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Roudinesco
CAPÍTULO 1
La derrota del sujeto

.El sufrimiento psíquico se manifiesta hoy bajo la forma de la depresión. donde se mezclan tristeza y apatía,
bl1squeda de identidad y culto de sr mismo, el hombre depresivo ya no cree en la validez de ninguna terapia. La
era de la individualidad sustituyó así a la de la subjetividad, lo
contrario de un sujeto, lejos de querer ser un sujeto libre desprendido de sus raíces y se imagina
como el amo de un destino cuya significación reduce a una reivindicación
normativa. Por eso se liga a redes, a grupos, a comunidades sin afirmar su verdadera diferencia. Inexistencia del
sujeto, cada paciente es tratado como un ser anónimo perteneciente a una totalidad orgánica. Por un lado se lo
medica, por otro lado surgieron terapias alternativas en contraposición al cientificismo, ej: auriculoterapia etc., estas
prácticas seducen a las clases medias, como empleados profesiones liberales y ejecutivos. La sociedad democrática
moderna quiere borrar la realidad
de la desgracia, de la muerte y de la violencia, buscando integrar, en un sistema único las diferencias y las
resistencias. En nombre de la globalización y crecimiento económico el hombre intenta EVITAR. En consecuencia, el odio
del otro se ha vuelto hipócrita, perverso. y mas temible cuanto que se coloca la mascara de devoción por la victima.
Si el odio del otro es antes el odio de si, reposa romo todo masoquismo sobre la negación imaginaria de la alteridad.
El otro es entonces siempre
una víctima, y es por esta razón que la intolerancia se genera por la voluntad de instaurar sobre el semejante la
soberana coherencia de un yo narcisista cuyo ideal seria destruirlo aun antes de que pueda existir "..
la neurobiología parece afirmar que todos los trastornos psíquicos están relacionados con una anomalía del
funcionamiento de las células nerviosas, y se medica.
Forma atenuada de la antigua melancolía, la depresión domina la subjetividad contemporánea, como la histeria
de fines del siglo XIX reinaba en Viena, la depresión devino la epidemia psíquica de las sociedades democráticas
a la vez que los tratamientos se multiplican para
ofrecer a cada consumidor una solución honorable. Por cierto, la histeria no desapareció, pero es, cada vez más,
vivida y tratada como una depresión.
Cambio de paradigma: Tratado como una depresión, el conflicto neurótico contemporáneo parece no depender
de n:h1guna causalidad psíquica que provenga del inconsciente. Y sin embargo, el inconsciente resurge a través
del cuerpo, oponiendo una fuerte resistencia a las
disciplinas y a las prácticas destinadas a eliminarlo. De aquí, el fracaso relativo de las terapias proliferantes. no
llegan ni a curarlo ni a captar las verdaderas causas de su tormento. No hacen más que mejorar su estado
dejándolo en la espera de días mejores: "
La histeria siempre puso en primer plano el aparato locomotor. Es impresionante ver cómo puede ser olvidada.
Cómo también el hecho de evocarla provoca inquietud, rechazo, hasta agresividad hacia el paciente pero
también hacia quien da el diagnóstico".12
la invención de Freud de una nueva figura de la psique suponía la existencia de un sujeto capaz de interiorizar
las prohibiciones. Inmerso en el inconsciente y desgarrado por una conciencia culpable, este sujeto, librado a sus
pulsiones por la muerte de dios, se encuentra siempre en guerra contra si mismo. Freud: la neurosis, centrada
sobre la discordia, la angustia, la culpabilidad, los trastornos de la sexualidad. es esta idea de La subjetividad,
tan característica del advenimiento de las sociedades democráticas, fundadas a su vez sobre la confrontación
permanente entre lo mismo y lo otro, la que tiende a borrarse de la organización mental contemporánea. Surgida
de la neurastenia, noción abandonada por Freud, la depresión no es ni una neurosis, ni una psicosis, ni una
melancolía, sino una entidad blanda que remite a un 'estado" pensado en términos de "fatiga", de "déficit" o de
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"debilitamiento de la personalidad", las sociedades democráticas de fines del siglo XX cesaron de privilegiar el
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conflicto como núcleo nom1ativo de la formación subjetiva. la concepción freudiana de un sujeto del
inconsciente, consciente de su libertad pero atormentado por el sexo, la muerte y lo prohibido, se sustituyó por
la concepción más psicológica de un individuo depresivo que huye de su inconsciente y que está preocupado por
suprimir en él la esencia de cualquier conflicto. Emancipado de las prohibiciones por la igualación de los
derechos y la nivelación de las condiciones, el deprimido de fines de siglo ha heredado una dependencia adictiva
aJ mundo. Condenado al agotamiento por la ausencia de perspectiva revolucionaria, busca drogas o religión en
el higienismo o el culto de Lm cuerpo perfecto, el ideal de la felicidad imposible: AJain Ehrenberg: el drogadicto
es hoy la figura simbólica empleada para definir los rostros de un anti-sujeto. Antes era el Joco quien ocupaba
este lugar. la adicción es la nostalgia de un sujeto perdido". hoy los consumidores de tabaco, alcohol y
psicotrópicos son asimilados a toxicómanos considerados peligrosos para ellos mismos y para la colectividad .
