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Castro ... [et al.] ; editado por José R. Dadon ; Alicia Boraso
de Zaixso ; Héctor Eliseo Zaixso. - 1a ed . - Comodoro Rivadavia :
Universitaria de la Patagonia -EDUPA, 2016.
Libro digital, PDF
1. Biología. I. Castro, Alicia II. Dadon, José R., ed. III. Boraso de Zaixso,
Alicia , ed. IV. Zaixso, Héctor Eliseo, ed.
CDD 570
i
Versión digital ISBN: ISBN 978-987-1937-63-9
2016
ii
Autores de este volumen
Ambrústolo, Pablo, Universidad Nacional de la Patagonia Austral (Unidad Académica Caleta Olivia).
Covaro, Soledad. Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Facultad de Humanidades
y Ciencias Sociales (Comodoro Rivadavia).
Dadon, José R. CONICET y Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires;
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires.
Lozano, Piedad. Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Comodoro Rivadavia.
Organismo provincial de Turismo de la Provincia del Chubut.
Matteucci, Silvia D. CONICET y Grupo de Ecología del Paisaje, Facultad de Arquitectura, Diseño y
Urbanismo, Universidad de Buenos Aires.
Vidoz, Susana. Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Facultad de Humanidades y
Ciencias Sociales (Comodoro Rivadavia).
Zubimendi, Miguel. Universidad Nacional de la Patagonia Austral (Unidad Académica Caleta Olivia).
iii
A la memoria de los pueblos americanos que
habitaron originalmente la costa patagónica
y de los inmigrantes europeos que vinieron
luego, conformando todos ellos la sociedad
patagónica argentina, del presente y del futuro.
iv
Revisores de La zona Costera Patagónica Argentina
(Volúmenes I a IV).
Comoglio Marta S. Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Univ. Nacional
de Lanús. Argentina.
v
Navarro, Lía G. Centro de Investigaciones Ambientales (CIAM), Facultad de Arquitectura,
Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional de Mar del Plata; Facultad de Humanidades y
Ciencias Sociales, Universidad de la Patagonia San Juan Bosco; Centro de las Energías
Limpias (Comodoro Rivadavia) . Argentina.
vi
CONTENIDOS
PREFACIO ................................................................................................................................. 1
INTRODUCCIÓN ......................................................................................................................... 3
DENSIDAD ARQUEOLÓGICA DE AMBIENTES COSTEROS E INTERIOR INMEDIATO .............................. 9
RELACIÓN ENTRE LA DISTRIBUCIÓN DE LOS SITIOS COSTEROS Y DE BANCOS DE MOLUSCOS ........ 11
EL CONTENIDO ARQUEOFAUNÍSTICO DE LOS SITIOS COSTEROS.................................................. 13
LOS CONJUNTOS ARTEFACTUALES ........................................................................................... 14
CONCENTRACIONES DE ENTERRATORIOS HUMANOS EN EL ÁREA................................................ 17
FACTORES DE DECISIÓN EN LA CONSTRUCCIÓN DE LOS CHENQUES ........................................... 18
EL ANÁLISIS CRÍTICO DE LAS FUENTES ETNOHISTÓRICAS CON RELACIÓN AL USO DE LA COSTA ..... 21
LOS LÍMITES CRONOLÓGICOS DEL USO DE LA COSTA NORTE DE SANTA CRUZ ............................ 22
PROBLEMAS DE CONSERVACIÓN .............................................................................................. 23
CASOS DE AFECTACIÓN DE LA INTEGRIDAD ARQUEOLÓGICA ...................................................... 24
Erosión hídrica. Sitio Moreno ........................................................................................... 24
Erosión marina y alteración antrópica. Cabo Blanco ....................................................... 25
Erosión eólica y antrópica. Médanos del Salitral y punta Medanosa .............................. 26
Impacto antrópico. Canteras y ciudades .......................................................................... 27
SECTORIZACIÓN DE LOS FENÓMENOS DE IMPACTO.................................................................... 28
MANEJO DE LOS RECURSOS CULTURALES ................................................................................ 29
LOS RECURSOS CULTURALES: EL PROBLEMA ............................................................................ 29
EL SIGNIFICADO DE ADMINISTRAR LOS RECURSOS CULTURALES................................................. 31
EL RESCATE ARQUEOLÓGICO .................................................................................................. 33
ESTUDIO DE IMPACTO ............................................................................................................. 34
EL ROL DE LA EDUCACIÓN ....................................................................................................... 35
TURISMO CULTURAL Y TURISMO ARQUEOLÓGICO ...................................................................... 36
