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Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

Jorge Manrique

(Paredes de Navas, España, h. 1440 - Castillo de Garcimuñoz, Cuenca,


id., 1479) Poeta castellano autor de las célebres Coplas a la muerte de
su padre, máxima creación de la lírica cortesana del siglo XV y una de
las mejores elegías de la literatura española.
aunque ni la fecha ni el lugar de su nacimiento sean datos seguros;
Miembro de una familia de la nobleza más rancia de Castilla (era hijo de
don Rodrigo Manrique, maestre de la orden de Santiago, y sobrino del
poeta Gómez Manrique), Jorge Manrique compaginó su afición por las
letras con la carrera de las armas, participando junto a su padre en las
luchas que precedieron al ascenso de los Reyes Católicos. Ambos
pertenecían a la orden de Santiago, y combatieron del lado de Isabel la
Católica contra los partidarios de Juana la Beltraneja. Pereció a causa de
las heridas recibidas durante al asalto al castillo de Garcimuñoz, en el
feudo del marqués de Villena.
La poesía de Jorge Manrique se sitúa dentro de la corriente cancioneril
del siglo XV. Su producción poética menor, reunida en un Cancionero,
está formada por medio centenar de composiciones breves, en su mayor
parte de tema amoroso, que siguieron los cánones trovadorescos y
cortesanos de finales de la Edad Media. Más originales son sus piezas
burlescas, como las "Coplas a una beoda" o la titulada "Convite que hizo
a su madrastra".
En 1474, luchó en la guerra civil castellana entre los partidarios
de Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV, y los de Isabel la Católica,
hermanastra del rey. Participó en la ocupación de Ciudad Real (1475) y
la batalla de Uclés (1476).

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La vida y sus placeres pasan rápidamente (coplas I-II) y terminan en la


muerte (III), que iguala a "los que viven por sus manos / e los ricos". En
la Invocación (coplas IV-VI), en lugar de dirigirse a las musas paganas,
como otros poetas de su época, el autor se encomienda
significativamente a Jesucristo (IV) y expone su concepción cristiana de
la existencia (V-VI): nuestra vida terrenal, breve y llena de sufrimientos,
es el medio (camino) para alcanzar la vida eterna y la felicidad en el más
allá. Y alcanzaremos esta vida eterna mediante la práctica de la virtud y
el cumplimiento de las normas de la moral cristiana, obrando "con buen
tino", "como debemos".

Las coplas VII-XIV invitan a considerar la futilidad de los bienes


terrenales, que son inevitablemente destruidos por el paso del tiempo o
la fortuna (copla VIII). El paso del tiempo acaba con la hermosura y la
fuerza de la juventud (IX); la pureza de los linajes se pierde (X), y las
riquezas y la posición social están sujetas a la fortuna (XI). Y aunque
tales bienes durasen toda la vida, carecerían igualmente de valor por su
brevedad, que se contrapone a los sufrimientos eternos del infierno (XII),
por lo cual perseguir ciegamente placeres y riquezas es caer en una
trampa (XIII).

La segunda parte (coplas XIV-XXIV) es una ilustración de la doctrina


expuesta en la primera. El nulo valor de la vida y de los bienes
terrenales (riquezas, placeres, linaje) se ejemplifica mostrando los
efectos del paso del tiempo, la fortuna y la muerte sobre una serie de
personajes poderosos: de nada les sirvió su poder ante la muerte, que
los trató igual que "a los pobres pastores / de ganados" (XIV). El autor
renuncia a poner ejemplos de épocas antiguas; "lo de ayer", la historia
reciente, le proporciona ejemplos suficientes: El rey Juan II y los Infantes
de Aragón (coplas XVI-XVII), Enrique IV (coplas XVIII-XIX), don Alfonso
(XX), don Álvaro de Luna (XXI) y los maestres Juan Pacheco y Pedro Girón
(XXII). Terminada la lista, el poeta se dirige en apóstrofe a la Muerte para
destacar su inmenso poder destructor, ante el que no hay defensa
posible (XXIII-XXIV).

Como último de los personajes de la serie anterior, y por lo tanto como


nueva y última ilustración de las doctrinas expuestas en la primera, la
tercera parte (coplas XXV-XL) se centra en la figura del padre del autor,
don Rodrigo Manrique. Se inicia con el elogio fúnebre de don Rodrigo; el
poeta exalta primero sus virtudes de modo directo o mediante
comparaciones con personajes históricos (coplas XXV-XXVIII) y luego
repasa elogiosamente los principales hechos de su vida (XXIX-XXXII). Al
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elogio fúnebre le sigue un diálogo entre don Rodrigo, próximo a


morir, y la Muerte personificada (coplas XXXIII-XXXIX). Inicia el diálogo la
Muerte, que expone de nuevo el concepto cristiano de la existencia y
afirma que don Rodrigo merecerá la vida eterna por la conducta
ejemplar que siempre ha observado. En su respuesta, don Rodrigo
acepta su final con modélica resignación cristiana y eleva una oración a
Jesucristo rogándole el perdón de sus pecados. En la última copla, el
poeta relata con máxima simplicidad el momento de su muerte y halla
nuevo consuelo en el recuerdo del difunto.

Fue herido en el asalto al castillo de Garci-Muñoz, defendido por


el marqués de Villena, y falleció el 24 de abril de 1479 en Santa
María del Campo (Cuenca)

XII Los placeres y dulzores


de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos:
No mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
des que vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.

XIII Si fuese en nuestro poder


tornar la cara hermosa
corporal,
como podemos hacer
el alma tan gloriosa
angelical,
¡qué diligencia tan viva
tuviéramos cada hora,
y tan presta
en componer la cautiva,
dejándonos la señora
descompuesta!

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Fernando de Rojas
(Unknown - Unknown)

Escritor español

 Género: Teatro

 Obras: La Celestina

 Cónyuge: Leonor Álvarez (m. 1507)

Nació sobre 1470 en la Puebla de Montalbán (Toledo).


Hijo de García González Ponce de Rojas y Catalina de Rojas. Fue
criado en el seno de una familia de judíos conversos.

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Estudió derecho en Salamanca y, como todos los estudiantes


salmantinos de aquella época, debió de cursar tres años obligatorios
en la Facultad de Artes, por lo que seguramente conoció los clásicos
latinos y la filosofía griega. En posesión del título de bachiller en
Leyes, para el que tuvo que estudiar nueve o diez años, comenzó a
ejercer como abogado en Talavera, de donde llegó a ser alcalde.

En 1499, apareció la primera edición conocida de La Celestina, obra


publicada en Burgos por Fabrique de Basilea en 1499.

A lo largo de las sucesivas ediciones del siglo XVI, el libro sufrió


innumerables modificaciones y agregados, probablemente no debidos a
la pluma de Fernando de Rojas. Se ha discutido si son de su autoría los
cinco actos que tiene de más la edición que aparece con el título
de Tragicomedia de Calisto y Melibea (1502), quizá escritos a petición de
los lectores, que querían que se prolongara la historia de amor de Calisto
y Melibea. Desde un primer momento, al parecer, el público rechazó el
título de Comedia (según Rojas dado por el primer autor). Pronto se
obvió el de Tragicomedia y empezó a llamarse Celestina o La
Celestina al libro destinado a ser, con este nombre, uno de los más
famosos de la literatura universal. Menéndez Pelayo lo consideró el
mejor libro español después de Don Quijote de la Mancha.

En 1507 se casó con Leonor Álvarez, hija de Álvaro de Montalbán,


converso de la Puebla que tuvo problemas con la inquisición, llegando a
ser encarcelado en Toledo. Leonor aportó como dote 80.000
maravedises. Fue padre de cuatro hijos y tres hijas.

El día 3 de abril de 1541, dictó testamento. No se sabe la fecha exacta


de su fallecimiento en Talavera de la Reina, probablemente fuera entre
el 3 y el 8 de abril, posiblemente el día 5. Fue enterrado en la iglesia del
Monasterio de la Madre de Dios de Talavera.

La celestina
Calisto, un joven noble apuesto y de preclaro ingenio, penetra
persiguiendo a un halcón en la huerta donde se halla a Melibea, de
quien queda profundamente enamorado. Ante el rechazo de ésta y
aconsejado por su criado Sempronio, decide encomendar su cuidado
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a Celestina, para lograr por medio de ella el amor de Melibea. La


alcahueta consigue mediante artimañas que Melibea se enamore de
Calisto. Los criados de éste intentan explotar un beneficio propio la
pasión de su amo: que había prometido una cadena de oro a
Celestina si lograba entre todos enamorar a Melibea. Cuando esto
sucede, los criados reclaman su parte y ante la negativa de Celestina,
la matan. Son apresados y ejecutados por la justicia, de lo que Calisto
tiene noticia al día siguiente. Concierta una entrevista una entrevista
nocturna con Melibea; sube por una escalera de cuerda y cuando va a
bajar para marcharse, se rompe la escalera y Calisto se mata. Ante la
muerte de su amado, Melibea sube a una torre y se arroja desde ella
tras declarar las causas del suicidio a su padre. Termina la obra con el
llanto y unas reflexiones morales de Pleberio, padre de Melibea.
GARCILASO DE LA VEGA

(¿Toledo, 1501? - Niza, 1536) Poeta renacentista español.


Perteneciente a una noble familia castellana, Garcilaso de la Vega
participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En
1510 ingresó en la corte del rey Carlos I y tomó parte en numerosas
batallas militares y políticas. Participó en la expedición a Rodas (1522)
junto con Juan Boscán y en 1523 fue nombrado caballero de Santiago.

es uno de los poetas más destacados y emblemáticos de la literatura


española del Renacimiento. Como capitán militar y poeta, encarnó el
ideal del caballero cortesano renacentista.

Como hombre atractivo, daba mucho de qué hablar en las Cortes.


Aparte de su matrimonio con Elena de Zúñiga, con quien tuvo cinco
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hijos, mantenía una relación platónica e idealizada con Isabel Freyre,


una dama cortesana de origen portugués. Freyre eventualmente se
casó con otro y murió durante el parto. A ella le dedicó la mayoría de
sus versos bajo el nombre de Elisa. Muchas de sus composiciones
reflejan la pasión de Garcilaso por la dama portuguesa Isabel Freyre, a
quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le
afectó profundamente. En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a
Bolonia, donde el monarca fue coronado emperador. Permaneció allí
un año hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en
secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después a
Nápoles, donde residió a partir de entonces. Habiendo sido herido de
muerte en combate durante el asalto a la fortaleza de Muy
(Provenza), Garcilaso fue trasladado a Niza, donde murió.
Su escasa obra conservada, escrita entre 1526 y 1535, fue publicada
póstumamente junto con la de Juan Boscán en Barcelona, bajo el
título de Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la
Vega (1543), libro que inauguró el Renacimiento literario en las letras
hispánicas. Sin embargo, es probable que antes hubiera escrito
poesía de corte tradicional, y que fuese ya un poeta conocido.
Los cuarenta sonetos y las tres églogas que escribió se mueven
dentro del dilema entre la pasión y la razón que caracteriza la poesía
petrarquista; en estos poemas el autor recurre, como el
mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de sus
sentimientos, mientras que las imágenes de que se sirve y el tipo de
léxico empleado dejan traslucir la influencia de Ausiàs March. Escribió
también cinco canciones, dos elegías, una epístola a Boscán y tres
odas latinas, inspiradas en la poesía de Horacio y Virgilio.
Garcilaso murió en batalla en Niza en 1536 con poco más de 33 años
de edad.

¿Y tú, de esta mi vida ya olvidada,


sin mostrar un pequeño sentimiento
de que por ti Salicio triste muera,
dejas llevar (¡desconocida!) al viento
el amor y la fe que ser guardada
eternamente sólo a mí debiera?
¡Oh Dios!, ¿por qué siquiera,
(pues ves desde tu altura
esta falsa perjura
causar la muerte de un estrecho amigo)
no recibe del cielo algún castigo?
Si en pago del amor yo estoy muriendo,
¿qué hará el enemigo?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

Por ti el silencio de la selva umbrosa,


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por ti la esquividad y apartamiento


del solitario monte me agradaba;
por ti la verde hierba, el fresco viento,
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera deseaba.
¡Ay, cuánto me engañaba!
¡Ay, cuán diferente era
y cuán de otra manera
lo que en tu falso pecho se escondía!
Bien claro con su voz me lo decía
la siniestra corneja, repitiendo
la desventura mía.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

Luis de Góngora y Argote


(1561/07/11 - 1627/05/23)

Poeta español
 Obras: Soledades, Fábula de Polifemo y Galatea, Fábula
de Píramo y Tisbe...

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 Género: Poesía
 Padres: Leonor de Góngora y Francisco de Argote
 Nombre: Luis de Argote y Góngora
Nació el 11 de julio de 1561 en Córdoba.

Hijo de Francisco de Argote, licenciado en Salamanca, bibliófilo y


humanista que cuidó de su preparación. Poseía una
copiosa biblioteca calificada por el erudito Díaz de Ribas como la
«gran librería», y de Leonor de Góngora, de noble familia.

Influyó en su educación también su tío materno, Francisco de


Góngora, racionero de la catedral de Córdoba, el cual cedió a su
sobrino los beneficios eclesiásticos que tenía en diversas localidades,
asegurándole así un modesto bienestar económico, y poder estudiar
en la Universidad de Salamanca, donde se matriculó de Cánones
desde el año 1576 hasta el curso 79-80.

Fue racionero de la Catedral de Córdoba en 1585.

Parece ser que en su juventud conoció aventuras amorosas y


aficiones como el juego, según por la amonestación que en 1588
recibe del Obispo. Le gustaban además las corridas de toros
(prohibidas a los clérigos).
Regresó a Córdoba entre 1612 y 1614, escribe el Polifemo y
las Soledades, sus obras más conocidas.
A través del duque de Lerma, por entonces ministro del Rey, en
1617, se le designa capellán real de Felipe III, para lo cual tuvo que
ordenarse sacerdote a la edad de cincuenta y cinco años.

La muerte de su protector y amigo, el duque de Lerma, al cual le


dedicas su Panegírico, y su conocida afición al juego llevaron a
Góngora a una grave situación económica, por lo que tuvo que
ganarse el favor del siempre omnipotente conde-duque de
Olivares, ministro del Rey.

Dos de sus grandes enemigos fueron Quevedo y Lope de Vega,


aunque también tuvo grandes admiradores como el conde de
Villamediana o los humanistas Pedro de Valencia y fray Hortensio
de Paravicino. El motivo de la enemistad se radica en el carácter
innovador de su poesía, cabeza del estilo literario conocido
por culteranismo, busca la oscuridad a través de la acumulación de
referencias mitológicas, metáforas, hipérboles, juegos de palabras,
cultimos y todo tipo de recursos literarios en una lengua de sintaxis
complicada, llena de hipérbatos y largas perífrasis.
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Su obra cultista se inicia en 1610 con la Oda a la toma de


Larache y continua con la fábula de Polifemo y Galatea (1613), las
Soledades (1613) y el Panegírico al duque de Lerma(1617). Su
poesía fue revalorizada por la generación poética de 1927.

Su peculiar uso de recursos estilísticos, que tanto se le criticó, ahonda


de hecho en una vasta tradición lírica que se remonta a Petrarca, Juan
de Mena o Fernando de Herrera. A la manera del primero, gusta
Góngora de las correlaciones y plurimembraciones, no ya en la línea
del equilibrio renacentista sino en la del retorcimiento barroco. Sus
perífrasis y la vocación arquitectónica de toda su poesía le dan un
aspecto oscuro y original, extremado si cabe por todas las
aportaciones simbólicas y mitológicas de procedencia grecolatina.
En 1627 volvió a Córdoba, aquejado de «arterioesclerosis prematura»,
enfermedad que llevaba padeciendo largo tiempo. Luis de Góngora
murió el 23 de mayo de ese mismo año en su ciudad natal. No llegó a
ver impresas más que algunas poesías menores en cancioneros.
Su fama fue enorme durante el Barroco, aunque su prestigio y el
conocimiento de su obra decayeron luego hasta bien entrado el siglo
XX, cuando la celebración del tercer centenario de su muerte (en
1927) congregó a los mejores poetas y literatos españoles de la
época (conocidos desde entonces como la Generación del
27: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Jorge
Guillén, Pedro Salinas, Luis Cernuda y Miguel Hernández, entre otros)
y supuso su definitiva revalorización crítica

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El Mito de Galatea y Polifemo


En la mitología griega hay dos leyendas protagonizadas por dos
Galateas diferentes. La más conocida y la que nos va a interesar en
esta oportunidad es la de Galatea y Polifemo.

