Você está na página 1de 5

EL HEDONISMO

Etimológicamente, hedonismo significa sistema del placer. El


placer es el valor supremo al que se subordinan todos los
demás. Esta doctrina tiene por fundador a Aristipo de Cirene,
que vivió unos 380 años A. de C. y estipula que existe un solo
bien para el hombre, que es el placer y un solo mal, que es el
dolor. En consecuencia, la felicidad del hombre es tender al
goce de la vida, a obtener el placer y a evitar toda clase de
dolor.

Sin embargo, no ha de entenderse el hedonismo como una


invitación al placer burdo, al libertinaje; por el contrario,
para el hedonismo es indispensable evitar excesos y
alteraciones, molestias y desgastes, pues de otro modo se sufren
penalidades físicas y morales que el hombre sensato evitará a
fin de experimentar el verdadero placer. Para los hedonistas la
virtud es la disposición del alma por la que el hombre madura
los deseos a fin de obtener el máximo de placer.

El placer es para el hedonismo el bien y si hemos de es coger


entre diversos placeres, la elección debe recaer en el placer
mas vivo e intenso. Además, como el pasado y el futuro no
dependen de nosotros, lo prudente es aprovechar el placer que se
nos ofrece en todo momento sin preocuparnos de las
consecuencias. Gozar del instante que pasa, disfrutar al máximo
los goces que ofrece cada hora; ésta es en el fondo, la doctrina
del hedonismo.

El hedonismo puro se caracteriza, por dos rasgos principales: el


primero consiste en proclamar la soberanía del instante, y el
segundo en considerar cada momento aisladamente de los demás,
con lo cual se rompe la continuidad de la vida y se da a cada
tendencia un idéntico valor, rompiendo a la vez, la unidad de la
personalidad psicológica.

Al examinar esta doctrina, nos damos cuenta de que contiene


algunos errores, tanto en el aspecto psicológico como moral.
Desde el punto de vista psicológico esta doctrina es anexada,
puesto que gracias a la memoria, recordamos pasado y merced a la
imaginación prevemos el futuro. Desde el punto de vista moral no
es posible identificar el "placer con el bien. Precisamente la
obediencia ciega a los instintos es lo contrario a la conducta
moral que exige la reflexión. Además, el placer no siempre es un
bien. El abuso de los placeres crea la necesidad de buscar cada
vez, placeres nuevos y mas intensos, pero nos priva a la vez de
la capacidad de disfrutarlos.

Estas objeciones no significan que debemos desterrar el placer


de la vida moral. Existen placeres legítimos, sanos y nobles,
como la alegría que nos proporcionan las acciones morales o la
satisfacción que nos producen las actividades - de nuestras
facultades intelectuales o artísticas. El placer por el placer
no es un bien en sí,ni puede ser la finalidad de nuestra vida;
porque, como ya hemos dicho en muchos casos puede ser un mal.
Sin embargo, es más importante que cada quien lo descubra.

El hedonismo antiguo se pronuncia por los intereses del


individuo, haciendo que cada quien busque su propia
satisfacción.

II. EL EPICUREÍSMO
Epicuro fue uno de los grandes filósofos de la antigüedad,
aunque sus ideas fueron poco o mal comprendidas fuera de su
círculo de discípulos y apenas se han conservado fragmentos de
sus más de cincuenta obras (las conocemos a través de Diógenes
Laercio, Cicerón y Séneca). Fuera de Roma, el epicureísmo tuvo
uno de sus más ilustres representantes en Lucrecio. El
epicureísmo tenía una finalidad claramente práctica: los
epicúreos entendían la filosofía como una medicina del alma. La
filosofía no se estudiaba para adquirir cultura, sino para ser
feliz.
Epicuro admite la existencia de los dioses; los considera seres
inmortales y antropomorfos, felices y viven sin intervenir para
nada en la marcha del mundo. Todas las teorías de Epicuro tienen
una intención ética, intentaba eliminar los mitos y las
supersticiones para conseguir que los hombres pudieran vivir
felices y sin miedo. Por eso polemizó contra la religión
popular. Negaba que la Naturaleza tuviese carácter «divino» o
que hubiera sido creada por los dioses para provecho del ser
humano. No creía que los dioses pudieran intervenir en los
acontecimientos naturales. Afirmó que los dioses no tienen por
qué inspirar miedo: «es absurdo pensar que seres tan perfectos y
felices puedan experimentar sentimientos de ira o venganza.
También considero que nada hay detrás de la muerte: el alma se
disipa con el cuerpo y no debe sentirse amenazada por los
horrores de ultratumba».

