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LA MIRADA MENTAL
DESARROLLO
DE LAS CAPACIDADES
COGNITIVAS INTERPERSONALES

Ángel Riviére y María Núñez

Colección dirigida por Mario Carretero,


Catedrático dePsicología Cognitiva
de la Universidad Autónoma de Madrid

AIQUE
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200088 -*
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índice
i
f
i Prefacio ^
€ Teoríade la Mente y Educación

Capítulo 1 v x T7
i Investigaciones empíricas sobre las destrezas mentabstas . 17

Algunas observaciones sobre altruismo, maquiavelismo ^
y la naturaleza humana
C La Teoría de la Mente en antropoides ^
C ylas hazañas de Sarah
Teoría de la Mente yengaño táctico

El experimento de la "falsa creencia" yla Teoría ^
C de la Mente en el niño
C El engaño táctico en el niño
i
El desarrollo de la Teoría de la Mente yel papel
facilitador del engaño en las tareas de falsa creencia.. . 51
I Teoría de la Mente, comunicación y ^
C un poco de filosofía
Teoría de la Mente y autismo
i
i Capítulo 2
i El desarrollo de las capacidades interpersonales.
Explicaciones teóricas de las destrezas mentalistas ^
i
en el niño
i J.&.B.N. 950-701-3440C Pensamiento, imaginación y afecto
i Primera edición en la actividadmentalista . .'
El papel de las emociones ylos afectos en el origen ^
i de la intersubjetividad ; •o

4 Simulación eimaginación en la actividad mentalista: ^


el modelo de Harris 5
4
4
4
i
4
La Teoría de la Mente como modelo conceptual 97
La comprensión de la mente como sistema
representacional: la teoría de Perner 100 Prefacio
El "módulo mentalista" y las metarrepresentaciones:
la teoría de Leslie 107
Teoría de la Mente yEducación
Las falsas fotografías y las falsas creencias 119

Bibliografía 125
educación se han basado »-^ ^ doadcsve-
dicoLomia falsa, que sólo «"«'^.Ltaosa,adis-
lars. graciasala|«-«*"""££
yuncían enu-e el "desam*cogn»<^>por u„a par,e,,el
Mt „„ polo *-
sancllo social-, por «~«*££So es InconsistenK
cognltivo yotro socal del ^rr°'
con lo
dc las fu„c¡o-
qu° sabemos sobre
Iscogniúvas .« "««^^^
hn^y-duc -n^ muy^^ lirada
de la inteligencia. Hay argum üenenunon-

gen social, como b«me ^.^


esp. de 1995;Baquero^riorización, en la ontogénesis,
1988) yse derivan de la mteno
de
^ una pers_
formas de relación *<*^£ZJa***-*<**
pectivafflogenética,cadavezes^ ^ rd in.
Lpresiones selectivas °^unpapel decisivo enlaconfor
^específicatuvieron V^» P¿modo peculiar de éb
mación
borar eldeconocimento
la *"*^%^***^^**
que caracte ^ ^ ^^
„ especie (Humphrey, 983^ ^ ^^condu
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cidad "desapasionada ysolitaria a i
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impersonales, independiente de las interacciones humanas, En realidad, uno de los obstáculos epistemológicos más senos
tiene raíces muy viejas en el pensamiento occidental. En él ha con que se encuentran los niños en la escuela es el de la exi
predominado sistemáticamente el interés por la primera de las gencia de realizar actividades intelectuales cada vez más inde
dos formas de lainteligencia, a las que los griegos designaban pendientes de propósitos e intenciones humanas, para cuya
con los nombres de "nóus" y "métis". Puede concebirse aqué comprensión su mente parece estar especialmente preparada
lla como una inteligencia parmenídea, la relacionada con la (Donaldson, 1979). La comprensión de las representaciones
capacidad de organizar un mundo abstracto, estático e imper científicas del mundo natural, en las que las explicaciones in
sonal de relaciones invariantes. Ésta, como una inteligencia tencionales ymentalistas son sustituidas por relaciones meca-
-una forma de conocer- heraclítea y dinámica, mucho más li
nicas opor formulaciones matemáticas, es un proceso difícil
gada a los contextos interpersonales yprácticos, relacionada debido, entre otras cosas, aque los niños parecen tener una in
con la sagacidad ylas capacidades que se ponen enjuego en teligencia social antes que física, propensa ala comprensión
las complejas yveloces interacciones entre personas. La incli del mundo con los instrumentos intelectuales que se uülizan
nación estática y parmenídea del pensamiento platónico es para la interpretación de las acciones einteracciones huma
uno delos factores que explican lapropensión del pensamien nas Es bien sabido que el animismo es un fenómeno universal
to occidental a desatender, cuando no a despreciar, aquellas en el pensamiento infantil (Delval, 1975). Constituye, en reah-
capacidades cognitivas que sirven de fundamento alas compe dad la expresión más clara de que en el hombre existe una
tencias sociales (Detienne yVemant, 1988). Laherencia filosó cierta prioridad genética de la "métis" en relación con el
fica de la psicología científica ysu origen cultural occidental "nóus" Una prioridad de lo que Bruner ha denominado "inte
explican en parte el olvido de todo un ámbito de las capacida ligencia narrativa" con respecto ala "inteligencia paradigmáti
des cognitivas humanas: aquél que hace referencia a la inteli ca" (Bruner, 1986).
gencia práctica e interpersonal. Ello ha llevado a una visión El animismo es la tendencia a explicar la naturaleza en
amputada, insuficiente, de la inteligencia, que ha tenido a términos de creencias ydeseos. Esos conceptos, las creencias y
nuestro entender unas consecuencias enormes en la educa
los deseos, son los cimientos principales de que se sirve la "me-
ción yen la representación que la psicología científica ha pro tis" ytambién la inteligencia narrativa de que habla Bruner.
Forman parte de un sistema conceptual que nos sirve para pre
puesto de la mente humana. decir, comprender, interpretar, explicar la conducta propia y
Los niños pequeños, los niños que comienzan a ira la
escuela, no quedan reflejados de forma completa en las imáge ajena. Si no fuésemos capaces de atribuir creencias ydeseos a
nes de maquinarias de procesamiento en frío de la informa nuestros semejantes, la conducta de éstos nos sería incompren
ción, ni deseres capaces o incapaces de realizar tareas "opera sible Sería como un libro escrito en un idioma extraño. Toda c

3
torias" de abstracción de invariantes, conservación de relacio nuestra vida de relación se basa en supuestos tales como que V
S
a
v
6 nes, etc. Aun siendo importantes, las competencias de abstrac
los demás-como nosotros mismos- tienen representaciones e
í ción de relaciones invariantes en el mundo físico no constitu
>intenciones, creencias ydeseos, recuerdos ypercepciones. Los
S yen sino una parte de las capacidades cognitivas de los niños. humanos no sólo tenemos una mente, sino que sabemos que 5
5
10 los otros humanos la tienen. Constantemente "leemos" la men a la educación los nuevos conocimientos desarrollados en
te de los otros en susexpresiones y sus acciones, en sus pala investigación evolutiva sobre la Teoría de la Mente.
brasy sushechos. Sin esa capacidad no sería posiblecompren En el resto de estelibro, por ello, no volveremos a hab
der la naturaleza de la inteligencia humana ni los secretos de directamente de educación. Deberá ser la propia lectora o1
su origen. Los humanos somos "mentalistas" hábiles, vemos el tor quien analice lasconsecuencias educativas de las investí
mundo con una "mirada mental" o, como prefiere decir el fi ciones y teorías evolutivas que se presentan en el libro. 1*
lósofo Daniel C. Dennet (1991), nos enfrentamos a él con una proponemos, entonces, dar algunas pistas en este prólogo
"actitud intencional". Una actitud que consiste en compren bre elvalor que puede tener para la comprensión de la edu
der racionalmente la conducta como producto de las creen ción el estudio de las habilidades mentalistas humanas. Cr
cias y los deseos. Si no tuviéramos esa actitud intencional, esa mos que, del mismo modo que el estudio psicológico de
mirada mental al otro y a nosotros mismos, los humanos sería Teoría de la Mente ha permitido desvelar una parte de la "
mos incapaces de hacer cosas tales como compartir ideas a tra ra oculta" de la mente, laincorporación de este concepto a
vés de actividades comunicativas complejas, en que las mentes investigación yla reflexión educativa puede revelar aspee
se adaptan mutuamente en relaciones recíprocas muy sutiles. esenciales de la parte más compleja, oculta y desconocida i
Tampoco seríamos tan sagaces en el engaño y su detección co planeta de la educación. ¿Por qué?
mo lo somos realmente. Fijémonos en lo quehace un profesor. Suactividad e»
Este libro trata sobre los orígenes y la naturaleza de esa cial —se ha dicho muchas veces, sin comprender bien las i
mirada mental, tan propia de los seres humanos. Como el lec plicaciones de esta afirmación— consiste esencialmente en
tor descubrirá enseguida, los psicólogos hemos utilizado un municarse. La forma de comunicación específica de la edu
término extraño para referirnos a la capacidad mentalista hu ción, que se denomina "comunicación declarativa" o tambi
mana: 'Teoría de la Mente". Llamamos así a la competencia de "ostensiva" en la psicología actual de la comunicación, pre
atribuir mente a otros, y de predecir y comprender su conduc pone lanoción deque los otros son seres con mente, ymás ¿
ta en función de entidades mentales, tales como las creencias de eso, una compleja y sutil adaptación, generalmente de
y los deseos. En los últimos años, el estudio de esa competen adulto con mayores conocimientos ycapacidades, a las men
cia se ha convertidoen uno de losfocos de investigación prim. de otros niños o adultos menos capaces. La actividad de co
cipales en psicología evolutiva y comparada. Abre perspectivas truir conocimientos, que se produce en los ámbitos escolar
de un alcance enorme a la comprensión de las capacidades consiste muy frecuentemente en la interacción entre men
cognitivas humanas, y a la comprensión de los procesoseduca desiguales. Para que la mente A tenga éxito en esa activid i
tivos. Por ello, la presentación de resultados recientes de inves constructiva, es necesario que su representación de loque 1 I
tigación sobre la Teoría de la Mente —que es el propósito de ysucede en las mentes B, con lasque se comunica, seaadeci
este libro— tiene una cabida clara en una colección sobre "Psi da. Porejemplo, si un profesor atribuye a sus alumnos más .
Í cología Cognitiva y Educación", a pesar de que aún no se ha nocimientosque los que realmente tienen, tenderá a tratar i
1 iniciado siquiera la gigantesca tarea de aplicar explícitamente informaciones nuevas como si fueran "dadas" para ellos.
2
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mas simbólicos y procesos de aprendizaje más específicos del 13
12 discurso educativo resultará difícil de comprender por los
hombre.
alumnos, que no poseen los esquemas yconceptos, los conoci
Cuandolosniñosacceden a la escolaridad obligatoria (a
mientos previos que permiten unaconstrucción adecuada del
los cinco o seis años) ya han desarrollado habilidades menta-
conocimiento. Por el contrario, si un profesor atribuye a sus
alumnos menos conocimientos, capacidades o esquemas que
listas complejas, que aseguran su comprensión de los otros y
de sí mismos como seres dotados de representaciones menta
los que realmente tienen, tenderá a tratar las informaciones
dadas como si fueran nuevas. ¡Nada más desmotivante que ese
les, que dirigen la conducta. La señal inequívoca de que los ni
ños son capaces de comprender que los congéneres son seres
profesor dedicado a repetir machaconamente lo conocido y dotados de una "mente representacional" es la competencia
obvio!
de darse cuenta de que las representaciones pueden ser falsas.
Cuando analizamos la tarea del profesor desde la pers
Es decir, nocoincidentes con la realidad ni con las propias re
pectiva de la actividad mentalista humana, de laTeoría de la presentaciones. Todos los psicólogos evolutivos están de acuer
Mente, nos damos cuenta de que en realidad exige, en grado
do en que los niños de cinco años, aproximadamente, son ya
eminente, competencias muy complejas de adaptación menta-
capaces de comprender que las personas pueden tener creen
lista. Elbuen profesor es un buen comunicador, que tiene que
cias falsas sobre las situaciones, yde crear intencionadamente
representarse ensu propia mente las representaciones mentales tales representaciones falsas en situaciones de engaño delibe
que tienen sus alumnos, y adaptar a esa representación —que rado yestratégico. Estas habilidades se corresponden con otras
no es estática, sino dinámicay fluida— los procesos de selección
de las ideas que transmite, el ritmo y la naturaleza de la trans
de matiz más "positivo" —si se quiere decir así—, yque impli
can capacidades sociales yde cooperación interactiva necesa
misión. La construcción del conocimiento en la escuela de
pende de procesos de "reconstrucción recíproca" de los esta
rias para el trabajo escolar, yque se dan por supuestas en el
momento en que comienza la educación formal obligatoria.
dos mentales de los individuos que se relacionan en ella. En
Sucede, además, que lapropia educación va acontribuir
esa reconstrucción recíproca, los aprendices también realizan
al desarrollo de competencias mentalistas muy complejas, en
una actividad compleja, que no podría explicarse sin tener en
tanto no sólo pretenda el desarrollo de la "inteligencia para
cuenta sus destrezas mentalistas. Las raíces primeras del apren
dizaje humano deben buscarse en las competencias y motiva
digmática" de que hablaba Bruner, sino también de la inteli
ciones intersubjetivas que llevan a los niños a identificarse con
gencia narrativa. Ésta está íntimamente relacionada con des
trezas de ficción, que permiten al niño diferenciar progresiva
los adultos, a tratar de detectar las intenciones y propósitos de
mente mundos imaginarios, "realidades mentales y mundos
éstos. Colwin Trevarthen (1982) ha desarrollado persuasiva
mente la idea de que los niños poseen "motivos primarios pa
posibles", por utilizar de nuevo términos de Bruner {op. at.), 3
3
ra cooperar y entenderse", que se expresan desde las finas
que son al tiempo fundamentos yresultados de la creatividad c

c
humana. El lector podrá comprobar en las últimas páginas de
£ adaptaciones expresivas que se producen en los primeros me •s
este libro hasta qué punto existe una íntima conexión evoluti í-

ses de vida y que constituyen los fundamentos sobre los que s


va entre el desarrollo de las capacidades de la Teoría de la 3
6 pueden levantarse posteriormente los desarrollos de los siste
.3
14
Mentey el de las competencias de ficción. Sin estas últimas, la
pretensión de la escuela de llevar al niño más allá de las reali ta dar lugar a esta especie nuestra que une las más engañe
dades inmediatas yliterales, hacia mundos cada vez más aleja "artimañas de la inteligencia" (Detienne yVernant, 1988) a
dos de la experiencia perceptiva inmediata, sería imposible. más complejas formas de cooperación y comunicación,
En realidad, la capacidad humana de hacer y comprender también en la escuela tienden a seleccionarse los individ
ciencia sederiva, en buena parte, delade.imaginar yentender con más "métis", y no sólo aquéllos con mayor "nóus". :
ficciones. No llegaremos alextremo -sobrepasado pormuchos alumnos hábiles en las interacciones tienen ventajas indu
pensadores situados en la posmodernidad más escéptica- de bles. Los otros pueden sufrir frecuentemente el rechazo de
decir que laciencia es sólo una ficción alternativa, pero síde compañeros y profesores. El peso de la disciplina de la esc
bemos partir de la obvia relación entre la competencia de la. Como probablemente le sucedió a aquel niño que qu(
construir modelos conceptuales ycientíficos delarealidad yla "hacer pellas" —como suele decirse en España— para po
de construir la irrealidad. Shakespeare y Cervantes deben ser jugar a la pelota, y llamó a su profesoradiciendo: "Hola, Se
tan importantes para la escuela como loson Galileo yNewton. rita Martínez. Mi hijo está muy mal ylamento decirle que
Todo lo anterior permitirá comprender fácilmente la va a poder ir al colegio hoy". "¿Con quién hablo, por favo
afirmación de que la escuela se propone implícitamente, sin preguntó la profesora. "Con mi padre"... contestó el niño,
saberlo, desarrollar las capacidades mentalistas yla "métis" del metiendo un error imperdonable de Teoría de la Me
niño. A ello contribuye cuando lo enfrenta con realidades na (Krout, 1931; citado por Leekam, 1993, p. 4).
rrativas, porejemplo, que implican análisis complejos de "tra Los errores y limitaciones de las actividades mentali
mas intencionales", sin las cuales no existen expresiones artís se pagan carosen la escuela. Se han pagado carosdurante
ticas tales como la novela o el drama. Las redes de relaciones les de años de evolución humana. De una evolución que
interpersonáles que se expresan en las narraciones son elabo permite explicar fácilmente cómo pudo producirse un oí
raciones en que las representaciones e intenciones humanas, nismo capaz de educar y ser educado a travésde recursos s
las creencias ylos deseos, juegan un papel arquitectónico bási bólicos, de construir esas maravillosas ypoderosas represeí
co. Sin la intangible arquitectura de los estados mentales, los ciones simbólicas de la realidad a las que llamamos teo:
edificios narrativos no serían posibles. Todas las disciplinas si científicas, sin explicar primero esa sagacidad penetrante <
tuadas tradicionalmente en los ámbitos de las humanidades y caracteriza a la "mirada mental" del hombre. Aún estamos n
las letras se constituyen sobre ese fundamento. Su valor e im lejos de una explicación completa de las destrezas mentali
portancia educativa no pueden comprenderse adecuadamen humanas. Sin embargo, los pasos dados por las investigacio
te sin él. evolutivas delos últimos años han sido decisivos para comen
En la escuela, en sus interacciones y sus contenidos, se a comprender su naturaleza ysus fundamentos cognitivos. I
ponen enjuego constantemente las habilidades de Teoría de Las investigaciones de los autores quese presentan en i
la Mente de los niños. De forma semejante a como sólo los te libro han sido posibles gracias al apoyo de la Dirección i i
S
mentalistas hábiles fueron seleccionados en la evolución, has neral de Investigación Científica y Técnica (DGICYT) del'.
nisterio español de Educación yCiencia yhan formado pa i
i
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i

17

del proyecto de investigación PB-89-0162, dirigido por el pri


mer autor del libro. En ese proyecto han participado, de for
ma competente yentusiasta, Lina Arias, Beatriz Barquero,
Antonieta Cendoya, María Ángeles García Nogales, Laura
Quintanilla, Encarnación Sarria yMaría Sotillo, que se men
cionan en diferentes momentos del texto. Sin su colaboración,
1.
dedicación einteligencia, el libro no hubiera sido posible o,
en todo caso, hubiera sido muy diferente. Finalmente, quere Investigaciones empíricas sobre
mos destacar el apoyo yánimo de Mario Carretero, director de las destrezas mentalistas 1
esta colección, que de forma entusiasta ycompetente ha im
pulsado la publicación del libro. También agradecemos alos Algunas observaciones sobre altruismo, maquiavelismo
alumnos de nuestros cursos de doctorado sobre Teoría de la
Mente, en la Universidad Autónoma de Madrid y—para el ca y la naturaleza humana
so del primer autor- en la Facultad de Psicología de la Uni Desde hace pocos años, los psicólogos evolutivos han co
versidad de Buenos Aires. Ellos nos han impulsado por una
parte aescribir el libro, ypor otra han "controlado su calidad", menzado a investigar el desarrollo de un conjunto de capaci
como lectores críticos ymuy capaces de algunas de sus partes dades básicas para las relaciones interpersonales, y que se
o de la totalidad de él.
cuentan entre las más fascinantes ysignificativas del desarrollo
humano. Aunque el estudio científico ysistemático de tales
Ángel Riviére destrezas sea reciente, no lo es el interés por ellas entre aque
llos autores que, desde la antigüedad, han querido definir eso
que se ha dado en llamar "la naturaleza humana". Muchos de
ellos insisten en el carácter bifronte omixto de tal naturaleza:
el hombre es, sí, un ser social. Es capaz de comunicarse con sus
congéneres mediante complejos sistemas simbólicos. Puede
compartir bienes tangibles ointangibles con los demás, ycoo
perar con ellos. Transmite alos compañeros de interacción sus
3
1Este libro, así como las instigaciones de los autores reseñadas en
él se han realizado con el apoyo de la Dirección General de Investigaron
Científica yTécnica (DGICYT), yforma parte del proyecto de inyesugaaon
PB-89-0162, financiado por el Ministerio de Educación yCiencias, ydingido S
3
por el primer autor.
18
experiencias yestados internos, mediante recursos muy pode prescnptivo del uso eficaz, yno siempre muy escrupuloso, de 19
rosos de expresión ycomunicación. Acumula así experiencias lo que hemos denominado "psicología natural". "Cuan loable
yconocimientos, yello permite la cultura. En ocasiones, algu es en un príncipe -dice, por ejemplo, Maquiavelo- mante
nos miembros de la especie, en virtud de sus valores sociales y ner la palabra dada ycomportarse con integridad yno con as
convicciones, culturales, llegan a realizar acciones altruistas tucia, todo el mundo lo sabe. Sin embargo, la experiencia
que implican importantes sacrificios personales o hasta de la muestra en nuestro tiempo que quienes han hecho grandes
propia vida. cosas han sido los príncipes que han tenido pocos miramien
Sin embargo, está la otra cara de la moneda: el hombre tos hacia sus propias promesas yque han sabido burlar con as
es también unser considerablemente astuto yfrecuentemente tucia el ingenio de los hombres... es necesario aun príncipe sa
malévolo, capaz en ocasiones de engañar asus congéneres ya ber utilizar correctamente la bestia yel hombre... jamás falta
otros animales de forma elaborada ypeligrosa. El hombre es, ron a un príncipe razones legítimas con las que disfrazar la vio
como decía el viejo Aristóteles, un animal político, pero lo es lación de sus promesas. Se podría dar de esto infinitos ejem
enelmejor ytambién en el peor sentido del término. Con fre plos modernos ymostrar cuántas paces, cuántas promesas han
cuencia, es un político tan sagaz como engañoso. Los ejemplos permanecido sin ratificar yestériles por la infidelidad de los
de ello no deben buscarse sólo en la gran política de los hom príncipes; yquien ha sabido hacer mejor la zorra ha salido me
bres (la de los Estados, etc.) ¡Claro que la gran política está lle jor librado. Pero es necesario colorear bien esta naturaleza y
na de ejemplos de astucia, mentira yengaño!... pero hay otros saber ser un gran simulador ydisimulador: yJos hombres son
mucho más cercanos. Si el lector tiene alguna experiencia (y tan sunples yse someten hasta tal punto alas necesidades pre
seguro que la tiene) de lo que es una empresa, un grupo esco sentes, que el que engaña encontrará siempre quien se deje
lar oun departamento universitario, comprenderá hasta qué engañar." (pp. 90-91).
punto está determinada la vida humana por las "pequeñas po Ciertamente, es muy probable que, alo largo de la evolu
líticas" de los hombres: por las complejas coaliciones entre ción humana, los que "sabían hacer mejor la zorra", aquellos
ellos, las habilidades de anticiparse a las conductas de los que "sabían ser grandes simuladores y disimuladores", fueran
otros, las matizadas interpretaciones de las intenciones mu frecuentemente los que salían mejor librados. Precisamente por
tuas, las creencias sobre los pensamientos y los deseos de los eso, lo que parece más discutible de la observación de Maquia
demás, pero también por los engaños ylas mentiras. Todo ello velo es la afirmación de la "simplicidad" de los hombres. No, los
forma parte de la naturaleza humana. hombres no son tan simples. Entre los investigadores de la filo
Sí, en las pequeñas ygrandes políticas de los hombres, génesis humana se impone, en los últimos años, la idea de que I
•g aquellos que son más capaces de entender lo humano, los que una cierta "inteligencia maquiavélica", nada simple por cierto, I

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s
son, porasí decirlo, "psicólogos naturales" más diestros, suelen que permite esas simulaciones yengaños,jugó un papel impor 3
a

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ser los que dicen la última palabra. No es extraño, por eso, que tante en nuestro origen evolutivo.
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uno de los tratados clásicos de la Ciencia Política, ElPríncipede En otros primates aparecen también indicios claros que
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Nicolás de Maquiavelo, sea también una especie de manual demuestran una considerable inteligencia social no siempre

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20 benévola. Por ejemplo, en un libro fascinante titulado La polí los demás se sirve de conceptos mentales. De conceptos tales 21

tica de los chimpancés, Frans de Waal (1982) describe las sutiles como el de "creencia", "deseo", "pensamiento", "percepción",
estrategias que estos antropoides pueden emplear para dispu "recuerdo", etcétera.
tar o mantener el poder. El libro se dedica a las intrigas, enga En realidad, los capítulos de los libros depsicología cien
ños, alianzas y traiciones que se utilizan en la política de la co tífica se inauguran frecuentemente con términos como ésos,
lonia chimpancé del zoológico de Burgers en Arnhem (Holan que la ciencia ha tomado prestados de la "psicología natural"
da). Una buena ilustración es la de cómo el macho dominan
cotidiana; del arsenal de conceptos de que nos valemos, los
te de la colonia, Nikkie, empleó eficazmente una táctica muy hombres de todos los tiempos yde todas las culturas, para en
astutapara someter a los dos machosque podían poner en pe tender la conducta humana. Son categorías que constituyen,
ligro su poder en el grupo, Yeroen y Luit. "Su táctica con res por así decirlo, la notación básica con la que se escribe la me
pectoa losotrosdos machos era divide yvencerás; con lo cual lodía de la interioridad humana. Basta con abrir casi cualquier
conseguía inmovilizarlos y obligarlos a depender de él. En el libro que se refiera aesa interioridad humana —una novela,
casode que aumentara la tensión o incluso surgiera algún con una biografía, etc.— para comprobarlo. Veamos, por ejemplo,
flicto entre ellos, Nikkie no intervenía, a no ser que uno de los
lo que leemos al abrir al azar Alexis oel tratado del inútil comba
dos machos hubiera conseguido hacerse con el control de la si te, una de las delicadas creaciones —en este caso, lo que se
tuación. Además, las ostentaciones de fuerza de su gran rival,
plantea es una experiencia homosexual en un mundo que las
Luit, resultaban hasta cierto punto una ventaja para Nikkie, ya culpabiliza— de Marguerite Yourcenar: 'Tuve que reflexionar.
que obligabana Yeroen a buscar protección. Algunasveces, pa Naturalmente, sólo podía juzgarme según las ideas admitidas
recía como si Nikkie quisiera resaltar esa dependencia, aleján a mi alrededor: me hubiera parecido más abominable aún no
dose en el momento preciso en que Yeroen seacercaba a él pa horrorizarme de mi culpa que haberla cometido, por lo tanto
ra buscar refugio, dejándole así como una única opción, se me condené severamente. Lo que me asustaba, sobre todo, era
guirle... Nikkie buscaba el equilibrio entre los dos machos" el haber podido vivir así yser feliz durante varias semanas an
(pp. 213-214). Comovemos, también los "príncipes" de otros tes de darme cuenta de mi pecado. Trataba de recordar las cir
primates emplean estrategias elaboradas y maquiavélicas. Es cunstancias de aquel acto: no lo conseguía" (pp. 73-74). Apar
trategias que, en ciertas ocasiones, parecen implicar alguna
te de los términos mentales constantes, subrayados por noso
"intuición primitiva del mundo mental" de sus congéneres. tros, hay toda una elaborada reflexión "psicológica" en el bre
Sucedeque el hombre es tan astuto,yquizás en parte los ve texto de Yourcenar, como también una reflexión moral, que
antropoides superiores lo sean, porque no sólo "tienen una no sería posible sin las propias categorías mentalistas.
mente", sino que saben que la tienen y que sus congéneres la
Recogiendo lo esencial de las ideas tratadas hasta aquí,
poseen también. Podemos decir que el hombre es un "animal podemos decir que el hombre posee un sistema conceptual es
mentalista", y gracias a eso es también un animal político. ¿Y pecífico, que está al servicio tanto de las formas complejas de
s qué quiere decir que sea "mentalista"?... Sencillamente, que
interacción ycomunicación (es decir, de relación cooperati S
s para predecir, manipular yexplicar su propiaconducta yla de va), como de pautas elaboradas de mentira yengaño (de rela- 1