Galatea era hija de Nereo (hijo de Ponto y Gea) y de una divinidad


marina siciliana. La joven era muy hermosa y totalmente blanca y
habitaba en el mar calmo. Polifemo, el cíclope (hijo de Poseidón y de
la ninfa Toosa, monstruo gigante con un sólo ojo) estaba muy
enamorado de Galatea, pero ella no le correspondía.

El corazón de Galatea pertenecía al bello Acis, hijo del dios Pan (dios
de los pastores y rebaños) y una ninfa. Una vez que los amantes se
encontraban descansando a la orilla del mar, Polifemo los descubrió.
Acis intentó huir, pero el furioso monstruo le lanzó una enorme roca y
lo aplastó.

Galatea muy triste, acudió a la naturaleza de su madre Toosa y lo


convirtió en un río de límpidas aguas que llevó su mismo nombre.
Según algunas versiones, después Galatea estuvo con Polifemo y de
esta unión nacieron Gálata, Celto e Ilirio, epónimos de los pueblos de
los gálatas, los celtas, y los ilirios respectivamente.

En otras tradiciones, Galatea pertenecía en cuerpo, alma y corazón al


imponente Polifemo, pero Acis se enamoró de ella. Cuando el cíclope
descubrió tal cosa, celoso y encolerizado intentó matarlo lanzándole
unas rocas, pero antes de que lo pudieran alcanzar, Acis se
transformó en río y así evitó la tragedia.

Miguel de Cervantes Saavedra

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(Alcalá de Henares, España, 1547 - Madrid, 1616) Escritor español,


autor de Don Quijote de la Mancha (1605 y 1615), obra cumbre de la
literatura universal. La inmensa fama de este libro inmortal, que parte
de la parodia del género caballeresco para trazar un maravilloso
retrato de los ideales y prosaísmos que cohabitan en el espíritu
humano, ha hecho olvidar la existencia siempre precaria y azarosa del
autor, al que ni siquiera sacó de la estrechez el fulgurante éxito
del Quijote, compuesto en los últimos años de su vida.
Sus abuelos paternos fueron el licenciado en leyes Juan de
Cervantes y doña Leonor de Torreblanca, hija de Juan Luis de
Torreblanca, un médico cordobés; su padre se llamaba Rodrigo de
Cervantes (1509-1585) y nació en Alcalá de Henares por casualidad:
su padre tenía entonces su trabajo allí. Lo educaron para ser cirujano,
oficio más parecido al antiguo título de practicante que a nuestra idea
de médico. Don Rodrigo no pudo seguir estudios continuados no solo
por su sordera, sino por el carácter inquieto e itinerante de su familia,
que llegó a moverse entre Córdoba, Sevilla, Toledo, Cuenca, Alcalá de
Henares, Guadalajara y Valladolid, que se sepa; sin embargo,
aprendió cirugía de su abuelo materno cordobés y del padrastro,
también médico, que lo sucedió, sin llegar a contar nunca con un
título oficial.

Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor


de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas
económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la
sazón sede de la corte, en busca de mejor fortuna. Allí inició el joven
Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de jesuitas.

Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo


propio, siempre a la espera de un cargo lucrativo. La inestabilidad
familiar y los vaivenes azarosos de su padre (que en Valladolid fue
encarcelado por deudas) determinaron que la formación intelectual
de Miguel de Cervantes, aunque extensa, fuera más bien
improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las
universidades de Alcalá de Henares y Salamanca, puesto que en sus
textos aparecen copiosas descripciones de la picaresca estudiantil de
la época.

En 1569 salió de España, probablemente a causa de algún problema


con la justicia, y se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la
compañía de don Diego de Urbina, con la que participó en la batalla

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de Lepanto (1571). En este combate naval contra los turcos fue


herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó
anquilosada.

Cuando regresaba de vuelta a España tras varios años de vida de


guarnición en Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde había
adquirido un gran conocimiento de la literatura italiana), la nave en
que viajaba fue abordada por piratas turcos (1575), que lo apresaron
y vendieron como esclavo, junto a su hermano Rodrigo, en Argel. Allí
permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su familia logró pagar
el rescate exigido por sus captores.

Ya en España, tras once años de ausencia, encontró a su familia en


una situación aún más penosa, por lo que se dedicó a realizar
encargos para la corte durante unos años. En 1584 casó con Catalina
Salazar de Palacios, y al año siguiente se publicó su novela pastoril La
Galatea. En 1587 aceptó un puesto de comisario real de abastos que,
si bien le acarreó más de un problema con los campesinos, le permitió
entrar en contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo
que tan bien reflejaría en su obra maestra, el Quijote

Cervantes falleció en Madrid a la edad de 68 años de diabetes,30 en la


conocida Casa de Cervantes, situada en la esquina entre la calle del
León y la calle Francos, en el ya citado barrio de las Letras o barrio de
las Musas, en el entorno del conocido Madrid de los Austrias.
Cervantes deseó ser enterrado en la iglesia del convento de las
Trinitarias Descalzas, en el mismo barrio, ya que cuando fue llevado
preso en Argel, la congregación de los trinitarios ayudó, hicieron de
intermediarios y recogieron fondos para que él y su hermano Rodrigo
fueran liberados.31

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha es la obra cumbre


de Miguel de Cervantes Saavedra, y una de las obras más influyentes
de la literatura española y hasta de la literatura universal. Además, se
le considera la primera novela moderna.

Se divide en dos tomos, de 52 y 74 capítulos, respectivamente, que


narran la historia de un hidalgo manchego al estilo de las
caballerescas. También se puede dividir en tres salidas. La primera es
del capítulo 1 a 8, la segunda es el resto del primer tomo, y la tercera
ocupa toda la segunda parte.

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Argumento del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha


I Parte
Su nombre deriva de: Quijada (apellido), Mancha (pueblo). Es un buen
hombre de 50 años, vendió tierras para comprar libros sobre
aventuras de caballeros. Enloquece a causa de la lectura de estas
novelas.

Una mañana salió cabalgando con un caballo viejo y maltrecho a


quien llamó Rocinante, solicitó a un ventero que lo nombre caballero.

Como caballero deshacedor de entuertos, primero va a rescatar a un


niño al que le estaba pegando su amo, el amo jura que no le va a
pegar, entonces el Quijote se va pensando en que lo había salvado;
pero luego el amo le sigue pegando.

Luego se encuentra con varios caballeros y el Quijote les dice que


juren que Dulcinea es la más hermosa de todas; pero estos se niegan,
entonces el quijote ataca y cae y los otros se van.

Un labrador, también de la Mancha, lo levantó y lo llevó a su casa, ahí


estaban la criada y la sobrina contándole al barbero maese Nicolás y
al cura, Pero Pérez; sobre el quijote que leía libros y eso. Luego
acostaron al Quijote y lo dejaron descansar.

El cura y el barbero tiraron los libros al corral para quemarlos, pero


dejaron algunos: La Araucana, Amadís de Gaula, La Galatea, La
Estriada y el Monserrat.

Al levantarse, el Quijote no encontró sus libros; entonces le propuso a


su vecino Sancho Panza ser su escudero.

En esta segunda salida, El Quijote se enfrenta contra unos gigantes


que, en verdad, son molinos de viento.

En otro paisaje, Rocinante se fue a meter a una manada de vacas, al


llegar los dueños le pegaron al caballo. Luego llegaron el Quijote y
Sancho a pelear, pero ellos eran más de 20; los expulsaron.
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Otros de los momentos memorables de la novela, ocurrió cuando


caballero y escudero iban por un camino mientras llovía y a los lejos
viendo a alguien, supuestamente era un caballero que en la cabeza
traía el yelmo de Mambrino, pero en realidad era un barbero y en su
cabeza llevaba una bacía. Tras despojarlo de sus bienes, el quijote se
puso la bacía en su cabeza.
En un instante del camino que llevaban, vieron que se les acercaban
galeotes (presos) con guardias armados, los llevaban a cumplir
condena. El Quijote exigió que los liberaran, maltrató a un guardia y
los demás murieron. los presos se soltaron; el Quijote les dijo que
fueran donde Dulcinea a contarle la hazaña; pero estos le tiraron
piedras y le robaron la ropa. En la noche, uno de los galeotes le robó
el asno.