CONSIDERACIONES FINALES .................................................................................................... 37
BIBLIOGRAFÍA DEL CAPÍTULO 1 ................................................................................................ 39
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................... 43
POLÍTICA Y GESTIÓN: ADMINISTRACIÓN, NORMATIVA Y POLÍTICAS PÚBLICAS AMBIENTALES ......... 44
LA GESTIÓN AMBIENTAL EN ARGENTINA. ¿Y LA COSTA? ............................................................ 45
LA GESTIÓN AMBIENTAL EN COMODORO RIVADAVIA. ¿Y LA COSTA? .......................................... 47
DIMENSIONES DE LA GESTIÓN AMBIENTAL DE LA COSTA............................................................. 55
i
PROBLEMAS ........................................................................................................................... 56
CONCLUSIONES ...................................................................................................................... 58
CONSIDERACIONES FINALES .................................................................................................... 60
BIBLIOGRAFÍA DEL CAPÍTULO 2 ................................................................................................ 62
,
CAPÍTULO 3. EL TURISMO EN LA ZONA COSTERA PATAGÓNICA ................................ 63
ii
4. CONSIDERACIONES FINALES .............................................................................................. 122
BIBLIOGRAFÍA DEL CAPÍTULO 4 .............................................................................................. 125
iii
Prefacio
Los tres primeros volúmenes de esta serie están referidos a aspectos del ambiente
natural y del aprovechamiento de sus recursos. El cuarto volumen de la serie, cuya edición
digital aquí se presenta, está organizado en capítulos referidos a varios aspectos de los
usos de los ambientes costeros y de la gestión de los mismos.
1
en el golfo San Jorge es completamente irracional, poniendo en peligro la calidad de vida de
los habitantes de los mismos, disminuyendo la predisposición de los núcleos familiares a
permanecer allí y discontinuando geográficamente la oferta turística basada en circuitos, al
no poner en valor los paisajes de la costa central del golfo San Jorge, que son
completamente accesibles y sin comparación por su belleza y vastedad.
2
Capítulo 1. El Uso de la Costa Durante el Holoceno Tardío en
la Costa Norte de Santa Cruz1 2
Alicia S. Castro (1), Julián E. Moreno (2), Miguel Zubimendi (3), Pablo
Ambrústolo (3), María Andolfo (1) y Lucía Mazzitelli (1)
.
1- Universidad Nacional de La Plata
2- CONICET, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
3- Universidad Nacional de la Patagonia Austral (Unidad Académica Caleta Olivia).
Introducción
Hay que recordar que el mar patagónico ha sufrido avances y retrocesos, lo que ha
hecho que indicios de asentamientos costeros correspondientes al Holoceno inicial,
considerando que efectivamente haya habido ocupación humana, se encuentren
1 Cita de este trabajo: Castro, A. S.; Moreno, J. E.; Zubimendi, M.; Ambrústolo, P.; Andolfo, M. y L. Mazzitelli.
2016. Capítulo 1: El uso de la costa durante el Holoceno tardío. El caso de la costa norte de Santa Cruz. En: H.
E. Zaixso, J.R. Dadon & A. L. Boraso (eds.). La Zona Costera Patagónica Argentina. Volumen IV: Usos y
Gestión: 3-41. Editorial Universitaria de la Patagonia. Comodoro Rivadavia. Versión digital.
2 Nota de los Editores: Los datos y referencias bibliográficas de este capítulo, aceptado para su publicación en
2008, abarcan hasta el año 2007.
3
posiblemente bajo el agua, y que los del Holoceno medio se encuentren lejos de las
actuales líneas de mareas. Por esta razón y por asociación geomorfológica, los restos
costeros sobre los que se ha trabajado hasta la actualidad, dispuestos en cercanías de las
líneas de mareas actuales, se asignan cronológicamente al Holoceno tardío.
Las costas patagónicas poseen aspectos variados, existen costas bajas de playas
de arenas, de rodados, costas acantiladas, con playas estrechas o con amplias superficies
intermareales. Esta variación física produce una desigual distribución de las especies
animales (por ejemplo, colonias de lobos marinos o bancos de almejas), de acuerdo a los
sustratos adecuados para el desarrollo de cada una de ellas, y también condicionan su
accesibilidad.
En este contexto ambiental, los grupos que ocuparon la costa patagónica, al menos
en el Holoceno tardío, fueron cazadores recolectores, que incluyeron la costa como un
espacio que usaron intensamente, dentro de un esquema de movilidad que sin lugar a
dudas incluía el interior inmediato, aunque aún no se conoce con certeza la amplitud de
esos sistemas de ocupación.
Estas dinámicas culturales han originado, a través del tiempo y del espacio, una
imagen arqueológica de una singular riqueza material, con una gran variedad de sitios
arqueológicos y de restos artefactuales, entre los que destacan los sitios de enterramiento.
Desafortunadamente, esta riqueza material se ha visto profundamente impactada, sobre
todo por efectos antrópicos modernos, lo que ha provocado su destrucción parcial.
La protección de los recursos culturales requiere del apoyo de una amplia gama de
especialistas e investigadores (antropólogos, arqueólogos, arquitectos, museólogos,
folklorólogos, biólogos, geólogos, historiadores, etc.) y de los aportes de la sociedad toda,
puesto que el recurso cultural se transforma en documento que nos refiere a la historia de
otros hombres, lejanos en el tiempo, pero que de alguna forma condicionan a la sociedad
actual.
5
administrar el recurso ignoran la función de los arqueólogos y de la Arqueología, su
importancia científica y el impacto de su trabajo de investigación.
6
El territorio de la actual provincia de Santa Cruz posee un patrimonio particular en lo
referente a sus recursos naturales y culturales. Culturalmente es una excelente muestra de
lo que ha sido la evolución cultural y social americana, al punto que se la ha denominado
“laboratorio antropológico” (Castro y Moreno 1996). Reconocer el valor de sus recursos y
las estrategias para su preservación es una tarea urgente y compete a todos quienes de
una u otra forma están ligados a esta provincia y a la Patagonia en general. Existen leyes
provinciales y reglamentos municipales que deben discutirse en el marco de la actual Ley
Nacional de Conservación del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico, sancionada en el
año 2003. Para enriquecer esta discusión existen importantes trabajos sobre patrimonio y
legislación (Berberián 1992, Endere 2000).
Figura 1: Sector del litoral denominado Costa Norte de Santa Cruz (en gris oscuro),
comprendido entre el límite entre las provincias del Chubut y Santa Cruz al norte, y bahía
Laura al sur.
7
Arqueología de la Costa Norte de Santa Cruz
Los trabajos realizados en el área permitieron argumentar que, aún sin descartar la
importancia de la zona interior y los recursos terrestres en la dieta general de las
poblaciones indígenas de Patagonia, la costa y sus recursos fueron intensivamente
utilizados. Los principales argumentos a favor de esta idea son:
8
Densidad arqueológica de ambientes costeros e interior inmediato
9
Tabla 1: Descripción general de las unidades de muestreo (um). N°: número de la unidad
de muestreo. L: largo del intermareal (m). V: visibilidad. A: número de artefactos. S: número
de sitios.
Tipo de
ZONA N° S A Ubicación V L
intermareal
Última terraza
El Cerrito 2 13 244 Media Rodados y rocoso 29
marina
Terraza alta y Media a
C. León 4 12 696 Rocoso 795
paleoplayas buena
Punta Bauza 5 12 831 Paleoplayas Buena Rocosa 570
Paleoplayas, con
Islote Lobos 16 6 624 Buena Rocoso y arenoso 310
cobertura eólica
Paleoplayas, terraza
Campo De Chenques 18 10 583 alta y afloramientos Buena Rocoso 226
rocosos
Laguna
19 2 0 Paleoplayas altas Buena Rocoso 275
Montevideo
Bahía Desvelos 20 9 198 Paleoplayas Buena Rocoso y arenoso 522
Terraza alta y
Bahía Laura 21 2 14 paleoplayas con Media Rocoso 177
cobertura eólica
10
Estas consideraciones llevan a pensar que, en definitiva, la franja costera funcionó
como una zona de atracción para los grupos cazadores y fue utilizada con mayor intensidad
que el resto de las geoformas próximas a ella.
Número
Muestreo Tipo Composición Cronología Ubicación
de sitios
Transecta Fondo de
1 Superficie chico Lítico, óseo ?
interior cañadón
Transecta ¿Holoceno Borde de
1 Superficie chico Lítico y valvas
interior medio? laguna
Transecta Holoceno Borde de
1 Superficie chico Lítico y valvas
interior tardío lomada
Laguna Superficie Holoceno Última
4 Valvas y lítico
grande medios tardío paleoplaya
Lítico, óseo y Holoceno Última
Ídem 3 Superficie chico
valvas tardío paleoplaya
Última
Ídem 3 Superficie chico Lítico y valvas ?
