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Dr.

Juan Scheputz
Necesidades sociales, físicas y psicológicas

Todo ser humano tiene necesidades sociales, físicas y psicológicas que


deben satisfacerse para que gocen de una buena salud mental. ¿Cuáles son
algunas de ellas? La aprobación por parte de quienes le rodean, sentirse
seguro y con manejo del entorno en el que se desenvuelve, la satisfacción
de conquistar nuevas metas y de realizarse en aquello que desean.
Cuando alguien busca su ayuda como Consejero Cristiano, es el primer
aspecto que debe considerar aquélla persona, en lo más íntimo de su
corazón, desea estar bien. ¿Por qué solicitan ayuda? Porque sienten
amenazado el propósito de estar y sentirse bien.
No hay absolutamente que rechace la aceptación de alguien o de un grupo,
en el que se valore apropiadamente su individualidad, se le respete y se le
conciba como alguien digno.
Ahora, entre las necesidades físicas hallamos la de alimentarse, el bienestar
en cuanto a salud y cubrir sus necesidades sexuales (aunque pareciera que
hay quienes consideran que éste no constituye un aspecto que pueda ser
considerado como "necesidad" natural en todo individuo). Y en último
renglón están las necesidades psicológicas entre las que identificamos el
anhelo de felicidad, de ser libre para actuar y de liberar sus capacidades
para alcanzar aquellas metas que guardan en su corazón.
Es por esta razón que el manual de consejeria se apoya en la construcción
del crecimiento y desarrollo humano, elaborado para coordinadores de
centros de capacitación, para maestros que sirven dentro de un ministerio o
para cualquiera que se sienta capacitado de dar consejeria e intervención en
crisis. Utilizando los primeros auxilios psicológicos ( reducir la mortalidad,
dar apoyo inmediato y conectarse con los recursos de ayuda) con el fin de
impulsar hacia mayor búsqueda en este interesante ámbito.

Capitulo I
Que Es Un Consejero
Un consejero es una persona que ha hecho un compromiso de ayudar a otros,
siguiendo un proceso de entrenamiento, que implica tanto el conocimiento de la
naturaleza de desarrollo humano, como de ciertas destrezas básicas para la
conducción del mismo.
Un consejero cristiano es aquella persona que guiada por el espíritu santo y
tomando como base las Sagradas Escrituras ofrece ayuda a una persona que
cursa por una situación de crisis personal o familiar.
La consejería cristiana es un ministerio de librar a las personas de las ataduras
emocionales que les impide la felicidad y una vida victoriosa en Cristo. En el
momento de recibir la salvación, Jesucristo nos perdona nuestros pecados y
los echa al fondo de la mar, sin embargo, en muchas personas, quedan heridas
emocionales que necesitan ser sanadas. Esto también es parte del proceso de
crecimiento espiritual y un gran paso hacia la santidad. El consejero cristiano
es el instrumento de Dios para la liberación emocional y para encaminar al
creyente hacia una vida plena en donde puede ser de bendición para otros
Quienes Buscan Ayuda
-La iglesia es una institución abierta, llega todo tipo de personas con diferentes
necesidades, por lo que debemos considerarla como una “Comunidad
Terapéutica” donde llegan almas heridas, cargadas de sentimientos de culpa,
destrozadas por los vicios, dolidos por los efectos de malas decisiones
tomadas; otros vienen de hogares desintegrados por la violencia, el abuso, la
infidelidad. Muchos están atravesando trastornos de ansiedad, depresión,
alteraciones psicosomáticas, entre otros.
-Esto nos lleva a concluir que un siervo de Dios debe tener conocimientos
básicos sobre los trastornos mentales, lo mismo que saber diferenciarlos de las
posesiones diabólicas o luchas espirituales.
La Misión De Un Consejero
¿Comprende la enorme responsabilidad que le asiste? Ante sus ojos esta
alguien muy particular. Debe tomar nota de todos los aspectos que aborda
durante la conversación, identificar detalles, tener claro que indistintamente
de los errores que haya cometido, está buscando ayuda.
En cumplimiento de su misión, en su condición de Consejero se orientará a
disminuir el impacto de las emociones destructivas en el individuo que pide
orientación.
