Emiliano Zapata es además de un emblema de la Revolución Mexicana, un
referente en la cultura popular del país. El Plan de Ayala se firmó el 28 de noviembre de 1911, y fue una proclamación política promulgada por el jefe revolucionario mexicano Emiliano Zapata, en el que desconoció al gobierno del presidente Francisco I. Madero, a quien acusó de traicionar las causas campesinas. En dicho plan, los zapatistas llamaban a las armas para restituir las tierras a los campesinos, pues se sostenía que las tierras habían sido arrebatadas al pueblo por caciques, hacendados y terratenientes, y deberían ser devueltas a sus dueños originarios. Por esa causa comenzó a generar descontento entre las autoridades que antes se encontraban gobernando, por lo cual deciden que debía morir para evitar levantamientos entre sociedades. Jesús Guajardo fue el autor del asesinato del líder revolucionario y campesino nacido en Morelos. Para ganarse la confianza de Zapata, el general fiel al Ejército Constitucionalista fingió interés en sumarse al Ejército Libertador del Sur, comandado por el morelense. Después de la falsa prueba de lealtad Zapata y Guajardo acordaron una reunión para el 10 de abril de 1919 en la Hacienda de Chinameca. En la hacienda, tiradores de Guajardo esperaban la llegada del revolucionario que tras ser anunciado con el sonido del clarín, que era la señal de fuego, fue ejecutado junto con sus hombres. El presidente Carranza condecoró a Guajardo con un ascenso a general de división y con un premio de 50 mil pesos en monedas de plata.