Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Se suele decir que el inicio de la filosofía radica en el paso del mito al logos, es decir, en el
paso de explicaciones o respuestas tradicionales y arbitrarias a explicaciones lógicas y
racionales. Los griegos protagonistas de este paso o salto fundaron lo que llamamos filosofía;
ahora bien, ¿este paso se dio una vez por todas o, al contrario, constantemente tenemos que
repetirlo?
Los mitos son relatos fabulosos que explican o dan respuesta a interrogantes o cuestiones
importantes para los humanos; en segundo lugar, los mitos son relatos que pretenden dar
modelos de actuación. Los mitos se imponen como relatos llenos de autoridad pero sin
justificación; se apela, emotivamente, a que las cosas siempre han sido así. Los mitos
griegos, por ejemplo, explican cómo se hizo el mundo, como fue creado el primer hombre y la
primera mujer, como se obtuvo el fuego, como apareció el mal en el mundo, qué hay tras la
muerte,…; al mismo tiempo, las actuaciones extraordinarias de los personajes míticos son un
ejemplo o pauta a seguir. Los griegos disponían de gran número de mitos; nosotros, también.
Disponemos de mitos que cumplen tanto la función explicativa como la función
ejemplificadora.
SOLON Y EL EQUILIBRIO
El nuevo orden favoreció el crecimiento económico y potenció la relación directa del ciudadano
con el Estado; pero no consiguió acabar con los desórdenes sociales, que volvieron a estallar
en 590-89 a. C. y provocaron las luchas políticas que condujeron al triunfo de Pisístrato.
HIPODAMOS Y EL RACIONALISMO
Arquitecto, matemático, político, meteorólogo y filosofo griego del s. V a.C (498 – 408 a.C). Es
reconocido como el Padre del Urbanismo e introductor del término planeación urbana. Su
teoría “Plano Hipodámico” fue aplicada en diversas ciudades griegas como Rodas, El Pireo y
en su ciudad natal Mileto. Esta teoría se sustenta en el modelo del plano ortogonal, es decir
basado en líneas rectas entrecruzadas que forman un cuadrado o rectángulo y que puede
distribuirse fácilmente sobre cualquier terreno, facilitando el parcelamiento del mismo (llamado
también rejilla, cuadrícula o damero, generador de vías e ínsulas o vías y manzanas) . Ejemplo
previo de este modelo se llega apreciar en algunas ciudades construidas hacia el III milenio
a.C, de las civilizaciones de Egipto e India, entre otras. Hipodamo de Mileto es el primero en
usarlo de manera integral. Hipodamo pertenece a la escuela jónica, que se basa en la
promoción de la función, el lujo y la comodidad y la perfección. Sin embargo como filósofo sabe
que para que una sociedad sea productiva debe el ciudadano que vive en la polis, sentirse bien
con el entorno, y como político sabe que el diseño urbano puede aumentar o disminuir el roce
entre las clases sociales de sus ciudadanos. Así una buena ciudad está diseñada para la
comodidad de todos sus habitantes sin importar la clase social a la que pertenezcan ya sea
libres o esclavos.
CLISTENES Y LA ISONOMIA
Ya desde el comienzo de la obra, el propio Herodoto anuncia que su cometido es narrar los
sucesos y hazañas de los hombres y, más en concreto, la guerra entre bárbaros y griegos. El
núcleo central del relato es, ciertamente, la narración de las Guerras Médicas, aquellas que
enfrentaron a Oriente con Occidente, pero ello da pie a Herodoto a insertar a lo largo de su
obra numerosas digresiones. Éstas permitían a su público acercarse a esos países extraños y
alejados, que estaban relacionados en mayor o menor medida con los persas. De esa manera,
su narración no es unitaria, sino que se rompe siguiendo un principio asociativo, según el cual
los distintos países y regiones aparecen en el momento en que se relacionan de algún modo
con los persas.
Como jefe de los demócratas, Pericles intentó que todos los ciudadanos atenienses
participaran en el gobierno. Fue el introductor del pago a cambio de los servicios al Estado y
que se eligiera a los miembros del consejo por sorteo entre todos los ciudadanos atenienses.
Bajo la Liga de Delos, formada como defensa contra las agresiones de Persia, los atenienses
fueron los líderes de la gran fuerza naval que se creó. Pericles se convirtió en líder indiscutible
de Atenas durante quince años. Levantó a ésta a expensas de las ciudades-estado súbditas.
Restauró los templos destruidos por los persas y construyó muchos edificios nuevos, el más
espléndido de los cuales fue el Partenón, en la Acrópolis. Este edificio proporcionó trabajo a
los ciudadanos más pobres e hizo de Atenas la ciudad más magnífica de su época. Atenas se
convirtió en un centro importante para la literatura y el arte.
Su supremacía despertó los celos de otras ciudades-estado griegas, en particular de Esparta,
gran enemiga de Atenas. Las ciudades temían el proyecto hegemónico de Pericles y trataron
de derribar la dominación ateniense. Después de estallar la guerra del Peloponeso en el 431
a.C., Pericles reunió a los residentes del Ática en Atenas y permitió que el Ejército peloponeso
asolara las distintas zonas del país. El año siguiente estalló la peste en la superpoblada ciudad,
lo que acabó con la confianza popular.