Posteriormente, El Quijote manda a Sancho donde Dulcinea, hija de


Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales, con una carta contándole sus
hazañas.

Sancho Panza llegó a la Mancha y el cura y el barbero lo detuvieron,


le preguntaron qué hacía en el caballo del Quijote y este dijo que
llevaba una carta a Dulcinea y una autorización para que le dieran 3
asnos, pero el Quijote se había quedado con ambas cosas. En el
camino apareció el que le había robado el asno a Sancho y se asustó
y se fue, Sancho recuperó las cosas, el Quijote le preguntó cómo le
fue con Dulcinea y le dijo que no había llevado la carta; pero se la
sabía de memoria. Después de algunas aventuras más, metieron al
Quijote a una jaula de madera e imitando una voz le dijeron que lo
llevarían donde Dulcinea para casarse y tener hijos.
II Parte
Pasado un mes, el cura y el barbero fueron a visitar al Quijote.
También fue Sancho y le dijo que la gente pensaba que estaban locos,
pero que el bachiller, Sansón Carrasco, le contó que había un libro de
sus aventuras.

Sancho le dijo a su esposa que volvería a salir con el quijote.

Sancho le dijo al Quijote que quería un sueldo mensual; pero el


quijote se lo negaba.

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El ama fue a buscar a Sansón para que le ayudara a convencer al


quijote de que no saliera más, pero este no consiguió su cometido.
Don Quijote se fue con Sancho.

En el camino, se encontraron con una carreta de una compañía de


teatro (la carreta la manejaba un diablo, también iba uno con rostro
de muerte, otro con cara de ángel y alas, uno como emperador con
corona de oro, el dios cupido y un caballero. De la carreta salió un
bufón, Rocinante se asustó y se fue Sancho fue a recoger a su amo y
el bufón montó el asno para irse; pero el animal lo hizo caer. Más
tarde Sancho durmió y el quijote escuchó ruidos, era el Caballero de
los Espejos, se puso a conversar con el Quijote sobre su amada
Casildea de Vandalia, los escuderos de cada uno se internaron en el
bosque para conversar.

El Caballero de los Espejos dijo que había vencido al Quijote de la


mancha, pero el Quijote dijo que era imposible porque él era,
entonces acordaron pelear al otro día y el que, perdía debía ir donde
la princesa del otro y adorarla. En la mañana, el caballero atacó
primero, pero falló, entonces el Quijote lo tumbó, lo iba a matar y se
dio cuenta que era Sansón Carrasco y que su escudero era Tomé
Cecial, un compadre de Sancho. Pensaron que era un encantamiento,
al final no lo mató, Sansón dijo que iba a ir donde Dulcinea. Todo
había sido un plan de él, el barbero Nicolás y el cura, porque pensaron
que iba a ganar Sansón y que de castigo le pediría que volviera a
casa y que no saliera por cinco años.
Después de algunos enredos más, decidieron ir a la cueva de
Montesinos. En el camino, se encontraron con un estudiante, éste
compró una cuerda para ayudarles. Entre Sancho y el estudiante
bajaron al Quijote. Cuando lo sacaron, el Quijote dijo que había visto
al mismo Montesinos y no le creyeron así que se fueron.

En otro momento, caen bajo la farsa preparada por un duque que se


divierte a costa del caballero y de su escudero. Sancho y Quijote
subieron a un caballo de madera y les vendaron los ojos, les echaban
viento y les pasaban antorchas cerca de la cara, al final prendieron al
caballo que tenía cohetes, se cayeron y al levantarse vieron a todos
en el suelo y había un pergamino que decía que el encanto había
desaparecido y que Sancho debía azotarse para deshacer el otro
encantamiento.

16
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

Continuando con la broma, el duque cedió a Sancho una isla de mil


habitantes llamada Barataria para que ejerciera como gobernador.

Atacaron la ínsula en la noche y los hombres de Sancho los


derrotaron, entonces Sancho decidió irse ya que él era labrador y no
soldado. Todos se arrepintieron de hacerle tantas bromas.

El Quijote fue a la playa y ahí lo desafío el caballero de la Blanca


Luna, que era Sansón Carrasco, y el Quijote aceptó, entonces venció
el de la Blanca Luna y le ordenó que volviera a su pueblo y que no
saliera por lo menos un año. Sancho y el Quijote volvieron a la
Mancha.
Llegaron a su pueblo y los esperaban el cura y Sansón, Sancho se fue
a su casa donde lo esperaban Teresa, su esposa y Sanchica, su hja. El
Quijote les contó de su vencimiento y les dijo que en ese año se
quería hacer pastor y les pidió que ellos se hiciesen pastores, dijo que
se llamarían:

El quijote: Quijótiz.
Sansón: Carrascón.
El cura: Curiambro.
Sancho: Pancino

A don Quijote le dio fiebre que lo tuvo una semana en cama, un


médico dijo que se estaba muriendo. El Quijote se dio cuenta de que
no existían los caballeron andantes, que los libros de caballería eran
una farsa, que era enemigo de Amadís de Gaula. El cura le dio la
confesión final y trajeron un escribano para el testamento. Le pidió
disculpas a Sancho porque a él también le habían dicho loco y dijo
que si sobraba dinero de las deudas se la dieran a él. Le dió su
hacienda a su sobrina Antonia Quijano, después de tres días de
desmayos Alonso Quijano murió, su tumba decía “…vivió loco, pero
murió cuerdo…"

17
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

Diego Hurtado de Mendoza

(Granada, 1503-Madrid, 1575) Hijo del conde de Tendilla, estudió en


Granada y en la Universidad de Salamanca. Diego tuvo una
privilegiada infancia muy influida por la figura paterna. Su
padre, Íñigo López de Mendoza y Quiñones, más conocido por el Gran
Tendilla, era Capitán General del reino de Granada al tiempo del
nacimiento de Diego y tenía su residencia fijada en La Alhambra. Su
madre era Francisca Pacheco, hija de Juan Pacheco, marqués de
Villena.

Diego Hurtado de Mendoza representa al aristócrata militar y


humanista del siglo XVI, compaginador de las armas y las letras a la
misma altura. Conocía el latín, el griego, el hebreo y el árabe, además
de varias lenguas europeas. Reunió una nutrida biblioteca a lo largo
de sus múltiples viajes por toda Europa

Político y escritor español. Dotado de una sólida formación


humanística, desempeñó con gran brillantez el oficio de diplomático,
al servicio de Carlos I, y fue embajador en Inglaterra y Venecia. En
1542, el emperador le encomendó la delicada misión de representarle
en el concilio de Trento, donde el conflicto de intereses entre el
papado y Carlos I lo enfrentó con Paulo III, que se oponía a la
presencia española en Italia. En 1547 fue nombrado gobernador y

18
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

capitán general de Siena y embajador en Roma, pero el nuevo Papa,


Julio III, exigió y consiguió su relevo en 1551.

Tras su vuelta a España, entró en el influyente Consejo de Estado y


fue nombrado caballero de la Orden de Alcántara, pero su figura
acabó concitando serias dudas y recelos, por lo que fue desterrado a
Granada en 1568. Cuando estalló la revuelta de los moriscos en las
Alpujarras (1568-1570), luchó junto a su sobrino, el marqués de
Mondéjar, para sofocarla. Fruto de esta experiencia es su libro La
guerra de Granada, publicado en 1627, que narra la historia de la
sublevación de los moriscos.
En 1574 le fue levantado el destierro, pero su influencia en la corte ya
se había desvanecido, en medio de las luchas de poder de los
Mendoza contra sus rivales, los Vélez. Como autor literario, aparte de
su narración de la revuelta de las Alpujarras, destaca su poesía, ya
sea de métrica italiana, ya sea de metro tradicional, como el Diálogo
entre Caronte y el alma de Pedro Luis Farnesio. Durante un tiempo se
le atribuyó, erróneamente, la paternidad del Lazarillo de Tormes.
En Granada estuvo hasta 1574, año en que se le permitió el acceso a
la Corte, si bien no a Palacio.

Murió en 1575 tras serle amputada una pierna que se le había


gangrenado.2

Fue amigo de Santa Teresa de Jesús, con la que mantenía


conversaciones piadosas

LAZARILLO DE TORMES

En la primera parte, encontramos el motivo de porqué está


escribiendo esto; es decir, para dar noticia y evitar que estas cosas
nunca oídas ni vistas caigan en el olvido.

