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África.

Economía Y Política
Desde un punto de vista económico, puede decirse que África es un continente aislado del resto del mundo. Aunque existen excepciones
notables, como la República Sudafricana, o la mayor parte de los países del Magreb, prácticamente toda África se encuentra sumida en una
grave situación de atraso y subdesarrollo (ver t18).
Un continente subdesarrollado
Los países africanos, especialmente en la región subsahariana, carecen de infraestructuras de transportes, de medios técnicos de producción,
de industria y de sistemas financieros. Todo ello, unido a la conflictividad derivada de la pobreza y de los enfrentamientos interétnicos, que
a menudo degeneran en guerras, da lugar a una situación perenne de miseria que afecta a una buena parte de la población del continente.
Por sectores, el primario es el dominante, pero la producción se centra en los cultivos de subsistencia y en los
grandes monocultivos tropicales, principalmente cacao y café, explotados con sistemas anticuados y de bajo rendimiento.
El secundario casi no existe, y el terciario comienza a desarrollar, en algunos Estados, una incipiente infraestructura turística.
Recursos naturales
La pobreza de África contrasta con la abundancia potencial de sus recursos. Definidos por sectores, podemos destacar los siguientes:
Alimentación: África cuenta con tierras fértiles, praderas propicias para la ganadería, bosques y grandes bancos de pesca. La mayor parte de
estos recursos están subexplotados o concedidos a empresas extranjeras.
Minería: en todo el continente abundan los yacimientos de minerales preciosos, diamantes, metales y otros recursos similares. Sin embargo,
salvo en la República Sudafricana, la explotación mineral adolece de problemas similares a los de la agricultura.
Energía: los países árabes, así como Nigeria y otros Estados del África negra, explotan sus yacimientos de petróleo y gas natural. Los
recursos hidráulicos, también muy importantes, encuentran, no obstante, menor grado de utilización.
Otros recursos: los paisajes, el exotismo, el legado cultural y natural constituyen recursos importantes para el sector turístico. Algunos
países, como Marruecos, Egipto o Kenia han desarrollado una destacada industria de este tipo, pero en la mayor parte del continente continúa
sin explotarse.
Conflictos interétnicos en África
Las guerras civiles en África son comentario habitual en todos los medios de información. El origen de estos enfrentamientos radica, en
buena parte, en la división fronteriza del territorio africano, heredada del reparto colonial del continente en el siglo XIX.
Las potencias europeas, al dividirse las zonas de influencia, no tuvieron en cuenta criterios humanos o raciales: se limitaron a asegurarse la
mayor y mejor cantidad posible de tierras y recursos. El resultado de todo ello ha sido la creación de estados artificiales en los que conviven
etnias tradicionalmente enfrentadas, o en los que una determinada tribu queda dividida entre dos o más países y lucha por reunificar sus
territorios ancestrales.
Dependencia de las antiguas metrópolis
A mediados del siglo XIX las potencias europeas (principalmente Francia y el Reino Unido), se repartieron el territorio africano. Un siglo
más tarde, toda África reclamó y obtuvo paulatinamente su independencia.
Sin embargo, la emancipación ha sido, en muchos casos, puramente nominal. Varios países europeos mantienen una nueva forma de control
económico en sus antiguos dominios, y en algunos casos incluso intervienen militarmente en situaciones de grave conflictividad interna.
La pobreza y la falta de estabilidad hacen que los gobernantes de numerosos Estados africanos busquen apoyo exterior para sus políticas a
cambio de importantes concesiones agrícolas, pesqueras o mineras a empresas procedentes de Europa y Estados Unidos. Estas potencias, a
su vez, favorecen el establecimiento de Gobiernos-títere que beneficien a sus intereses.
El resultado es una creciente dependencia exterior, a menudo agravada por la deuda, y un estancamiento económico que tiende a hacer
perennes los conflictos y la pobreza.
Legado del colonialismo europeo
La ocupación europea es, en gran medida, responsable de los problemas actuales de África. La actuación de los países europeos en África
puede calificarse de auténtica rapiña, y no dejó tras de sí ningún tipo de infraestructura, bien de equipo o conocimiento que hubiera podido
servir para un eventual desarrollo después de la descolonización.
De hecho, muchos países africanos sufren todavía las consecuencias devastadoras de las guerras de independencia, ya que algunos países,
como Portugal o Francia, no aceptaron de buen grado la pérdida de sus antiguos imperios.
El legado de Europa en África no puede ser más negativo:
Aculturamiento.
Analfabetismo.
Conflictividad social.
Problemas raciales.
Saqueo de los recursos naturales.
Neocolonialismo económico que dificulta el desarrollo.
Política:
La mayoría de los países africanos han elegido el camino de la
democracia como forma de ejercer una política participativa. Son
políticas todavía frágiles, titubeantes, pero se está diseñando una
nueva clase de política con mayor aceptación ciudadana y con más
respaldo internacional. La inconsistencia de las estructuras políticas,
la mala organización del poder y la precaria ideología nacional son
tres elevados factores de riesgo que están amenazando la existencia
misma del Estado africano. Se da una clara falta de participación de
las masas en la vida política. El partido dominante, a menudo único,
es el centro de la vida política. El dirigente se sigue basando en
exceso en poderes carismáticos. El subdesarrollo, el neocolonialismo
económico, la falta de cuadros técnicos dificultan la gestión racional.

Descolonización:
El despertar de Africa se inició en el área mediterránea donde se
dieron condiciones favorables como un renacimiento cultural,
islamismo y malestar social. Las potencias coloniales europeas
durante la primera guerra mundial buscaron apoyos lanzando
consignas de unidad árabe y derechos de autodeterminación. Los
países del Africa occidental tuvieron líderes ligados a los partidos
izquierdistas de la metrópoli (socialistas y comunistas). La llegada
de la emancipación se produjo con diez años de retraso respecto a
los países asiáticos. En el momento de la Conferencia de Bandung
(1955) los únicos países africanos independientes eran
Etiopía, Egipto, Liberia, Libia y la República Surafricana. Algunos
paises lograron la independencia por levantamientos revolucionarios
pero en la mayoría de los casos la metrópoli concedió la
independencia cuando existían positivas garantías de amistad
(influencia) con los nuevos regímenes. Los líderes moderados
muchas veces mantuvieron o recuperaron el poder gracias a la
presencia de tropas de la antigua metrópoli. Los procesos de
descolonización más problemáticos se dieron en Argelia y en el Congo. La descolonización dejó otros problemas como los fronterizos
debido a la arbitrariedad con que se establecieron los límites y las organizaciones tribales subyacentes a las estatales. La inestabilidad dio
lugar a toda una serie de golpes de estado entre 1963 y 1968.

En los años cuarenta y cincuenta, se habían desarrollado numerosos movimientos políticos y culturales de carácter autóctono,
algunos con ramificaciones en las metrópolis, en los que germinaba una conciencia nacional y al mismo tiempo panafricana: el
Frente Nacional Tunecino (1947), el Bloque Democrático Senegalés (1948), la Federación de Sindicatos Obreros de Sudán
(1950), el Partido Democrático Guineano (1952), la Asociación Musulmana de Estudiantes Africanos (Senegal, 1954), la
Conferencia de Escritores y Artistas Negros (París, 1956) o el Movimiento Socialista Africano, reunido en Dakar en 1957
(Espinet, 1999). De estos y otros movimientos surgieron las minorías nacionales que habrían de impulsar y dirigir la marcha de
África hacia su emancipación. (J.F.Fuentes)

Inestabilidad política:
El proceso de descolonización de Guinea-Conakri fue seguido con atención e imitado por otros países. Sékou Touré, presidente desde la
independencia de Francia (1958) hasta 1984, buscó el apoyo político y económico de la URSS. La ayuda de la URSS y Cuba a algunos
regímenes de izquierda generó importantes recelos entre las potencias. La Tanzania de Julius Nyerere también se convirtió en ejemplo a
seguir.

Nyerere se convirtió muy pronto en uno de los símbolos de la nueva conciencia colectiva del África negra tras la descolonización.
Promotor destacado de la Organización para la Unidad Africana (OUA), creada en 1963, fue el artífice de un modelo económico
original, superador de las viejas estructuras tanto trábales como coloniales, que podría describirse como un socialismo de tipo
ruralista y descentralizado, paradigma de lo que luego se conoció como socialismo africano. Sus principios teóricos quedaron
definidos en la llamada declaración de Arusha, que fue presentada en 1967 en esta ciudad del Norte de Tanzania, y en la que se
abogaba por la propiedad y explotación colectiva de la tierra. El núcleo vertebrador de este modelo de gestión era la ujamaa, una
comunidad rural de tipo cooperativo que adoptaba las principales decisiones de carácter económico. Aunque el régimen político
de Nyerere —régimen de partido único: el Tanganyka African National Union (TANU)— mantenía excelentes relaciones con el
bloque soviético, el socialismo tanzano tenía poco que ver tanto con la concepción estatalista e industrialista al uso en los países
del socialismo real, como con el socialismo islámico imperante en algunos países árabes. Sus problemas de funcionamiento,
derivados de la resistencia de la población rural a abandonar el nomadismo y las pequeñas explotaciones agrarias para integrarse
en las ujamaas, lastraron durante mucho tiempo el desarrollo de la economía nacional y acabaron persuadiendo a las autoridades
tanzanas de la necesidad de una revisión a fondo del sistema, que en los años ochenta se fue flexibilizando y abriendo
progresivamente a la inversión extranjera. (Fuentes)

La marcha de los funcionarios e ingenieros de las metrópolis dejaron amplios territorios carentes de cuadros técnicos y personal sanitario.
Las divisiones y enfrentamientos tribales contribuyeron a la inestabilidad de los gobiernos.