los adictos
al tabaco y al alcohol son tratados como depresivos a los cuales se les prescribe psicotrópicos, reemplazando un
abuso por otro?

CAPÍTULO
2
Los medicamentos del espíritu

Desde 1950, las sustancias quimicas -o psicotrópicos- modificaron el paisaje de la locura. Vaciaron los asilos,
sustituyeron la camisa de fuerza y los tratamientos de shock. Aunque no
curan ninguna enfermedad mental o nerviosa, revolucionaron las representaciones del psiquismo fabricando un
hombre nuevo, liso y sin humor, extenuado por la evitación de sus pasiones, avergonzado de no ser conforme al
ideal que le proponen. Prescritos tanto por los médicos clínicos como por los espccialic;tas de la psicopatologia,
los psicotrópicos tienen por resultado normalizar la conducta y suprimir los síntomas más dolorosos del
sufrimiento psíquico sin buscar su significación
Los psicotrópícos son clasificados en tres grupos: los psicolépticos, los psicoanalépticos, los psicodíslépticos.
los psicolépticos : En el primer grupo, encontramos los hipnóticos, que tratan los trastornos del sueño, los
ansiolíticos y los tranquilizantes que suprimen los signos de la angustia, de la. Ansiedad, de la fobia, y de
diversas neurosis, y finalmente los neurolépticos (o antipsicóticos) medicamentos específicos de la psicosis y de
todas las formas De delirios crónicos o agudos.
los psicoanalépticos En el segundo grupo, están los estimu1antes y los antidepresivos,
psicodíslépticos. en el tercer grupo, los medicamentos alucinógenos, los estupefacientes y los reguladores del
humor.
La psicofarmacología trajo libertad, 1952 por dos psiquiatras franceses, Jean Delay y Pierre Deniker, los
neurolépticos le devolvieron al loco su palabra. Permitieron su reintegración a la ciudad. Los ansiolíticos y a los
antidepresivos, aportaron a los neuróticos y a los depresivos una mayor tranquilidad. Pero Encerró, , al sujeto en
una nueva alienacion pretendiendo curarlo de la esencia misma de. La condición humana. También alimentó,
con sus ilusiones,un nuevo irracionalismo. promete el fin del sufrimiento psíquico por medio de la absorción de
pastillas, que no hacen más que quitar síntomas o transformar una personalidad, más el sujeto, decepcionado, se
vuelca luego hacia tratamientos corporales o mágicos.
Los mismos que la produjeron,luego la limitan, Jean Delay, principaJ representante francés de la psiquiatría
biológica, quien en 1956 afirmaba: "Conviene recordar que en psiquiatría la medicación no es más que un
momento del tratamiento de una enfermedad mental y que el tratamiento de fondo sigue siendo la
psicoterapia". su inventor, Henri Laborit, siempre declaró que la psicofarmacología no era, en tanto tal, la
solución a todos los problemas: ", pero por que psicotrópicos? La gente ya no puede dormir, esta angustiada,
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tiene necesidad de ser tranquilizada. mientras seguimos soportando gracias a los psicotrópicos. En un futuro
lejano, la farmacología presentará quizá menos interés, salvo probablemente en traumatología, y podemos
incluso prever que desaparezca".
