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Universidad Nacional Federico Villarreal

Salud Mental: Un problema real en el Perú

Sumilla

Es bien sabido que la salud mental es un componente esencial para la salud pública,
sin embargo, esta ha sido relegada a un segundo plano en los sistemas de salud, sin
darle la merecida importancia. En el Perú, este tema ha comenzado a adquirir cierta
relevancia por los acontecimientos de hoy en día, el alarmante incremento de delitos
de violaciones a menores de edad, asesinatos y situaciones de violencia propiciados
por personas con algún tipo de trastorno psicológico, ha puesto en evidencia que en
el Perú hace falta la inversión en la salud mental. Las razones del incremento de
ciertos trastornos psicológicos pueden llegar a ser múltiples: el impacto económico,
el incremento de tasa de desempleo, la desintegración de familias, la incapacidad de
adaptación social y la misma presión de grupo que afecta más a los adolescentes y,
en cierta medida, a adultos, han hecho que los trastornos más atendidos en
hospitales y clínicas sean la depresión y la ansiedad.

Desarrollo

La salud mental ha sido definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS,


2013) como “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus
propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede
trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su
comunidad” aun así, la OMS reconoce que la definición de salud mental varía para
cada cultura, pero en si tienen en común que salud y enfermedad mental no son
conceptos opuestos, que el hecho de no tener trastornos mentales no nos garantiza
tener salud mental y que por el contrario, el padecerlos no nos impide gozar de
salud. Así mismo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 1997) agrega
que "no es simplemente la ausencia de una enfermedad mental reconocida".

Cabe resaltar que el Manual Diagnóstico DSM –IV (2015) considera una
enfermedad mental como “un síndrome caracterizado por una alteración
clínicamente significativa del estado cognitivo, la regulación emocional o el
comportamiento de un individuo, que refleja una disfunción de los procesos
psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su función mental”.

Es necesario entender que la salud mental también es relativa al tiempo, lugar


y sociedad en que se defina, pero en nuestro contexto, la salud, sea cual sea su
ámbito es un objetivo que todos deberíamos alcanzar, cabe resaltar que una
adecuada salud mental ayuda al individuo a desenvolverse en el mundo, que se
sienta bien consigo mismo y que tenga correctas relaciones interpersonales. En el
Perú, el hecho de que una persona padezca un trastorno mental se encuentra muy
estigmatizado, se cree que estar enfermo mentalmente es malo, vergonzoso y sin
solución, afectando aún más la situación de la persona.

Así mismo, apropiado afirmar que la población peruana tiende a no reconocer


que sufre algún tipo de problema de salud mental, esto debido a que el 55% del total
de la población en ninguna ocasión ha buscado atención especializada para tratar
algún tipo de trastorno mental ya que muchos no los consideran como un problema
grave, siendo los más recurrentes la depresión y la ansiedad (El Comercio, 2017).

La depresión y otras enfermedades mentales no atendidas, así como el alto


nivel de sentimientos negativos dan como resultado que en un mes 1% de las
personas de Lima Metropolitana, 0.7% en la sierra y 0.6% en la selva presenten
intentos suicidas.

Esta cifra podría encontrarse explicada en un estudio realizado por el Instituto


de Salud Mental Honorio Delgado Hideyo Noguchi (2012) sobre acceso a servicios de
salud mental en Lima y Callao, el cual concluyó que tanto los aspectos culturales y
económicos influyó en el acceso a dichos servicio, dichos aspectos fueron la edad, el
estado civil, la comunicación familiar, la religión y la pertenencia a un sistema de
seguro. Los motivos que dieron los informantes para no buscar atención fueron las
siguientes: "lo debía superar solo" (59.4%), "no tenían dinero" (43.4%), "falta de
confianza" (36.9%), "duda del manejo del problema por los médicos" (30.8%) entre
otros que remarcan la influencia de factores culturales y en cierta medida, lo
económico.
La violencia contra mujeres y niñas es uno de los indicadores de cuan
desatendida está la salud mental en el Perú. En el último estudio multicéntrico de
OMS, que se llevó a cabo en diez países, con 12 lugares estudiados, se encontró
que las mujeres cuzqueñas eran las segundas más violentadas del mundo, después
de las de Etiopía (OMS, 2006).