En el prólogo, el personaje se compara con un soldado raso que se


dirige al frente de combate dispuesto a dar su vida. O sea, Lázaro
considera que su labor de ascenso tiene tanto mérito como la del
soldado y por eso merece la pena que se cuente desde el principio y
que el mundo la conozca.
Tratado I "La familia de Lázaro y el ciego"

La familia de Lázaro se deshace del protagonista de una manera dura


para un niño. El padre, quien trabaja como molinero es acusado por

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Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

unas sangrías mal hechas y por eso es condenado al destierro;


luego toma parte en la lucha contra los musulmanes y cae muerto.

Tanto la madre como el padrastro del Lazarillo, los cuales trabajan en


la misma casa, fueron acusados de robar cebada, junto, salvado, leña,
almohazas, mandiles y mantas; todo esto para poder criar al pequeño
hermanito. Gracias a esta falta fueron condenados: por un lado, la
madre recibió el acostumbrado centenario que consistía en un
centenar de azotes y el padrastro fue azotado y pringado, es decir,
luego de los azotes vertieron grasa sobre las heridas causadas por
éstos.

Luego de todo este hecho, la madre decide recuperar su honra y se


va a trabajar prestando servicio en el mesón de la Solana. Este lugar
comenzó a ser frecuentado por un ciego que pidió a Lázaro como
guía. Su madre, argumentando que su padre había sido un buen
hombre y que confiaba en que el Lazarillo no saldría peor hombre que
éste entregó a su hijo como criado.

La anécdota contra el toro de piedra.

Esta es la primera cuestión que relaciona a Lázaro con el ciego y tuvo


lugar en el mismo momento en que salían de Salamanca. Cuando
estaban cruzando el puente se encontraron con un toro de piedra y
fue ahí cuando el ciego dijo al niño que si se acercaba al animal
podría escuchar ruidos. El inocente pequeño lo hizo de ese modo y al
acercar la cabeza a la piedra, el ciego le dio una calabazada tan
fuerte que el dolor le duró tres días.

La anécdota del vino y el jarrazo.

Lázaro, al ser un adicto al vino, desde pequeño, se atrevía a robarle


un poco de su jarro al ciego cuando comía con una pajilla; pero el
astuto amo lo notó y comenzó a colocarse el jarro entre las piernas.
Un día, el niño hizo un agujero en el jarro, tapándolo con cera. Así, al
momento de comer, Lázaro se colocaba entre las piernas del ciego
con el pretexto de cobijarse, derretía la cera y comenzaba a beber.

El Lazarillo de Tormes

20
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

Estuvo con este truco un tiempo hasta que llegó el día en que el
ciego descubrió el engaño, pero simuló no saber nada. Determinado
día, siguiendo la rutina, Lázaro se encontraba entre las piernas del
ciego bebiéndole el vino y éste se lo soltó en plena cara lastimándolo
y rompiéndole los dientes.

La anécdota de las uvas.

Otras de las anécdotas giraron en torno a un racimo de uvas que el


amo trajo un día. Acordaron comerlo juntos cogiendo una uva cada
uno por turnos, pero de repente el ciego comenzó a tomarlas de dos
en dos. Entonces el niño hizo lo mismo hasta que el ciego continuó
agarrando de tres en tres y el niño volvió a seguir el ejemplo.

Finalmente, una vez terminado el racimo, el ciego comenta al niño


que sabe que las ha tomado de tres en tres. ¿A pesar de que el
Lazarillo niega el hecho, el viejo da un argumento al niño de por qué
lo acusa diciéndole “Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En
que comía yo dos a dos y callabas"

La anécdota de la longaniza

Cierto día el ciego se hallaba cocinando una longaniza y Lázaro sintió


muchos deseos de poder comerla también. Aprovechando que su amo
le dio dinero para ir a comprar vino, cambió la longaniza por un nabo
y se la comió camino a la taberna. Al regreso del niño, el ciego lo
acusó de la falta del embutido y al ver que Lázaro negaba el hecho,
metió su nariz en la boca del pequeño para oler su aliento. Debido a
que la nariz le había alcanzado la epiglotis, vomitó la longaniza y el
ciego le dio tremenda paliza por lo que Lázaro debió ser salvado por
los vecinos que vieron el hecho.

A lo largo de su despertar a la vida, Lázaro va haciendo una serie de


comentario, como, por ejemplo, luego de la calabazada contra el toro

21
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

de piedra dice: "Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y


avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer".

El comentario siguiente lo encontramos exactamente después del


anterior cuando el ciego le dice: "Yo ni oro ni plata te puedo dar: más
avisos para vivir muchos te mostraré" Seguido a esto, Lázaro
reflexiona. “Y fue así, que, después de Dios, éste me dio la vida y,
siendo ciego me alumbró y adestró en la carrera de vivir".
Tratado II "El clérigo de Maqueda"

Al comparar a su nuevo amo con el ciego, el segundo es quien sale


mejor parado.

La anécdota de la llave.

Lázaro consigue una copia de la llave de la despensa donde su amo


guarda las provisiones.

El clérigo en un primer momento creía que eran ratones quienes


estaban robándole el pan, pero luego, gracias a la influencia de los
vecinos, comenzó a pensar en una culebra. Determinada noche,
escuchó un silbido y, haciendo el intento de dar con el animal, fue a
dar a lugar donde el niño estaba durmiendo. Este escondía la llave en
su boca (gracias a que tenía los dientes rotos por el jarrazo que le
había dado el ciego) y ese era el silbido que el clérigo escuchaba ya
que Lázaro estaba durmiendo con la boca abierta, pasando el aire por
el agujero de la herramienta. Así el clérigo, al escuchar el sonido se
acercó al niño y descubrió el engaño.
Tratado III "El escudero"

Este amo le da un buen trato; pero es muy pobre. Es conmovedor y


casi patético leer cómo trata de esconder su pobreza. A pesar de que
el niño se muestra agradable con su amo, tiene muy claro, en su
interior, que el escudero es sólo una imagen de riqueza pero que, en
el fondo, es completamente pobre y que sólo intenta mantener su
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Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

honra. Sobre la vida, Lázaro aprende algo muy importante en el


final: que la honra no sirve de nada.
Tratado IV, V y VI

El Buldero

Lázaro descubre las trampas del buldero cuando, luego del milagro
con la bula hacia el aguacil, ambos se van riendo y comprendió que
todo había sido una burla de estos hombres; aunque reconoce que
tanto él como el resto de los presentes creyeron que realmente
habían presenciado un milagro.

El Aguador

En los sueños heroicos de caballerías y en los bellos discursos sobre


las armas y las letras la espada era símbolo de nobleza y
superioridad, por eso Lázaro al conseguir la espada se siente
orgulloso de sí mismo.

El autor pone la espada en manos del autor porque a pesar de que en


la Edad Media ésta era un símbolo de respetuosidad, en la actualidad
del personaje sólo era un elemento corriente y que casi todo el
mundo poseía, en este caso, hasta un pobre aguatero.
Tratado VII

De la psicología de Lázaro, podemos deducir que es un personaje


simplista que al no encontrarse a gusto en un trabajo o en el que
corre peligro directamente lo abandona sin intentar defenderse con la
espada que ha conseguido.

Según las propias palabras del autor, él consigue paz en su casa


diciendo a los que comentan sobre la impureza de su mujer que si son
amigos no digan cosas que le pesen, porque él conoce a su mujer y
jura sobre la mismísima hostia que su mujer es muy buena. Además,

23
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

amenaza con la muerte a quien se anime a decir otra cosa. Y Lázaro


nos dice que "De esta manera no me dicen nada, y yo tengo paz en
mi casa".

Estar en la cumbre de la fortuna simboliza para Lázaro haber


alcanzado lo máximo a lo que podía aspirar alguien de su origen;
estar casado y con un oficio real, aunque eso implique perder su
honor para conseguirlo. De este modo, es predecible el final ya que
todo el mundo comenta que su mujer le sirve a él, su marido y a un
arcipreste a la vez; pero estas cosas traen sin cuidado al personaje,
quien sólo se ocupa de callar a los que dicen esas cosas.

Sor Juana Inés de la Cruz

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Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual


México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana, la
mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII.

Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho
escribió su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la capital
mexicana. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue
dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio
Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló
en la corte virreinal de Nueva España por su erudición, su viva
inteligencia y su habilidad versificadora.

Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las


carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al
cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años
más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta
vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que
Sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para
seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener
ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi
estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de
mis libros», escribió.

En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una


nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa
obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro (en
los que se aprecia, respectivamente, la influencia de Luis de
Góngora y Calderón de la Barca), hasta opúsculos filosóficos y
estudios musicales.
Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se
han conservado cabe señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El
obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz, había publicado en
1690 una obra de Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, en la que la
religiosa hacía una dura crítica al «sermón del Mandato» del jesuita
portugués António Vieira sobre las «finezas de Cristo». Pero el obispo
había añadido a la obra una «Carta de Sor Filotea de la Cruz», es
decir, un texto escrito por él mismo bajo ese pseudónimo en el que,
aun reconociendo el talento de Sor Juana Inés, le recomendaba que se
dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja
y mujer, antes que, a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los
hombres.
En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de
Puebla), Sor Juana Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica el
derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo
les es lícito, sino muy provechoso». La Respuesta es además una
25
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

bella muestra de su prosa y contiene abundantes datos biográficos,


a través de los cuales podemos concretar muchos rasgos psicológicos
de la ilustre religiosa. Pero, a pesar de la contundencia de su réplica,
la crítica del obispo de Puebla la afectó profundamente; tanto que,
poco después, Sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo
cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por
completo a la vida religiosa.

Firma autógrafa de Sor Juana

Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la


epidemia de cólera que asoló México en el año 1695. La poesía del
Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo
introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los
poetas de la Ilustración del siglo XVIII. Sus obras completas se
publicaron en España en tres volúmenes: Inundación castálida de la
única poetisa, musa décima, Sor Juana Inés de la
Cruz (1689), Segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la
Cruz (1692) y Fama y obras póstumas del Fénix de México (1700),
con una biografía del jesuita P. Calleja.
La poesía de Sor Juana Inés de la Cruz
Aunque su obra parece inscribirse dentro del culteranismo de
inspiración gongorina y en ocasiones en el conceptismo de Quevedo,
tendencias características del barroco, el ingenio y originalidad de Sor
Juana Inés de la Cruz la han colocado por encima de cualquier escuela
o corriente particular. Ya desde la infancia demostró gran sensibilidad
artística y una infatigable sed de conocimientos que, con el tiempo, la
llevaron a emprender una aventura intelectual y artística a través de
disciplinas tales como la teología, la filosofía, la astronomía, la
pintura, las humanidades y, por supuesto, la literatura, que la
convertirían en una de las personalidades más complejas y singulares
de las letras hispanoamericanas.
En la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz hallamos numerosas y
elocuentes composiciones profanas (redondillas, endechas, liras y
sonetos), entre las que destacan las de tema amoroso, como los
sonetos que comienzan con "Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba"
y "Detente, sombra de mi bien esquivo". En "Rosa divina que en gentil
26
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

cultura" desarrolla el mismo motivo de dos célebres sonetos de


Góngora y de Calderón, no quedando inferior a ninguno de ambos.
También abunda en ella aquella temática ascética y mística que
desde el renacimiento español había cuajado en obras cimeras como
las de Fray Luis de León y San Juan de la Cruz; en este grupo, la
fervorosa espiritualidad de Juana se combina con la hondura de su
pensamiento, tal como sucede en el caso de "A la asunción", delicada
pieza lírica en honor a la Virgen María.
Sor Juana empleó las redondillas para disquisiciones de carácter
psicológico o didáctico en las que analiza la naturaleza del amor y sus
efectos sobre la belleza femenina, o bien defiende a las mujeres de
las acusaciones de los hombres, como en las célebres "Hombres
necios que acusáis". Los romances se aplican, con flexibilidad
discursiva y finura de notaciones, a temas sentimentales, morales o
religiosos (son hermosos por su emoción mística los que cantan el
Amor divino y a Jesucristo en el Sacramento). Entre las liras es
célebre la que expresa el dolor de una mujer por la muerte de su
marido ("A este peñasco duro"), de gran elevación religiosa.
Mención aparte merece Primero sueño, poema en silvas de casi mil
versos escritos a la manera de las Soledades de Góngora en el que
Sor Juana describe, de forma simbólica, el impulso del conocimiento
humano, que rebasa las barreras físicas y temporales para convertirse
en un ejercicio de puro y libre goce intelectual. El poema es
importante además por figurar entre el reducido grupo de
composiciones que escribió por propia iniciativa, sin encargo ni
incitación ajena. El trabajo poético de la monja se completa con varios
hermosos villancicos que en su época gozaron de mucha popularidad.
El teatro y la prosa
En el terreno de la dramaturgia escribió una comedia de capa y
espada de estirpe calderoniana, Los empeños de una casa, que
incluye una loa y dos sainetes, entre otras intercalaciones, con
predominio absoluto del octosílabo; y el juguete mitológico-
galante Amor es más laberinto, pieza más culterana cuyo segundo
acto es al parecer obra del licenciado Juan de Guevara. Compuso
asimismo tres autos sacramentales: San Hermenegildo, El cetro de
San José y El divino Narciso; en este último, el mejor de los tres, se
incluyen villancicos de calidad lírica excepcional. Aunque la influencia
de Calderón resulta evidente en muchos de estos trabajos (como la
de Lope de Vega en su compatriota Juan Ruiz de Alarcón), la claridad
y belleza del desarrollo posee un acento muy personal.
La prosa de la autora es menos abundante, pero de pareja brillantez.
Esta parte de su obra se encuentra formada por textos devotos como
la célebre Carta athenagórica (1690), y sobre todo por la Respuesta a
Sor Filotea de la Cruz (1691), escrita para contestar a la exhortación
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Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

que le había hecho (firmando con ese seudónimo) el obispo de


Puebla para que frenara su desarrollo intelectual. Esta última
constituye una fuente de primera mano que permite conocer no sólo
detalles interesantes sobre su vida, sino que también revela aspectos
de su perfil psicológico. En ese texto hay mucha información
relacionada con su capacidad intelectual y con lo que el
filósofo Ramón Xirau llamó su "excepcionalísima apetencia de saber",
aspecto que la llevó a interesarse también por la ciencia, como lo
prueba el hecho de que en su celda, junto con sus libros e
instrumentos musicales, había también mapas y aparatos científicos.
De menor relevancia resultan otros escritos suyos acerca del Santo
Rosario y la Purísima, la Protesta que, rubricada con su sangre, hizo
de su fe y amor a Dios y algunos documentos. Pero también en la
prosa encuentra ocasión la escritora para adentrarse por las sendas
más oscuras e intrincadas, siempre con su brillantez característica,
como vemos en su Neptuno Alegórico, redactado con motivo de la
llegada del virrey conde de Paredes.
A causa de la reacción neoclásica del siglo XVIII, la lírica de Sor Juana
cayó en el olvido, pero, ya mucho antes de la posterior revalorización
de la literatura barroca, su obra fue estudiada y ocupó el centro de
una atención siempre creciente; entre los estudios modernos, es
obligado mencionar el que le dedicó el gran poeta y ensayista
mexicano Octavio Paz. La renovada fortuna de sus versos podría
adscribirse más al equívoco de la interpretación biográfica de su
poesía que a una valoración puramente estética. Ciertamente es
desconcertante la figura de esta poetisa que, a pesar de ser hermosa
y admirada, sofoca bajo el hábito su alma apasionada y su rica
sensibilidad sin haber cumplido los veinte años. Pero la crítica
moderna ha deshecho la romántica leyenda de la monja impulsada al
claustro por un desengaño amoroso, señalando además como
indudable que su silencio final se debió a la presión de las
autoridades eclesiásticas.

