HYPATIA
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Marcela Lagacde
DE REDAcCION
Ana Rubio
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soledad murillo
Alicia miyaces
Rosalia romero
nocie del nio
amalia Mactin-gameco
antologia
del feminismopeclaracién de seneca ealls
[1848]
‘Aunque es durante la Revolucién francesa cuando, de acuetdo con su
ideal democritico, y como consecuencia natural del derecho de igualdad,
se plantea por primera ver el problema de la emancipacidn de la mujer, no
cabe duda de que es a la mujer de los Estados Unidos a quien cabe cl honor
de haber organizado el primer movimiento feminista. Su fundacién, como
tal movimiento, puede fecharse el 19 de julio de 1848, el dia en que en una
convencidn celebrada en a capilla wesleyana de Seneca Falls, Estado de
‘Nueva York, fue aprobado el documento conocido como «Declaracién de
Seneca Falls». A partir de esa fecha se suceden ininterrumpidamente las
convenciones, los escritos, las peticiones colectivas, las manifestaciones en
pro de los derechos civiles de la mujer americana.
La reunidn se habla convocado para estudiar «l.as condiciones y dere-
chos sociales, civiles y religiosos de la mujer». La Ginica oradora programada
era Lucretia Mott, de Filadelfia, pero la inspiradora del acto fue Elizabeth
Cady Stanton. Y ellas dos fueron también las que redactaron el texto de la
dedlaracién utilizando como modelo la Declaracién de Independencia de
los Estados Unidos.
EI momento no podia ser mas oportuno. América gozaba ya de su plena
soberania, habiéndose constituido en forma de Estado democtatico. En
Europa proliferaban las revoluciones liberales. Era el mismo afio en que
Marx y Engels publicaban el Manifiesto Comunista. Y, pese a que el movi-
mienco feminista era apolitico, no cabe duda de que respondia a un ideal de
igualdad que podia parangonarse con los otros movimientos mundiales que
cenarbolaban, aunque no fuese més que en tcorfa, la bandera de la libertad.
La Declaracién, que consta de doce decisiones, fue lefda ante un audito-
rio integrado por trescientas personas, entre hombres y mujeres. Once deci-
siones fueron aprobadas por unanimidad. La niimero doce, que se reficre alderecho de voto, no fue aprobada més que por una pequefia mayoria, Para
muchas mujeres esta peticién parecia todavia demasiado audaz. A la mujer
atin le quedaba mucho camino que recorrer y muchas metas que aleanzar
hasta conseguir ese derecho, Pero un hecho es irrefutable: que los esfuerzos
aislados de unas cuantas mujeres -y también de algunos hombres- empera-
ban a fructificar, canalizindose en un primer movimicnto organizado y cons-
ciente. Las aisladas rebeldes de antafio habian conseguido al fin sembrar la
inquictud y despertar el deseo de libertad y de justicia entre otras muchas de
sus congéneres, logrando que éstas se unieran en un esfuerzo comiin. Pero
esto no iba a set privativo de los Estados Unidos. También en numerosos pai-
ses del otro lado del Atkintico iban a empezar a unirse las mujeres y a pro-
‘mover movimientos colectivos para luchar por su liberacién. Las hostlidades
fabian quedado rotasy una dura lucha habla dado comienz, “
Texto de la Declaracién
tlrecho ls eyes de a nature ye Did manele on ote sa
justos poderes derivan del consentimiento de ls gobermados. Siempre que
1a iso de la humid cars de sepia eacione y
surpaciones por parte del hombre con respecto 2 la mujer, y cuyo objetivo
seri cl ehableciminto de una siaiaabslua sobre ela, Pra demon
{to someteremos los hechos a un mundo confiado.
'E hombre nunca le ha permitido que ella disfrute del derecho inalienable
del voto
La ha obligado a someterse a unas leyes en cuya claboracién no tiene vox
Le ha negado derechos que se conceden a los hombres més ignorantes ¢
indignos, ano indigenas como extranjeros.
wipréndla prado de este primer derecho de todo ciudadano, el del
sufragio, dejindola ast sin representacin en las asambleas legislacvas, la ha
‘optimido desde todos los dngulos.
‘Si estd casada, la ha dejado civilmente muerta ante I ley.
Laba despojado de todo derecho de propiedad, incluso sobre el jornal que
lla misma gana,
‘Moralmente la ha convertido en un ser isresponsable, ya que puede come-
ter toda clase de dlitos con impunidad, con tal de que sean cometcos en pre-
sencia de su marido. En el contrato de matrimonio se le ha obligado a pro-
eter obediencia a su esposo, mientras que él se convierte, para todos los fines
J prponon ch su amo ya que a ey fe da poder pura pra de libertad y
tara administra castigos.
Perl ba eiborad de tal manera as lye dl dvorio, en cuanto alo que
han de ser sus motivos y en caso de separacién, a quién ha de concederse la
tutorla de los hijos, que no se tiene para nada en cuenta la felicidad de la
sposa ~ pues la ley se basa en todos los casos en la falsa suposicin de la supre
‘macia del varn, dejando todo el poder en sus manos.
Después de despojarla de todos los derechos como mujer casada, si es sol
tera y posee una fortuna, ésta esti gravada con impuestos para sostener un
gobierno que no la reconoce més que cuando sus bienes pueden sere rentable.
“El ha monopolizado casi todos los empleos lucrativos, y en aquellos que
ella puede desempefiar no recibe més que una remuneracién misrtima. Elle
ha cerrado todos los caminos que conducen 2 la fortuna y la fama, y que él
honrosos para él. No se la admite ni como profesor de medi-
comiders
ina, ni de teologia ni de derecho.
Te ha negado a oporcunidad de recibir una educacién adecuads, puesto
aque todos los colegios estin cerrados para cl
“Tanto en la Iglesia como en el Estado no le permite que ocupe mis que
tuna posicién subordinada, pretendiendo tener una auroridad apostlica que
la excluye de todo ministero y, salvo en muy contadas excepciones, de toda
participacin pablicaen los asuntos de la Iglesia
Ha creado un sentimiento piblico flo al dar al mundo un cédigo de
moral diferente para cl hombre y para la mujer, segin cl cual certs delitos
morales que excluyen ala mujer de la sociedad, no slo se coleran en el hom
bre, sino que se consideran de muy poca importancia en dl
a usurpado incluso las prerrogaivas del mismo Jehové, al pretender que