metropolitana, y bebe café y come arepitas en los ventorri-
artículo de importación. Para los que andamos sonando una llos del Alba—el agua fresca, la confesión, el “no lo hago
novacion total americana, nos importa un bledo que esta no- más, mamá” de los infantes.
via única—Caracas, 1932—venga a nos manoseada—nun- Como en el verso de Antonio Machado, yo he ido so-
ca deshonrada—y con cara de mala noche... Su trayectoria, ñando caminos de la tarde. Meditaba sobre mi juventud.
histórica y sentimental, es una trayectoria idealista. Ha de ir Sentía de cerca el vaho abismal que subía de las correrías
por lo mismo hacia un futuro idealista. Como todo lo ameri- nocturnas—actitud intelectual “fin du siécle”. Me dolía el
cano. despilfarro—’pensando en el futuro—que hacía de mis fuer-
Por encima—y por debajo—de ese viciosismo, cual- zas. Pero—buen caraqueño—miré el Avila. ¡ Miré el Avila!
quiera que mire ha de ver, cómo los doce verdes que se gas- ¡ Miré el Avila!, y con un claro sentido de mi destino recor-
ta el Avila—Monte, Montaña—de Enero a Diciembre, de dé—con la misma duda de Goethe en su juventud—el verso
Diciembre a Diciembre, son algo así como la ducha rege- del creador de Willieim Meister, “Yo soy de aquellos que de
neradora de Caracas. (¡Qué buen título para un, futuro libro lo obscuro hacia lo claro aspiran”.
americano de Caracas: Avila. Confesor).
Y es que el Avila anda emparentado a la trayectoria de la
ciudad que mira y guarda. Nuestro paisaje-perdonadme esta
pedantería al margen de mi fervores un paisaje descompues-
to, quiero decir que propiamente no es paisaje. Es Geografía.
Aquí el hombre— y la mujer—no anda haciendo lo que orde-
na el paisaje. El paisaje se lo traga, el paisaje es él, el Hombre.
Este fondo monumental de verdes, este escenario de Dios que
es la Geografía Americana, cuando ordena, ordena el desba-
rajuste, los cataclismos. Por eso el hombre es un hombre des-
paisajado, “depaysé”, que dicen los franceses.
Elite. 10 sept 1932.- Ciudad, Caracas.
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transparente cual tu cielo,
Cual tus auras, murmurantes;

Le ceden un tesoro
Con tupidos cafetales
sus ramos, cuyos frutos
son como granates.

Resplandores de esmeralda
tan lánguidos los sauces,
Entre cerros escondida, Fresca sombra y pomas de oro
Bajo fúlgidos celajes, Tus naranjos y bucares;
Con los rayos de la aurora
que de Oriente alegre sale, Te dan sones las corrientes,
Te dan música las aves
Te contemplo, ciudad bella, Y las flores sus perfumes
grato asilo de mis padres, Con la luz del sol que nace.
Sin rival encantadora.
como no te soñó nadie. ¡Oh ciudad! cuyos hechizos
Prestan son a mis cantares,
Tú te muestras a mis ojos Cuna egregia de varones
final trasunto de un paisaje Timbre y prez de las edades,
de esos riscos que se forman
con las nubes en los aires; No hay en tí suntuosos templos,
No hay en tí torres gigantes,
no te esmaltan con sus perlas Ni esas obras estupendas,
de los ríos, los cristales, Maravillas de las artes;

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Dios le dé tanto realce,
Mas en tí brillan ocultos Que ciudad de los portentos
Ciencia y genio, cual diamantes Las centurias te proclamen;
Que en recónditos asilos
Rayos límpidos esparcen; Y de amargas disensiones,
Sin sangrientas tempestades,
Y hay un pueblo laborioso Con sus alas diamantinas
Que en sus ímprobos afanes, De la paz te cubra el ángel!
Con el pobre desvalido
Parte el pan de sus hogares,

Pueblo altivo en las contiendas


En la paz modesto y grave,
De la fe de sus mayores
Centinela vigilante;

Y por colmo de delicia


De ventura inenarrable,
Tus mujeres son tesoros
De belleza y de donaire,

Que a la ingénita ternura


Unen siempre sus beldades,
Tez trigueña y ojos negros,
Rojos labios de corales.

Dios le dé, tierra querida,


Cotidianidad, características físicas de la ciudad, peculiaridades.
190 191
192
y contra el coloniaje hispano conspiraba Iznardy,
y la nativa juventud gestaba la obra magna,
Propia y Unica.

Fue Hipólito Blanco,


un negrito cualquiera de un lugar de Caracas
Gustavo Parodi que entonces se llamó “Puerta de La Pastora”,
El Samán de la Trinidad quien te arrancó, al paso de su arreo,
de una rama del viejo
Samán de Güere.
En cada rama, evocación de tiempo; Traías todo el sol,
en las flores, leyendas; y todo el cielo azul, y toda la campiña
la vibración recóndita de Aragua que es de un verde de ensueño.
en lo más recio de tu añoso tronco; Es decir, tú traías esa vida horaciana
y todo el patriciado, que ha pintado con firmes colores
todo el pasado egregio, Sergio Medina.
tu nombre lo trasciende, ¡La vida sabrosa de Aragua!
a orillas del ‘Catuche,
Samán de la Santísima Trinidad, Oíste el gesto revolucionario
que, a pesar de tu vida, de la Sociedad Patriótica:
aún destilas rocío del Avila. sacudiste tu urdimbre de esmeralda
cuando el pueblo viril
Sabiduría secular, llamó Libertador
serenidad de años que tienen su valor, a Bolívar, después de la Campaña Admirable.
ofreces Te enrojeció la sangre de los independientes
pues aprendiste a eternizarte solo ahorcado por orden de Boves
cuando a tu mansa sombra estudiaba Andrés Bello, en el “Mamoncillo;

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y fuiste una explosión de primaveras viste pasar, viejo Samán !
al sonar los clarines Mas, ya nadie se acuerda de tí,
definitivos de Carabobo. ni de tu vida.
Pero sí te golpean el futuro:
Una sombra de pena estamos en la época de la urbanización.
te cubrió cuando viste el desfile Nuestro afán es fabricar casas
de Bolívar, el Padre, sobre terrenos arenosos,
a caballo, a orillas de barrancas,
seguido por su cuerpo de edecanes, de cinco mil por treinta mil bolívares,
rumbo al destierro que imponían casas para los nuevos ricos,
las pasiones políticas para los tontos.
y. más que nada, el miedo al Super-Hombre... ¡Toda tu vida la ha destruido un bloque
de piedra y una doble T de hierro!
Después, Páez
con un lento gobierno de zamarrerías; Por eso ya no serás más
luchas de los caciques por el mando el Samán de la Santísima Trinidad
en una confusión de ideas y de fórmulas; pues te ¡han oprimido los judíos
Pedro Carujo deponiendo al Justo... ; entre vigas de acero y adoboncitos crudos;
los Monagas cuidados por las puntas te queda
de sus lanzas llaneras, nada más que un ¡pedazo de barranca,
de la oratoria ígnea de Fermín Toro; sin agua del Catuche,
y todo ese inhumano tiroteo sin cundiamores,
del Partido Liberal, pues el progreso te echa hacia el olvido
que aún es pena en lo amargo de tu savia... y le rompe su encanto
a tu vejez que aún desafía el tiempo...
Etcétera. Todo un siglo de patria
infortunada pero propia Pero, Samán, asi, por sobre el barandal

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extiendes tu fragante ramazón
y el transeúnte atisba
la fuerza de tu vida,
la vida de tu fuerza,
encantando la inmensa tragedia de los años;
mientras le enseñas a aprender
que entre toda esta vorágine
de la post-guerra el pasado es bello,
y lo que es más terrible y verdadero:
el pasado queda...