2
22
ciones competitivas). Es un sistema tal que atribuye mente a
los congéneres yal propio sujeto que loemplea, ypermite de ^t
cia su estudio para una mejor comprensión de esa naturaleza 23
finir lavida propia yajena como vida mental yconceptualizar bifronte que el hombre tiene. El propósito de este libro es el
las acciones humanas significativas como acciones intenciona de servir de introducción al estudio evolutivo de la Teoría de >
les. Además facilita realizar inferencias ypredicciones sobre las la Mente.
conductas de los congéneres. El sistema se compone de ele I
mentos tales como las (atribuciones de) creencias, deseos, re La Teoría de la Mente en antropoides y I
cuerdos, intenciones, etc. Permite usar estrategias sociales su las hazañas de Sarah -I
tiles gracias a que posibilita "ponerse en la piel del otro" o, co
I
mo dicen los anglosajones, "calzarse sus zapatos". El sistema da ¿Cómo nació ese concepto extraño, ypotencialmente
sentido a la actividad humana, que no se interpreta cotidiana I
tan importante, de Teoría de la Mente"? Para explicar su ori
mente en función de patrones fisiológicos, o con un lenguaje gen, debemos referirnos aalgunas hazañas de una chimpancé I
puramente conductual, sinoen términos de supuestos estados ala que puede considerarse, sin exageración, una de las "pri I
mentales, tales como las creencias ydeseos. Con independen ma donnas" de su especie, al menos en términos de su contri I
cia del estatuto científico que puedan alcanzar esos elementos bución a la investigación en Psicología (¡como sujeto natural
conceptuales (las creencias, los deseos, los pensamientos...), mente... no como investigadora!). La chimpancé, Sarah, es I
son los que se usan "de forma natural" en lainterpretación de ampliamente conocida en el mundo psicológico, porque fue I
las (inter) acciones humanas. objeto de un inteligente ysistemático programa de enseñanza >
Nos proponemos en este libro describir algunos de los de un sistema de signos (en este caso, los signos eran fichas de
avances de la psicología evolutiva contemporánea en el inten plástico), desarrollado porDavid Premack ysus colaboradores.
to de definir la naturaleza y el desarrollo de ese subsistema Debemos decir que tanto en ese programa como en una inge i
cognitivo que sirve de soporte a las interacciones humanas. En niosa serie de investigaciones experimentales, Sarah ha dado I
las investigaciones evolutivas ycomparadas, ese dispositivo cog muestras de poseer unanotable inteligencia.
I
nitivo al que nos referimos ha recibido un nombre extraño y En una de esas investigaciones, David Premack y Guy
equívoco: "Teoría de la Mente". Diremos así, como primera Woodruff (1978) planteaban a Sarah unacuriosa tarea. Prime I
aproximación al tema, que una Teoría de la Mente es un sub ro, la chimpancé veía, en video, algunas escenas en que había I
sistema cognitivo, que se compone de un soporte conceptual y un hombre que se encontraba en una situación problemática. >
unos mecanismos de inferencia, y que cumple, en el hombre, Por ejemplo, el hombre trataba de salir de una jaula, pero no >
la función de manejar, predecir e interpretar la conducta. Se podía. O, en otro caso, intentaba atrapar un racimo de bana
E
trata, como el lector comprenderá fácilmente, del fundamen nas que colgaba del techo de unajaula, en que además había
•O
to cognitivo tanto de las destrezas maquiavélicas del hombre una caja, etc. Después de cada escena, se mostraban a Sarah a
V
c »
2 como de sus habilidades de cooperación comunicativa más es cuatro fotografías, ytenía que elegir de entre ellas aquélla que E
«

pecíficas ycomplejas. Es, por consiguiente, de gran importan contenía la solución correcta al problema (la llave en el pri •a
2
»
mer caso, la caja en el segundo). Sarah demostró que era ca- S
3 i
i
i
i
tivas cognitivas recientes, es muy importante diferenciar entre 25

24 paz de seleccionar la fotografía adecuada para cada una de las saber algo, ysaber que se sabe algo. Es probable que los chim
cuatro escenas. pancés atribuyan mente (aunque quizá no tan compleja como
Aprimera vista, podríamos quedarnos simplemente ma laque atribuimos a las personas), pero nada indica que sepan
ravillados por la gran capacidad de Sarah de solucionar pro lo que hacen. Tampoco los niños de dieciocho meses, que ya
blemas no habituales en su repertorio... pero hay algo más. han desarrollado la noción de "objeto permanente", saben
Una parte importante del mérito de Premack yWoodruff con que la tienen. Se puede decir, quizá, que el chimpancé tiene
sistió en darse cuenta de ese "algo": para ellos lo importante una"teoría implícita" de la mente, de forma parecida a como
no era sólo que Sarah "resolviera los problemas", sino elhecho pudiera decirse que el niño posee una teoría tácita del objeto.
de que se daba cuenta de que elpersonaje tenía un problema,
le atribuía la intención o el deseo de solucionarlo, predecía lo Teoría de la mente y engaño táctico
que tenía que hacer para resolverlo. Ahora bien, darse cuenta
de que alguien tiene un problema y "desea" solucionarlo im Pero, ¿cabe atribuir realmente a los chimpancés la pose
plica una capacidad muy sutil ycompleja: lade atribuir men sión de una teoría de la mente? En el debate suscitado por él
te. Sólo los seres con mente tienen estados tales como las in importante artículo de Premack yWoodruff, el filósofo Daniel
tenciones y los deseos. Se trata de estados que (a) no son di Dennet estableció dos criterios fundamentales para poderjus
rectamenteobservables (implican inferencias),y (b) sirvenpa tificar la atribución: (1) el organismo que posee una teoríade
ra predecir la conducta de aquellos organismos a los que se la mente tiene que ser capaz de "tener creencias sobre las
atribuyen. Pueden compararse laxamente con los conceptos creencias de los otros" distinguiéndolas de las propias; y (2)
teóricos que utilizamos los científicos, y que poseen estas mis debe ser capaz de hacer o predecir algo en función de esas
mas propiedades: no son resultado inmediato de lalectura de creencias atribuidas, y diferenciadas de las del propio sujeto.
la realidad empírica (por esoson teóricos) ycumplen una fun El mejor ejemplo de situación en que todo eso puede revelar
ción predictiva, en relación con elfuncionamiento de la Natu se es el engaño. En ciertas situaciones de engaño, se pone de
raleza. De ahí el nombre de "Teoría de la Mente". manifiestocómo un individuo "sabe"que otro tiene una repre
En ese sentido, toda atribución de mente es, en cierto sentación errónea de una situación (cuando no es él mismo
modo, una actividad teórica. Ello con independencia de que quien la induce), yse aprovecha de la situación en beneficio
esa actividad se haga explícita o se refleje en el lenguaje. ¡Los propio, gracias a que predice correctamente la conducta del
antropoides superiores no "hablan" sobre la mente, ni descri otro en función de la representación errónea que éste posee,
ben lingüísticamente susdeseos, creencias e intenciones, pero yque el individuo engañoso distingue de la propia. 3
quizás atribuyan implícitamente alguna clase de mente a sus Vemos entonces cómo, desde la incorporación por laPsi c
3
a congéneres o miembros de especies cercanas, ¡como el hom cología del concepto de 'Teoría de la Mente", el engaño se s
w

e
«
bre en el caso de Sarah! Tampoco los niños pequeños son convirtió en el criterio principafy banco de prueba de su de «

conscientes de que atribuyen mente, y quizá lo hagan (luego sarrollo. De este modo, la pregunta que nos hacíamos antes,
S
3
6 hablaremos de ello). En Psicología Evolutiva,y en las perspec
3
26 sobre si podemos atribuir realmente a los chimpancés una teo
ría de la mente, puede reformularse en términos de otra pre ejemplos de engaño intencionado, entresacamos uno que es 27

gunta mucho más específica y accesible a la indagación empí una de las "perlas" de un chimpancé especialmente maquiavé
rica: ¿engañan los chimpancés de forma deliberada y que su lico: Figan. "Por lo general —dice Goodall—, cuando los chim
giera una estrategia mentalista? pancés han estado descansando, si uno de ellos se pone de pie
Los propios Woodruffy Premack (1979) hicieron frente y emprende la marcha, los demás le siguen inmediatamente
a esta pregunta, en un experimento muy ingenioso, con cua (...) Un día en que Figan, por acompañar aun grupo numero
tro chimpancés, en los que creaban una situación en la que és so, no había podido conseguir más de un par de bananas, se le
tos contaban con información sobre la localización de un in vantó súbitamente ycomenzó acaminar. Los otros le ímilaron.
centivo (comida), al que sin embargo no tenían acceso físico. Diez minutos después regresaba al campamento él solo yreco
En unos casos, entraba en la sala donde estaban los chimpan gía, libre de competencia, su ración de bananas. Pensamos que
cés un "cooperador" —humano— y, en otros, un "competi se trataba de una coincidencia (...), pero, cuando repitió la ma
dor". A diferencia del primero, que le acercaba la comida al niobra una yotra vez, no tuvimos más remedio que aceptar que
chimpancé, el segundo se quedaba con ella. De este modo, la lohacía deliberadamente" (p. 84).
conducta funcional de los chimpancés implicaba una discrimi Sí, en los chimpancés estudiados por Woodruff yPre
nación entre situaciones en las que resultaba adaptativo "infor mack (1979), Goodall (1986) yDe Wall (1982), entre otros in
mar correctamente" y aquellas otras en las que lo adaptativo era vestigadores, aparecen capacidades de engaño que parecen in
"ocultar información" o incluso "engañar". Woodruff y Pre dicar una cierta competencia de "atribuir mente". Sin embar
mack (1979) demostraron que, en estas condiciones, dos de los go, el engaño está en cierto modo extendido por toda la natu
chimpancés desarrollaron cierta capacidad de "ocultar infor raleza. Un ejemplo impresionante es el de ciertas especies de
mación" al experimentador competitivo. Otros dos llegaron hormigas que esclavizan aotras, yque se sirven de un procedi
más allá: cuando aparecía éste, le proporcionaban señales fal miento aparentemente muy maquiavélico para capturarlas: al
sas, dirigiéndole a un lugar equivocado, donde no estaba la co gunas de ellas penetran en el hormiguero de las esclavas po
mida. De este modo, Woodruff y Premack demostraron experi- tenciales yemiten feromonas de alarma (es decir, sustancias se-
mentalmente que los chimpancés usan una capacidad de enga mioquímicas que "significan peligro") propias de estas últimas.
ño que parece implicar el uso de estrategias mentalistas. Ello provoca la salida del hormiguero de las hormigas "alarma
Las capacidades de engaño en chimpancés no sólo se das" ysu consiguiente captura por las "astutas" hormigas escla
han demostrado experimentalmente, sino también en estu vistas. ¿Diremos entonces que las hormigas tienen también
dios naturalistas de observación de grupos chimpancés en sus una "teoría de la mente", o al menos alguna intuición menta-
lista? Desde luego, ésta es una idea que resulta extraña ydifícil i
condiciones naturales de vida. Probablemente el más conoci
do de estos estudios es el realizado por Jane Goodall, divulga de aceptar. i
do en un libro dramático y apasionante sobre la vida de un Las diferencias que existen entre los engaños de los •
grupo chimpancé, En lasendadelhombre (1986). De los muchos chimpancés, como Figan, ylos de las hormigas esclavistas son i
indicativas de las diferencias entre aquellas formas de engaño

i
w.

que pueden implicar alguna actividad mentalista ylas que no. car flexiblemente una parte del repertorio de comportamien 29
28

En los primeros se produce una pauta "inventiva", adaptada de tos adaptándolos a un rol de engaño" (1988, p. 23).
forma flexible a una situación nueva, que parece poseer un
Sólolasformas de engaño táctico, que se acompañan de
componente conceptual. En los segundos, se segregan sustan notas de conciencia, propositividad, intencionalidad y flexibi
cias químicas, cuya producción y emisión tiene que estar pre lidad, permiten atribuir unaTeoría de la Mente. Las ventajas
vista necesariamente en el programa genético de la especie. de poseer un sistema conceptual al servicio del engaño (y de
Las formas de encubrimiento, "exageración" hiperbólicay en lacooperación) son semejantes a las delos otros sistemas con
gaño que se observan en insectos tienen una naturaleza relati ceptuales que se ponen enjuego para comprender y manejar
vamente inflexible, predeterminada yno-intencionada, quelas el mundo en general: permiten hacer frente a situaciones que
diferencian de los engaños de los humanos y otros primates. noestán previstas enlos registros de laevolución filogenética,
Sucede que, en éstos, una parte de las funciones que se deri son inherentemente "creativos" y generalizados, y otorgan, a
van, en aquéllos, de los instintos y patrones de acción fija, pa aquellos que los poseen en mayor grado, ventajas adaptativas
san a depender desistemas conceptuales, que enelhombre al tanto en relación con otras especies (la "amenaza ecológica"
canzan, porloque sabemos, ungrado máximo decomplejidad que representa el hombre se deriva, en parte, de su doble ca
y elaboración.
pacidad de engaño inventivo ytransformación tecnológica del
Un etólogo, R. Mitchell (1986), ha diferenciado varios mundo), como con la propia especie (ya que los organismos
niveles de engaño en la naturaleza. En el más elemental, seha con mayor capacidad mentalista tienen indudables ventajas re
llan cambios morfológicos, completamente préprogramadose productivas en comparación con los menos "listos"). Por otra
inflexibles, como los que se producen en algunas plantas (to parte, yen tanto que el"sistema conceptual al servicio del en
mando, por ejemplo, la apariencia de abejas o avispas) "enga gaño" lo es también de la cooperación, ello representa una
ñando" a algunos insectos. Hay un nivel superior, de engaños nueva ventaja adaptativa para aquellos quetienen más desarro
programados también, pero que exigen coordinaciones de llado ese subsistema cognitivo que recibe el nombre de 'Teo
percepciones yacciones. Un ejemplo esel de lasimulación de ría de la Mente".

una lesión por un pájaro perseguido por un predador. En un ¿Hasta qué punto implican los engaños observados en
nivel más alto aún, están las formas de engaño que pueden chimpancés laposesión de una auténtica "teoría de la mente"?
modificarse por aprendizaje, a pesarde estarpreprogramadas. Esta cuestión ha dado lugar a respuestas encontradas en los úl
Por ejemplo, algunas aves emplean "cantos aprendidos" para timos años. En susentidomás plenoycompleto, una Teoríade
disuadir a otras de que ocupen un habitat ya ocupado por la Mente es un sistema conceptual que incluye la noción —al
ellas. Finalmente están, en el cuarto y último nivel, las formas menos implícita— de creencia. Es decir, la idea de que en
3
c de engaño que implican una elaboración cognitiva más com otros organismos, o en uno mismo, pueden existir formas de
S
u
S pleja y flexible, alguna forma de conciencia. Whiten y Byrne representación capaces deser verdaderas o falsas. Esa noción, «
•o

4
(1988) hablan, para ese último caso, de engaño táctico: "con junto con las de intención ydeseo, constituyen los pilares de la e
e £
s el adjetivo táctico se hace referencia a la capacidad de modifi Teoría de laMente. Algunos investigadores han señalado que 3
.3
30 quizá las habilidades mentalistasde los chimpancés no lleguen cion de una mente compleja yse reflejan siempre que hace 31
a tanto como para presuponer que poseen el concepto tácito mos cosas tales como argumentar, narrar o comentar expe
de creencia. Muchas de las conductas que se observan en ellos riencias. Son pautas comunicativas que no se observan natural
podrían quizás explicarse como pautas de manipulación de mente en otros primates. Resulta difícil comprender que se
comportamientos o de estados atencionales y perceptivos, y no produzca la formación yselección adaptativa de una Teoría de
propiamente como acciones diseñadas para manipular creen la Mente compleja en esos primates, cuando no la usan con
cias. Además, en el experimento de Woodruff y Premack los funciones de cooperación comunicativa.
chimpancés sólo engañaban después de un largo entrena
miento de meses, en el que quizás intervinieran factores extra El experimento de la «falsa creencia» yla teoría de la
mente en el niño
ños, que podrían haber dado lugar, por ejemplo, a un apren
dizaje de conductas por asociación empírica, más que al uso
de una verdadera 'Teoría de la Mente". Por todo ello, algunos El estudio de la teoría de la mente en el hombre es mu
investigadores pioneros en el estudio de la Teoría de la Mente cho mas fácil que en el chimpancé. La razón de ello es que el
en chimpancés han terminado en posiciones escépticas, y se hombre puede atribuir explícitamente creencias ydeseos o
han dirigido al niño normal para estudiar el desarrollo de es predecir manifiestamente conductas, sirviéndose del lengua'ie
ta capacidad (Premack, 1991). Las habilidades lingüísticas de los niños abren una ventana
En el estado actual de conocimientos, resulta difícil de muy directa para conocer cuándo yhasta qué pumo poseen el
terminar si las aprensiones sobre las verdaderas capacidades sistema conceptual de intenciones, creencias ydeseos al que
mentalistas de los chimpancés son una muestra más de la pro denominamos 'Teoría de la Mente". Pero las ventajas del len
verbial resistencia del hombre a admitir en otros animales sus guaje quizá sean engañosas, porque pueden llevar a minusva-
más altas capacidades, o bien sejustifican de forma rigurosa en $• lorar las capacidades mentalistas de los niños muy pequeños y
función de los datos empíricos. Un dato importante es que los de organismos que no poseen lenguaje. Uno de los ideales,
chimpancés no emplean formas de comunicación que presu aún no bien logrados, de muchos investigadores en este cam
pongan la noción de que los otros son seres con una mente, po es diseñar tareas no-lingüísticas pero que, al mismo tiempo,
capaces de tener experiencias y no sólo de ser agentes de con proporcionen criterios inequívocos de la posesión o el desa
ducta. En el hombre, estas formas de comunicación (que cons rrollo de la teoría de la mente. El diseño de tareas que impli I
tituyen elaboraciones de la llamada "función declarativa") son can lenguaje es más sencillo: en 1983, Heinz Wimmer yjoseph
dominantes. Hay un buen ejemplo de ello, que el lector de es Perner, dos psicólogos evolutivos, idearon una ingeniosa tarea I
te capítulo tiene ante sus ojos: el mismo capítulo no se habría que, sirviéndose del lenguaje, permitía determinar elmomen I
c escrito nunca si no fuera porque hay unos seres (los autores) to de desarrollo de ia Toría de laMente. Se trata de latarea o "3
c

V
S
rt
que creen que pueden transmitir a otros (los lectores) conoci el "paradigma de lafalsa creencia", yconsiste en una historia g
TJ
rt
mientos, modificando sus representaciones mentales, sus sencilla, que se va contando al niño, al tiempo que se represen "S
e
e
creencias. Esas formas de comunicación presuponen la atribu- ta mediante muñecas y maquetas. s
«
3 §
i

i
33
32 La historia es lasiguiente (figura 1): dos personajes, lla
mémosles Pedro yJuan, están en una habitación. Uno de ellos,
Pedro, posee un objeto atractivo (por ejemplo, una bolita),
que el otro no tiene. Pedro guarda el objeto en un lugar olo
esconde en un recipiente, yacontinuación se marcha de la ha
bitación. En su ausencia, Juan cambia el objeto delugar. Aho
ra llega el momento culminante: Pedro va avolver ala habita
ción, yse hace al niño la pregunta crítica: "¿Dónde va abuscar
Pedro la bolita?" Parece que, para poder responder correcta
mente, elniñotiene que darse cuenta de quePedro posee una
creencia falsa con respecto a la situación, distinguiéndola de
su propia creencia (verdadera) acerca de la localización real
del objeto. Es decir, el niño tiene que representarse mental
mente no sólo un estado de hechos, sino también lacapacidad
enPedro de representarse, asu vez, lasituación en función de
su acceso informativo a ella. A esa capacidad de "representar
se una representación, en su calidad de representación" —y
sobre todouna creencia, v.g. una representación que suele ser
falsa o verdadera— se la ha considerado comoel supuesto bá
sico de la Teoría de la Mente. El influyente teórico cognitivo
Zenon Pylyshyn (1978) llamó originalmente "metarrepresen-
tación" a esa competencia. Sin embargo, y como después co
mentaremos, el concepto de "metarrepresentación" ha toma
do también otros significados en la investigación sobre la Teo
ría de la Mente.
Como vemos, así como el engaño sirvió de criterio para
atribuir una teoría de la mente a los chimpancés, en los estu
dios con niños, el criterio principal (aunque no único) ha si
dosucapacidad para detectar cuándo alguien esengañado ob-
| jetivamente por una situación, con independencia de la inten-
g ción ono de engañar del personaje que provoca la falsa creen-
2 cia. La discriminación explícita de que alguien estáengañado E
e presupone, por una parte, ladiferenciación entre los estados Figura 1 3
h4
34 mentales propios y los ajenos, y, por otra, alguna conciencia de
la capacidad de otros organismosde tener estados mentales de
fósforos, en Hogrefe yotros, 1986; un tubo de "smartíes", en 35

creencia, es decir, representaciones mentales de las que puede


Perner yotros, 1987) yse le pide que diga qué cree que hay
predicarse la verdad o falsedad. Por estas razones, el procedi
dentro del recipiente. Luego se le muestra que hay otra cosa
miento experimental inventado por Wimmer y Perner era un
diferente (un caramelo en la caja de fósforos, una lapicera en
ingenioso "test" para determinar la presencia o no de una teo
el tubo de smartíes) yse vuelve a cerrar el recipiente. Por últi
ría de la mente en el niño, y su uso ha sido muy frecuente e in
mo, se le anuncia al niño que vendrá un compañero suyo, al
fluyente en el estudio de esta capacidad.
que se le preguntará por el contenido del recipiente. La tarea
¿Cuándo demuestran los niños poseer una Teoría de la
del niño consiste en anticipar lo que responderá el compañe
Mente" en la prueba de la falsa creencia? Los resultados expe
ro. Naturalmente, la respuesta correcta implica anticipar que
rimentales en este aspecto, desde la investigación inicial de
el compañero tendrá la falsa creencia de que el recipiente
Wimmer y Perner (1983), son enormemente consistentes y
guardará el contenido "normal" (el que el propio niño le atri
muy precisos: hay un momento temporal del desarrollo, en
buía en un primer momento) yno el que realmente tiene. Es
torno a los cuatro años y medio, en que los niños se muestran
ta respuesta es la que da el 71% de los niños de 4 años, yel
capaces de predecir bien la acción "equivocada" del personaje
86% de los de 5, frente asólo un 21% —por debajo del azar-
objetivamente engañado en la tarea de la falsa creencia. Los
de los de 3años (Hogrefe yotros, 1986). En el caso de esta ta
niños de menos edad, aun cuando comprendan bien y recuer
rea, se produce un proceso interesante, que consiste en que el
den adecuadamente los elementos de la historia (dónde esta
propio niño puede acceder asu estado mental inicial para pre
ba el objeto "escondido" al principio, dónde está ahora, etc.),
decir el de otra persona. Ésta es, además, una persona "de ver
tienden a cometer un "error realista": no toman en considera
dad" (un compañero), yno un muñeco. Estos cambios en el
ción el estado de creencia del personaje, y suelen predecir que
procedimiento dan lugar a una ligera facilitación de la res
buscará el objeto donde realmente está, sin tener en cuenta
puesta, pero mantienen sustancialmente, las conclusiones ya
que no ha tenido acceso informacional al cambio de lugar de
obtenidas con el procedimiento clásico: entre los tres ylos cin
dicho objeto. Su predicción de la conducta del personaje se
co años, ymuy concretamente hacia los cuatro años ymedio,
basa en lo que ellos mismos "saben" sobre la situación real, y
los niños se hacen capaces deentender estados de "falsa creen
no en lo que el personaje conoce. Se puede decir que come
cia", ypor tanto desarrollan ya unaTeoría de la Mente refina
da, que incluye la noción de creencia.
ten el "error egocéntrico" de confundir su propio estado men
tal con el del personaje de la historia.
El procedimiento del "recipiente engañoso", al que aca
Los mismos resultados que en el experimento original
bamos de referirnos, permite estudiar si existe o no un desfa
se entre las atribuciones mentalistas que los niños hacen con i
(con muy ligeras variaciones) se han encontrado cuando se
respecto a sí mismos y las que hacen en relación con otros.
han cambiado algunos aspectos de la situación de falsa creen
cia. Por ejemplo, en una de las modificaciones, se presenta al
¿Son más capaces los niños de atribuirse a símismos estados de I
a