paleoplaya
Lítico, óseo y Última
Ídem 1 ¿Estratigráfico? ?
valvas paleoplaya
Superficie Lítico, cerámica, Última
Ídem 1 Tardíos
grande óseo y valvas paleoplaya
Última
Ídem 3 Superficie chico Lítico ?
paleoplaya
Además, los moluscos explotados en el área, como mejillones (Mytilus sp.), cholgas
(Aulacomya atra), lapas (Nacella (P.) spp.) y almejas (Ameghinomya antiqua), viven en la
11
zona intermareal, sobre las rocas de superficies de abrasión (restingas) o en las playas
arenosas en el caso de las almejas. Por el contrario, nunca se los encuentra en el
mesolitoral de costas formadas exclusivamente por rodados3. Esta característica permite
considerar la zona intermareal como medida de presencia y accesibilidad al recurso.
Tabla 3: Transecta de Punta Guzmán (al Sur de cabo Blanco). Se consignan el número de
sitios hallados en los muestreos transversales a la costa y lagunas interceptadas por estas
transectas, su clasificación por tipo de sitio en relación al tamaño y estructura, componentes
y ubicación en unidades de paisaje.
En las zonas con mesolitorales rocosos o arenosos se detectó cierta variación en los
valores. Tomando como umbral mínimo la existencia de cuatro sitios y doscientos artefactos
por unidad de muestreo, las um 7, 19 y 21 están por debajo de dicho umbral. En el caso de
3 Estas costas, constituidas por rodados de pequeño tamaño, no deben se rconfundidas con mesolitorales
formados por grandes rodados aplanados en los que se pueden fijar los moluscos, como los que se hallan en el
interior de la ría del Deseado.
12
la um 21, esto puede explicarse fácilmente por la marcada cobertura eólica, cosa que no
ocurre en las otras dos unidades. Tampoco en estas unidades se encontraron evidencias de
fenómenos de erosión ni destrucción antrópica moderna que pudieran explicar esta
variación.
Figura 2: Costa Norte de Santa Cruz. Ubicación de las unidades de muestreo (um)
estudiadas.
En los sitios de las localidades isla Lobos y cabo Blanco aparecen afloramientos de
materias primas volcánicas no muy aptas para la talla, ya que no producen formas factibles
de ser trabajadas a través de retoques y de formatizar sus filos, pero que fueron altamente
funcionales al menos para producir acciones simples de corte y raspado. Estos tipos
convivieron con otros instrumentos formatizados a partir de materias primas silíceas,
posiblemente provenientes del interior, con mejores características de factura.
Este contraste se podría explicar por el hecho de que los grupos costeros móviles
habrían introducido a la costa un equipo instrumental tallado sobre buenas materias primas
como las silíceas, posiblemente para asegurarse la realización de tareas básicas según sus
requerimientos económicos. Por otra parte, ante la necesidad de realizar acciones simples
complementarias, habrían recurrido a las materias locales de donde se obtenía algún filo
adecuado (por ejemplo, lascas utilizadas).
15
distribución se restringe en general a la costa y en particular al sector comprendido entre
cabo Blanco y puerto Santa Cruz, aunque la mayoría de los ejemplares provendría de la
localidad de punta Medanosa (Moreno 2002). Los rompecráneos fueron detectados por
primera vez en los sitios de cabo Blanco 1 y 2, en vinculación con restos óseos de lobo
marino. Por carecer de información etnográfica o histórica para determinar si su función
estuvo realmente vinculada con la captura de pinnípedos, se realizó un estudio
distribucional utilizando colecciones de museos. Se trabajó bajo la expectativa de que si
estos artefactos cumplieron tal función, su distribución tendería a ser costera y además
serían más frecuentes en proximidades de loberías históricas.
Número
Muestreo Tipo Composición Cronología Ubicación
de
sitios
Transecta Superficie
2 Valvas, lítico, óseo ? Borde de lomada
interior chico
Transecta Superficie
1 Lítico ? Borde de lomada
interior muy chico
Fuera de Superficie
1 Lítico escaso ? Borde de lomada
transecta muy chico
Fuera de Superficie Valvas escasas,
2 ? Borde de lomada
transecta chico lítico, óseo
Laguna grande 4 Superficie Talleres Tardíos Última paleoplaya
Superficie
Laguna grande 2 Lítico, óseo Tardíos Última paleoplaya
chico
Superficie
Laguna chica 4 Lítico Tardíos Última paleoplaya
chico
Superficie
Laguna chica 1 Lítico , óseo Tardíos Última paleoplaya
grande
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Concentraciones de enterratorios humanos en el área
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Tabla 5: Número de sitios de entierro por localidad geográfica en el sector de costa al sur
de Puerto Deseado y en el golfo San Jorge. Dudosos: sitios sobre los cuales no es posible
afirmar si han sido alterados (es decir, abiertos y depredados).