Imperialismo y democracia, lejos de rechazarse, como reza un tópico todavía muy extendido,
se alimentan mutuamente. La victoria sobre los persas favorece la consolidación de la
democracia en Atenas, a la vez que expande su poder imperial por toda Grecia. Una
combinación que inventó la Atenas de Pericles
La democracia en Atenas pensaba Pericles que sólo podía durar si una prosperidad creciente
permitía, sin espantar a los ciudadanos más ricos, favorecer a los más desposeídos. Junto a
una política de grandes obras públicas, la política democrática se apoya así en una imperialista
que, al contribuir a que floreciese el comercio con una flota cada vez más poderosa, aplacaba a
los ricos y daba ocupación a los pobres. Porque, no lo olvidemos, el meollo de la política
democrática de Pericles consistió en favorecer a los más pobres, respetando los intereses de
los ricos, ya que siempre tuvo en cuenta la enorme capacidad que tienen de subvertir cualquier
orden político que los perjudique. A lo más, se puede castigar su vanidad, los ricos no suelen
aguantar ser tratados como iguales, pero en ningún caso dejar de acatar sus sagrados
intereses, ya que antes que ver amenazadas sus riquezas están dispuestos a todo. A
diferencia de otras ciudades griegas que se autodestruyeron en continuas guerra civiles, los
atenienses lograron una democracia estable, es decir, una en la que se compaginan los
intereses básicos de ricos y pobres.
Pericles concibió el imperio como la única posibilidad de armonizar el orden democrático con
los intereses generales de Atenas, pese a que desde un principio supo que esta política
imperialista acabaría en una guerra con Esparta, que él creía se podía ganar sin mayores
dificultades. El belicismo inherente en toda política imperialista es la causa de que al final
caigan los imperios.
EL DISCURSO FUNEBRE
El discurso enfatiza el poder de la ciudad y la libertad de que gozan los ciudadanos, quienes a
su vez viven con un profundo respeto por el imperio de la ley Esta imagen idílica se desvanece
de inmediato al mostrarnos Tucídides cómo la peste afectó en lo más profundo el temple moral
de la polis (ciudad) llevando a una situación de extrema anomia o falta total de respeto por las
leyes.
Además, las inquinas políticas entre aristócratas y demócratas suscitaron en todas las
ciudades la guerra civil; a los primeros los sostuvo Esparta, y a los segundos, Atenas. Se
batieron con ferocidad y encarnizamiento inauditos, y hasta en las extremidades del mundo
griego, o sea en Sicilia y Tracia, hubo porfiada lucha.
La chispa que encendió la guerra fue una revuelta de Corcira contra su metrópoli Corinto.
Como Atenas se puso de parte de Corcira y los corintios se quejaron a sus aliados del
Peloponeso éstos decidieron la guerra contra Atenas. Esa lucha duró veintisiete años (431-
404) y se llamó guerra del Peloponeso, que tuvo por testigos a los historiadores Tucídides y
Jenofonte, que la han contado.
La devastación que sufrieron las polis griegas tras la Guerra del Peloponeso marcó la situación
del Ática para el resto de sus días. La derrota de Atenas vino acompañada de la perdida de su
Imperio, de los suministros y del control de las rutas de navegación. El saqueo del territorio, por
parte de la victoriosa Esparta, trajo consigo la destrucción de cultivos y la escasez de
alimentos. A todo ello se sumo la peste, que agravó la situación y diezmó a la población. Por su
parte, Esparta, pese a la victoria económica, sufrió la pérdida de la mayoría de sus ciudadanos
hoplitas.
En la antigua Grecia hubo un grupo de intelectuales llamados sofistas, los cuales consiguieron
una gran influencia sobre la población griega, ya que utilizaban extraordinariamente la retórica.
El nombre sofista quiere decir “Profesional de la sabiduría”, existe una diferencia esencial entre
Sofista y Filósofo, aunque comparten una relación con la sabiduría, lo que en un filósofo es
amor o afición, en un sofista es profesión u oficio.
Los sofistas viajaron por toda Grecia, enseñando y cobrando por ello. En un principio el término
sofista no se utilizaba como un despectivo, pues de la misma manera que existían
profesionales de la salud, política o de cualquier otra actividad humana, podían perfectamente
existir profesionales de la sabiduría, que se encargaran de transmitir su conocimiento y
cobraran por ello. Sin embargo, a lo largo de la historia se ha ido utilizando con connotaciones
despectivas, las cuales se deben en gran medida a las críticas de Platón, discípulo de
Sócrates, principal rival de los Sofistas.
Según Platón, los sofistas eran cazadores que, presentándose como maestros de virtud, tratan
de cazar a jóvenes ricos, son comerciantes que negocian con conocimientos; es un seudo arte
de engaño, consiste en darse la apariencia de saber sin un conocimiento de lo bueno y justo,
con conciencia de esa deficiencia.
Los sofistas alcanzaron un gran nivel de fama y renombre en Atenas, tanto así que si sus
argumentos eran desmontados por Sócrates, la mayor parte de los ciudadanos consideraban
las diferencias entre Sócrates y los Sofistas como debate entre “Filósofos”.
Aunque los sofistas no formaron una escuela, se pueden señalar algunos puntos en común
entre ellos:
a. Dieron un giro a la filosofía de la época, resultado de las necesidades intelectuales de la
democracia. Se centraron en problemas prácticos del hombre como la política, la religión, la
educación, etc.
Entre los principales sofistas tenemos a Protágoras de Ábdera , Gorgias de Leontini, Pródico
de Ceos, Hipias de Élide, Licofrón, Trasímaco, Critias, Cacicles, y Antifonte.