e
niño un recipiente con aspecto de contener algo (una caja de
"falsa creencia" o, por el contrario, se los asignan antes a los 1 •
3 demás? En su experimento con el tubo de "smartíes", Perner,
i
i

i
Leekam y Wimmer (1987) preguntaban a los niños tanto por do ser las peticiones de que los niños respondan directamente 37

las creencias que tendrían sus compañeros al ver el tubo (sin con acciones (y no con lenguaje), y la inclusión explícita de
conocer su contenido), como por las que ellos mismos habían "intenciones de engaño" en las tareas. Estas modificaciones en
tenido en un primer momento (antesde conocerlo). Observa los procedimientos clásicos parecen tener efectos facilitadores,
ron que el 72% de los niñosde 3 añosrespondía correctamen aunque limitados.
te a esta pregunta, mientrassólo el 45% atribuía correctamen Lo que parecen indicar los datos actuales, en suma, es
te una falsa creencia al compañero. Sin embargo, estas dife que entre los cuatro y los cinco años los niños desarrollan un
rencias entre la autoatribución de falsas creencias y su atribu sistema conceptual completo, del que se sirven para dar razón
ción a otros no se han confirmado en investigaciones posterio de su propia conducta y de la ajena, y que incluye la noción bá
res. En algunos experimentos, la dirección de la diferencia es sica de creencia falsa. Por esa edad, llegan a diferenciar con
incluso la contraria: los niños reconocían peor sus propias claridad sus propios estados mentales de los de otras personas,
creencias falsas (y realmente experimentadas) que las de otros y se hacen capaces de definir los contenidos de tales estados
(Gopnik y Astington, 1988). En la mayoría (Wimmer y Hartl, mentales (creencias) en función de las fuentes de acceso infor
1991; Sullivan y Winner, 1991), no aparecen diferenciadas en mativo que los producen. Las inferencias sobre las creencias
tre las autoatribuciones y las asignaciones de falsas creencias a de otros, basadas en los datos que los niños poseen sobre su gé
otros. Parece, por tanto, que el niño desarrolla un sistema con nesis (es decir, sobre cómo han accedido a tales creencias) per
ceptual e inferencial (la teoría de la mente) que sirve a la vez mitirían, según el modelo generalmente admitido, predecir
tanto para predeciry explicar la conductaajena como para dar adecuadamente la conducta "equivocada" de las personas con
cuenta de la propia (véase, sin embargo, Núñez, 1993). creencias falsas. De este modo, con arreglo a la explicación de
Muchos investigadores piensan que hay una fase crítica la capacidad mentalistainfantil como una destreza "lógica" o,
de desarrollo, entre los tres años y medio y los cuatro y medio, si se quiere, "teórica", los niños usarían la cadena "acceso in
de la capacidad de inferir creencias falsas. Pero los intentos ex formativo al mundo —> creencia —> conducta" para predecir
perimentales de facilitar las tareas de falsa creencia, tratando la conducta en las situaciones de falsa creencia.
de hacerlas accesibles a niños de menos de cuatro años y me Sin embargo, hay algunos datos que cuestionan esta vi
dio, han producido resultados muy escasos. En algunos expe sión generalmente admitida de la capacidad mentalista de los
rimentos recientes se han empleado procedimientos tales co niños. Si fuera cierto que los niños emplean las atribuciones
mo usar tareas de entrenamiento, simplificar al máximo las de creencias falsas como guías para predecir adecuadamente
historias, pedir respuestas conductuales en vezde verbales, dar las conductas equivocadas de los personajes en-fos experimen
ayudas o señalar explícitamente la naturaleza de las falsas tos citados, entonces cabría esperar que existiera una relación
3
3
creencias (Mosesy Flavell, 1990; Sullivany Winner, 1991; Free- alta entré las respuestas a las dos preguntas siguientes, en la ta c

man, Lewis y Doherty, 1991), con el fin de no infravalorar las rea clásica de Wimmer y Perner: "¿Dónde buscará Pedro la
•o
•O
2 posibles capacidades mentalistas de los niños de tres a cuatro bolita?", y "¿Dónde cree (o piensa) Pedro que está la bolita?". e
1
e años. En general, las únicas operaciones efectivas han resulta Llamaremos a la primera, "pregunta de predicción", y a la se-
.3 ,3
38 gunda, "pregunta de creencia". Riviére, Quintanilla ySarria otras palabras: una Teoría de la Mente, un subsistema de con 39

(en prensa) encontraron que, en contra de esta hipótesis: (a) ceptos e inferencias que atribuye intenciones, deseos ycreen
larelación de lacontingencia entre larespuesta dala pregunta cias, no sólo sirve para reconocer el engaño, sino también pa
P(de predicción) yC(de creencia) es muy baja, y(b), lo que ra engañar mejor; nosólo para engañar, sino también para co
resulta aparentemente más anómalo, los niños de 4a 5años municarse con los congéneres usando delicados procesos de
tienden sistemáticamente a responder mejor a la pregunta de adaptación a los procesos mentales de éstos, etc. Asimismo,
predicción que ala de creencia. Este último resultado (confir aunque la Teoría de la Mente sea, en esencia, una adaptación
mado por Núñez, 1993, Núñez yRiviére, en prensa) resulta di a exigencias de relación intraespecífica (y se usa, sobre todo,
fícil de explicar si se acepta la suposición de que la inferencia para predecir y comprender la conducta de los congéneres),
C es una condición necesaria para responder a la pregunta P también se emplea para predecir conductas de otras especies,
(es decir, que los niños tienen que "razonar sobre creencias" y se extrema su uso para explicar, en ocasiones, el funciona
para predecir la conducta del personaje equivocado). miento dela naturaleza en general. La vieja tendencia animis-
En realidad, caben dos explicaciones alternativas para ta, presente en los niños y las culturas primitivas, yque lleva a
estos resultados aparentemente anómalos: (1) quizá los niños atribuir sentimientos, deseosy creencias a la naturalezainani
sean capaces, en un primer momento, de realizar predicciones mada, esun reflejo delsesgo de un sistema cognitivo, talcomo
correctas de conductas equivocadas, sirviéndose dealgún "ata el humano, que parece especialmente "diseñado" para ser efi
jo", que no implique la posesión de una lógica completa de caz en las interacciones intraespecíficas.
creencias, o alternativamente (2) podría haber una explica Dado el carácter conceptual —y, por consiguiente, libe
ción puramente "lingüística" del fenómeno. Con arreglo a es rado del imperio de lo concreto yparticular— de las compe
ta segunda explicación, los niños podrían utilizar una lógica tencias cognitivas (a las que luego nos referiremos más exten
implícita de creencias, aun antes de dominar bien la semánti samente) que subyacen a la Teoría de la Mente, no es extraño
ca compleja de verbos mentales, tales como "creer" o "pensar". que su pleno desarrollo se manifieste en ámbitos diversos de la
Así, sus peores respuestas a las preguntas sobre creencias o conducta delniñoo coincida con otras adquisiciones estrecha
pensamientos de los personajes (a diferencia de las que dan a mente relacionadas con las habilidades mentalistas. Los niños
la pregunta más pragmática sobre lo que harán) podrían refle de cuatro años ymedio o cinco no sólo predicen bien las con I
jar una dificultad lingüística más que conceptual. No conta ductas equivocadas de otros (Riviére, Quintanilla y Sarria, en »
mos aún con datos suficientes para decidir entre estas dos al prensa), sinoque enseguida son capaces de atribuiry atribuir
I
ternativas.
se adecuadamente creencias falsas (Perner, Leekam y Wim
mer, 1987; Wimmer y Hartl, 1990), ycomprenden que las re I
Un índice importante del uso de un sistema conceptual
3
c (tal como una Teoría de laMente, por ejemplo) es elcarácter presentaciones sobre unos mismos fenómenos de personas di c
u
i
v
E general de las respuestas que dependen de ese tipo de sistemas ferentes pueden serdistintas (Gopnik yAstington, 1988). Ade 6
»

i2 (frente al más específico de aquellas otras que dependen de más, predicen las emociones de las personas teniendo en £
E hábitos, instintos o mecanismos desencadenados innatos). En cuenta sus deseos (Harris, 1989) y desarrollan estrategias sutí- 8

3 3

i
41
40 les para producir engaño (La Freniére, 1988; Sodian, 1991). El engaño táctico en el niño
Por esa edad, además, los niños desarrollan considerablemen
te su capacidad de comprender diferencias semánticas entre Diversas investigaciones realizadas en los últimos treinta
distintos verbos de referencia mental (Olson y Astington, años (primero en latradición deestudio del"conocimiento so
1986; Riviére, Sotillo, Sarria y Núñez, 1994). Así, el gran desa cial" del niño —social cogniüon— y luego en la Teoría de la
rrollo (probablemente sin precedentes en el mundo animal), Mente) han demostrado, de forma consistente, que laedad de
que alcanza su competencia mentalista en esa edad de los 4 a 4-5 años constituye un momento crítico en el desarrollo de las
los 5 años, se manifiesta en diferentes ámbitos de las conduc destrezas de engaño táctico en humanos (Gratch, 1964; DeV-
tas del niño.
ries, 1970; Schutz y Clogshey, 1981; Peskin, 1992; Sodian y
Por limitaciones de espacio, sólo revisaremos algunas de Scheneider, 1990; Russell, Mauthner yTidswell, 1991). Los ni
las investigaciones hechas sobre una de estas capacidades, que ñosde tres ycuatro años, a diferencia de los de cinco, encuen
tiene, como ya hemos comentado, una especial significación tran dificultades para engañar, en situaciones experimentales
evolutiva en el desarrollo de la Teoría de la Mente: la de enga que inducen a ello. Como diceJoseph Perner, "esta dificultad
ñar. Veíamos, en un apartado anterior, que la competencia de específica que la mayoría de los niños de tres ycuatro años tie
engaño seha tomado como el indicador principal deldesarro nen con elengaño, encaja perfectamente conelhallazgo dela
llo mentalista en el chimpancé, y nos referíamosal debate aún mayoría de los estudios de que los niños no comprenden la
vivo en torno a la cuestión de si esa destreza justifica o no la .mente como un sistema representacional antes de los cuatro
atribución a este antropoide de la posesión de una verdadera años. Por consiguiente, no pueden comprender la clave del
"lógica de creencias", yno sólo de conductas o estados atencio- engaño, es decir, la manipulación de las representaciones
nales o perceptivos. ¿Qué podemos decirdel niño? ¿Cuándo y mentales" (1991, p. 198).
cómo comienzan los niños a engañar, y cómo se desarrollan En laexplicación del engaño táctico que da Perner enla
sus capacidades de engaño? Paraalgunos investigadores, la ca citaanterior, la "comprensión de la mentecomo un sistema re
pacidad de engañar podría constituir incluso un criterio más presentacional", ylaconsiguiente capacidad de "manipular re
adecuado de posesión de una Teoríade la Mente que la de re presentaciones mentales", serían la marcas diferenciadoras del
conocer que alguien es objetivamente engañado. Parece que, engaño mentalista. En realidad, es la primera nota (y no sólo
en estecaso, el sujeto tiene que inducir creencias falsas, con el la segunda) la que establece ladiferencia entre este tipo de en
fin de manejar una situación, y que ello debe implicar el em gaño yotros menos evolucionados, con arreglo a la distinción
pleo pragmático de una lógica mentalista y representacional. entre diversos tipos de engaño de Mitchell (1986), a la que ya
Por todo ello, el estudio del desarrollo del engaño en el niño hemos aludido. Enotras palabras: cuando una hormiga escla
ha adquirido una nuevasignificación en años recientes, al in vista segrega feromonas dealarma delaespecie potencialmen-
tegrarse en el marco teórico proporcionado por el concepto teesclava, "manipula las representaciones" delos miembros de «
•tí

de Teoría de la Mente". esta última, pero nada indica que "comprenda lamente como 2
£
E un sistema representacional". El engaño táctico no sólo impli- 3
3
ca "tener una mente" (propiedad que quizá pueda atribuirse y la capacidad que parece Implicada en la tarea clásica de la fal 43
42
sa creencia.
seriamente a las hormigas) sino unapropiedad más recursiva:
"mentalizar sobre la mente". Por lo demás, ese proceso de La mayoría de lasinvestigaciones experimentales con ni
mentalización no tiene porquéserconsciente —lo que impli ños pequeños confirman la hipótesis de la solidaridad evoluti
ca un grado de recursividad aun mayor— ni accesible al suje va entre el engaño y la comprensión de creencias falsas. En
ellas, los niños de tres años o poco más de cuatro muestran
to que lo realiza.
Los procesos de mentalización otorgan ventajas claras a conductas sorprendentemente ingenuas en situaciones en las
aquellos organismos que pueden utilizarlos para modificar o que elengaño reportaría un beneficio claro para elque lorea
impedir los "planes" de otros organismos, en secuencias de in liza. Por ejemplo, DeVries (1970) diseñó una tarea de escondi
teracción competitiva. Por una parte, exponen a menos peli te, en la que los niños tenían que ocultar un objeto para que
gros directos que otros tipos de "antiplanes", tales como los no se hiciera con éluncompetidor, ydemostró que los más pe
que reciben el nombre de "sabotajes", yque consisten en la queños (3 y4años) nointentaban ninguna estrategia de enga
obstrucción física de la conducta de un competidor para im ño. Aedades mayores, se producía unaevolución quedaría fi
pedir que acceda a un incentivo. Por otra parte, son —como nalmente en la capacidad de "tener en cuenta que los otros
ya hemos comentado— inherentemente flexibles, yse adaptan pueden tener en cuenta la propia perspectiva". Esa competen
de forma cada vez más fina a las condiciones individuales de cia recursiva (la destreza de "representar-se en la representa
los competidores. En el caso del hombre, por ejemplo, las for ción del otro") sería una condición importante para el desa
mas de engaño táctico ymentira pueden llegar aser muy refi rrollo de estrategias eficaces de engaño mentalista.
nadas en relación con sus destinatarios. Todos sabemos que no Se corresponden muy bien con los de DeVries los datos
es lo mismo engañar a un niño que a un adulto, a un experto obtenidos por Peskins (1989), que ideó una tarea con la si
que a un novato, a un individuo astuto que a otro torpe. Esa guiente estructura: enseñaba a los niños de su muestra dos pe-
nota de adaptación individualizada es también diferenciadora gatinas, y les pedía que eligieran una. Luego les presentaba a
entre elengaño táctico ylas pautas "colectivizadas" deengaño, dos personajes. Uno de ellos, el cooperador, nunca se-queda
ría con la pegatinaelegidapor el niño. El otro, el competidor,
como las de las hormigas esclavistas.
Todas estas consideraciones llevan a la hipótesis de que
siemprese quedaría con ella. Una vez presentados lospersona
jes, se pasaba a la tarea propiamente dicha. Primero aparecía
el momento crítico de desarrollo del engaño táctico debería
el personaje cooperativo, y le preguntaba al niño por su elec
coincidir aproximadamente con elde comprensión de lafalsa
ción, recibiendo después el niño la pegatina deseada. Luego
creencia. Si aceptamos laobservación de Perner deque el en - •
aparecía el competidor y, después de preguntar lo mismo, se
gaño presupone lacomprensión de lamente como sistema re 1 - i
hacía con la pegatina preferida por el niño. Esta misma estruc c
presentacional, ello equivale a aceptar también que esa forma V
- i
tura se repetía en cinco ensayos, variando el orden de presen E
de acción competitiva exige "representarse relaciones de re
tación de los dos personajes. 1 - •
12 presentación como tales", que es lo que define —de acuerdo s'
'E con Pylyshyn ycon elpropio Perner— a laTeoría de laMente, 3
- •
- i
1

ÜL
»
~ •
44 Con toda ingenuidad, los niños de 3 y 4 años tendían a utilizado el esquema clásico de cooperador-competidor (que 45

comunicar al personaje competitivo su propia elección (per usaron inicialmente Woodruff y Premack con chimpancés) pa
diendo así la pegatina deseada) en el primer ensayo. Los de ra estudiar experimentalmente el desarrollo del engaño en el
cincoeran más astutos: un 80% de ellosengañaba al competi niño. Además, en algunos experimentos (Sodian, 1990; So
dor ya desde el primer ensayo. Pero lo más interesante de los dian y Frith, 1989) ha añadido una posibilidad, que hemos vis
resultados de Peskins es lo que se refiere a los cambios, a lo lar to antes expresada en la investigación de Peskins: los niños
go de la tarea, de los niños de distintas edades. Los niños de 5 pueden emplear una abstrucción física, un sabotaje, para im
años, y sobre todo los de 4, "mejoraban" su ejecución. Estos úl pedir que el competidor se haga con el objeto deseable. Por
timos alcanzaban un 60% de "aciertos" (es decir, de conductas ejemplo, en uno de sus experimentos, hay una historia de un
de engaño al competidor) en el quinto ensayo, frente a un rey (cooperador) y un ladrón (competidor) a ios que el niño
15% en el primero. Por el contrario, los niños de 3 años se debe facilitar, en el primer caso, o negar, en el segundo, mo
guían manteniendo su invariable pauta ingenua: sólo un 15% nedas guardadas en una caja. Esto último puede hacerlo de
de ellos "engañaba" al competidor, tanto en el primer ensayo dos maneras, cerrando la caja (sabotaje) o diciendo al perso
como en el quinto. No parecían haber aprendido nada de la si naje que está cerrada o (en otro diseño) que las monedas es
tuación. Sin embargo, parecían tener razones para aprender. tán en otra caja (engaño). Los resultados de Sodian demues
Unamuesüade elloesque la mitad de losniños pequeños tra tran que losniños de 3 y 4 años son mucho más capaces de em
taba de impedir físicamente (es decir, mediante sabotaje) que plear el sabotaje que el engaño. Por otra parte, los más peque
el competidor se hiciera con la deseada pegatina. ños alcanzaban porcentajes de engaño menores de lo espera-
Los resultados de Peskins permiten así diferenciar tres ble por azar, mientras que los de 4 y a 5 años se mostraban ca
momentos evolutivos relativamente claros en el desarrollo del paces de engañar en más del 80% de los casos.
engaño táctico: uno, hacia los tresaños, en que los niños pare Aunque se facilite máximamente la tarea de engaño, los
cen ser incapaces de emplearlo, a pesar de que ello tengaun niños de tres años siguen mostrando su proverbial ingenuidad,
costo y de sufrir la experiencia de tal costo. Un segundo mo como se demuestra por ejemplo en un experimento de Rus-
mento, en que se da una transición (hacia los cuatro años). En sell, Mauthner, Sharpe y Tidswell (1991). La tarea, en este ca
él, los niños no suelen emplear desde el principio estrategias so, consistía en que los niños tenían acceso visual (por una
de engaño táctico, pero en muchos casos pueden llegar a ela ventanita) a dos cajas, en una de las cuales había un caramelo.
borarlas en función de la experiencia. Finalmente, una fase en Había un competidorque se quedaba con el caramelo cuando
la que el engañose utiliza con más facilidad y naturalidad. La el niño señalaba a esa caja, y no a la alternativa. Pues bien: in
etapa de transición corresponde, en rasgos generales, con la cluso en esa situación, 11 de los 17 niños de 3 años estudiados,
encontrada en los experimentos sobre falsa creencia (con los señalaban a la caja con el caramelo en 19 ensayos seguidos.
muñecosde Wimmery Perner, el tubo de smartíes, etcétera). Hacían lo mismo que un grupo de niños autistas, también in
En una serie de experimentos, Beate Sodian (1990; véa cluidosen este experimento: a diferencia de otros niños con sín
E
se también Sodian y Schneider, 1990; Sodian y Frith, 1990) ha drome de Down o normales de 4 años (que tenían una conduc-
46 ta más "astuta", y frecuentemente señalaban a la caja engañosa Peskin, 1992, ySodian, 1991). Perono parecen sercapaces de 47
ya desde el primer ensayo), los niños de tres años tendían a emplear estrategias mentalistas, o —lo que es lo mismo— de
mantener unaingenuidad invariable a lo largo de toda la tarea. manipular las fuentes informativas de sus competidores, para
La dificultad de los niños pequeños para utilizar estrate impedir o equivocar las conductas de éstos.
gias de engaño e inhibir señales emocionales reveladoras, se Es cierto que, entre los tres años y medio y los cuatro y
puso también de manifiesto enun interesante experimento de medio, losniños son sensibles a las manipulaciones de las con
Peter LaFréniere (1988), en que se daba a niños de tres, cua diciones experimentales, indicando quizás el paso por unafa
tro ycinco años laconsigna deque escondieran unosito de ju se de transición hacia el engaño táctico. Sin embargo, siguen
guete, en un escondite de entre tres, y despistaran a un com siendo esencialmente incapaces de utilizar, de forma espontá
petidor que preguntaría por su localización. Se determinaba el neae inmediata, elengaño en aquellas situaciones experimen
éxito objetivo de los niños (el número de intentos en que en tales en que obtendrían un beneficio de ello. De esta forma,
gañaban realmente al adulto), y se definían las estrategias de los datos analizados constituyen un firme argumento en favor
engaño ylacapacidad de los niños de "ocultar" claves emocio de laideade que los desarrollos del engaño yde la discrimina
nales que pudieran dar pistas sobre la ubicación del osito. La ción de que alguien es engañado objetivamente (es decir, tie
Fréniere demostró que los niños de tres años eran más incom ne una creencia falsa) son hitos coincidentes, y resultantes
petentes, a lahora de engañar, que los de 4y5,ymenos capa probablemente de un fondo cognitivo común: la elaboración
ces de inhibir expresiones emocionales que informaban al de un sistema conceptual completo de la Teoría de la Mente.
competidor de la situación real del osito. Lo que no variaban Si en el caso de los experimentos sobre falsa creencia se
eranlas estrategias (ocultar cada vez en un sitio el objeto) que partía de la cadena "acceso informativo —> creencia —> con
los niños usaban. ducta" para explicarla capacidadde losniñosde predecir con
Este conjunto de resultados experimentales ofrece, a pri ductas equivocadas, en los de engaño se supone implicada esa
meravista, una imagen claray concordante del desarrollo de misma cadena en la explicación "formalista" clásica. El niño de
la capacidad de engaño táctico en el niño. Entre los cuatro y cinco años es relativamente capaz de manejar la información
los cinco años, los niños reflejan, en situaciones experimenta que proporciona o no a un competidor (mediante tácticas de
les, una capacidad de engañar que no muestran a edades me indicación falsa, inhibición expresiva, etc.), para crear en éste
nores. A diferencia de los de más de cuatro años y medio, los una creencia falsa que le Heve a una conducta equivocada, pe
niños más pequeños ofrecen, en los estudios revisados, una ro beneficiosa para el propio niño. Una vez más, la compren
imagen de conmovedora y homogénea ingenuidad, que pare sión de la falsa creencia, que es el reflejo más neto de la com
cería expresar una especial incapacidad (en comparación con prensión de la naturaleza representacional de la mente, se
3
e ladestreza posterior) de manipular estados representacionales convierte en la clave explicativa del desarrollo del engaño. v
c

de otros en beneficio propio. No se trata de que no tengan la Sin embargo, también en este caso existen anomalías y E
«
intención de impedir la conducta perjudicial de sus competi aparentes contradicciones experimentales que siembran du
•a
2
dores (y la prueba es que "sabotean" en los experimentos de das sobre esta interpretación de los fenómenos. Se encuen-

i
i
i
tran, sobre todo, en los trabajos de Chandler (1988; Chandler
años ymedio parecían ser capaces de usar estrategias tan ma
48

y Fritz, 1989; Chandler, Fritz y Hala, 1989),que ha sido uno de


quiavélicas como la de «borrar las huellas primeras yproducir
losinvestigadores que han cuestionado el carácter de "teórico"
huellas falsas" (en un 50% de los casos)! De hecho, en los da
de las destrezas mentalistas de los niños. Chandler ha criticado
tos de Chandler yotros, no se hallaban diferencias entre las es
el enfoque tradicional en el estudio de la Teoría de la Mente,
trategias usadas por los niños de 2, 3y4años.
que tiende a considerarla como una capacidad "en bloque",
Para responder alas críticas de que se habían dado exce
cuyodesarrollo se daría en forma de "todo o nada". Para él, la
sivas ayudas alos niños en el preentrenamiento yde falta de
teoría de la mente evoluciona de forma gradual desde la in
una condición de control de cooperación, Hala, Frit* yChand
fancia —en que aún no es una teoría— hasta la adolescencia
ler (1991) hicieron nuevos experimentos con la tarea de la
—en que llega a serlo—, y el aparente carácter crítico de los
muñeca de las huellas, con niños de tres ycuatro años. En es
cuatro años y medio no es más que un artefacto. Se debería a
te caso, redujeron las ayudas, incluyeron una condición coope
que, tanto en las tareas tradicionales de falsa creencia como en
rativa, estandarizaron el procedimiento yfueron más exigen
las de engaño, se sitúa al niño en una condición experimental
tes en los criterios de auibución de estrategias mentalistas. En
en la que se le exige "ser espectador" de una historia yrespon
contraron, de nuevo, que los niños de tres años usaban estra
der a ella. Los niños de 2 o 3 años no ofrecen una imagen ver
tegias de engaño tanto como los de cuatro. Además, no exis
tían diferencias entre los dos grupos en su respuesta apregun
dadera de sí mismos en ese tipo de situaciones. Al usarlas, los
experimentadores tienden a confundir sistemáticamente sus
tas de creencia falsa ("¿Dónde cree Xque está el tesoro? ) De
(in)capacidades mentalistas con otras clases de dificultades.
este modo, yen contra de la opinión más común, Chandler y
Para dar cuerpo a esa crítica, Chandler ha investigado las
sus colaboradoras sostienen la hipótesis de que las destrezas
capacidadesde engaño en niños muy pequeños mediante una
mentalistas de los niños son bastante precoces, sufren desarro
fácil e ingeniosa situación experimental, en que una muñeca
llos menores (y no cambios críticos) alo largo de todo el desa
rrollo preoperatorio y se corresponden con las estructuras
"que deja huellas al andar" tiene que ocultar un tesoro a un
competidor. Para ocultarlo, la muñeca puede seleccionar uno
cognitivas generales desarrolladas en ese período (veremos
de entre cuatro recipientes. El niño debe llevar la muñeca
después que pueden hacerse críticas fundamentadas aesta po-
(con el tesoro) hasta uno de ellos, y procurar que no se conoz sición).
Una dificultad de la posición de Chandler es que no se
ca el itinerario. Para ello puede utilizar una esponja para bo
rrar las huellas, e incluso engañar más activamente, "marcan
ha visto corroborada por otras investigaciones en las que se ha
do" luego unas huellas nuevas hasta uno de los recipientes en
empleado también la tarea de la muñeca de las huellas yotras
que no está el objeto. En el procedimiento usado por Chand
muy parecidas (véase, por ejemplo, Sodian, Taylor, Harns y
ler, Fritz y Hala (1989), los niños recibían además un cierto
Perner, 1991), sin que se replicaran sus resultados. Sin embar
E
c
go ios datos de Chandler son relativamente coherentes con «s
-o
"preentrenamiento" antes de los ensayos de prueba. Los resul una observación bien establecida, asaber: en situaciones natu
•a
tados eran muy sorprendentes, teniendo en cuenta los de
E
i-.
rales de interacción (y no experimentales), los niños menores 3
id
otros estudios sobre desarrollo del engaño: ¡los niños de dos
50 de cuatro años y medio pueden mostrar pautas de "engaño" o falsa creencia. A pesar de su indudable interés, ya expensas de 51