Los hallazgos y distribución de este tipo de sitios sugieren que los chenques se
construyeron en zonas con disponibilidad de materia prima, habitualmente rocas mayores a
20 cm de lado, lo que daría lugar a suponer que los cadáveres se llevarían hacia las piedras
y no a la inversa. Si esto fuera contrastado como verdadero se podría suponer que en todos
los lugares con estas características se hallarían chenques. No obstante, existe otro tipo de
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estructuras formadas por cantos rodados; en estos casos las piezas son seleccionadas por
tamaño y de alguna forma también cabría aplicar lo anterior, ya que este tipo es hallado en
áreas cercanas a cubiertas de rodados de tamaños grandes.
Figura 3: Costa Norte de Santa Cruz. Forma de agregación de los enterratorios encontrados.
19
de utilización del espacio para vivienda, coherente con la casi ausencia de enterratorios
(Castro et al. 2005). Estas diferencias difícilmente puedan deberse al azar, ya que los
métodos de prospección utilizados fueron los mismos.
Existe una gran regularidad en cuanto al tamaño de los chenques. Tanto los abiertos
como los cerrados mantienen dimensiones regulares. Los chenques abiertos se encuadran
en general dentro de los siguientes tamaños: largo: 4,5 m por 3,5 m; abertura del pozo entre
1,80 m x 1,20 m; la altura no se tomó por relativizarse con los pozos centrales. Los
chenques cerrados poseen dimensiones del orden de 1,90 m a 2 m x 1,30 m, y no
sobrepasan los 50 cm de altura del terreno en la actualidad.
b) Que ese lugar haya sido ocupado por grupos grandes de personas y durante
períodos extensos de tiempo, dando lugar a que sucedan situaciones de muerte.
20
grupos aborígenes y en el significado patrimonial de esta área, que conjuga una riquísima
variedad de evidencias históricas y culturales.
Este análisis permitió verificar que, si bien la imagen proporcionada por los viajeros
señala una casi total falta de evidencia del uso de los recursos marinos, estas descripciones
corresponden en su totalidad a las estaciones de invierno u otoño. Como la información
derivada del registro arqueológico corresponde a las estaciones más cálidas, se integraron
ambas fuentes de información en un modelo común. Este modelo plantea que:
Concordante con esto, se comprobó que el único caso en el que hay mención de
consumo de recursos marinos es una expedición que contactó indígenas en verano, aunque
en la boca del estrecho de Magallanes, es decir fuera del área de estudio.
21
hallaron menciones de uso de recursos marinos, por lo que se concluyó que no podía
integrarse al modelo general planteado en el párrafo anterior ya que habría ocurrido un
abandono del uso de estos recursos, a partir del siglo XVIII.
Esto es en parte producto del recorte temporal planteado, que llevó a estudiar a los
sitios en la franja más próxima al mar y, por lo tanto, más tardía. Sin embargo, en todas las
um y sus proximidades se buscaron intensiva y sistemáticamente sedimentos pre-ingresivos
en los perfiles de las terrazas marinas, ubicándose sólo en cabo Tres Puntas un
afloramiento de unos 1000 m de largo, con un espesor visible de menos de 1,5 m. Esta
escasez de vestigios podría deberse a la poca visibilidad derivada del espesor de los
sedimentos marinos superpuestos y/o a su destrucción por acción de la misma ingresión.
Considerando la existencia de al menos un sitio pre-ingresivo a pesar de la escasa
probabilidad de hallazgos, se podría suponer que en esos momentos también habría sido
utilizada.
22
que los contextos pre-ingresivos, ya que la expectativa es ubicarlos sobre la parte más
alejada de las paleobahías, y sobre o inmediatamente por detrás de las paleoplayas más
altas, aspectos sobre los que aún se está trabajando.
Más allá de que los numerosos interrogantes que quedan por resolver, se puede
plantear que en la Costa Norte de Santa Cruz, existió un uso intensivo de su espacio y sus
recursos que permite discutir modelos tradicionales interpretativos de las formas humanas
pasadas (Moreno y Castro 1999).
Problemas de conservación
Para alcanzar los conocimientos reseñados fue necesario tener en cuenta las
causas de destrucción a los que se halla sometido el registro arqueológico y cómo
prevenirlos.
