Sin agua no hay vida. ¡35 años de gestión privada del agua están secando el país! Se ha impuesto una cultura que ve como normal que el agua que cae del cielo tenga dueños.
El Código de Aguas de 1981 transformó el agua en propiedad
privada, separando el agua de la tierra. El Gobierno Militar concedió derechos de aprovechamiento de aguas en forma gratuita y a perpetuidad a privados como Endesa, Aguas Andinas, CMPC, etc., empresas que hoy día manejan sin competencia los precios de la electricidad, el agua potable y el agua de riego.
El agua en nuestra provincia está siendo disputada por empresas
extractivistas (de materias primas) que compran y venden derechos de agua. Existe una invasión de centrales hidroeléctricas y una proliferación de plantaciones forestales que se están apoderando de estos derechos.
Los bosques nativos protegen el agua y producen un suelo lleno
de nutrientes. Las plantaciones de pino radiata y eucaliptus (mal denominadas bosques) consumen toda el agua de las napas subterráneas en 6 o 7 rotaciones, y degradan el suelo volviéndolo arcilloso. Por cada tala de plantaciones, el suelo queda descubierto y erosionado por el arrastre de sedimentos (venenosos herbicidas, combustibles de maquinarias, etc.), que ensucian los cauces de agua y se filtran hasta las napas subterráneas. Hay comunidades que sufren de escasez hídrica por la expansión maderera, y por eso, los municipios los abastecen de agua con camiones aljibes, sin atacar la causa del problema. Con el DL 701 (decreto con fuerza de ley de 1974) el negocio de las plantaciones madereras recibe una bonificación por parte del Estado del 75% y que Bachelet prorroga o extiende en vigencia por 20 años más.
Las plantas de pulpa de celulosa emiten residuos líquidos y aguas
de enfriamiento en sus procesos productivos con altos contenidos químicos que son cancerígenos para el ser humano. Estos residuos van a dar a vertientes de agua potable, a las napas subterráneas y al mar con absoluta impunidad.
Por todas estas razones, exigimos la recuperación y defensa del
agua en 7 puntos:
1. Fin al lucro: el agua no es una mercancía y pertenece a
todos y todas 2. Propiedad colectiva: prioridad de uso para beber, riego en producción de alimentos, saneamiento y conservación de ecosistemas 3. Gestión comunitaria: territorial, democrática, no centralista. Las comunidades decidimos qué proyectos son viables en nuestros territorios. 4. Leyes para la vida: urge una ley de protección a los glaciares, los bosques nativos, etc. 5. Reestructuración institucional: desburocratizar la Dirección General de Aguas para que pueda administrar eficientemente las aguas en beneficio de las comunidades 6. Derogación (Anulación total) de instrumentos privatizadores como: la Ley de Pesca (que privatiza el mar), el DL 701 (que bonifica a las plantaciones forestales), el Tratado Binacional Minero entre Chile y Argentina (que concesiona la naciente de los valles a empresas mineras), el Código de Aguas del año 81 y la Constitución. 7. Descriminalización de las personas y las comunidades que defienden legítimamente el agua y su derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación.