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MEDIACIÓN FAMILIAR:
UN CONTEXTO DE PAZ PARA LA
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS FAMILIARES
SEDE MORAVIA
AGOSTO, 2018
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CONTENIDO
I. INTRODUCCIÓN 3
II. OBJETIVOS 5
Objetivo general 5
Objetivos específicos 5
IV. CONCLUSIONES 40
REFERENCIAS 36
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I. INTRODUCCIÓN
Los conflictos forman parte de la vida de todas las personas en la sociedad. En el ámbito familiar
estos conflictos representan en muchas ocasiones, serias crisis que afectan a todos los miembros de la
familia, y de distintas maneras, afectan también a la familia extendida, la comunidad y la sociedad en
general. Esta realidad se evidencia en tasa de crecimiento de los divorcios en Costa Rica, que llegó al
44% en los últimos 10 años, en contraste con los matrimonios, que crecieron en el mismo período apenas
un 5%, de acuerdo con la información publicada por el Tribunal Supremo de Elecciones el año anterior.
(TSE, 2017).
Los conflictos familiares tienen implicaciones complejas, que hacen que los procesos de
confrontación que de ellos se derivan, alcancen en muchos casos, los estrados judiciales, pues, no han
podido lograr los acuerdos que les hubiesen permitido continuar conviviendo, sino que no han logrado
contar con los recursos personales y familiares para resolverlos; o bien, la gravedad de los hechos que
han propiciado esas diferencias y conflictos son de tal naturaleza, que hace imposible para las partes,
puedan siquiera comunicarse de alguna forma que los encamine a resolver esos conflictos.
Sin embargo, los procesos judiciales para la resolución de los conflictos familiares son extensos
y penosos, y se desarrollan en un contexto confrontativo y de disputas. En algunas ocasiones, las parejas
han indicado que esos procesos han resultado ser más dañinos que los mismos hechos que los originaron.
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Así también las secuelas para todos los miembros de la familia, en especial, de los hijos menores, según
lo relata la Licenciada Claire de Mézerville López, especialista en Justicia Restaurativa e instructora
internacional de los programas de Prácticas Restaurativas en Costa Rica.
Cabe resaltar que el modelo utilizado en Costa Rica está fundamentado en el Modelo de Prácticas
Restaurativas que constituyen un paradigma más amplio, y que está presente en muy diversos campos
del saber humano. Su aplicación contiene una gran cantidad de elementos que procuran el bienestar y el
desarrollo del ser humano desde un punto de vista integral.
En el presente estudio se pretende conocer los principales elementos que componen el sistema de
Resolución Alterna de Conflictos en Costa Rica, particularmente los que se refieren al mecanismo de la
Mediación Familiar, reconociendo los aspectos que favorecen su aplicación y su fundamentación en el
ámbito de las prácticas restaurativas en las que se construyen.
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II. OBJETIVOS
Objetivo general:
Identificar los principales elementos de la Resolución Alterna de los Conflictos en los procesos
de Mediación Familiar en Costa Rica.
Objetivos específicos:
1. Describir el marco legal costarricense respecto a la Resolución Alternativa de Conflictos y
específicamente de los procesos de Mediación Familiar como una opción a los procedimientos
judiciales ordinarios.
2. Identificar los principales elementos de los procesos de Mediación Familiar y su aplicación
para la Resolución Alternativa de Conflictos familiares en Costa Rica.
3. Identificar los elementos del Modelo de Prácticas Restaurativas en los que se basan los
procesos de Mediación Familiar en Costa Rica.
Aspectos metodológicos.
1. El presente estudio es de tipo exploratorio, por lo que se recurrió a consultar diversas fuentes
relacionadas con los temas de la investigación, en el campo legal, histórico, institucional y teórico-
académico. Concretamente:
1.1 Investigación la legislación costarricense respecto a la Resolución Alterna de Conflictos en el campo
de la Familia y Justicia Restaurativa.
1.2 Exploración bibliográfica y de otras fuentes (entrevista a Lic. Claire de Mézerville López, especialista
en Justicia Restaurativa e instructora internacional de los programas de Prácticas Restaurativas en
Costa Rica) sobre el Modelo de Prácticas Restaurativas y su aplicación en Resolución Alternativa de
Conflictos y específicamente para conflictos familiares.
2. Análisis de la información
3. Redacción de informe final y presentación.
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El Marco Conceptual de la presente investigación se refiere a los tres temas principales que se
desarrollan: la Resolución Alterna de Conflictos, la Mediación, como uno de los principales mecanismos
para la resolución de conflictos, y el Modelo Restaurativo, en el que está fundamentado el proceso de la
Mediación Familiar. Por último, se describen los Centros de Resolución de Conflictos presentes en Costa
Rica, y un breve repaso de cómo operan.
El uso de mecanismos no adversariales, se remonta a más de dos mil años de antigüedad en China.
Cohen 1966, citado por Folberg (1992) hace alusión a la filosofía de Confucio e indica:
Se esperaba que el líder de una población ayudara a los miembros a resolver sus
desavenencias. Las disposiciones legales para la conciliación de las desavenencias
personales en los tribunales japoneses fueron aprobados antes de la Segunda Guerra
Mundial.
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En África se desarrolla bajo los principios de la costumbre, resolver sus desavenencias personales
acudiendo a una asamblea, nombrando una autoridad que actúa como mediador; se ayuda a los sujetos
interesados en la solución de sus conflictos, por medio de una forma cooperativa. El papel de este
personaje y la tradición de esta asamblea varía de una comunidad a otra; sin embargo, parecen tener en
común la búsqueda de solución a través de la conciliación sin un juez, árbitro o el uso de sanciones.
Estados Unidos, es uno de los países que más desarrolla el tema de los mecanismos de Resolución
Alterna de Conflictos, desde esta perspectiva se ve directamente influenciado por los inmigrantes chinos,
quienes establecen su propia asociación para resolver sus conflictos por medio de la figura de la
mediación.
Alrededor de los años 1920, la Comunidad Judía norteamericana funda su propio foro de
mediación en la ciudad de Nueva York.