Elite. 11 junio 1932.- Lugares de la ciudad


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—Pero una afección neumónica
puede producir belígera,
esa racha tan alígera
del Catia que se hace crónica,

por lo cual impónese


lo frío más que el calórico,
que pone el cuerpo fosfórico
El “Frigidiario” según en ciencia supónese.

—Pero amiga, doña Teófila,


—¡Qué frío tan hiperbóreo, con su ciencia, tan tribúnica
mi querida doña Brígida! se acabaría asi la única
—Yo estoy tiesa, casi rígida fuente de amor agatófila.
cual monumento marmóreo.
—La temperatura tórrida
sin embargo doña Teófila, yo prefiero, misia Brígida.
con el furor pachequístico, —pues yo prefiero la frígida
(será un concepto apriorístico) porque para amar es hórrida...
cesará el ansia coprófila

del amor que es una ergástula


entre los hombres terríficos,
que en espasmos sudoríficos (El tema de! día es el frío que se nos ha colado por el abra de Catia, y -que
hundieron a misia Cástula. más que frío es un viento huracanado de gripas y neumonías. A este respecto
oí el siguiente diálogo esdrújulo, como el frío, entre dos señoras. Una crée que
—Es este frío tan ártico el frío es más higiénico porque es antiamoroso; y la otra crée que el afecto es
como el alcanfor flogístico. necesario, y para ello no hay como el calor, porque dilata los cuerpos....)
—Pone el cuerpo un tanto místico Elite. 11 enero 1932.- Cotidianidad, características físicas de la ciudad, pecu-
pues resulta un gran catártico. liaridades.
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Con las ediciones de nuestros clásicos, haré coincidir la
publicación de libros de autores contemporáneos. A Ud. y
a sus amigos quiero recurrir también para pedirles que me
propongan -libros interesantes: novelas, poesías, relatos de
viajes, estudios críticos etc. etc.

V. García Calderón. Agradeciéndole de antemano sus mercedes y ofrecién-


dole las seguridades de mi consideración más distinguida,
Entre España y América soy de usted, estimado colega, el más devoto servidor.

“Muy distinguido colega:

La casa editorial Maucci, de Barcelona, comenzará a pu


blicar, bajo mi dirección, en los primeros meses de este año,
una extensa “Colección de escritores americanos,” para la
cual me permito solicitar de Ud. su bondadoso concurso en
toda forma,

Empezaré a editar, sin exclusivismos nacionales, con el


más generoso criterio americano, las obras de los grandes
escritores muertos qué han formado en un siglo nuestra tra
dición literaria y nuestro orgullo. Conozco muchas de estas
obras, porque hace años que estudio el pasado literario de
América; pero no pretendo haber llegado siempre a tener no
ticia de tantos libros importantes, injustamente olvidados o
preteridos o no editados aún en Europa. Aceptaré, pues, con Carta para José Rafael Pocaterra, enviada desde París, y con fecha 20 de enero
pa sado, la siguiente carta que le dirige V. García Calderón.
gratitud, cuantos consejos quiera Ud. darme a este respecto.
21 de marzo 1917.- Literatura en Venezuela, influencias.
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Esferoide

¡Viva la locha!

El amigo ‘‘Marnub” qu’es buena ficha,


y tiene remolacha en gran cosecha.
se vuelve una melcocha dicha y hecha
cantando de la locha la gran dicha.

No es la paparrucha supradicha
Una rucha o mentira, simple mecha;
es la locha una viuda tan mal trecha
que mi triste fracción siembra desdicha.

De moda está la locha que sin lacha


nos sirve para el bus que se la embucha,
y cual si fuera chicha le da brocha.
Marnub’’, el inconmensurable amigo “Marnub”, desde su alta tribuna, de “La
Religíón”, dice en honor de la locha: “La lucha está triunfando, es moneda del
Lo malo es que la locha cornigacha día. No cabe duda: todo va a costar una locha.” ¡Ojalá!
lejos acecha de mi pobre lucha
La Esfera, 06 de febrero 1932.- Cotidianidad, características físicas de la ciu-
que prosigo mi lucha por la locha... dad, peculiaridades.
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Soy de tierra va-llí-di-so le-ta-na;
( ¡vaya una palabrita bien enana!)
y dicho está por tanto que soy duro
de la mollera, castellano puro,
de cabeza cerrada como un rolo;
no salgo yo el domingo con Manolo ;
a la plaza no voy vivo ni muerto;
¿por miedo al cordobés? ¡no tal! lo cierto
es que este día a mí no me interesa
torear, con que así puede la Empresa
¡Pues menudo postín y reconcomio quitarme del cartel y la tartana;
se lian gastado la Empresa y er Pacomio! yo torearé cuando me dé la gana.
¿Tengo yo (echa fija en mi contrato
Porque el lío jurídico-taurino ¡pues don Eloy que se fastidie un rato!
resultó ser más gordo que Pepino, Si es que mis servicios necesita
el que toca en la plaza el clarinete que afloje más parnés, que venga guita;
mejor que lo que mata Manolete; lo que es este domingo, Dios mediante,
siendo la gresca tan fenomenal tengo enfermo algún órgano importante ;
como lo es la temporada actual. no visto taleguilla ni montera
aunque me manden al doctor Sequera;
Sucedió que Pacomio Peribáñez, saben acá como en Valladolid
que sabe mucho más que Blasco Ibáñez, que soy más valeroso que el mío Cid.»
y es bachiller en letras como en cuernos,
del dereiclio agarróse a los eternos
principios que nos vienen desde Roma,
diciendo, sin quitarle ni una coma:

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Hablóle el abogado, de la Empresa
que no se quera corto cuando besa,
y el matador, por fin, vino a razones
gracias a tres o cuatro mojicones,
quitándole del rostro los acíbares
con unos tres millares de bolívares.
Ello es que la combina Manolete y Pacomio, en no ser tuvo
en un brete; estando la afición muy intrigada
con los disturbios de la temporada.

¡Rediez, con el postín y reconcomio que se traen la Empresa


y er Pacomio !

