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TRABAJOS Y MANIOBRAS
ÍNDICE
1.- INTRODUCCIÓN 2
1.- INTRODUCCIÓN
La electricidad es, desde que el siglo pasado se empezó a producir a gran escala, un elemento
auxiliar indispensable, hasta el punto que, hoy por hoy, no se puede concebir la existencia de la
humanidad sin este tipo de energía.
Todos saben que una descarga eléctrica puede ser mortal, pero tanto el mecanismo del riesgo
como los dispositivos capaces de regular, transformar, maniobrar y proteger son un misterio
para la mayoría. El hecho de que la energía eléctrica no tenga olor, no pueda ser detectada por la
vista, no sea sensible al gusto, ni generalmente al oído, dificulta la prevención de los riesgos
eléctricos.
El número de accidentes eléctricos que se producen, 0,5% del total de accidentes con baja, hace
que los índices de frecuencia e incidencia sean bajos comparados con otros tipos de accidentes de
trabajo. Sin embargo, este bajo tanto por ciento, viene a representar un porcentaje bastante
elevado en cuanto al total de accidentes graves y casi un 6% de los accidentes mortales en los
centros de trabajo.
De los datos expuestos, se deduce que el verdadero trasfondo del problema del accidente
eléctrico en el campo laboral radica en la gravedad de sus consecuencias, ya que la probabilidad
de que tenga un desenlace fatal o de que ocasione lesiones graves es sensiblemente superior a la
de otras formas de accidentes.
Por otro lado, cuando se habla de los accidentes mortales causados por la electricidad, casi
siempre nos referimos a los causados por alta tensión, por ser ésta extremadamente peligrosa, y
en efecto, así es; pero también la baja tensión presenta riesgo, siendo la causa del mayor número
de accidentes leves y mortales, por ser con la que más se trabaja y más personas intervienen,
tanto en instalaciones industriales como domésticas.
Se pueden clasificar los efectos provocados por el paso de la corriente eléctrica a través del
cuerpo humano en:
Inmediatos
• Tetanización muscular: Los músculos de las manos y brazos se contraen sin poder relajarse. El individuo
no puede soltar los objetos a los que está cogido.
• Paro respiratorio y asfixia: Se produce el paro respiratorio cuando la corriente circula de la cabeza a las
piernas o brazos, atravesando el centro nervioso respiratorio y provocando la inhibición de la corriente
nerviosa que circula desde el cerebro a todas las terminaciones nerviosas. Los pulmones no reciben la
orden del cerebro y por tanto no funcionan, impidiendo la respiración del individuo afectado.
La asfixia se produce cuando la corriente atraviesa la región torácica: El choque eléctrico tetaniza el
diafragma torácico y como consecuencia los pulmones no tienen capacidad para aceptar ni expulsar aire.
• Quemaduras internas: La considerable energía disipada por efecto Joule, puede provocar la coagulación
de las células de los músculos estriados e incluso la carbonización de las mismas originando quemaduras
de tercer grado caracterizadas porque la superficie afectada presenta un aspecto blanquecino o
francamente carbonizado por destrucción de la piel en todo su espesor. Las quemaduras internas pueden
llegar a alcanzar a los órganos vecinos profundos, músculos, nervios e incluso a los huesos.
• Electrolisis de la sangre (en corriente continua): La composición interna del organismo a nivel celular y
sanguíneo, no difiere de la de un electrolito, debido a las sales disueltas que contiene. Por tanto la
corriente continua puede producir electrolisis de la sangre desprendiéndose gases que pueden provocar
una embolia gaseosa y consecuentemente la muerte.
• Quemaduras en altas frecuencias: En corrientes de alta frecuencia los niveles de seguridad aumentan
notablemente respecto a la frecuencia industrial de 50 Hz, ya que los umbrales de percepción son mucho
más elevados para las altas frecuencias, con lo que el riesgo es menor. Esto se debe a que la corriente de
alta frecuencia tiende a circular por la piel sin penetrar en el cuerpo humano (efecto pelicular o Kelvin).
Sin embargo los campos electromagnéticos creados por la circulación de la corriente a nivel superficial
dan lugar, sobre el cuerpo humano, a una acción termogénica consistente en un calentamiento de los
tejidos por efecto Joule y por efectos de resonancia celular.