EL DIVINO NARCISO
El divino Narciso (1692) de sor Juana Inés de la Cruz es una
obra teatral en un acto cuyo propósito es exponer un
argumento religioso; en su época, a este tipo de obras se
les conocía como autos sacramentales. A partir de una loa

28
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

introductoria en donde se hace una analogía entre la


antropofagia ritual prehispánica y la eucaristía católica, se
representa el misterio del sacrificio de Cristo, quien aparece
alegóricamente como Narciso, el personaje mitológico que
se enamora de su propio reflejo, la Naturaleza Humana. El
demonio, por su parte, está encarnado en la ninfa Eco,
acompañada por las entidades abstractas Soberbia y Amor
Propio. En el auto se presentan largos parlamentos de los
protagonistas, se describe la escena de auto
enamoramiento de Narciso y de su muerte, equivalente a la
crucifixión. Esta trama alegórica es un buen ejemplo de la
estética barroca del periodo, en la que el mundo se
comprendía por medio de complejas metáforas llenas de
erudición clásica y bíblica.
Publicada en Sevilla dentro del Segundo volumen (1692), la
obra está inspirada en El divino Orfeo del dramaturgo
español Pedro Calderón de la Barca. Aunque El divino
Narciso pueda resultar una obra difícil para el lector
contemporáneo (por su complejidad y tema), la belleza
poética de sus versos hace de esta obra una de las cumbres
de la poesía de sor Juana y de la lengua española.

Tirso de Molina

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Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

(Seudónimo de Fray Gabriel Téllez; Madrid, 1584 - Almazán, 1648)


Dramaturgo español. Aunque no estableció una innovadora fórmula
teatral como Vegana alcanzó la profundidad y perfección de Calderón
de la Barca, Tirso de Molina figura entre los grandes autores de la
comedia española del Siglo de Oro. En su producción dramática se
mantuvo fiel a Lope de Vega, del que sólo se diferencia por el análisis
más profundo de la psicología de sus protagonistas, en especial en los
tipos femeninos, cuya variedad y matización era poco usual en el
teatro español de la época.

Tirso de Molina

Pocos datos se conocen respecto de la biografía de Tirso de Molina. Se


sabe que se ordenó en el convento mercedario de Guadalajara
(1601); que vivió en el monasterio de Estercuel (1614-1615); y que
viajó a Santo Domingo en 1616, de donde regresó dos años más
tarde. Una Junta de Reformación le condenó a destierro de la corte
por escribir comedias profanas.

En 1626 estaba de nuevo en la corte y fue nombrado comendador del


convento de Trujillo. Posteriormente fue confinado en el convento de
Cuenca por orden del P. Salmerón, visitador general, al parecer por las
mismas causas que promovieron su destierro. En 1632 fue nombrado
cronista de su orden; en 1645 fue comendador del convento de Soria,
y al año siguiente, definidor provincial de Castilla.

Tirso de Molina supo armonizar a la perfección su condición de


fraile mercedario y de escritor de comedias, de las que llegó a escribir
cerca de cuatrocientas según su propia confesión, aunque sólo nos
han llegado unas sesenta. Dentro de la historia de la comedia
española constituye una de las cumbres junto con Lope de Vega y
Calderón de la Barca. Siempre se mostró orgulloso de su talento
literario y defendió con ahínco la comedia nueva frente a los ataques
30
Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

de los moralistas y de los clasicistas. En su opinión, la comedia se


configura como un espectáculo total y globalizador capaz de atraer a
todos los espectadores de los corrales de comedias. La tarea del
comediógrafo ha de ser la de entretener, divertir, provocar la
admiración de ese público heterogéneo, exigente y bullicioso. Y es
precisamente ahí donde radica el valor fundamental del teatro
tirsiano, en haber elaborado unos mundos cómicos, unas acciones
coherentes y complejas, un universo de burlas y enredos admirable.
Lo que sobresale, pues, en el teatro tirsiano es el humor refinado, las
situaciones atrevidas, el gracejo de los personajes rústicos y de los
criados urbanos, la atmósfera de juego y diversión que reina en
buena parte de su producción teatral, en fin, la riqueza de los medios
lingüísticos plagada de creaciones originales.

Primera parte (Sevilla, 1627); Segunda parte (Madrid, 1635); Tercera


parte (Tortosa, 1634); Cuarta parte (Madrid, 1635), y Quinta
parte (Madrid, 1636). Como dramaturgo religioso, escribió varios
autos sacramentales (El colmenero divino, No le arriendo la
ganancia, El laberinto de Creta), comedias bíblicas (La mujer que
manda en casa, sobre la historia de Acab y Jezabel; La mejor
espigadera, sobre Ruth; La vida y muerte de Herodes; La venganza
de Tamar) y comedias hagiográficas (la trilogía de La Santa Juana, La
ninfa del cielo, La dama del Olivar).
Extrajo de las historias y leyendas nacionales argumentos de
numerosas comedias: la trilogía de los Pizarro (Todo es dar en una
cosa, Amazonas en las Indias y La lealtad contra la envidia); la
historia de Martín Peláez (El cobarde más valiente), o la de María de
Molina (La prudencia en la mujer). Entre las comedias de carácter
destacan Marta la piadosa y El vergonzoso en palacio. Al grupo de
comedias de intriga pertenecen La villana de Vallecas, Desde Toledo a
Madrid, Por el sótano y el torno y Don Gil de las calzas verdes.
Se le atribuyen, aunque no se incluyeron en las Partes de sus
comedias, dos obras de contenido filosófico de gran importancia: El
burlador de Sevilla y convidado de piedra, que introdujo el tema del
libertino don Juan Tenorio en la literatura universal, y El condenado
por desconfiado, en la que trató el tema de la arrogancia del hombre
frente a la gracia divina y la importancia del libre albedrío. Su obra en
prosa incluye una Historia de la orden de la Merced y dos obras
misceláneas: Cigarrales de Toledo (1621) y Deleitar
aprovechando (1635).
Falleció el 12 de marzo de 1648, Almazan, España.

El condenado por desconfiado


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Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

Tirso de Molina
Una de las obras cumbres de la comedia teológica del Siglo de Oro.

Sinopsis de El condenado por desconfiado:


En El condenado por desconfiado plantea Tirso de Molina (1584-1648)
el drama del destino paralelo de dos personajes: Enrico, un bandido
famoso por sus crímenes, y Paulo, el buen ermitaño que viene a saber
que su fin será el mismo que el de Enrico. Mientras éste, confiado en
la misericordia divina, se arrepiente a última hora y se salva, el
ermitaño, desconfiado por la premonición recibida, abandona la vida
religiosa, se entrega al mal y, desoyendo las amonestaciones que le
reclaman a la esperanza, se condena. Ángel Raimundo Fernández,
catedrático de Literatura Española de la Universidad de Navarra,
ofrece en esta edición una pauta de lectura que permite entender
cabalmente esta obra cimera de la comedia teológica del Siglo de
Oro, al tiempo que explica con detalle toda la riqueza de su
escenografía y estructura dramática. Ángel Raimundo Fernández
ofrece en esta edición una pauta de lectura que permite entender
cabalmente esta obra, al tiempo que explica con detalle toda la
riqueza de su escenografía y estructura dramática.

Francisco de Quevedo y
Villegas
(1580/09/17 - 1645/09/08)

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Leslie Mamani Cahui 3ª “J”

Escritor español

 Obras: La vida del Buscón, Sueños y discursos, La hora de


todos...

 Género: Poesía, novela picaresca

 Movimiento: Conceptismo

 Padres: Pedro Gómez de Quevedo y María de Santibañez

 Cónyuge: Esperanza de Mendoza

 Nombre: Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez


Cevallos

"Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también


lo son la mitad de los que no lo parecen"
Francisco de Quevedo y Villegas
Nació el 17 de septiembre de 1580 en Madrid en el seno de una
familia de la aristocracia cortesana.

Fue el tercero de los cinco hijos de Pedro Gómez de Quevedo, que


ocupó cargos palaciegos, y de María de Santibañez. Quevedo perdió a
su padre a la edad de seis años, quedando bajo la tutela de su tío
don Agustín de Villanueva, del Consejo de Aragón.

Físicamente sufrió una cojera por deformación de las piernas y su


exagerada miopía lo obligaba a llevar anteojos.

Cursó estudios en el colegio de la Compañía de Jesús en Madrid y en

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la Universidad de Alcalá (Madrid); Cuando abandonó esta


primera formación, estudió teología en la Universidad de Valladolid
(1601-1606), pues allí se había desplazado la Corte.

En 1606 se traslada a Madrid en busca de éxito y fortuna a través


del duque de Osuna que se convierte en su protector; también
entabla un pleito por la posesión del señorío de La Torre de Juan
Abad, pueblo de la provincia de Ciudad Real, en el que hasta 1631
gastó una gran fortuna y muchas energías.