El nuevo diario. 19 de enero 1914.- Lugares de la ciudad


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cuando el resto de los humanos andamos por esas calles con
las manos en los bolsillos y tratando de embutir la cabe-
za entre el cuello del abrigo, andan esas personas vistiendo
lienzos ligeros y procure usted no encontrarse con ellas:

—Ehl cobarde......—le dicen a usted, golpeándolo—eh, co-


Rafael Bolivar Coronado barde!.... yo siento calor, sangre de guarapo! ja! ja! ja !
El frío coronado
Una señora vecina mía, que se gasta mía panza de gabarra
antillana, y unos carrillos de remolacha alemana, desde que
A las ocho de la mañana están las calles solas. El fulano Pa- comenzó el fulano frío, se ha convertido en mi pesadilla. A
checo retiene a la gente bajo la frazada.... Caracas se ha con- las cinco de la mañana ya está en pié. Tumbando objetos,
vertido en una Suiza. Él frío enriende las rosas de las meji- peleando con las criadas, y en suma, transformada en una
llas a las muchachas bonitas, macera los pómulos a las feas, guacharaca cogida por la cola.
agarrota los viejos, y andan por ahí los reumáticos echando
más pestes que Martín el de La Cruz Blanca. Por un lado, su charla, por el otro, la exigüidad de mi pobre
lecho ..... me hacen dar rabia y concluyo por coger la calle,
Un frío monstruoso, como se dice ahora. Como no hay mal que, acá entre nos, es lo único que cojo, ya para cuatro me-
que por bien no venga; andan señores y señoras más alegres ses largos
que la maja de las Maravillas; esto es, las gordas, esas per-
sonas de muchos kilos, que sudan el quilo en tiempos cáli- Luego las exageraciones. Hay mortal por esos trigos del Se-
dos y que por lo tanto tienen que echarse a diario lo menos ñor, que asegura que en la madrugada de ayer, colgaban ca-
cuarenta kilos de hielo desleído para estar a gusto. Ahora belleras de escarcha en los árboles de la Plaza Bolívar......
son los dioses...... revientan de vanidad, Al-
guien me asegura que en El Paraíso, la nieve obstruyó la
cuenca de ios rieles

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del Eléctrico.... ¡Santo Dios!...... con currencia de niños de setenta años, a funciones del Me-
tro. Que las temperadas en Los Teques desaparecerán del
Que en la esquina de Los Angelitos encontraron un idem haz de la tierra, porque teniendo aquí buena dosis de frío, ¿a
vuelto un lío en el arroyo. qué irla a buscar a otra parte? Y en suma, que frío lo trans-
formará todo! todo!
Por más exageradas que sean estas cosas, me inclino a creer
la última, iUn angelito entumecido! natural! o mejor dicho, Ojalá se realice la profecía de los viejos. Acaso la prolonga-
divino! Por aquella cuadra pululan a millares ángeles, arcán- ción de esa temperatura atenuará un poco la agresividad de
geles, serafines. ¡Toda una corte celestial! Sólo que como algunos prójimos, y hasta ¡dé algunas prójimas, y mejorará
estamos en pleno siglo XX, divergen estos de los que nos los estragos que se suceden en estos trópicos americanos......
describe el Año Cristiano, en que «gritan, ríen, fuman, be-
ben, van a la policía, tiran de la manía al Diablo y.. las de Señores! Caracas se ha convertido en una Suiza ideal!
Caín.

Actualmente traen muy intrigado al coronel Arriaga. nuevo


jefe Civil de San Juan. Dice que los va a mandar para ímata-
ca. Y les liaría un gran servicio, porque así se evitará encon-
trarlos entumecidos en medio del arroyo.

Pero volviendo la hoja. Algunos viejos (los viejos siempre


han hablado mucha brocita), algunos viejos aseguran que el
frío de 1914 sobrepuja a todas las épocas de frío anteriores.
(Ajá). Que es indicio seguro de que e’n el presente año ha-
brá más matrimonios que en los años pasados. Que mejorará
nuestra estructura anatómica y fisiológica. Que habrá meaos El nuevo diario. 20 de enero 1914.- Cotidianidad, características físicas de la
ciudad, peculiaridades.
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Para mañana, en sección vermouth. a las 11, la Bertini en La Dama
de las Camelias, matinée y función nocturna, escogidos programas
y de tanda vespertina En el Corazón de la India.

Gran Circo Metropolitano


La Empresa de este concurrido local ha elaborado para la función
de esta noche un programa verdaderamente hermoso y sugestivo,
que seguramente llevará gran concurrencia, siendo las cintas es-
Espectáculos públicos cogidas “La Revancha” y “Los Dramas del Espionaje».

Cine Candelaria
Teatro Nacional Hoy ha vuelto a anunciar la Empresa de este cine la grandiosa pe-
La película de serie “El Tres de Corazones” que en función ves- lícula de reconstrucción histórica «Napoleón», la que anunciada
pertina viene exhibiéndose en este hermoso coliseo, ha desperta- días atrás se vió obligada a suspender a causa de la lluvia.
do venda-dero interés y entusiasmo entre nuestras damas, las que
acuden cada día en mayor número a presenciar las atrevidas y Mañana empieza a exhibirse en este local la magnífica cinta de
temerarias empresas que dicha cinta ofrece. serie «El Tres de Corazones».

Los capítulos que esta tarde se exhiben ofrecen gran interés y va- Salón Sport
riedad. El jueves, a pesar del inmenso aguacero que hacía defraudar toda
esperanza de inauguración abrió, sus puertas este salón el cual se
Teatro Calcaño ha visto concurrido
Hoy a las 4 y media matinée infantil, Los Náufragos del Orenoco y
una cinta cómica. Por la noche se llevará al lienzo la proyección de
la hermosa película Pathé Color, Serie Robinne: Herida de Amor.

a. empresa avisa en sus programas, que a pesar de haberse dado la


función del jueves, las localidades que hay en manos, por no haber
asistido, debido a la fuerte lluvia, son válidas para la de esta noche.
El nuevo diario. 11 nov 1916.- Costumbres, ciudad, cotidianidad
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y la miró subiendo con lámparas y adobes

no pensó que la noche, sobre este pavoroso

tejido brillaría como brilla;

Alí Lameda que más roja la sangre


Caracas
del hombre, por el suelo

El que aquí puso la primera piedra correrla, y que fiera la rigurosa patria

y en la neblina de ámbar construyó la primera florestal y crispada

ventana, y en el aire acaudalado del lago y la montaña,

alzó el primer andamio; el que aquí un día tendría aquí su corazón, su vasto

colocó el primer techo y aglomerado centro de amargura.

no supo que por esta Caracas nació un dia cuando rota se esparcía clamando la
mineral columna de los flecheros afiligranados,
arquitectura, el fuego se haría más ardiente, más torrencial
el agua, más ligero el viento y su arquería resonante. Indio puro: tu patria era esta faja nupcial, esta colmena de
abundancia. Combatiendo caíste en el preciso límite de tu
El que abrazó esta azul geometría lámina invadida Indio claro: tu patria era esta noche incon-
fundible, con sus planetarias fermentaciones, con su toldo

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seco y sus acuosas arpas doloridas. del suelo donde nace.