No inmediatos
Se manifiestan pasado un cierto periodo de tiempo después del accidente. Los principales son:
• Manifestaciones renales. Los riñones pueden quedar bloqueados como consecuencia de las quemaduras,
puesto que se ven obligados a eliminar la gran cantidad mioglobina y hemoglobina que les invade
después de abandonar los músculos afectados, así como las sustancias tóxicas que resultan de la
descomposición de los tejidos destruidos por las quemaduras.
• Trastornos cardiovasculares. Los estudios médicos realizados demuestran que la descarga eléctrica puede
provocar pérdida del ritmo cardíaco y de la conducción aurículo-ventricular e intraventricular,
manifestaciones de insuficiencias coronarias agudas que pueden llegar hasta el infarto de miocardio,
además de trastornos únicamente subjetivos como taquicardias, sensaciones vertiginosas, cefaleas
rebeldes, etc.
Los trastornos auditivos comprobados pueden llegar hasta la sordera total y se deben generalmente a un
traumatismo craneal, a una quemadura grave de alguna parte del cráneo, o a trastornos nerviosos.
A su vez, estos efectos provocados por el paso de la corriente eléctrica a través de la persona
dependen de varios factores, como son:
• De 0,5 a 3 mA: Umbral de percepción. No existe problema, el contacto se puede mantener sin peligro para
la persona que lo sufre.
• Por encima de 50 mA: Carbonización de la piel, fibrilación ventricular, inicio de electrocución. Alta
probabilidad de muerte si el tiempo de paso de la corriente es grande.
En cuanto al tiempo de duración del contacto, se suele considerar peligroso cuando sobrepasa los
0,2 s., no obstante la peligrosidad real depende de la relación intensidad de paso - tiempo de
paso. Para esta relación la norma UNE 20572-1, en correspondencia con la CEI 479-1, considera la
siguiente gráfica de efectos para corriente alterna de 50-60 Hz, para personas adultas de más de
50 Kg y en el supuesto de que la corriente pase por las extremidades.
En la Fig 1 se tiene:
• Zona 1: Zona de seguridad, habitualmente ninguna reacción independientemente del tiempo de contacto.
• Zona 4. Posibilidad de fibrilación, con probabilidad de hasta un 50%. Con la intensidad y el tiempo,
aumentan los efectos patofisiológicos tales como la parada cardíaca, parada de la respiración y
quemaduras graves que pueden producirse. Probabilidad de muerte.
• Zona 5. Alto riesgo de fibrilación, con probabilidad superior al 50%. Alta probabilidad de muerte.
La corriente eléctrica se establece, entre los puntos de contacto, por la trayectoria más corta
dentro del cuerpo humano, o de menor resistencia. Por ello, las consecuencias que produce en el
organismo, dependen de los órganos vitales que ésta atraviese (corazón cerebro, pulmón). Las
mayores lesiones se producen en las siguientes trayectorias:
• Mano – cabeza.
La Fig 2 muestra las variaciones del valor de la resistencia del cuerpo humano en función de
algunos parámetros influyentes.
a)
b)
Todo accidente tiene su causa, que puede ser de naturaleza muy diversa. Las causas que
predisponen a un posible accidente se pueden dividir en dos grandes grupos:
Fallos Técnicos
Son aquellos que se imputan a errores de cálculo y proyección, de obra, dirección, ejecución de
trabajos, etc. Entre ellos tenemos los siguientes:
• Deficiencia en el proyecto de la obra o máquina, instalaciones, defecto de materiales, mala calidad, etc.
Fallos humanos
Todo accidente conlleva una serie de consecuencias que hay que afrontar y evaluar, afectando
directamente al trabajador accidentado, a la empresa y a la propia sociedad como son:
Para el trabajador
• Dolor y sufrimiento.
• Pérdida económica.
Para la empresa
• Pérdida de un trabajador.
Para la sociedad
• Atención médica.
• Indemnizaciones.
• Cargas sociales.
La conducta a seguir ante un accidentado por corriente eléctrica puede resumirse en tres fases
simples pero precisas:
• Petición de ayuda.