broma relativamente elaboradas (véase, por ejemplo, Dunn, su posible corroboración en otros estudios, los datos de Chand
1991). LaFréniere señala que estas pautas pueden tener fun ler no son suficientes como para poner en duda que los4-5 años
ciones lúdicas, defensivas, agresivas, competitivas o protecto también son un momento crítico para el desarrollo de pautas
ras. En las "bromas" infantiles se encuentran ejemplos que ha mentalistas de engaño. Sin negar la existencia de precursores an
cen dudar de las verdaderas habilidades mentalistas de niños teriores del engaño táctico, en esemomento del desarrollo pare
de dos años o poco más. Veamos, por ejemplo, este caso cita ce establecersecon firmeza un sistemaque subyace a conductas
do por Dunn (1991), de un niño de 24 meses: competitivas diferentes, yque presupone la capacidad de "repre
"Madre: ¿Quieres a mamá, Juan? sentarse representaciones en su calidad de tales".
Niño: ¡No sí!
Madre: ¿No sí?... ¿No sí? El desarrollo de la Teoría de la Mente y el papel
Niño: ¡No sí!" facilitador del engaño en las tareas de falsa creencia
Asimismo, en observaciones naturalistas, son frecuentes
conductas de "engaño", en niños de 2 y 3 años, tales como las Si bien la Teoría de la Mente parece contener ya todos
de "echar la culpa a otro" de una conducta propia que podría sus elementos conceptuales básicos (incluyendo las creencias)
ser castigada. Parece así que la determinación de la capacidad hacia los 5 años, ello no quiere decir que posteriormente no
de engaño táctico en niños debe tener en cuenta variables se den desarrollos en la potencia y recursividad del eficiente
complejas, entre las que se incluyen la diferencia entre enga instrumento conceptual que el niño tiene. Ello se ha demos
ñar para lograr un resultado deseable o para evitar uno inde trado ampliamente mediante el empleo de las llamadas"tareas
seable, la exigencia o no de que el engaño sea verbal, el grado de segundo orden", en las que el niño debe inferir la creencia
de "control" que la situación pide al niño (que se acentúa en (falsa) de un personaje acerca de la que posee otro. Sin que
los estudios experimentales), la activación de una verdadera rer hacerlogomaquia, diremos que la tarea exige, en este ca
motivación al engaño y la exigencia mentalista que éste conlle so, "representarse una representación acerca de una represen
va. Otro aspecto importante es el de "a quién se engaña". En tación". Veamos un ejemplo que puedeservir para aclarar es
algunos experimentos (como el muy sencillo de Russell, te trabalenguas.
Mauthner, Sharpe y Tidswell, 1991, antes mencionado), la exi El ejemplo proviene de nuestro propio trabajo, ycorres
gencia de "engañar a un adulto" podría inhibir la conducta del ponde a una interesante variación, ideada por Núñez (1993),
niño, contribuyendo a infravalorar su capacidad de mentalis- de la historia clásicaque se utiliza en la tarea de falsa creencia. ^i
mo competitivo. Recordemos que, en ésta, un personaje, al que llamaremos A,
3 ~»
En todo caso, y en lo que se refiere a los estudios experi cambiaba de un recipiente a otro un objeto guardado previa c
V

mente por otro personaje,B,sin que éste lo viera. Luego se ha B ^i


mentales, parece que puede sostenerse la conclusión de que a
T3 •a
existe una relación coherente entre el desarrollo del engaño y cían al niño preguntas de predicción o creencia acerca de la 2 -•
s
de la predicción de conductas equivocadas en situaciones de conducta previsible del personaje B "objetivamente engaña- i
,3 •-•

200088 •
WM ~B
^¡¿¡üíij
--••
52 do", o acerca de su representación (creencia) sobre ellugaren tonces era más difícil responder a la pregunta sobre una creen 53

que estaría el objeto. La clave del procedimientoes que el per cia verdadera que a la hecha sobre una falsa?
sonaje "equivocado" no ha visto el cambio y, por consiguiente, En un experimento de Riviére y Núñez (en prensa) se
posee una falsa creencia acerca de la situación. dio una respuesta a esta intrigante pregunta, mediante un di
Supongamos ahora que introducimos la siguiente varia seño que consistía en variar sistemáticamente las intenciones
ción: el personaje B, que primero guardó el objeto y luego se de los personajes de la historia. Eneste experimento, tanto el
fue de la habitación en quese ha realizado el cambio, mirapor personaje quesalía como el quesequedaba podían tener"ma
una ventana, y ve lo que hace el otro. Ahora no tiene una la" intención —es decir, intención de engañar— o buena. Lo
creencia falsa, sino verdadera acerca de la situación. Pero A — que se demostró esque la intención de engaño del personaje
que no sabe que B ha visto lo que él hacía— tiene una creen que hace el cambio facilita la resolución de la tarea clásica de
cia falsa acerca de la creencia de B. Así, B tiene una creencia teoría de la Mente de primer orden y de la de segundoorden.
verdadera acerca de dónde está el objeto, y A la tiene falsa Esto explica la "anomalía" de los resultados anteriores: las in
acerca de. la creencia de B. Por tanto, en este paradigma expe tenciones de engaño son "cognitivamente muy relevantes" pa
rimental pueden hacérsele al niño dos preguntas: una de ra los niños en las tareas de Teoría de la Mente. Frecuente
creencia verdadera ("¿Dónde cree B que está el objeto?" o mente las infieren aun cuando no se expliciten en la historia.
"¿Dónde lo buscará?"), y otra de falsa creencia de segundo or Por eso, en la tarea de la ventana tienden a "olvidar" que B vio
den ("¿Dónde piensa/cree Aque Bbuscará el objeto —o cree el cambio de situación, y preservanla información sobre la in
rá que está—?"). Como en el caso de otras tareas de segundo tención (explícita o inferida) que tenía A de "engañar" a B.
orden, se hacomprobado que esta última pregunta, que impli Los resultados anteriores dejan en el aire una pregunta
ca un alto grado de recursividad, es contestada correctamente inquietante, pero que tiene un profundo sentido, por debajo
porlos niños aproximadamente dos años más tarde quelapre de su formulación aparentemente "ilógica": ¿Nopuede ser que
gunta clásica de creencia falsa de primer orden: es decir, hacia elengaño táctico sea "un camino hacia laTeoría de la Mente"
los seis años y medio. más que un resultado de ella? Con arreglo a esta explicación,
Sin embargo, en elexperimento en queseutilizó por vez la cadena "intención engañosade A—> conducta equivocada
primera el "paradigma de la ventana" aparecía una interesan de B", podría ser comprendida antes que la cadena "Inten
te anomalía: los niños estudiados (de 4; 4 a 6; 5 años) respon ción de A —> conducta de A —> creencia falsa de B —> con
dían peor a la pregunta simple sobre la creencia verdadera en ducta de B". En otras palabras: la comprensión del engaño se
la tareade laventana que a la pregunta clásica sobre la falsa en ría una de las fuentes de elaboración de una Teoría de la Men
la tarea tradicional (Núñez, 1993, Núñez yRiviére, en prensa). te, en vez de ser sólo una consecuencia de esa elaboración. 3
c
¿Cómo era eso posible?... la respuesta a la pregunta sobre lo Cuando se revisan los experimentos sobre Teoría de la
E £
queharáalguien quehavisto un cambio, en unasituación pre Mente, se encuentra que el engaño tiene un efecto facilitador •3a
2 viamente establecida, no pareceimplicar el empleo de la Teo muy sistemático, coherente con esta formulación. Resulta intri u

! s
ría de la Mente, mientras que la otrasí lo exige. ¿Por qué en gante ydifícilmente inteligible la posibilidad de formas de en- .3
54
gaño táctico más conductista que mentalista, oal menos deriva les funciones presuponen y exigen el empleo de una "intencio 55

das de un "mentalismo que aún no atribuye creencias", pero no nalidad recursiva", de orden superior. ¿Qué quiere decir eso?
debe desecharse. Coincide con los datos observados en antro Para comprenderlo, hay que recordar una vieja propie
poides, que sugieren capacidades elaboradas de engaño junto dad con la que el filósofo Francisco Brentano caracterizaba lo
con grados poco elaborados de mentalismo, que probablemen mental: la propiedad de ser intencional, de ser "acerca de al
te no impliquen una lógica completa de creencias. Sin embar go". Los pensamientos, los deseos, las creencias, los recuerdos
go deben ser las investigaciones futuras, yuna esforzada labor —todas las estructuras conceptuales, en definitiva, que sirven
de reflexión teórica, las que establezcan con claridad las intrin de base a la Teoría de la Mente— son estados intencionales:
cadas relaciones entreTeoría de la Mente yengaño. son pensamientos acerca de esto o de lo otro, recuerdos sobre
algo, creencias en tal o cual cosa, deseos de esto o de aquello.
Teoría de la mente, comunicación yun poco de Filosofía Son, así, "relaciones proposicionalmente abiertas". Necesitan
un "de" o un "acerca de" para ser. A diferencia de los fenóme
La Teoría de laMente no sirve sólo para engañar oreco nos "sólo" físicos, que se clausuran en sí mismos, aquéllosque
nocer el engaño. Junto con esta virtualidad "competitiva" tie añaden una nota de "mentalidad" a su carácter físico son fenó
ne un enorme valor cooperativo. Aunque los modelos experi menos que se refieren a contenidos. Por eso precisamente lo
mentales clásicos para su estudio se hayan basado más en el en que llamamos mente es un artefacto inherentemente repre
gaño que en la comunicación, debemos insistir en este segun sentacional, y tener mente equivale a tener representaciones.
do aspecto, si no queremos tener una imagen sesgada ymuy Del mismo modo que "atribuir mente" equivale a "atribuir re
incompleta de la funcionalidad de ese delicado sistema con presentaciones".
ceptual de deseos-creencias al que se da el nombre de Teoría En el sentido mencionado, es posible predicar la mente
de laMente". Apesar de que las tradiciones de invesUgacion de todos aquellos organismos que definen un mundo de "con
hayan puesto más peso en el platillo del engaño, como entono tenidos" o de objetos —y no de meros estímulos— al procesar
de posesión de una Teoría de la Mente, es necesario contrape la información del medio: es seguro que eso es algo que ha
sar la balanza con una serie de observaciones, aunque sean cen los leopardos, por ejemplo, y no tanto que lo hagan las
principalmente teóricas, sobre el valor yla significación comu moscas o las ranas. Un paso más es el que se produce en el ca
nicativa de la Teoría de la Mente. Pero, ¿en qué senudo tiene so de ciertos organismos que pueden tener "procesos inten
valor laTeoría de laMente para lacomunicación? cionales acerca de procesos intencionales" (un nivel dos) o,
Un lúcido filósofo del lenguaje,Jonathan Bennett, hacia tras un nuevo escalón que presupone ya un nivel mínimo de
una observación importante, en un libro de hace veinte anos recursividad, "representarse estados mentales acerca de esta
B
3

titulado Unguisüc Behavior (1976). Hablando de las "funciones dos mentales" (nivel tres). Si llamamos "I" a los estados men a
o

ostensivas del lenguaje", es decir, de aquéllas en las que se em tales intencionales, tenemos en ese caso estructuras de tipo E
•3
plea el lenguaje —como estamos haciendo nosotros ahora— "(II (Ig (Ij)))", completamente recursivas que, por lo que di 2
E para "mostrar" ycompartir experiencias, decía Bennett que ta- ce Bennett (1976), son necesarias para que se produzca el len- E

.3 3

?m
57
Si aceptamos .1 análisis de»
el análisis de Bennet, llegamos a ^^
una con-
eg
56 guaje con la función predominante que adquieren en el hom clusión de una enorme ™?°™C^J**UC permiten los
bre Con arreglo ala intuición de Bennett (aceptada por mu
chos filósofos del lenguaje), nunca emplearíamos el lenguaje
para transmitir intenciones, creencias yconocimientos (aun
que quizá sí deseos) si no fuera porque somos capaces de siva 0-como también se ^ ^ ^ ^ en un in-
"creer que el otro sabe que nosotros pensamos que... , supo
ner que el otro cree que nosotros deseamos que ...", etc. Con
estas expresiones (que no tratan tampoco de ser meros traba
lenguas),hacemos referencia aese nivel de intencionalidad re iasíntesis,
vez cognitivo y«^XS« alos interlocutc-
cursiva que se usa cada vez que el lenguaje se utiliza para cosas ese pnncipio lleva sistem ^ ^
"tan propias de su naturaleza", tales como comentar, narrar,
argumentar, etcétera.
Al lector perspicaz no se le habrá escapado la idenudad
~^*££¿Z%^~«*el mínimo
companeros de= *«^\ Lo/recursos no parece posi-
costo de recursos. El calculo in p dU) equiva.
de fondo que existe entre los conceptos de Teoría de la Men
te" e "intencionalidad recursiva", como tampoco el hecho de
que el lenguaje se usa la mayoría de las veces (y cuando no se
le da una utilización puramente imperativa, vocativa ofatica)
con fines ostensivos, que exigen esa intencionalidad de tercer racciones comunicativas humanaS- ser relevantes en la
orden. Basta con que nos detengamos en casi cualquier con
versación para que caigamos en la cuenta de que, en sus usos comumcacón, los mteno ment¡acs inferidos de sus
más frecuentes, las emisiones lingüísticas tratan de modificar
"mundos mentales" de los interlocutores, ysólo muy indirecta
"""^•"^ra^AtfoL.icascarno-.e.desus
companeros de interacción. A^ re_
mente de cambiar las realidades físicas en cuanto tales. Por deseos, creencias, -tenciones, foco, de inte ^^
ejemplo, cuando decimos que "existe una identidad de fondo presentaciones yesquemas, ««^¿^ laMente es la
entre la Teoría de la Mente yla intencionalidad recursiva , es Ln continua en la^nocuci^UJeonad ^ ^
tamos tratando de impactar en el mundo mental de nuestro capacidad cognitiva que pe„ü ^ ^ ^ , se
lector yno buscamos otra cosa: añadimos ideas, proposicio adaptaciones. Como tales aa P en caso contra-
nes representaciones ocreencias alas que previamente el lec derivan de inferencias sagaces, e^e^d ^ c

tor tiene. Nuestra actividad comunicativa sólo se sausface si no. Estas consideraciones llevan a« ¿ ^ ^ ^ V
e

1 modifica realmente, de forma económica ypoderosa, la men-


S te del lector. Hay otra emisiones comunicativas, como "¡Déme te. Tales contextos son ~n™m^' sometidos normal-
1 un vaso de agua!", que tratan más bien de modificar el mundo zados dinámicamente por la propia teona, y .3

g físico, pero no son ni las más frecuentes ni las más complejas e


^ interesantes en los usos lingüísticos.
4

i
58 mente a procesos muy rápidos y complejos de variación. En
otras palabras: los contextos comunicativos humanos ordina
rios someten al sistema de la Teoría de la Mente a fuertes exi 59

gencias de dinamismo, velocidad, eficiencia, actualización con


tinua ycomplejidad de funcionamiento. En este último aspec
to, no está de más decir que la Teoría de la Mente es precisa r a" v"s »que tienen esta seeunHa «,„.-•- \
mente aquel subsistema cognitivo que está encargado de en estarse en actos de señalar con e, dedo 3 ^ ?^ ma"
frentarse a sistemas de su misma complejidad, esdecir, a "otras presiones emocionales ymiradas a!te™ T"^08 de CX~
mentes" generalmente tan complejas como la propia. ;nteracción yalos objJosS^^^T^*
tratan sólo de controlar I* ,f •- ? r° SI ^ act°s
Las rápidas reflexiones anteriores acentúan la necesidad
de mirar laTeoría de la Mente desde las dos perspectivas fun teracción o, ^^^^ ^'°S ^P-eros de in-
cionales que leson propias, ynosólo desde una: laimagen tra noción de que taTo^T* ^^^ de *%** ™do ,a
dicional deesta capacidad, muy basada en elengaño, no refle Belichón, «Lrl £T " °0n «* ^iére, 1990,
ja suficientemente ni eldinamismo nilacomplejidad de las ac Cencía de los protoLperltívos^E£?T"^ **
tividades humanas de mentalización, tales como éstas se expre cativos, fáticos, etc.), lo^oél^Z^ T^0 l°S~
partir" yno "para nerfirí aeciarat,v°s ( señalar para com-
san en situaciones comunicativas muy cotidianas. Además, y
como han señalado algunos investigadores, el engaño es, casi no se oLrvan aTme'l í"" T ^ ^ dd hombre> J
por definición, una actividad relativamente infrecuente en pecies animas "C°nd,d°neS ™™l<*'« otras J
comparación con la cooperación comunicativa. Sólo así es efi Las formas comunicativas —incluso rimtór
caz. Como bien dicen algunas fábulas, el engaño constante otros animales presentan siempre un núc,l T*01™- en
acaba porproducir el efecto del "lobo y las ovejas", yporser
ineficaz. Todo el mundo termina por desconfiar del que enga
ña mucho. El engaño sólo es realmente eficaz en dosis mode
radas,si no francamente bajas. En eso se diferencia de lasacti
vidades comunicativas "mentalistas", que se producen de for con los estados de creen,-;. nicatIvas 1ue * corresponden
ma extremadamente frecuente en los períodos humanos de vi 1983).i n.Adiferencia
uuerencia 1, ' ^7*"*
del enunciado **»•«w
declaran™ (véase Sea^
gilia (¡Yhasta en sueños!). rectos", el imperativo "déme un vaso de a^a" ""? ^ i
¿Cuándo comienzan a dar muestras los niños de que ni verdadero ni falso. En realidad nol ^ PUede **
3
"mentalizan" en suactividad comunicativa? ¿Cómo desarrollan -ente, los P^decla^^^^^^
son expresiones de en»™™ lenguaje aún no
a
y elaboran después esa capacidad de inferir estados mentales?
Adiferencia de los antropoides superiores, los niños de 12 a 18
meses realizan un tipo de actos de comunicación que parecen
- -ir,™ ¿^™rrr —*•« - ,
verdaderos o«sos, p¡KJqZ „„ lülT P*™"»'»» |
E i
3
poseer, desde muy tempranamente, un núcleo mentalista o,
2 i
E
3
;.]•'•' ?'•:
en sus conductas de mentalismo cooperativo. Es ésta una cu 61

60 poseen las propiedades fundamentales de (a) expresar creen riosa diferencia entre los primates de mentes más complejas.
cias y (b) poder serverdaderos o,por elcontrario, falsos. Enel Lo que sucede es que la mente del otro que concibe el
caso.de otras formas de comunicación animal, no parece que niño de dos años es, probablemente, un sistema muy incom
sea posible predicar laverdad o falsedad de las expresiones. pleto en comparación con la que elabora el de cinco. No esta
Lo anterior no implica, ni mucho menos, decir que los del todo "despegada" de la propia mente, de la propia expe
humildes protodeclarativos de los 12 meses presupongan la no riencia. Por eso, los niños de dos ytres años cometen errores
ción de falsa creencia, la noción que caracterizael dominio de muy característicos en tareas de comunicación referencial, uso
una Teoría completa de la Mente. Pero, ¿cómo podrían efec de deícticos y, en general, situaciones -como hablar por tele
tuarse si no fuera gracias a la posesión de alguna noción ele fono- que implican la necesidad de diferenciar entre los es
mental de los otros como "seres con mente"?, ¿cómo podría el tados mentales ajenos ylos propios. La conversación telefóni
niño de poco más de un año tratar de "compartir la experien ca en que se pregunta al niño de tres años "¿Quién esta ahí? ,
cia con otros" si no tuviera, de algún modo, la noción tácita de ycontesta "¡éste!", sin tener en cuenta que el interlocutor no
que los otros son seres capaces deexperiencia? Enelcaso delas ve al referente del deíctico, es un ejemplo clásico.
pautas imperativas de comunicación, el mentalismo puede ser En términos generales, los estudios sobre debas, comu
un recurso útil, pero en el de las declarativas es mucho más: nicación referencial yhabilidades conversacionales de los ni
una condición imprescindible. Tales actos comunicativos no se ños preoperatorios presentan una imagen concordante con la
realizarían sin la noción de los otros como dotados de mente. que ofrecen los estudios sobre engaño: entre los 4ylos 5anos,
Para no crear confusiones, ya hemos destacado la nece ycoincidiendo con el desarrollo de la comprensión de la natu
sidad de diferenciar entre "tener una noción" y "tener la no raleza representacional (y potencialmente falsa) de los estados
ción de que se tiene". Los niños de dos años no saben que mentales intencionales, los niños desarrollan mucho su capa
mentalizan. Sin embargo, hacen protodeclarativos, que pue cidad de adaptarse alas necesidades convencionales de sus in
denimplicar una mentalización implícita yaun rudimentaria. terlocutores, comunicarse con ellos eficazmente acerca de re
Además, en seguida realizan pautas más complejas de comu ferentes, yusar siempre bien aquellas formas del lenguaje (las
nicación lingüística, declarativas en sentido estricto, que ya deícticas) que varían sutilmente en función tanto de los con
exigen, con seguridad, mentalizar. Con sus primeras palabras textos comunicativos como de las fuentes de acceso informau-
—que son, en realidad, "holofrases"— predican propiedades vo delos compañeros de interacción.
de los objetos, atribuyen posesiones, comentan experiencias, En suma: la Teoría de la Mente es una capacidad cogm-
etc. En nuestra opinión, tratan decididamente a sus interlocu tiva que está al servicio tanto de las interacciones competitivas
torescomointérpretes potenciales. No es fácil entender cómo como de las comunicativas. Al tiempo que sirve de fundamen c
v
e
c
v
podrían hacer tales cosas sin alguna noción de que los demás to de las destrezas pragmáticas que permiten el empleo mas es a

E

son seres con mente. Si bien los niños de dos o tres años no pa pecíficamente humano del lenguaje, recibe probablemente e
g
un "input" de gran valor desde el propio lenguaje. En este, el
•o
« recen ser mucho más capaces que los chimpancés en sus com
S petencias de "mentalismo competitivo", lo son decididamente
3
62 empleo de la Teoría de la Mente es completamente necesario Teoría de laMente y autismo 63
sobre todo para funciones de naturaleza ostensiva o declarati
va, que son muy específicas del hombre. Los contextos de inte Si la Teoría de la Mente es la competencia que permite
racciónlingüística —las conversaciones, por ejemplo— estable las formas mas elaboradas, las pautas más sutiles yespecíficas
cen exigencias muyrigurosas y constrictivas de velocidad, com de comunicación yengaño en el hombre, sus alteraciones yde
plejidad y eficienciaa las inferencias mentalistas. Con indepen ficiencias en el desarrollo deben tener consecuencias trágicas
dencia de que tales inferencias se realicen (como suele suce El lector puede intentar el difícil ejercicio de imaginar cómo
der) por debajo del umbral de la conciencia o por encima de sena el mundo humano sin una teoría de la mente, para dar
él, lo cierto es que constituyen el sustrato cognitivo gracias al se cuenta de ello: los demás no se constituirían como "seres
cual las interacciones lingüísticas humanas rio sólo poseen una dotados de una mente". Su mundo mental, yel del propio su
estructura simbólicacompleja, y se refieren intencionalmente a jeto, sena en esencia opaco. La mente de los otros sería una
contenidos, sino que poseen propiamente un "sentido". puerta cerrada. Carecería desentido intentar transmitir creen
En los actos de comunicación ostensiva, el sentido se de cias. Hacer cosas tales como comentar, narrar, describir, predi
riva de cálculos mentalistas, que se realizan mediante un siste car relaciones ypropiedades de lo real sin otra meta que la de
ma conceptual que no es lingüístico en sí mismo, aunque pue compartir experiencias. Las interacciones frecuentísimas y
da expresarse en el lenguaje, a través del léxico de referencia muy dinámicas de las conversaciones cotidianas resultarían
mental. Con independencia del papel que pueda tener el len inalcanzables o-en caso de algún desarrollo entorpecido del
guaje en la configuración y el refinamiento de la Teoría de la sistema— muy difíciles de seguir.
Mente, es preciso insistir en que la propia teoría no tiene, en Además, el comportamiento de la gente resultaría, en
sí misma, una naturaleza lingüística, y puede ser atribuida a or gran medida, imprevisible para la persona sin mecanismos
ganismos no lingüísticos, tales como los antropoides superio mentalistas. Carecería de orden yde concierto, al no asimilar
res. El criterio de tener una teoría de la mente no reside en ha se al sistema conceptual que le otorga organización,jerarquía,
blar sobre ella, empleando términos tales como "desear", motivo y sentido. La incorporación a la cultura, con todo lo
"pensar", "recordar" o "creer". Es cierto que todos los lengua que ella implica en el proceso de humanización, estaría ex
jes poseen un léxico mentalista complejo, que refleja, de di traordinariamente dificultada. En condiciones de carencia o
versos modos, la existencia en el hombre de un sistema con déficit de la Teoría de la Mente, yal no contarse con los meca
ceptual común y universal. Pero el lenguaje mismo no debe nismos "de arriba abajo" que le permiten al niño pequeño
confundirse con el sistema. Un sistema que, como hemos vis aprender a descifrar estructuras simbólicas en función de las
3
to, subyace tanto a las formas complejas de interacción compe intenciones compartidas ycomprendidas, sería muy difícil —
c
v
titiva, que se expresan en el engaño, como a las elaboraciones cuando no imposible- el desarrollo de las sistemas simbólicos 3
c
E
•3
comunicativas que se producen en formas de cooperación tan complejos. También se vería dificultada la apropiación de pau E
V

c sutiles como las que se observan, por ejemplo, en las conversa tas instrumentales que permiten la definición de una cultura. •O