Los primeros cuáqueros en Estados Unidos utilizaban tanto de mediación como el arbitraje, para
resolver sus disputas principalmente en los asuntos comerciales y maritales, sin recurrir al litigio, de ahí
que los eclesiásticos en épocas más recientes, alrededor de 1913, incorporan mediante la Christian
Concliation Service, proyectos varios para la capacitación de mediadores.
Es de reconocer que, a través de la historia, el ser humano ha vivido momentos de crisis. El ser
humano se ve envuelto en actos altamente bélicos y violentos, con lo cual se desarrolla una cultura
altamente litigiosa; ello da como resultado enfrentar el conflicto por medios adversariales, sumergidos
en una conducta confrontativa, para nada colaborativa. Como se indicó en el capítulo primero, estos
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eventos ocasionan que se vea el conflicto como algo nocivo, como peligro, ocasionando que la
comunicación sea confusa, la solución al conflicto sea destructiva y desatendida, las diferencias serán de
este modo desperdiciadas y rechazadas, en el mismo orden de ideas, la productividad en el logro de las
soluciones será baja, estancada e individualista.
Sin embargo, paralelo a ello algunos doctrinarios se han dedicado intensamente a implementar
modelos no adversariales para la solución de los diferendos, no es sino hasta finales de los años sesenta
y principios de los setenta del Siglo XX, que se levantan las voces más decididas en pro de la mediación,
engendradas en entornos pacifistas y propiciadas por el creciente interés del estudio del conflicto.
En semejante coyuntura, palabras como derrota y victoria se tiñen de una fuerte carga negativa,
mientras que la mediación proceso sin vencedores ni vencidos, abre la puerta a la solución ciudadana y
a las formas no adversariales de conducción del conflicto. En este sentido C.M. Moore (1997:265-266),
citado por Boqué (2003) indica que “la mediación se está volviendo cada vez más popular como medio
para la resolución de disputas porque las personas estiman que es el camino preferible que puede
llevarnos a vivir en mejores comunidades”.
A finales de los años sesenta en Estados Unidos, surge el interés por formas alternativas de
conciliación, especialmente por eventos altamente violentos entre los que destacan la Guerra de Vietnam,
la lucha por los derechos civiles, los motines estudiantiles, la concientización de consumidor, el
cuestionamiento de los roles entre el hombre y la mujer; estas causas producen menor tolerancia ante las
injusticias. Eventos que ocasionan, un incremento de queja ante los órganos judiciales, y con ello, se
inicia el retraso judicial; causando sentimientos de desilusión dentro de los ciudadanos ante la formalidad,
los gastos y la lentitud de los trámites judiciales, con ello se externan preocupaciones ante el acceso a la
justicia.
Como respuesta a esta sensación de insatisfacción y el uso exagerado del litigio, surgen entidades
que hacen uso de formas alternativas de resolución de desavenencias, entre ellas el Community Relations
Service en el U.S. Department of Justice, como auxiliar en la conciliación de disputas de orden racial y
comunal; el Federal Mediation and Concliation Service que, inicialmente solo era utilizado para asuntos
de índole laboral, se expande en la interposición de la conciliación en asuntos que no sean de orden
laboral. La American Arbritation Association comienza a establecer criterios y a ofrecer capacitación
para aplicar la mediación, la conciliación y el arbitraje en asuntos de consumo, domésticos y comunales;
también se creó la Society of Profesionals in Dispute Resolutions con el fin de promover neutrales para
resolver todo tipo de desavenencias. La Association of Family and Conciliation Courts, desde 1963, la
cual promueve la conciliación familiar en tribunales y a nivel privado para temas de familia; e inspirados
en este instituto para los años setenta se crean la Family Mediattion Association y la Academy of Family
Mediators, la American Bar Association formó comités de mediación y arbitraje para aplicarla resolución
alternativa en temas específicos estableciendo en 1976 la Special Committe on Alternative Means of
Dispute Resolutions.
Esta corriente tiene como objetivo principal la resolución del conflicto, donde la solución del
mismo estará dirigida a satisfacer los diversos intereses de los individuos en disputa, y no en base a sus
posiciones.
Identificar los intereses permite a las partes poner en evidencia cuáles son sus verdaderas
inquietudes, motivaciones, necesidades, bienes, temores y deseos, reconociendo entonces las razones del
por qué se desea algo en específico, permitiendo además redefinir la controversia y generar más opciones
para satisfacerlos. De este modo las partes lograrán poner en manifiesto algunos de los intereses, estos
podrán ser compatibles o complementarios, otros serán opuestos.
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Los criterios anteriormente expuestos son reforzados por Martínez de Murguía (1999) cuando
expone:
“La “negociación cooperativa” o principled negotiation, denominada en español
“negociación de principios”, consiste en que las partes se centran, a la hora de negociar,
en localizar intereses comunes, que les permite avanzar hacia puntos de acuerdo. Por eso
se señala que en esta estrategia el criterio para enfocar la negociación son los intereses y
no las posiciones.
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Vega (2003) realiza un esbozo del desarrollo de los mecanismos de Resolución Alterna de
Conflictos en Costa Rica, cuyos puntos principales se detallan a continuación:
En la década de los 90, se comenzaron a dar pasos más firmes en un lento proceso de
modernización del sistema de justicia en Costa Rica, que se venía gestando desde varias
décadas atrás. Fue así como en 1993, en convenio con la Agencia Internacional para el
Desarrollo (AID), del Gobierno de Estados Unidos de América, la Corte Suprema de Justicia
de Costa Rica, inicia un proceso de estudio para implementar el programa de Resolución
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Alterna de Conflictos, con el objetivo de promover la paz social y aligerar los procesos
judiciales en general.
En 1997 se promulga la ley 7727 (Ley sobre Resolución Alterna de Conflictos y Promoción
de la Paz Social), y junto con ella, se crearon diversas instancias e iniciativas “tanto en el
ámbito jurisdiccional como extrajudicial, con el objetivo primordial de enseñar a los
costarricenses a enfrentar los conflictos de una manera asertiva, haciendo uso del respeto, la
escucha y la comunicación, para así no violentar los derechos de los demás, y convivir de una
manera pacífica” (p. 13).
También se constituyen la mayoría de Centros Privados de Conciliación y Arbitraje, nacen
los Centros de Conciliación en las instituciones y en los Colegios Profesionales y se inaugura
el programa de casas de justicia.
En el ámbito jurisdiccional se sustentan una serie de eventos, entre los que se destacan:
o Se crea la figura del(a) juez(a) conciliador(a)
o Se capacita a la mayoría de juezas y jueces del país en el tema RAC
o Se incluye el tema RAC en el plan quinquenal 2000 – 2005, como uno de los ejes de
acción que debían potenciarse
o Se crea la Unidad de Juezas y Jueces Conciliadores
o Se desarrolla el plan piloto de conciliación en los Juzgados de Familia del Primer
Circuito Judicial de San José (2001-2003)
o Se le da una nueva conformación a la Comisión de Resolución Alterna de Conflictos
o Se desarrolla el plan de audiencias especiales de Conciliación (2004-2006)
o Se impulsa conjuntamente con el Ministerio de Educación el proyecto “Resolución
Alterna de Conflictos en el Ambito Educativo: Hacia Una Cultura De Paz”.
Se inicia así una nueva época en Costa Rica, en la cual los costarricenses cuentan no solo con
la vía judicial para la solución de sus litigios, sino que se les presentan otras alternativas, que
les dará grandes ventajas a la hora de resolver sus dificultades; una de las más importantes es
la disminución en el tiempo para lograr la solución de sus conflictos. Madrigal y Rodríguez
(2010, p. 61).
En 2003 se forma la Comisión de Conciliación y Oralidad en el Poder Judicial, que tenía
como fin plantear y definir los objetivos estratégicos de los RAC, que fueron:
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2. Los círculos de paz, son un mecanismo RAC que se ha venido implementando en Costa Rica
con mayor frecuencia en la última década, este es “un proceso que reúne a personas que
desean resolver un conflicto, reconstruir vínculos, sanar, brindar apoyo, tomar decisiones o
realizar otras acciones en las cuales la comunicación honesta, el desarrollo de los vínculos y
el fortalecimiento comunitario son parte esencial de los resultados esperados.” (Pranis, 2009).
3. La mediación, que se describe en la siguiente sección.
Existen otros mecanismos utilizados en Costa Rica, como lo son el Arbitraje y la Conciliación,
sin embargo, la presente investigación se centra en el mecanismo de la mediación. A continuación, se
presentan sus principales características, de acuerdo con el aporte de Arias (2011, pp. 20-22).
La Mediación consiste en un proceso por medio del cual, dos o más partes, a través de la
ayuda de un tercero imparcial, -el mediador-, logran comunicarse efectivamente con el propósito
de lograr una solución a su conflicto. El mediador no propone ni mucho menos decide por las
personas involucradas en la mediación.
f. Negociaciones
Las características de las partes en conflicto (motivación para el acuerdo, compromiso con la
mediación y escasez de recursos, equilibrio de poder).
Aun cuando la mediación es un mecanismo de Resolución Alterna de Conflictos que tanto a nivel
de Costa Rica como en otros países ha tenido importantes resultados en el mejoramiento de las relaciones
sociales de diverso tipo, así como la prevención de la escalada de los mismos y con ella la prevención de
situaciones violentas, existen ocasiones en que no se recomienda la utilización de la misma; a
continuación, algunas situaciones en las que el uso de la mediación no es lo más pertinente:
Las partes deben tener muy claras las reglas bajo las cuales se va a regir el proceso, entre las que
están:
a. El respeto mutuo (comunicación no adversa)
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Al conocer las partes las reglas que se establecen para la buena marcha del proceso, deben tratar
en todo momento de separar a la persona del problema y no atacarse uno a otro sino juntos atacar el
conflicto, pues sólo de esa forma podrán conseguir acuerdos satisfactorios y duraderos.
Otro punto importante para las partes es que durante la creación de opciones y la negociación, se
basen en intereses y no en posiciones. Al negociar por posiciones, las partes no se comunican realmente
con la intención de buscar soluciones satisfactorias para ambos, sino más bien se tornan competitivos,
ganan o pierden; se ocupan de tratar de imponer las soluciones deseadas por ellas, responden a la pregunta
“¿qué es lo que quiero?”, lo que les limita y les permite únicamente ver su punto de vista, sin importar
lo que la otra parte sugiera o necesita.
En cambio, si las partes negocian por intereses, el proceso se torna colaborativo, pues son dos
personas con un problema común que desean solucionar, esto les lleva a ser más creativos pues saben
que ambos ganarán.
Las partes serán las creadoras de la solución a su conflicto, proponiendo alternativas convenientes
para las necesidades de ambas o por lo menos que no sean incompatibles con los intereses de alguna de
las partes.
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Partiendo de esto, deben comprometerse a cumplir esos acuerdos tal y como los crearon. Además,
los acuerdos serán específicos, equitativos, claros, balanceados, creados por las partes y viables de
realizar.
El compromiso con el acuerdo no solo debe estar dado por el respaldo jurídico sino también por
la responsabilidad personal en la construcción de la solución consensuada que se generó en el proceso.
La mediación cuenta con algunos principios que deben ser tomados en cuenta con la finalidad de
que el proceso sea de utilidad para las partes involucradas:
Se trata de un acto cooperativo NO competitivo
Está más orientado hacia el futuro que hacia el pasado, ya que su fin es mejorar las relaciones.
No se da el “yo gano/tú pierdes” sino que hay dos posibles ganadores.
Exige honestidad y franqueza
Es un proceso voluntario, requiere que ambas partes estén motivadas
Se preocupa por las necesidades e intereses en vez de las posiciones
Intenta homogenizar el poder
No es amenazante, no es punitivo
Es un proceso totalmente confidencial
Es creativo, requiere la aportación de nuevas ideas y nuevos enfoques para la transformación
del conflicto y la mejora de las relaciones.
1. Rápida: En vez de tardar años, puede terminarse con el problema a las pocas semanas de
iniciado el conflicto, a veces en una sola audiencia de una o dos horas. Aunque la mayor
parte de las veces se llega a un acuerdo después de sólo una audiencia, las disputas
complejas pueden requerir sesiones adicionales.
Puede no alcanzar el tiempo de una audiencia o los contrincantes pueden querer consultar
a sus cónyuges o socios antes de aceptar la propuesta, pero la solución llega luego casi
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inmediatamente. Por comparación, uno de los inconvenientes más graves del sistema
judicial, no sólo de la Argentina sino de todo el mundo, es la tardanza, de modo tal que, a
menudo, cuando llega la sentencia, ya es tarde.
Las partes deben estar seguras de que nada de lo que dicen será usado en su contra para el
caso de que falle la mediación y deban recurrir a un tribunal. Por ello, las sesiones de
mediación son siempre a puertas cerradas; todo lo que se habla y se dice en las audiencias
es confidencial, no se transcribe en un expediente ni puede filtrarse a la prensa. El
mediador tampoco puede difundirlo porque una de las reglas básicas de su oficio es la
confidencialidad.
Por comparación, las constancias de un litigio ante la, justicia dentro de sistema formal,
más aún si el procedimiento es público y oral, carecen de toda confidencialidad y las partes
están expuestas a los medios masivos de comunicación. La mediación siempre es
estrictamente privada. Inclusive si no se logra el acuerdo, el centro de mediación o el
mediador puede hacer saber al juzgado interviniente en el pleito que la mediación no tuvo
éxito en el sentido de haber logrado acuerdo, pero no puede informar sobre lo dicho ni
sobre lo revelado por las partes.
5. Exitosa: Una vez que el programa se pone en marcha, de acuerdo a la experiencia de países
que han implementado la mediación, el resultado es estadísticamente muy satisfactorio.
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García y Chacón (2011, pp. 61-62) presentan los campos en que se puede aplicar el mecanismo
de la Mediación, “La mediación se puede utilizar prácticamente en todos aquellos ámbitos en los que
existe un conflicto”. Existe una serie de mediaciones ya conocidas y trabajadas como son:
1. Mediación Familiar: Se refiere a los conflictos que se plantean dentro de la familia que puede
incluir padres, hijos, abuelos, pareja, o familia más extensa.
2. Mediación Empresarial o Laboral: Es aquella que se utiliza en los conflictos que surgen en el
ámbito laboral. La Mediación en la Empresa está dirigida a aquellas personas que tengan
problemas con sus superiores, sus subordinados o con los compañeros de trabajo.
3. Mediación Escolar: Se presenta como un medio indispensable para resolver los conflictos que
pudieran darse entre alumnos, profesores y padres entre otros. La conflictividad es inevitable
en la vida cotidiana de los centros educativos, por este motivo, es necesario que existan
medios para hacer frente a la misma.
4. Mediación Comunitaria y/o Social: La Mediación Comunitaria está dirigida a aquellas
personas que tienen problemas con los vecinos, con el administrador de fincas, con el
presidente de su comunidad o con las personas de su barrio, zona o municipalidades.
5. Mediación Sanitaria: La mediación sanitaria es un proceso de gestión de los conflictos que
pueden aparecer entre profesionales sanitarios, usuario-profesional, usuario-usuario,
institución-profesional y otros organismos relacionados.
6. Mediación intercultural: Se refiere a los conflictos que surgen por el desconocimiento del
idioma o por las diferencias culturales.
7. Mediación Penal: Se refiere a aquella en la que se utiliza la mediación como resolución de
conflictos entre víctima y victimario.
8. Mediación Penitenciaria: Se refiere a aquella en la que se utiliza la mediación como resolución
de conflictos entre presos o entre funcionarios y presos, o entre funcionarios.
Por su parte, Bolaños y García (2010, pp. 80-81) señalan los campos de aplicación del mecanismo
de la Mediación Familiar, y lo sintetiza de la siguiente manera:
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Los conflictos familiares exceden, sin duda, del ámbito de las crisis matrimoniales
y de pareja y, aunque es un hecho que la mediación familiar ha tenido y tiene su máximo
desarrollo en esos contextos, cada vez se vislumbra en mayor medida la necesidad y la
conveniencia de extender los beneficios que tiene este sistema a todos los miembros de la
unidad familiar y a la diversa tipología de conflictos que en ella se presentan. Ciertamente,
los ámbitos de la mediación familiar se extienden a aquellas materias de derecho
disponible, en contextos de relaciones familiares, respecto de las cuáles las partes tengan
interés en negociar, dentro del respeto a la ley, a la moral y al orden público.
De este modo encuentra, este principio su base legal el artículo 13 de la ley 7727, mismo que
se refiere a los deberes del mediador y conciliador exponiendo en sus incisos a) y b) lo
siguiente: “a) mantener la imparcialidad hacia todas las partes involucradas y b) excusarse de
intervenir, en los casos que le representen conflicto de interés”.
confidencialidad y debe de acogerse al secreto profesional como regla, salvo en los casos que
la ley señale lo contrario.
Este principio encuentra su fundamento legal en el artículo 13 inciso d), el cual refiere:
‘Mantener la confidencialidad sobre lo actuado por las partes en el procedimiento de
mediación o conciliación y sobre los actos preparatorios del acuerdo conciliatorio.’
4. Principio de información: Se refiere a que en los diferentes momentos del proceso se debe
explicar con claridad y detalle cómo se va a realizar el proceso, con el fin de que las partes
entiendan las consecuencias y alcances de los acuerdos que ellos tomen.
Informar a las partes sobre la naturaleza, características y reglas a las que se sujetaran,
asegurándose de la comprensión de los participantes y de su consentimiento. Este principio
está legalmente establecido en la ley 7727 en su artículo 13 inciso c) cuando instituye:
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García y Chacón (2011) sugieren adicionalmente estos otros principios para comprender el
funcionamiento de la Mediación:
6. Principio de Contextualidad: Se basa en que todo lo que suceda en la mediación debe estar
referido al contexto de las partes, a su propia realidad, y no a la realidad del mediador o de
otras personas involucradas. La generación de posibilidades relacionadas con la solución del
conflicto debe de ser un proceso construido por las partes de acuerdo con sus necesidades,
percepciones y emociones.
El cumplimiento de este principio permite: la viabilidad del acuerdo, la coincidencia entre las
soluciones y la realidad de las partes, mayor compromiso de las partes con el acuerdo, mayor
nivel de satisfacción relacionada con el acuerdo y la permanencia del acuerdo en el tiempo.
En los cursos de mediación más actualizados y con más reconocimiento a nivel internacional se
utiliza el modelo de mediación de la Universidad de Harvard, el cual, consta de varias etapas muy
definidas, pero no cronológicas obligatorias.
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d. Creación de opciones: en esta etapa, se crean las opciones por tratar de acordar, el mediador
puede escribirlas en pizarra (que se borrarán) o en papel (que se destruirán). Se inicia por los
temas menos adversariales y los que tienen más coincidencias. Se verifican los temas que
puedan colaborar en la solución de otros. Se confronta la realidad. Los puntos de acuerdo se
anotan aparte en hojas para el acuerdo oficial.
f. Acuerdo – No acuerdo: etapa de estructuración del acuerdo escrito, pero puede que a pesar
de la oportunidad no se pude llegar a acuerdo.
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Capacidad de escucha: habilidad para prestar atención a los intereses y necesidades del otro.
Capacidad de síntesis: buena utilización de las técnicas de escucha del resumen y el parafraseo
con el fin de devolverle a las partes el verdadero mensaje de la situación en conflicto.
Capacidad para transmitir serenidad: es una persona con buen equilibrio emocional, que les
brinde a las partes la proyección de tranquilidad ante la situación y que es posible “ver la luz al
final del túnel”.
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Confidencialidad: debe guardar el secreto profesional por lo que, debe ser una persona que no
comente las situaciones que vive en la sala de mediación con ninguna persona, que sea discreto
y prudente.
Paciencia: saber esperar que un acuerdo puede no darse en la primera sesión y que hay momentos
de silencio que hay que analizar, compartir y aprovechar.
Imparcialidad: saber posicionarse a favor de la solución pacífica del conflicto, no ver a las partes,
si no al problema y a su solución.
Empatía: tener la habilidad de ponerse en los zapatos del otro, con la finalidad de captar con
facilidad las opciones, los temas ocultos, las necesidades, etc.
Optimismo: debe ser una persona que dentro de un conflicto vea lo positivo y pueda hacerles ver
a los demás que existe una o muchas salidas.
Ética: debe ser íntegro, respetar a las partes y excusarse si hay algún impedimento que no les
permita intervenir en el conflicto.
Conocimientos de conflictología y mediación: estar certificado como mediador y tener
conocimientos básicos de manejo de conflictos.
Conocimientos en el dominio de intervención: ser una persona que haya aprendido las estrategias
pertinentes para el manejo de intervenciones en crisis y manejo de emociones.
Las fuentes de los conflictos provienen de cinco fuentes comunes, según señala el autor
Christopher Moore, en su obra “El proceso de Mediación. Métodos prácticos para la resolución de
conflictos” (1995), citado por García y Chacón (2011, p. 66). Estas fuentes son las siguientes:
El fundamento teórico que sustenta los procesos de Mediación Familiar en diferentes partes del
mundo, incluyendo Costa Rica, proviene del Modelo de Prácticas Restaurativas de los autores Key
Pranis, Ted Watchel, Pedor Scuro y Daniel Van Ness, entre otros. Esta disciplina se describe como “una
“disciplina en construcción” en la actualidad, debido a la confluencia de diferentes aportes desde
diferentes frentes: legal, educativo, psicológico, antropológico y otros más. Choya-Forés (2015, p. 5).
Ted Watchel (2013, p. 1), un reconocido autor en el tema de las Prácticas Restaurativas presenta
la siguiente definición:
Las prácticas restaurativas son una ciencia social que estudia cómo generar capital social
y alcanzar una disciplina social a través de un aprendizaje y toma de decisiones
participativos. El uso de las prácticas restaurativas ayuda a:
Reducir el crimen, la violencia y el hostigamiento escolar (bullying),
Mejorar la conducta humana,
Fortalecer a la sociedad civil,
Proporcionar un liderazgo efectivo,
Restaurar relaciones,
Reparar el daño.
La ciencia social de las prácticas restaurativas ofrece un hilo común para vincular a la teoría, la
investigación y la práctica en diversos campos como la educación, orientación, justicia penal, trabajo
social y gestión organizacional. Los individuos y las organizaciones en muchos campos están
desarrollando modelos y metodologías y realizando investigación empírica que comparte la misma
premisa implícita, pero a menudo no están al tanto de los aspectos comunes de los esfuerzos de los otros.
(p. 2)
Por ejemplo, en la justicia penal, los círculos restaurativos y las reuniones restaurativas les
permiten a las víctimas, agresores y a los miembros de sus respectivas familias y amigos reunirse para
explorar cómo cada uno de ellos ha sido afectado por una ofensa y, de ser posible, para decidir cómo
reparar el daño y satisfacer sus propias necesidades (McCold, 2003). En el trabajo social, los procesos
de toma de decisiones del grupo familiar (TDGF) o las reuniones del grupo familiar (RGF) empoderan a
las familias extendidas para que se reúnan de manera privada, sin profesionales en la sala, con el objetivo
de elaborar un plan para que la propia familia proteja al niño o niña de una mayor violencia y descuido
o para evitar que se les envíe a una institución residencial fuera de sus hogares (American Humane
Association, 2003). En la educación, los círculos y los grupos proporcionan oportunidades para que los
alumnos compartan sus sentimientos, forjen relaciones y resuelvan problemas, y cuando hay actos
indebidos, pueden desempeñar un papel activo para hacer frente a lo malo y enmendar las cosas
(Riestenberg, 2002). (p. 3)
Estos diversos campos emplean diferentes términos, todos los cuales caen bajo el rótulo de
prácticas restaurativas: En el campo de la justicia penal, la frase usada es “justicia restaurativa” (Zehr,
1990); en el trabajo social, el término empleado es “empoderamiento” (Simon, 1994); en la educación,
se habla de “disciplina positiva” (Nelsen, 1996) o “el aula receptiva” (Charney, 1992); y en el liderazgo
organizacional, se hace referencia a la “gestión horizontal” (Denton, 1998). La ciencia social de las
prácticas restaurativas reconoce a todas estas perspectivas y las incorpora en su alcance. (p. 3)
Finalmente, Watchel (2013) señala que las prácticas restaurativas están concebidas para favorecer
un clima de paz, no solo cuando han ocurrido los conflictos o diferencias en el contexto familiar, sino
que puede ser una poderosa herramienta para actuar de un modo preventivo de que esos conflictos se
lleguen a agravar.
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En este sentido, los elementos y técnicas de las prácticas restaurativas se pueden incorporar en un
proceso de terapia familiar, en el que se están tratando los temas a nivel del sistema completo. En algunos
casos, se pueden resolver las diferencias y conflictos sin necesidad de acudir a otras instancias, tales
como los mecanismos de mediación familiar, o la resolución judicial de las controversias.
Las prácticas restaurativas no se limitan a procesos formales, como las reuniones restaurativas o
las reuniones del grupo familiar, más bien se encuentran en un rango que va de informal a formal. En el
espectro de las prácticas restaurativas, entre las prácticas informales tenemos a las declaraciones afectivas
que comunican los sentimientos de las personas, así como a las preguntas afectivas que hacen que la
gente reflexione sobre cómo su conducta ha afectado a otros. Las reuniones restaurativas espontáneas,
los grupos y los círculos son algo más estructurados, pero no requieren de la preparación elaborada
necesaria para las reuniones formales, tales como los procesos de Mediación Familiar.
La Licenciada Claire de Mézerville López explica que ambos instrumentos tienen como fin
ayudar a las personas a profundizar los niveles de comunicación en que se expresan en sus relaciones
interpersonales. Indica que “a la mayoría de las personas se les dificulta expresarse claramente en los
niveles emocional y afectivo. Se quedan en el plano racional, y no logran expresar esas emociones y
sentimientos que experimentan en los momentos de diálogo”. Continúa indicando que la herramienta de
Los Nueve Afectos ayuda a que las personas reconozcan esas categorías del nivel emocional, en su
experiencia personal actual. Al reconocerla, la puede expresar con mayor claridad y puede comunicarlas
a las demás personas (ya sea en un proceso de mediación o en un diálogo informal). Con esto se consigue
un mayor nivel de comunicación y se favorecen los entendimientos.
En cuanto al instrumento de la Brújula de la Vergüenza, la Lic. Mézerville explica que “es muy
común que las personas que han cometido una falta o una ofensa a otras personas, ya sea de su familia o
de otro contexto, tengan una gran dificultad al reconocer la responsabilidad por sus acciones y conductas.
En un primer momento, suelen recurrir a la negación en muchos casos. En otros, se logra identificar una
culpa o vergüenza por lo ocurrido. Pero, para pasar de una culpa improductiva a una verdadera
responsabilidad por sus actos, se requiere que la persona reciba una referencia exacta del daño que ha
ocasionado por sus acciones, y que esa culpa se vuelva productiva, al provocar un cambio claro de las
conductas que ocasionaron las faltas u ofensas. Este cambio se puede propiciar con la herramienta de la
Brújula de la Vergüenza, que tiene como fin que el ofensor reconozca en qué posición se encuentra
actualmente, y en cuál puede utilizar esos sentimientos de vergüenza, para movilizarse hacia un cambio
personal que lo impulse a reparar las ofensas realizadas, y a no volver a cometerlas.
A continuación, se detallan dos de los instrumentos más utilizados para propiciar las prácticas
restaurativas en diversos contextos: Los Nueve Afectos y la Brújula de la Vergüenza. Watchel (2013, pp.
5-7).
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Las prácticas restaurativas como las reuniones y los círculos proporcionan un ambiente seguro
para que las personas expresen e intercambien emociones (Nathanson, 1998). Tomkins identificó nueve
afectos diferentes (Figura 4) para explicar la expresión de emoción en todos los seres humanos. La mayor
parte de los afectos se definen mediante pares de palabras que representan la expresión menos y más
intensa de un afecto en particular. Los seis afectos negativos incluyen enojo-rabia, miedo-terror, estrés-
angustia, disgusto, rechazo, y vergüenza-humillación. El susto-sorpresa es el afecto neutral, que funciona
como un botón de reajuste.
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Al alentar a las personas a expresar sus sentimientos, las prácticas restaurativas forjan mejores
relaciones. Las prácticas restaurativas demuestran la hipótesis fundamental de la psicología de los afectos
de Tomkins—que el ambiente más saludable para los seres humanos es uno en el que hay una libre
expresión de afecto, minimizando lo negativo y maximizando lo positivo (Nathanson, 1992). Desde la
simple declaración afectiva hasta las reuniones formales, esto es para lo que se han diseñado las prácticas
restaurativas (Wachtel, 1999).
Tomkins define a la vergüenza como algo que ocurre en cualquier momento en que nuestra
experiencia de los afectos positivos se ve interrumpida (Tomkins, 1997). De manera que una persona no
tiene que hacer algo malo para sentir vergüenza. La persona simplemente tiene que experimentar algo
que interrumpa el interés-emoción o el gozo-júbilo (Nathanson, 1997a). Este entendimiento de vergüenza
proporciona una explicación fundamental de por qué las víctimas de un crimen frecuentemente tienen
una gran sensación de vergüenza, aun cuando el agresor fue quien cometió el acto “vergonzoso” (Angel,
2005).
Nathanson (1992. pp. 132) ha desarrollado la Brújula de la Vergüenza (Figura 5) para ilustrar las
formas en que los seres humanos reaccionan cuando sienten vergüenza. Los cuatro polos de la brújula de
la vergüenza y los comportamientos asociados a ellos son los siguientes:
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Las prácticas restaurativas por su naturaleza misma proporcionan una oportunidad para que
expresemos nuestra vergüenza junto con otras emociones, y al hacerlo, reduzcamos su intensidad. En las
reuniones restaurativas, por ejemplo, las personas normalmente pasan de los afectos negativos, a través
del afecto neutral hasta los afectos positivos. (Nathanson, 1998).
Entre los Procesos Restaurativos, Watchel (2013) menciona algunos de los modelos que se
utilizan con mayor frecuencia en la actualidad. Entre ellos se detallan a continuación, las Reuniones
Restaurativas, los Círculos y las Reuniones de Grupo Familiar o Toma de Decisiones del Grupo Familiar.
