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Ensayo final: el sexo y el espanto. Pascal Quignard.

“El sexo está ligado al espanto”

Presentado por: Diana Carolina Rivera Hidalgo.

Se trata de un ensayo acerca de la función del falo en la Roma imperial, alejándonos de las
orgías y las perversiones que habitualmente creemos que tuvieron lugar en el Imperio
romano, cuando decimos espanto nos referimos a "el espanto" de la esterilidad, de la
impotencia, de la pérdida representada por la eyaculación y vivida bajo la forma de una
extrema tristeza.

El libro intenta explicarnos el enorme cambio que se produjo en la sexualidad de la antigua


Roma desde una cierta tradición alegre griega, y que cambió a partir del emperador
Augusto y que luego aprovechó el cristianismo para erigir su moral; que podemos decir
cuando hablamos de moral y de sexo al tiempo, hablamos de miedo; En los orígenes del
cristianismo el sexo no tenía mayor importancia, todo se resumía en amar al prójimo y
prepararse, con la fe y el arrepentimiento, para la llegada del Juicio Final; un solo apóstol
plantea el cuerpo como algo sucio, el apóstol pablo, pero no tuvo mayor trascendencia al
principio sobretodo en el imperio romano; cuando Augusto estuvo en el poder de roma fue
entonces que la moral empezó a girar alrededor del sexo, de la aversión por los placeres
carnales y del menosprecio por las mujeres (salvo la Virgen pura) idea propia del
cristianismo.

Según el autor la sexualidad romana hasta entonces no se encontraba ensombrecida por el


pecado o la culpa, Quignard nos cuenta que "En Roma el puritanismo nunca atañe a la
sexualidad, sino a la virilidad” es decir que nunca le afecta o llega a tocar de algún como a
la sexualidad más por el contrario si a las características propias de un varón como lo
pueden ser la energía, el valor, la entereza, etc. Ser pasivo era el pecado y la vergüenza más
grande tanto como el adulterio de una matrona, pero era totalmente legal y bien visto
practicar la homosexualidad siendo el activo, un ciudadano podía hacer lo que deseara con
una mujer no casada, una concubina, un liberto o un siervo. No había sentimentalismo, el
matrimonio era un pacto para la procreación, por esa razón existe esa dicotomía coexistía el
sexo más brutal con un escrupuloso rigor moral.

“El esclavo no podía sodomizar a su amo. La norma era que los patricios sodomizaran a sus
esclavos”, escribe Quignard, lo que en la práctica implicaba la violación como norma, la
sexualidad romana era el de la dominación del “dominus” (señor) sobre el prójimo que es
inferior a él.

Por eso “el poder” es el problema masculino más grande, el espanto que producía el sexo
giraba en torno a la potencia y a la impotencia, la segunda intentada evadir a toda costa, se
evitaba todo lo que no ayudara a mantener el falo erecto como el cansancio, la rutina y el
hastío, estas son algunas de las costumbres en Roma de esa época, pero de donde viene
realmente el espanto, planteado como el miedo y la moral que crea prejuicios desde donde
todo empezó a cambiar, el autor dice que las antiguas tradiciones no fueron útiles para un
tiempo nuevo, donde antiguos emperadores como Tiberio y Nerón practicaban una
sexualidad pervertida que fraqueo limites, hasta el mismo límite de la vida, donde se
llegaba a correr el riesgo de morir en el intento, el autor plantea esto como “La sexualidad
romana no fue reprimida por la voluntad de un emperador ni por una religión ni por las
leyes. La sexualidad romana se reprimió a sí misma” .

“El cuerpo se sintió desnudo ante la mirada ajena, para luego asustarse ante la mirada de
Dios y terminar asustado ante su propia mirada” Esta frase que señala Quignard, nos habla
de lo que vivimos en esta época que a pesar de ser tan liberal, nos sigue asustando esas
"miradas", donde aunque se puede hacer, solo lo hacemos escondido y no de cualquier
mirada, de una mirada que nos produce miedo, vergüenza y culpa, por el placer, por el
sexo, por la desnudez de nuestro propio cuerpo, es la mirada que impulsa el deseo y busca
lo que se esconde detrás de la apariencia. Esta clase de mirada, y de la que ya no se pueden
apartar los ojos, es una de las claves del erotismo, pero en este tiempo llevo a todos los
romanos a abandonar sus tradiciones nacionales, su valor guerrero, su historia y sus dioses,
lo que los llevo a convertirse en monolatras y antropomórficos.
Lo más impactante del libro es como la moral permea de una manera tan total una cultura
donde no estaba "satanizado" el sexo, donde las reglas eran más bien jerárquicas no
morales del disfrute del sexo, más bien de la sexualidad de la persona, como se sobrepone
el pudor del cuerpo, en la morfología misma; La moral es uno de los límites a esa
sexualidad, somos las propias personas las que se autocritican y reprimen su sexualidad. La
sexualidad es libre; quiere decir que hay múltiples formas de disfrutar, en la actualidad
sabemos que existen muchas formas que varían de cultura en cultura de vivir y de
experimentar el sexo, pero la religión católico-cristiana que es la predomínate en todo el
mundo es la principal causa de eso que ahora llamamos moral sexual que claramente tiene
una notable crisis de credibilidad.

“El amor es eso: la vida secreta, la vida alejada y sagrada, la vida apartada de la
sociedad”

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