¿Cuáles? Enojo, angustia, ideas preconcebidas de que quitarse la vida es la
única solución. Solo de esta manera podrá pensar con lucidez y encontrará
–con la ayuda y poder de Dios—el camino a la solución del problema que
enfrenta.
Usted llevará al aconsejado a valorarse como persona, quitándole toda
concepción de que "no vale la pena" y, paso a paso conforme va ayudando
a despejar el estado de ánimo que le asiste, le ayudará a identificar cuál es
el verdadero problema.
Supongamos que alguien consulta porque tiene problemas en el hogar. Su
inquietud es que, desde que está la suegra en casa, tiene problemas
constantes con la esposa. En su criterio, es la esposa con quien tiene
dificultades y por tanto ella es la "culpable".
El asunto, como podrá notarlo con calma, no está en la cónyuge de aquél
individuo sino en la importancia de resolver el verdadero problema: ¿qué
hacer con la suegra que interfiere en la relación de pareja?
En quien consulta usted ayudará a que identifique cuando es el culpable,
asuma la responsabilidad y se comprometa en la búsqueda de alternativas o
salidas a la situación que enfrenta.
Ayudará al asesorado a utilizar sus recursos interiores y a echar mano de
los de Dios en los momentos de crisis. No podrá depender siempre ni del
pastor ni del Consejero.
El Consejero Y Su Papel Como Escucha
La Consejería reviste singular importancia para la Iglesia. Los estudios
revelan la existencia de gran número denominaciones en las que llegan almas
con regularidad a los pies de Cristo pero, en breve, abandonan el lugar. ¿La
razón? Adolecen de quien se interese de corazón por los nuevos convertidos.
Pero hay algo más: quienes llegan a las iglesias generalmente enfrentan
problemas y andan en búsqueda de respuestas a sus interrogantes y, ¡no hay
quien los escuche y atienda.
El Consejero debe preocuparse por las personas. Dios mismo lo manifestó así
cuando se refiere al cuidado que tiene por su pueblo: "Como pastor
pastorea a su rebaño; recoge en brazos a los corderitos, en el seno los
lleva, y trata con cuidado a las paridas"(Isaías 40:11 Biblia de Jerusalén),
y también: "Buscaré la oveja perdida, tornará a la descarriada, curará a la
herida, confortará a la enferma..."(Ezequiel 34:16 Biblia de Jerusalén).
Un ministerio en la iglesia no será eficaz en la medida en que el bienestar de
las almas no representen preocupación en nuestro corazón; si las miramos
con indiferencia, iremos en contravía de una actitud que identificaba al Señor
Jesucristo.
En cierta ocasión "... al desembarcar, vio a mucha gente, sintió
compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y
se puso a enseñarles muchas cosas"(Marcos 6:34 Biblia de Jerusalén).
Una primera tarea, entonces, es sentir compasión por todas las personas que
no tienen a Cristo como su único y suficiente Salvador. De lo contrario,
debemos pedir a Dios en oración por millares hombres y mujeres que parten a
la eternidad sin Jesús el Señor en sus corazones. La segunda tarea,
desarrollar un principio fundamental en nuestra condición de consejeros, y es
aprender a escuchar.
Dominar La Tendencia De Hablar
Una tendencia común entre quienes ocupamos cierto grado de
responsabilidad o liderazgo en la iglesia, es que hablamos más de lo que
escuchamos.
Es cierto que en los evangelios hallamos diversas escenas en las que el
Señor Jesús es quien asume una actitud proactiva al intervenir, pero hay que
tomar nota del buen número de diálogos que sostenía con las personas, a
quienes escuchaba con detenimiento.
Quiero aludir a dos ejemplos específicos. El primero, el encuentro que
sostiene con una mujer, la samaritana. La historia la ubicamos en el Evangelio
de Juan, capítulo 4, versículos del 1 al 26. La segunda, la breve aunque
profunda conversación que sostuvo con una mujer adúltera. También se
encuentra en el relato de Juan. Quienes deseaban apedrearla, tras la
intervención del Maestro, se alejaron. "... y se quedó Jesús con la mujer,
que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: Mujer, ¿dónde
están? ¿Nadie te ha condenado? Ella respondió: Nadie, Señor. Jesús le
dijo: Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más"(Juan
8:9-11. Biblia de Jerusalén).
