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Notas Exegéticas: Romanos 11:29

Abril 11, 2010 en Exégesis; Etiquetas: Romanos, Exégesis, Israel, Llamamiento, Dones,
Salvación

Entendemos que Romanos 11:29 está hablando de “llamamiento” y de “dones” no en un


sentido de vocación nacional del pueblo de Israel, sino en un sentido de llamamiento eficaz
y gracia de la salvación, los cuales son los únicos verdaderamente irrevocables y comportan
la salvación cierta de quienes lo reciben. No se estaría refiriendo el apóstol aquí al Israel
nacional o según la carne, sino la “elección de Dios”, los elegidos de entre los judíos -los
que tienen fe en Jesucristo- quienes juntamente con los elegidos o creyentes en Cristo de
entre los gentiles forman el “Israel de Dios” (Ga. 6:16; Rm. 11:25).

Esta interpretación debe ser tomada en serio. En lo que respecta el llamamiento,


entendido como el llamamiento eficaz, un simple estudio de la palabra klh/sij muestra
que se basa en una exégesis sólida. Aparece 11 veces en el Nuevo Testamento, 9 veces en
Pablo. Siempre se encuentra en singular y en Rm. 11:29, es importante notarlo, está en
paralelo a los « dones » en plural. Designa siempre una obra de Dios (2 Tm. 1:9) que tiende
hacia el futuro celestial Ef. 1:18; 4:4; Flp. 3:14; Hb. 3:1). El llamamiento comporta y
demanda un comportamiento que sea digno de él y, por extensión, la fe (Ef. 4:1,4-5; 2 Tes.
1:11; 2 Pe. 1:10). Por consiguiente, el llamamiento es una obra salvífica. Aparte de Rm.
11,29, el llamamiento es referido siempre a la comunidad de la fe en Cristo. Por tanto, hay
que juzgar si en Rm 11:29, el llamamiento pertenece a esta categoría o si constituye la
única excepción, y si esta última opción es preferido, se tendría al menos que justificar:
¿qué sería, entonces, según el Nuevo Testamento, este llamamiento?

Por otra parte, la palabra klhto.j (10 veces en el Nuevo Testamento, 7 en Pablo) confirma
también las conclusiones precedentes acerca del llamamiento: con la única excepción del
llamamiento al ministerio apostólico (Rm. 1:1; 1 Co. 1:1), designa siempre al miembro de
la comunidad de la fe en Cristo. Es utilizada habitualmente en los saludos de las epístolas,
siempre en plural, a menudo aparentado con la palabra « santos », a[gi,oi (Rm. 1:6,7; 1 Co.
1:2; Judas 1). En Ap. 17:14 está en paralelo con « elegidos » ( evklektoi ) y « fieles »
(pistoi.). El hecho de ser llamado está ligado con la idea de la elección que comporta
necesariamente la salvación (Rm. 8:28,30; Ap. 17,14), pero también es distinguido de ella
(Mt. 22:14). Se podría entonces hablar de un llamamiento en sentido general (lo que se
conoce en teología como “llamamiento exterior”) y un llamamiento en sentido específico o
en sentido estricto (o “llamamiento eficaz o interior”). Seguramente, el texto que puede
dar más luz es 1 Cor. 1,24, donde los klhtoi. son los judíos y gentiles, y también son
contrastados con los judíos que buscan los milagros y los griegos que buscan la sabiduría,
por lo tanto, explícitamente, con los judíos incrédulos (versículo 22).