Defendiéndola asi, cayó tu cuerpo junto a su consumida cor- Un ojo agonizante bajo la tarde mira surgir de pronto en el
namenta. espacio, rudos pilares de esencial mamposteria: ha nacido
Caracas en el tiempo!.
Indio triste: tu patria era este rio
Por aquí, vespertinas
2
como una cinta glauca,
que hoy lleva doloroso la copa de tu sangre.
irán sus calles de granito ciego.
Era tu patria este abarrancadero monumental, este plumón
de llama, este delgado pez adormedido, estos cristalizados Con rosas que la sangre de la tierra enrojeciera, crecerán
cinturones. susntuosos jardines lanceolados, y uno luna de fresco berilo
bruñirá sus muralIones verdosos, sus adustas almenas ar-
Por ellos, por su noble substancia florecida, tu morirás de- cillosas, sus coloniales armaduras tristes, los patios en que
trás de tu lamento. limpias fulguran como ardientes

Has de morir para que de tu casta mariposas de lila las blondas trinitarias; y sos arambelosas
techumbres encarnadas y sus aleros de perfil agudo y sus
ceniza brote la ciudad que canto opalescentes arquerías.

en el martirio frágil en que comienza ahora. Ciudad, como te canto: qué perpetua tu quejumbrosa forma
de pena y desconsuelo; que doloroso tu guijarro verde;
Ya el primer muro se levanta sobre
que oscura en el olvido la piedra sobre cuya
el ceniciento esmalte

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dimensión abrumada se alzó tu nacimiento. Tal como en el do fetiche de circonio?
ocaso en que brotara tu estatura de polvo, estoy mirando las
lineas de tu origen, tu creación amarga, Del ciego escombro salen mis hermanos.

tu obscurecida brillantez naciente. Me llaman con un áspero lenguaje

Te estoy viendo en el tiempo en que del duro terrón precipi- de agria selva, de llano, de ignota cordillera
tado sube al azul, de pronto, tu granujienta cúpula de arcilla.
Velan aún, con sus intactas flechas
Para llegar, Caracas, a la tersa bandeja en que dormia mar-
móreo tu geranio, en la frontera negra de tu dolor, Caracas.

el feroz extranjero calcinó las preciosas Uno me dice: -El día que cantamos, el día de albarizos ji-
lotes, consumido fue de repente, y sobre nuestros ojos una
castas que defendían humeante cascada bajó despedazando

tu flor petrificada, nuestros plumajes de zafiro y plata.

tu misterioso talismán, tu leve Gran hermano: en la noche natal que me has guardado vive
tu día de honda genealogía mutilada; clama
dios de rubí, tu flauta,
tu día de agria clámide colérica y su largo resuello. Más pro-
tu solemne pilón incomparable. funda

¿Dónde está tu Cacique de púrpura, tu virgen que el humo cruel de los conquistadores

marina, el hechicero terrible, la patata maternal, tu nimbra- es la luz con que llena tu corazón el tiempo

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Mas duradera que la furia inmunda

de loa supliciadores es esta iluminada

tumba sin fin - la tierra -, en que tú duermes;

y donde con su luna entristecida,

con la cal de tus huesos

eternos se levanta

tu ciudad de oro, la maravillosa c

capital de tú antigua dulzura degollada

De: EL CORAZÓN DE VENEZUELA. - Caracas. Ediciones Culturales.


1966.-
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Son ocho pensamientos
que no pueden esconderse,
porque por ocho ventanas de aire
consiguió puerta franca al cielo.
Siéntate, extranjero;
prende tus ojos duros en mi salto ligero,
Guillermo Feo Calcaño como este viento loco
La plaza de la concordia tan libre y tan plano.

¡Qué respeto escondido te vendrá de adentro!


Amigo extranjero: ¡Oh, qué sueño tan franco el del azul sobre el verde!
si vienes a Caracas ¡Mira qué peninos tan pasos van formando estos meses!
búscame en la “Concordia”. La Plaza de la “Concordia”, extranjero.
Allí me encontrarás minúsculo y repetido, Espera. No te vayas.
entre carreras de brisas, La tarde se muere cuando nos vamos;
con dos botones de rosas madurando en mis mejillas. ayúdala a levantarse porque está oyendo una diana.

Extranjero, búscame en la “Concordia” Y si ves un anciano


siéntate y mírame; oscuro, retraído, pálido y triste,
siéntate y escúchame. no le preguntes nada;
Allá van mis gritos nuevos dile, acaso “Buenas tardes, abuelo….”
circundando estos ocho muros
que no aprisionan nada.

De: “A L B A” (poemas). Caracas. Editorial Bellas Artes. 1942.-


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Te llama el Continente. Su voz, como te he dicho,
está llena de sombras, de luces, de huracanes,
está saliendo ahora del hombre del futuro
está saliendo y llega a tus sueños inmensos:
y tú sientes que un pájaro se detiene en tus hombros,
que un jaguar insinúa morderte el corazón,
D’Sola, Otto que a los lejos se abre, junto al cielo y el viento,
Epístola a Alejandro de Humboldt más acá de tu Europa, la puerta de un volcán.

A Germán Arciniegas Te llama el Continente. Te llama porque quiere


que vivas en sus venas lo mismo que su sol,
Señor Humboldt: escucha la voz del Continente. alumbrando sus muertos, sus reptiles, sus hombres,
¡Escúchala! ¡Te llama! Quiere darte e nuevo con almas como ríos de aguas turbulentas,
sus antiguas antorchas, sus antorchas australes,
las que alumbran el cuero nervioso del caballo, las que mojan la frente de los siglos, curtida
las espigas, las flores, la escopeta y la barba por relámpagos, truenos, por grandes intemperies
del Tiempo que se moja con el agua del mar. donde sangra el hocico potente de los toros,
Escucha en esa voz, señor Humboldt, escucha donde el águila sube y llega hasta la luna
cómo salen las sombras de difuntos navíos y ve caer derrames de estrellas en los bosques,
empujadas por bazos de cien generaciones, no lejos de esas nubes, de esas nubes tranquilas,
como salen las flechas, los caudillos y la muerte, de esas nubes con formas de caballos de nieve.
los picachos al paso de la noche y del sol;
señor Humboldt: escucha, escucha en esa voz
la Silla de Caracas, pariente de Anahuac, ¿Quién pudo haber pensado que ahora te llamase
escucha a Guaicaipuro el Cacique, a los negros este cuerpo de piedras, de árboles, de minas?
escúchalos, que traen, a través de las hojas, Este cuerpo te llama, te llama y te defiende
las islas y los mares, la herencia inconfundible con su puño inmortal. Te ofrece sus riquezas,
de ascender en las sombras como el Negro Miguel. sus luces, su canción escrita por el viento,
los páramos, la orquídea y el árbol que sostiene
todo el peso del rayo, todo el peso de Dios.
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Señor Humboldt: escucha la voz del Continente: aquí te hemos buscado sobre las grandes playas
en México, y Colombia, Chile, Argentina y todo donde brillan los remos, donde saltan algún pez,
el Brasil de esmeralda, Venezuela, el Perú, donde llega la muerte como un golpe de mar.
Ecuador con sus sueños, Bolivia con sus lagos, Aquí te hemos buscado, aquí donde el futuro
Los que quieren mirarte caminar, caminar de cumbre en cumbre canta y enciende los planetas:
por sus calles y bosques, colinas, selvas, ríos, las luces que hacen falta al hombre universal.
caminar como el Tiempo que nunca ha de morir
sobre la piedra erguida, en las remotas cumbres Señor Humboldt: es hora de que vuelvas al mundo
donde la noche, sola, vigila con sus astros que ha nacido en la sombra de Cristóbal Colón.
los inmóviles cuerpos de los dioses dormidos. Tus pasos ya se acercan: los siente el Caroní,
la cigarra, el delirio, los tambores del Tuy;
Señor Humboldt: es hora de que vuelvas al mundo tus pasos ya los siente Bolívar, quien nos dice:
que ha escuchado los pasos de Cristóbal Colón. “¡Abrid todas las puertas a este gran hermano!
Es hora de que vuelvas, de que vuelvas a América, ¡Abrirlas y que pase, que encuentre sobre América,
de que mires las aguas del Pacífico y toques creciendo, como un bosque, la nueva Humanidad!”
el Mar de las Antillas, y hables en Balboa,
y te sientan llegar a mi tierra los muelles,
los cocales, el viento, los marinos, el sol,
para que luego sigas buscando entre la noche
ese cristo que lleva la vieja Cruz del Sur.
El Orinoco, Araya, Golfo Triste y Los Andes,
Río Negro con sus negras mariposas nocturnas,
la Caverna del Guácharo, la luz de las estrellas,
te llaman, señor Humboldt, te llaman hasta el fin.