Cuando nos encontramos frente a alguien que viene en procura de
orientación con fundamento en principios bíblicos, además de amabilidad
debemos expresar el deseo que tenemos de oírle. Hay que darle plena
libertad para que se exprese, sin poner límites, los cuales podrían estar
representados en mirar constantemente el reloj o quizá, preguntar por el
intercomunicador a la secretaria si hay llegado alguien a buscarnos.-
Aunque parezca gracioso, son estrategias que utilizan algunas personas que
se desenvuelven en el campo de la Consejería para hacer entender con
actitudes y gestos, que el tiempo del interlocutor ha terminado o, al menos,
que está llegando a su límite.
Como ya hemos visto una serie de elementos relacionados con el ser humano
y su mundo interior, lo esencial es que usted asuma la disposición de oír a
quien tiene enfrente con el propósito de reunir los elementos de juicio que le
ayuden en el proceso de diagnóstico.
Mientras hable la persona que solicitó aconsejamiento, mírela con
detenimiento y vaya tomando apuntes. Haga el mayor número posible de
anotaciones: me refiero a los hechos y detalles que, aunque luzcan
intrascendentes a primera vista, pueden resultar de significativa importancia.
¿Cuántas Sesiones Deben Emplearse?
Usted deberá emplear cuantas sesiones considere oportunas. Puede que con
la primera entrevista—la cual generalmente dura entre cuarenta y cinco
minutos o una hora--, considere que tiene todos los elementos necesarios
para orientarle. Sin embargo no olvide que en la Consejería Cristiana—a
diferencia de la psicología—median la oración, la sanidad interior y la
orientación con base en los principios trazados por la Biblia. Por tanto, no
debe apresurarse.
Usted debe estudiar la integralidad del individuo y no permitir que lo muevan
las apariencias. Es importante que tome tiempo para orar por el asunto y
tener claridad respecto al direccionamiento que brindará.
Deberá revisar los apuntes. Lo hará con sumo cuidado. No tenga afán al
hacerlo. De su habilidad en este aspecto depende la eficacia de su trabajo
como ministro cristiano en el área de la Consejería.
Como Aconsejar (Proceso De Consejeria)
Esta se llevará acabo en dos posibles ambientes:
1. En el lugar donde se presenta la crisis
2. En un espacio pre-establecido en la iglesia
El papel del consejero en este primer contacto es
Atender, o sea prestar atención Física y Psicológica.
- Escuchar activamente
-Reuniéndose en un lugar que sea cómodo y privado.
-Aceptando a la persona tal y como es, como un ser humano.
-Escuchar lo que dice y como lo dice.
-Poniendo atención a su tono de voz, sus palabras y gestos.
-Manteniendo contacto visual sin ser grosero.
-Haciendo sonidos como “aja”, “Siga”, “Mm.”.
-Tratando de mostrar empatía con la persona.
-Dejando hablar a la persona.
-Escuchar atentamente en lugar de estar pensando en lo que va a decirle.
-Salga de su escritorio y siéntese frente a la persona.
Facilitar La Acción Del Aconsejado
-En esta etapa ya estamos listos para ayudar al aconsejado a tomar acciones,
decisiones, a desarrollar un plan de acción que sea el más adecuado para la
crisis que esta viviendo.
Tome conciencia que la decisión es de la persona, no suya, usted solo es un
auxiliar del Espíritu santo, un instrumento que ha ayudado a la persona a ver
su situación y luego tomar las mejores decisiones.
Ejemplo: I
-Problema: Perdí mi trabajo
-Situación Real: Necesito un trabajo.
Acción: voy a buscar un trabajo.
Ejemplo: II
Problema: Le fui infiel a mi pareja
Situación Real: He roto mis lazos matrimoniales.
Acción: Si deseo restablecer mi relación debo pedir perdón como primera
acción, o si creemos que nuestra relación ha sido tan dañada, pues debo
decidir como adulto que otra acción tomar.
Capitulo II
Principios Fundamentales Para La Consejería
1. Un consejero debe comprender sus fortalezas y limitaciones.
Un consejero en un ministerio activo no puede darse el lujo de escoger si
quiere o no hacer conserjería. Mientras haya gente con problemas en la iglesia,
el pastor va a ser llamado para aconsejar. Entonces la verdadera cuestión es si
uno mismo se prepara para aconsejar de la mejor forma posible o lo hace de tal
manera que no ayuda a nadie.