Se inició en el mundo de la literatura con obras satíricas y burlescas


como La vida del Buscón llamado don Pablos, ejemplo de
vagamundos y espejo de tacaños, Los Sueños(1605-1622) cinco
piezas cortas basadas en los desengaños que padeció en esos años.
Estas obras fueron publicadas en 1631 bajo el título de Juguetes de
la niñez y travesuras del ingenio con un prólogo en el que
arremetía contra los editores piratas y declaraba la intención de estos
escritos en los que pretendía denunciar los "abusos, vicios y engaños
de todos los oficios y estados del mundo".

Amigo de Félix Lope de Vega y de Miguel de Cervantes, con los


que formaba parte en la Cofradía de Esclavos del Santísimo
Sacramento. Enemistado con el dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón,
y sobre todo con Luis de Góngora, al que dirigió una serie de
terribles sátiras y del que recibió el insidioso poema "Don Francisco
de Quebebo".

De su poesía se conservan casi un millar de poemas, pero sabiendo


que nunca se preocupó por editarlos y que los conservados proceden
de personas próximas a él, es de suponer que escribió muchos más.
Cuando falleció, aparecieron en dos volúmenes Parnaso
español (1648), compilado por su amigo José Antonio González de
Salas, y Las tres musas (1670), llevado a cabo por su sobrino Pedro
Aldrete Quevedo y Villegas. También fue autor de obras religiosas,
como Política de Dios y gobierno de Cristo o la Vida de san
Pablo.

Visitó Italia en 1613 al ser requerido por el duque de Osuna,


entonces virrey de Nápoles, el cual le encarga importantes y
arriesgadas misiones diplomáticas con el fin de defender el virreinato
que empezaba a tambalearse; entre estas intrigó contra Venecia y
tomó parte en una conjura. En 1620 el duque de Osuna fue derrotado,
por lo que Quevedo fue desterrado en La Torre (1620), encarcelado
en Uclés (1621) y, por último, desterrado de nuevo en La Torre.

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En 1634 se casó con Esperanza de Mendoza, una viuda con hijos.


El matrimonio duró tres meses hasta que abandonó a su mujer.

De nuevo se siente tentado por la política, pues ve el


desmoronamiento que se está cerniendo sobre España y desconfía
del conde-duque de Olivares, valido del rey, contra quien escribió
algunas diatribas amargas. Debido a un asunto sobre una
conspiración con Francia, es en 1639 detenido y encarcelado en San
Marcos de León, donde las duras condiciones mermaron su salud.

Francisco de Quevedo fue puesto en libertad en 1643 y se retira a La


Torre para después instalarse en Villanueva de los Infantes,
(Ciudad Real), donde, el 8 de septiembre de 1645 fallece en un cuarto
del Convento de los Dominicos. En 2009, sus restos fueron
identificados en la cripta de Santo Tomás de la iglesia de San Andrés
Apóstol de la misma población. Estos restos correspondían a una
persona que medía 165 centímetros y tenía una edad que rondaba los
65 años cuando falleció, según el análisis atropológico-forense.

A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ:

Érase un hombre a una nariz pegado,


Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;

Era un reloj de sol mal encarado.


Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.

Érase el espolón de una galera,


Érase una pirámide de Egipto,
Las doce tribus de narices era;

Érase un narcicismo infinito,


frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.

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Pedro Calderón de la Barca

(Madrid, 1600 - id., 1681) Dramaturgo español. Educado en un colegio


jesuita de Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y
Salamanca. En 1620 abandonó los estudios religiosos y tres años más
tarde se dio a conocer como dramaturgo con su primera
comedia, Amor, honor y poder.

Calderón de la Barca

Como todo joven instruido de su época, viajó por Italia y Flandes y,


desde 1625, proveyó a la corte de un extenso repertorio dramático
entre el que figuran sus mejores obras. Tras granjearse un sólido
prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el
amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro.

Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió


como soldado en el sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de
Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en 1651, poco tiempo después
fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por entonces ya
era el dramaturgo de más éxito de la corte. En 1663 el rey lo designó
capellán de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid.

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El teatro de Calderón de la Barca


Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su
producción consta de ciento diez comedias y ochenta autos
sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores. Como todo
coetáneo suyo, Calderón no podía por menos que partir de las pautas
dramáticas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ya
plenamente barroca, tal vez alcance mayor grado de perfección
técnica y formal que la de Lope. De estilo más sobrio, Calderón pone
en juego menor número de personajes y los centra en torno al
protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad
claro, un eje en torno al cual giran todos los elementos secundarios,
lo que refuerza la intensidad dramática.
El crítico Ángel Valbuena Prat señaló que en su estilo cabe distinguir
dos registros. El primero consiste en reordenar y condensar lo que en
Lope aparece de manera difusa y caótica y en estilizar las notas de su
realismo costumbrista. Así, Calderón reelabora temas originales de
Lope en varias de sus obras maestras; en ellas aparece una rica
galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición
social, los cuales tienen en común un tema del siglo: el honor, el
patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso
de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que ciegan el
alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El
médico de su honra.
Pero no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su
segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio
caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él y
que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se
elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre todo
como creador de esos personajes barrocos, íntimamente
desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El mágico
prodigioso o La devoción de la cruz.
Su personaje más universal es el desgarrado Segismundo de La vida
es sueño, considerada como la cumbre del teatro calderoniano. Esta
obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y
dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: el poder
de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias
sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un
simple sueño, y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños,
se puede todavía hacer el bien.
Con Calderón adquirieron asimismo especial relevancia la
escenografía (lo que él llamaba «maneras de apariencia») y la
música. La carpintería teatral se convirtió en un elemento clave en la
composición de sus obras, y el concepto de escena se vio
revalorizado de una manera general, en la línea del teatro barroco. En
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cuanto a su lenguaje, se puede considerar que es la culminación


teatral del culteranismo poético de Góngora. Su riqueza expresiva y
sus complejas metáforas provienen de un cierto conceptismo
intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus
personajes de ficción.

LA VIDA ES SUEÑO
La obra comienza con la violenta entrada en escena de Rosaura que,
disfrazada de hombre y acompañada por el gracioso Clarín, llega a
Polonia con el propósito de probar su origen noble tras haberla
abandonado Astolfo debido a su origen ilegítimo. Cae de un caballo
junto a una torre en la que escucha a alguien quejarse de su
condición miserable. Se trata de Segismundo. Al descubrirla éste
intenta matarla, pero llega en ese instante Clotaldo, tutor de
Segismundo y padre de Rosaura (que lo ignora), quien acoge a la
joven en el palacio cercano del Rey Basilio. Asistimos entonces
al discurso del rey, ante toda la corte y sus sobrinos Astolfo y Estrella,
en donde da cuenta del verdadero origen de Segismundo, su hijo, a
quien encerró desde su nacimiento por la predicción de un horóscopo
en el que se anunciaba que acabaría rebelándose contra él y
destronándolo. Ha decidido narcotizarlo y hacerle traer a palacio para
poner a prueba su comportamiento. Estrella y Astolfo serán
declarados herederos tras casarse si Segismundo prueba la verdad
del horóscopo. Rosaura pasa a ser en la corte dama de compañía de
Estrella y, a través de diversas estratagemas descubre el doble juego
de Astolfo y la identidad de Clotaldo. Entre tanto Segismundo adopta
en primera instancia un comportamiento tiránico, avasallando a todos
y arrojando a un criado por la ventana. Basilio y Clotaldo deciden dar
fin al experimento encerrándole de nuevo bajo los efectos de un
narcótico y haciéndole creer que todo ha sido un sueño. El ejército,
sin embargo, en nombre del pueblo, se niega a aceptar a un heredero
extraño y se rebela, accediendo a la torre para liberar al príncipe
Segismundo, al que confunden en primera instancia con Clarín,
encerrado también por Clotaldo al intentar chantajear a éste.
Segismundo se pone al mando del ejército y Rosaura acude en su
ayuda pidiéndole que le ayude a reparar su honor frente a Astolfo. En
la lucha muere Clarín. Segismundo, proclamado rey, y aprendida la
lección de la prudencia que exigen las circunstancias, manda encerrar
en la torre al soldado rebelde que proclamó la revuelta contra el
monarca, perdona a Basilio y Clotaldo, casa a Rosaura con Astolfo y él
mismo contrae matrimonio con Estrella.

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