Existen distintos tipos de destrucción que se han clasificado como a) daño selectivo,
cuando solo afectan una parte del registro, y b) daño estructural, cuando afectan la totalidad
del mismo.
Las principales causas relevadas que alteran la integridad del registro son, dentro de
las antrópicas: (a) el coleccionismo y las visitas (la diferencia entre uno y otras podría estar
marcada por la sistematicidad del primero y lo azaroso en la recolección de las segundas);
(b) la construcción de obras en general (dentro de las que se pueden considerar
gasoductos, oleoductos, búsqueda de agua, explotación de áridos); y (c) la ocupación
urbana (barrios, puertos, emprendimientos inmobiliarios). Dentro de las naturales: (a) la
acción del viento (que integra procesos de erosión y acreción); (b) el agua (que incluye los
efectos de lavados por lluvia y la erosión marina); y (c) las bioturbaciones faunísticas
(animales cavadores, colonias de pingüinos) (Tabla 6).
Agentes
Naturales Antrópicos
Erosión Erosión Erosión
Coleccionismo Obras
eólica hídrica marina
Forma
Selectiva X X
de
acción
Estructural X X X X
24
Este sitio está incluido en una columna estratigráfica de casi 3 m de profundidad, en la
que se identifican tres concentraciones lentiformes de valvas, cada una caracterizada por el
predominio de diferentes especies de moluscos. De estos tres componentes se han fechado el
primero y el tercero, a saber, respectivamente en 2720 ± 50 A.P. (LATYR LP 206) y 3290
90 A.P. (Radiocarbon tritium laboratory, Enviromental Isotopes Section, Enviromental
Alberta Centre 1063c SM-3).
El principal daño sufrido por el sitio fue debido a la erosión hídrica, que cortó la
terraza permitiendo su descubrimiento. El sitio se comenzó a excavar en el año 1988 y
durante sucesivas visitas se pudo observar el progresivo ensanchamiento de la cárcava que
prácticamente llegó a destruir la lente de moluscos correspondiente al primer componente
de la margen norte.
La localidad de Cabo Blanco está ubicada en el extremo sur del golfo San Jorge
(4712' S y 6544' W). El sitio Cabo Blanco 1 se encuentra en la parte sur del cabo, sobre la
denominada caleta Tranquila. Destacan a unos 200 m del sitio, una gran colonia de
cormoranes (Phalacrocorax sp.) y, un poco más lejos, dos loberías, una de lobos de un pelo
(Otaria flavescens) y la otra de lobos de dos pelos (Artocephalus australis). Por otro lado,
existen numerosos sitios menores de distintos tipos, incluyendo los restos de un pueblo de
principios del siglo XX.
El sitio Cabo Blanco 1 es de gran tamaño, aproximadamente 5000 m². Si bien muestra
alteraciones producto de la instalación de casas, galpones, caminos y hasta una vía de trocha
angosta, la mayor parte de ellas se concentra en la porción sudoeste del sitio, lo que permite
trabajar con alguna confianza el resto del mismo, que, por otra parte, parece presentar mayor
potencia estratigráfica. La cronología del sitio se ubica entre 1420 ± 50 A.P. (Beta 134597) y
1700 ± 30 A.P. (Beta 134597), lo que es coherente con algunos indicadores, como su posición
a escasos metros sobre la línea de pleamar actual y la presencia de cerámica y puntas
triangulares pedunculadas. Este sitio es del mayor interés por su gran tamaño y porque los
estudios arqueofaunísticos brindan una información curiosa relativa a los recursos consumidos,
ya que predominan los restos de aves (particularmente los cormoranes) sobre los de
mamíferos. Se advierte además, que entre los restos de aves, hay una fuerte selección
tendiente a las partes esqueletarias de mayor valor económico. Esto es algo muy poco
frecuente en la costa de Patagonia continental.
El sitio presenta un claro deterioro por erosión eólica la que ha actuado de manera
uniforme, como se evidencia por la disposición horizontal de los materiales. La presencia de
gran cantidad de restos óseos en buen estado de preservación indicaría que el fenómeno
erosivo está actuando desde hace no más de 20 años. El rescate realizado permitió
recuperar una gran parte del material expuesto, pero no se ha visitado el sitio nuevamente
para observar si la erosión ha continuado exponiendo materiales.
