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“El Gobierno argentino manifiesta que la aplicación del apartado segundo del artículo 15 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, deberá estar sujeta al principio establecido en el
artículo 18 de nuestra Constitución Nacional”.
Así fue como los juicios por violaciones a los Derechos Humanos que se sustanciaron antes de
la sanción de las normas de impunidad, no aplicaron los principios del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos; se aplicó el Código Penal y en lo que correspondía la Constitución Nacional[6].
En la lectura de las sentencias dictas por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional Federal y por la Corte Suprema de Justicia de la Nación se advierte la influencia de las
doctrinas contrainsurgentes desarrolladas y aplicadas durante las dictaduras militares. Se habla de
“subversión”, “fuerzas legales”, llamando así a las fuerzas militares que habían usurpado el poder
político, “delincuentes subversivos”, “terrorismo subversivo”. Como síntesis de esta influencia puede
señalarse el siguiente fragmento de la sentencia de la causa “Camps”:
Con tal marco político y doctrinario no es casual que las sentencias no hayan tomado en cuenta
los principios del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y que los diferentes órganos de
justicia en todas las instancias, con la notable y ejemplar excepción de la Cámara Federal de Bahía
Blanca, hayan convalidado las normas de impunidad cuando las mismas fueron dictadas. Solamente en
los votos de los doctores Bacqué y Petracchi en la causa 44 se hizo referencia a la Convención contra la
Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, sosteniéndose que sus principios
eran aplicables en virtud de lo establecido por el artículo 27 de la Convención de Viena sobre tratados,
aún cuando la Convención no se encontrase vigente en el orden internacional.
“Primero, que las leyes 23.492, 23.551, y el decreto 1002 de 1989 son incompatibles con
los artículos 18, sobre el derecho a la justicia, de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, y 1°, 8° y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
“Segundo, recomendar al gobierno de la República Argentina que otorgue a los
peticionantes una justa compensación por las violaciones a que se refiere el párrafo precedente.
A partir de ésta resolución, que fue la primer condena a la impunidad en América, se pudo
iniciar, con base legal en los principios del Derecho Internacional de los Derechos Humanos una larga
lucha para revertir la impunidad.
“Que la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados- aprobada por ley 19.865,
ratificada por el Poder Ejecutivo Nacional el 5 de diciembre de 1972 y en vigor desde el 27 de enero de
1980- confiere primacía al derecho internacional convencional sobre el derecho interno. Ahora esta
prioridad de rango integra el ordenamiento jurídico argentino. La convención es un tratado internacional,
constitucionalmente válido, que asigna prioridad a los tratados internacionales frente a la ley interna en
el ámbito del derecho interno, esto es, un reconocimiento de la primacía del derecho internacional por el
propio derecho interno”.[10]
Cuando el artículo 75, inciso 22 de la Constitución establece que los tratados tienen jerarquía
constitucional en las condiciones de su vigencia la Corte interpretó que debían aplicarse de acuerdo a la
interpretación que les dan los organismos internacionales de control, debiendo acatarse la jurisprudencia
internacional.
“De ahí que la aludida jurisprudencia debe servir de guía para la interpretación de los
preceptos convencionales en la medida en que el Estado Argentino reconoció la competencia de la Corte
Interamericana para conocer en todos los casos relativos a la interpretación y aplicación de la
Convención Americana…”[11]
“De ahí que la opinión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos debe servir de
guía para la interpretación de los preceptos convencionales en la medida en que el Estado Argentino
reconoció la competencia de aquella para conocer en todos los casos relativos a la interpretación y
aplicación de la Convención Americana…”.[13]
Este último criterio fue atenuado por la Corte Suprema en el caso “Acosta”[14] referido a la
obligatoriedad de las decisiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Dijo la Corte:
“…si bien, por el principio de buena fe que rige en las actuaciones del Estado argentino en
el cumplimiento de sus compromisos internacionales, aquél debe realizar los mejores esfuerzos para dar
respuesta favorable a las recomendaciones efectuadas por la comisión, ello no equivale a consagrar
como deber para los jueces el dar cumplimiento su contenido, al no tratarse de decisiones vinculantes
para el Poder Judicial…”
La atenuación de los principios que la Corte había sostenido con anterioridad, referidos a la
aplicación o no de las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se
manifestó en un caso de alta complejidad política, como fue el de La Tablada,[16]pero en realidad se
trató de una interpretación errónea del Pacto de San José de Costa Rica. El artículo 50
del Pacto establece un procedimiento para la consideración por parte del Estado de la recomendación de
la Comisión. En el plazo que se establece, el Estado o la Comisión pueden llevar el caso ante la Corte y
si ello no ocurre, es porque existe conformidad del Estado con la recomendación y debe dar
cumplimiento a la misma. Complementariamente, los artículos 26 y 27 de la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados obliga a éstos a actuar de buena fe en el cumplimiento de los tratados
y establece la imposibilidad de invocar normas del derecho interno para no cumplir con las obligaciones
contraídas, principios estos que son de aplicación para reconocer la obligatoriedad de las
recomendaciones de la Comisión Interamericana cuando estas no han sido observabas por el estado
llevando el caso ante la Corte Interamericana.