Sin embargo, la iglesia ha llegado al entendimiento de que un consejero
cuidadoso, sensible, puede ser muy eficaz en ayudar a las personas a resolver
sus problemas. El secreto es saber cuándo la situación nos rebasa y, entonces,
saber referirla a un profesional. Hay algunas personas que nunca van a aceptar
acudir a un profesional. Otros no tienen los recursos para pagar por ayuda
profesional aunque pueden necesitarla y desearla.
2. Cada persona que viene en busca de ayuda fue creada a la imagen de
Dios y tiene valor.
Así como Jesús valoró a las personas que no eran apreciadas por la sociedad,
como el recaudador de impuestos, los leprosos y las prostitutas, el consejero
debe resistir a la tentación de subestimar a las personas por el estatus social,
la apariencia personal o las actitudes chocantes. La callada actitud de
aceptación puede ser una estruendosa palabra para aquellos que dudan del
amor de Dios hacia ellos.
3. La meta principal de la consejería es ayudar al aconsejado a resolver
sus problemas y encontrar plenitud en Cristo.
Este enfoque en los temas espirituales diferencia a la consejería cristiana de la
consejería secular. La preocupación del consejero es, primero que nada, el
cuidado de las almas. Muchos, si no la mayoría de los problemas que las
personas enfrentan, tienen algo que ver con la dimensión espiritual.
El consejero está equipado, de manera especial, para hacer consejería
espiritual por la preparación bíblica que es requerida para el ministerio. De
todas maneras, ayudar a personas con necesidades espirituales requiere gran
talento y una dependencia en la guía del Espíritu Santo.
4. Cada persona tiene el derecho de decidir si recibe ayuda o la rechaza.
Parte de lo que hace a los humanos únicos en medio de la creación de Dios es
el derecho dado por Él para hacer decisiones. Jesús tuvo una genuina
compasión por el joven rico en Marcos 10. Cuando Cristo le compartió el único
requisito que le faltaba para que experimentara la vida eterna, a ese hombre se
le dio la oportunidad de decidir. El joven escogió los tesoros terrenales en vez
de los tesoros celestiales y se fue triste. Jesús no corrió tras él porque sabía
que cada uno tiene el derecho de escoger su propio destino. Un consejero
puede ofrecer ayuda y asistencia, pero el individuo en necesidad debe estar
dispuesto para recibirla.
5. La consejería es el trabajo cooperativo del consejero y del aconsejado.
El aconsejado no puede entrar en una relación de consejería esperando que el
consejero le resuelva todo sus problemas. El consejero, por su parte, no puede
sentarse y permanecer impasible ante el aconsejado mientras éste batalla solo
para resolver sus problemas. La consejería es más que solamente dar
consejos. La consejería eficaz involucra trabajo en equipo, un compromiso de
todas las partes preocupadas en trabajar juntos para llegar a una solución
satisfactoria.
6. El consejero debe hacer uso de los recursos espirituales de la iglesia.
Los consejeros tienen la oportunidad de usar la Escritura para discernimiento,
instrucción, esperanza y fe en una situación de consejería. Asignar tareas que
impliquen el uso de la Biblia, también pueden ser de ayuda y apoyo entre
sesiones. La oración puede ser una herramienta muy poderosa para ambos, el
consejero y el aconsejado. La oración de confesión y perdón puede ser una
herramienta poderosa para traer sanidad espiritual al alma. La tradición de la
iglesia también incluye el uso de los sacramentos, el ungimiento y la imposición
de manos para la sanidad.
En la actualidad, hay abundante literatura cristiana que los consejeros pueden
usar como una forma de extender los beneficios de las sesiones de consejería
al aconsejado. La congregación misma es un recurso grandioso. Hay gente con
habilidades y recursos que pueden ser usados para solucionar muchos
problemas. Cada consejero debería comprender la necesidad de depender en
la guía del Espíritu Santo para discernir respecto a la ayuda a personas en
necesidad. El Espíritu también puede estar trabajando en el corazón y la mente
del aconsejado para dar entendimiento propio y un deseo de hacer las
decisiones espirituales correctas.

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