La violencia contra la mujer afecta a grandes sectores de la población. La


agresión más frecuente contra la mujer es la violencia intrafamiliar. Muchas mujeres
se sienten avergonzadas y tienen sentimientos de culpa, lo que las incapacita para
pedir ayuda, padeciendo en silencio esta situación durante muchos años. La
violencia contra la mujer produce una grave incapacidad psicológica, social y laboral,
afectando el desarrollo de su vida personal y familiar.

A su vez la exposición a la violencia es un factor de riesgo para enfermedades


mentales: tomando el caso de Ayacucho. casi 50% de la población ayacuchana,
sometida a la violencia política, presenta o ha presentado algún tipo de
enfermedades mentales, tales como la depresión o el trastorno de estrés
postraumático. Esto se traduce en mayores tasas de abuso de alcohol y de violencia
callejera y doméstica, que impiden que las familias y las comunidades se
reorganicen una vez cesado el conflicto (Instituto de Salud Mental Honorio Delgado
Hideyo Noguchi, 2008)

Las enfermedades mentales son causa de gran sufrimiento personal para


quienes las padecen y para las personas de su entorno. En un país donde la atención
psiquiátrica no está disponible en varias regiones y donde los seguros privados no
están obligados por ley a cubrir tales atenciones, la enfermedad mental empobrece
rápidamente a la familia. Por otro lado, la falta de un sistema de atención y
rehabilitación con base en la comunidad, obliga a que pacientes con síntomas graves,
que dificultan significativamente la interacción familiar, deban vivir y permanecer todo
el día en sus casas, resultando es el rechazo familiar, la discriminación y exclusión del
enfermo y del familiar que lo cuida, con graves consecuencias para la salud mental de
la misma familia.
En nuestro país, la salud mental se encuentra casi aislada de los asuntos del
sector Salud; pareciera que, en tanto no nos confronte con la muerte, no constituye
una prioridad (Velázquez, 2007). Honestamente, la razón por la que las enfermedades
mentales no se consideran un problema prioritario en las políticas de salud del estado
es que no representan altas tasas de mortalidad ni de años de vida potencialmente
perdidas, excepto en el caso del suicidio.

Se debe hacer conocimiento que Minsa solo posee tres hospitales psiquiátricos:
hospital Víctor Larco Herrera (Magdalena), el INSM Honorio Delgado-Hideyo Noguchi
(San Martín de Porres) y el hospital Hermilio Valdizán (Santa Anita). A ellos se suman
10 hospitales que tienen departamentos de psiquiatría y nueve centros de salud
mental comunitarios. En total hay 22 locales en Lima con poco más de 600 psiquiatras
para atender a 10 millones de limeños, es decir, hay 1 psiquiatra por cada 16.500
personas, evidenciando así una falta de centros especializados en el área de salud
mental y en el caso del resto del Perú (aproximadamente unos 22 millones) hay poco
menos de 200 psiquiatras.

Comentario y Discusión

El Perú es un país que conjuntamente podría brindar oportunidades de tener una


buena calidad de vida, pero no lo hace porque se considera un país enfermo
mentalmente, las causas del aumento de los problemas mentales pueden ser muchas:
la misma globalización, la violencia (en todos los ámbitos), la ignorancia respecto al
tema, etc.

Como bien dije, actualmente el tema de salud mental ha recobrado la merecida


importancia que tiene en la sociedad, dando pie a que se cuestione la importancia que
el estado da a esta.

