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Titulo del original frances Tors Avmnrurrs pe LA DIALECTIQUE Traduccion por LEON ROZITCHNER Linno. E EDICION ARGENTINA Queda hecho el depésito que proviene la ley 11.723. Copyright by EDICIONES LEVIATAN, IMPRERO EN LA ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINE PREFACIO _ Pura tratar los problemas que aqui abordamos es nece- jatia una filosoffa de la historia y del espiritu. Pero seria dur pruebas de un falso rigor si esperdramos disponer de pprincipios perfectamente claborados para hablar filos6fica: j nie de politica. En la experiencia de los acontecimientos tomamos conocimiento de aquello que para nosotros es in- ficeptable, y esta experiencia interpretada es la que se con- ‘Vierte en tesis y en filosofia. Esta permitido entonces rela- turla francamente, con sus repeticiones, sus elipses, sus dis- tes, y bajo beneficio de inventario. Se evita también, al Jo, la falsa apariencia de las obras sistematicas, que wen de nuestra experiencia como las otras, pero que se tan como nacidas de la nada y parecen entonces, en Momento en que consideran los problemas de su tiempo, muestras de una penetracién sobrehumana cuando en se_limitan_a_reencon! ii ite _ sus origences. a Ta espera del tratado, de una o varias obras que se encontrarin muestras, sondajes, anéc- de la vida filoséfica, comienzos de andlisis, el continuo , en fin, que se prosigue a través de lecturas, encuen- acontecimientos. ) e§ preciso unir todo esto, y tal el objeto de este mo * hablaba de una politica de la razén que totaliza , une todos los problemas, se orienta sobre un por- inseripto en el presente y en la cual todos ellos ih serian resueltos conjuntamente. Deduce pues la tictica de una estrategia, trata como prehistoria todo cuanto ha sido vivido hasta ahora por la humanidad, postula un nuevo comienzo, una destruccién de las relaciones existentes por medio de la cual la humanidad vuelve a creerse capaz, esta vez, de vivir... A esta gran politica le oponfa la del enten- dimiento, que por el contrario no se vanagloria de abrazar la totalidad de la historia, sino que toma al hombre tal como es, trabajando en un mundo obscuro, que resuclve los pro- blemas uno a uno, que trata cada vez de transmitir a las cosas un poco de Ios valores que el hombre, cuando esta solo, discierne sin dudar, y que no conoce otra estrategia que la suma de esas acciones de hostigamiento. Todas nuestras des- gtacias, pensaba Alain, vienen del hecho de no practicar ia politica del entendimiento. Se le contesté, con tazén," que no existe una politica ajena al entendimiento y a la raz6n, La politica nunca es la conversacién a solas de la conciencia - {con cada uno de los acontecimientos, y nunca es la simple aplicacién de una filosofia de la historia, nunca considera directamente la totalidad. Apunta siempre en direccién a los { conjuntos parciales, a un ciclo de tiempo, a un grupo de ) problemas. La_politica noes, moral pura. No es un capitulo { de una historia universal que estuviese ya escrita. Es una \ accion_que_se_inventa. : "La politica del entendimiento no puede juzgar tnica- mente el acontecimiento. Si la decision que toma, a pesar re le de ser justa en si misma, debe sin embargo comprometer por sus consecuencias los valores que reconoce, nadie la absol- veri. por haber comprado a ese precio su tranquilidad momentanea. No ha saldado su deuda con la historia por haber obrado, en un instante, de acuerdo con lo que le parecia justo. No se le pide solamente que atraviese los acontecimientos sin comprometerse: se quiere que si la oca- sion lo exige cambie los términos del problema, es preciso que penetre en las cosas, que las tome por su cuenta, que no se distinga de lo que hace. Dicho de otra manera: no existen decisiones justas; sdlo hay una politica justa. Est bien hacer todo lo posible a cada paso y dejar el resto a los dioses. Pero :cémo saber dénde se detiene lo posible? Por 1 Raymond Aron: Introduction 4 la Philosophie de U'Histoire. 8 ejemplo en cl caso de una huelga general: o bien el politico del entcudimiento jura no abandonar al oprimido porque el oprimide como tal siempre tiene razén, y tal vez se con- vlerte asi cn revolucionario, o bien lo sigue sdlo hasta el Momento cn que Ia propiedad y el aparato estatal aparecen }uetox en tela de juicio y, como nunca se hace lo suficiente «umo para dar seguridad cuando se es desinteresado, se con- vierie muy pronto en mds conservador que ninguno. Ya sea desprecio © por respeto, el entendimiento presupone pues 4 totilidid. Observando de cerca esta politica franca y aun suulida, que quisiera juzgar en cada caso sin prejuicios, se la encuentra indecisa entre el “acomodamiento” y Ia rebe- Nou, At dejar frente a frente un valor puro y una situacién te hecho, imperiosa a su manera, es preciso que esa politica eed a veces hacia un lado, a veces hacia el otro, y esa accién buciente, que debfa poco a poco formar el mundo, sélo puede conservarlo como esté o destruirlo, y siempre a pesar suyo. alis niccesario entonces ser conservador o més bien, puesto sje conscrvar Tas cosas en el estado en que se encuentran es 1 Idrmula mas segura para perderlo todo en el momento *n que todo es puesto en duda, es necesario ser revoluciona- tie, rehacer este mundo mal hecho para salir del problema, tpostarlo todo sobre un nuevo porvenir que se cree ver bro- tauren la indecisién de Jas cosas? Pero qué es este fin de la historia del cual algunos hacen depender todo? Se supone tna _cierta frontera mds allé de Ja cual la humanidad deja ! fin de ser un, tumulto insensato y vuelve a la inmovilidad de naturaleza. Esta idea de una purificacién absoluta de In historia, de un régimen sin inercia, sin azar y sin ries- row, cs el reflejo invertido de nuestra angustia y de nuestra lad. Existe un espiritu revolucionario que sélo es una winera de distrazar los estados de alma. Se habla de la his- (ovina universal, de movimiento de la totalidad y de eficacia. hve la realidad en la cual se instalan ha sido preparada de «uerdo con los anhelos del corazén, no es mas que el pai- "8 que se proporcionan para desarrollar su ensuefio, una neiscurada de los humores, Los grandes revolucionarios, y Ine todo Marx, no Io son en ese sentido. Viven su €poca +1 Inga de buscar, como los pequefios, el olvido de preocu- jciones thuy personales. Saben muy bien que la historia universal no existe para ser contemplada, sino para sér hecha, 9

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