Finalmente, el verbo kale,w aparece 30 veces en Pablo, de las cuales el 90% se refiere a
llamamiento divino a la salvación por el Evangelio. Un texto a destacar es 1 Co. 7:18,
donde el hecho de ser llamado es distinguido del hecho de ser circuncidado, por tanto, de
pertenecer físicamente al pueblo judío sin fe en Cristo. Las únicas excepciones a este uso
son 1 Co. 15:9, que no tiene relación con nuestro propósito, y Rm. 9:25,26. Por
consiguiente, en todo el corpus paulino solamente las dos últimas citas de Rm. 9 hablan del
llamamiento de un pueblo en un sentido que podría corresponderse con la interpretación
de Rm. 11:29 como una elección comunitaria. Alguno podría darse por satisfecho con este
único caso, y transponer este sentido a Rm. 11:29, contrariamente al uso, abrumador, que
hemos visto de kle…/sij, kleto.j y kale,w. Pero antes se tendría que considerar dos razones
que están en su contra:
1) el llamamiento que es según la elección (Rm. 9:12) precede a este llamamiento
comunitario y está por encima de él, puesto que está ligado al propósito eterno de Dios;

2) sólo el llamamiento según la elección es, stricto senso, « sin arrepentimiento », puesto
que los miembros de la comunidad elegida pueden ser « cortados » o «injertados de nuevo»
(Rm. 11:12,15,17,22,23).

En lo que se refiere los dones vistos como los frutos de la gracia salvífica, no es raro en
Pablo poner al llamamiento de Dios en relación con los frutos de la gracia o con la gracia
misma (1 Co. 1:9; 7:15; Ga. 1:6; 5:13; Ef. 4:4; Col. 3:15; 1 Tes. 2:12; 4:7; 5:23-24; 2 Tes.
2:14; 1 Ti. 6:12). Además, lo que nos parece más importante, aparte Rm. 1:11 y 12:6,
donde se trata de los dones espirituales como en 1 Corintios, Pablo emplea ca,risma en la
epístola a los Romanos en contraste con las nociones que conllevan la idea de pecado, de
transgresión y de caída: en 5:16, con el verbo «pecar», ( a`marta,nw), «morir» (avpoqnh,|skei)
y los substantivos «juicio» ( kri,ma ), « condenación », ( kata,krima ) y « transgresiones »
(paraptwma,twn); en 6:23, con « pecado » ( a`marti,a ). En 5:15, el don, en sigular ( to.
ca,risma ) es en paralelo con « la gracia de Dios y el don » ( h` ca,rij tou/ qeou/ kai. h`
dwrea) y en 5:16, con el « don » ( to. dw,rhma ). En 6:23, to. ca,risma es identificado como
la « vida eterna » ( zwh. aivw,nioj ). En 5:16, se precisa que el don ha salido a partir de
muchas faltas, concluyendo en la justificación ( to. de. ca,risma evk pollw/n paraptwma,twn
eivj dikai,wma ), pensamiento que encontramos en particular afinidad con la idea misma
del misterio de Rm 11:25 y sobretodo 11:30-32: ¡la vida y la salvación siempre son sacados
a partir del pecado, el pecado es utilizado o empleado para obtener la justicia! Esta idea
es para nosotros tan evidente que excluye considerar los «dones» de Rm. 11,29 como una
referencia a Rm. 9,4-5. Pablo habla aquí, pues, de salvación.

Por la misma razón, tampoco creemos que se trate, como algunos afirman, de una
hipálage, sino que, en nuestra opinión, Rm. 11:29 presenta un caso claro de paralelismo
sinónimico: los dones y el llamamiento no son totalmente idénticos, pero los dos significan
acciónes divinas salvíficas. El empleo del plural, ta. cari,smata para formar un paralelismo
con un substantivo en sigular, h` klh/sij , no plantea problemas insuperables. Tampoco
creemos que estemos ante un anacoluto. Primeramente, en general, porque Pablo emplea
el plural de ca,risma de una manera bastante libre (cf. 1 Co 12:9,28,30, donde el « don de
sanidad » es expresado por un plural). En segundo lugar, porque en Rm 11:28, ca,risma y
klh/sij son el sujeto en una frase nominal, precedido según el orden habitual por el
atributo. De esta manera, ca,risma ha podido recibir el plural por la influencia del
adjetivo avmetame,lhtoj, que en este caso también se encuentra en plural.

Jorge Ruiz Ortiz

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