26
aproximadamente A partir de allí, comienza una serie de antiguos cordones litorales
formados por rodados, los que se extienden hasta la costa sur, en la que forman acantilados
de 20-30 m. Respecto a la fauna presente en la localidad, se destaca la existencia de una
gran colonia de reproducción de pingüinos y otras menores de cormoranes. Hay también
amplios bancos de moluscos y en el pasado existieron grandes loberías, tanto en la misma
punta como en los islotes adyacentes.
En la zona central del golfo San Jorge, en las unidades de muestreo 1 y 3 se halló el
mayor impacto antrópico debido básicamente a la mayor urbanización, presencia de canteras,
rutas y caminos, ligado esto a una mayor concentración de la población.
27
Esta alteración fue notada durante la realización de los muestreos que se describen en
el acápite referido a la densidad de sitios. Cuando se realizaron estos trabajos, se verificó que
en la um 1 situada al sur del cerro Pan de Azúcar (al norte de la localidad de Caleta Olivia), no
se halló ningún sitio, observándose una gran alteración de la superficie producida por la
explotación de canteras.
Estos ejemplos permiten demostrar que en la Costa Norte de Santa Cruz, existen
varios problemas que atentan contra una adecuada preservación de los restos culturales,
particularmente arqueológicos. Principalmente se advierten como causa de esa destrucción
los procesos de erosión, la construcción y el coleccionismo. Cada una de estas causas de
deterioro actúa de manera particular según las diferentes subzonas dentro del área
estudiada.
En la zona comprendida entre cabo Tres Puntas y la ciudad de Puerto Deseado, los
problemas más importantes detectados son la erosión eólica y marina, en tanto en el Sur de
puerto Deseado los principales son la erosión eólica y las bioturbaciones.
28
Manejo de los recursos culturales
Los ejemplos hasta aquí citados son una muestra, aunque reducida, de la
degradación que están sufriendo los restos arqueológicos, que constituyen un patrimonio en
alto riesgo.
Está ampliamente aceptado que, en términos del ambiente natural y los recursos
naturales, un adecuado control ambiental requiere un manejo positivo de los recursos
naturales, incluyendo los recursos culturales tangibles e intangibles (Knudson 1996, 1999).
Cuando se habla de los hechos culturales del pasado, las conductas sociales y las
evidencias materiales que produjeron (instrumentos en piedra, hueso y otros materiales,
sitios o lugares de ocupación, pinturas rupestres, tumbas, etc.), corresponde referirse a los
“recursos culturales”. Un recurso cultural tiene un valor económico, social o ideológico,
porque implica un bien para la sociedad. Asimismo, todo patrimonio social, en cuanto es
parte de la herencia de un grupo humano, adquiere un significado especial que lo convierte
en un bien a ser preservado.
29
Knudson (1999) define a los recursos culturales como “las cosas y los patrones de
comportamiento que son reflejos importantes de nuestra cultura tradicional, el complejo o
contexto total el cual incluye conocimiento, creencias, leyes, costumbres y otras
capacidades y hábitos adquiridos como miembros de una sociedad”.
4. Colecciones de museos.
Esta búsqueda de entendimiento del patrimonio como los procesos vividos y creados
culturalmente hasta nuestros días, forzosamente enfrenta la necesidad de recrear ese
pasado. Hay varias ciencias del pasado llamadas ciencias de la prehistoria que se encargan
de ese pasado remoto, mediato e inmediato, tales como la geología, la paleontología, la
arqueología y para lo más reciente, la historia.
Los objetos que estas ciencias estudian son parte y a la vez representantes de ese
pasado, de ese proceso que hace a nuestra experiencia de vida. Los restos arqueológicos
en particular son bienes y recursos culturales que forman parte de nuestro patrimonio.
30
El significado de administrar los recursos culturales
Cuando, más arriba, fueron definidos los problemas que atañen a la sociedad,
respecto de los recursos culturales y del patrimonio que estos representan, se habló de
“administrar” o “manejar”.
Para un efectivo desarrollo del manejo de recursos culturales deberá prestarse más
atención a las comunidades que históricamente se asocian con recursos culturales
específicos. Se requerirá prestar atención a las demandas, necesidades, prácticas
31
asumidas, decisiones y afectos de cada comunidad afectada por las estrategias de manejo
de los recursos, que permita también retribuciones de algún tipo (económico, ideológico,
etc.). Para que esto suceda, deberá desarrollarse:
32
2. La coordinación de las políticas de protección de los recursos naturales, culturales
y arqueológicos.
Otros autores, como por ejemplo Molinari (1998) han presentado propuestas propias
con fines similares.
El rescate arqueológico
Una de las estrategias más significativas en el marco del manejo de los recursos
arqueológicos es la arqueología de rescate, práctica que tiende a impedir la pérdida o
desaparición de objetos e información.