Aquí te hemos buscado sobre esta inmensa tierra


que socavan los vientos bajo la inmensidad,
De: D’Sola, Otto. En este nuevo mundo. Caracas. Suma. 1945 Págs. 63 a 67.
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Cuando en medio de la noche
La luna lánguida y grata
Derrama su luz de plata
Del mundo en la soledad,
Tú, reló, desde tu altura
Ves la ciudad dormitando
Maitin, José Antonio Y las horas, que rodando
El reloj de Catedral Sobre su cabeza van.

Rompe entonces el silencio


Reló mudo, misterioso, El clamor de tu campana
Que sobre muros gigantes Y nos anuncia lejana
Descontando los instantes Que una hora ha pasado ya;
De nuestra existencia estás, Y sus ecos se consumen
Fantasma, que en el espacio En la atmósfera extendida,
Elevas la altiva frente, Cual se consume la vida
¡Cómo desmaya la mente, Del tiempo en la inmensidad.
Que te viene a contemplar!

A tu pie la muchedumbre Si, tu círculo trazado


Hierve, se estrecha, se agita, En esa torre empinada
Se agolpa y se precipita El emblema es de la nada
Como las olas de mar; De nuestra vida infeliz;
Y tú, cual genio del tiempo, Es la mirada del tiempo,
Desde el trono, en que te asientas, Muda, tétrica, sombría,
Los instantes le descuentas Que ve en la noche vacía
De su existencia fugaz. del oscuro porvenir.

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El sonido lamentable, ¡Ah! Mira como se embriaga
Que de tu garganta sale, Esa turba sin camino,
A una sentencia equivale, Desorientada sin tino,
Que nos condena a morir; Con su vanidad pueril,
Si la voz de tu campana Mientras que de tu garganta
Es la voz de un anatema, Se desprende un anatema,
Diabólico, horrible tema, Diabólico, horrible tema,
Que nos persigue sin fin. Que la persigue sin fin.

¡Ah! Mira cómo se agita, ¡Oh! ¡Cuántos, muestra inflexible,


De novedades ansiosa, Tus horas habrán contado
La multitud bulliciosa, Y al abismo se han lanzado
De la plaza hasta el confín De la oscura eternidad!
Y se siente de las auras
Con los retozones vuelos ¡Ah! ¡cuántos de los que escuchan
El oscilar de los velos, Hoy tu fúnebre campana,
De las sedas el crujir. Cuando salga el sol de la mañana,
No lo podrán escuchar!
Mira el sol, cómo ilumina
Al través de ancho celaje Todo el tiempo lo destruye;
Los rasos y el fino encaje, Todo lo muda en el suelo;
Que ostenta el sexo gentil, Él arrebata en su vuelo
Y pálido se refleja Montes, torrente y ciudad;
Multiplicando sus luces Todo lo borra y consume
En los broches y en las cruces En su marcha destructora,
de diamante y de rubí. Y lo que un pueblo es ahora,
Un cimenterio será.

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Tú mismo, reló gigante,
Descenderás de tu asiento
Y tu ruinoso cimiento
Te sepultará tal vez.
Sí, tú sentirás del tiempo
Las iras devastadoras
Y, si cuentas nuestras horas,
Las tuyas cuentan también.

Tú serás genio del tiempo,


Por el tiempo al fin vencido,
En tu base conmovido,
Roto y deshecho después.
¡Hoy vives! Habrá una mañana
Y otro mundo y otra historia,
Que borre hasta la memoria
De lo que fuiste ayer.

¡Reló! las cuatro señala


Tu puntero misterioso.
Ayer también silencioso
Que las apuntaba vi.
¡Reló! Tu mismo puntero
Las señalará mañana.
¿Más sabes si tu campana
Resonará para mí?

Maitín, José Antonio. Poesías escogidas de José Antonio Maitín y Abigail


Lozano. Caracas. Edit. Villegas. 1954 Pp. 105-109
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Que otra fila de peñascos,
Y otras cumbres, y otro monte
Del apartado horizonte
Los confines cerrarán;
Y cuando ansiosos te busquen
En la llanura mis ojos,
Maitin, José Antonio ¡Oh ciudad! Troncos, abrojos
A la ciudad Y desiertos hallarán.

¡Ciudad! Desde aquí descubro


Ciudad, desde esta eminencia, Tu catedral con su torre,
De la tarde al sol rojizo, Y el Guaire veloz, que corre
Esas cúpulas diviso Entre calles de ciprés.
Con que coronas tu sien; Tal vez en esta eminencia
Y tus blancos edificios, Hago mi último paseo;
Tu catedral con su torre,
Tal vez, ciudad, yo te veo
Y el Guaire veloz, que corre
Entre calles de ciprés. Por la postrimera vez.

¡Las cinco!...cuando resuene


Esta hora otra vez mañana,
Los ecos de esta campana
Escuchar no podré yo,
Ni admirar desde esta altura
El sol que baja a Occidente
Por ese rastro esplendente
De grana y de tornasol.
Maitín, José Antonio. Poesías escogidas de José Antonio Maitín y Abigail
Lozano. Caracas. Edit. Villegas. 1954. Pág. 45
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Alto y másculo. Digno de emersoniano canto,
que el héroe da y el sabio, y da además el sabto:
Don Simón, Andrés Bello y aquel gran José Vargas.

Juan Tinoco

De paisajes y retratos

Cacique de basalto, en Naiguatá y la Silla


avizora la noche del ceño de su frente.
La sandalia al aguaje de un mar de maravilla.
El carcaj en acecho y celo de un continente

De Blas España en cuartos, vió la horrible papilla.

Del temblor y el éxodo, la pena sin nepente.


El suplicio de Ribas, ad portas de la villa.
OJO

Los dolores del doce y los gozos del veinte.


Incluye Album de viajero, La sombra del Centauro?
Tumba de guaicaipuros y cuna de poetas. Caminos sobrehumanos, Paisajes y retratos, Folías
Claro monte de albas ultradoradas, largas De Paisajes y retratos
tardes de lapizlázuli, y soarés de violetas
JUAN TINOCO, Obras en prosa y verso. Madrid. Blass, S.A. Tipográfica.
767 p.
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iba secular la savia,
la misma que dio el designio
para sus bíblicas hazañas.

