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Existen registros que indican que ya en Irlanda en el siglo v se utilizan las bolas como
herramientas de adivinación. Sin embargo, no todas eran hechas de cuarzo sino
también eran confeccionadas de aguamarina, el crisoberilo y la obsidiana
En esa época, existían dos maneras de utilizar la bola de cristal. Una sencilla que
consistía en colocarla sobre una mesa en una habitación poco iluminada para tratar de
ver alguna figura que se formara en su superficie e interior. El otro método consistía
en colocar la bola frente al Sol y procurar ver su interior. Sin embargo, esta práctica
no se utiliza en la actualidad ya que lastima severamente los ojos.
Hacia el siglo xv, la contemplación de la bola de cristal era un método usual que
requería de largos rituales de purificación, recitar interminables invocaciones y
realizar otros ritos antes de indicar su contemplar. También se le untaba aceite de
oliva y, en ocasiones, se le ordenaba a un niño impúber que observara el cristal. El
propósito de la mayoría de estos rituales era provocar que apareciera un espíritu
dentro del cristal.
La habitación debe tener luces tenues y la persona que interpretará deberá sentarse
de espaldas a esta fuente de iluminación.
El primer signo de que algo está ocurriendo será que la esfera se nubla. Podría parecer
que se llena de una sustancia blanca lechosa que se agita dentro de la esfera. Relájese
y siga mirando. El color podría cambiar del blanco a otros tonos, pero no todos los
videntes han experimentado este fenómeno. Finalmente se volverá negra.
Al principio de esta labor, muchas personas encuentran difícil avanzar después del
punto en que la bola parece nublarse. Si esto ocurre, envuelva la esfera en terciopelo y
espere por lo menos un día antes de intentarlo de nuevo. Con la práctica las imágenes
aparecerán finalmente.