£ 2
ciones.
Una de las consecuencias más trágicas del déficit sería enton- E
3

íb
64 ees la falta de sentido de la mayor parte de las acciones huma Las investigaciones realizadas en laúltima década sugie 65

nas, propias y ajenas. Porque sucede que el sentido se deriva, ren, con claridad, que esos seres con deficiencias ocarencias es
al tiempo, del propio funcionamiento del sistema mentalista pecíficas de destrezas mentalistas no son, por desgracia, entes
(que establece fines e intenciones de la acción humana, fre quiméricos, sino personas, muy reales. Niños yniñas, hombres
cuentemente instrumental y mediada), de la inserción simbó ymujeres, de carne yhueso. Presentan un trastorno del desa
lica de la conducta, y de las compartidas interpretaciones de rrollo, al que se conoce desde hace medio siglo con el nombre
las acciones y objetos, derivadas de la cultura y la vida en co de autismo infantil (Kanner, 1943). Muchos investigadores yclí
munidad. nicos piensan —con buenas razones— que, aunque ese trastor
Las personas sin una Teoría de la Mente nos parecerían no del desarrollo tenga consecuencias generalizadas yprofun
a las demás extremadamente ingenuas y carentes de malicia. das en toda la personalidad humana, se deriva de un déficit
Pero, al mismo tiempo, los no-mentalistas resultarían ser concreto yespecífico: eldelaTeoría dela Mente.
"egoístas involuntarios". Serían incapaces de altruismo empá- En 1985, tres inteligentes investigadores de laUnidad de
tico, pero también de engañar estratégicamente y de darse Desarrollo Cognitivo del "Medical Research Cornial" de Lon
cuenta de cuándo alguien es engañado o engaña. A diferencia dres, Simón Baron-Cohen, Alan Leslie yUta Frith utilizaron el
de los hábiles mentalistas que somos los humanos llamados paradigma de la falsa creencia (el clásico de las dos muñecas,
"normales", esos miembros de la especie sin intencionalidad ideado por Wimmer yPerner, 1983) para someter aprueba la
recursiva ofrecerían una conmovedora y roussoniana estampa hipótesis de un déficit cognitivo específico, en auristas, en Teo
de "seres naturales". Serían robinsones incontaminados por la ría de laMente. La idea de que los auristas podrían tener algu
cultura, y muy mal dotados para enfrentarse a las exigencias na deficiencia cognitiva ovarias, que explicarían el cuadro, ha
complejas, flexibles y dinámicamente variantes de las interac bía rondado por la cabeza de muchos investigadores en los
ciones sociales. En suma: si hubiera personas sin una Teoría de años setenta. Pero nadie había logrado dar con laclave de la
la Mente, sus serias deficiencias sociales y comunicativas pro cuestión. En unas yotras investigaciones aparecían, sí, altera
clamarían, con más elocuencia que cientos de experimentos, ciones ydéficit cógnitivos de diferentes tipos, pero ninguno pa
la enorme importancia y el valor social de la competencia au recía capaz de explicar, de forma coherente, el conjunto de
sente. La Teoría de la Mente funciona de una forma tan eficien trastornos que se observan en el autismo infantil.
te, fácil y ubicua en la mayoría de las interacciones humanas, Baron-Cohen, Leslie yFrith (1985) aplicaron una forma
que tiende a pasar desapercibida. Su funcionamiento se sitúa simplificada de la tarea clásica auna muestra de niños autistas,
de ordinario por debajo del umbral de la conciencia. Pero no ycompararon sus respuestas con las que daban los niños nor
deja de estar ahí, funcionando sin sentirse. Su ausencia "reso males ycon síndrome de Down. Eligieron las muestras de tal 3
3
p
v
naría estruendosamente": la percibiríamos con más facilidad modo que los autistas alcanzaban una edad mental media mas c
o
s
s
en las personas no-mentalistas de lo que sentimos su armonio alta que los niños de los otros grupos en la prueba de Wesch- •o

1! sa presencia en los mentalistas normales. ler (9;3 años, frente a4;6 los normales y5;11 los niños con sín S
E drome de Dovm), yse aseguraron de que los niños compren 3
3
dían la tarea yrecordaban bien sus episodios (como suele ha-
#

67
. a~ ic Teoría de la Mente). Descu-

ti*» tenían un déficit especifico


tistas tein<ui u» \»v. r
en la resolución u
j„r;r míe la mu-
un 80% de ellos cometía el "error realista de decir que la m
ñeca "objetivamente engañada" buscaría el objeto donde real
mente«5L Parecíanlncapaces de representarse la creencia Historieta mecánica »
i
ñosnormta de cuatro años ymedio de edad menta ycrono-
"ca qu daban la respuesta correcta de predicción en un
85% de los casos) yde los niños con síndrome de Down (86%
^TntsX"ats, se han acumulado numerosas prue Historieta comportamental
bas converges de la tendencia aurista alalias• en=
tareas de Teoría de la Mente. Los propios Baron-Cohen Leslie
vF* (1986), en una nueva investigación, se sirvieron de una
l^que exigía ordenar historieta, *n ™£»££
tas podían ser de tres tipos, dependiendo de la da«ederda_
dones en las que podía basarse su comprensión yordenación
h'orietas me'cánícas, comportamentales eintenciónale, La Historieta intencional

primeras exigían establecer un nexo puramente: físico.entre


Lesos (por ejemplo, en la primeraviñeta se ve como un hom
rLaLa auna piedra. Luego lagolpea yh ^
por un precipicio). Las segundas, ruunas comportamentales £4
(por ejemplo un panadero prepara la masa para un pastel, la
H al hoLo yluego saca el pastel). ^ «f-¿*££
comprender nexos intencionales: aentender la conducta de
MAX = 6
o
z

£L en función de su estado mental (por ejemplo un pe -


sonaje deja un osito en el suelo para cortar urafioi, otro per i
sonle selleva el osito, yel primero "se sorprende" por no en- Figura 2: Ejemplos de historieta
"(3 ~3
c
1
C
i
* contrar el osito que "creía" que estaba asu lado) mecánica, comportamental s •8tí E

S Los resultados eran muy claros; como puede verse en la e intencional (Baron-Cohen, o
a
T3
e

a
fiema 2- los autistas resolvían mejor que los niños normales o Leslie y Frith, 1986) y rendimiento f. s

E con síndrome de Down las historietas mecánicas (lo que es lo- medio de los grupos estudiados. 0
u
(4
-1

3
i
i
i
mentó de 1986 eran respectivamente historietas para "físicos", 69

68 gico, teniendo en cuenta su mayor edad mental), eigual que "conductistas" y"psicólogos". Lo sorprendente no es sólo que
los normales —ambos mejor que los Down— las comporta-
los autistas fueran tan malos psicólogos, sino que los normales
mentales. Sin embargo, su rendimiento en la ordenación de fueran tan buenos psicólogos, en comparación con sus habili
las historietas intencionales era muy inferior al de los otros
dades como "físicos" y. como "conductistas".
grupos: de hecho no era superior al que podía esperarse de Una ventaja de la investigación sobre el autismo es laque
una actuación al azar (véase figura 2). Este resultado deberá l se refleja en el comentario anterior: lo que sabemos del autis
confirmarse en investigaciones ulteriores al no haberse repli mo nos lleva a "extrañarnos sobre elniño normal", cuando la
cado enlas de Oswald yOllendick (1989) yOzonoff, Penning- analizamos en profundidad. Sí, ¡qué extraños son los niños nor
ton yRogers (1991). La necesidad de nuevos trabajos es urgen males!: las carencias mentalistas de los autistas resaltan suextre
te, porque el resultado tendría, en caso de corroborarse, una mada eficiencia ycapacidad como "teóricos de la mente". Al
especial significación que debemos comentar. tiempo, sugieren que el desarrollo de la Teoría de la Mente, co
Los datos de Baron-Cohen, Leslie yFrith (1986), con la mo competencia específica del dominio psicosocial, no puede
tarea de las historietas, indican que, cuando éstaexige una ac reducirse sin más al desarrollo de otros dominios conceptuales
tividad "mentalista", los autistas muestran una especial incapa o de otras competencias. Los datos parecen indicar (luego
cidad que no parece deberse a otros aspectos de la actividad abundaremos en esta idea) el carácter específico, y relativa
exigida (ordenar historietas en los tres casos), sino precisa mente independiente de otras destrezas, de las habilidades
mente a laexigencia de inferir estados mentales. Por otra par mentalistas. Esta relativa independencia yespecificidad de fun
te, hay otro aspecto significativo en los resultados del experi cionamiento del sistema dedicado aldominio de lomental per
mento de las historietas que, a nuestro entender, tiene una mitiría explicar además la propia exigencia de "autistas inteli
gran importancia: apesar de que las historietas mentalistas no gentes" (aunque el autismo se asocie adeficiencia en el 75% de
eran más simples, en cuanto acantidad de información (si aca los casos). Son personas que resuelven bien pruebas como la de
so menos), número de episodios y complejidad conceptual Weschler, pero, ala vez, son angustiosamente incapaces de ha
que las otras, los niños normales las resolvían mejor. Este resul cer cosas tales como conversar, inferir estados mentales, tener
tado, sobre el que no se ha reflexionado lo suficiente, sugiere en cuenta contextos sociales, o adaptarse alos demás en las ve
un principio importante que ha guiado gran parte de las inves
loces interacciones cotidianas.
tigaciones de los autores de este artículo, a saber: los niños Como ya hemos señalado, han sido muy diversas las situa
normales están "cognitivamente primados" para la interac ciones experimentales en los que se ha demostrado el déficit
ción, dicho deotro modo, lacomplejidad yelaboración que al mentalista de los autistas. Para excluir que éste pudiera ser una 3
canza el subsistema cognitivo y conceptual de laTeoría de la manifestación de una resistencia a atribuir estados mentales a n

c
V
Mente de los niños normales hacia loscuatro años ymedio no personajes no reales (muñecas odibujos en viñetas), Leslie y «i

fi se corresponden con los que tienen otros subsistemas concep Frith (1988) emplearon una tarea muy simple: Leslie le daba a
•o

tuales, propios de otros dominios, por esa misma edad. Con to Frith una moneda, que ésta guardaba en presencia de Leslie y
E da razón, Frith (1991) comenta que las historietas del experi-
3
70 del niño. Luego, cuando Frith se había ido de la habitación,
Leslie se guardaba maliciosamente la moneda en el bolsillo, y abundantes para asegurar H,
preguntaba dónde pensaría Frith que estaba lamoneda, dónde P-e de los niños, SZ Ime^d^ 7'"*"*>-
creencia (Mitcheli, 1990) Se 2
**
h'St°rÍaS de fa,s*
la buscaría, si sabíasu localización ysi había visto el cambio. La
mayoría de los niños autistas estudiados (71%) respondía mal
ción muy „rmemente J^^ « *?* * «na observa-
a las preguntas de predicción, creencia yconocimiento, a pesar
deresponder correctamente que Frith "no había visto" lamali
versosírderesuitados%££?unamp,io ydi-
ciosa acción de Leslie. Naturalmente, todos los niños autistas chos siempreocoqnueaUe:s!a°;::™°s de faka creenda'h-
de la muestra tenían edades mentales superiores a aquélla en cercanos ala normaüdad, suele hab ^ n0nnafc- °
que los niños normales resuelven bien esta tarea. yun 35%, dependiendo^^^°r^"» "°
Cuando se ha empleado con autistas "el paradigma del correcta. Sin embargo> ^ dlfí^TesT *"*""*
recipiente engañoso" (recordemos el bote de "smartíes" con de manejar un mentalismo de Drim7 / **"** CaPaces
unalapicera dentro), se ha observado el mismo patrón de re ños de 4años ymedio, se mlnZ" °T' ^ de los -
les presentan tareas de elndo oh ^^ CUando *
sultados: aun cuando sea una tarea que corresponda a una
"edad mental" menor que la que tienen, tienden a cometer el -dones exigen coo^^^^ -ndo **
error realista de decir que otras personas "dirán que en el tu presentaciones" (el tino h- •., g Se rePresenta re-
bo hay unalapicera", después de saber que eso eslo que hay y la 'We, de „JlT a," I "" "^ P"*-*
de haber dicho ellosmismos, en un primer momento, que ha ron-Cohén (1989 b) yOzonoff P °°" °° referitl<»- B-
bría "smartíes". En un experimento de Perner, Frith, Leslie y
Leekam (1990), sólo 4 de los 20 auristas de la muestra daban ™. ^ edad menta, verba| „*dc„ ^"7/°°
oca e» esta, tarea,, cuya solución..
í
"* * V
°™a"'*•*'»»-
la respuesta correcta en esa situación.
La especial dificultad de los autistas para comprender males de uno, xls^"Z "Xa'b" *">* "«<» °°»
quelos demás pueden tenerrepresentaciones diferentes de las En un experimento de Riviére vr„ m
propias se ha confirmado así una y otra vez: con historias de
*Pusieron dc mani/ÍKto ™«'£**"™* <«> V*°*>,
muñecas —siguiendo el paradigma clásico— por Leekam y
"«as capaces e incapaces H7 * '"^"'«""«losau-
Perner (1991), Leslie y Thaiss (1992), Baron-Cohen (1989) y -orden, de ,a,^ñe a^ "„ ""'"** (* <* I
Reed yPeterson (1990); con personas reales en los trabajos in 'o» autisas yios „¡ños „„rnla "s d , """"C0"jUnt° d«
experimentó, se compal™ t n"'e!"5'eS,Udiada- E" «' >
dicados de Leslie y Frith (1988) y Perner, Frith, Leslie y Lee-
kan (1990); mediante presentaciones de la historieta de falsa - *edades ***£££%£•*»"*» »*• i
"3
creencia en pantalla de computadora (Swattenham, 1992), y normales de Sano,. No ,61o seT! T """ b"kU n¡4«
c

E en situaciones experimentales en que las propias madres de *• muñeca,, sino umbiTn ,a ¿T^"——- *la,
1 los niños hacían el papel de "engañadas" (Shaw, 1989); inclu
E so en condiciones experimentales en que se utilizaban ayudas
E
i
4
cambios perceptibles para el propio sujeto (en este caso, tales 73

• a ^, de "especificidad" y"alto nivel relaciones son además "creencias" que, por cierto, son concep
enrelaciónconlaspropiedadesde P ^ ^ tuábante muy complejas), y realizar operaciones mentales
de eficiencia" de la ^ ^ edelos Udelamuestra) que implican reversibilidad (de hecho, muchos investigadores
gentes: habíaun grupo de -ÜS de rimer orden, pe- hanseñalado el obvio carácter contrafactual delrazonamiento
Se resolvíabien la tareade f^cre resolvían tam- mentalista, que es, anuesuo entender, una marca de reversibi
i eran sólo (con una ^^^J^los niños nor- lidad). .
bién
lles bienlas
de tareaso?*™^*
5años -como e- de ^pe resolvían
^ ^ bien lahta Ahora podemos acercarnos a las intrigantes reflexiones
que sugieren los datos de Riviére yCastellanos. La más intri
reade falsa creencaperonol^op ^ ^ ^ yla gante es ésta: ¡son los autistas los que parecen actuar de una
bía una relación de convencíen ^ ^^ forma más "lógica" en la tarea de falsa creencia; lo "raro" es lo
actividad mentalista en auus^p ^ nosd que Jes sucede alos normales! En efecto, si aceptamos que la
¿Por qué tienen^5^ normal? Para responder tarea tiene una estructura operatoria, es fácil comprender que
del autismo yde laTeoría de la Me mOS un momento sólo la resuelvan los autistas que dan muestras claras, tamban
aestas preguntas,, conviene que nos ^ ^ ^^ ^ en otras tareas, de poseer ya un pensamiento operatorio (por
enca dehacer un -*"* fíente: un personaje deja
Teoría de la Mente. Es la «p»
un
cambia
lo menos concreto) Pero... ¿y los normales? La conducta de
los llamados normales, si nuestro análisis es correcto, resulta
objeto en un lugar. Luego se marcha y JP^ ^^^ realmente sorprendente: a los cinco años, cuando aún están
el objeto de sitio sin que el prime ove* ^^^ muy lejos de poder resolver tareas operatorias sobre el mundo
físico (como las clásicas de conservación del número, la sus
dequecreerá que está?^ ^ ^ esuuctura:
se exige en este caso, tiene P
"si al-
^^ ^
tancia etc.), ya resuelven bien la tarea clásica de la falsa creen
cia que parece operatoria. Actúan como si tuvieran, en efecto,
guien (A) tiene una creencia * ' ? ^ simación (la una especie de "subsistema mental" especialmente eficiente o
*en la caja"-y «1 ^ ^ pación (X) cambiaa (Y), que, al menos, "les permite pensar sobre la mente» con mayor
capacidad relativa de los que pueden "pensar sobre el mundo
^^ter^o, — ^ntendrala físico".
Hace algunos años, en un libro misterioso ypenetrante
titulado La sociedad de la mentó (1986), un creador de la ciencia
cognitiva muy alejado del estudio del autismo, Marvin Mmsky,
pecadas en la presentación aruer,J ^^ daba una muestra más de poseer la intuición propia de los ge
Ppero nos bastará con indic***££dásicas
^eVaná^noesdescabella^o lasta ^ ^ deTeoría
^ ^ ^de nios al hacer el siguiente comentario lucidísimo: "...¿Como
2
s
inician los niños su camino hacia la diferenciación de relacio 6
u
la Mente parecen tener, al men impUcan com- nes psicológicasy físicas?... Nuestro cerebro infantil estágene-
I mino, una estructura operatoria!. EW
e
de ^ 3

1 prender la conservación de ciertas relación


74 ticamente equipado con mecanismos que facilitan el aprendi
zaje de las señales sociales. Pero, ¿qué pasaría si esos mecanis
mos de alguna manera fallaran, de modo que, por casualidad 7£

—o por descuido o accidente— no llegara a producirse esa di «fizado, en lo social. ' ^ "Mismos no espe-
visión en ámbitos? Entonces todas esas diferentes clases de
pensamiento se fundirían en una sola, y el niño enfrentaría la
imposible tarea de formular principios aplicables a todos los comunicativas ydestrezascensorLT ^ "^ ^
terrenos. Si un niño intentara ver el mundo sin dividirlo en "orma,es (Sarna yKWere^ST^ ** ^ P^-ños
ámbitos, no lograría ver reglas simples que fueran aplicables a 135 aciones entre «^^** ^ ** ^ *»
una gama tan variada de realidades... Es ésta la razón por la -nsoriomotoras frías en •ud^^^ '
que cada niño debe aprender reglas distintas para los ámbitos debajo de los 18 meses (Riviére jZ *** """"d **** por
físico ypsicológico... Ésta podría ser laexplicación dealgunos comunicarse, ,os autistastendrá ' ^^ 1989): P°*
aspectos de los desórdenes de los niños que los psiquiatras lla cognitivas "frías", ma^t^T^^ ^«^
man "auristas"... Tal vez algunos se originen cuando determi E«o no debería dar luglr7Z?'
(conquesueleim ^"^ d*- nivel.
1 21 ;nc««ción
nados ámbitos mentales no se desarrollan normalmente...
Cuando un niño se ve despojado, no importa por qué causa, a-plio conjunto J^^^?^^lPerosía«„
de las formas normales de separar estos ámbitos, su desdicha comunicación, bien conoadaslá^^^'^ajeyla
da mente está condenada al fracaso" (1986, p. 309). (véase^porejemp^Frieh 199l)y d°CUUlentadas « autismo I
No se puede decir mejor ni con más claridad lo que no
sotros mismos queremos decir, ni dar una explicación de lo
cho Ja'Jí^^^^-o. que simp,ifícar mu. I
que es el autismo más acorde con la significación que parecen a-istas, limitándonos as^TenlZT^0^ de *» I
tener los datos de Riviére y Castellanos: mientras que los niños cada por los asuntos que hemos ti ^f"000,a Ió^a mar. I
normales parecen poseer mecanismos mentales distintos para ^-emos que soficitar del iZrl °^ ^ P™ ello,
tratar con dominios diferentes —tales como el físico y el men -ón. Se trata ahora de J^ZZ*™" "^**"**>* lI
-Picarse,
"cogniciónUnageneral
personatíZ%£^™
q^slT ^ **"*'^
'<* — -de
tal—, los autistas sufren una "enfermedad de indiferencia- I
ción". Por las causas que sea (la investigación reciente sugiere
que quizá sean principalmente genéticas), no se diferencia en te multaría muy difíciI ^ J^* üna^so-**que I

ellos ese sistema específico y sumamente eficiente que permi Paneros de interacción y, más au7 '?*»* me»* alos com-
te a los otros definir mundos mentales y entendérselas con ydinámica aIos cambio"^ '**** de forma rápida i
ellos. El sistema, en suma, que está especializado, desde muy i
tempranamente, en el dominio de las interacciones psicosocia- i
les. Su "desdichada" mente, en palabras de Minsky, se enfren
ta a la empresa muydificultosa e improbable de manejar inte-
a^^~^rpi:riaten^--
Puesta: hay onanismo, J"° « »<• es una buen, re„
3

