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La vida espiritual nos ayuda a crear vínculos de lealtad, tan fuertes como el
de una familia.
1 Timoteo 1:2 a Timoteo, mi verdadero hijo en la fe: Que Dios el Padre y Cristo Jesús nuestro Señor
te concedan gracia, misericordia y paz.
1 de Timoteo 4:12- 13 Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean
en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y
pureza. 13 En tanto que llego, dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a
enseñar y animar a los hermanos
Al referirnos sobre la lealtad debemos referirnos a la familia, pues con ella casi siempre creamos un
vínculo entrañable, al nacer de nuevo en la fe y activar la vida espiritual adquirimos una nueva
familia, donde construimos lazos tan fuerte similares a de nuestra familia donde nacemos, donde
papa, mama y hermanos edifican con base a este principio.
La familia es el núcleo donde se cimientan los pilares para una mejor sociedad, en ella, la lealtad o
la deslealtad nace , es por ello que al interior de ellas se deben desarrollar este tipo de principios, la
iglesia es un ambiente donde podemos desarrollar y aprender lealtad y de esta manera poder
llevarla a nuestros hogares.
La lealtad siempre te dará fuerzas para continuar.
Mateo 26:39 Nueva Versión Internacional (NVI): 39 Yendo un poco más allá, se postró sobre
su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. [a] Pero no
sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».
Es imposible hablar de lealtad y no hablar de nuestro maestro, de nuestro JESUS, leal por
excelencia, en este texto vemos como JESUS, sabiendo que tenía que morir, sentía un poco
de desanimado para cumplir con esa misión, pero su lealtad con Dios y con nosotros lo
hicieron salir de esa oración fortalecido para continuar.