La cláusula constitucional que establece que los tratados y declaraciones con jerarquía
constitucional no derogan artículo alguno de la primera parte de ésta constitución y deben
entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos fue interpretada por la
Corte en el sentido de que la Convención Constituyente había efectuado un “juicio de comprobación”
entre los tratados mencionados por el artículo 75, inciso 22 y la primera parte de la Constitución.
“Que el art.75, inc.22, mediante el cual se otorgó jerarquía constitucional a los tratados cuyas
disposiciones se han trascripto, establece, en su última parte que aquellos no derogan artículo alguno de
la primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías
por ella reconocidos.
“Ello indica que los constituyentes han efectuado un juicio de comprobación, en virtud del cual
se han cotejado los tratados y los artículos constitucionales y han verificado que no producen derogación
alguna, juicio que no pueden los poderes constituidos desconocer o contradecir.”[18]
Este marco legal se fue creando sin que tuviese incidencia en los juicios por violaciones a los
derechos humanos que habían sido cerrados como consecuencia de la vigencia de las normas de
impunidad. Es decir, había un avanzado sistema de normas del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos que progresivamente se iba imponiendo, pero hasta ese momento no se aplicaba al
juzgamiento de los delitos de lesa humanidad que se habían cometido en el país antes de la restauración
del orden constitucional.
Sin relación directa con las violaciones a los derechos humanos que se cometieron en
Argentina y mientras los juicios se encontraban cerrados, la Corte resolvió, a los efectos de conceder la
extradición, la imprescriptibilidad de los delitos cometidos contra el derecho de gentes reconocido por el
artículo 118 de la Constitución en los casos “Schuammberger” y “Priebke”.[20]
En el primero de ellos la Corte dijo, sin mencionar expresamente el derecho de gentes, que
la prescripción, cuya declaración había sido solicitada por la defensa para que no se concediera la
extradición, se regia por la ley del país requirente:
“El agravio se halla en este punto infundado, y por tal razón debe ser desestimado. Ello es
así, por una parte porque el art.655, inc. 5º del Cod. de Proced. en Materia Penal, la prescripción de la
acción penal o de la pena deberá juzgarse “según las leyes de la Nación requirente”, y por la otra,
porque la existencia de diferencias en el modo de regular la prescripción por las leyes extranjeras, no
implica necesariamente que estas soluciones diferentes sean contrarias al orden público criminal de la
Nación”[21]
“Que el hecho de haber dado muerte a setenta y cinco judíos no prisioneros de guerra, ni
absueltos, condenados o a disposición del tribunal militar alemán, ni a disposición de la jefatura de
policía alemana, de entre los trescientos cincuenta y cinco muertos en las particulares circunstancias del
caso, configura prima facie delito de genocidio. Ello así sin mengua de otras posibles calificaciones del
hecho que quedarían subsumidas en la de genocidio.
“Que en tales condiciones no hay prescripción de los delitos de esa laya y corresponde
hacer lugar a la extradición solicitada”.[22]
El voto concurrente del Juez Bossert resaltó las diferencias entre nuestra Constitución y
la de los Estados Unidos. La Constitución Argentina reconoce el derecho de gentes:
“Que en 1853-1860 los delitos contra el derecho de gentes, así denominados en el ex artículo
102, fueran pocos y diferentes a veces de los que hoy se incluyen en esa categoría (equiparables, a
nuestro criterio, con la de delitos o crímenes de lesa humanidad), no tiene importancia alguna, porque
aquél art. 102 –ahora 118- no enumeró ni definió este tipo de delitos, con lo que la interpretación
dinámica de la constitución que tiene señalada la jurisprudencia de la Corte Suprema, y la mejor
doctrina, bien permite, y hasta obliga, a tomar en cuenta las valoraciones progresivas que históricamente
han ido dando crecimiento a la tipología delictual aludida. Hemos, por ende, de rechazar toda esclerosis
interpretativa que ignore o desvirtúe el sentido actual del artículo 118 en el fragmento que estamos
comentando.
– Personalidad activa y pasiva para el juzgamiento de los delitos. Cuando el estado decide no
otorgar una extradición puede aplicar el principio de jurisdicción universal juzgando al autor del delito
(artículo 4°).
