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En términos prácticos, esto significa ser consciente de las emociones que se hallan tras
nuestro comportamiento, así como en impacto que ejercen en las demás personas (positiva
y negativamente), además de aprender cómo manejar esas emociones, tanto nuestras como los
otros, especialmente cuando estamos bajo presión.
Las emociones que percibimos pueden tener a una gran variedad de significados. Si alguien
está expresando emociones de ira, el observador debe interpretar la causa de su ira y lo que
podría significar. Por ejemplo, si nuestro jefe está actuando de manera airada, podría significar
que está insatisfecho con nuestro trabajo, o tal vez que tiene un exceso de carga laboral o que
ha estado discutiendo con su esposa por la mañana.
La capacidad de gestionar con eficacia las emociones es una parte crucial de la Inteligencia
Emocional. La regulación de las emociones, responder de manera apropiada, y saber cómo y
cuando responder a las emociones de los demás, son todos aspectos importantes de la gestión
emocional.
Breve cronología de la Inteligencia Emocional
1940 – David Wechsler sugiere que los componentes afectivos de la inteligencia pueden ser
esenciales para el éxito en la vida.
1950 – Los psicólogos humanistas como Abraham Maslow describen cómo la gente puede
construir su fuerza emocional.
1975 – Howard Gardner publica “La mente rota”, donde introduce el concepto de las
Inteligencias Múltiples.
1985 – Wayne Payne introduce el término Inteligencia Emocional en su tesis doctoral titulada
“Un estudio de la emoción: el desarrollo de la inteligencia emocional”.
1990 – Los psicólogos Peter Salovey y John Mayer publican su artículo de referencia,
“Inteligencia Emocional”, en la revista La imaginación, la cognición y la personalidad.
Daniel Goleman describe así la Inteligencia Emocional como la capacidad de una persona para
manejar sus sentimientos de manera que esos sentimientos se expresan de manera adecuada y
efectiva. De acuerdo con Goleman, la Inteligencia Emocional es el mayor predictor de éxito en
el lugar de trabajo.
La importancia de la Inteligencia Emocional
Los expertos coinciden en que este tipo de inteligencia juega un papel vital en el éxito tanto
personal como profesional, siendo incluso más importante que el cociente intelectual. En
cualquier caso, la Inteligencia Emocional parece estar vinculada a todo, desde la toma de
decisiones para el rendimiento académico.
Entonces, ¿qué se necesita para ser emocionalmente inteligente? Daniel Goleman habla de
cinco componentes críticos de la Inteligencia Emocional.
Esta es la forma en que nos damos cuenta de nuestras emociones y somos capaces de
evaluarlas. La mayoría de nosotros estamos tan ocupados con la rutina diaria, que rara vez nos
paramos a pensar en cómo estamos respondiendo a las situaciones y cómo nos encontramos. La
otra forma de conciencia de uno mismo es el reconocer las emociones de los demás hacia
nosotros. Esto a menudo es difícil debido a que tendemos a ver lo que queremos ver y solemos
evitar pedir a los demás opiniones si creemos que van a resultar incómodas para nosotros.
Las personas con un buen nivel de autorregulación tienden a ser flexibles y adaptarse bien a los
cambios. También son buenas en la gestión de conflictos y la difusión de situaciones tensas o
difíciles. Goleman también sugiere que las personas con fuertes habilidades de autorregulación
siguen su camino sin desviarse de él. Son capaces de influir positivamente en los demás y
asumir la responsabilidad de sus propias acciones.
Habilidades sociales o relaciones interpersonales
En los entornos profesionales, las personas con buenas habilidades sociales son capaces de
construir buenas relaciones y conexiones con los compañeros de trabajo, saben desarrollar una
fuerte relación con líderes, iguales y subordinados. Algunas habilidades sociales importantes
incluyen la escucha activa, habilidades de comunicación verbal, habilidades
de comunicación no verbal, liderazgo y capacidad de persuasión.
Ser empático también permite a la gente entender la dinámica de poder que a menudo influyen
en las relaciones sociales, especialmente en los lugares de trabajo. Los que tienen una buena
competencia en esta área, son capaces de ejercer una correcta influencia en las relaciones,
comprender cómo funcionan los sentimientos y comportamientos, e interpretar eficazmente las
diferentes situaciones que giran en torno a este tipo de dinámicas de poder.
Automotivación
Las personas que son competentes en esta área tienden a estar orientadas hacia la acción. Se
fijan metas, tienen una alta necesidad de logro y siempre están buscando maneras de hacerlo
mejor. También tienden a mostrarse muy comprometidas con los temas sociales y son buenas
tomando la iniciativa para llevar a cabo gran diversidad de tareas.
¿Qué es la Inteligencia
Emocional?
La IE examina la importancia de la faceta emocional como elemento
clave en la inteligencia.
La Inteligencia Emocional es uno de los conceptos clave para comprender el
rumbo que ha tomado la psicología en las últimas décadas.
De un modelo preocupado fundamentalmente en los trastornos mentales por un
lado y por las capacidades de razonamiento por el otro, se ha pasado a otro en el
que se considera que las emociones son algo intrínseco a nuestro comportamiento
y actividad mental no patológica y que, por consiguiente, son algo que debe ser
estudiado para comprender cómo somos.
Así pues, la Inteligencia Emocional es un constructo que nos ayuda a entender de
qué manera podemos influir de un modo adaptativo e inteligente tanto sobre
nuestras emociones como en nuestra interpretación de los estados emocionales de
los demás. Este aspecto de la dimensión psicológica humana tiene un papel
fundamental tanto en nuestra manera de socializar como en las estrategias de
adaptación al medio que seguimos.
3. Automotivación
Enfocar las emociones hacia objetivos y metas nos permite mantener
la motivación y establecer nuestra atención en las metas en vez de en los
obstáculos. En este factor es imprescindible cierto grado de optimismo e
iniciativa, de modo que tenemos que valorar el ser proactivos y actuar con tesón
y de forma positiva ante los imprevistos.
Referencias bibliográficas: