Você está na página 1de 4

Una materia para poder entender la nulidad son las reglas del aún vigente

Código de Procedimientos Penales de 1940 que han sido estructuradas en


el artículo 298. Sin embargo, esta norma antigua no ha cubierto una serie de
vacíos en el tratamiento de las nulidades, por lo que con la aparición en 1993
del Código Procesal Civil y su aplicación supletoria ha sido de gran utilidad,
y lo sigue siendo hasta la actualidad. En este apartado también haremos referencia
de este cuerpo normativo procesal civil para darnos más luces en el estudio
de la nulidad.
La doctrina también cumple un rol principalísimo porque es desde allí
que se ha nutrido las normas procesales del derecho comparado que han sido
adoptadas por nuestro sistema jurídico, amén de la jurisprudencia que también
brinda un enfoque práctico porque allí ya no hay apreciación académica sino
la expresión concreta, real, esencial de la norma procesal.
I. Problematización
La nulidad como vicio procesal y sus correcciones nos lleva a un escenario
sustancial porque tiene incidencia en la igualdad de las partes ante la ley que
es una garantía dentro del proceso. Un proceso plagado de nulidades afecta los
Víctor Jimmy Arbulú Martínez
498
derechos de quien ingresa en un proceso penal buscando reglas claras y que el
juez se rija bajo la garantía del principio de imparcialidad. Un generador del
acto procesal es el juez y el dictado de un acto viciado pone en tela de juicio
su imparcialidad, o por lo menos es un indicio. Los yerros pueden ser manifiestos
de tal forma que las partes pueden solicitar su renovación, esto es, que
se haga nuevamente el acto procesal, cuando son nulidades absolutas; sin embargo,
hay actos que teniendo vicios en sí advierte que han logrado la finalidad,
por ejemplo, cuando el justiciable conoce de la información o resolución
por una notificación defectuosa o una lectura de expediente y puede advertir
que hay actos que no los ha conocido pero puede dar una respuesta inmediata
si es que lo afecta. Otro elemento a ser tomado en cuenta es cuando el propio
justiciable es el provocador o inductor a error del juez y busca que le sea reparado
el vicio cuando él es responsable de haberlo generado. También se tiene
del litigante que no solicita la nulidad en el primer momento que tomó conocimiento,
y sí es nulidad relativa, pues lo convalida por su propia desidia, no
perturbando el curso del proceso.
Por otro lado, hay que tener en cuenta cuáles son los efectos de la declaración
de nulidad de lo actuado, pues el juez debe saber distinguir si la declaración
de ineficacia se aplica solo al acto viciado y a los dependientes de este,
o permite conservar otros que no tienen vínculo o conexión con el acto viciado.
Esto debe saber diferenciar no solo el juez sino la propia defensa, que a
veces por un defecto subsanable busca aprovecharlo solicitando que se declare
nulo todo a efectos de eliminar actos que son desfavorables a su estrategia,
pero que no tienen relación con el acto viciado. Son estos los problemas que
pretenden ser dilucidados en este apartado.
II. Actos procesales
Para poder comprender la esencia de la nulidad hay que establecer lo que
es objeto de la misma: los actos procesales. El procesalista Alcalá Zamora y
Castillo dice que “por actos procesales deben entenderse las manifestaciones
de voluntad o las exteriorizaciones de conducta relativas al desenvolvimiento
del proceso, sea cual fuere el sujeto en él interviniente de que provengan”. (381)
Los actos procesales lo realizan las partes o sujetos procesales porque son los
únicos que pueden exteriorizar una voluntad.
(381) LEVENE, Ricardo. Ob. cit., Tomo I, p. 101.
Derecho Procesal Penal
499
Clariá Olmedo dice sobre los actos procesales penales, que hay que conceptualizarlos
como las expresiones volitivas e intelectuales de los sujetos del
proceso penal o cumplidas por terceros ante el tribunal, cuya finalidad es la
de producir directamente el inicio, desenvolvimiento, paralización o terminación
del proceso penal conforme a lo prescripto por la ley procesal penal (382).
Siempre está presente la voluntad de un sujeto procesal, pues sin ella no existiría
el acto procesal.
Roxin dice que son aquellas manifestaciones que desencadenan voluntariamente
una consecuencia jurídica en el proceso que, por consiguiente, han
de seguir impulsando el proceso conforme a la voluntad manifestada, y pone
como ejemplos instancia de persecución penal, acusación, orden de detención,
ordenación del debate, sentencia, interposición de recurso (383). No hay
acto procesal que no tenga una consecuencia, es decir, el efecto jurídico buscado
por la parte procesal.
Para Fairén Guillén los actos procesales son hechos humanos realizados
dentro del proceso” con el destino que se verá; son “hechos procesales” “acciones
o inacciones” humanas sucedidas fuera del proceso, que repercuten
en su interior; así, comenzando por la muerte del individuo, que determina, o
bien el final automático del proceso penal, si ese individuo era la parte acusada
o bien su sustitución” si el proceso no era penal, y siguiendo por otras acciones
o inacciones sucedidas fuera del proceso, por voluntad de otras personas
(guerra, rebelión, fuerza mayor acaecida, voluntariamente por otras gentes)
o bien con independencia de cualquier voluntad humana (cataclismo natural,
epidemia); todo ello, encuentra, naturalmente, caja de resonancia en los
procesos y en sus consecuencias(384). El acto procesal es un acto humano o hecho,
como dice Fairén, que tiene repercusiones jurídicas dentro del proceso.
Chiovenda dice que se llaman actos jurídicos procesales los que tienen importancia
jurídica respecto de la relación procesal, o sea, los actos que tienen
por consecuencia inmediata la constitución, conservación, desarrollo, modificación
o definición de una relación procesal. Pueden proceder de cualquiera
de los sujetos de la relación procesal, esto es: a) actos de parte, b) actos de
los órganos jurisdiccionales(385). Los actos procesales que son unilaterales en
(382) CLARIÁ OLMEDO, Jorge. Ob. cit., Tomo II, pp. 182-183.
(383) ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. P. Traducción de la 25ª edición alemana por Gabriela E.
Córdoba y Daniel R. Pastor. Ob. cit., p. 173.
(384) FAIRÉN GUILLÉN, Víctor. Ob. cit., p. 333.
(385) CHIOVENDA, José. Ob. cit., Tomo II, p. 230.
Víctor Jimmy Arbulú Martínez
500
su origen tienen efectos en una relación jurídica procesal, por ejemplo, entre
imputado y agraviado o el fiscal.
Lino Enrique Palacio dice a su vez que son actos procesales los hechos
voluntarios que tienen por efecto directo e inmediato la constitución, el desenvolvimiento
o la extinción del proceso, sea que procedan de las partes (o peticionarios)
o de sus auxiliares, del órgano judicial (o arbitral) o de sus auxiliares,
o de terceros vinculados a aquel con motivo de una designación, citación
o requerimiento destinados al cumplimiento de una función determinada. (
386) No solo las partes sustanciales en el proceso penal generan actos procesales