Sobre el derecho a la verdad, que aplica los principios del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, escribió Bidart Campos:
“El sistema de derechos tal como exige ser abarcado y protegido en las postrimerías del
siglo XX tiene que asumir certeramente un recíproco sistema garantista en el que la víctima del delito
ocupe la centralidad. Quiere decir que aunque la percepción penal en el proceso penal no pueda –como
en la presente causa- llevarse adelante respecto de determinados delitos y autores, ese mismo proceso
penal debe dar por incluidos otros aspectos que, sin enderezarse a sancionar, guardan nexo directo con el
denominado “derecho a la verdad”. O sea, a saber que pasó con tal o cual víctima. Por eso, quizá los
expertos en derecho procesal, en derecho penal y en criminología habrán de ampliar con holgura el
objeto que, en la mayor parte de los casos, se ha tenido y se tiene como propio del proceso penal y de la
pretensión que le da impulso”[35].
Los juicios por la verdad, aún cuando no tienen imputación penal, constituyen un valioso
aporte probatorio en la reapertura de los juicios por violaciones a los derechos humanos.
“La evolución del derecho –que no es algo cristalizado sino en permanente y dinámico
desarrollo- lo cual ocurre particularmente con el derecho internacional, que ha implicado una sensible
modificación del panorama jurídico en base al cual debe decidirse el presente caso.
“Es que, de acuerdo con el derecho internacional público, los hechos imputados, además
de ostentar “per se” el carácter de permanentes hasta tanto la suerte y el paradero de la persona
desaparecida se ignoren, resultan imprescriptibles por tratarse de delitos contra la humanidad, cualquiera
sea la fecha de su comisión.
“Esta Corte considera que son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las
disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan
impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves de los derechos
humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones
forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos”.[38]
En el voto concurrente del Juez Cançado Trindade se lee:
De acuerdo con los fundamentos de los votos de los Jueces de la Corte el fallo se
fundó en el derecho internacional consuetudinario, la Convención sobre imprescriptibilidad de los
crímenes de guerra y de lesa humanidad, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y el artículo 118 de la Constitución.
[1] Ley 23.054, sancionada el 1° de marzo de l984, promulgada el 19/3/84, B.O. 27/3/84.
[2] Ley 23.313, sancionada el 17 de abril de 1986, promulgada el 6/5/86, B.O, 13/5/86.
[3] Ley 23.338, sancionada el 30 de julio de 1986, promulgada el 19/8/86, B.O. ,26/2/87.
[4] Ley 23.849, sancionada el 27 de septiembre de 1990, promulgada el 9/10/90, B.O. 19/10/90.
[5] Habitualmente se emplea la expresión “ violaciones a los derechos humanos”, pero se trata en
realidad de delitos de lesa humanidad.
[6] Causa originariamente instruida por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas en cumplimiento
del decreto 158/ 83 del P.E.N. (causa 13) y Causa incoada en virtud del decreto 280/84 del Poder
Ejecutivo Nacional (Causa 44).
[7] Fojas 8.802 de la causa 44.
[8] Ley 23.521, sancionada el 4 de junio de 1987, promulgada el 8/6/87, B.O. 9/6/87.
[9] Ver por ejemplo los casos “Sánchez Abelenda”, C.S.J.N., 1/12/88, El Derecho, T° 131, p. 547 y
“Ekmekdjian c/ Neustad”, C.S.J.N., 1/12/88,El Derecho, T° 131, p.530.
[10] C.S.J.N., fallo del 27 de julio de 1992,L.L.1992, C. p. 540.
[11] C.S.J.N., fallo del 7 de abril de 1995, L.L. 1995,D, p. 467.
[12] C.S.J.N., fallo del 12 de septiembre de 1996,L.L., 1996, E. p. 408.
[13] En la Convención Constituyente de 1994 interpreté que la cláusula “en las condiciones de su
vigencia” se refería a las reservas y declaraciones interpretativas efectuadas y no aprobadas por el
Congreso. Ver Obra de la Convención Constituyente. 1994, Buenos Aires, Centro de Estudios Jurídicos
y Sociales, 1998, Tº VII, p .6.893.
[14] Corte Suprema de Justicia de la Nación, Fallos, 321:3555, 22 de diciembre de 1998.
[15] Corte Suprema de Justicia de la Nación, 21/12/00, L.L., 2001, B, p. 62.
[16] Resoluciones de la Corte en los casos “Acosta” y “Felicetti” citadas.
[17] Caso 11.430 referido a Mexico, resolución del 15 de octubre de 1996.