Vivimos en una sociedad con un ritmo de vida rutinario y acelerado, rodeados


de un sin fin de factores ansiógenos que con el tiempo afectan de manera negativa al
ciudadano, que podría estar sufriendo cuadros de ansiedad, y que, debido a la misma
ignorancia del conocimiento de los síntomas y peligros que trae este trastorno, podría
considerarlo algo normal. También, es evidente que nuestra sociedad se está
volviendo insensible ante la pobreza, la muerte de las personas. el abandono familiar
y la ayuda a las personas que más lo necesitan, nos hemos vuelto una sociedad donde
nos preocupamos más por tener lo más nuevo en tecnología sin saber que esto ha
dado origen a sin fin de nuevos trastornos mentales, tales como la dependencia a los
dispositivos móviles, videojuegos y redes sociales, siendo los más afectados los niños
y adolescentes.

En el 2016, el Ministerio de Salud (MINSA), afirmó que atendió en sus


establecimientos alrededor de 917.091 casos de trastornos de salud mental, de los
cuales los más recurrentes eran por depresión y que la mayoría de pacientes resultó
ser adolescentes, estos estaría sustentado en los datos estadísticos obtenidos por el
Instituto de Salud Mental Honorio Delgado Hideyo Noguchi en el año 2012, donde
afirman que alrededor del 21.2% de los adolescente residentes de Lima y Callao, han
experimentado en alguna oportunidad sentimiento de tristeza, angustia e irritabilidad
que en muchos casos fueron altas.

Debido a la poca cantidad de hospitales psiquiátricos (solo 3 en Lima) es


evidente que no existe una política de prevención por parte del Estado, no existen
campañas que brinden pautas para la identificación y prevención de trastornos
mentales ya que, por lo general, las personas no toman en serio la salud mental y
menos la prevención. Hospitales psiquiátricos en provincias son casi nulos, es como
decirle a la persona con problemas mentales que debe vivir en Lima para tener acceso
a un adecuado tratamiento.

Por todo lo expuesto anteriormente, es necesario que se fortalezca la


implementación de la salud mental en los asuntos del Estado respecto al sector Salud,
que se dé una adecuada promoción de la salud mental y prevención trastornos
mentales, así como también, se estimule el control y tratamientos de distintos
trastornos en el país.
REFERENCIAS:

Asociación Americana de Psiquiatría (2015). Manual diagnóstico y estadístico de los


trastornos mentales (DSM-V), 5° Ed. Arlington: Asociación Americana de Psiaquiatría.

Organización Mundial de la Salud (2013). Salud mental: un estado de bienestar. Recuperado


de: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs369/es/

Organización Mundial de la Salud (2006). Estudio multipaís sobre salud de la mujer y


violencia doméstica contra la mujer. Hallazgos por país: Perú. Recuperado de:
http://www.who.int/gender/violence/who_multicountry_study/summary_report/chapter1/es/

Organización Panamericana de la Salud. (1997). Por la salud mental. Recuperado


de:http://www.paho.org/salud-en-las-americas-2012/dmdocuments/salud-
americas-1993-1996-vol2.pdf

s.a. (20 de febrero de 2017). ¿Cuál es la situación de la salud mental de los peruanos? El
comercio. Recuperado de http://elcomercio.pe/peru/situacion-salud- menta l-
peruanos-404815

Instituto de Salud Mental Honorio Delgado Hideyo Noguchi. (2012). Estudio


Epidemiológico de Salud Mental en Lima Metropolitana y Callao- Replica 2012.
Anales de Salud Mental, 19(1).

Instituto de Salud Mental Honorio Delgado Hideyo Noguchi. (2008). Estudio


Epidemiológico de Salud Mental en Lima Metropolitana y Callao. Anales de Salud
Mental, 19(1).

Velázquez, T. (2007). Salud mental en el Perú: dolor y propuesta. La experiencia de


Huancavelica. Recuperado de: http://bvs.minsa.gob.pe/local/MINSA/1057_CIES -
IB28.pdf

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