la psicofarmacología se ha convertido hoy, en el estandarte de un tipo de imperialismo. Permite, en efecto, a
todos los médicos abordar de la misma manera toda clase de afecciones sin que sepamos jamás a qué
tratamiento responden. Psicosis, neurosis, fobias, melancolias y depresiones son así tratadas por la
psicofarmacología como tantos estados ansiosos consecutivos a duelos, a crisis de pánico pasajeras, o a un
nerviosismo extremo debido a un entorno difícil. El psicotrópico es lo q es porque apareció en un momento
oportuno. Se convirtió entonces en el símbolo de la ciencia triunfante, simboliza el triunfo del pragmatismo y
del materialismo sobre las borrosas elucubraciones psicológicas y filosóficas que intentaban delimitar al
hombre.
el psicoanálisis perdió algo de su fuerza subversiva. Luego de haber contribuido ampliamente, a lo largo de todo
el siglo XX, no sólo a la emancipación de las mujeres y de las minorías oprimidas sino también a la invención
de nuevas formas de libertad, fue desa lojado,
como la histeria, de la posición central que ocupaba tanto en los saberes de enfoque terapéutico y clínico
(psiquiatría, psicoterapia, psicología clínica) como en las disciplinas mayores que se suponían implicadas en él
(psicología, psicopatología)
psicoanálisis: "psi" para designar, sin diferenciación de tendencias, la ciencia del espíritu y, a la vez, las
prácticas terapéuticas relacionadas con ella. La palabra "psicoanálisis" hizo su aparición en 1896 en un texto de
Sigmund Freud redactado en francés, un ano antes, Breuer, había publicado sus famosos Estudios sobre la
histeria,8 donde se relataba el caso de una joven judía y vienesa que sufría de un mal extraño de origen psíquico,
en el que aparecían en escena fantasmas sexuales a través de las contorsiones del cuerpo. La paciente se llamaba
Bertha Pappenheim, y su médico, Breuer, que la curaba con el método llamado "catártico", le había dado el
nombre de Anna O. ya que es a Anna 0., es decir a una mujer, y no a un científico, a quien se le atribuye la
invención del método psicoanalítico: una cura fundada en la palabra, una cura en la cual el hecho de verbalizar
el sufrimiento, de encontrar las palabras para expresarlo, permite si no curarlo, al menos tomar conciencia de su
origen, y por tanto asumirlo.
el cuerpo de las mujeres se tomó depresivo y la antigua belleza convulsiva de la histeria, tan admirada por los
surrealistas, dejó lugar una nosografia10 insignificante, el psicoanálisis es alcanzado por el mismo síntoma y parece
ya no estar adaptado a la sociedad depresiva, que prefiere la psicología clínica, En 1998, Jean-Bertrand Pontalis
advirtió: "el psicoanálisis no interesará prontomás que a una franja cada vez más restringida de la población,
está el psicoanálisis en las diferentes esferas de la sociedad, y más sirve de referencia histórica a esta psicología
clínica que, sin embargo, lo sustituyó. La lengua del psicoanálisis se volvió un idioma ordinario, hablado tanto
por las masas como por las elites, y en todo caso por todos los
profesionales del mundo "psi". Actualmente, nadie ignora el vocabulario freudiano: fantasma, superyó, deseo,
libido, sexualidad, etc.
la medicación no se opone en sí al tratamiento de la palabra. entre los psicotrópicos, los antidepresivos son los
más prescritos sin que podamos afirmar que los estados depresivos estén
en aumento. Simplemente, la medicina de hoy responde, al paradigma de la depresión, trata casi todos los
sufrimientos psíquicos como si fueran estados ansiosos y depresivos a la vez.
Podemos pensar que la evolución sociocultural actual contríbuye a aumentar la cantidad de personas comunes,
que aceptan gustosamente ser llamadas neuróticos normales, cuyo umbral de tolerancia a los ineluctables
sufrimientos habituales, dificultades y adversidades de la existencia descendió". Entre el temor al desorden y la
valorización de una competitividad fundada exclusivamente sobre el éxito material, muchos sujetos prefieren
entregarse voluntariamente a sustancias químicas antes que hablar de sus sufrimientos intimos, El poder de los
medicamentos del espíritu es así e1 síntoma de una modernidad que tiende a abolir en el hombre no sólo su
deseo de libertad, sino también Ja idea misma de enfrentar la adversidad.

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