• Aplicación de primeros auxilios para mantener a la víctima con vida hasta que llegue ayuda médica.
Como primera medida se debe dar la alarma, para que alguien acuda y se encargue de avisar al
servicio médico de urgencia y, si fuera preciso, a alguien del servicio eléctrico, mientras se trata
de prestar auxilio al accidentado.
Si la víctima ha quedado en contacto con un conductor o pieza bajo tensión, debe ser separada
del contacto como primera medida, antes de tratar de aplicar los primeros auxilios. Para ello:
• Cortar inmediatamente la corriente si el aparato de corte se encuentra en la proximidad del lugar del
accidente.
No hay que olvidar que una persona electrizada que se encuentre en un lugar elevado, corre el riesgo de
caer al cortar la corriente, en estos casos se debe tratar de aminorar el golpe.
• En su defecto, poner los conductores en corto-circuito, a fin de obtener los mismos resultados,
colocándose fuera del alcance de los efectos de la corriente o del cortocircuito.
• En el caso de que no se pudiera realizar el corte de la corriente, la persona que efectúa el desprendimiento
deberá:
− Protegerse con guantes, utilizando pértigas o ganchos y banquetas o alfombras aislantes, adecuadas a la tensión
de que se trate.
5.3.- Reanimación
Shock eléctrico
Cuando se trata de un simple shock puede haber una pérdida transitoria de conocimiento, pero
no hay paro respiratorio. Los latidos cardíacos y el pulso son perceptibles y la pupila presenta un
tamaño normal.
En este caso es suficiente poner al accidentado acostado sobre un lado, en posición de seguridad
(decúbito lateral).
Paro respiratorio
• Su sencillez técnica, que hace posible su aplicación en situaciones difíciles (incluso en lo alto de un poste
eléctrico).
• Mayor eficacia.
Paro circulatorio
En este caso, a la inconsciencia y a los síntomas de paro respiratorio se asocian tres signos
definitorios:
• La palidez.
Fig 5. Reanimación.
Quemaduras
En las quemaduras de primer o segundo grado es suficiente cubrir la parte afectada con una
compresa estéril. Si no existe ya riesgo de contacto eléctrico, es conveniente sumergir la parte
quemada en agua fría o aplicar compresas empapadas en agua fría. Nunca se debe exponer la
parte quemada a un chorro de agua.
En el caso más frecuente en el ámbito que nos ocupa, se producen quemaduras debidas al efecto
del arco eléctrico. En estos caso la ropa del accidentado suele arder, por lo que se deberá apagar
las llamas sofocándolas con una manta, arena o cualquier otro material incombustible.
No se debe desvestir al quemado ya que las ropas pueden haberse adherido a la piel y se corre el
riesgo de arrancarla. Si las ropas son de tejido sintético y siguen ardiendo, deben mojarse con
agua frecuentemente, después de haber retirado al accidentado de la zona de peligro y de
asegurarnos de que no existe riesgo de contacto eléctrico.
En todos los casos en los que se haya observado un estado de muerte aparente, aunque sea de
corta duración, es necesario hospitalizar al accidentado al objeto de que sea sometido a un
determinado tipo de exámenes médicos.
En todos los casos en que el accidentado haya sufrido quemaduras, exceptuando las
insignificantes, debe ser enviado a un centro asistencial especializado en el tratamiento de
quemados, si es posible. Esto implica, como es lógico, que el socorrista sepa apreciar la
importancia de una quemadura.
El transporte del electrocutado hacia un servicio hospitalario deberá ser rápido y efectuado en
buenas condiciones. La solución más simple consiste en hacer llamar a un servicio especializado
en el transporte de accidentados, que ofrecen la ventaja de poder proseguir la reanimación
durante el viaje, de aplicar medios de reanimación más elaborados y de efectuar una
defibrilación después del control electrocardiográfico. Además, para los casos en que el
accidentado sufra quemaduras, el equipo médico que realiza el transporte podrá, eventualmente,
poner en práctica una rehidratación y alcalinización si el trayecto es largo.
Cuando esta solución no es posible, se realizará el traslado al centro hospitalario más próximo.
Serán los médicos de este servicio quienes decidan la necesidad de un traslado posterior a un
centro asistencial especializado en el tratamiento de quemados.