Ningún ave de estos campos


voló igual a las plegarias
Pedro Sotillo que del árbol lanzó al cielo
la Parroquia de Altagracia.
El cardón de la beneficencia
Barco para Dios fletado,
la inocencia parroquiana
Para implorar a los cielos hizo fuego de San Telmo,
la Parroquia de Altagracia las Cabrillas en sus ramas.
sembró en la Beneficencia
un cardón de siete ramas Candelabro del terruño,
en el vigor de las varas
Para implorar a los cielos reventaron como rosas
no existe aguda palabra, los luceros de la Patria.
como estos brazos torcidos
que tenazmente se alargan. Lento susurro nocturno
que durmió la madrugada:
Brazos rígidos de anhelos cuando el viento tuvo bríos,
que en el corazón arraigan fue una alondra la mañana!
y que en lo infinito duermen
su impotencia de mirada. En el misterio apacible
de las tardes olvidadas,
Por su tropical frescura acompasó a sus quejidos
la sordina de las beatas.

Ojos presos en las calles,


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por milagro de sus lanzas, que el cardón de la creencia
vieron otra vez el cielo en aquel lugar plantara
entre Mercedes y Salas
Hoy el árbol abatido
Vieron otra vez el cielo deja en suspenso las ánimas,
y reencontraron sus almas que Dios y la Fe parece
que es parroquia misionera que con él se desplomaran.
la Parroquia de Altagracia ¿Tus incrédulos, Dios mío,
qué haremos con las plegarias
¿Por qué en los blancos domingos que se nos iban al cielo
a la Madre de la Gracia desde la esquina de Salas?
la empujan a Tienda Honda
cuando quiere ir a Salas? Para rezarte nos quedan
los vuelos de luna clara
No hubo cirio en Las Mercedes en los senderos dormidos
ni en la Iglesia de Caracas de las campiñas cristianas.
tan empinado ni bello
como lo fueron sus ramas. Para llegar a tu altura
con nuestra pobre palabra,
Al bajar la brisa moza, aún hay ecos vagabundos
purificada en el Ávila, en la profunda montaña.
le tendió con sus espinas
las devotas alabanzas. Pero en la ciudad terrible
que nos nutre de sus ansias:
Y al pajarín contagióle ¿dónde hallar el cielo abierto
tan cierta congoja humana, ma?
que fue empañando de llantos que le grite “Alerta!” al al
el cristal de la mañana En un día de inocencia
Bendita la mano fuerte, el filo frío de un hacha
mano labriega y cansada, te dejó sin candelabro
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la Parroquia de Altagracia

Tú te olvidaste, Dios mío,


de tu ciudad de Caracas:
la parroquia misionera
se te ha quedado sin alas.
Pedro Sotillo
No llevarán oraciones
las frescas brisas del Ávila, “El Santo, la Parroquia y el Héroe”
ni nadie sabrá en el mundo
que es alondra la mañana.
La Parroquia caraqueña
No habrá fuego de San Telmo y el Héroe de los cubanos,
en tus noches abismadas,
son dos flores de tu vara,
ni los luceros rosas
se tornarán por la Patria. oficioso y viejo Santo.

Tanto contra Dios lo pudo Tú no vienes a nosotros


el filo frío de un hacha! solemne ni con bota.
Por los caminos de siempre
rimas tu paso aldeano,
y es un poco de mañana,
y es otro poco de ocaso,
y tú sigues siendo hombre,
1) Sigue la línea del Limonero del Señor AEB y no dejas de ser Santo!
2) En otro poema alude a la parroquia de San José ligando el tema del santo
carpintero con José Martí.
Veamos.
Andanza. Cuadernos literarios de la “Asociación de Escritores Venezolanos”.
Editorial Élite 1939. 84 p
En la parte “Dos y dos” el poema
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Se ha amasado en sacrificio
tu suave pulpa de anciabo;
por ello te alumbra mansa,
honda luz de tabernáculo.
Y es que hay un héroe dormido
en tu candor artesano.

Tus ojos los vemos todos,


y no tienes en las manos
ni cetro, ni esferas, ni
simbolismos complicados.
Fueran tus manos vacías,
manos de varón cansado;
pero una linda mañana,
cuando cruzaste los campos,
los claros campos te dieron
tu esbelto ramo de nardos”… ETCÉTERA

1)Desarrolla la idea de un santo humilde, trabajador, carpintero de provincia,


etc!
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Canto al lado de tu lengua la desesperación
de mi amigo, del río, de la búsqueda embriagada,
de los nombres estrenados en la sombra,
tu desesperación desesperada
con los años y los hombres
que enciendan papeles y fogatas de uniformes
Vladimiro Rivas en el centro de tus ojos.
Canto a la ciudad de todos
Uno

Dentro de tu vientre me empantano,


se escribe con furia mi periódico
de rutinas,
mi revista alucinada sin nombres,
el entusiasmo de todos
se infla, y resplandece, y revienta
como un golpe de conjuras.

Dentro de tu nombre, Caracas, todos los pasos


se asustan, se embriagan de pisadas
políticas, buhoneras, revendedoras,
invertidas, estudiantes, rateras,
de chispas golosas y embusteras.

De: Canto a la ciudad de todos. Caracas. Talleres de Gráfica Americana, C.


A. 1967. Pp. 25-26
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Nada tenía que decir antes de que murieran las palomas
de esta ribera enlutada. Nada distinto a las canciones,
a los caminos sonrientes.
Solo retretas domingueras,
noticias, periódicos nacientes.

Otra vez protesto contra tu nombre dividido,


Vladimiro Rivas
contra Javier, contra Francisco, contra Carlos,
Canto a la ciudad de todos contra el dios envenenado que anuncian los Partidos,
Dos contra el festival del sexo y las iglesias.
Protesto contra el 12 de abril de este año callejero
en que los revendedores y los ladrones
¡Protesto! ¡Protesto! ¡Protesto contra la raya vertical no caben en las aceras brillantes y extremistas.
de esta hora plagada de moscas y orugas jardineras!
Protesto contra el locutor de radio que ejerce en las esquinas, No dije una palabra antes de tantos mendigos,
contra la prostitución y el fósforo doliente de las aulas. antes de las niñas nocturnas que alegran mi cerveza,
¡Siembro mi protesta en el centro de Caracas! antes de las noticias con títulos borrachos.
Pero comienzo a protestar a favor de las muñecas,
de los garrapatosos y de los inmigrantes,
Nada tenía que decir antes de los burdeles y las flautas, de las gavetas repletas de expedientes.
antes del sol contagiado de este año cuatrillizo,
antes de tantos perros, Protesto contra tanta indecencia
y tantos sapos, y tantas sabandijas. y tanta grosería enmascarada,
y contra los cristianos
Antes, solo hablaba de festejos y bailes con guitarras, que rompen con sus manos las camas semanales.
y palabras marineras y juguetes, Nada tenía que decir
cintas mágicas, y cristales, y muchachas. pero ya dije mi abecedario de llaves,
mi verbo dolido, ofensivo, analfabeto.
De: Canto a la ciudad de todos. Caracas. Talleres de Gráfica Americana, C. A.
1967. Pp. 29-30
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En la Caracas que no acepta en la mañana
la risa amarilla y democrática,
que naufraga en la derrota,
y ofende oraciones, y a Cristo
y muere en la inmersión de las cartas socialistas.