La Ética de Epicuro

«Parte de nuestros deseos son naturales, y otra parte


son vanos deseos; entre los naturales, unos son
necesarios y otros no; y entre los necesarios, unos lo
son para la felicidad, otros para el bienestar del
cuerpo y otros para la vida misma. Conociendo bien
estas clases de deseos es posible referir toda
elección a la salud del cuerpo y a la serenidad del
alma, porque en ello consiste la vida feliz. Pues
actuamos siempre para no sufrir dolor ni pesar, y una
vez que lo hemos conseguido ya no necesitamos de nada
más. […]
Por eso decimos que el placer es el principio y fin del vivir
feliz. Pues lo hemos reconocido como bien primero y connatural,
y a partir de él hacemos cualquier elección o rechazo, y en él
concluimos cuando juzgamos acerca del bien, teniendo la
sensación como norma o criterio. Y puesto que el placer es el
bien primero y connatural, no elegimos cualquier placer, sino
que a veces evitamos muchos placeres cuando de ellos se sigue
una molestia mayor. Consideramos que muchos dolores son
preferibles a los placeres si, a la larga, se siguen de ellos
mayores placeres. Todo placer es por naturaleza un bien, pero no
todo placer ha de ser aceptado. Y todo dolor es un mal, pero no
todo dolor ha de ser evitado siempre. Hay que obrar con buen
cálculo en estas cuestiones, atendiendo a las consecuencias de
la acción, ya que a veces podemos servirnos de algo bueno como
de un mal, o de algo como de un bien.
Por ello, cuando decimos que el placer es el objetivo final, no
nos referimos a los placeres de los viciosos -como creen algunos
que ignoran o interpretan mal nuestra doctrina-, sino al no
sufrir dolor en el cuerpo ni estar perturbado en el alma. Porque
ni banquetes ni juergas constantes [...] dan la felicidad, sino
el sobrio cálculo que investiga las causas de toda elección o
rechazo y extirpa las falsas opiniones de las que procede la
gran perturbación que se apodera del alma.
Epicuro distingue entre placeres naturales y necesarios,
placeres naturales pero no necesarios, y placeres que no son ni
naturales ni necesarios. Pensaba que sólo los primeros hacen
realmente feliz a un ser humano, y que las personas prudentes
intentan escapar de los demás. Con estos matices a sus ideas
Epicuro se opone a doctrinas hedonistas como la de Aristipo de
Cirene, quien proponía buscar placeres «en movimiento», activos,
y que no consideraba placer la mera ausencia de dolor.

Epicuro considera que la felicidad está en los placeres, siempre


que sean naturales, moderados y sin excesos, disfrutados con
serenidad. También da mucha importancia a los placeres del alma
(la amistad y los recuerdos agradables, p.ej.), e incluso afirma
que pueden ser superiores a los del cuerpo, porque los
corporales sólo se disfrutan en el presente, mientras que los
del alma abarcan el pasado, el presente y el futuro.
Epicuro tiene una concepción del «sabio» muy distinta de la que
tienen los estoicos: "sabio" no es quien se abstiene de todo
placer, sino el que sabe gozar moderadamente de lo natural y
necesario. No temía a la muerte ni vivía angustiado pensando en
el final de la vida.

Estoicismo

La ética estoica tiene el mismo punto de partida que todas las


éticas griegas: La búsqueda de la felicidad. Se llama estoicismo
porque se fundó en el pórtico de Atenas. Su fundador es Zenón y
algunos de sus máximos representantes romanos son Séneca,
Epicteto y el emperador Marco Aurelio. La ética estoica puede
reducirse a la siguiente idea: “soporta y abstente”.
Características:
- El bien supremo es la virtud: Consiste en obrar conforme a la
naturaleza, y como la naturaleza del hombre es racional, es
obrar conforme a la razón. La virtud es prudencia: “frónesis”
para juzgar rectamente, templanza para moderar los instintos y
fortaleza para soportar los males. La principal cualidad de la
virtud para el estoico es la ataraxia o imperturbabilidad y la
autarquía o autosuficiencia.
- Soporta: Por encima de todo debemos aspirar a la serenidad de
ánimo. Debemos soportar los males sin inmutarnos ni afligirnos.
El ideal estoico es llegar a la imperturbabilidad. De acuerdo
con los estoicos, no son las cosas las que nos perturban, sino
la opinión que nos formamos de ellas. Por ejemplo, si la muerte
nos parece terrible, es porque así nos la imaginamos. Es por
ello que la norma de nuestra conducta a de guiarse por la
distinción maestra: lo que depende de nosotros y lo que no
depende de nosotros.
- Abstente: Las pasiones perturban la serenidad mediante el
placer, son movimientos sensibles contrarios a la razón, es
decir, son como desviaciones de la rectitud. Las principales
pasiones son: concupiscencia ciega, que es un deseo de un bien
futuro, tristeza, respecto de un mal presente, y el placer, que
se refiere a un bien actual.El ideal estoico es no ser
arrastrado por las pasiones.
- Se imperturbable.

Você também pode gostar