e
n
V
c

i
•o
i
F ^ ae comunicación tie- £•:
»
3}:
i
i
76 nen, porasí decirlo, "un tono imperativo". No emplean pautas hora de comunicarse: la carencia de pautas protodeclarativas y 77
declarativas. No "intentan" modificarmundos mentales cuando declarativas, frente a la presencia de otras formas de comuni
secomunican (con independencia de que losmodifiquen o no cación (imperativas) cuya meta final es cambiar el mundo, y
de hecho). La persona con un problema severo a la hora de no cambiar la mente (Curdo, 1978; Loveland yLandry, 1986;
"mentalizar" quizá pueda comunicar sus deseos ynecesidades, Mundy y otros, 1986; Wetherby, 1986; Riviére y otros, 1988;
tratando de "cambiar el mundo físico" para satisfacer aquéllos Landry y Loverland, 1989). Ello es así hasta tal punto que la
yéstas (como hace el niño que dice "agua", cuando tiene sed). presencia o ausencia de protodeclarativos o declarativos (de
Pero será mucho más difícil e improbable que comunique sus conductas de señalar o decirparacompartir experiencias), en
experiencias acerca delos objetos yrelaciones del mundo, con tre los 18 meses y los 4 o 5 años, se ha convertido, en los últi
el desinteresado y gratuito fin de compartirlas. Y, si lo hiciera, mos años, en un indicador decisivo para el diagnóstico dife
en los casos en quela competencia general permitiese acceder rencial del autismo.
a formas completas pero poco recursivas de mentalismo (gene Por lo general, aunque no siempre, los autistas másinte
ralmente no superiores a las que tienen los niños de cinco ligentes con lenguaje sí hacen declarativos. Sin embargo, éstos
años), lo haría con gran dificultad. suelen poseer la escasa densidad intersubjetiva que predice el
Ala persona con déficit mentalista le resultaría extrema modelo de la Teoría de la Mente. Además son, con mucha fre
damente difícil y laboriosa esa tarea tan "natural" de adaptar cuencia, "inapropiados", "irrelevantes" o "escasamente infor
se a los cambios dinámicos de las mentes de los interlocutores mativos". Generalmente, las conversaciones de los autistas in
en las conversaciones. Además, al no calcular fácilmente los es teligentes (si las hay) ofrecen una penosa imagen de dificul
tados mentales de otros, diría con frecuencia cosas o bien irre tad. Los autistas tienden a emplear secuencias simples de pre
levantes o bien inapropiadas. Tales cosas tendrían quizás una gunta-respuesta como recursos únicos para iniciar o mantener
"baja densidad intersubjeriva": raramente incluirían verbos conversaciones, en los pocos casos en los que pueden tenerlas.
mentales o informaciones acerca de la experiencia interna. Además, lo hacen con la peculiaridad de que muy frecuente
Por otra parte, las personas con dificultades de mentalización mente realizan preguntas cuyasrespuestas ya conocen de ante
deberían mostrar (como recordará el lector, por lo que hemos mano (Hurtig, Ensrud y Tomblin, 1982) o dan respuestas irre
dicho en el apartado anterior) alteraciones específicas en el levantes a las preguntas. No emplean la mirada como recurso
uso de las formas deícticas (aquéllas cuyo significado cambia para demarcar turnos conversacionales (Mirenda y otros,
en función de las situaciones) y en tareas de comunicación re 1983), y son peculiarmente incapaces de reconocer la función
ferencial. informativa que puede tener el lenguaje, aunque intuyan me
Todas esas alteraciones y dificultades se han observado jor su posible papel instrumental (Ball, 1978; Schuler, Flechter
repetidamente en los casos de autismo. En numerosas investi y Davis-Welsh, 1977).
gaciones, se ha observado y analizado el que quiza es el fallo Por otra parte, los autistas inteligentes que hablan mues S
•3
?3 más trágico ysignificativo de los autistas deficientes (e incluso tran un conjunto de alteraciones pragmático-prosódicas que
de algunos inteligentes, hasta una edad relativamente alta) ala expresan, de forma muy curiosa, sus dificultades de mentaliza-
ción ysu relativa insensibilidad alas necesidades de los ínter- lación con el nivel medio que suele encontrarse en los casos de 79
78
autores: por ejemplo, no adaptan el volumen de voz ala dis- autismo (el C. I. en la prueba WAIS de Weschler es 111 ylos es
tancia deéstos,
locu F nitienden
. • j a „ emplear
orvo.^ar elacento
el acento de contraste en tudios realizados corresponden al Curso de Orientación Uni
las palabras que conllevan información nueva (Baltaxe 1984, versitaria). En la escala de comprensión de la prueba de
Bim yCuthrie, 1987; Von Benda, 1983). De hecho, los au Weschler, las respuestas son por lo general correctas, con una
ristas hallantes tienen muchas dificultades para diferenciar cunosa excepción: Aes completamente incapaz de compren
quTiiormaciones son "dadas" ycuáles "nuevas" para sus in der lo que significan refranes tales como "perro ladrador po
terlocutores, tendiendo aproducir monólogos «P*«£¿ co mordedor" o "una golondrina no hace verano". Cuando se
mitados ycarentes de interés para éstos (Baltaxe, 1977). Como le pide que "descifre" el significado de esos enunciados, Ase
1 de esperar, tienden aviolar máximas conversacionales de queda completamente desconcertado, yda respuestas muy po
aeptabiSad ysutileza: con frecuencia hacen comen anos bres tales como "...que hay perros", o "...que hay golondri
huevantes o"molestos" (Frith, 1991). Por otra parte, desarro- nas". Una anécdota significativa es que Atrató intencionada
San una gama de "actos de habla" mucho más limitada yres- mente, durante mucho tiempo, de comprender qué es, en rea
Srivaque la que emplean niños disfásicos igualados con ellos lidad, un chiste. Entre los 11 ylos 15 años estaba obsesionado
en otros aspectos (Ball, 1978), de forma que raramente narran por comprender eso (finalmente ha renunciado aintentarlo).
experiencias pasadas, transmiten creencias oP««"™ Con frecuencia, cuando veía al primer autor de este artículo
realizan comentarios sobre objetos yrelaciones, etc. (Wet le decía cosas como ésta: "Hoy he comido garbanzos ylente
herbv VPrutting, 1984). - . . jas... ¿Es un chiste?". Su conmovedora, seria eineficiente inge
Hay un tipo de dificultades que son especialmente sigm- nuidad con respecto a"lo que es un chiste", su imposibilidad
ficarivas yvirtualmente universales en los casos de autismo in de entenderlo, contrastaban con la maliciosa sagacidad que
cluso en los sujetos más inteligentes: se refieren ala compren muestran los niños de más de cinco años para comprender y
sión de enunciados con "doble sentido", tales como los iróni contar algunos chistes sencillos.
cos osarcásücos, yde todos aquellos enunciados que uenen un ¿Qué significado tiene la incapacidad aurista para desci
significado metafórico, "no literal". Esta ^^/»™£ frar enunciados «entre comillas"?, ¿qué relación con el fallo
presa de otro modo la desconcertante "ingenuidad autista mentalista de los autistas, o con otras dificultades esenciales,
puesta también de manifiesto en la incapacidad de engaño tales como las que se demuestran en la carencia de patrones
(Russell, Mauthner, Sharpe yTidswell, 1991), refleja un aspec de juego simbólico? El importante descubrimiento de que los
to de la tendencia aurista aemplear un lenguaje literal, yes co autistas presentan un déficit cognitivo específico de Teoría de
herente con la tendencia de los autistas a"comprender literal la Mente no sólo ha sido importante (y lo es mucho) para com
mente" las cosas. Frith (1991) titula así uno de los capítulos de prender el autismo, sino también para entender lo que es la
su excelente libro sobre autismo: "Una mente literal . Teoría de la Mente ycuáles son sus bases cognitivas. Las difi
Un buen ejemplo de esta tendencia es el de un autista, cultades autistas (de las que sólo hemos podido brindar una
al que llamaremos A, estudiado por el primer autor de este ar imagen impresionista y muy esquemática) han sido, cuando
tículo, ycuyo nivel cognitivo es extraordinariamente alto en re
81
80 menos, tan importantes como las invesugaciones sobre_ nmos
normales para el desarrollo de los modelos teóricos de laTeo
ría de la Mente. De este modo, la inquietante extraneza que
sentimos ante el autista, ymás aún la rara eintrigante sorpre
sa con respecto al niño normal que nos invade tanto mas cuan
to mas esldiamos oconocemos al aurista, resultan motores
poderosos de conocimiento. Motivos de reflexión profunda, El desarrollo de las capacidades
Tuenos han facilitado una mejor penetración en las ocutase, interpersonales.
tructuras cognitivas que sirven de cimiento ala Teoría de la
Explicaciones teóricas de las destrezas
MCntEn este capítulo, nos hemos referido aalgunas de la. in mentalistas en el niño
vestigaciones empíricas, sobre antropoides, niños normales y
personas auristas, en que se ha fundamentado el concepto de
•Teoría de la Mente". Pero, ¿cuál es el contenido real de ese
concepto? ¿En qué consisten, en real.dad, las desn-ezas menta- Pensamiento, imaginación y afecto en la actividad
listas? En la última década, apartir del empleo del test déla mentalista
falsa creencia para someter aprueba las habilidades mentalis
tas de los niños (Wimmer yPerner, 1983), se han propuesto di ¿Inferimos o intuimos la mente de los demás? ¿Es, en
versos modelos teóricos alternativos para explicar la naturale realidad, una capacidad "cognitiva" de laTeoría de la Mente?
za de esas habilidades. Tales modelos han constituido aporta Y, sobre todo, ¿qué tiene realmente de "teórico" el proceso de
ciones importantes al pensamiento reciente sobre el desarro mentalización? En este capítulo nos proponemos examinar de
llo del niño yla evolución de nuestra especie. Por ello, dedica forma muy sintética las explicaciones teóricas que han dado
remos el capítulo siguiente arealizar una revisión de las teo respuestas alternativas aestas cuestiones, que no son baladíes.
rías sobre la teoría», suponiendo que la competencia mentalis Como ya hemos comentado en el capítulo anterior, el término
ta lo sea. Ésa será precisamente una de las cuestiones alas que Teoría de la Mente" tiene algo de extraño y mucho de equí
nos enfrentaremos en las páginas que siguen. voco. Para el sentido común (que no constituye, porcierto, el
juez de última instancia de las modelos científicos), resulta
muy poco aceptable la idea de que "comprender a los demás"
o, menos aún, "comprenderse uno mismo", sean actividades
que pongan enjuego ninguna "teoría", ni siquiera procesos in-
ferenciales muy complejos.
Acadacual le parece, por lo general, que "se compren
de a sí mismo" gracias a procesos de intuición súbita yacceso 3

3
'ti
introspectivo directo a su experiencia interior. Y, enel caso de
82

las otras personas, poco más cabe decir: nos parece, muchas ¿Aceptaremos entonces que lo mental se "infiere"? ,Es
veces, que olfateamos su mente, sus creencias, acritudes y de
acaso la mente, como hemos pretendido hasta aquí, sólo «una
seos. Es como si el tradicional "sexto sentido", que se supone uenL t rtOS °,TÍSm°S "^C°mplejOS? AIa hora de dar
que nos lleva por caminos misteriosos a lamente de los otros "ar tamb
evitar n ^en otro
umbien encallarnos "t"*™»-
escollo no***
menosdebería™
peligroso
se pareciera, más que nada, a esas vagas e inefables "intuicio
nes delolfato". ¿No son acaso como tenues "huellas olfatorias" Trn I" «ffascinación
formante CXagerad0cognitiva".
ÍntUkÍOnÍSm- *de «na más
Las versiones excesiva yde
formalis
de lascreencias, actitudesydeseoslasque "intuimos" en lasex
presiones sutiles, en los gestos apenas advertidos de los otros?
tas yracionalistas de la metáfora de la mente como sistema de
¿Es elautismo un trastorno del afecto, una torpeza de laintui
computo o procesadora de información, podrían llevarnos a
ciónsúbita, de la empatia directa, o más bien un déficit cogni
desconsiderar el papel que puedan tener los afectos ylas emo
tivo especial, que afecta a mecanismos de inferencia?
ciones en las actividades mentalistas de los organismos. ¿Po
No contamos con respuestas seguras a estas cuestiones.
dríamos acceder ala mente de los otros si no hubiera algún ca
Por unaparte, no resulta aconsejable confiar demasiado en las
mino abierto hacia ellos por los afectos? ¿No será el aurismo,
vagas suposiciones sobre procesos deintuición súbita o de em
a fin yal cabo ycomo ya decía su "descubridor", Leo Kanner
(1943), un trastorno del contacto afectivo"?
patia directa, sin mediaciones cognitivas. Como ha señalado
uno de nosotros en otro lugar (Riviére, 1991), la psicología duda,RpPetim0S
dudas. ^ "°con
Pero si contamos Haysoluciones
reSpUCStaSalternativas
cond^«tes queaestas
mere
cognitiva nos ha enseñado a buscar lo computacionalmente cen comentarse. La primera opción es la que se plantea entre
complejo por debajo de lo que parece fenomenológicamente
tan fácil y obvio como "ver" o "hacer oraciones gramaticales".
la llamada perspectiva de la teoría-teoría" -las actividades
Sí, por debajo de las llamadas "intuiciones directas" suelen
mentales resultan, en último término, de un trabajo cognitivo
transitar complejísimos cómputos delsistema cognitivo. Proba
de inferencia- ylos enfoques alternativos. La teoría-teoría es
blemente no simplifique la tarea computacional (aunque qui
dominante. Propuestas alternativas son, por ejemplo, las que
zá la facilite) el hecho de que talescómputossean acercade la
dicen que, mas que inferirse, lo mental se intuye, se simula, se
mente misma. Desde las perspectivas cognitivas más universal-
siente omas llanamente «se entrega directo" alas transparen-
mente aceptadas, la mente es una construcción en un doble
oas de la conciencia. Empecemos por comentar estas propues
tas, que han tenido una influencia relativamente menor en ta
sentido: lo es, en primera instancia, porque consiste en la ela
boración constructiva de objetos intencionales, y lo es también
•nvestigación sobre el desarrollo de las destrezas mentalistas.
en segundainstancia, porque la propianoción de mente (con Intuición y acceso directo alo mental i
sus elementos constituyentes, tales como los deseos, las creen
5
ciasy las intenciones) es el resultado de lasconstrucciones cog
73
nitivas querealizan algunos organismos: aquéllos a los que he
Para muchos filósofos tradicionales (como el propio V
6
«

6 mos llamado, en el capítulo anterior, "mentalistas".


Brentano) yalgunos -pocos- investigadores cognitivos, la e
mente tiene un lugar de residencia privilegiado: la primera e
te
-4 »

i
El problema de posiciones como la deJohnson es que, 85

, • iar Cada "vo" accede directamente aella, por más allá de su atractivo poder de sugerencia, no han produci
^^^rS cta ys^npaciones
introspección direm .^ de^ninguna clase La
de ¡a expenen. do hipótesis claras yempíricamente viables para la investiga
mente es, sobre todo, una eviue ^ ^ ción sobre el desarrollo mentalista. Hasta ahora no han sido
•-, La
aa propia t í> expene
fvneriencia interna goza^^
ae una v. ^^ yes m. muy fértiles, aunque puedan llegar aserlo enalgún momento.
neficio epistemico. no puede g ^ ^ De modo que han tenido, más que nada, una virtuosidad críti
discutible eincorregibl^^^^ Toda intuición ca saludable, pero que no ha cuajado en propuestas positivas
de estructuras, funciones, desarrollos y procesos de "mentalis
nan claramente los ecos del a& en esa
0errado» ^»™ £1Z^>^^ es
evidencia deslumbrante e mevita
mo infantil". ¡Desgraciadamente, en esto suelen quedar mu
chas de las apelaciones, por otra parte llenas de encanto, a la
acada sujeto en P^^-J^^oriJepistémi-
efectivamente primera ,mv^^oaJvaM6a "singular"
"inunción" como mecanismo de explicación psicológica!...
Hasta ahora los psicólogos no hemos conseguido buenas intui
ca ala experiencia interna, yefe « experiencia. ciones acerca de la naturaleza y el funcionamiento de la pro
pues sólo ellaaccede, por vía directa a su P pia intuición.
Desde un enfoque cercano al que acabam
algunos investigadores, comoJohnson ^,^ do. El papel de las emociones ylos afectos en el origen de
lo"inferen^yelconcedo^*- del ^ ^ la intersubjetividad
minante en el estudio de las de*e rfa _dice
Más concreta, yprobablemente más fértil, es lapropues
ta de investigadores como Trevarthen (1982,1989; Trevarthen
yHubley, 1978) yHobson (1993) de que las emociones yafec
queños no son ****•£-—^ ^ sion ¿mfan-^
son teóricos. La idea que nos srve^de gu
tos serían, en eldesarrollo, los primeros caminos para elacce
so intersubjetivo. Para Trevarthen, la accesibilidad de la men
racterísticas aparentemente teóricasdel^^ de me. te de los otros (de sus intenciones) sería innata. La captación
ti! de la acción humana pueden «P^*£ ^ .E1 pro. de las intuiciones se expresaría muy precozmente en el desa
canismos concretos, que no son de**^££s j^.
blemadeauibuirunateonaa^
rrollo, a través de los procesos de "intersubjetividad primaria".
Tales procesos (o, en los términos de Trevarthen, "motivos")
rra uúül distinción ,ue-te -tre^el ^ _ ^ ^ se pondrían de manifiesto de forma muy temprana en las de
licadas adaptaciones expresivas de los bebés de dos o tres me
yel inmiuvo (1988, pJ7) . diferenciai, por cons ses en las relaciones cara a cara con sus figuras de crianza. El
iento intuitivo se caracteriza, de to nte abs.
"3 tór de concepciones de primer <*^" *£que tiene una autismo implicaría un trastorno de los "motivos para cooperar
yentenderse", que son fuentes innatas de los recursos inter
-c

e
tracto, yestá muy ligado ala expenencia, por q
naturaleza fenomenológica (p- 48) - subjetivos (Trevarthen, 1989): el autismo sería, como señala el
2
B
2
86 título de uno de los interesantes y profundamente intuitivos
artículos de Trevarthen, "un problema primario de la regula «mema conceptual al que se ha dado el nombre (para ellos
ción del desarrollo cognitivo por las emociones".
muy inadecuado) de "Teoría de la Mente», estaría fundada n
Este modelo estaría muy cerca del propuesto original poderosos
rea .ar motivos
^ dey"urgencias"
formas ^ de.^intersubjetividad
^¿^ qque -se
mente por Kanner (1943), pero enriquecido y fundamentado
en el pensamiento y las observaciones del propio Trevarthen, los otros
los oT no sena,
,mern°S ^ kmente"
en principio, ^ d ™°>la
una "noción", sino aigo—te de
mucho
uno de los investigadores más atrayentes de la Psicología evo
lutiva contemporánea. En la misma senda de pensamiento es
menos "desapegado" yfríamente cognitivo: algo quL Zt
tá Peter Hobson. En numerosos artículos teóricos y de investi
-jante a"un modo de sentir(se) através de la l^ó7 i
gación (resumidos, de forma magistral, en su libro reciente
» no es una explicación de Trevarthen yHobson, sino un mo
Autism and the Development ofMind, 1993), Hobson ha demos
do nuestro de tratar de expiicar lo que piensan), una viven!
trado que los autistas tienen dificultades específicas para tener
preñe,lonal yafectiva, de fusión intersubjetiva. DesdeT^l
en cuenta estímulos emocionales en el procesamiento cogniti
mer ano de vida (por no decir desde el principio de la vida) yl
vo, y ha presentado argumentos en conüa de la interpretación
estarían presentes en el niño capacidades muy poderosas £
cognitiva clásica tanto de la naturaleza del autismo como del
acceso mtersubjetivo primario, sin ,as cua,es la!elaboral„e
origen de las destrezas infantiles de "captación mentalista". Pa
nocionales posteriores sobre la mente no serían posibles l2
ra Hobson, como para Trevarthen, las emociones y los afectos
nociones einferencias de la supuesta "teoría de la mente" se
serían las vías primigenias de acceso intersubjetivo: los prime
ñan productos tardíos de un largo proceso que tiene su géne
ros caminos hacia la mente de otros. Su itinerario sería, en ori
sis -y, dinamos nosotros, uno de sus "fundamentos semánti
gen, mucho más directo e inmediato que el que siguen los tor
cos básicos •- en las emociones ylos afectos, en vivencias in-
tuosos pasos de las inferencias y los cómputos. "El propio con
tersubjeuvas de acceso primario alas intenciones de los otros
cepto de "personas" con mentes —dice Hobson— se funda
La formulación de Trevarthen yHobson -dejando de
menta en formas pre-conceptuales de conciencia de que las
lado los ribetes más anticognitivos yantirracionalistas que ave
personas son diferentes de las cosas, en tanto que brindan un
ces se sugieren en su debate con los "teóricos de la teoría"-
contacto intersubjetivo. Mi tesis es que los bebés están bológi-
tíene un gran interés por varias razones. Una de ellas es que
camente "precableados" para relacionarse con las personas de
puede permitir establecer un puente entre el sistema concep
forma especial, y que es a través de la experiencia de un con
tual de la Teoría de la Mente, cuyos desarrollos críticos en tor
tacto interpersonal recíproco y modulado afectivamente como
no alos cuatro años ymedio son efectivamente productos re-
llegan a aprehender y eventualmente a conceptualizar la natu
ativamente tardíos, yciertos procesos omotivos anteriores ta
raleza de las personas con vida mental" (1993, p. 104).
les como los que se expresan en las importantes investigado- i
El esquema explicativo que delinean Trevarthen y Hob r Trh7nhfn (1982> sobre * expresiones compartidas
entre los bebes de muy pocos meses ysus madres. De este mo
3
c
v
e
son no se origina, entonces, en el propio mundo cognitivo: la
fase "nocional" del mentalismo del niño, en que desarrolla ese
do, las formulaciones de los teóricos «antiteóricos" permiten
afrontar el problema de la génesis, bastante descuidado en al-
>sH;-'
i
i
¿sSl

de las formas básicas de intersubjetividad. En este capítulo nos 89

S8 aunas de las explicaciones más formalistas de la Teoría de la limitaremos a este apunte: no podemos ir más allá, si no que
Mente. Por otra parte, la explicación de Hobson yTrevarthen remos entrar, de lamano del lector, en laboca del lobo de la
tiene una enorme virtualidad (aún no bien explotada) para conciencia.
hacer frente auno de los problemas más fundamentales, pero
también más desconsiderados, del estudio de la Teoría de la Simulación e imaginación enla actividad mentalista: el
Mente El problema es el de su semántica: ¿de dónde extraen modelo de Harris
su significado ysu sentido los conceptos de que se compone la
Teoría de la Mente? ¿Cómo pueden tener el mismo significa En diversas publicaciones, Paul Harris (1989, 1991,
do, aun refiriéndose aexperiencias internas? 1992, 1993) ha propuesto un modelo explicativo muy atracti
¿Cómo puedo saber yo que "deseo", "creencia , envi vo que puede situarse en un terreno intermedio entre el intui-
dia» etc los términos en una palabra de que se compone ese cionismo deJohnson olas propuestas basadas en las nociones
sistema conceptual mentalista, significan lo mismo para mi de afecto, emoción e intersubjetividad de Trevarthen y Hob
que para ti? Las nociones mentalistas sólo son adaptativas en son, por una parte, ylas "teorías de la teoría" (a las que luego
tanto que comprendan un fondo de significados compartidos, nos referiremos), por otra. De un modo indirecto, el modelo
que no pueden tener su origen (si no queremos exponernos a de Harris refleja, además, las preocupaciones sobre el papel y
Virar sobre nosotros mismos", como una especie de "episte- la significación mentalista de la conciencia alas que acabamos
mólogos autistas", en una explicación circular) en esas mismas de referirnos. Quizás el mejor nombre que pueda dársele al
nociones. Es necesario entonces postular la presencia de un modelo es éste: la "teoría de la imaginación yla simulación".
compartir intersubjetivo previo a las propias nociones, para Se trata, sin duda, de una teoría cognitiva acerca de la génesis
dar cuenta de cómo yde qué fuentes obtienen éstas su sentido ynaturaleza de las destrezas mentalistas del niño, pero que no
originario. , acepta el carácter esencialmente teórico einferencial de tales
El psicólogo alemán Theodor Lipps, que realizo en su destrezas. Veamos, entonces, cuáles son sus propuestas princi
tiempo una importante obra psicológica articulada en torno a pales.
la noción de "empatia", ya lo veía claro: es necesario acudir a Para Harris (1991), loque hace el niño en las tareas cla
categorías tales como las de "conciencia" y"experiencia mter- sicas de teoría de la mente es esencialmente simularse así mis
subjetiva compartida" para explicar la génesis de la empatia. mo en la situación del otro. Si se quiere decir así, lo que hace
Es verdad que tales categorías conducen muchas veces aluga es "verse así mismo ante el problema, con el ojo de lamente".
res conceptualmente oscuros, pero no parece posible que e Si recordamos el análisis formal que hacíamos en el apartado 3
estudio de la Teoría de la Mente progrese decisivamente en el anterior de la tarea clásica de las dos muñecas, tenemos en él a

1 futuro sin entrar en esos lugares. Es probable -y quizá deseá un ejemplo nítido del curso que propondría un modelo infe
is ble- que la pregunta sobre la génesis de la Teoría de la Men- rencial de lo que el niño piensa ante la tarea: "si Atiene la
1 te en el niño se entrelace, en la investigación de los próximos creencia X, correspondiente a la situación (X) yse produce,
§ años, con preguntas sobre el desarrollo de la autoconciencia y
90
sin queA lo vea, el cambio (X—> Y), entonces A seguirá cre
yendo (equivocadamente) X y actuará con arreglo a su falsa
creencia". Pero contábamos también, en ese apartado, queese
curso de pensamiento aparenta pedir del niño la posesión de
cional que aoarecen ™ T * comu°ra<:ión inte»
estructuras operatorias, y sin embargo la tarea que parece exi
girlo es resuelta por niños de cinco años, que no demuestran
duce el paso de b -v í Y 5eSundo año, se pro-
tenerlas en ningún otro dominio. ¿Cómo se las apañan los ni
ños de cinco años para hacer una tarea operatoria sin opera
ciones?

La teoría de Harris ofrece una ingeniosa respuesta a es


ta pregunta nuestra: el niño se imagina que tiene un deseo o >o» copreJ,e7(J) e" '", ' '"""^*,os «>°<™-
una creencia, "se pone imaginariamente en la piel del perso
naje de la historia", e imagina también las acciones o la emo
ciones o los pensamientos que él mismo tendría en la situación no necesita que las metas estén presente, n Um°
del personaje, en función de susdeseos y creencias. Los autis ^es intencionales de los o^ZTJZT^"*
simulación "off-line" iWin^ ' e" SUma' una
tas, que son incapaces de resolver la tarea, lo que tienen, en
realidad, esuna "enfermedad de laimaginación"—el término ^te período « ¿ ^ " ^ ^ ^
es nuestro, pero corresponde a lo que quiere decir Harris . (4) Por último, el dewroBoTT , SCgUnd° añ°'
No son capaces de simular-se en los zapatos delotro, ymenos P^teaIltóo-^^a^h.Ca|^ ™a^tiva le
aún cuando se exige, como en la tarea clásica de las dos muñe *udes intenciona
cas,la elaboración imaginaria de una actitud intencional hacia contrarios alo que él mismo percibe) cTÍ
u *"'
objetos mentales contrafácticos (es decir, que no se correspon - ,sdestrezaexigidaen iJ^^^Z[^t
den con los hechos reales, que el niño conoce): la construc
ción de esa simulación exige el empleo de una imaginación ya »
muy poderosa, capaz de contrarrestar el imperio de las realida
des percibidas de forma inmediata. Una capacidad imaginati
va que los niños normales sólo alcanzan entre los 4 y los 5 mentó ^ ^uéZ 'V^ "* dedsiv° ™mo-
años, después de un largo desarrollo anterior. « 2y3) uña'erdad ^ *^ ^"^ <«"« *» *.
Harris (1992, 1993) define cuatro períodos evolutivos ^oLLrq::TtiTidad
desarrollo de ios Í5Í ^^simu,
* ah"^-teoría"
dora ^ •^al
principales en el desarrollo de ese sistema de simulación-ima
"3
ginación que permite las destrezas mentalistas: (1) En el pri «o ^clx^lZi:-;7reaIidad'un resultad° - -- -
mero, los niños de poco menos de un año sólo son capaces de
reproducir, en su propio sistema perceptivo o emocional, las taría encaminada precisamente adimitao!?*"~ I
sos de simulación (Dennet, 197» Harman,
^ennet, 1978, „ °ewtarIosProc-
1978; Bennet, i
1
3