Una reunión restaurativa es una reunión estructurada entre agresores, víctimas y la familia y los
amigos de ambas partes, en la que éstos lidian con las consecuencias del delito o la conducta indebida y
deciden la mejor manera de reparar el daño. La reunión restaurativa no es una actividad de orientación,
ni un proceso de mediación, es un método de resolución de problemas sensible a las necesidades de la
víctima, directo, que demuestra cómo los ciudadanos pueden resolver sus propios problemas cuando se
les proporciona un foro reconstructivo para hacerlo (O’Connell, Wachtel, & Wachtel, 1999).
Las reuniones proporcionan a las víctimas y a otros una oportunidad de confrontar al agresor,
expresar sus sentimientos, hacer preguntas y poder dar su opinión en cuanto a cuál debe ser el resultado.
Los agresores escuchan de primera mano cómo es que su conducta ha afectado a otras personas.
35
Los agresores pueden elegir participar en una reunión y comenzar a reparar el daño que han
causado disculpándose, corrigiendo las cosas y acordando una restitución financiera o personal o un
trabajo de servicio comunitario. Las reuniones hacen a los agresores asumir su responsabilidad a la vez
que les proporcionan una oportunidad de deshacerse de la etiqueta de “agresor” y ser reintegrados a su
comunidad, escuela o centro de trabajo (Morris & Maxwell, 2001).
Un círculo es una práctica restaurativa versátil que puede usarse de manera proactiva, para
desarrollar relaciones y generar comunidad o de manera reactiva, para responder a las conductas
indebidas, a los conflictos y problemas.
Los círculos dan a las personas la oportunidad de hablar y escucharse unos a los otros en una
atmósfera de seguridad, decoro e igualdad. El proceso de los círculos permite a las personas contar todas
sus historias y ofrecer sus propias perspectivas (Pranis, 2005).
El círculo tiene una amplia variedad de propósitos: resolución de conflictos, sanación, apoyo,
toma de decisiones, intercambio de información y desarrollo de relaciones. Los círculos ofrecen una
alternativa a los procesos de reuniones contemporáneos que a menudo se basan en un posicionamiento
jerárquico, en el que hay un ganador y un perdedor y una disputa.
3.3.2 La Reunión del Grupo Familiar (RGF) o Toma de Decisiones del Grupo Familiar
(TDGF)
Con origen en la Ley de los Niños, Jóvenes y sus Familias de 1989 de Nueva Zelanda, la
legislación creó un proceso llamado la reunión del grupo familiar (RGF), que pronto se difundiría por
todo el mundo. Los norteamericanos llaman a este proceso la toma de decisiones del grupo familiar
(TDGF).
La característica más radical de esta ley fue el requisito de que, después de que los asistentes
sociales y otros profesionales informan a la familia de las expectativas del gobierno y los servicios y
recursos disponibles para apoyar el plan de la familia, los profesionales deben retirarse de la sala. Durante
este “tiempo para la familia a solas” o “tiempo para la familia en privado”, la familia extendida y los
amigos de la familia tienen la oportunidad de asumir la responsabilidad por sus seres queridos.
36
Las RGF/TDGF reúnen a redes de apoyo familiar—padres, hijos, tías, tíos, abuelos, vecinos y
amigos cercanos de la familia—para tomar decisiones importantes que de lo contrario serían tomadas
por los profesionales. Este proceso de involucramiento y empoderamiento de las familias para que tomen
decisiones y hagan planes para el bienestar de sus propios miembros lleva a mejores resultados,
menos conflicto con los profesionales, más apoyo informal y un mejor funcionamiento de la familia
(Merkel-Holguin, Nixon, & Burford, 2003).
Los jóvenes, quienes son usualmente el foco de estas reuniones, necesitan el sentido de
comunidad, identidad y estabilidad que solamente la familia, en sus diversas formas, puede
proporcionarles. Las familias tienen mayores probabilidades que los profesionales de encontrar
soluciones que involucren activamente a otros miembros de la familia, manteniendo así al niño dentro
del cuidado de la familia, en lugar de transferir el cuidado del menor al gobierno. Además, cuando las
familias son empoderadas para enmendar sus propios problemas, el proceso mismo de empoderamiento
facilita la sanación (Rush, 2006).
Las características claves del modelo de RGF/TDGF de Nueva Zelanda son la preparación, el dar
información, el tiempo en privado para la familia, el acordar el plan y el monitoreo y revisión.
La Licenciada Mézerville López indicó en la entrevista que “Las prácticas restaurativas pueden
utilizarse en el contexto familiar de una forma preventiva y no solo correctiva de los conflictos y
diferencias familiares. Un abordaje temprano o incluso previo a los conflictos que se ven venir, permite
a las familias enfrentarlos de una mejor forma y así, evitar el daño a sus miembros. Para lograr este
aspecto, se requiere que los profesionales especializados en acompañamiento familiar, en especial en el
campo de la Psicología Familiar, logren adquirir los conocimientos y destrezas para apoyarlos en un rol
37
diferente, que es el del Mediador.” Agrega que, el acompañamiento terapéutico de la Psicología Familiar
se puede ofrecer en una fase previa a los procesos de Mediación, tanto como durante los procesos, y
también, posteriormente a un proceso de Mediación Familiar, de acuerdo con las necesidades del sistema
familiar.
En Costa Rica operan diversas entidades que contribuyen con la Resolución Alterna de
Conflictos, desde el ámbito público y del privado. En las primeras se puede destacar las Casas de Justicia,
adscritas al Ministerio de Justicia y Gracia, El programa de Casas de Justicia se inauguró en el año 2000,
con la finalidad de descongestionar los procesos judiciales y a la vez brindarle a la población la
posibilidad de resolver los conflictos de una forma muy pacífica, es decir a través del diálogo y con un
enfoque basado en los intereses de las partes que llevan a cabo un proceso de mediación, en donde con
ayuda de una tercera persona imparcial logran plantear soluciones a sus conflictos mejorando de esta
forma la convivencia. (Sitio web del Ministerio de Justicia y Gracia:
http://www.mjp.go.cr/viceministeriopaz/DepenDinarac?nom=casas-justicia)
4.1 Las Casas de Justicia son Centros de Resolución Alterna de Conflictos vecinales, donde
puede asistir la población para buscar una solución a sus problemas, con la ayuda de un mediador. A
través del dialogo abierto pueden alcanzar un acuerdo legal y resolver sus diferencias sin necesidad de
plantear demandas en los Tribunales de Justicia. En las Casas de Justicia el servicio es gratuito, los
usuarios no tienen que pagar abogado ni incurrir en otros gastos.
