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1. El niño huérfano, es el que vive en situación de riesgo social, que crece en un ambiente
desfavorable, el que es maltratado, rechazado, sin atención a las necesidades mínimas
para la adecuada formación y desarrollo de su personalidad puede llegar a convertirse en
un individuo resentido, que crea una carga social, generando a su vez mayor delincuencia,
promiscuidad, pobreza; y todo cuanto de estas bajezas sociales se derivan.
2. Los niños y niñas huérfanos y vulnerables son aquellos que carecen de la protección más
inmediata con que cuenta un niño: los progenitores. Entre los casos más comunes figuran
los niños y niñas que, con carácter transitorio o permanente:
la satisfacción emocional
el sentimiento de seguridad
el sentimiento de Pertenencia
tener la sustitución de los padres, que cumplan con su papel en la orientación y la
disciplina del niño.
Ajuste social al nuevo entorno para aceptar la idea de un tutor o un padre suplente que
asume la posición de los padres.
Los niños y niñas que carecen de la guía y protección de una persona adulta suelen ser más
vulnerables y corren un mayor riesgo de padecer violencia, explotación, trata de menores de edad,
discriminación y otros abusos. En situaciones de conflicto, la separación involuntaria de la familia y
del abrigo de su comunidad -que en ocasiones les conduce hasta otro país- aumenta
considerablemente la exposición del niño a la violencia, el maltrato físico, la explotación e incluso
la muerte. Los niños y niñas que sobreviven habrán de enfrentar malnutrición, enfermedades,
traumas físicos y psicosociales, y limitaciones en su desarrollo cognitivo y emocional. Las niñas sin
tutela corren un mayor riesgo de ser víctimas de abusos sexuales, mientras que ambos, niños y
niñas, corren el riesgo de ser forzados o inducidos a participar "voluntariamente"en conflictos
armados y actos de violencia.
En Europa central y del este, casi 1,5 millones de niños y niñas viven bajo tutela pública.
En Rusia, la cifra de niños y niñas que cada año "quedan sin tutela" ha aumentado a más
del doble en los últimos 10 años, pese al descenso del índice de natalidad.
En el decenio de 1990, 1 millón de niños y niñas quedaron huérfanos o fueron separados
de sus familias a causa de conflictos armados.
Se estima que entre un 2% y un 5% de la población refugiada son niños y niñas sin tutela.
Se prevé que para el año 2010, unos 106 millones de niños y niñas menores de 15 años
habrán perdido a al menos uno de sus progenitores. En este cómputo se incluyen los niños
y niñas que quedarán huérfanos a causa del VIH/SIDA, que superarán la cifra de 25
millones. Las previsiones correspondientes a 12 países africanos indican que para el año
2010 los niños y niñas huérfanos constituirán al menos el 15% de todos los niños y niñas
menores de 15 años.
Nutrición
Los niños huérfanos no tienen los medios para poder alimentarse adecuadamente.
Vivienda
Estos niños, por lo general, viven sin techo en las calles.
Educación
En la mayoría de los casos, lo primero que se sacrifica es la educación. Los huérfanos deben
ocuparse no sólo de sus propias necesidades, sino también de las de aquellos niños más pequeños
que estén a su cuidado.
Salud
Raramente los huérfanos dan prioridad a su salud por encima de la alimentación o la vivienda. Sus
condiciones de vida y actividades diarias son extremadamente perjudiciales para su salud, debido
a las peleas callejeras, las drogas, los embarazos, las enfermedades de transmisión sexual,
la malnutrición, y las pésimas condiciones laborales.
Trabajo infantil
Algunos huérfanos buscan trabajo para escapar de su nefasta situación, pero suelen ser
explotados con trabajos degradantes y peligrosos. La Organización Internacional del Trabajo
publicó que la mayoría de los huérfanos trabajan en la agricultura comercial como vendedores
ambulantes, empleados del hogar o en la industria del sexo, más habitualmente que otros niños
Como son las necesidades psicológicas y afectivas del niño o adolescente huérfano
Todo esto debido a que el ser humano siempre está en una lucha constante por el afecto, el amor,
el reconocimiento y la pertenencia, y al no verse satisfechas estas llevara al individuo a conductas
desadaptadas y antisociales.
el padre o tutor suplente debe ser consciente, comprensivo y responsable con el niño.
Él debe entender los sentimientos de los huérfanos muy bien y también los sentimientos de
los niños de padres divorciados
el tutor debe ser firme en la forma de criar al niño, porque, por lo general, las personas suelen
ser indulgentes con los huérfanos, lo que podría estropear la personalidad de los niños.
El padre guardián, padrastro o suplente debe tratar al huérfano como su hijo en términos de
métodos de crianza y disciplina.
Deben darles la oportunidad de mezclarse y socializar con otros niños, especialmente si es hijo
único. no debe preocuparse mucho por él o interferir en cada asunto relacionado a él, sino
darle algo de espacio personal para que se desarrolle mental y socialmente.
El padrastro debe satisfacer las necesidades de los niños de su esposa con amor y afecto tanto
como pueda, y no favorecer a sus propios hijos sobre ellos.