i
De las observaciones anteriores se deriva un modelo del 93
52 1978) Pero éstos siguen siendo decisivos, incluso después de autismo que tiene un indudable interés: la incompetencia so
que el niño ya es capaz de oponer una imaginación contrafaeu- cial ylaliteralidad de los procesos mentales serían los resulta
ca alos poderes de las situaciones reales. Lo que ocurre alos 4- dosde laincapacidad autista para"desligarse" de los contextos
5años no es que el niño desarrolle una "teoría" de la mente, si presentes; de la falta de imaginación en realidad. El mundo
no que cuenta con una imaginación suficientemente poderosa cognitivo autista se caracteriza por un patrón de inflexibilidad:
como para vencer las resistencias de las realidades inmediatas. incapaces de simular situaciones hipotéticas ocontrafactuales,
Desde esta perspectiva, la naturaleza "teórica" de la capa •o de simularse con ellas, los autistas tienden a repetir rígida
cidad que se atribuye al niño, en la resolución de las tareas men mente sus esquemas habituales, sometidos al yugo delo inme
talistas, es más bien una ilusión del método. Para Harris (1991), diato, lo presente, lo conaeto. No sólo padecen de un déficit
"los requisitos de un hábil lector de la mente se asemejan mas a de la imaginación que permite entrar en el invisible mundo
la resonancia imaginativa de un biógrafo que a los postulados mental delos otros, sino también de la que proporciona, en la
teóricos de uncientífico" (p. 302). Los requisitos con que cum bella expresión del filósofo Nelson Goodman (1990), "mane
ple el niño de cinco años que resuelve la tarea de las muñecas ras de hacer mundos". La imaginación que hace mundos físi
no implican (en contra de lo que dice Perner, en una cita ante cos es, en definitiva, la misma que simula los mundos mentales
rior) la comprensión teórica de las propiedades representacio de las otras personas.
nales de la mente, sino la simulación activa ycontrafáctica de es Un ejemplo impresionante de esta dificultad se halla
tados mentales yconductas en situaciones imaginarias. precisamente en alguna obras de arte admirables, hechas por
¿Qué es lo que hace entonces que sea tan diestro en ha personas autistas de niveles cognirivos altos, como Nadia (Sel-
cer predicciones el sistema mentalista de simulación-imagina fe, 1977) o Stephen Wilshire (Frith, 1991). Los dibujos de es
ción? ¿Por qué pueden resolver los niños tareas aparentemen tos autistas, que poseen habilidades especiales para el arte, se
te operatorias en los dominios de los mundos mentales, cuan caracterizan por su extremado realismo literal, porsu natura
do aún no los resuelven enlos físicos? La razón es que elsiste leza puntillosamente "reproductiva". "Stephen Wilshire —co
ma de simular-se puede hacer uso de laventaja, aceptada por mentaba el presidente de la Real Academia Británica de las Ar
Harris, consistente en que elsistema cognitivo tiene un acceso tes— dibuja exactamente lo que ve, ni más ni menos" (Frith,
privilegiado asus propios estados. Es la alianza entre ese acce 1991, p. 128). Del mismo modo que Nigel, un autista que re
so privilegiado yla capacidad de simulación la que ofrece un produce exactamente obras complejísimas de piano, "toca
potentísimo artefacto mentalista al niño. Pero los niños de dos exactamente lo que oye, ni más ni menos". Adiferencia de los
ytres años sólo pueden contar con sus estados mentales actua pianistas "normales" no se deja influir por esquemas yconoci
les para beneficiarse de los privilegios del acceso: no son capa mientos previos cuando reproduce, sin errores, obras de piano
53
c
ces aún de utilizar la inmersión, en primera persona, en esta hechas "ex profeso" para comprobar su exacta habilidad re
v
S dos mentales hipotéticos o pasados. Por eso dan esa ingenua productiva. Un autista de alto nivel cognitivo, estudiado por el
-3
2
impresión de torpeza mentalista en la mayoría de las tareas clá primer autor de este capítulo, dibujaba obsesivamente... ¡bal- S
3
e sicas de Teoría de la Mente.
3
94 dosines de distintos tipos! cuando tenía 12 y 13 años: con pun
del modelo de simulación de Harris, parece más connatural a 95
tillosa minuciosidad reproducía de forma exacta las fluidas y este que a los que conciben la destreza mentalista como una
difusasformas de los baldosines que hacen aguas, los patrones
precisos de los geométricos, etc. Sus dibujos, como las repro
pura "teoría". De este modo, si hubiera evidencia empírica que
ducciones pianísticas de Nigel, ofrecíanuna imagen de "cogni
demostrase que la "identificación" de los niños con los perso
najes de las historias facilita las tareas de la Teoría de la Men
ción ecóica", muy característica de las producciones autistas.
te, ello constituiría un dato indirecto en favor del modelo de
Una empresa teórica interesante sería la de intentar re
simulación. Un dato, sí, indirecto: no pretendemos que fuera
lacionar el modelo afectivo-emocional de Trevarthen y Hob
-queremos insistir en ello- un contraste crucial entre las dos
son con la teoría de la simulación de Harris. La vía para esta teorías.
blecer esa conexión parece bastante obvia: podemos suponer
Por otra parte, la conexión "identificación-simulación"
que los procesos de simulación serán sensibles a variables afec
tendría una importancia decisiva para la explicación de los
tivas y emocionales y, en concreto, a las posibilidades de iden
tificación entre la persona que "se simula a sí misma (desde su
procesos alterados en las personas autistas. Permitiría conjurar
un vasto conjunto de datos: en un modelo de "doble I" cabrían
experiencia interna imaginaria) en la situación del otro" y muchas de las alteraciones, observadas en la clínica ocompro
aquella otra persona o personaje a que hemos llamado "el
badas experimentalmente, que se dan en el autismo. La falta
otro". ¿No será más fácil acaso que nos veamos mentalmente
en la situación de aquellas personas con las que estamos vincu
de empatia yde imaginación, la incapacidad de "sentir lo que
otros sienten", explícitamente señalada por algún autista inte
lados, o que comparten rasgos personales con nosotros que
ligente (Bemporad, 1979), la rigidez cognitiva yla sumisión a
con esas otras que son afectivamente menos importantes o cu
yas características no compartimos? Por lo que nos dice el sen
lo concreto einmediato, la carencia dejuego imaginativo ypa
trones mentalistas de comunicación, se acomodarían bien con
tido común (del que, de todos modos, siempre hay que dudar)
y la experiencia ingenua (que tampoco es una base muy firme),
la teoría de la doble I. ¿Hay alguna evidencia experimental a
su favor?
nos sentimos más fácilmente en la piel de aquellas personas
"que se parecen a nosotros" o por las que sentimos apego.
Núñez yRiviére (en preparación) idearon un procedi
miento experimental que consistía en variar sistemáticamente
En principio, el mecanismo de simulación parece más
el sexo de los personajes de la historia clásica de las dos muñe
sensible que los procesos de "inferencia fría" a las variables
emocionales y afectivas. Por eso, la reflexión anterior tiene un
cas (o muñecos), haciéndolo ono coincidir con el de los suje
gran interés: permite contrastar indirectamente, pero por mé
tos, de 4; 4a6; 5años, de una muestra de 80 niños y80 niñas
todos empíricos, predicciones derivables del modelo de la doble
ala que se aplicó la tarea de falsa creencia de primer orden, la
de segundo orden (es decir, la de "la ventana") yuna tarea i
I (identificación-imaginación) con las del modelo de la doble T
S
operatoria de conservación de número. Al variar de forma sis
(de la teoría-teoría). Hasta ahora esa contrastación ha resultado
•s
temaba la relación entre el sexo de los personajes yde los su
ser una empresa extremadamente difícil. Si bien es cierto que
la hipótesis sobre la identificación no se sigue directamente
jetos estudiados, podrían establecerse cuatro tipos de grupos
es
para cada una de las dos "zonas de edad" estudiadas (4; 4a5-
i
i

nantes en el estudio de las desuezas mentalistas. La posibilidad 97
96 4y 5; 5a6; 5años): en dos de los grupos (uno de ninos yotro es ésta: que la Teoría de la Mente sea realmente un sistema
de niñas) el sexo de los personajes de la historia coincidía con conceptual, como hemos venido defendiendo alo largo de es
el de los propios sujeto, En otros dos, no coincidía. La cues te capítulo. Como tal sistema conceptual podría ser relativa
tión era si la identificación de sexo favorecería ono la solución mente independiente de aquellos procesos emocionales yafec
de la tarea de la Teoría de la Mente. En general, se observaba tivos que, aun pudiendo jugar un papel decisivo en su génesis,
un muy ligero efecto de la identificación (no solía alcanzar sig no definen la naturaleza esencial del sistema. El lector podra
nificación estadística), que no permitía elegir entre: estas.do. comprender fácilmente que, para ser útiles, los sistemas con
alternativas: (1) que sea, en realidad, muy débil el efecto de la ceptuales no sólo tienen que ser relativamente independientes
identificación en la actividad mentalista que exige la tarea (lo de los vaivenes de la percepción inmediata (razón por la que
que sería un dato que podría considerarse indirectamente fa la "conservación" de las nociones, a pesar de los cambios per
vorable alos modelos de la teoría-teoría), o(2) que la manipu ceptivos, es una clave de su posesión estable), sino también de
lación de la identificación hubiera sido débil oinaprop.ada. las veleidades de los afectos.
Para tratar de excluir la segunda posibilidad, Riviére,
Barquero, Martín, Núñez ySarria (en prensa) realizaron un La Teoría de la Mente como sistema conceptual
nuevo experimento en el que, además de otrasvanacione*Jtte-
varón acabo una manipulación mucho mas decidida ydirectt En realidad, resulta difícil de comprender la idea de que
de la variable "identificación". En este caso, ala mitad de los ladestreza mentalista de los niños de 4o 5años no sea un sis
niños yla mitad de las niñas de las muestras estudiadas se les tema conceptual. Al fin yal cabo, los conceptos son esto: repre
presentaban personajes que coincidían en varias característi sentaciones cognitivas de relaciones más omenos estables yli
cas personales con ellos: eran del mismo sexo yedad, se llama beradas de "la diversidad de lo concreto", ¿No son entonces
ban igual eiban al mismo colegio. Alos otros niños se les da conceptos los "deseos", las «creencias", las "intenciones"?...
ban claves "contraidentificatorias". Apesar de ello, no se ob Cuando comprendemos opredecimos la conducta de alguien
servaba tampoco en este caso un claro efecto facilitador de la en función de esas nociones, ¿no estamos acudiendo aformas
identificación en la resolución de las tareas. de representación supra-empíricas yefectivamente abstraídas
Los datos anteriores no excluyen que no se haya logrado del particularismo de los comportamientos locales.' Cuando
una definición clara de la variable identificación, ni -menos atribuimos a alguien creencias y deseos, organizamos, si, su
aún- una posibilidad muy interesante, yque sera objeto de conducta en función de nuestros conceptos. Un sistema con
ulteriores investigaciones, asaben que sea realmente la identi ceptual es siempre una estructura de orden, un mapa que nos 3

ficación afectiva (como propondría un modelo "de doble I ). permite transitar por el mundo yunifica su diversísima ycon G

1 yno la basada en características externas, la que favorezca la si- tinua variación de particulares. Los conceptos unifican lo plu
* mulación y, por consiguiente, la solución adecuada de los pro- ral, unlversalizan lo particular, ponen orden en el caos. Sin
I blemas mentalistas. Sin embargo, hay otra posibilidad, que nos ellos, nuestra vida cognitiva sería una insoportable eimposible
S sitúa ya en la necesidad de explicar los modelos teóricos domi-

i
1
98
jaula de grillos. Por eso, la falta de desarrollo del sistema con
ceptual de la Teoría de laMente produce una visión autista de
la conducta de los otros como un mare magnum. 99

Hay un testimonio impresionante de todo esto, que es,


sin duda, la mejor definición del autismo producida por un au
tista inteligente. Está en un caso, el deJerry, recogido porJu-
les Bemporad (1979). Se trata de un caso extraordinario: el de
»«*-*. o.s^srsryun°*~
permiten predecir yexplicar la«
T mecanismos
uno de los poquísimos auristas capaces de informar "desde reglas de interconexión eTJe T ^ '" *"*** de laS
dentro" acerca de cómo se vive el autismo. Cuando nos habla ceptual. Es posible oúe tale T ^^ dd SÍStema «»-
de su infancia, parece como si nos diera una lección acerca de
qué es lo que sucede cuando los conceptos no realizan su ta
biecen P^Z^TZ^ *** **
guien tiene la intención de luÍx yTee „ ^^ "* a'"
rea básica de poner orden en el mundo físico y, sobre todo, en Hzará acciones que conduzcan aX" o^7 * ^ * **
el mundo de la mente. "Según Jerry, su experiencia infantil yXcambia a Ysln oue lo n k gU,e" Ciee <*ue X-
Pero n« q P Clba' mantendrá su creencia"
ucencia , ,J
podría resumirse en dos estados predominantes de experien fero, por muy triviaífc «„«» „ etc.

cia: confusión yterror. El tema recurrente que aparecía en to


dos los recuerdos de Jerry era lasensación de haber vivido en
un mundo amenazante, lleno de estímulos dolorosos imposibles
de dominar. Los sonidos eran insoportablemente intensos; los
•— «e,
-neta! en ,a.o«ieccion
S, L ha„„0,ut¡va
cTn to* ^ST-"7*"
J^^ «*«»o
olores, abrumadores. Nada parecía constante; todo resultaba
impredictíble yextraño. Los seres animados planteaban un pro
blema especial. Recordaba alos perros como horripilantes yes
pantosos... Jerry también tenía miedo a los otros niños. Temía produenvo, d. invenigaci"T'^ZnZ *"""" """*
que pudieran hacerle daño de algún modo. Nunca pudo prede expHcacione, S,, como anrrrL Cln (Srf°'
Teoría de la Mente eouitól» 7
~~
>' adqu,rlr una
cir ni consiguió entender su conducta" (1979, pp. 179-198).
La observación subrayada (por nosotros), hecha por
cierto antes del descubrimiento del déficit de Teoría de la
o.*otte esio J£%Z HZZ~Zr"
Mente en autistas, constituye un enunciado escueto de lo que
sucede cuando no se desarrolla una Teoría de la Mente, un sis
tema conceptual capaz de asimilar ordenadamente laconduc
c

s
ta de los congéneres: sin él "no es posible predecir ni enten
der" la conducta. Las capacidades de predicción, que los siste
mas conceptuales permiten, no se derivan sólo de su poder or de metarrepresentación aciones: la noción 3
c
v
B t
«
-1
ganizador yunificador, sino también de otro aspecto, asaber- a

»
i
100 La comprensión de la mente como sistema más inevitablemente enmarañado, de lo quequeremos contar 101

representacional: la teoría de Perner le), lo que sucede ahí es que hay una cierta forma de relación
—o, en sentido muy laxo y filosófico, "una actitud"— entre un
En la investigación de la Teoría de la Mente se han ofre determinado sujeto (...usted) y un cierto contenido: "beberse
cido dos versiones alternativas de lo que es una metarrepresen- un vaso de ginebra". En un sentido muy general, podemos de
tación, que definen, a suvez, las dos versiones más influyentes cir que ese contenido es "una proposición". De forma seme
yproductivas delenfoque al que seha denominado "dela teo jante, si usted cree sensatamente que es malo beber ginebra
ría-teoría": la doble T, de que hablamos antes. Podemos rela para leer libros de psicología, sucede que ese mismo sujeto (sí,
cionar estas dos versiones con dos investigadores, cuyo trabajo usted) tiene ahora otra forma diferente de relación (creer sen
ha sido decisivo para comenzar a estudiar el desarrollo de la satamente) con respecto a un cierto contenido, a una cierta
Teoría de la Mente en el niño, en el primer caso, y definir el proposición o conjunto de ellas, que muy sobriamente rezan.
déficit autista de Teoría de la Mente, en el segundo: se trata de lo siguiente: "Es malo beber ginebra para leer libros de psico
Joseph Pernery Alan Leslie. Antes de explicar las diferencias logía". Dichosea de paso: esesobriocontenido, en tanto que lo
entre las versiones de uno y otro, conviene, sin embargo, que es de una creencia, puede ser verdadero o falso (pero insisti
deshagamos un malentendido en que se cae con facilidad mos en que no le aconsejamos que lo pruebe, por si acaso).
cuando se habla de "metarrepresentaciones". Las metarrepre De este modo, lo que se representa alguien cuando pien
sentaciones no son simplemente "representaciones de repre sa acerca de las creencias, los deseos, las intenciones de otra
sentaciones". Una fotografía de Las Meninas de Velázquez no persona o de sí mismo, son relaciones representacionales. Son,
es, por tanto, una metarrepresentación. Más bien, y en el sen si se quiere expresar con un lenguaje más filosófico y abstruso,
tido originario en que empleó por primera vez el término Ze- actitudes (formas de relación) proposicionales (con respecto a
non Pylyshyn para analizar los requisitos cognitivos de la ciertos contenidos, que se suponen representados como pro
Teoría de la Mente, las metarrepresentaciones son representa posiciones). Por eso la fotografía de Las Meninasno es una me
ciones de relaciones representacionales, como tales relaciones. tarrepresentación. Es, eso sí, una representación (la fotografía
Conviene quizá que expliquemos un poco más lo que de Las Meninas) de otra (el cuadro de Las Meninas en que se
queremos decir. Los filósofos tienen la costumbre de llamar a representan las verdaderas meninas). Pero no se trata de una
los elementos conceptuales de que se compone la Teoría de la representación de la relación representacional misma. Por el
Mente "actitudes preposicionales". Este término, que suele ser contrario, mi creencia de que usted sabe que Ims Meninas es
equívoco para el profano, significa algo semejante a lo que se un cuadro de don Diego Velázquez, es una metarrepresenta
quiere significar con el concepto, al que ya hemos aludido, de ción. Lo es porque tal creencia es una representación mía
"intencionalidad". Las funciones propiamente mentales son acerca de una relación representacional (la de "saber") que us
S
formas de relación de ciertos sujetos con ciertos contenidos. Si ted mantiene con respecto a un contenido ("LasMeninases un
usted desea beberse un vasode ginebra en este momento (co cuadro de don Diego Velázquez").
"i saque no le aconsejamos, paraque no pierdael hilo, cadavez Las observaciones que acabamos de hacer nos ayudan a
-I
comprender mejor el modelo de la Teoría de la Mente pro-
102 puesto porJoseph Perner (1991, 1993). La idea básica es que que son capaces de tener "representaciones supramodales" (es 103
el requisito cognitivo básico para el desarrollo de una Teoría decir, que no están ligadas auna modalidad sensorial especifi
de la Mente consiste efectivamente en la capacidad, por parte cado que integran una gran cantidad de información. "Sim
del niño, de representarse relaciones representacionales como ple tiene aquí un significado muy literal. Significa "solo"
tales relaciones; en la "comprensión de la mente como un sis único . Sucede como si los bebés de pocos meses sólo fueran
tema representacional". El test de la falsa creencia brinda así capaces de tener un modelo mental para guiar sus procesos
un criterio básico de laposesión deunaverdadera Teoría de la cogrutivos: ello dificulta, por ejemplo, que puedan compren
Mente, ya que determina hasta qué punto entiende el niño la der los cambios de situación. Dado que sólo pueden tener pre
naturaleza representacional de la mente: precisamente, el ca sente un modelo del mundo concreto que sea, amedida que
rácter falso de la creencia atribuida es el que desvela la natura este cambia el modelo tiene que ser sustituido por uno nuevo
leza metarrepresentacional delaatribución. Del mismo modo, Los modelos únicos permiten un nivel básico de comprensión
el carácter contrafáctico de la inferencia exigida por el test po de relaciones aún no propiamente representacionales Por
nede manifiesto que elniño esya nosólo un "teórico de las si ejemplo, los bebés de pocos meses demuestran ser sensibles a
tuaciones", sino propiamente un "teórico de las representacio la semejanza" entre los objetos, oaindicadores de atención
nes" o un teórico de la mente. de las personas que les rodean.
Ladistinción entre lo que es un "teórico de situaciones" Por la mitad del segundo año, se produce un desarrollo
y de representaciones, o de la mente, juega un papel impor de enorme importancia en la mente del niño, que define la fa
tante en el modelo de Perner, que se basa de forma muy deci se de las representaciones secundarias: hacia los 18 meses los
siva en elconcepto de representación. El desarrollo de lamen niños comienzan aser capaces de manipular dos o más mode
te infantil (y, desde luego, la génesis de la teoría de lamente) los simultáneos en relación con las mismas situaciones Una
se define por laadquisición deformas cada vez más complejas ilustración, no del todo precisa pero fácil de imaginar, es la del
ypoderosas de representación. En concreto, Perner distingue uso de 'Varias pantallas" en una computadora. El niño se hace
tres momentos claves en esa evolución. Tales momentos de de capaz de manejar simultáneamente varias representaciones en
limitan ydefinen por eldominio de niveles representacionales las pantallas de la mente. Esta adquisición tiene una significa
sucesivos: (1) las representaciones primarias, que desarrollan ción evolutiva decisiva, por ejemplo para comprender algo
los niños desde el primer año de vida, (2) lassecundarias, que muy importante en el hombre: las relaciones entre medios yfi
se dan desde el segundo año, y (3) las metarrepresentaciones, nes, básicas en la conceptualización de la conducta instrumen
que aparecen entre el cuarto y el quinto. tal. No es posible la comprensión de relaciones medios-fines si
Los niños de menos de un año y medio tienen modelos no se representan simultáneamente la metas, los medios ylos
simples de aspectos del mundo. Aquí el término "simple" no contextos presentes. 3
c

posee ningún sentido peyorativo. En ciertos aspectos, hay mo Del mismo modo, no sería posible el desarrollo de la no
o
s
•o
e delos infantiles que son muy refinados. Por ejemplo, los estu ción de "objeto permanente" sin una representación paralela •O
ñ
a

dios sobre bebés de pocas semanas o meses han demostrado de situaciones actuales ydesplazamientos imaginados en el es- S
«

ÉL
Perner (1991) considera que los niños de la segunda eta 105
104 pació. Como tampoco podría hacerse juego s.mbohco sin la pa de desarrollo representacional (la de las representaciones
competencia de representar simultáneamente realidades ore secundarias) poseen yauna "teoría mentalista de la conducta".
éis yficciones ^imaginarias. El desarrollo de las capacida Ello quiere decir, en suma, que comprenden de algún modo
des de ficción ysimulación, que juega un papel tan decisivo en que la conducta seguía por estados internos de conocimiento
el modelo del desarrollo mentalista de Harris, se explica en el y deseo. Pero aún no son capaces de tomar en consideración
de Perner por la competencia de manejar modelos simultá las propiedades de las relaciones representacionales, en su ca
neos. De tener representaciones secundarias insertas en con- lidad de tales relaciones, para predecir conductas en situacio
nes en que podría existir unacolisión entre las representacio
teXl°SLr!apadd°ad de procesar representaciones secundarias nes que elniño tiene ylas atribuibles a otros, enfunción desus
-junto con las primarias, referidas ala realidad -media*- fuentes de acceso informativo. Sólo cuando el niño sustituye
hie del niño de 18 meses a4años ymedio no uri teon o£ su "teoría ingenua de la representación" poruna "teoría rela
la mente pero sí un notable "teórico de situaciones .El teon cionar, pasa deser un mentalista ingenuo aser undiestro teó
Í7ePiones es capaz de construir modelos diferentes pa rico de la mente. Tener una teoría de la mente equivalea po
ra los diferentes aspectos de los mundos representados. Por seer unateoría delas representaciones en general (también de
ejemplo, el niño de tres años ymedio que juega aque es un las externas, tales como los dibujos, las fotos, etc.) que se apli
héroe valeroso ycauto que se acerca aun enemigo, puede caal dominio específico de la mente. Equivale a comprender
coluir ala vi una nampa imaginaria que, desde ouo mo umversalmente las relaciones de representación como tales.
delo lo "toma de sorpresa". Amedida que desliga mas las re Hay un libro clave en que Perner (1991) hapresentado
presentaciones secundarias de las primarias, yque otorga au losfundamentos de su explicación de la Teoríade la Mente, y
tonomía aaquéllas ylas multiplica en sus "juegos situaciona- que tiene un título muy expresivo acerca de la naturaleza de
les", el niño se va convirtiendo en un teórico situacional cada ésta: Understanding the Representational Mina Secontiene, en es
vez más capaz. . iím;t<. tetítulo, elque nosotros creemos que es elpunto más "fuerte"
Pero el poder del teórico de situaciones tiene un limite yquizá más debatible de la explicación cognitiva de Perner: la
un tope que aparece cuando es necesario comprender real identificación del desarrollo de la actividad mentalista del ni
mente las propiedades relaciónales de las representaciones y ño con la comprensión, por su parte, de la naturaleza repre
Tmuyespeciaí relación de causalidad con el mundo. Eso es lo sentacional de la mente. El problema que se plantea es el de
que sucede, por ejemplo, en el caso del test clásico de laTeoría hasta qué punto está justificada esa propuesta de reducir (o,
de la Mente: el de falsa creencia. Los niños de 18 meses a4ano quizá mejor, elevar) lo que nos parece un mecanismo cogniti
no pueden comprender que las representaciones externas (por vo subyacente a habilidades pragmáticas de tipo mentalista a
ejemplo, las fotografías) son iguales alas daciones represen otra cosa muy diferente: unacomprensión de lo que la mente
tadas ylas internas (por ejemplo, los pensamientos) no se es... Pero, en realidad, ¿comprende el niño de cinco años la
identifican con las situaciones pensadas. Confunden, por asi mente o simplemente lamaneja? Lacrítica más obvia (aunque E
3
decirlo, los contenidos con los medios de representación.