33
Estas actividades de rescate se llevan a cabo luego de un diagnóstico preliminar de
la situación de peligro del sitio, o del resto del mismo, y pueden comprender tanto
excavaciones estratigráficas como recolecciones controladas de material superficial. Los
trabajos de arqueología de rescate deben llevarse a cabo incluso en aquellas situaciones en
que la acepción al carácter arqueológico del sitio u objeto sea aún dudosa.
En la Costa Norte de Santa Cruz, los trabajos de rescate hasta ahora realizados se
concentraron en excavaciones de enterratorios humanos bajo el efecto de acciones
antrópicas (cantera Madroñal, sitio Heupel y recolecciones de material superficial en los
chenques abiertos de punta Medanosa, cañadón del Duraznillo) y de otra variedad de sitios
bajo la acción de agentes naturales como por ejemplo en punta Medanosa, isla Lobos y
Médanos del Salitral, donde se realizaron trabajos de rescate sobre otro tipo de materiales
arqueológicos, enfatizando en la recolección de superficie.
Estos trabajos solo afectaron una porción mínima del material en riesgo dentro de la
zona. Existen localidades de extrema riqueza arqueológica pero sometidas a intensos
efectos tanto antrópicos como naturales, que requerirían de programas de rescate
articulados entre entes académicos y políticos. Entre ellas se destacan la de cabo Blanco,
afectada especialmente por erosión marina combinada con actividades de recreación y
punta Medanosa, afectada por erosión eólica y coleccionismo.
Estudio de impacto
Muchas veces, por los intereses contrapuestos entre el campo empresarial, donde
priman costos, tiempos, compromisos y otras cuestiones de valor económico, y el campo
científico, la posibilidad de la realización de un rescate es difícil o directamente imposible.
En este sentido es importante arbitrar las medidas que permitan, en el marco legal
correspondiente, integrar funcionalmente a los distintos actores involucrados, definiendo los
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problemas, las estrategias y los medios para una eficaz conservación y preservación del
patrimonio (Green y Doershuk 1998).
La situación ideal sería aquella donde, en el marco de una planificación por parte de
las empresas, los gestores políticos locales y las instituciones responsables de la
salvaguarda del patrimonio, se realicen tareas previas de estimación, evaluación y
diagnóstico a nivel regional, para conocer los espacios potenciales de obra, con el fin de
definir estrategias de rescate arqueológico completo.
El rol de la educación
La educación además de ser un fin en sí misma, permite actuar sobre el problema del
coleccionismo, al generar conciencia acerca del patrimonio arqueológico como bien público
cuya integridad se ve afectada por la destrucción del contexto que los contiene cuando los
recolectan coleccionistas con la finalidad de apropiarse de antigüedades o rarezas.
Finalmente, cabe señalar que los arqueólogos deberían incluir en sus proyectos
actividades de extensión encaminadas no solo a difundir el conocimiento generado, sino
también las nociones de significado del resto como recurso y los principios más apropiados
para su conservación y preservación.
Consideraciones finales
Los restos arqueológicos son una de las evidencias más importante de nuestro
pasado, son recursos que adecuadamente administrados nos permitirán encontrar las
fuentes de nuestra herencia cultural y conforman, por lazos de afinidad espacial, nuestro
patrimonio.
Los restos arqueológicos son bienes, pues conforman los elementos materiales
cargados de significado, y son recursos en tanto que adecuadamente administrados ofrecen
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un retorno a la sociedad. Los restos arqueológicos son parte constitutiva de una sociedad,
ya que hacen a la cultura de los pueblos y constituyen parte del patrimonio heredado.
Los recursos culturales no se entienden fuera del marco natural y en ese marco
deben ser abordados, ambos son nuestro patrimonio y su preservación afirmará la
responsabilidad de toda la sociedad actual para con las generaciones futuras.
Los impactos que tienen lugar en la Costa Norte de Santa Cruz plantean la
necesidad de realizar trabajos de investigación y actividades de rescate. Asimismo, es
necesario planificar obras de diagnóstico del potencial cultural y natural mediante trabajos
interdisciplinarios de especialistas; implementar políticas de gestión a nivel provincial y
municipal; difundir la información de manera formal e informal; adecuar los museos como
repositorios para la conservación y difusión; promover programas turísticos con personal
capacitado.
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permitirá desarrollar estrategias que compatibilicen intereses nacionales y federales, en
beneficio de los actuales pobladores de la costa patagónica.
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