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Problemas actual y religión

“El fundamentalismo religioso está creciendo en la actualidad, y la


sociedad liberal democrática está tratando de encontrar formas de
defensa”, dijo Julián Casanova, citando ejemplos que van más allá del
terrorismo yihadista, y que él ve en fenómenos como la política de
Donald Trump en los EE.UU. o lo que parte del Estado de Israel.
¿Cómo pueden convivir las cosmovisiones religiosas con el sistema
pluralista actual de las sociedades democráticas y con el respeto a los
disidentes? “Hoy muchas personas identifican a la religión con el
fundamentalismo, pero hay actores muy diversos e influyentes en el
panorama contemporáneo, que van más allá del islam”, señaló el
historiador. Y se refirió a casos del cristianismo evangélico, el
hinduismo, el judaísmo…
Por eso, concluyó diciendo, quien no tenga en cuenta esta realidad de
pluralismo religioso y de la importancia de este tema en la vida pública,
no podrá entender ni gestionar las sociedades contemporáneas.

pesar de los avances de la secularización en algunas regiones del


mundo, distintas investigaciones ratifican la vigencia de la religión
en la actualidad y anticipan que no se vislumbra en los próximos
años un futuro menos religioso.

A fines del siglo XIX se hicieron profecías acerca de la caída e


incluso la desaparición de la religión en la vida de las personas y
en la sociedad como consecuencia del proceso de secularización
que traía aparejado la modernidad. Grandes pensadores como
Comte, Durkheim, Marx, Nietzsche y Weber se orientaban en esa
dirección. Estos padres fundadores de las ciencias sociales se
verían sorprendidos hoy ante la importancia que la gente le otorga
a la espiritualidad, aunque ésta no siempre se canalice a través de
iglesias y templos, sino en función de valores personales y de una
relación más directa con Dios.
Autores contemporáneos como Jürgen Habermas y el prestigioso
sociólogo Peter Berger, entre otros, nos hablan de un crecimiento
del fenómeno religioso. Berger incluso se desdice de sus escritos
anteriores para afirmar que su principal cambio intelectual ha
sido precisamente el abandono de la teoría de la secularización:
"Veo que el mundo, con algunas notables excepciones, es tan
religioso como siempre y en algunos lugares más que nunca",
escribió (2001).

Ni la modernidad, como época histórica, ni la globalización, como


proceso de intercomunicación, han implicado un retraimiento de
la espiritualidad en el mundo, con la excepción de algunos países y
regiones, como Europa occidental. La religión sigue vigente, con
una mayoría de personas que la necesita en lo personal, que
encuentra sentido, consuelo y fortaleza en ella y considera que
juega un papel positivo en sus sociedades.

Distintas investigaciones de organismos como el World Values


Survey o la última encuesta internacional de WIN/Voices!,
realizada en 68 países de todas las regiones del mundo, ratifican la
importancia de la religión a nivel mundial. El sondeo muestra que
el 62% de las personas se definen a sí mismas como religiosas, al
tiempo que el 75% cree en la existencia del alma y un 72% en la de
Dios. En el lado opuesto, el estudio revela que el 25% de los
entrevistados se considera no religioso y un 9% ateo.

Estos resultados globales, sin embargo, presentan marcadas


diferencias tanto sociodemográficas como geográficas. Hay una
conexión entre religiosidad y nivel socioeconómico y educativo.
Mientras a nivel global ocho de cada diez encuestados con bajo
nivel educativo se definen como religiosos, el índice desciende a
cinco de cada diez personas con educación superior.
En Europa occidental se vienen dando desde hace algunas
décadas procesos de secularización, con un creciente número de
agnósticos y ateos, así como una escasa asistencia a las iglesias. La
encuesta revela, por ejemplo, que sólo dos de cada diez suecos y
cuatro de cada diez franceses se definen como religiosos. El
panorama se repite en relación con las creencias y se observa que
es en los países nórdicos donde en menor porcentaje afirman
creer en Dios. Y aunque en otras naciones europeas (con
excepción de Italia, que es muy religiosa) la proporción que cree
en Dios es mayor, no se supera el 50%.