£?' A
f ÜÜtÜOTECA |
106 quizáno del todo fundamentada) que puede hacerse al mode
lo de Perner es la de excesivo intelectualismo. En su explica rías" infantiles (la propia Teoría de la Menno „ a
ción, más que en ninguna otra, se concibe al niño como un 10

"teórico", en un sentido bastante literal (Perner, 1991, usa


abundantes ejemplos de procesos de cambio teórico en la terpretaciones explícitas de la reaudad au ' °"? "^ ^
ciencia en el intento de comprender los procesos de cambio
teórico en el niño; por ejemplo, cómo pasa de ser un "teórico
de situaciones" a ser un "teórico de la mente"). ¿Pero es el ni
ño un teórico de la mente? ¿No será más bien un "artesano de
la mente" relativamente hábil?
En las explicaciones evolutivas recientes, el término "teo
ría" ha jugado un papel importante. Ha permitido elaborar in
tuiciones y proponer hipótesis muy valiosas acerca del mundo
mental de los niños. Éstos tienden a considerarse como "teóri buen ejemplo de todo lo que hemo, dicho.
cos" del mundo físico y del social, como teóricos de la mente y
de muchas otras cosas. En tanto que las teorías son representa
ciones relativamente globales y articuladas, pero sobre todo
predictivas, de realidades, puede ser muy iluminadora la metá
fora de las teorías para definir las representaciones infantiles
del mundo. Los niños, en efecto, incorporan estructuras de co
nocimiento en sus destrezas para enfrentarse pragmáticamen
te a las realidades. Desde una perspectiva cognitiva, las compe
tencias implican y exigen, de algún modo, estructuras de co
nocimiento. Prescindiendo de que tales conocimientos sean funda, entre el "estilo teórico" de lo, An T, ' ^ pn>
tácitos o explícitos, establecidos en los sistemas o inferibles, de de la «teoría renrí, -: mientras que la exnhrxri^
SmodeI°sa principales >
teona-teona o
clarativos o de procedimientos, simbólicos o subsimbólicos, es caracteriza -como hemos indicado ^^^ de Perner *
ta intuición es una de las aportaciones más generales y heurís
ticas de tres décadas de Psicología cognitiva.
Sin embargo, las metáforas "reduccionistas hacia arriba"
("el niño es un teórico"..., "las percepciones son procesos de
razonamiento", etc.) son también peligrosas, al menos por dos
3
razones: la primera es que dificultan la diferenciación entre ni c

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veles cognitivos diferentes. Por ejemplo, algunas de las "teo
.3
^i,™, re,ati« ^ Í £ £ £ ~ s
T
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íiiSí
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108 capacidades. Una competencia que se define por la capacidad samiento, y que recibe el nombre de intensionalidad. Los filó 109
de construir y manipular cierta clase de representaciones: las sofos dicen que el enunciado 'Juan cree que Superman usa
metarrepresentaciones. braga roja", por ejemplo, es un "enunciado intensional". Ten
¿Qué significado tienen las metarrepresentaciones en la dremos que pedir al lector una nueva muestra de paciencia
explicación de Leslie? Para definir ese sentido, es mejor acudir con la terminología un poco abstrusa de los filósofos, peroes
a la fuente desde la que han fluido las motivaciones teóricas inevitable: hemos dicho, sí, "intensional" con s. No se trata de
del modelo ymuchas de sus intuiciones más lúcidas: el autis un lapsus ni de una errata. Antes hemos hablado de la inten
mo. Cuando observamos a losniñosautistas en la fase más crí cionalidad, y ahora lo hacemos de la intensionalidad. La pri
tica desudesarrollo (que es, porcierto, también lamás crítica mera es una propiedad psicológicade lo mental. La segunda,
en el desarrollo de laTeoría de la Mente), esdecir, entre los 18 una propiedad lógica de ciertos enunciados que incluyen de
meses y los 5 años, vemos que no sólo carecen de destrezas terminados verbos mentales. ¿En qué consiste esapropiedad?
mentalistas y de pautas de comunicación. Hay algo más: una Supongamos que es verdad que Juan cree que Super
falta de juego, una sorprendente ausencia de actividades de man usa braga roja. En los enunciados sin verbos mentales de
juego simbólico. El niño que finge acciones ysituaciones, ese creencia, es necesario que sean verdaderos todos los constitu
dinámico preescolar que continuamente "crea mundos" ficti yentes del enunciado, para que lo sea el enunciado completo.
cios, el que ahora es un caballero medieval ydentro de un ra Por ejemplo, es preciso que verdaderamente Superman sea
to un bombero que apaga un fuego, no es un niño autista. Pa anciano y sea calvo, para que sea verdad el enunciado "Super
rece con si esa "enfermedad de indiferenciación", a la que alu man es anciano y calvo", que no contiene ningún verbo de
díamos en otro momento, lo fuese también en el sentido de creencia. Sin embargo, en el caso del enunciado de nuestro
afectar a la "diferenciación de un mundo simulado" con res ejemplo, 'Juan cree que Superman usa braga roja", puede su
pecto al mundo "real". No deja de ser una profunda paradoja ceder que el enunciado total sea verdadero sin que lo sea
esadel autismo como "alejamiento de la realidad" y, al tiempo, aquella parte de él que está sometida al imperio del verbo
como esclava servidumbre a ella. ¿Cómo explicar todo eso? "creer". En este caso, "usa braga roja". Aun cuando Superman
La explicación de Leslie se deriva de una intuición ge tuviera la costumbre de ponerse bragas azules o verdes (y, por
nial. De una inspirada observación que constituye el punto de consiguiente, fuera falso que "usa braga roja"), seguiría siendo
partida de todo el modelo teórico al que nos estamos refirien verdad que 'Juan cree... etc." En otras palabras: la verdad del
do. La observación es ésta: existe una identidad de fondo o, co enunciado completo no compromete con la verdad de la pro
mo mejor dice Leslie, un "isoformismo profundo" entre eljue posición o proposiciones sometidas al verbo mental "creer".
godeficción ylaactividad mentalista del niño. Para compren Más aún, la verdad del enunciado completo no compro
3
der esa identidad espreciso acudir, de nuevo, a algunas obser mete tampoco con la existencia de los elementos incluidos en c
v

vaciones filosóficas o, si se quiere, lógicas. la proposiciones que acabamos de mencionar. Dicho de otro
Se refieren a una curiosa propiedad que poseen los modo: es necesario que Superman exista, para que sea verdad
8
enunciados que contienen verbos mentales de creencia o pen el enunciado "Superman es anciano y calvo". En este caso, el
3
110 enunciado es no intensional o, como también se dice, "exten- Tenemos as, tres características que, en conjunto defí
sional", y no contiene ningún verbo mental. Suponiendo sen nen la propiedad de intensionalidad que noseenT
satamente que Superman no exista, el enunciado "Superman dos mentalistas con verbos de creen*finí H??"*
es anciano y calvo" es falso. Sin embargo, puede ser verdadero enunciados cornetos no comprael' ^ ££
clausulas sometidas a tales verbo, (91 „•
que "Juan cree que Superman es anciano y calvo".
Hay otra curiosa propiedad que tienen los enunciados existencia de elementos Z^l.TJ"0""" " "
con verbos mentales de creencia: la "opacidad referencial".
¿Qué significa?... Supongamos ahora el enunciado siguiente:
"ElManco de Lepanto escribió el Quijote", que es extensional
y verdadero. Si sustituimos la expresión "el Manco de Lepan
verdad mZT ^^ W**» * —P-iso'con a
te" por otra con el mismo referente aunque con diferente "sig daÍ efeSnc^^T^°^ *^^ ' (3) <*«*
nificado", tal como "Miguel de Cervantes Saavedra", tenemos
una nueva expresión: "Miguel de Cervantes Saavedra escribió
el Quijote". Inevitablemente, si es verdadero el primer enun
ciado, también lo es el segundo.
Pero veamos lo que pasa cuando sometemos el enuncia
do anterior a un verbo mental de aeencia. Tenemos ahora,
por ejemplo, el siguiente enunciado: "María Luisacree que el ejemplo,,a de un niño de cuatro años que estájugando.
Manco de Lepanto escribió el Quijote". Partamos del supues
to de que es verdadero. Ahora nos sucede algo curioso: ya no unaesotbT' TT™*' *"*"" ^
rritorios H su imagmación,
C ^ CabaI1°?)'
M°ntad° sob~
podemossustituir "elManco de Lepanto" por "don Miguel de rritorios de Henos de Cabal&a
sorpresasb™° Por losHate
ypelLos
Cervantes Saavedra" asegurando necesariamente la verdad del
zízr suelerhacer todos ,os n¡ños d* - edj;on u:
fuese esa otTp
tZesa t0m<"mente
^ C°Saliteral»
P°r hay
0tra'allí7actóa
algo que—«re-si
enunciado. El hecho de que sea verdadero que "María Luisa
cree que el Manco de Lepanto escribió el Quijote" no permi otra Para una
te asegurar que lo sea este otro enunciado: "María Luisa cree ce de sentido: las escobas son instrumentos con los que sZ
que don Miguel de Cervantes Saavedra escribió el Quijote". La rre yno alazanes en los que se galopa. Sin embargo, los niños
cosa es fácil de entender: podría ocurrir que María Luisa, per realizan tan fací, einsistentemente actividades de!lar,a eS
sona con. serias deficiencias educativas, desconociera que "el
Manco de Lepanto" y "don Miguel de Cervantes Saavedra" son
pdi: i0;
padas, cab;jlos'poriosautomóviles,
las piedras vasos vacíos***«*
las sillas por*•autobuses
Pz;::: Z
la misma persona. En los enunciados de creencia, no es posi 3
£
ble transitar de unas expresiones a otras con el mismo referen exu-anarnos de esas raras acciones. Pero, en este caso también E
a
v

aextraneza es una buena actitud para comprender fe c^


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«
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u te con garantías de conservar la verdad de los enunciados. Es •o

s
te rasgo recibe el nombre de "opacidad referencia!".
con mas profundidad. peñascosas C

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presentación primaria, sin comillas, que rezara (Esto es un caba 113

Una buena parte del mérito teórico de ^«"^ llo) ante la escoba, estaría cometiendo una peligrosa equivoca
casamente en eso: en que ha sabido "extrañarse bien acerca ción yno realizando un juego. Por eso es extremadamente im
delego de ficción. "Las habilidades de ficción &**** portante distinguir bien entre dos alternativas para formular
debería^lar la atención de los psicólogos evoluovos por su cuál es la representación que tiene realmente Pablito cuando
ITe^aña naturaleza-dice Leslie-. Después de todo, des- juega. Es ésta: ({Sao es una escoba") ("Esta escoba es un eabar
delu^Uecdva evolucionista, la veracidad de los procesos lio")), yno ésta: (Esto es un caballo).
¿Qué tiene que ver todo esto con las propiedades lógicas
os d os organismos deberían, en lo posible, atenerse alas co- de los enunciados con verbos de creencia? Aprimera vista, ya
ati como son. Y, sin embargo, los actos de ficción rompen hay una observación sugerente: la representación entre comi
con ese principio fundamental. En ellos, distorsionamos deli llas de Pablito se nos presenta intuitivamente como semejante
beradamente la realidad. Poreso resulta aun más extraño que aesas otras, también entrecomilladas, que se someten alos ver
eTÍpacLd no seala culminación última del desarrollo n> bos de creencia, por ejemplo ladel enunciado "Antonio cree
que ("Los marcianos manejan ovnisT- Una yotra representa
en el comienzo mismo de la niñez» (1987 p. 142V. ción tienen algo en común: en ambas se han suspendido las re
Podríamos considerar que la distorsión delibeíada de z laciones ordinarias, de referencia yde verdad, que existen en
realidad que se produce en los actos de ficción no solo consu- tre las llamadas "representaciones primarias" ylas cosas, olas
uye una ruptura en la evolución de "sistemasveraces de repie- situaciones, o los acontecimientos del mundo. Nos presentan
entaX del mundo», sino un auténtico peligro. Si, en una ambas, por así decirlo, «mundos suspendidos". En realidad, la
perfectiva literal, nuestros antepasados hubieran tomado propiedad lógica esencial de ios enunciados de creencia, ese
unaTcosas por otras, los autores de este artículo ysus lectores rasgo de "intensionalidad" que suspende también compromi
no estaríanfos aquí para contarlo. Pero sucede que ese tema sos de verdad, de existencia yde transparencia referencial, no
por» no se define en un sentido literal, en cuyo caso ena sim es más que una consecuencia de la suspensión de mundos re
plemente un error representacional. Se sitúa ««nf^ presentados. Y, en eljuego del niño, sucede algo semejante; se
vo muy específico del hombre, yque implica el uso de ciertas crean ciertas clases de mundos que están como en suspenso. O
imaTesTecíficas de representación que, por así decirlo es mejor, se construyen representaciones que han roto con la exi
Z entre comillas». Cuandojuega, Pablito está empleando dos gencia de sumisión adaptativa ala realidad, a la que se some
tipos dTrepresentaciones. Una entre comillas CEsto es una es- ten las representaciones primarias, que el hombre comparte
2T- *- ^ba es un caballo!, yotra sin ellas (*» es una^ con otros animales. £3
coba) La primera es una metarrepresentacion: en ella han Es aesas representaciones entrecomilladas alas que Les e

Í* qu^Locomo-ensuspenso»^^
Lcia yde verdad entre las representaciones ylas cosas La
lie denomina "metarrepresentaciones". Para él, el dominio de -o

laTeoría de la Mente es un reflejo del desarrollo de un subsi* «1

1I ot'es una representación literal. O, como también dice Les-


runarePresPentaciónprimaria.SiPablitotuvierasolounare- tema mental que crea ymanipula metarrepresentaciones. Y,
114 en tanto que las inferencias mentalistas (Juan cree que "la boli ambos comparten un conjunto de características de fondo En II!
ta está en la caja") y las pautas de juego simbólico ("esta esco otras palabras, quizás algo enreversadas: tanto las propiedades
ba es un caballo") tienen en común el hecho de emplear me psicológicas del juego de ficción como las lógicas de los enun
tarrepresentaciones, no es extraño que existan propiedades ciados Mse derivan, en último término, de las propiedades se
deljuego simbólico que presentan un curioso paralelismo con mánticas de las metarrepresentaciones. Para Leslie, habría un
las propiedades lógicas de los enunciados de creencia. Uno de subsistema mental específico, imprescindible tanto para el jue
los grandes aciertos de Leslie consiste en haber intuido esas se go de ficción como para las simulaciones oinferencias menta
mejanzas: recordemos que las características de estos enuncia bas, yque sería el que se las entiende con metarrepresenta
dos eran la falta de compromiso de verdad, lafalta de compro ciones^ ¿Qué tipos de operaciones cognitivas tiene que realizar
miso con la existencia y la opacidad referencial. Son, respecti ese subsistema o"módulo mental"?: tiene que suspender, oco
vamente, indicativas de la suspensión de las normales relacio mo dice Leshe con una expresiva palabra, "desacoplar" las re
nes de verdad, existencia y referencia entre las representacio presentaciones primarias de las cosas, arrastrándolas fuera del
nes y las cosas. mecanismo normal input-output. Es decir, tiene que entreco
Pues bien: esas mismas relaciones quedan también sus millar ciertas representaciones. Además tiene que someterlas a
pendidas en las actividades de juego de ficción. Cuando jue re acones representacionales o actitudes proporcionales
gan, los niños alteran las relaciones normales de referencia, (creer que, fingir que, etc.), yfinalmente tiene que interpretar
como se demuestra en el hecho de que sustituyan unos obje las representaciones M(que es el nombre que emplea Leslie,
tos (laescoba) por otros (elcaballo). Así, la propiedad de "sus en sus últimos trabajos, para las metarrepresentaciones), para
titución de objetos" del juegoesparalelaa la opacidadreferen producir determinadas acciones.
cial. Además, suelen "ignorar" las verdaderas propiedades de En Jo que acabamos de decir, hay supuestos que se han
las cosas (como cuando juegan a que un objeto cúbico "rue discutido (por ejemplo, por Perner, 1993). Para Leslie, las re
da"), de forma semejante a como los enunciados mentalistas presentaciones Mconstan, en realidad, de tres elementos- un
(para simplificar los llamaremos "M") suspenden el compro agente, una relación informativa yuna expresión entre comi-
miso de verdad de las proposiciones sometidas a creencias. De Ias. Este esta claro en el caso de «Juan cree que Superman es
modo que la "atribución de propiedades fingidas" en eljuego ta de capa caída». Tenemos agente:Juan; relación: creer; yex
es paralela a la falta de vinculación de verdad de los enuncia presión entrecomillada: "Superman está de capa caída» Pe i
dos M. Porúltimo, los niños "fingen objetos imaginados" en el ro... ¿y cuando el niñojuega? Aquí Leslie adopta una suposi
juego, "de la nada hacen algo" decíamos antes (por ejemplo, ción mas dudosa: cuando Pablitojuega acabalgar, la represen
disparan con sus pistolas inexistentes a sus tenaces adversa tación Msena algo así: "yo finjo que la escoba es un caballo»
¡2
c
rios). Esa ficción de objetos imaginarios secorresponde conla Es decir, el niño también contaría con una representación tá- i

propiedad de "no comprometerse cort la existencia" de los ob I


jetos sometidos a creencias, en los enunciados M.
ITrrUn
nal (fingirT?): la3gente (>,,)deydC
capacidad fingirUnapuede
reladón presentado
definirse como el " i
El paralelismo entre las propiedades deljuegode ficción potencial para computar la función fingir (Agente, "e", e) en ' »
ylas delos enunciados M, como hemos dicho ya, sedebe a que
i
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II #
16 la que "e" es la representación desacoplada y e una represen informativas que dependen de un agente, etc. A pesar de las 117

tación primaria (de la situación que se percibe en ese momen lúcidas intuiciones que contiene, y de su muy precisa virtuali
to)". Cuando el niño interpreta el juego de ficción de otro ni dad explicativa en autismo (muy claramente desarrollada en
ño, la representación también contendría los tres elementes: Leslie y Roth, 1993),hayalgunascuestiones que pueden deba
agente ("el"), relación ("finge que") y expresión desacoplada tirse en relación con el modelo. Por ejemplo, la suposición de
("el perro es un diplodocus"). Ello explicaría la solidaridad quelas representaciones Mincluyen agentes yrelaciones de in
evolutiva entre el desarrollo del juego de ficción y de la capa formación parece un tanto ad hoc No se sigue directamente
cidad de comprenderla. del brillante análisis formal sobre ellas, del que partió el mo
El modelo de Leslie (1987) explica con gran precisión delo de Leslie.

por qué presentan los autistas deficiencias de "mentación", al Además, la teoría se sitúa en el marco de los "modelos
tiempo que déficit de "ficción". El módulo M, o algunos de los computacionales duros" (Riviére, 1991), que tienden a basar
componentes de que se compone, sería el que estaría específi se excesivamente en consideraciones formales y puramente
camente alterado en ese trastorno del desarrollo (Leslie y sintácticas, desconsiderando un problema esencial: ¿de dónde
Roth, 1993). En realidad (y éste es un punto importante), des sederiva elsignificado, lasemántica, de las nociones mentalis
de el momento en que tal módulo M crea representaciones tas que maneja el módulo ToMM?. Y, lo que también es perti
que no sólo están "desacopladas",sino que incluyen relaciones nente al caso, ¿por qué decimos que es "un módulo"? En el
representacionales y agentes, puede recibir, con toda propie sentido más radical y fodoriano, un módulo es un subsistema
dad, el nombre de "módulo de Teoría de la Mente" o, en la ter de cómputo completamente clausurado en símismo, impene
minología de Leslie, ToMM (Theory ofMind Module). "La teo trable por elsistema general decreencias, que actúa de forma
ría de ToMM trata de explicar tanto las bases específicas inna automática, etc. ¿Cómo podemos decir que la Teoría de la
tas de nuestra capacidad de adquirir una teoría de la mente y Mente es, al mismo tiempo, un sistema conceptual yun módu
del déficit de esa capacidad que se observa en el autismo... el lo? Quizá baste con reconocer enel sistema una moderada es
término "teoría de la mente"... se refiere a nuestra capacidad pecificidad funcional, sin arriesgarse a importar las más radi
de dar cuenta de la conducta en términos de estado mentales, cales consecuencias de la noción de módulo.
y no a un concepto de la mente per se. ¡No creemos que los Para Leslie, el proceso de formación de ToMM puede
preescolares teoricen explícitamente acerca de la mente!" concebirse como un proceso de "desacoplamiento", de forma
(Leslie, 1993, p. 105). ción de un nuevo plano representacional que no se da ni en
Es evidente que la formulación teórica de Leslie se sepa los bebés de pocos meses ni en otros animales. La fase crítica
ra del todo de la otra "teoría-teoría"; es decir, de la de Perner. de ese proceso se sitúa entre los 18 meses ylos 5 años. El jue
El niño no desarrolla una noción acerca de la mente, sino una go deficción (cuyas formas más rudimentarias aparecen ya en
capacidad pragmática para asignar e inferir estados mentales, el segundo año devida) es ya una expresión del módulo men
•a
que depende del funcionamiento de un sistema que "desaco talista. Pero no queda claramente explicado por qué transcu
pla" representaciones, las entrecomilla, las somete a relaciones rren casi tres años entre el momento en que los niños comien-
118 zan a hacer susjuegos de ficción y aquel otro en que se hacen
capaces de engañar o comprenderfalsas creencias en situacio al "desacoplamiento", al paralelismo entre el entrecomillado 11

nes experimentales. La idea reciente de Leslie (1992; Leslie y de los enunciadosmentalistas y el del juego de ficción. Lo in
Roth, 1992;Leslie y Thaiss, 1992) es que hay otro mecanismo teresante es que el trastorno de un sistema que desacopla per
(un "seleccionador de procesos", o SP) que hay que añadir a mite explicar, a la vez, la dificultad para hacer inferenciasmen
ToMM para explicarel desfase: este mecanismo tendría la fun talistas y la falta de juego. Si, al final, no es eso lo que fallasi
ción de seleccionar para fines de inferencia las representacio no másbien la capacidad de tratar con actitudes preposiciona
nes M, resistiéndose a las fascinaciones de la realidad presen les (con relaciones tales como "creer", "fingir", etc.),... ¿no se
te. Sería SP, y no ToMM, el sistema aún no suficientemente de han perdido, por el camino, lasventajas explicativas que el mo
delo tenía inicialmente?
sarrollado en los niños de menos de 4-5 años: éstos serían ca
paces de crear metarrepresentaciones (incluyendo agentes y
relaciones informativas), pero no de seleccionarlas para hacer Las falsas fotografías y las falsas creencias
inferencias. La crítica de Perner (1993) al carácter ad hocde es
ta explicación podría ser bastante sensata. Hay una ingeniosa tarea inventada por Deborah Zaitchik
Si el lector nos ha seguido hasta aquí, podrá compren (1990), que aparenta "replicar sin personas ni actitudes" la ta
der una derivación importante del modelo de Leslie: la causa rea clásica de la falsa creencia, y cuyos resultados en la aplica
por la que los auristas no resuelven las tareas de falsa creencia ción a autistas y normales han construido, al mismo tiempo,
(falta de ToMM) no sería la misma que aquélla por la que no un enigma y un acicate de desarrollo teórico del modelo de
las resuelven los niños de 3-4 años (falta de SP). Los niños au Leslie. Algunas de lasdificultades de éste, a lasque hemos he
tistas no son psicólogos naturales de 3 años. En realidad, no cho referencia, se han acumulado en el intento de acomodar
son psicólogos naturales en absoluto, mientras que los niños los datos con el modelo. Pero veamos primero en qué consiste
normales son psicólogos naturales bastante diestros, pero aún la tarea y cuáles son los datos. La tarea consiste en que un per
incapaces de emplear metarrepresentaciones en procesos de sonaje hace una fotografía de otro, sirviéndose de una cámara
inferencia mentalista.
"Polaroid", de las que revelan la foto en un tiempo breve. En
Pero en esta explicación (que, por lo demás podría ser el intervalo que transcurre entre la toma de la foto y su revela
bastante sensata) sucede algo preocupante: ¿Qué es lo que ha do, un tercer personaje sustituye al fotografiado, situándose en
ce que los niños autistasno sean psicólogosnaturales en el mo el lugar en que éste estaba. La pregunta clave es quién saldrá
delo de Leslie? ¿Cuál es el mecanismo que falla: el que entre en la foto. Como en la tarea clásica de Wimmer y Perner, en
comilla representaciones, el que incluye en ellas agentes y ac este caso se establece una representación de una situación que
•§ luego cambia sin que cambie la propia representación. Del
c
ti
titudes preposicionales, el que sirve de intérprete? El proble
e
ma es que el modelo de Leslie pierde algo de atractivo cuando mismo modo que las creencias de los personajes, en la tarea
acepta la idea de que todas las metarrepresentaciones incluyen clásica, no se correspondía con los hechos actuales, percepti
relaciones informativas. Los análisis más brillantes se refieren bles para el niño, la representación de las fotografías, en la ta
rea de Zaitchik, no guarda correspondencia con la nueva situa- i
i
i
a - .rdar-v "saber", por una parte, ylas respuestas so- 121

O ción, producida tras un cambio. La diferencia es que aquí el


niño se enfrenta con representaciones físicas yno con estados
mentales intencionales. _
Los datos obtenidos al administrar esta tarea aniños nor
males yautistas son muy interesantes: aquéllos la resuelven nUT ^esZe«Tde analizar,intensionales
con los conocimien-
aproximadamente en el mismo momento en que resuelven la que k ped mo es que tr los verbos
tarea de la falsa creencia (4-5 años), aunque ésta les resulta un tos que ya tiene, hasta que p ^ ^
poco más fácil (Zaitchik, 1990). ¿Qué hacen los autistas?. ¡el
resultado es enormemente intrigante!: los autistas resuelven
bien la tarea de la falsa fotografía, pero no la de la falsa creen a,a r>n "saber") vexistencia (en ambos), que, com
so de verdad (en saber ) y intensionales, co-
cia (Leekan yPerner, 1991). Pero, ¿no son acaso "metarrepre
sentaciones" las que tiene que emplear el niño también para
resolver la tarea de la fotografía? ¿No es el mismo proceso el
que tiene que realizarse para comprender, por una parte, que
si se hace una fotografía de una situación, yésta cambia des **~' ° £££a"dmerC^Su,
¡ntenstonaltdad es <™*° ¿ entonces
to interencias
pués, la que aparece en la foto no es la situación de ahora, y
para entender, por otra, que si alguien tiene una creencia so
esta forma de «*•£-" ^'^ 0«cuerda, pero sí
bre una situación yésta cambia, sin que la persona lo sepa, en ^rLTrerÍe S^auoLo..„ble
acerca de lo que cree, o
e, unaqueenfermedad de >a
los autistas pue-
tonces la creencia no corresponde ala situación actual? ¿Por
qué los autistas comprenden lo primero yno lo segundo?
Riviére, Sotillo, Sarria yNúñez (1994) utilizaron el para
digma experimental de Zaitchik, con niños normales, alos
que presentaban la siguiente historia: dos niñas.muy amigas,
van asepararse. Como Aquiere tener un recuerdo de B, hace
una fotografía de ella yse marcha. Cuando Ano está, Bse cam
a^t
propiaespecie sonf~—-r;—r
-"£££*r„ no, h^ ^ ^
bia de vestido: ahora está vestida de otro color. La fotografía prender mejor el papel del afecto y B ^
tomada por Bestá apunto de revelarse. Yahora las preguntas
críticas- «¿De qué color estará vestida Ben la foto?"... ¿Como
:rr„t?rg^as^ «¿s
53
c

cree Aque estará vestida B?", "¿Sabe Ade qué color es el vesti
do de B>" "¿Vio Aque Bse cambiaba el vestido?", "¿De que co gan un fondo explicativo común, ^yacente a -o
a
u

lor recuerda AvestidaaB?". Los resultados de este experimen s


5
to tienen una alta significación teórica: demostraban que exis
te una relación clara, en los niños normales, entre las respues-

4
i
122 cepto más clásico de imaginación? Sin duda, lasformulaciones
cogniuvas „o han reconocido suficientemente el papeUnTr 12.'

m ~^
mejante acomo las explicaciones basadas en éstas no han in
duido (quizá con excepción de Hobson, 1993) con suficien""
SEL* :Tde ,os mecanismos cogníti- e~"
simuiaaon o inferencia mentalista

infantifhant CaS°' í m°de,°S


infantil han constituido "^
aportaciones de S°bre eI «°"<***o
una enorme impor
tancia para la Psicología del desarrollo (y para la ploToT
cogmttVa) en loS últimos año, En las destr^me^ ^ gu.losan.ente 4»» santas saZw"' í """""^ °"
«den los fundamentos de las capacidades sociales, así como ae
lo modelos específicos sobre el mundo social IcuaTo no
del natural, en las soluciones animistas- que el n^o™ ,
-os^s11et1 desr,o ofredda~
aeíos clasicos era insuficiente. Por lo íren^ra, =
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srxd dib-jo fde - niñ°—"^ -::
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