Dominio económico exterior:


Con la descolonización, las nuevas naciones adquirieron una bandera, un himno nacional, un embajador en la ONU y un flamante
presidente; pero las venas económicas suelen estar lejos de su control. Cuando algún presidente ha querido intervenir a fondo en el
planteamiento económico del país, entonces se produjeron los golpes de estado. (A.Palomares)

Aquellos que, tras la Segunda Guerra Mundial y al son de los cantos épicos y románticos de la liberación anticolonial, creyeron que podían
escapar al poder de los poderosos se han llevado un chasco: los discursos a favor de la independencia y de la desconexión del sistema
mundial han desembocado en una apología de la inserción en el universo multinacionalizado de las empresas, interconectado por las redes
empresariales y sometido al temible poder de los mercados mundiales de las finanzas. El objetivo, tanto de las élites como de los pueblos
de Africa, aunque más para las primeras que para los segundos, no es hoy liberarse sino instalarse, comerciar, negociar un lugar en el
universo interdependiente del imperio mercantil. Su objetivo es la integración en el mercado imperial (desde una posición realista, es decir,
aceptando someter la pretensión de desarrollo a la buena voluntad de los países e instituciones que dominan el sistema mercantil
imperial)... La crisis de la deuda -contraída en la década de 1970, en la época del dinero fácil, a unos tipos de interés revisables por los
países acreedores- ha anulado toda esperanza de desarrollo del continente africano. Al dejar su futuro en manos de algunos países ricos,
Africa apostó por la solidaridad y perdió. Cuando el dinero escaseó, los acreedores no dudaron en aumentar los tipos de interés oprimiendo
a los países pobres con un compromiso de devolución imposible de cumplir. (Sami Naïr, 2003)

La nueva forma imperial se apoya en organizaciones internacionales (Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial de Comercio,
Banco Mundial) y en empresas transnacionales. Los estados no pueden ir a contracorriente de la dinámica mercantil sin arriesgarse a sufrir
enfrentamientos radicales con estas instituciones que preconizan la libertad de circulación de los capitales, posibilitar la economía abierta,
subordinar la actividad colectiva a la iniciativa privada y reducir progresivamente el Estado sin que ésto le impida el control y contención
de la sociedad.

Panafricanismo. OUA (1963-2002) y UA:


Es la organización africana más importante y representativa. Su propósito era promover la unidad y la solidaridad entre los estados
africanos, coordinar sus políticas económicas, culturales, médicas, científicas, políticas y de defensa, proteger la independencia y la
integridad territorial de los países miembros y erradicar el colonialismo en África. A mediados de la década de 1960 se produce una serie
de golpes de estado que derribaron a los líderes panafricanistas.

Secesión de Katanga:
Particularmente amarga y sangrienta fue la primera etapa del Congo ex-belga. Consiguió la independencia el 1 de julio de 1960 y el país se
constituyó en República, cuyo primer presidente, fue Kasavuvu, con Lumumba como jefe de gobierno. Moisés Tshombé anunció su
decisión de formar con la provincia de Katanga (luego Shaba), muy rica en cobre, un estado independiente. Las tropas mercenarias
katangueñas mantuvieron a raya al ejército central, hasta que las fuerzas enviadas por la ONU invadieron la provincia secesionista.
Tshombé , principal promotor de la rebeldía, pareció doblegarse y entró a formar parte del gobierno presidido por Mobutu. En mayo de
1966 Mobutu acusó a Tshombé de traidor y éste tuvo que huir. En 1977 y 1978 volvió a surgir el problema con el apoyo del gobierno
progresista de Angola a los independentistas. Mobutu fue apoyado por Francia, Bélgica y Marruecos, que enviaron tropas para asegurarle el
control de las minas de cobre, de vital importancia para la economía del país. En 1996 tuvo lugar la crisis en la región africana de los
Grandes Lagos, que amenazó la propia integridad territorial de Zaire a causa de los enfrentamientos entre miembros de las etnias tutsi y
hutu (apoyados éstos por el Ejército zaireño) de ese país y de Ruanda. La corrupción y mala administración de Mobutu hizo que EE.UU. y
Bélgica lo presionaran para dejar el poder a Kabila (1997).

Ruanda (1995):
Durante el quincuagésimo aniversario de la fundación de la ONU, en 1995, Clinton declaró que dar la espalda a la organización sería
olvidar las lecciones de la historia. El Congreso había recortado ese año la contribución a las misiones de paz de la ONU. Los pagos
ordinarios de EE.UU. seguían retrasándose como medida de presión. Permanecía cercano el recuerdo del fracaso de la intervención de la
ONU en Somalia (1993). En junio de 1995 se produce la matanza de bosniomulumanes en Srebrenica, enclave proclamado zona segura por
el Consejo de Seguridad de la ONU. Las preocupantes noticias sobre la situación interna de Burundi y Ruanda no sirvieron para que
EE.UU. apoyara una intervención. La feroz división étnica produjo unos enfrentamientos que entre 1995 y 1996 se convirtieron en una
matanza genocida. Más de 600.000 personas murieron y millones de ellas (de un total de 3.000.000 entre los dos países) fueron expulsadas
y tuvieron que buscar refugio. Sólo en los campos atendidos por organizaciones internacionales murieron unos 80.000 refugiados,
principalmente por enfermedades como el cólera y la disentería. Las gestiones de la ONU sin apoyo de EE.UU. resultaron totalmente
inefectivas

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