Vladimiro Rivas Vengo de las caraotas doradas de mi madre,


Canto a la ciudad de todos de la insatisfacción de los limones vengo,
tres de mí, de mis hermanos oscuros
que esperan dormidos sobre el agua.
Estoy con ustedes, bajando del maíz, de los fusiles.
en Caracas, la madre insumisa de las tempestades Me sumerjo una vez, y otra vez en las consignas,
y de las manías, y las paredes obesas. reposo al lado de los escaparates
En la ciudad que me enseña a comer floristerías, y quemo cohetes y fragatas, y cebollas
dentro de las calles sembradas de anuncios comerciales, cuando riego mi risa de niño futurista.
contra el cartel del analfabeto militante.
Con ustedes formándome, pintando toronjas, Ahora sí, ciudad monstruosa, quema rosas!
deformándome, pisando chaquetas y personas, Ahora sí, calles encinta, rompan barcas!
odiando, cocinando calendarios. Ahora sí, hermanos tristes, id al sol!

Bajo el monte, de la aldea inflorecente, Alguna vez, detrás de los mítines enfermos,
del número dígito de mi madre lavandera, una vez de amor, anclados en Caracas,
del obrero que se ahoga en los espejos. cuando nazcan los coros comuneros
Con ustedes en Caracas, con perros, y sonrisas, reconocerán la Palabra en los teléfonos,
y espejos, y protestas, y señales,
o en los periódicos, o en los telegramas.
y millones de riñones divididos
en los almuerzos y los días. De: Canto a la ciudad de todos. Caracas. Talleres de Gráfica Americana, C. A.
1967. Pp. 35-36
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¿Has visto sobre el lunes el hervor borracho del domingo
cuando cruzas las calles en tus ruedas con cornetas?
¿Has revisado el lloro de los vanidosos
cuando escrutan tu falda de bella ciudadana,
de mujer insectizada
en el temblor de la mañana que saluda?
Vladimiro Rivas Los he mirado. Y me asusto de los muros, me asusto
Canto a la ciudad de todos. por no correr con más angustia autobusera que los otros ,
cuatro por no sentir con quienes recorren las calles
con los ojos asustados, en sus jaulas de alambre
A tus pies la música de Brasil, y la lluvia, y el ocio Me asusto por no correr al galope de las sirenas
filtran la miel que faltaba a las ciudades. de esta ciudad que me aprieta y acobarda.
Sin embargo me asusto. Ahí, más allá de las persianas
los zapatos se entusiasman y se embriagan, Me quedo contigo y la música, y el ocio,
corren el vendedor de periódicos y e limpiabotas de alumi- sin la ciudad y sus fotógrafos de sombras.
nio, Contigo y la música de Brasil, sin antesalas,
corren las secretarias asustadas, los autobuses corren sin infartos, sin cuotas quincenales, sin despertadores.
dentro de las calles de nadie y de los que esperan,
corren cascadas grises, todos corren… No es posible salir de esta rendija de sueños,
de travesuras sin cortinas,
Repito, Mariemma que cuando viajemos a los arco-iris de esta brusca estación entusiasmada.
los abanicos florecerán en las muselinas, No deseo navegar en las aceras de Caracas
los telares desenredarán el calor de la mano que trabaja la del río acomplejado,
y nosotros entraremos en el alba que se anuncia. la del Guaire acicalado con cáncer y sortijas.

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¡Amo a la ciudad! Sabemos que la amo en sus pestañas
y que en su vientre resumo el dolor del que se siente solo!
Amo a la ciudad, y la busco en sus vacas numeradas,
en sus cicatrices y sus cuentos enlutados,
en sus costureros de ayer
con sus amos de fábricas remotas.
Busco el amor de los hombres, la ilusión de los niños
sobre la luz de los puentes.
y no es verdad que en las casas de nadie los encuentre,
o los presienta en los rojos vecindarios,
o los palpe en las almohadas, en los suburbios o en los par-
ques,
o en los inmigrantes, o en las blusas compañeras.

Ahora, explícame si tienen razón los quincalleros,


si tiene razón mi amigo el del viejo apartamiento
sin luz y sin calzones,
y el talabartero de risas mentirosas!

Vivo dentro de mí en la ciudad embarazada de larvas,


en la ciudad que vive mi naufragio de números,
dentro de la amante amorosa de cunas,
dentro de la cuidad presidiaria
hechizada para los turistas y los transeúntes…

De: Canto a la ciudad de todos. Caracas. Talleres de Gráfica Americana, C. A.


1967. Pp. 39-41
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durante los fines de semana en las camas
con los dientes y los escapularios.
En el hospital de la tropa está Jorge
el barbero, sobre su cama sin voces
ni cenas, ni aguardiente concurrido,
en el hospital del que se niega a morir.
Vladimiro Rivas

Canto a la Ciudad de todos. Cuando diga que los amigos enmudecen


ocho en la orilla final, en la otra cara
de la ruta enemiga y de los bares,
Con dolor en la cabeza cuando repita que mastico este dolor
y sobre as paredes más gruesas porque me duele el brazo por escribir
de estas calles con fantasmas este mensaje de hospitales que me duelen,
escribo con dolor lo que me duele. dirán que Jorge no se muere solo,
Con dirección a los saludos, a los abrazos que su muerte no puede caber en un bolsillo
escribo con tabacos encendidos o en la soledad hospitalaria.
a los regresos, a los esposos sin hijos Pero morirá, os aseguro, morirá
que vuelan sobre lápices anti-conceptivos, sin el último saludo, sin la última palabra,
al enfermo sin dolientes sin la despedida que esperan los viajeros.
y al peregrino desahuciado.
Con dolor en la cabeza recojo los minutos
Como yo, con dolor de cabeza está Jorge de este día enemistado con el amor,
en su cama numerada del hospital militar, de este día de tránsito infraterno
a un aliento de su sepultura abierta ayer que recorrió embajadas y conversaciones,
con los amigos de cerveza, y saludos con amigos y enemigos,
y ascensores, y puentes y choferes,
y manos, y médicos, y rostros complicados.

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Las enfermeras del cabaret clandestino el viaje de regreso a la estación que espera,
y la soledad de los enfermos tienen a veces el vuelo de la aurora al hospital enfermo?
iguales dimensiones. ¿Por qué no encienden la oración sobre el rutero
La muerte en los hospitales de tropa que al final esperó lo que no llega?
no se exhibe con smoking a las doce de la noche
Cuando diga que respiro el dolor Cuando alguien muere solo, y cuando la soledad
por la herida que más duele, de las ciudades se pudre de hospitales,
entenderán que fue Jorge quién murió sin abanicos, comienza entonces la Ciudad a mostrarnos sus milagros
sin dedos en los ojos, sin regalos con el dolor de cabeza que nos duele…
en un hospital resplandeciente de Caracas
entre dos millones de narices,
y sin embargo en Caracas, en medio de los hombres!

Es que los amigos siempre faltan a la hora de las carretas,


en el minuto de las despedidas faltan
con sus brazos y sus flores
Cuando más nos reclaman las urgencias faltan
en el restorán y en el mostrador de la farmacia,
faltan en el Terminal de Pasajeros.
¿Y tú, noche sirviente!
¿Y tú, cama que duermes al que muere!
¿Y tú, niño inocente de ciudades!
¿Por qué no llevan búcaros o globos de colores
a la mesa de noche del hospital endrogado?
¿Y tú, ciruela roja, piano con sueño,
nave que sueñas rutas espaciales y galaxias!
¿Por qué no ponen el dulce sobre el labio, De: Canto a la ciudad de todos. Caracas. Talleres de Gráfica Americana, C.A.
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quiero bañarme con palabras
por el dinero que no cobro los fines de semana,
solo quiero en la boca palabras misioneras.

