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Maestria en análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos

Economía profesionalizante / III – 2019

Manuel Alejandro Torres Ángel


El texto es escrito en 1965 por Celso Furtado, economista brasilero conocido por sus estudios sobre el desarrollo
en América Latina, siendo uno de sus libros más influyentes Dialéctica del Desarrollo, con base en el cual se
realiza la presente ficha. El fragmento estudiado contiene dos capítulos; V.Dialéctica del desarrollo capitalista y
VI.Proyecciones políticas del subdesarrollo. La hipótesis principal del texto es “El desarrollo económico, que es
fundamentalmente un proceso de incorporación y propagación de nuevas técnicas, entraña modificaciones de
tipo estructural, tanto en el sistema de producción como en el de distribución del ingreso. La forma en que esas
modificaciones se hacen efectivas depende, en buena medida, del grado de flexibilidad del marco institucional
dentro del cual opera la economía, grado de flexibilidad al cual no es ajena la mayor o menor aptitud de las
clases dirigentes para superar las limitaciones naturales de su horizonte ideológico” (Furtado, Pág. 65),

En el primer capítulo se analizan las contradicciones existentes en medio del desarrollo capitalista, y la manera
en que estas generan actores, debates y especialmente nuevas contradicciones. Es importante iniciar con la
definición de desarrollo económico realizada por el autor, quien señala que “es el proceso de expansión del
sistema productivo que sirve de fundamento a una determinada sociedad. Esa expansión sólo se hace factible
cuando actúa algún mecanismo de autolimitación, que la propia sociedad se impone, con respecto a la
utilización del producto social. Esa autolimitación es condición necesaria para la acumulación de nueva
capacidad productiva” (Furtado, Pág. 65),

Con la intención de brindar argumentos que soporten la hipótesis, el autor indica que toda sociedad basada en
el sistema capitalista, se soporta sobre dos fuerzas: el impulso a la acumulación y el impulso hacia la mejoría de
las condiciones de vida que actúa entre las grandes masas (Furtado, Pág. 65), encontrándose las dos
fuertemente relacionadas en un juego dialectico, que se convierte en una característica de sociedades
consideradas como desarrolladas. El impulso a la acumulación genera el fortalecimiento de la clase trabajadora,
la cual puede tender a mayor organización, fuerza y agresividad, buscando una porción mayor de participación
en el sistema social y productivo. Esto genera, a su vez, la dinamización de la acumulación, al trastocar las bases
mismas de la estructura económica. Sin embargo, esta dinamización necesita de dos elementos fundamentales;
la autolimitación (presente en la ley y en el ejercicio de la administración pública) y la flexibilidad institucional
(generando espacios de interlocución entre la clase dominante y las masas trabajadoras)

En el segundo capítulo el autor analiza la relación entre el subdesarrollo y las características políticas y sociales
de un país que se pueda designar como tal. En este sentido, se observa el papel que juega el factor agrario en
el subdesarrollo, el cual suele ser de importancia capital, restando dinamismo a la economía y manteniendo el
statu quo sin amenazas cercanas. Este orden imperante es representado por las clases dirigentes, que es dividida
por el autor en tres grupos; el núcleo latifundista, el grupo con intereses en el comercio exterior y el grupo
capitalista. Estos representan una clase heterogénea con dificultades de plantear un proyecto de nación y se
ubican en la cima de la pirámide social, por encima de la masa asalariada y el pequeño grupo de trabajadores
industriales. Es importante agregar que difícilmente el grupo social que vive de su trabajo ponga en jaque a las
clases dirigentes, porque su conciencia de clase no es evidente y su nivel de organización está limitado por las
distancias propias del espacio rural. Esta ausencia de desafíos “hace que los grupos dominantes no superen su
falta de capacidad para buscar soluciones a sus contradicciones internas, lo cual repercute de manera adversa
en el desarrollo social” (Furtado, Pág. 80). Es por esto que una democracia abierta y amplia, que permita la
participación de las clases trabajadoras, se convierte en un requisito para superar el subdesarrollo, evidenciando
una fuerte relación entre factores económicos, políticos y sociales.

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