En los Estados Unidos, un país tradicionalmente muy creyente


aunque la práctica de la religión está en baja, la mayoría de las
personas continúa siendo religiosa y otorga alta importancia a
Dios en su vida.

En América latina, una región marcadamente religiosa y


predominantemente católica, entre ocho y nueve de cada diez
entrevistados se consideran religiosos en la mayoría de los países
(un 78% en el caso de la Argentina). Y entre 90 y 98% cree en Dios
y la existencia del alma.

El reverso de la secularización europeo-occidental se observa


también en África, Medio Oriente y gran parte de Asia, donde la
religiosidad se mantiene significativamente alta, un fenómeno que
se potencia en los países donde la mayoría de la población profesa
la fe musulmana.
En Tailandia prácticamente la totalidad de la población se
considera religiosa y en Nigeria, India, Ghana, Costa de Marfil,
Papúa Nueva Guinea, Paquistán, Fiji, Armenia y Filipinas se
registran porcentajes similares de alta espiritualidad.

A su vez, en Bangladesh e Indonesia, Ghana y Paquistán la casi


totalidad de la población cree en Dios, la vida después de la
muerte, el alma, el cielo y el infierno. En el extremo opuesto,
China es el país menos religioso entre los analizados, con siete de
cada diez chinos que se manifiestan ateos y dos de cada diez que
se definen como no religiosos.

En suma, no se puede hablar de un retroceso de la religión. Se


debilita en algunas regiones de Europa occidental y otras naciones
desarrolladas de América y Oceanía (sobre todo aquellas con altos
ingresos y una baja tasa de natalidad) en las que la proporción de
ateos, agnósticos y quienes no tienen preferencia alguna continúa
en aumento.

Pero la tendencia opuesta en África, Medio Oriente y partes de


Asia, donde además se verifica un alto crecimiento demográfico,
permite proyectar un aumento del número de personas que
globalmente pertenecen a una u otra religión. En cuanto al futuro,
también estudios de Pew sobre el tema proyectan para las
próximas décadas que la presencia global de no religiosos
disminuirá a nivel mundial y estiman un crecimiento de las
personas de religión musulmana. Para 2050 se espera una
proporción similar de musulmanes y cristianos, con un 30% del
total mundial cada uno.
La cuestión religiosa y su influencia en la vida política han
cobrado una creciente importancia y actualidad. Para minimizar
los conflictos y alejar la violencia y la confrontación son necesarios
el diálogo, el entendimiento y la tolerancia en los ámbitos de la
política local e internacional. Debemos trabajar en un mayor
conocimiento, acercamiento e intensificación del diálogo
interreligioso. Esto es clave para lograr la paz mundial y evitar la
violencia. Los conflictos tanto dentro de las propias religiones
como los interreligiosos se intensifican debido, en gran parte, al
desconocimiento de las tradiciones espirituales y de la cultura
propia del otro. Por esta razón es de suma importancia seguir
estudiando e investigando el tema religioso para ir incorporando
otros factores y variables que permitan una comprensión más
profunda de las distintas religiones en busca de consensos y
respeto. El objetivo es alcanzar una convivencia respetuosa en la
diversidad.

La figura del papa Francisco, con su mensaje de armonía,


encuentro, misericordia y respeto mutuo puede jugar un rol muy
importante y de ejemplo en este contexto. Ningún papa ha hecho
tanto como él en el diálogo entre las religiones. Y ha sido claro en
sus mensajes al señalar que cristianos y musulmanes deben
"caminar juntos" contra todo tipo de violencia y que cada ser
humano es nuestro hermano independientemente de su origen o
pertenencia religiosa.

El futuro de todos depende en gran parte del encuentro entre


culturas y religiones. Éste es uno de los grandes desafíos para
alcanzar un mundo justo, en paz y sin violencia

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