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(Habacuc 1:1–3:19)
En los primeros dos capítulos del libro de Habacuc aparece un diálogo entre este profeta y Jehová. Angustiado
por lo que estaba sucediendo en Judá, Habacuc le pregunta a Dios: “¿Por qué me haces ver lo que es
perjudicial, y sigues mirando [nuestro] penoso afán?”. Jehová le responde: “Voy a levantar a los caldeos, la
nación amarga e impetuosa”. El profeta se sorprende de que Dios vaya a castigar a Judá valiéndose de quienes
“tratan traidoramente” a los demás (Habacuc 1:3, 6, 13). Pero Jehová le asegura que el justo seguirá viviendo y
que el enemigo recibirá su merecido. Después del diálogo encontramos cinco ayes, o expresiones de condena,
que Jehová pronuncia contra sus enemigos caldeos (Habacuc 2:4).
A continuación, Habacuc implora la misericordia divina mediante una oración en forma de endechas, o lamentos.
El profeta alude a las ocasiones en las que Jehová demostró su impresionante poder en el mar Rojo, el desierto,
Jericó y otros lugares. También predice el momento en el que Jehová, lleno de cólera, marchará contra las
naciones para destruirlas en Armagedón. Su oración concluye así: “Jehová el Señor Soberano es mi energía
vital; y él hará mis pies como los de ciervas, y sobre mis lugares altos me hará pisar” (Habacuc 3:1, 19).
1:1-4; 1:12–2:1. Habacuc hizo preguntas sinceras, y Jehová le respondió. El Dios verdadero escucha las
oraciones de sus siervos fieles.
2:1. Al igual que Habacuc, debemos mantenernos siempre en guardia y activos espiritualmente. También hemos
de estar dispuestos a cambiar nuestro punto de vista si se nos “censura” o corrige.
2:3; 3:16. Debemos esperar con fe la venida del día de Jehová, sin perder el sentido de urgencia.
2:4. Para sobrevivir al cercano día del juicio divino, tenemos que aguantar fielmente (Hebreos 10:36-38).
2:6, 7, 9, 12, 15, 19. A los codiciosos, los que buscan ganancias ilícitas, los violentos, los inmorales y los idólatras
les aguarda un futuro calamitoso. Debemos evitar a toda costa comportarnos como ellos.
2:11. Si no denunciamos la maldad de este mundo, “una piedra [...] clamará lastimosamente”. Por eso, es
importante que prediquemos el mensaje del Reino con valor y tesón.
3:6. Cuando Jehová ejecute su juicio, nada se interpondrá en su camino, ni siquiera las organizaciones humanas
que parecen tan perdurables como colinas y montañas.
3:13. Tenemos la seguridad de que Jehová no destruirá de manera indiscriminada a las personas en Armagedón,
pues salvará a las que le sirvan fielmente.
3:17-19. Estamos seguros de que, a pesar de sufrir penalidades antes de la guerra de Armagedón o durante
esta, Jehová nos dará “energía vital” para que sigamos sirviéndole gozosamente