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Terrorismo en el Perú:

Como todos sabemos, el Perú pasó por una época muy dura y devastadora, es
decir, el terrorismo en el Perú o también conocido como conflicto armado interno
del Perú, donde la corrupción y la violencia acapararon la atención de la población
peruana y extranjera; por ese motivo aclararé las diferentes situaciones que se
vivieron.
Los sucesos más importantes ocurrieron entre los años de 1980 y 2000,
ocasionados por diferentes grupos terroristas que fueron los principales
responsables de todas las violaciones a los derechos humanos.
Sin duda fue una etapa que marcó a la historia del Perú con sangre e injusticia y
que flageló sin piedad a la población andina y a la capital. Esas décadas fueron
marcadas por la violencia, atentados, matanzas y mucha inseguridad, donde se
veía diariamente con noticias de atentados producidos en la vía pública, donde
pierden la vida gente inocente y totalmente ajena a esa "guerra" o intereses
diversos. En nuestro país, los grupos terroristas que predominaron fueren el
MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) y SL (Sendero Luminoso),
siendo este último la máxima expresión de terrorismo en el Perú. No obstante, la
participación de las fuerzas armadas en esta guerra sólo alimento este círculo de
violencia en la nación debido a que hubo también muchos atropellos por parte del
estado contra la población que “debían proteger”.
Cabe recordar que la evolución del fenómeno sangriento del terrorismo en el Perú
por grupos como Sendero Luminoso y MRTA, tienen su historia, inicios ,expansión
y caída con el desarmamiento de sus campamentos, la ruptura de su
organización, la operación Chavín de Huántar y la captura de sus líderes. Sendero
Luminoso y MRTA fueron causantes de la muerte de 26829 personas inocentes y
de pérdidas económicas que superan los 26 millones de dólares.
Recordar que el terrorismo nació en las zonas deprimidas del país, donde las
principales razones fueron el abandono por parte del estado, permitiendo que no
exista ningún control ni orden, concebir en un principio a estos movimientos como
simples delincuentes, mafiosos o abigeos y no como un problema social que se
produjo por la escaza presencia del Estado y el centralismo imperante en el país.
Puedo decir que la construcción de la convivencia en armonía está muy lejos de
ser un episodio. También puedo decir que el primer paso que se dé, o el décimo,
con todo lo positivo que significan, no consagran un camino ininterrumpido o
incuestionado hacia esa convivencia. Los procesos que se construyen en libertad
y con la participación de todos los concernidos, siempre tendrán el desafío de
lograr que prevalezca la razón y la paz. Pero son a la vez un desafío ineludible y
una justificada esperanza.

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