sino los que sirven al órgano judicial, por ejemplo, el fedateo de copias
por el secretario judicial.
Los actos procesales son hechos, y a veces también omisiones, que influyen
en la relación procesal. Esta última puede ser dividida o descompuesta en
los distintos actos que la constituyen, no obstante, la vinculación y a veces relación
de causa a efecto que existe entre ellos(387).
En el Código Procesal Civil, en el artículo 129, se reconoce que los actos
procesales de las partes tienen por objeto la constitución, modificación o extinción
de derechos y cargas procesales.
Para Clariá Olmedo lo sustancial del acto es esa expresión de voluntad
o de conocimiento en qué consiste. Por la expresión se exterioriza el querer
y el conocer, manifestaciones de la psique conjugadas en la actuación: obrar.
Pero la voluntad exteriorizada no se equipara a la del Derecho Privado, por
cuanto esta tiene escasa vigencia en materia procesal penal. Es simplemente
la dirigida a la eficacia procesal del acto. De aquí la escasez de ejemplos
de los llamados negocios jurídicos procesales en lo penal, en cuanto se estime
que estos se dan cuando se dispone del contenido sustancial o del formal
del proceso penal(388).
1. Elementos del acto procesal
El acto procesal penal posee un elemento interno y otro externo: contenido
y forma. La formalidad tiene mayor trascendencia en la regulación procesal,
pero no debe descuidarse el elemento interno, a lo menos en sus proyecciones
(386) ENRIQUE PALACIO, Lino. Manual de Derecho Procesal Civil. 17ª edición, Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 2003, p. 297.
(387) LEVENE, Ricardo. Ob. cit., Tomo I, p. 100.
(388) CLARIÁ OLMEDO, Jorge. Ob. cit., Tomo II, p. 183.
Derecho Procesal Penal
501
más significativas. En su análisis debe hacerse abstracción de consideraciones
privatistas, manteniéndose en la órbita del Derecho Procesal Penal y conforme
a los fines del proceso(389). Un elemento es la dirección final de la voluntad
del sujeto procesal.
Tres son los elementos del acto procesal: los sujetos, el objeto y la actividad
que involucra. Este último elemento se descompone, a su vez, en tres dimensiones:
de lugar, de tiempo y de forma(390).
Roxin señala que los presupuestos de validez del acto procesal son:
Capacidad procesal. Esto va centrado en la capacidad legal el sujeto procesal.
En el caso del imputado considera que este tiene esa facultad en su totalidad
frente al proceso, pero también lo tiene cuando se trata de actos más
específicos. Se dice que, por ejemplo, el desistimiento de un recurso impugnatorio
de un sentenciado impresionado psíquicamente por la condena puede
ser declarado ineficaz por perturbación del agente.
Requisitos del acto procesal como declaración de voluntad. La
declaración
debe poseer un sentido fácil de reconocer y en todo caso en vía de interpretación
se debe basar en su literalidad y en el sentido reconociblemente
aludido(391).
Puede haber vicio de la voluntad en el acto procesal, y según opinión dominante
un error no afecta la validez porque las declaraciones del procedimiento
deben ser impugnables; sin embargo, si no se ha aclarado –por ejemplo–
un error perceptible del acusado, la declaración puede ser nula a causa
de la lesión de un deber de asistencia. Un ejemplo podemos darlo cuando se
le hace la pregunta si acepta los cargos para concluir anticipadamente la causa
y el acusado contesta afirmativamente. Esa aceptación debe ser examinada
por el tribunal para establecer si la respuesta no está viciada con el error.
Muchas veces esto tiene que ver con la ignorancia legal no solo del acusado a
quien no se le debe exigir conocimientos, pero sí por la negligencia de su defensa
técnica en no prepararlo.

Você também pode gostar