Anduve buscándote en el ribazo del Guaire,


entre el hedor de las ratas que pueblan las riberas,
Vladimiro Rivas buscándote en las orillas uniformes del agua imperfumada.
Canto a la ciudad de todos. Fue cuando resplandeció el cajón del limpiabotas,
Trece el de la bicicleta de ruedas ambulantes,
y escuché sus ladridos sobre el río:
Anduve buscándote ayer entre la gente que salía de los cines, -Queremos, escondernos de Caracas, trotar
a través de las puertas de las casas comerciales detrás de las pelotas y de las gallinas que solo miramos en el cine.
te anduve buscando, por sobre el hombro
de los que reman sobre las aceras sin escobas, Pronuncié tu nombre entre las pelucas amarillas,
por sobre los cabellos del que vende chicha en las esquinas, más acá de El Ávila te nombré a boca llena de naranjas,
te estuve buscando en las escuelas y en las librerías, pregunté por tu insatisfacción aventurera,
y no encontré tu inquietud de insurrecciones porque mi soledad de gelatina colgaba
en las palabras del ratero, ni en el cielo-raso y saltaba en el televisor encendido en la mañana.
de las agencias de viaje, Y no me respondió el tahúr de libros diagramados,
ni en la tos del escensor que no funciona. no me respondieron ni el caballericero,
ni el que juega loterías, ni el que juega los domingos,
Encontré al migo de Manuel, al comerciante de palabras ni el que espera las noticias con los dientes.
cuando cambiaba su lustrosa mercancía Encontré al vendedor de flores en su mercado de frutas,
por botones, y ñapas y bombones: al estudiante distraído con sus tesis y sus novias,
-Insatisfacción, imbacuabilidad, palurdo, freno: a la mujer de los demás, al farsante,
encontré el semáforo despierto en verde verdadero,
y nadie respondió por tus pisadas.

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Me dediqué a los dados, al ron, a los tabacos,
a las comadres, al bochinche de las calles
que amo y que detesto en las tijeras.

-¿Qué quieres decir cuando preguntas por el segregado,


cuando preguntas por el del salario angosto,
por el que se perdió en Caracas cuando todas las esquinas
tenían un nombre para el recuerdo?
En la hora de la búsqueda, después de los tropiezos,
después de las respuestas y los panes,
regresé hasta el fondo de mis cansadas caminatas.

De: Canto a la ciudad de todos. Caracas. Talleres de Gráfica Americana, C. A.


1967. Pp. 91-93
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Juan Martin Echeverría Juan Martin Echeverría

Poema XI Niebla

En casa de mis padres viven un hombre y una mujer


En la oficina trabajan 257 personas y media Campanadas - 9 menos 20-
El día de la independencia 100.000 ilusos corean el himno Cuarenta centímetros borrosos de madera
nacional Una rodilla un abdomen dos ojos y otros etcéteras.
En la esquina un mendigo estira la palma
Mientras cuenta virtualmente sus viruelas.
-resumen de cada guerra
En mi escritorio una sombra jadeante suelta de vez en cuan- collar de angustia
do un alarido
Y en alguna parte un valiente retrocede hecatombe-
Como todas las mañanas –a las mismas campanadas-
Al mismo tiempo En el parque un cojo se pasea
Un hombre y una mujer
257 personas y media
100.000 ilusos Hace niebla
Y un mendigo
Sobreviven
En casa de mis padres.

DE: LIRICA HISPANA N° 293. Caracas. Editorial Sucre. 1967.- págs. 23.- DE: LIRICA HISPANA N° 293. Caracas. Editorial Sucre. 1967.- págs. 30
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Juan Martin Echeverría

CARACAS 2000

mamá si quieres pan


descuelga la ametralladora.

DE: LIRICA HISPANA N° 293. Caracas. Editorial Sucre. 1967.- págs. 31.-

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Juan Martin Echeverría

Parasuicidio

Walter 38
Un dedo sobre el gatillo
Y un disparo abandonado

El espejo salta en mil pedazos.

DE: LIRICA HISPANA N° 293. Caracas. Editorial Sucre. 1967.- págs. 36.

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Juan Martin Echeverría

Poema XXXVIII

una hoja muerta


un recuerdo vacío
cigarrillos
y juan martin

dame un pan
una rosa
media sonrisa
algo

en Caracas año 65 para mí

De: LIRICA HISPANA N° 293.- Caracas. Editorial Sucre.- 1967.- pág.50.-


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Aquiles Nazoa

El calvario

Se está acabando el viejo paseo de El Calvario:


como un tumor maligno lo roe la erosión;
de sus claros jardines, de su oloroso herbario,
sólo quedan chamizas en triste confusión.

De mores juveniles romántico escenario,


con él se muere un poco nuestro corazón:
¿quién no paseó sus frondas de parque octogenario
con una novia y una cámara de cajón?
¡Oh, parque antaño digno de los impresionistas!,
¿a dónde irán ahora tus pueriles turistas,
los que comían gofios junto al viejo Colón?

Tú que fuiste, a la vera del bullicio, un remanso,


descansa en paz. Y cuiden por siempre tu descanso
los leones del Arco de la Federación.

De: EL RUISEÑOR DE CATUCHE. Caracas. Editorial Ávila Gráfica, S.A.


1950.- pág. 17
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ya tú estabas haciendo tus valijas,
limpiando tu bufanda y tu chaleco
para después bajar, lleno de flores,
con tu sonrisa de ancianito fresco
Aquiles Nazoa y tu pincel teñido de manzana
que en los rostros ponía un rosa tierno?
Que hubo Pacheco…
Todo el mundo exclamaba en ese entonces
con júbilo infantil: -¡Llegó Pacheco!,
Después de muchos meses esperando mientras tú por el Avila llegabas
que con tu soplo gélido con tu bufanda vegetal al cuello,
a refrescar vinieras la canícula y una flota pascual de golondrinas
que este año enflaqueció a los caraqueños, volando de tu lírico sombrero!
he aquí que ya estamos en noviembre,
un mes que era muy frío en otros tiempos,
y el calor continúa
ocasionando pérdidas de peso,
porque a ti no te da tu perra gana
de regresar, oh pícaro Pacheco.

¿A qué debe atribuirse tu retardo,


tú que eras tan puntual y tan correcto?
¿Si antaño, cada vez que las campanas
doblaban por el Día de los Muertos,
De: El ruiseñor de Catuche. Caracas. Editoral Ávila Gráfica, S. A. 1950. Pp.
79-80
Nota (manuscrito de Sanoja): Luis Alberto Faúl. Canciones. Fantoches ¿tobo?
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Emiliano Hernández

Caracas

Alma fugaz de actriz, frágil y fina,


y panorama de esplendor romano.
Veneno en como de oro de tu mano
y clavas, entre rictus, una espina.

Eres entre española y florentina;


el ademán, patricio y cortesano,
con firmeza de acero toledano
y sonrisa jovial y bailarina.

Llevas espada y pandereta al cinto;


hay de araña y de cóndor en tu instinto;
luces, con gesto igual, vidrio o diamante.

Y en esta dualidad, ingrata y grata,


tienes, como la más coqueta gata
uña de fiera y suavidad de guante.

De: MUSA GATINA. Maracaibo. Imprenta del Estado. 1964 pág. 47


¿1914?

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