[18] C.S.J.N., fallo del 26 de diciembre de 1996,L.L.,1997, C, p.143. El mismo criterio se mantuvo en
“Chocobar”,C.S.J.N.,27 de diciembre de 1996,L.L., 1997, B, p.240.
[19] En el proyecto de ley por el cual se reconocía el derecho de respuesta presentado ante la Cámara de
Diputados de la Nación el 7 de noviembre de 2001, D, 6838, he dado a conocer la correspondiente
documentación.
[20] L.L, 1990, C.p.477, fallo del 20 /3/90 y J.A.1996, I,p 319, fallo del 2/11/ 95.
[21] Fallo citado.
[22] Caso “Prebke” citado. Sobre la aplicación del derecho de gentes en los casos referidos puede
consultarse: Schiffrin Leopoldo, La primacía del derecho internacional sobre el derecho argentino, en La
aplicación de los tratados sobre derechos humanos por los tribunales locales, Buenos Aires, Centro de
Estudios Legales y Sociales, 1997,p. 115.
[23] “Priebke Erich s/ solicitud de extradición citado.
[24] Bidar Campos Germán, La persecución penal universal de los delitos de lesa humanidad,
L.L.,23 de agosto de 2000, p.1.
[25] Ley 24.556, sancionada el 13 de septiembre de 1995, promulgada el 11/10/95, B.O. 18/10/95. Con
jerarquía constitucional por ley 24.820, sancionada el 30 de abril de 1977, promulgada en 26/5/ 97, B.O.
29/ 5/ 97.
[26] Ley 24.584 B.O. 25/11/95. Con jerarquía constitucional por ley 25.778 B.O. 3/9/03.
[27] Resoluciones 3, del 13 de febrero de 1946 y 95, del 16 de diciembre de 1946. El texto del Estatuto
del Tribunal Militar de Nuremberg puede consultarse en: A Decade of American Foreing Policy. Basic
Documents, 1941-1949, Washington, Senate of U.S.A., 1950.
[28] Artículo 6º del Estatuto que también defina crímenes contra la paz y crímenes de guerra.
[29] Sancionada el 25/ 7 /03,B.O. 3/ 9/ 2003.
[30] Ley 23.492, B.O. 28/ 12 / 86.
[31] Ley 23.521, B.O. 9/ 6/ 97.
[32] Caso 12.059- Argentina. Carmen Aguilar de Lapacó.
[33] C.S.J.N., 13/ 8 / 98, L.L. 1998, F. p. 365.
[34] C.S.J.N., 15/ 10/ 98, caso “Urteaga”, L.L. 1999, A, p. 212.
[35] Bidart Campos Germán J., La investigación por desaparición forzada de personas en una causa por
privación de la libertad, L.L., 1998, E, p.215. Sobre el Derecho a la verdad puede verse también: Bidart
Campos Germán J., ¿ Habeas data, o qué?, L.L., 1999, A, p.212 y Gil Domínguez Andrés, La verdad, un
derecho emergente, L.L. 1999, A, p.219 . Méndez Juan E, Derecho a la verdad frente a graves
violaciones a los derechos humanos, en La aplicación de los tratados… ob.cit.. En el año 1998 presenté a
la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de creación de una Comisión de la Verdad
(Expediente 308-D-98 del 4/3/98. En el año 2.000, en otro proyecto propuse la reglamentación de los
Juicios por la Verdad, estableciendo la competencia de las Cámaras Federales para entender en los
juicios. ( Expediente 5.584 del 7/9/00).
[36] La causa, actualmente en trámite, en la que se dispuso el procesamiento con prisión preventiva de
las juntas militares de la dictadura y de otras personas vinculadas a los delitos que se investigan lleva el
número 10.326/ 96 y se instruye ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y
Correccional Federal N° 7, Secretaría N° 13.
[37] Cámara Nacional Federal en lo Criminal y Correccional, Sala I, 9/9/99,Exp.30.514, L.L.,
Suplemento de Jurisprudencia Penal, 25 de febrero de 2000, p. 53.
[38] Corte Interamericana de Derechos Humanos, 30/1/01, caso Barrios Altos”,L.L.,2002, D., p. 558.
[39] Voto concurrente del Juez A.A. Cançado Trindade en el caso “Barrios Altos” citado.
[40] C.S.J.N.,24/ 8/ 2004,L.L., Suplemento de Derecho Constitucional, 13 de octubre de 2004,p.3.
[41] C.S.J.N., 14 / 6/ 05. Recurso de hecho deducido por privación ilegítima de la libertad, etc, en causa
17.768 interpuesto por la defensa de Julio Héctor Simón en la causa Simón Julio Héctor y otros s/
privación ilegítima de la libertad.