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UNIVERSIDAD ANTONIO

NARIÑO

LUISA FERNANDA DIAZ GARCIA

«Mujeres tras las huellas de la memoria – El


Placer, Putumayo»

10 Junio 2018
La reconciliación nacional y sus
retos
«Mujeres tras las huellas de la memoria – El Placer, Putumayo»

• En Colombia ha sido silenciada la guerra (interés específico para no hacerla pública)


RTA: La violencia sexual ha sido utilizada como práctica de guerra por la humanidad en
muchos de sus conflictos y Colombia, al igual que cualquier país que sufre una guerra,
afronta este tipo de vulneración a los Derechos Humanos de sus ciudadanos. Esta
práctica se acrecienta en nuestro contexto por falta de documentación sobre el tema,
por el silencio de las víctimas al no denunciar los abusos de los que son objeto, por la
indiferencia y los malos tratos de las autoridades hacia las víctimas, y por la tolerancia
de la sociedad con su silencio cómplice, actitud que permite que diferentes actores
armados, especialmente paramilitares y militares, abusen de niñas, niños, mujeres y
hombres. Colombia, como sociedad, al no enfrentar el problema, agrava su enferma
indiferencia y acepta que, en la guerra, la sociedad civil sea blanca de violaciones
sexuales sistemáticas como forma de presión y de poder.

• Conoce algún caso donde la guerra haya cambiado la cotidianidad en alguna


población de Colombia
RTA: no siempre la guerra ha sido y seguirá siendo un problema para la sociedad la
guerra ha dejado magnitud de muertos, profundamente degradada, Esta ha sido una
guerra sin límites en la que más que las acciones entre combatientes, ha prevalecido la
violencia desplegada sobre la población civil

• Encuentra elementos de valor civil por parte de los pobladores de El Placer para
enfrentar la guerra

RTA: a población civil del Bajo Putumayo ha sido, por más de veinte años, configurada
en blanco y negro: guerrilleros o paramilitares. El acelerado progreso de los cultivos de
coca, tan atractivo para las mafias y los actores armados, convirtieron esta tierra, de
infinitos recursos naturales y cosmogonías indígenas, en un escenario de guerra.

El Placer: mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo es un recorrido por estas dos
décadas de violencia impartida por las FARC y las AUC. Revela, también, los esfuerzos
de resistencia de la población, promovidos, en especial, por las mujeres, quienes aún
hoy persisten en un profundo anhelo por hacer memoria y romper con los estigmas que
han marcado a su pueblo.

La inspección de policía El Placer del municipio del Valle del Guamuez ha sido un punto
clave de este conflicto. Narcotraficantes, guerrillas y paramilitares dispersaron terror,
miedo, amenazas, torturas y violencia sexual por el afán de controlar el negocio de la
producción de hoja de coca. Como si fuera poco, durante los noventa, El Placer fue foco
de fumigaciones con glifosato (fue en esta zona, precisamente, donde comenzó el Plan
Colombia), cuando a sus alrededores se extendía una de las mayores áreas de cultivo
de coca

• Cuál es el concepto de Mujer que el grupo armado referenciado maneja en la


población de El Placer
RTA: Mujeres del Placer, Una lucha por el poder soberano y por la construcción del rol
femenino en un contexto de guerra.
Las mujeres particularmente, experimentaron este periodo de guerra de diferentes
formas. Este ensayo analiza cómo estas mujeres que fueron estigmatizadas,
maltratadas, violentadas y asesinadas por paramilitares, construyeron dentro de esta
guerra maneras específicas de ser mujer como forma de resistencia y protección ante
tanta violencia, al mismo tiempo que los paramilitares les daban un estatus. Todo,
dentro de un espacio de la geografía nacional donde estos actores armados han
dispersado terror, miedo y amenazas, en el afán de controlar el negocio de la
producción de coca.
Las mujeres de El Placer se caracterizan por ser campesinas, ágiles para trabajar la
tierra, cocinar y cuidar a la familia. Sus actividades cotidianas están muy arraigadas al
trabajo dentro de la casa, aunque muchas estaban familiarizadas con el cultivo y
transformación de la coca. Lo que las hacia aptas para estar “dentro del negocio”.
Todas estas cualidades hicieron que muchas de ellas fueran señaladas de guerrilleras.
Básicamente los paramilitares las atormentaban, perseguían, violaban y torturaban por
que aseguraban que ellas eran guerrilleras o informantes de la guerrilla debido a su
aspecto físico (su forma de vestir con botas y pantalones negros), su forma de caminar
(ágil dentro del monte) y su actitud retadora (por que no querían dejarse violentar por
ellos). Esta situación hizo que estas mujeres cambiaran sus prácticas habituales, su
forma de vestir y hasta su manera de ser, con el propósito de sobrevivir

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