El objetivo primordial del Programa Casas de Justicia es acercar a las personas a la justicia,
además, de permitirles resolver sus conflictos autogestionariamente, es decir, devolverles la
responsabilidad de la solución de sus conflictos, es así como las Casas de Justicia tienen los siguientes
objetivos específicos:
1. Acercar la justicia a las comunidades en las cuales se brindan integralmente apoyo para la
solución de conflictos, principalmente orientación, referencia, mediación y en algunos casos
atención legal gratuita.
2. Divulgar una cultura de Resolución Alterna de Conflictos sin saturación de los servicios
judiciales tradicionales y sin violencia, por medio de la negociación y mediación, ya que estos
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tienen como fin paralelo ser procesos modeladores para que la sociedad aprenda formas
pacíficas y satisfactorias de resolver los conflictos que contribuyan al mejoramiento de la
convivencia familiar, vecinal y nacional.
3. Mejorar el acceso a la justicia de la población, para que sus habitantes cuenten con una nueva
opción para construir soluciones justas y duraderas a los problemas que cotidianamente deben
enfrentar.
4.2 Los Centros de Resolución Alterna de Conflictos (Centros RAC) funcionan también
como entidades autorizadas por el Ministerio de Justicia y Gracia, pero en el ámbito privado.
Algunos ejemplos son La Cámara de Industrias de Costa Rica, el Colegio de Ingenieros y
Arquitectos y el Colegio Profesional de Psicólogos de Costa Rica.
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V. CONCLUSIONES
Con relación al primer Objetivo Específico, se puede señalar que sí existe una normativa específica
respecto a la Resolución Alterna de Conflictos. El marco legal costarricense no solo cuenta con una
abundante normativa sobre la temática de la Resolución Alterna de Conflictos, en especial a partir de
la publicación de la Ley 7727 en el año de 1997, sino que ha dado importantes pasos hacia el
establecimiento de una administración de la justicia más eficiente, justa y moderna, que responda a
las necesidades de la sociedad y al ideal de brindar una justicia pronta y cumplida.
También dentro del primer objetivo específico, se puede mencionar el papel que el Ministerio de
Justicia ha impulsado desde hace varios años programas de mejoramiento de los procesos alternativos
de justicia, mediante el Programa de Justicia Restaurativa, mediante las Casas de Justicia y los
Centros de Resolución de Conflictos, que brindan a la población un servicio esencial para la
construcción de mejores acuerdos, que propician una cultura de paz, tanto en las familias como en la
sociedad en general.
En el segundo objetivo específico, entre los principales elementos de los procesos de Mediación
Familiar, se pueden mencionar el compromiso de los participantes por apegarse a las reglas del
proceso, guiadas por el mediador; también, el compromiso de la búsqueda de soluciones, como
garantía de que esta sea la voluntad indiscutible de las partes en el proceso de la mediación; el
compromiso con los acuerdos alcanzados, para que cualquier acción o decisión, lleve el
entendimiento de las partes. También la estructura del mecanismo en sí, hacen posible alcanzar los
objetivos de entendimiento, respeto y resolución de los diferentes tipos de conflicto que se presentan
en el ámbito familiar. De esta forma, al favorecer la escucha respetuosa, la permanencia dentro del
proceso y la posibilidad de la elaboración de acuerdos equitativos, claros, balanceados y viables,
hacen que las partes en conflicto experimenten una satisfacción mucho más alta que si se acude a los
mecanismos tradicionales de justicia.
Por otra parte, el anhelo de un contexto de paz para la resolución de los conflictos familiares se puede
alcanzar mediante el respeto a los principios explicados en la investigación, pues la participación
voluntaria y libre de las partes en el proceso, la posibilidad de contar con un mediador profesional,
imparcial y capacitado, la confidencialidad del proceso, si ambas partes están informadas de forma
clara, detallada y oportuna de todos los alcances de sus decisiones; todos estos principios favorecen
la comunicación y el entendimiento.
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REFERENCIAS
Arias, D. (2011). Programa de Justicia Restaurativa en el Poder Judicial. Poder Judicial de Costa Rica:
San José, Costa Rica.
Bolaños, I. y García, L. (2010). La familia dialoga y llega a acuerdos: la mediación familiar. Instituto
Complutense de Mediación y Gestión de Conflictos. Dirección General de Familia, Comunidad
de Madrid: Madrid, España.
ONUDD. (2006). Manual sobre programas de justicia restaurativa. Oficina De Las Naciones Unidas
Contra La Droga Y El Delito, ONU: New York, E. U. A.
43
Pranis, K. (2009). Manual para facilitadores de círculos. Traducción y edición de textos por Sara Castillo
Vargas, Presidenta Ejecutiva de CONAMAJ. Comisión Nacional para el Mejoramiento de la
Administración de Justicia, Poder Judicial de Costa Rica: San José, Costa Rica.
Smull, E., Watchel, J. y Watchel, T. (2013). El poder de la familia: Involucrando a las familias y
colaborando con ellas. 2° edición. Traducción al Castellano por Vera Winkelried y María Fe
Torres. International Institute for Restorative Practices: Pennsilvania, E. U. A.
TSE (2017). Boletín Estadístico N° 309. Diciembre 2017. Tribunal Supremo de Elecciones: San José,
Costa Rica.
Vega, R. (2003). Antecedentes Generales del RAC en el Poder Judicial. Poder Judicial: San José, Costa
Rica.
Watchel, T. (2013). Definiendo qué es Restaurativo. En 2013 IIRP Graduate School International
Institute for Restorative Practices: Pennsylvania, E.U.A. [Documento electrónico obtenido del
sitio https://la.iirp.edu/practicas-restaurativas/].