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 Realidad de Guatemala

Guatemala es una república que la enmarca la Constitución Política. El Estado de


Derecho está formado por dos componentes: 1) el Estado —como forma de
organización política— y 2) el Derecho —como el conjunto de las normas que rigen
el funcionamiento de una sociedad—. El poder del Estado se encuentra limitado
por el Derecho.

El debido proceso es un principio legal por el cual el Estado debe respetar todos los
derechos legales que posee una persona según la ley. Toda persona tiene derecho a
ciertas garantías mínimas, cuyo principal objetivo es asegurar un resultado justo y
equitativo dentro del proceso.

El Sistema de Justicia en Guatemala está formado por organismos y entidades


descentralizadas que son descritos en la Constitución Política de la República. A la
cabeza de este sistema está la Corte Suprema de Justicia. A este sistema también
pertenece la Corte de Constitucionalidad (CC), que es el máximo tribunal en
materia constitucional.

Ese tribunal constitucional —la CC— lo componen cinco magistrados titulares y


cinco magistrados suplentes. La CC actúa como un tribunal colegiado
independiente de los organismos de Estado y ejerce funciones específicas que le
establece la propia Constitución Política de la República y leyes constitucionales. El
artículo 272 de la Constitución establece las funciones de la CC.

Los últimos dos años, desde mayo de 2016, la CC ha sido cuestionada por algunos
fallos que son de trascendencia para la certeza jurídica y para la inversión en el
país. Hay varios analistas y mucha ciudadanía que argumenta que se politizó e
ideologizó la CC y que es muy visible cómo tres de los cinco magistrados votan de
la misma manera en esas resoluciones. De ser así, eso es muy desafortunado y es
crítico para el desarrollo sostenible del país. Las cortes deben tener independencia
y deben resolver apegadas a Derecho. Una corte no debe buscar la igualdad
material, sino la aplicación técnica de las leyes. Deben dar certeza y seguridad
jurídica. Como nadie es superior a la ley, no deben caer en activismo judicial, que
es cuando la política tiene injerencia en la aplicación de la ley.

La semana pasada, el Centro para la Defensa de la Constitución (Cedecón) en un


comunicado exhorta a la CC “a resolver en tiempo los asuntos de su competencia
sometidos a su conocimiento para resolución o dictamen y dentro del respeto
absoluto a sus atribuciones y límites, y de las propias de los organismos del
Estado”.

Me llaman la atención dos eventos: 1) resolución del caso Oxec —hidroeléctrica en


Alta Verapaz— y 2) Caso empresas en el campo de la minería —La Puya,
Guatemala y San Rafael, Jalapa— que en ambos casos excede un año en la CC y
aún no resuelven. Muy interesante que en los dos casos de minería es la
cuestionada ONG Calas —tiene demandas entre la Directiva y el exdirector legal—
la que solicita a la CC detener las operaciones.

Oxec es de inversionistas guatemaltecos con licencias y permisos otorgados por el


poder local y el Ejecutivo. Las dos empresas mineras, ambas de inversionistas
extranjeros, recibieron los permisos que la ley requiere de las instituciones de
Estado. Tanto la hidroeléctrica como las empresas mineras son inversiones muy
grandes que por el actuar de la CC espantan a la inversión nacional y a la
extranjera, que son tan necesarias para la generación de empleo y la generación de
impuestos.

¿Quién le hace contrapeso a la CC en una república donde los pesos y contrapesos


políticos son fundamentales? Guatemala necesita certeza jurídica para poderse
desarrollar sostenidamente

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